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Ahora bien, tú planteas que solamente tienes obsesiones (rumiaciones), es decir, no existen
ritos externos. El tratamiento de este tipo de trastornos presenta peculiaridades, algunas de
las cuales se comentan a continuación:
En el caso anterior la rumiación coincide con el estímulo que origina el miedo; pero no en
todos los casos es así. Por ejemplo, un paciente en proceso de separación tenía un
pensamiento obsesivo de querer volver con su mujer, cosa que no solamente no deseaba
realmente, sino que además era imposible. En este caso el temor lo originaban las
consecuencias sociales de la separación, pues vivía en un ambiente muy tradicional. Pensar
que quería volver con su mujer era el rito, una forma de intentar paliar la ansiedad que le
causaba el rechazo social que se avecinaba. El estímulo ante el que tenía que perder la
ansiedad era este rechazo social. El tratamiento consistió en la exposición al estímulo temido,
el rechazo de las personas allegadas y la prevención de respuesta: pensar que realmente no
podía volver con su mujer. En consecuencia es fundamental determinar cual es el estímulo que
origina el problema, a veces no es tan evidente como puede parecer. El pensamiento obsesivo
puede ser fuente directa del problema o puede ser parte del rito.
A veces existen compulsiones que no son explícitas. Un ejemplo, una paciente tenía el
pensamiento obsesivo de que por su culpa había ocurrido un accidente de tráfico y había
muerto una persona. Estaba diagnosticada como obsesiva sin compulsiones; pero analizando
con detalle sus conductas se descubrió que durante la obsesión realizaba un pequeño rito
elevando ligeramente los dedos del pie derecho. Dejar los dedos en su sitio suprimiendo ese
pequeño rito ayudaba a la paciente a no realizar sus pensamientos rituales durante la
exposición.
Otro problema que tienen los pacientes con pensamientos obsesivos es la toma de decisiones.
los procesos cognitivos que intervienen en la toma de decisiones pueden estar distorsionados.
Por mencionar dos casos concretos:
Un paciente acude a consulta porque no puede decidir hacer nada. Realizando el análisis
funcional se comprueba que cuando tenía que tomar una decisión entre dos alternativas,
finalizando el proceso de evaluación, imaginaba lo más beneficioso para él en la parte alta de
su campo de visión y lo que evaluaba como menos interesante lo imaginaba en la parte
inferior. De esta forma resumía e integraba los distintos aspectos que valoraba en cada
alternativa. En un momento dado pensó que este método no lo utilizaba nadie y que si lo hacía
él era porque estaba loco y lo intentó suprimir. Desde entonces tenía grandes dificultades para
integrar los aspectos parciales de la evaluación. El tratamiento consistió solamente en indicarle
que recuperara su método y lo considerara normal.
En otro caso el paciente intentaba tomar la decisión eligiendo la alternativa en la que más
posibilidades tenía de dejar de sentir ansiedad o sentirse mejor. Sin embargo, cualquier
decisión que tomase le dejaba con la duda de si podría haber tomado otra con la que se
sintiera mejor, con lo que se sentía ansioso y mal. En consecuencia llegó a la situación de no
poder tomar ninguna decisión. En este caso el paciente mejoró en el momento en que fue
capaz de cambiar su criterio de decisión y aceptar como normal sentir ansiedad y malestar y
decidir en función de otros parámetros. Para ello la aceptación de sensaciones fue un arma
magnífica en el proceso (es un ejercicio del "Curso Terapéutico de Aceptación I y II".
Podemos ver unos párrafos del "Curso Terapéutico de Aceptación I y II" que explican este
proceso:
En nuestro comportamiento cotidiano, las sensaciones nos pueden servir para determinar si el
resultado de nuestras acciones es bueno o malo. Lo hacemos tanto con los resultados reales
como con los que nos imaginamos que vamos a obtener. Muchas veces sentimos que aquello
no nos gusta, no sabemos exactamente la razón. Muy frecuentemente utilizamos solo estas
sensaciones, que incluyen la impresión global que nos evoca la situación, para valorar los
resultados, tanto previstos, como obtenidos. Esta evaluación se hace de forma automática, es
decir, sin un pensamiento consciente, guiándonos en exclusiva por las sensaciones que han
aparecido ante el resultado, ya sea previsto o real. Cuando planificamos, esta forma de valorar
el resultado consiste en imaginar la situación final y sentir la sensación que se produce
(Sugiura, 2003).
Un modelo que explica la perseverancia en la tarea que se da en algunas patologías, como el
trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno obsesivo compulsivo, es el que sostiene que
en esta fase del proceso de toma de decisiones se considera el estado de ánimo que se alcanza
como el elemento fundamental para saber si el objetivo de la tarea ha sido alcanzado (Martin y
Davies, 1998; Martin, Ward, Achee y Wyer, 1993; Davey, Field y Startup, 2003). Si hace que
desaparezca la sensación inicial que inquietaba, es que el curso de acción elegido es adecuado;
si no desaparece, el curso elegido no es el mejor y hay que volver a intentarlo. Los que tienen
un trastorno obsesivo compulsivo realizan un ritual que les deja momentáneamente más
tranquilos; pero si no les deja del todo, siguen realizándolo. Saben que han cerrado la puerta;
pero si la ansiedad persiste, la vuelven a cerrar hasta que la sensación de ansiedad se reduce lo
suficiente: cerrar la puerta está bien hecho si la sensación que nos produce es la adecuada.
Conclusión
¿Existen terapias alternativas de probada eficacia para erradicar estos trastornos obsesivos,
aparte de la cognitivo - conductual?
¿Puede ser la sugestión hipnótica una posible cura a mi trastorno, por ser algo que subyace en
my subconsciente y no aflora? Creo que haces dos preguntas en una.
Por una parte si la hipnosis es efectiva. La hipnosis tiene un gran atractivo para cualquier
tratamiento: todo queda en manos del hipnotizador que "obliga" al sujeto a hacer lo que es
correcto. En mi opinión, y por desgracia, la única eficacia que ha demostrado la hipnosis es
como herramienta auxiliar de otros tratamientos. Por ejemplo, como alternativa a la relajación
o como técnica eficaz para exponer al sujeto a imágenes y pensamientos. Tampoco se ha
demostrado que sea algo más o diferente de una sugestión.
Por otra parte sugieres que tu problema sea debido a algo que subyace en tu inconsciente y no
aflora. Aunque así fuera, es preciso enfrentar y resolver la ansiedad que subyace en el
trastorno obsesivo para solucionarlo. Creo que todos los psicólogos estamos de acuerdo en
que solamente por el hecho de conocer de donde vienen los problemas no se resuelven y en la
orientación cognitivo conductual se piensa que no siempre es preciso conocer el origen
histórico de un trastorno para poder resolverlo, este es el caso del trastorno obsesivo
compulsivo.
Como te decía supongo que habrá razones para que te hayan tratado con Desensibilización
Sistemática; pero si esta falla, como parece que ocurre, te puedes plantear la siguiente
pregunta