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TRABAJO FINAL: CAUSAS Y CONSECUENCIAS


DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO Y SU EFECTO
SOBRE LA SALUD. MENTAL
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ÍNDICE:

INTRODUCCIÓN.………………………………………………………………3

OBJETIVO GENERAL.…………………………………………………………4

OBJETIVO ESPECIFICO………………………………………………..…………………4

MARCO TEÓRICO………………………………………………………………………….5

CONCLUSIÓN……………………………………………………………………….………8

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………..9.
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Introducción:

EL tema de la violencia doméstica ya sea física, psicológica, agresión verbal o el abuso sexual. es un
importante problema de salud pública tanto por su frecuencia como por sus consecuencias para la
salud de las mujeres, sus hijas e hijos.

La violencia doméstica es inaceptable. No solo se ha hemos demostrado que estas lesiones no son sólo
físicas, también pueden ser psicológicas, ya que aumentan el riesgo de depresión y los síntomas
psicóticos.

Des hace tiempo los femenicidios ocupan la primera plana de los periódicos, a pesar que se ha
legislado para endurecer con leyes más duras para los homicidas pero siguen produciéndose
fallecimientos debidos a esta causa y comprobamos con asombro que se producen, salvo en la infancia,
a cualquier edad.

No es desde luego éste el primer estudio que muestra los devastadores efectos de la violencia de
género sobre la salud mental de las mujeres. Otro trabajo publicado en «The Journal of the American
Medical Association» (JAMA) indicaba que las personas que sufren violencia de género tienen una
mayor incidencia de la ansiedad o de sufrir trastornos por uso de sustancias. El estudio del JAMA,
realizado sobre una muestra de casi 4.500 mujeres, señalaba que aquellas que habían sufrido violencia
de género, como violación, asalto sexual o violencia doméstica, tenían una mayor prevalencia de
trastornos mentales, disfunción y discapacidad.

Después del matrimonio, el riesgo mayor de violencia para la mujer sigue habitando en su propio
hogar, donde su esposo y, a veces la familia política, puede agredirla, violarla o matarla. Cuando la
mujer queda embarazada, envejece o padece discapacidad mental o física, es más vulnerable al ataque.
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Objetivo General:

-Lograr que las víctimas de violencia domestica logren identificar las señales de un agresor para que se
oriente con personal capacitado y denunciarlo a tiempo antes las autoridades.
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Objetivos específicos:

--Desarrollar programas de orientación y ayuda para las mujeres maltratadas.

--Que los agresores busquen ayudas psicológicas para cambiar su comportamiento.

--Que las mujeres maltratadas sean cada vez más consciente de que su vida esta juego mientras más
tiempo tardan en tomar acciones correctivas.
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Marco teórico:

La violencia física Las consecuencias de la violencia para la salud pueden ser inmediatas y agudas,
duraderas y crónicas o mortales. Las investigaciones sistemáticamente encuentran que cuanto más
grave es el maltrato, mayores son sus repercusiones sobre la salud física y mental de las mujeres.
Además, las consecuencias negativas para la salud pueden persistir mucho tiempo después de que haya
cesado el maltrato.

La violencia verbal: la violencia verbal va acompañada siempre de otro tipo de violencia; una
manipulación, implicaciones en la mujer, incluye amenazas, humillaciones, exigencias de obediencia,
intentar convencer a la victima de que ella es culpable de cualquier problema, insultos, control de las
salidas de casa, humillaciones en público, descalificación constante de la mujer, retener el dinero, etc.

Sexual se producen siempre que se imponga a la mujer una relación sexual contra su voluntad. Las
mujeres víctimas de violencia sexual presentan tasas mayores de problemas ginecológicos que otras
mujeres, por ejemplo infecciones vaginales, dolor durante las relaciones sexuales, dolor pélvico
crónico o infecciones de las vías urinarias. Por ejemplo, en investigaciones basadas en la republica
dominicana población se encontró que las mujeres víctimas de violencia por parte de una pareja tenían
un riesgo de padecer problemas ginecológicos tres veces superior al de las no maltratadas
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Las mujeres víctimas de violencia infligida por las parejas o de relaciones sexuales forzadas por
cualquier agresor parecen correr un riesgo mayor de embarazos no intencionales o no deseados que las
mujeres sin antecedentes de abuso, tanto a corto plazo como en el transcurso de su vida reproductiva.

Las mujeres que sufren violencia infligida por sus parejas tienen más necesidades de salud y solicitan
servicios de salud con mayor frecuencia que la población en general; su utilización de estos servicios
crece a medida que aumentan la frecuencia y la gravedad de la violencia. Un estudio amplio realizado
en descubrió que la utilización de los servicios de salud era más alta entre las mujeres involucradas en
relaciones de maltrato continuo.

En cambio, es menos probable que las mujeres víctimas de violencia de pareja busquen servicios de
atención preventiva, como mamogramas, exámenes para medir colesterol y presión arterial y pruebas
de detección de cáncer. Esto tiene implicaciones claras para la salud general de las mujeres víctimas de
violencia y también para los costos sanitarios ya que la prevención es generalmente más eficaz en
función de los costos que el tratamiento Partiendo del punto de que, en la actualidad, la mayor parte de
la sociedad ha situado a víctima y maltratador/a, en sus correspondientes lugares, todavía tenemos
como asignatura pendiente dar un segundo paso: entender que abandonar una situación de malos tratos
continuados no es una tarea tan sencilla como pueda parecer a simple vista.

Es necesario advertir que la violencia doméstica y de género, no es una situación que se produzca de
manera fortuita, ni aislada, sin causas ni consecuencias. Por consiguiente, no basta con el deseo de la
persona de no ser maltratada o la voluntad de escapar de ella. Al paso dado por la sociedad de
deslegitimar este tipo de violencia, se ha de sumar la compresión a la pregunta que nos hacemos
cuando apoyamos a una persona y sin embargo, no es capaz de liberarse de esta situación, esto es, ¿por
qué se soportan los malos tratos? Este es un punto de inflexión para reflexionar sobre las causas que la
producen y como afectan a la capacidad de respuesta de quien la sufre.

En general la violencia ha sido legitimada por nuestra sociedad como respuesta a la resolución de
ciertos conflictos. Dependiendo de las generaciones, en mayor o menor medida, se nos ha socializado
con valores de permisividad hacia ella, como por ejemplo, su utilización dentro del seno de una familia
claramente jerarquizada.

Además la cultura, de manera contundente en ocasiones y otras de forma más sibilina, ha dejado claro
cuál es el espacio que deben ocupar las mujeres y los hombres, situándolos dentro de los roles de
masculinidad y feminidad. Cuál es el lugar que ocupa dentro de la jerarquía cada uno y la autorización
de utilizar métodos violentos para imponerse y relacionarse, dependiendo del escalafón que ocupemos
dentro de esa jerarquía.
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Causas:

-Haber vivido una infancia y adolescencia dentro de una familia donde se insultaban y el padre era
agresivo.

-por alcoholismo y drogadicción.

-Temas económicos.

-Infidelidades.

Consecuencias físicas:

-Consecuencias físicas.

-Homicidios.

-Dolor de espalda o pelvis.

-Trastornos ginecológicos.

-Enfermedades de transmisión sexual.

-Afecciones cardiacas o circulatorias,

-La salud reproductiva de las mujeres también puede verse afectada por la violencia.

Efecto sobre la salud mental:

Depresión

Ansiedad

Trastornos del sueño

Trastorno por estrés postraumático

Trastornos de la conducta alimentaria

Intento de suicidio

Abuso de alcohol, drogas y psicofármacos


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CONSECUENCIAS EN LA SALUD DE LAS HIJAS E HIJOS

Riesgo de alteración de su desarrollo integral

Sentimientos de amenaza

Dificultades de aprendizaje y socialización

Adopción de comportamientos de sumisión o violencia con sus compañeros y compañeras

Mayor frecuencia de enfermedades psicosomáticas

Con frecuencia son víctimas de maltrato por parte del padre

Violencia transgeneracional con alta tolerancia a situaciones de violencia

La violencia puede también afectar a otras personas dependientes de la mujer y que convivan con ella.

Sus efectos son catastróficos. Los ataques repetidos con humillaciones, desprecios y descalificaciones
acaban destruyendo la autoestima de estas mujeres aunque no haya violencia física, haciendo que se
sientan culpables y avergonzadas, por lo que le cuesta hablar de su problema con otras personas. En
estas mujeres son frecuentes la depresión y la ansiedad, pero también la dificultad para concentrarse,
las alteraciones del sueño, la pérdida de memoria, la irritabilidad, el desinterés por lo que ocurre a su
alrededor y la excesiva tristeza. Incluso algunas mujeres que sufre violencia crónica llegan a
suicidarse.

INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA CON EL AGRESOR

La rehabilitación del agresor no sólo es posible en muchos casos, sino necesaria para poder romper el
ciclo de la violencia -ya sea física o psicológica- y evitar su reincidencia. El éxito de la rehabilitación
se basa en dos puntos: que el maltratador tenga conciencia de serlo y que tenga una motivación para
cambiar. El programa, según explica el propio catedrático, nació tras varios años de prestar asistencia a
mujeres maltratadas y comprobar que muchas de ellas seguían conviviendo con su agresor y que
además no tenían ninguna intención de abandonarle.

Tratar a los agresores e intentar que abandonaran sus conductas violentas era una manera más de
ayudar a las mujeres que sufrían malos tratos. Pero las terapias resultan igualmente necesarias cuando
la víctima se separa y se aleja de su agresor, e incluso cuando éste cumple condena en la cárcel. Los
expertos tienen claro que cuando una persona ya ha establecido relaciones violentas con una pareja
vuelve a repetirlas con otra, ya que lo repite porque obtiene un claro beneficio: la sumisión de la mujer.
Estos programas se topan, sin embargo, con el rechazo de sectores que defienden la necesidad de que
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los escasos medios públicos que existen para combatir la violencia doméstica se inviertan en asistir a
las víctimas. Pero hay algo en lo que sí coinciden tanto los partidarios como los detractores de los
tratamientos de rehabilitación: que las terapias no deben sustituir a las penas de cárcel.

Las terapias -para empezar, 15 o 20 sesiones a lo largo de 4 meses, con una periodicidad semanal-
abordan los estereotipos de la superioridad masculina, roles sexuales, control de los impulsos, los
celos… Se persigue que el agresor tome conciencia que cuando degrada a su pareja se degrada a él
mismo, y de que abandonar las conductas violentas es beneficioso para los dos.

Lo que es más difícil de controlar es el maltrato psicológico, que puede continuar aun después de haber
cesado la violencia física. Las perspectivas actuales se centran en la aplicación de un tratamiento
individual cognitivo-conductual, ajustado a las necesidades específicas de cada persona, intercalado
con sesiones grupales de hombres violentos, en el marco global de un programa de violencia familiar y
con un tratamiento psicofarmacológico de control de la conducta violenta, a modo de apoyo
complementario, en algunos casos de sujetos especialmente impulsivos o con trastornos del estado de
ánimo.

El programa terapéutico debe ser prolongado (al menos, de 4 meses) y con unos controles de
seguimiento regular y próximo que cubran un período de 1 o 2 años. Las sesiones grupales, que
pueden estar dirigidas por terapeutas junto con algún ex-maltratador que actúe como modelo, tienen
como objetivo neutralizar los mecanismos habituales de negación, minimización y atribución causal
externa de las conductas violentas.

Se trata asimismo de generar conciencia del problema y de ayudar a asumir la responsabilidad del
mismo, así como de hacer ver que el cambio es posible y de desarrollar estrategias de afrontamiento
efectivas para abordar las dificultades cotidianas. De este modo, expresar la necesidad del cambio -
asumida como decisión propia y no como resultado de las presiones externas - e interrumpir la cadena
de la violencia son los objetivos fundamentales de estos grupos terapéuticos y el requisito
imprescindible para abordar otras metas de mayor alcance. Por este motivo, un tratamiento integral del
maltrato doméstico debe incluir la atención psicológica del agresor.
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Conclusión:

Después de vistas las distintas perspectivas y diferentes enfoques que intentan averiguar las causas más
probables o al menos más comunes de la violencia de género, si algo nos queda claro es que no existe
una sola causa que determine la violencia del hombre contra la mujer, sino que lo más probable es que
se trate de un conjunto de factores que se interrelacionan en cada individuo de una manera diferente,
generando así distintas conductas de maltrato.

Además, al no ser causa única ninguna de las vistas, influye también en la intervención terapéutica
para con el agresor, pudiendo llevarse a cabo diferentes técnicas psicológicas para la prevención de
este " mal" en un futuro, y posible rehabilitación y evitación de recaídas siempre pensando en las
víctimas, que al fin y al cabo son quienes sufren los efectos directos por parte de estos casos de
violencia, que en nuestros días por desgracia, se están convirtiendo en algo casi cotidiano; y por lo
tanto cada vez es mayor la urgencia de solucionar este problema abordándolo desde todos los campos
posibles, siendo siempre insuficientes todas las estrategias que se están llevando a cabo, tanto en la
atención a las víctimas, la rehabilitación y prevención de recaídas del maltratador, como en una falta
de control, por parte de la sociedad, de estas situaciones.
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Bibliografía:

http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=1160

http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=23950&Itemid=

Echeburúa, E. y Fernández-Montalvo, J. (1997). Tratamiento cognitivo-conductual de hombres


violentos en el hogar: un estudio piloto. Análisis y Modificación de Conducta, 23, 355-384.

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