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Caso Práctico – curso Compliance

Martí Vilà Valls

Girona, 17 de julio de 2017

1- Será competente para la instrucción de la causa el Juez de Instrucción del partido en que el
delito se hubiere cometido, art. 14.2 LECrim, y para el conocimiento y fallo de la causa que nos
ocupa Juez de lo penal de la circunscripción donde el delito fue cometido, art. 14.3 LECrim.

2- En el proceso penal español para garantizar una mayor imparcialidad en la decisión que
tiene que tomar el Tribunal, en la fase del Juicio Oral la acusación viene de parte del Ministerio
Fiscal, sometido al principio de legalidad. Pero el Ministerio Fiscal no tiene el monopolio del
ejercicio de la acusación penal sino que la LECrim contempla la Acusación Particular, que tiene
dos manifestaciones, la acusación popular, cuando el querellante no es el ofendido por el
delito, y la acusación privada, cuando el querellante es el ofendido por el delito.

En consecuencia, no es necesario que Diego se persone ante el Juzgado de Instrucción e inste


la iniciación del proceso. El perjudicado por el delito puede denunciar los hechos, y también
puede personarse en el proceso como acusación privada, pero si no lo hace, el Juzgado de
Instrucción procederá de oficio a investigar los hechos y a averiguar sus posibles autores y en
todo caso, el Ministerio Fiscal intervendrá en el proceso para realizar la correspondiente
acusación.

3- Una de la notas esenciales del principio acusatorio es el desdoblamiento de la función


instructora i de la función decisora. Por tanto no le corresponde al Juzgado de instrucción la
labor de enjuiciar y decidir. Para las penas menos graves, delitos de hasta cinco años de cárcel,
se encomienda al Juez de lo Penal del lugar donde aconteció el delito.

4- La existencia de la denuncia sirve para iniciar la Instrucción, la investigación de los hechos,


dirigida a comprobar y a determinar quién es el presunto autor, etc. Pero si no se ejerce la
acusación, por parte del Ministerio Fiscal, o en este caso de la Acusación particular, no se
puede proceder a su enjuiciamiento. En respuesta podemos decir pues, que la obligación de
formular acusación recae en el Ministerio Fiscal, Acusación Pública, y que el perjudicado puede
personarse y formular acusación, en ese caso estamos hablando de Acusación Particular.

5- Tiene que haber una congruencia a la hora de dictar sentencia, la vinculación que ha de
existir entre la pretensión penal ejercitada por las acusaciones y la sentencia que ha de dictar el
órgano encargado del enjuiciamiento y fallo del asunto. Es necesaria una correlación de hechos
y una correlación jurídica.

En la primera pregunta se interesa por si puede condenar, el órgano encargado de juzgar, por
un delito distinto del que fue objeto de acusación, eso es, hurto en vez de robo con fuerza en
las cosas, sin que por ello se vulnere el principio de congruencia. Podemos decir que el Tribunal
sí que puede condenar por hurto, ya que subsiste la vinculación del Tribunal a la
fundamentación jurídica, cosa que conlleva a respetar el hecho punible, y a no condenar por
delito distinto que conlleve un cambio del bien jurídico protegido. En este caso los delitos de
hurto y de robo con fuerza en las cosas son homogéneos, puesto que el bien jurídico protegido
es el mismo, eso es, la propiedad ajena, y lo que hace el Tribunal es condenar por un delito
más benévolo, menos grave, que el que fue objeto de acusación, y además a una pena inferior
a la solicitada, aunque por ello no se conculcaría en este caso el deber de congruencia.

En la segunda pregunta se interesa por una pena superior. La respuesta tiene que ser que no. El
Tribunal no puede condenar por un hecho distinto del que fue objeto la acusación, dado que
ha de producirse una correlación entre el fallo y la pretensión, en este caso referida al hecho
punible, como consecuencia del derecho de defensa y del derecho al conocimiento previo de la
acusación. Sería una condena por unos hechos de los que no se ha podido defender el acusado
debido a que son distintos de los que fue acusado.

6- No se puede estimar por parte del Tribunal que conozca el recurso que la pena adecuada es
la que solicitó en el juicio el Ministerio Fiscal. La congruencia penal es aplicable también a la
segunda instancia, cuando la causa es conocida por vía de recurso ante un Tribunal superior de
aquel que conoció del Juicio en primera instancia, siendo de aplicación la prohibición de la
reformatio in peius. En segunda instancia no se puede gravar más a un apelante de lo que ja lo
estaba por la sentencia recurrida, excepto que se impugne la sentencia recurrida o se adhiera a
la apelación ya iniciada.

No se puede aprovechar el recurso para condenar a los acusados en el sentido que les
perjudique más ya que el único recurso es el interpuesto por los acusados, y estos pretenden
que se rebaje la pena, que les sea más favorable. El Ministerio Fiscal no ha recurrido la
sentencia.

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