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[De Isidora de

Aransis a Isidora
Rufete]
[Caracterización y evolución del personaje]

CARMEN HERNÁNDEZ MÁRMOL


NIU: 1332365
ASIGNATURA: Introducción a la literatura española II
PROFESOR: José Ramón López
CURSO ACADEMICO: 2013-2014
De Isidora de Aransis a Isidora Rufete

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ________________________________________________ PÁG. 2

EVOLUCIÓN DEL PERSONAJE EN LA NOVELA ______________________ PÁG. 2

ISIDORA Y LA IMAGINACIÓN _____________________________________ PÁG. 7

LA DE RUFETE FRENTE A OTRA GALDOSIANA _____________________ PÁG. 9

CONLUSIONES ________________________________________________ PÁG. 12

BIBLIOGRAFÍA ________________________________________________ PÁG. 13

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De Isidora de Aransis a Isidora Rufete

INTRODUCCIÓN

Benito Pérez Galdós se consolidó como uno de los novelistas más importantes en la
España del siglo XIX introduciendo nuevas maneras de narrar en comparación con lo
que era tradición. Gracias a sus viajes y sus traducciones de obras que estaban en auge
fuera del país, adquirió nuevos conocimientos literarios y quiso plasmarlos en sus obras
rompiendo así con todos los esquemas y creando, más tarde, una corriente a la que le
seguirían escritores tales como Leopoldo Alas “Clarín”. Sus novelas tendían a basarse
en el realismo pero con La desheredada se llega a las primeras pinceladas de inserción
del movimiento naturalista en el país, años después de que llegara a otros países de
Europa como es el caso de Francia e Inglaterra.

En la obra de la cual se va a tratar, aunque no se considere del todo perteneciente al


movimiento naturalista, hay distintas señales que denotan que ya empieza a intuirse el
cambio en la manera de narrar del autor y por consiguiente el cambio en el país y los
escritores posteriores que le siguieron. Se puede apreciar que a banda de la búsqueda de
la realidad, que también se comparte con el movimiento realista, hay una voluntad de
criticar la sociedad y para ello hace uso del determinismo fisiológico y del medio.
También se ha de tener en cuenta la búsqueda del narrador no personal, por lo tanto se
descubren nuevas formas de expresar los sentimientos y pensamientos de los personajes
de la obra con monólogos interiores o con dramatización en los capítulos.

Teniendo como base la obra La desheredada se va a concretar más en el personaje de


Isidora Rufete con su evolución a lo largo de la novela, comparando la primera con la
segunda parte. A continuación se hablará del tipo de imaginación que se puede apreciar
en el personaje durante toda la obra y más adelante se la comparará con Rosalía de
Bringas, otra de las mujeres galdosianas y que, al menos en opinión personal, tiene
mucho parecido con la protagonista de la obra a comentar.

EVOLUCIÓN DEL PERSONAJE EN LA NOVELA

Según Douglass Rogers (1979) Galdós se caracteriza por tener un estilo de obras en las
cuales se deja de lado la importancia y la complicación del argumento principal para dar

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De Isidora de Aransis a Isidora Rufete

mayor interés en todo lo vinculado a las relaciones humanas entre los personajes y su
comportamiento.

El argumento en sí de la historia de La desheredada sigue la idea anterior y no tiene


demasiada complicación. En esencia se basa en que Isidora Rufete se cree descendiente
de la familia de los Marqueses de Aransis y quiere demostrar su herencia al mundo. Este
es el hilo principal y es lo que guía a la protagonista a llevar a cabo sus acciones de una
determinada manera las cuales acabaran desembocando situaciones con diferentes
personajes secundarios viéndose así las correctas o incorrectas relaciones entre ellos.
Según Adolfo Sotelo Vázquez (1991), conocido estudioso del siglo XIX, Isidora
simplemente se trata de alguien quien lucha por subsistir día a día en busca de pan y con
pretensiones de nobleza. A nivel personal no estoy totalmente de acuerdo con esa idea
ya que el término “búsqueda de pan” implica, en mi opinión, trabajo duro para la
manutención de los que viven con ella. Las pretensiones de poder y de nobleza le hacen
olvidar que ha de tener alimentos y prefiere seguir endeudándose que no centrarse en la
realidad que está viviendo.

Conforme a las ideas que se exponen en el libro La jerarquía femenina de la obra de


Galdós de la autora Daria J. Montero-Paulson (1988) Isidora Rufete pertenece al grupo
de las mujeres galdosianas denominadas “Quijote”. Tiene la opinión que es el personaje
femenino más desarrollado del grupo que lo compone y, tal y como se ha explicado
anteriormente, es la puerta de entrada al movimiento naturalista con elementos
determinantes del medio tales como la falta de educación de Mariano y de su hermana.
Esta carencia educativa llevará sobre todo a Mariano a cometer determinadas acciones
negativas que en principio con una buena educación y clase no hubiese cometido.
Obviando los elementos determinantes del medio, esta obra también contiene factores
del determinismo fisiológico como la conexión de locura y demencia entre Isidora y su
padre, quien acaba muriendo al principio de la novela en un conocido manicomio de
Leganés.

Es una de los personajes femeninos que tiene más pasión en la imaginación aunque esto
no es algo que venga de una manera natural. La de Rufete es un personaje que vive una
vida lejos de la realidad que la rodea y quien se cree nieta natural de la Marquesa de
Aransis a causa de una farsa que creó su padre falsificando documentos. Se la ha
adoctrinado con esta idea durante toda su vida por boca de su tío el canónigo que la

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De Isidora de Aransis a Isidora Rufete

mantenía y el cual se creía la mentira que había tramado el padre de esta. Isidora al igual
que su hermano Mariano ha tenido muy poca educación, pero es cierto que ella sí se ha
mostrado algo más interesada en la clase alta y en recibir algo de enseñanza y
formación, supuestamente por la cuestión de sus presuntos orígenes y además lleva toda
la vida leyendo el tipo de novelas denominadas folletinescas. Este es un punto
importante ya que es uno de los elementos por los cuales se la compara con Don
Quijote, en relación a la locura de este a causa de los libros de caballerías.

La protagonista tiene la obsesión de reclamación del título y de la herencia por parte de


la casa de Aransis, algo que ella al contrario que los demás, ve completamente natural y
legítimo y por ello vive en un mundo que está dividido entre lo real y lo imaginario.
Siguiendo de nuevo con las ideas de Daria J. Montero-Paulson (1988) hay tres maneras
de ver al personaje a lo largo de la novela, la Isidora que se imagina llena de riquezas,
rodeada de lujos y amando solo a un solo hombre que sea igual en su escala social, la
Isidora que ven los demás a la que ven como una víctima más de la denominada “locura
crematística” o lo que vulgarmente conocemos como “quiero y no puedo” y por último
la Isidora del autor, la cual acaba siendo la más completa ya que el autor la puede
definir desde todos los ángulos y la conoce mejor que nadie.

Como visión personal considero que a lo largo de la novela hay una evolución del
personaje, la cual está determinada por tres puntos concretos. Primeramente nos
encontramos a la que denomino “Isidora de Aransis”. Aunque el personaje
definitivamente no pertenezca a la noble familia eso no afecta a que ella no se lo crea,
incluso después de haber hablado con su presunta abuela, ella se comporta de una
manera completamente irracional ya que se cree algo que no es y no vive su situación
real causándose así la dependencia a la familia Relimpio y cada día más y más deudas
por comprar caprichos totalmente innecesarios, aunque para ella no lo sean. Más
adelante, ya en la segunda parte y con la presencia del hijo que ha tenido con Joaquín
Pez que no ha sido reconocido por él, ve que está sola y empieza a pensar que durante
unos años, que será lo que se extienda el pleito para conseguir sus derechos, puede
trabajar y no derrochar. Su intención, igual que la de José Relimpio, es la de
administrarse bien, algo en que los dos están completamente de acuerdo pero que no
acaban cumpliendo ya que no sabe comportarse de otra manera que no sea igual a la que
se ha comportado toda su vida. Finalmente, el cambio a mi parecer más radical, es el
que determina el final de la novela. El momento en que el abogado aparece en la cárcel

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De Isidora de Aransis a Isidora Rufete

y le da a entender que los documentos que acreditan que tiene ascendencia noble están
adulterados y que por ello la han acusado de falsificación es el momento justo cuando
vuelve de nuevo a la realidad, donde supuestamente nunca ha estado. Se siente como
alguien normal, alguien que se ha creído algo que nunca va a llegar a ser y
posteriormente tiene ideas relacionadas con el anarquismo. Expresa su frustración
cuando no entiende como algunos se ven rodeados de lujos desde que nacen hasta que
mueren y otros, entre los que se incluye, están atrapados en la carencia de por vida.
Posteriormente se entrega a la prostitución teniendo un nuevo suicidio social cuando la
novela acaba.

En relación al pensamiento y las acciones del personaje es importante decir que durante
toda la novela hay una evolución también en sus relaciones sentimentales. En un primer
lugar se le relaciona con Augusto Miquis, un buen amigo de la infancia y sale con él en
diferentes ocasiones haciendo caso omiso de las proposiciones del chico declinando la
idea del matrimonio siempre ya que tiene otros objetivos de vital importancia. A la vez
que sale esporádicamente con Miquis también espera ansiosamente la visita de Joaquín
Pez, el cual proviene de una familia con muchos recursos y que tiene muchos contactos
con el funcionariado de Madrid. Con él incluso llega a tener un hijo, no reconocido
legalmente por él. Pero ante la imposibilidad de la vida en común de los dos personajes,
ya que él no resulta ser lo que ella espera, empieza a verse con Sánchez-Botín, un
político con estirpe y casado. Este hombre resulta ser muy rico y cuando está con él no
tiene ningún problema económico pero a la vez también es muy rudo y la quiere tener
controlada en todo momento, algo que ella no está dispuesta a consentir. Al mismo
tiempo que se ve con este político, quien es la razón de su estabilidad económica, sigue
viéndose en ocasiones con Pez, aunque solo y cuando él necesita que ella le preste
dinero o algún favor. Ella accede en muchas ocasiones hasta que Joaquín le pide que
vaya con ella a Cuba ya que piensa irse a hacer fortuna allí y ella declina la proposición:
la vida que puede tener cuando el pleito le determine que es hija de Virginia Aransis es
más importante que no la vida que puede tener con él. Posteriormente, él vuelve rico y
de la mano de otra mujer y no se acuerda en ningún momento de quien le ayudó.

Hay teorías que comparan el amor que siente Isidora Rufete por Joaquín Pez que el
amor que siente Fortunata por Juan Santa Cruz y de acuerdo con las ideas de Daria J.
Montero-Paulson (1988), pienso que no se trata del mismo tipo de amor. Isidora cree
que es el hombre perfecto para ella, rico, con clase, con contactos y entra perfectamente

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De Isidora de Aransis a Isidora Rufete

en el contexto de la vida imaginaria que vive. Pienso que su verdadero amor siempre va
a ser el ansia por conseguir ganar el pleito, es una de las razones por las que decide
rechazarlo todo, incluida la misma realidad. Fortunata quiere Juan Santa Cruz por
encima de todo y no hay nada que pueda poner por delante de él a diferencia de Isidora
que en un principio se enamora más del lujo que rodea al chico que no por su persona.

Más adelante tiene relaciones con Juan Bou un anarquista de Barcelona que es dueño de
una imprenta donde colocará a Mariano. Aquí podemos ver el primer descenso de la
clase de relación amorosa, pasa de un señorito a un obrero, propietario de una imprenta
pero un obrero al fin y al cabo. Rechaza en incontables ocasiones al catalán, incluso
cuando Miquis le dice que tiene que dejar de lado las ensoñaciones y vivir la realidad
casándose con Bou, ya que es la mejor oferta que tiene. Finalmente, coincidiendo con la
salida de la cárcel, acaba teniendo relaciones con un proxeneta que la maltrata tanto
psicológica como físicamente y que hace que vuelva a la realidad tras haber visto que
no era quien deseaba ser.

Hay que tener en cuenta también el comportamiento y la manera de hablar que tiene
durante toda la obra si se sigue la evolución que se ha explicado anteriormente
comparando las dos partes. Se puede apreciar que al final de la segunda, teniendo la
influencia del proxeneta maltratador al lado y el sentimiento de infravaloración por no
ser quien había pensado durante toda su vida, viendo por los suelos el esfuerzo
económico de los abogados, deja de lado completamente la clase y la educación que ha
recibido comportándose y hablando de manera bruta y blasfemando sin parar.

La idea anterior es la que da título al trabajo ya que, a nivel personal, considero que al
menos en la mente de la protagonista empieza siendo Isidora de Aransis para
convertirse en algo más bajo que Isidora Rufete, pero Rufete en definitiva.

Volviendo al tema de la sencilla comparación con Fortunata y relacionándola con la


idea de rechazo a la opinión de Isidora que expresaba Adolfo Sotelo Vázquez (1991) la
protagonista tiene más amantes y no solo Pez y la necesidad que tiene Isidora es la del
lujo mientras que Fortunata solo quiere sobrevivir.

Daria J. Montero-Paulson (1988) expone también que hay teorías que expresan que el
desenlace de Isidora en La desheredada tiene que ver con el comportamiento negativo
que ha tenido durante toda su vida, se podría decir que es una especie de castigo.

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Personalmente creo que es un personaje adoctrinado con una mentira que aunque tenga
un comportamiento no acorde con la realidad que vive, prefiere seguir teniendo
esperanza para salir del mundo en que se encuentra. Se puede ver en esta caso que no es
solo una opinión individualista si no que Isidora Rufete es una plasmación de la
sociedad Española del siglo XIX y que vemos en ella el comportamiento generalizado
de la mayoría del país, siendo esta una de las marcas del naturalismo que promovió
Galdós en su momento.

ISIDORA Y LA IMAGINACIÓN

Hablar del movimiento denominado Realismo es hablar de la búsqueda de la realidad,


como su nombre indica y para lograrlo se busca la creación de imágenes. Se tiende a
pensar que hay una voluntad de estimulación al lector por parte del autor al transmitir
una imagen ya que se crean dos niveles narrativos, el real que sigue la línea de los
hechos y el imaginario (Arroyo Díez, 2013).

De acuerdo con las ideas que se exponen en El imaginario visual de Benito Pérez
Galdós de Cristina Arroyo Díez hay dos tipos de imágenes. Por un lado existen las
denominadas miméticas, las cuales nos transmiten ideas que se perciben por los sentidos
y las analógicas, que representan lo abstracto y que provienen del interior de la mente
del personaje. Es una narración que nos transmite las ideas interiores del personaje sin
ser él mismo quien las expone, acercándose a la práctica del narrador impersonal. Este
último grupo es muy importante ya que constituye una de las bases del Naturalismo y es
uno de los factores a destacar para poder decir de la obra La desheredada es una de las
que abre el camino hacia dicho movimiento.

La narrativa de Galdós está llena de personajes que se inclinan demasiado a la


imaginación e Isidora es el claro ejemplo de ello ya que vive más en su mente que en la
realidad. Asimismo, se ha de decir que aunque Galdós fuese pionero en algunas
prácticas no lo fue en la creación de personajes representados de esta misma manera,
Cervantes ya creó en su día escenas de este tipo. El estudio sobre La desheredada tiene
muy en cuenta las similitudes que existen entre Isidora Rufete y Alonso Quijada o
Quijano, aunque plantean que no hay una semejanza completa. Ella reproduce en su
mente lo que le gustaría llegar a ser o lo que piensa que tiene que tener por justicia y por

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De Isidora de Aransis a Isidora Rufete

herencia natural. Tiene claro que vive en la miseria más absoluta y que en ocasiones se
ve obligada a desprenderse de sus más valiosas posesiones para reclamar sus derechos.
Por otro lado él no entiende la diferencia entre realidad e imaginación, vive una ilusión
transformada en realidad y está convencido de que es un verdadero caballero andante
(Arroyo Díez, 2013).

Siguiendo las ideas que se exponen en El imaginario visual de Benito Pérez Galdós,
hay una clasificación de la manera de transmitir la imaginación. Por un lado se ha de
hablar de los sueños y por lo tanto también de los insomnios o de los momentos de
duermevela. Los insomnios aportan una visión del mundo y de los verdaderos
pensamientos o sentimientos de los personajes. Durante la espera para la conciliación
del sueño nocturno suelen magnificarse esos pensamientos teniendo dimensiones
diferentes y suele ser en ese mismo momento donde se encuentran diferentes puntos de
vista en las situaciones vividas con normalidad (Arroyo Díez, 2013). En el caso
concreto de Isidora Rufete se puede ver que en sus vigilias se anticipa a las conclusiones
de las situaciones viéndose en ellas de forma exitosa, cuando la realidad no acaba
siendo de esa manera. Durante toda la novela ella va creando su versión de los hechos
antes de que sucedan y en el momento de su resolución ocurren de manera
completamente contraria. Un ejemplo de esto es cuando se entrevista con su supuesta
abuela, la Marquesa de Aransis, y ella le explica que las probabilidades de que Isidora y
Mariano puedan ser sus nietos son mínimas ya que su verdadera nieta murió y su nieto
está viviendo con ella. Isidora había programado un encuentro melodramático en el que
se reconocían la una a la otra y en el que se le reconocían a ella todos sus derechos y
todos sus problemas desaparecían. En el insomnio anterior a ese día ella pretende
dormir pero la necesidad del cambio de vida que ella cree que ha de tener por derecho y
la no llegada de este cambio le impide el sueño.

Dejando de banda los insomnios, por otro lado, están los denominados sueños. Para
Galdós, el mundo de los sueños es un acercamiento a los pensamientos y sentimientos
más profundos del personaje, un lugar donde la represión queda a un lado (Arroyo Díez,
2013). En La desheredada, la protagonista se siente perseguida por pesadillas donde el
tema principal es su acceso a la clase alta. Los sueños que tiene con su hijo mientras
está en la cárcel reflejan el profundo malestar que está viviendo en la vida real. Hay uno
en concreto en el que se encuentra a Riquín vestido de militar el cual acaba pegándole
un tiro, matándola. Este sueño aunque es sencillo y fácil de entender, es algo difícil de

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integrar en la psicología del personaje, puede constituir una liberación para toda la
angustia que padece al ser acusada de falseamiento de documentos (Arroyo Díez, 2013).

Cuando se habla de las imágenes de fantasía se concreta en el empleo de la palabra para


definir la capacidad del ser humano de crear dichas imágenes. Este tipo de fantasía
puede ser motivo de represión y de complejo para la persona o personaje que las tiene
ya que pueden tener relación con las carencias de su vida real. En el caso de Isidora
Rufete esta fantasía es una evasión de la realidad. Tal y como se ha dicho anteriormente
proyecta imágenes anticipándose a los acontecimientos y no siempre acertando en las
conclusiones finales. Es un ejemplo claro de satisfacción mental por las carencias de su
vida real. Vive dos vidas distintas, la imaginativa tiene más poder sobre ellas que la
misma realidad siendo una de esas las razones de su comportamiento y de los hechos
que le suceden al final y de mayoritariamente todas sus deudas. Esta fantasía es una
muestra de inseguridad y crea en su mente cien visiones distintas de lo que podría
suceder, siempre dando un resultado positivo para ella. Nunca plantea una resolución
del conflicto negativa donde su abuela duda de si es o no su nieta, cosa que acaba
sucediendo al final (Arroyo Díez, 2013).

Finalmente están los recuerdos. Un ejemplo en la obra a comentar es Mariano, el


hermano de Isidora. Cuando comete, el crimen siendo aún un niño, huye para no ser
capturado por la policía y por la mayoría del pueblo que viene en su busca. Una vez está
acorralado intenta encontrar algún tipo de satisfacción en los recuerdos de su infancia,
aunque no consigue hallar más que ideas confusas (Arroyo Díez, 2013). Isidora también
es un ejemplo de este último punto ya que en las pocas ocasiones donde se contempla la
posibilidad de que ella no pudiese ser una noble, se remonta a los momentos y
conversaciones con su tío el canónigo el cual estaba completamente convencido de ello
y en esos recuerdos encuentra la forma de volver a creer en la realidad de su fantasía.

LA DE RUFETE FRENTE A OTRA GALDOSIANA

Tal y como se ha dicho anteriormente, Galdós nos dejó la herencia de una literatura la
cual fue pionera en el uso de una nueva forma de narrar y para una mayor sensación de
realidad es posible encontrar personajes, familiares de esos personajes o comentarios
referentes a ellos en otras obras de las cuales no son protagonistas. Con esto, además,

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buscaba en ocasiones el cierre total de la historia que había abierto. Rosalía de Bringas
es un ejemplo claro de esta práctica.

La primera vez que sabemos de ella es en la novela Tormento y se nos presenta como
una mujer influenciada por la sociedad que la rodea. Desea por todos los medios una
clase social más alta y no se detendrá ante nada para conseguirlo. Es una mujer que está
condicionada a las decisiones económicas de su ahorrador marido, el cual no quiere
pertenecer a la clase de gente que se endeuda por un trozo de tela, aunque en esta obra
no se habla de demasiados detalles. Transmite una negatividad en la historia ya que no
puede soportar ver como una persona a la que ella ha mantenido alcanza más clase
social que su persona y es esta la razón de su mal comportamiento frente a Amparo
Emperador.

El personaje de Rosalía de Bringas tenía demasiada potencia y el escritor canario


decidió darle una continuación a la historia para que se supiera el destino que le
deparaba, dándole un rol principal y mostrando detalles para que se pudieran justificar
las acciones cometidas anteriormente en la posterior obra La de Bringas. Durante esas
páginas Rosalía es capaz de venderse a cualquiera por la búsqueda del éxito y del lujo y
pasa de ser una madre decente y una buena esposa a mentir y omitir hechos a su marido,
quien se ha quedado ciego intentando hacer un cuadro de pelo. Desciende moralmente
hasta convertirse en una adúltera y se ve humillada cuando tiene que pedir dinero
prestado a Refugio Emperador, quien es poseedora de una dudosa reputación, para
poder hacer frente a los gastos que le ha conllevado la denominada “locura
crematística” al no estar condicionada por la administración de su marido a
consecuencia de haberse quedado sin vista tras el accidente. Cae tan bajo que se ve
obligada a engañar a su marido ciego poniendo en la caja de caudales papeles sobados y
untados con algo de grasa para que simularan dinero de verdad a la hora de la
inspección del invidente. Lejos de los pensamientos de crimen que emergen en su mente
una vez conseguido el dinero y tras haber sido engañada por su amante, cambia su
comportamiento y se vuelve más fría y experta con ganas de salir del círculo de gente
rica y de clase alta a la que siempre ha querido pertenecer. Una vez la revolución de
1868 les ha arrebatado su protección social y cuando su marido queda arruinado
entiende que la única salida de la familia es ella misma y aprende la lección (Rogers,
1979). Siguiendo con la idea de Daria J. Montero-Paulson (1988), Rosalía pertenece al

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grupo de “La locura crematística”, el cual simboliza el aspecto negativo de la sociedad


española decimonónica.

En este caso La de Bringas es uno de los personajes que más podría parecerse al de
Isidora Rufete, aunque hay ciertos matices que marcan una diferencia entre ellas. Las
dos tienen un objetivo y son buscadoras de lujo, no obstante Isidora nunca pierde de
vista el objetivo principal, el pleito contra la casa de Aransis. Es cierto que con Joaquín
Pez, como anteriormente se ha citado, pierde un poco el norte en un par de ocasiones
incluso llegando a dejarle dinero cuando su padre deja de mantenerle económicamente,
pero cuando él le pide que le acompañe a Cuba ella no accede ya que cumplir su sueño
es mucho más importante que todo lo bueno que pudiera pasarle con él. Por otro lado,
no está casada y por lo tanto no es un modelo a seguir. No es buena esposa, ni siquiera
cuando su situación económica es buena ya que engaña a Sánchez-Botín con Joaquín y
tampoco es buena madre porque pone por delante de todo la importancia del pleito,
incluyendo la alimentación de su propio hijo.

Es interesante ver el seguimiento de las dos mujeres en sus respectivas obras y ver que
en muchas ocasiones coinciden de parecer y cometen prácticamente los mismos errores,
aunque no del todo iguales. Además, los dos personajes tienen una continuación,
aunque Rosalía lo hace con un libro entero dedicado a ella. El escritor quiso que el
lector interesado en los personajes aparecidos en Tormento y en La desheredada
tuviesen una información sobre cómo había acabado o si había habido alguna clase de
perdón para alguna de ellas.

Isidora, en su caso, aparece en la novela Torquemada en la hoguera y lo hace de la


mano de un pintor, el cual está enfermo, en la más absoluta pobreza. Parece ser que hay
una especie de perdón en el personaje y Galdós quiere dar a entender que al final y
después de todo hay un final noble para ella.

Por su parte Rosalía de Bringas no tiene un final tan digno. Tal y como se ha hablado en
párrafos anteriores, es despojada de la seguridad económica del palacio Real con la
revolución de 1868, pero parece que tiene una especie de sanación de la locura por la
apariencia. Llega a entender que la familia depende de ella y de nadie más y se ve
obligada a dejar muy atrás el comportamiento cursi y las relaciones con la gente con
poder (Montero-Paulson, 1988).

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CONCLUSIONES

A modo de conclusión y teniendo en cuenta los apartados anteriores referentes a la obra


La desheredada de Benito Pérez Galdós, es conveniente decir que es una de las obras
donde se puede apreciar una primera presencia del Naturalismo en España, aunque
existan diferentes teorías al respecto y no se haya acabado de catalogar en este mismo
movimiento.

Concretando con Isidora Rufete, el personaje principal de la obra a tratar, se observa


una evolución en el comportamiento y en la sucesión de los hechos durante toda la obra.
Principalmente ella vive por y para encontrar la manera de hablar con la Marquesa de
Aransis y exponerle sus argumentos para conseguir así su herencia natural y una vez
que su presunta abuela descarta toda posibilidad, ubica por encima de todo el pleito con
que el pretende salirse con la suya hasta que obviamente la tachan de farsante. Durante
todo este proceso ella tiene un comportamiento diferente en cada ocasión, cada vez más
degradante si se compara con el personaje que se muestra al principio, acabando
comportándose como cualquier otra mujer del Madrid decimonónico, siendo abusada
por un proxeneta maltratador. Este es un punto importante ya que la sucesión de
relaciones amorosas que mantiene la chica aprecia el mismo grado que el de
acontecimientos y se puede evaluar una evolución negativa en los hombres con los que
se ve.

Si se tiene en cuenta el elemento de la imaginación, puede verse que Isidora Rufete es


uno de los personajes galdosianos que más se inclina hacia ella y no solamente tiene una
inclinación si no que rechaza su realidad y vive en una imaginación constante, pensando
en el futuro a corto o a largo plazo y anticipándose a los acontecimientos en su mente
teniendo así múltiples versiones de los hechos que pueden suceder. No obstante es
importante concretar que la versión de los hechos que ella imagina siempre es positiva
para ella.

Finalmente se puede ver una relación entre el comportamiento de Isidora con el de


Rosalía de Bringas. Los dos personajes tienen ansias de poder, tantas que son capaces
de poner en segundo plano su vida cotidiana y la de su propia familia para poder escalar
en la sociedad y en este caso en las dos ocasiones hay una secuela en diferentes libros,
en el caso de Rosalía con mucho más protagonismo, donde se puede determinar que
finalmente los dos personajes han aprendido de sus errores y en su vida, aunque no se

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hayan alcanzado las pretensiones de poder establecidas en las apariciones anteriores,


tiene cabida el perdón y la razón.

BIBLIOGRAFÍA

ARROYO DÍEZ, Cristina (2013): El imaginario visual de Benito Pérez Galdós,


Valladolid: Universidad de Valladolid.

MONTERO-PAULSON, Daria (1988): La jerarquía femenina en la obra de Galdós,


Madrid: Editorial Pliegos.

PÉREZ GALDÓS, Benito (2000): La desheredada, ed. Crítica de Germán Gullón,


Madrid: Cátedra.

ROGERS, Douglass (1979): Benito Pérez Galdós. El escritor y la crítica, Madrid:


Taurus.

SOTELO VÁZQUEZ, Adolfo (1991): Galdós, novelista, Barcelona: Universitas.

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