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¿COMO ES UNA ESCUELA FINLANDESA?

Cuando encontré el artículo “Un día en la escuela de Strömber”, escrito para Virtual
Finland por la periodista Salla Kopela, quedé absolutamente perplejo y a la vez encantado.
Había escuchado mil veces que “las propuestas de los Movimientos de Renovación
Pedagógica eran un discurso utópico e irrealizable, que llevaba al desastre cuando se
intentaba poner en práctica, como demostraban los resultados de la LOGSE”. Pero allí
estaba. En el relato sobre aquella escuela tipo finlandesa me parecía estar releyendo uno
de esos libros en los que Celestín Freinet describe la actividad en sus cooperativas de
enseñanza (Freinet, 1956).
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Lo que se muestra en el artículo no es una escuela excepcional dentro del sistema
finlandés, si no un centro educativo modelo, cuyo funcionamiento da las claves de su
éxito. Un escenario en el que los diferentes actores son al tiempo autores de su propia
obra: “La rectora, Päivi Ristolainen-Husu, participó desde el principio tanto en la
elaboración de los planes de estudios como en el diseño de un edificio al servicio del
moderno concepto de enseñanza…las instalaciones fueron diseñadas para trabajar en
talleres y para apoyar la autogestión del alumnado”(Elina Bicsak, 2006)
El colegio es concebido y diseñado como un entorno que propicia el aprendizaje como
descubrimiento dentro de un proceso de acción permanente: “Además de las aulas
normales, en la escuela hay talleres de prensa, de artesanías, de música, de expresión y de
ciencias naturales y educación medioambiental, gimnasio y biblioteca. Entre sus
peculiaridades se cuentan un pequeño jardín de invierno, mullidos sofás para leer y mesas
de ajedrez”. La actividad escolar desconoce la figura de “clase magistral” que impera de
manera casi absoluta en nuestros colegios: “Algunos grupos están en clase en sus propias
salas, estudiando por ejemplo lengua o matemáticas. Para esas lecciones planean en
conjunto con los maestros los objetivos semanales y eligen las tareas que luego realizan a
su propio ritmo. Otros están en los talleres aprendiendo por la práctica y la acción. Cada
grupo pasa una semana corrida en el taller de prensa haciendo la revista de su clase”. Los
libros de texto que aquí tutelan la labor del maestro y castran la capacidad investigadora
de los niños, tienen poca cabida en un sistema como este: “Los niños emplean bastante
poco los libros de texto, pero en cambio sus mochilas están llenas de cuadernos, en los que
recogen información y hacen sus tareas. En las clases nadie está sentado empollando: los
alumnos circulan por el aula buscando datos, solicitando consejos al maestro, trabajando
con sus compañeros, de vez en cuando descansando en un sofá”. La disciplina no está
basada en la represión y el autoritarismo, sino en la autoridad que se ha ganado el
profesor con su labor diaria: “La atmósfera de la clase es activa, pero sin embargo el
maestro lo tiene todo bajo control; los docentes tienen autoridad, por lo que pocas veces
necesitan recurrir a métodos autoritarios” (Elina Bicsak, 2006).
La escuela y la vida van de la mano. Aquí se forman preparándose para el aprendizaje que
van a seguir llevando a cabo durante toda su existencia. Cada actividad que llevan a cabo
es una materia didáctica plena de contenidos: “…desde el primer curso los alumnos
participan en la gestión de los asuntos comunes de la escuela. Se van turnando por grupos
para ocuparse de las plantas, la biblioteca, la recolección de papel, el reciclaje, el compost,
el patio y el acuario, para ayudar en la cocina y en el aula de Castores, y cuidan del
inquilino del taller de medio ambiente, la tortuga Persa. La educación laboral no está a
cargo de los maestros sino de los restantes adultos de la escuela, es decir el personal de
limpieza, de cocina, el bedel, la secretaria y la asistente. En la escuela la responsabilidad
por la educación está equitativamente distribuida entre todos, y se procura evitar las
jerarquías innecesarias”. Se trata de una escuela abierta al mundo, en la que todos
aprenden y todos enseñan: “Se trabaja en grupos integrados: en cada grupo hay alumnos
de dos cursos distintos. Las diferencias de nivel entre niños de la misma edad pueden ser
bastante grandes, pero cuando en el aula hay alumnos de distintas edades, las mismas
parecen más naturales y dan lugar a menos comparaciones”
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“…los padres son siempre bienvenidos en las clases, y sus capacidades se aprovechan en
los talleres y en la enseñanza vespertina” (Elina Bicsak, 2006).
Los finlandeses no tuvieron ningún complejo cultural nacional al definir la fuente de
inspiración de su reforma educativa: “La escuela aplica los ideales del pedagogo francés
Celestin Freinet, que destacan el aprendizaje mediante la acción y el espíritu de
comunidad. La rectora Ristolainen-Husu asegura que tanto los programas nacionales
como los del municipio siguen la visión de Freinet” (Elina Bicsak, 2006).

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