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El Comportamiento Social Comienza Con el

Pensamiento Social
Publicado originalmente por Autism Asperger's Digest
Magazine y Traducido por: Maria Estefania Millan

El siguiente artículo ha sido traducido con la intención de captar el


significado original deseado. Al leerlo, por favor tenga en cuenta que en
la traducción muchas veces es difícil captar la sutileza del significado
deseado. Sin embargo, esperamos que la mayoría de los conceptos sean
fieles al original.

Nuestros amigos son las personas que nos hacen sentir bien con nosotros
mismos. A pesar de que ésta es una simple verdad, crear esas amistades
es un proceso complejo, especialmente para individuos con Trastrono del
Espectro Autista (TEA), con sus enormes dificultades de aprendizaje
social.

Otra verdad, recogida a lo largo de años de trabajar con individuos con


TEA de alto funcionamiento y de discutir con ellos sus deseos sociales,
es que todas las personas dentro del espectro autista desean que los otros
sean amigables con ellos. Desean la amistad y no les gusta tener
enemigos. No son diferentes a las personas de desarrollo típico en su
deseo de crear y mantener relaciones saludables. La diferencia radica en
la habilidad de su cerebro para manejar la sutileza para mantener
relaciones amigables.

Los niños y adultos con TEA tienen dificultades para interpretar los
mensajes sociales pensados por de los otros. Generalmente envian
señales equivocadas a los demás acerca de sus propias intenciones
sociales. Hasta los alumnos con Síndrome de Asperger no se dan cuenta
de la percepción que los otros tienen de ellos, y los mensajes
equivocados que sus acciones sociales emiten. Ellos pueden ser
incapaces de reconocer que los demás piensan que son hoscos y que no
les interesa hacerse amigos, ya que ellos no logran iniciar o responder a
un saludo social.

Nuestra tarea, como padres y educadores, es fragmentar estos conceptos


complejos en pasos concretos y comprensibles.

Para comenzar, hablamos acerca de cómo y dónde está involucrado el


pensamiento social. Los pacientes (incluyendo adultos) suelen responder
que el pensamiento social se usa solamente cuando se está involucrado
en una interacción social, como estar con amigos, jugar un juego, etc.
Suele costar bastante trabajo que nuestros pacientes comiencen a
entender que el pensamiento social está activo en todo momento en el
cual se comparte un espacio con otros, aún cuando no se está en directa
comunicación con ellos. ¿Cuántos de nosotros corremos el carrito del
supermecado cuando hay otra persona avanzando por la góndola? Eso es
pensar socialmente.

El pensamiento social está activo no sólo cuando estamos en compañia


de otra persona, sino también en todo momento en el cual estamos
pensando acerca de otra persona. Cuando estamos solos, ¿no solemos
analizar interacciones sociales pasadas, pensando si la otra persona
percibió nuestras acciones de la manera que queríamos? Le mandamos
un correo electrónico o llamamos a la persona para aclarar el mensaje o
pedirle disculpas cuando nos damos cuenta que fuimos mal interpretados,
o que actuamos mal. ¡Ahí el pensamiento social está trabajando!

El pensamiento social domina el tiempo de pensamiento de todo el día.


Usamos el pensamiento social antes, durante y despues de un encuentro
social. El pensamiento social nos ayuda a determinar cómo modelar
nuestro comportamiento para que los demás tengan buenos pensamientos
acerca de nosotros. Si nuestro objetivo es ayudar a nuestros pacientes a
convertirse en mejores pensadores sociales, enseñarles sólo una habilidad
social no es suficiente. También debemos enseñarles que los demás
también tienen su propia mente y su propia forma de pensar socialmete.

¿Cómo? Una estrategia útil con pacientes de primaria y avanzados es


usar Los Cuatro Pasos de la Toma de Perspectiva. Estos pasos ayudan a
los pacientes a reconocer y considerar hasta qué punto pensamos acerca
de los otros y ajustamos nuestro comportamiento aún en la ausencia de
comunicación intencional. Nos involucramos en estos cuatro pasos en
cualquier interaccion social:

Paso 1: En cuanto dos personas comparten un mismo espacio, ambas


tienen un pensamiento acerca del otro. Yo tengo un pensamiento acerca
de vos, vos tenés un pensamiento acerca de mí.

Paso 2: Considero las intenciones y motivos de la otra persona. Si me


resultan sospechosas, voy a monitorear a la persona más en detalle. La
otra persona también va a pensar acerca de mis intenciones y motivos.

Paso 3: Cada persona va a considerar lo que la otra persona puede estar


pensando acerca de él. ¿Es positivo, negativo o neutral? ¿Existe una
historia entre nosotros en función de la cual evalúo estos pensamientos?

Paso 4: Monitoreo y posiblemente modifico mi comportamiento para


lograr que la otra persona piense de mi como yo quiero que piense de mi.
Los demás están haciendo lo mismo conmigo.
Estos cuatro pasos ocurren durante milisegundos y de forma intuitiva,
por debajo de nuestra conciencia inmediata. Los primeros tres pasos
involucran el pensamiento social, solo en el cuarto paso está involucrado
el comportamiento.

En nuestras discusiones con pacientes les señalamos que este proceso


está basado en el supuesto básico de que todos queremos que las demás
personas tengan pensamientos positivos acerca de nosotros, aunque
nuestro encuentro sea breve. Dentro de esta hipótesis se incluye lo
contrario: no queremos que las otras personas tengan pensamientos
negativos acerca de nosotros. Si a nuestros pacientes dentro del espectro
autista les puede resultar difícil el simple hecho de percibir que los
demás tienen pensamientos diferentes, mucho más introducir el concepto
que todos tenemos pensamientos positivos y negativos acerca de los
otros. La mayoría de los pacientes con TEA nunca se cuestionan que
ellos también tienen pensamientos negativos acerca de otras personas.

Además, muchos de nuestros pacientes no toman en cuenta el papel que


los recuerdos sociales tienen en la interaccion diaria. Todos tenemos
recuerdos socio-emocionales de las personas basados en lo que pensamos
de ellos a lo largo del tiempo. Aquellas personas cuyas acciones generan
pensamientos “normales” a “buenos” en las mentes de los demás, tienen
mayor probabilidad de ser considerados amistosos y hacerse amigos, que
aquellos que generan pensamientos negativos (o incómodos) en las
mentes de los demás. Cuando enseñamos el pensamiento social, no sólo
ayudamos a nuestros alumnos a darse cuenta que tienen que asumir
responsabilidad por su comportamiento a lo largo del tiempo, sino
también por los recuerdos sociales que la gente tiene con relación a ellos.
La razón por la cual yo puedo llamar a un amigo o compañero de trabajo
para disculparme por la interpretación que puede haber hecho de mis
acciones, es para generar mejores recuerdos sociales acerca de mí en su
cerebro.
Los Cuatro Pasos de la Toma de Perspectiva están en juego en todo
momento en el cual compartimos el espacio con otros, y son un requisito
para el funcionamiento en el aula de cualquiera de nuestros alumnos.
Una regla oculta en el ámbito del aula es que todos los alumnos y
maestras se unen en un pensamiento social compartido acerca del otro en
el aula, y que cada alumno es responsable de monitorear y ajustar su
comportamiento con respecto al mismo. Un alumno que no es eficiente
en estos cuatro pasos suele presentar problemas de conducta.

Los pacientes con dificultades en el aprendizaje social tienen que


aprender cognitivamente lo que nosotros hacemos en forma intuitiva y
natural. Para ayudarlos a comprender la toma de perspectiva, ponemos
gran énfasis en enseñarles lecciones referidas a estos cuatro pasos. Para
tomar plena conciencia de esto, te invito a pasar todo el día observando
tus propios pensamientos sociales y cómo impactan en tus acciones en la
presencia de otros. Tu propio pensamiento social puede ser una guía para
enseñar a tus pacientes con TEA. Los terapeutas suelen notar que estos
pacientes se interesan mucho por sus propios pensamientos y por los de
los demás una vez que descomponemos el proceso en componentes que
podemos observar, de los cuales podemos hablar y relacionar con nuestra
propia vida personal.

Para fomentar el pensamiento social en nuestros pacientes y niños con


TEA que funcionan en el extremo más alto del espectro (aquellos con
inteligencia verbal promedio o superior), es crucial que no sólo les
enseñemos a “comportarse” y a “usar habilidades sociales apropiadas”,
sino enseñarles que el comportamiento social se basa primero en el
pensamiento social.

En la próxima columna abrodaremos un concepto relacionado, los 4


Pasos de la Comunicación.

Puedes encontrar más información acerca de cómo enseñar el


pensamiento social en los libros de Michelle Thinking About You
Thinking About Me, 2nd Edition (2007) and Think Social! A Social
Thinking Curriculum for School aged Students, 2nd printing (2005).

Traducido por: Maria Estefania Millan


Equipo Socializarte.
socializarte09@gmail.com
www.socializartegrupos.com.ar

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