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Recensiones

crático y democracia socialista. El autor miento local”. No es posible no estar de


(M. C.), siempre en su discreto sotto voce acuerdo con esta melancólica reflexión
crítico, admite que “una cierta ambigüe- después de haber seguido atentamente
dad última en Dewey, junta a la falta de la admirable exposición del pensa-
un programa claro de acción política” (p. miento de J. Dewey que el autor (M. C.)
73), y recurre a la evasiva denominación ha realizado.
“democracia participativa” (que no es de
Dewey) para caracterizar sus ideas en la José MONTOYA
cuestión.
La sección V aborda las cuestiones
quizá más actuales acerca del problema
de la organización política: de modo es- K. POLANYI, La esencia del fascismo, se-
pecial las referentes al pluralismo y al guido de Nuestra obsoleta mentalidad de
nacionalismo. Mientras es claro que mercado, traducción y estudio introduc-
Dewey se distancia del nacionalismo torio de César Ruiz Sanjuán, Madrid, Es-
“homogéneo” (el de Blut-und-Boden), colar y Mayo, 2013.
no resulta, en mi opinión, manifiesto
cómo su defensa del nacionalismo “he- Los editores Escolar y Mayo propo-
terogéneo” (el que apoya la unidad de la nen al público castellanoparlante la lec-
visión moral y espiritual del grupo) tura del célebre filósofo e historiador
pueda conciliarse con la comunidad uni- Karl Polanyi, principalmente conocido
versal integrada, que para Dewey cons- por su obra La gran transformación
tituye el ideal social. (1944). Sus estudios versaron siempre
En la conclusión, el autor (M. C.) acerca de la denominada sociedad mo-
arrima la problemática social que preo- derna en términos de Marx, por lo que
cupaba a Dewey a principios del siglo dedicó sus teorías al capitalismo impe-
XX (de modo especial en The Public rante y al análisis de las distintas ideolo-
and its Problems) a la actual, “una si- gías que lo arroparon: el liberalismo
tuación de depresión económica, des- clásico y, tras la crisis de principios del
igualdad social y debilidad política ante siglo XX, el intervencionismo y los fas-
la fuerza irracional y antisocial de las cismos, objeto que nos ocupa en esta pu-
fuerzas financieras” (M. C.) y sostiene blicación.
la vigencia del pensamiento de Dewey La esencia del fascismo, obra publi-
“en casi todos los aspectos” en la nueva cada en 1935, puede ser tomada como
situación. Admite, sin embargo, con una propuesta para repensar las alianzas
discreta prudencia, que Dewey “dio teóricas que toman, cada una por sepa-
pocas pistas sobre cómo transformar la rado, dos líneas de pensamiento político
gran sociedad anónima y disgregada en opuestas: la democracia y el capitalismo,
la Gran Comunidad de diálogo cre- que según Polanyi no pueden darse si-
ciente a partir del modelo de reconoci- multáneamente en una misma sociedad.

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La democracia, dirá, está estrechamente supuesto, en un sentido alejado del cató-


vinculada al socialismo, mientras que el lico– una revisión sesgada de la filoso-
capitalismo se halla entreverado con el fía hegeliana, que reclama la importancia
nacional-socialismo, a pesar de la pro- de la idea de espíritu objetivo, pero sin
pia autodesignación de éste, que no se la dialéctica y, por tanto, sin volver la
liga a lo social, sino al capital. Aten- mirada de nuevo a los individuos que
diendo a los rasgos distintivos de sendos forman las sociedades, es decir, reducido
posicionamientos político-teóricos, la a un “totalitarismo estático” que elimina
tesis fundamental y quizás sorprendente toda posibilidad de libertad. Y, por otra
para algún lector de esta obra será que la parte, estudiará cómo Ludwig Klages
esencia del socialismo está en el fondo optará por una relectura de Nietzsche
constituida precisamente por los valores que prescinda de la categoría de Über-
del cristianismo, si bien su autor se hace mensch, quedándose en un mero vita-
cargo de que la Iglesia o el cristianismo lismo biologicista que niega toda
organizado no debe identificarse necesa- conciencia racional personal, pues para
riamente con aquéllos. Por consiguiente, él toda ética –incluso la del ultrahombre–
mantendrá que si lo que el fascismo intoxica la vida misma. De esta manera,
busca es “transformar la estructura de la cada uno en su línea abogará por un anti-
sociedad de tal manera que se excluya individualismo en que los sujetos serán
para siempre la posibilidad del desarro- únicamente productores que se relacio-
llo hacia el socialismo” (p. 44), deberá nen unos con otros a través de la totali-
acabar también con su raíz religiosa cris- dad, esto es, el mercado1. Y aunque
tiana. Sin embargo, quien aún se halle parecen perspectivas distintas, en reali-
perplejo no podrá más que preguntar: dad son los dos polos de la misma ideo-
¿no era la religión el opio del pueblo? logía reaccionaria que pretende: en el
¿En qué medida puede establecerse una primer caso, la vuelta a una vida incons-
semejanza entre la religión cristiana y el ciente y animal; en el segundo caso, el
socialismo? fin de la historia de una sociedad que
La argumentación de Karl Polanyi haya absorbido a sus individuos; esto es,
ha de ser remitida a su lectura de los ide- en los dos casos, una imposibilidad de
ólogos del fascismo, pues es justamente cambio y de revolución, dada la reivin-
a partir de sus obras y conceptos de dicación de una regresión infinita de lo
donde extrae la esencia de dicha ideolo- mismo, sin basarse en la realidad con-
gía. Encontrará que, por una parte, Oth- creta, sino sólo en ideas legitimadoras de
mar Spann realizará mediante su un sistema opresor, puesto que para ellos
peculiar concepto de universalismo –por “el socialismo es el heredero del indivi-

1
Ser humano es en este universo lo mismo que citadísimo concepto de homo œconomicus, que
ser productor y nada más que eso: he aquí el sin embargo no aparece aún en este escrito.

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dualismo”2, ese “individualismo de los permitirá, así, al nacionalsocialismo


evangelios” que proclama la “igualdad aliarse ideológicamente con un capita-
de los individuos como individuos” (pp. lismo que “afirma tanto la desigualdad
48 y 49), y dado que la garantía institu- de los individuos como la desigualdad de
cional de vinculación entre uno y otro es las naciones” (p. 74), al tiempo que pre-
la democracia, ésta deberá desaparecer tende erradicar el virus cristiano del pa-
por medio de una reforma del modo de cifismo internacionalista, una de cuyas
pensar que parta de un anti-individua- “erupciones” fue la Revolución socia-
lismo radical que quiere destruir todos lista, según la lectura que hace el histo-
los vínculos sociales, pues es contrario a riador de origen austríaco de estos
la idea de una comunidad en la que se autores. Es también de ellos de quienes
dan relaciones entre personas. Es por extrae el radical antagonismo que hemos
ello que la lucha del fascismo tiene lugar mencionado que se da entre capitalismo
en la conciencia de los sujetos, siendo y democracia, siendo así que el intento
allí su contrincante el cristianismo. de convivencia entre ambas desemboca-
Quien sistematizó la ideología nazi en ría en la crisis social del siglo pasado: “la
esta crítica al individualismo fue Alfred principal causa de la crisis actual se en-
Rosenberg, célebre “Comisario del Füh- cuentra en la absoluta incompatibilidad
rer”, que consumará la religión política entre el principio de la igualdad demo-
del fascismo, logrando aunar el misti- crática en la vida política y el principio
cismo del Blut und Boden con la raciona- de la propiedad privada de los medios de
lidad técnica sin reintroducir los yoes producción en la vida económica” (p.
personales, y el ideal de la raza propia de 78). Los enemigos del fascismo serán,
este vitalismo mitológico con un nacio- consecuentemente, todos aquéllos que
nalismo contrario al humanismo, concre- proclamen de alguna forma el individua-
tamente a las dos caras en las que éste se lismo: el cristianismo, la democracia, el
expresa: el individualismo que proclama socialismo, por un lado –que Polanyi en-
la igualdad de las personas y el universa- lazará de acuerdo con el pensamiento
lismo que se basa en la unidad de la hu- nazi– y por otro lado el liberalismo y
manidad, pues el alma individual es la junto a él un capitalismo liberal. Sin em-
otra cara de la humanidad, esto es, de la bargo, la lucha ideológica centrada en el
sociedad entendida como un todo for- enemigo socialista, acabará dejando in-
mado por personas con conciencia y vo- tacto una vez más el capitalismo corpo-
luntad. Dicha estrategia ideológica rativo.

2
Éste constituye un segundo punto que puede que hace Polanyi del célebre filósofo, enfati-
generar inquietud: la imagen de un Marx indi- zando la cuestión de la ética en su obra, frente
vidualista. Esta idea se basa, en último tér- a otras teorías marxistas acerca de dicho pen-
mino, en la particular interpretación humanista sador.

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En la segunda de las obras recogidas “ficción eficaz” el proceso artificial por


en esta edición, Nuestra obsoleta men- el que tanto la tierra (la naturaleza) como
talidad de mercado, de 1947, se estu- el trabajo (el ser humano) se convirtieron
dian las condiciones materiales que en mercancías y se subordinaron a las
hicieron posible el surgimiento del fas- leyes mercantiles de intercambio, esto es,
cismo tras la crisis sistémica de la so- “al juego de un autómata que ejecuta sus
ciedad de mercado en los años 30, que propios movimientos” (p. 86). Según
llevó al replanteamiento de las relacio- dicho dispositivo ideológico, lo único que
nes entre economía y política, cuya se- parece mantener en pie a esta economía
paración había supuesto el liberalismo de mercado autorregulada es, por un lado,
como necesaria, dado quela esfera eco- el ávido apetito de ganancia de los capi-
nómica podría autorregularse sin la in- talistas, y por otro lado, el hambre de los
tervención del Estado y sin salvaguardar trabajadores que sólo puede ser satisfe-
las auténticas libertades de los indivi- cha por medio de la venta de su fuerza de
duos que forman parte de la sociedad. trabajo. El resultado es una sociedad eco-
Es por ello que, en el contexto actual in- nómica cuyos miembros carecen de li-
merso en una nueva crisis estructural del bertad en la medida en que los motivos
capitalismo, su lectura podría servir, impulsores de sus voluntades son mera-
como suele decirse, para no repetir los mente económicos y utilitaristas. Sin em-
errores cometidos a lo largo de nuestro bargo, tal ficción se desvela al indicar que
pasado histórico, siguiendo el consejo “ninguna motivación humana es econó-
que dicta su subtítulo: La civilización mica per se” (p. 88). El hambre o la sed
debe encontrar un nuevo modelo de de ganancia no son, por sí solas, sin la
pensamiento. mediación de un aparato ideológico, las
Para estudiar en qué consistió el sur- causas de la producción económica3. Po-
gimiento y desarrollo de la sociedad de lanyi lleva a cabo ese desvelamiento ha-
mercado como paso de las prácticas de ciendo una revisión de sociedades
los mercados aislados a la economía de primitivas que muestran la desconexión
mercado propiamente dicha, Karl Po- entre la economía humana y la amenaza
lanyi realiza una relectura no explícita de de miseria o el incentivo de la ganancia;
El Capital, exponiendo en calidad de en última instancia, demostrando la des-

3
“No basta con que las condiciones de trabajo que, por educación, tradición y hábito reco-
se presenten en un polo como capital y en el noce las exigencias de ese modo de producción
otro como hombres que no tienen nada que como leyes naturales, evidentes por sí mis-
vender, salvo su fuerza de trabajo. Tampoco mas.” (Marx, K., El Capital. Crítica de la eco-
basta con obligarlos a que se vendan volunta- nomía política, Madrid, Siglo XXI, 1998,
riamente. En el transcurso de la producción ca- Libro I, Vol. 3, p. 922).
pitalista se desarrolla una clase trabajadora

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vinculación entre la “naturaleza” del ser que rompa con la idea de que la sociedad
humano y las motivaciones económicas. y las decisiones políticas que competen a
Además, afirma que a lo largo de las épo- la relación entre los ciudadanos han de
cas históricas la economía ha estado en- estar subordinadas a la economía.
treverada siempre con lo social, siendo Esta mentalidad de mercado basada
así que los alicientes surgían de una mez- en el determinismo económico es consi-
cla de distintas fuentes: la costumbre, el derada obsoleta por parte del historiador
estatus, el honor, la lealtad, etc. Sin em- vienés porque el liberalismo clásico ba-
bargo, la sola motivación de la ganancia, sado en el lema del laissez-faire y la era
que era propia únicamente de los comer- de la máquina quedaron ya atrás, después
ciantes, se universalizó en el segundo de la crisis mencionada de la economía
cuarto del siglo XIX, con la abrupta in- de mercado, y en el pasado han de que-
troducción de la economía de mercado. darse si queremos promover la libertad de
Así pues, concluirá que el modo como se la persona. A pesar de que se hizo frente
organice la producción es lo que deter- a dicha ideología por distintos intentos de
mina la motivación que vaya a definir al reintegrar la economía en la política, nin-
ser humano: en este caso concreto, pro- guna de las opciones será válida final-
porcionando una imagen de él esencial- mente, según nuestro autor, para
mente económica. “En consecuencia, los salvaguardar las libertades individuales:
miembros de tal sociedad piensan que ni el intervencionismo del New Deal es-
están gobernados por esas dos motiva- tadounidense, ni el totalitarismo carente
ciones [el hambre y la ganancia]” (p. 95). de instituciones democráticas del fas-
De este modo, la ideología capitalista cismo europeo, que constituye en reali-
creó la ilusión de un determinismo eco- dad el corolario del liberalismo; pero
nómico elevado a ley general que enraizó tampoco el Estado centralizado del so-
en la mentalidad humana: “las relacio- cialismo soviético.
nes sociales estaban ahora encastradas Aclararé aquí, de la mano de un
en el sistema económico” (p. 97). El sis- apunte de César Ruiz, que el problema
tema económico impuso así su ley al del sistema capitalista radica, para Po-
resto de los ámbitos de la sociedad. Nada lanyi, en la degradación cultural que lle-
quedó fuera de ella. Todo lo que saliese va consigo, al contrario que para Marx,
de su reinado o actuase contra ella, mo- quien ponía la mira en la explotación
riría. En contra de todos esos supuestos económica (p. 29, nota 22). Por ello, al
ideológicos, Polanyi proclama la necesi- final del texto, aunque venía anuncián-
dad de recuperar la consideración del dose a lo largo de sus páginas, el pensa-
resto de motivaciones inherentes al ser dor austríaco desvía el objetivo, el objeto
humano por medio de la subsunción de de estudio y de crítica, al sostener que el
la economía bajo los intereses de la so- reto no es la economía capitalista, sino
ciedad. Para ello, ha de producirse una que a lo que debemos enfrentarnos real-
“reforma de nuestra conciencia” (p. 85) mente es a la industrialización. Y es

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frente a este peligro contra el que se ha que en la imaginación de los liberales”


de optar o bien por un capitalismo cor- (p. 26), puesto que sus “leyes” caóticas,
porativo o bien por una democracia; el la fuerza de su motivo impulsor de cre-
primero concibe al ser humano como un ciente acumulación desenfrenada des-
mero productor, irresponsable en el resto truiría la sociedad. Según el presente
de los ámbitos sociales, mientras que la texto, mientras que tanto la idea del lais-
segunda entiende que las personas deben sez-faire como las mercancías “ficticias”
ser libres y responsables de su propio no son naturales de acuerdo con la esen-
sistema económico, en el que tendrán cia humana ni suprahistóricas, sino que
que intervenir no sólo produciendo, sino fueron artefactos producidos por el ima-
también organizándolo. Es por esto que ginario liberal, los mecanismos estatales
Polanyi se posiciona tanto en contra de constituyeron, paradójicamente, una pro-
un fascismo antidemocrático, como tam- tección espontánea contra esa amenaza-
bién frente a un comunismo4 que pro- dora avalancha del capital.
mulgue la “extinción del Estado”, pues Con todo, no ha de olvidarse que la
se muestra indiferente a las libertades servidumbre a la que se ve sometido el
institucionales y de participación de los ser humano por su propia creación, la
miembros de la sociedad industrial por máquina, no se debe a la industria por sí
medio de un poder organizador, aseme- sola, sino al hecho de que la esfera eco-
jándose este sistema a la utopía liberal nómica se haya entronizado como legis-
de un gran mercado autorregulador que ladora de toda la sociedad en el sistema
no necesite de un poder estatal coactivo de producción capitalista5. Por tanto, de
y que se imponga al resto de la sociedad. lo que se trata es, como hemos dicho, de
Se trata de una utopía porque “la auto- responder al “desafío de la máquina” por
rregulación del mercado no existe más medio de una democracia industrial en la

4
Por ello, el vocablo que utiliza Polanyi en maquinaria misma, sino de su utilización capi-
estos escritos es el de “socialismo”, no sólo talista! Por tanto, como considerada en sí la
eludiendo con ello la palabra, sino recha- maquinaria abrevia el tiempo de trabajo, mien-
zando en último término el concepto mismo tras que utilizada por los capitalistas lo pro-
de “comunismo” defendido por Marx. Por longa; como en sí facilita el trabajo, pero
otro lado, para el presente autor, el fin no es empleada por los capitalistas aumenta su in-
el socialismo, sino que éste es el medio para tensidad; como en sí es una victoria del hombre
alcanzar el objetivo último que es la demo- sobre las fuerzas naturales, pero empleada por
cracia. Quizás se promueva con todo ello que los capitalistas impone al hombre el yugo de
se difuminen y diluyan ciertas categorías pre- las fuerzas naturales; como en sí, aumenta la
cisas que se acuñaron en el seno de un pen- riqueza del productor, pero cuando la emplean
samiento juicioso. los capitalistas lo pauperiza, etc.” (Marx, K., El
5
“¡Las contradicciones y antagonismos inse- Capital. Crítica de la economía política, Ma-
parables del empleo capitalista de la maquina- drid, Siglo XXI, 1998, Libro I, Vol. 2, pp. 537-
ria no existen, ya que no provienen de la 538).

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que sea posible la libertad individual, cualquier sistema económico” (p. 103).
que Polanyi acabará denominando en Por otra parte, remitiéndome a la inter-
otras obras “socialismo funcional” –co- pretación que de estas tesis se hace en el
mo menciona Ruiz Sanjuán en su intro- estudio introductorio, del mismo modo
ducción–, que se basaría no en el “se ve así que el capitalismo puede vivir
auto(des)control del propio mercado, ni bajo formas políticas e institucionales tan
tampoco en una burocracia centralizada, distintas como el Estado liberal y el tota-
al estilo soviético, sino en un control so- litarismo fascista y que puede ser apunta-
cial de los medios de producción, de lado por posiciones ideológicas tan
modo que los individuos mismos se aso- opuestas como el individualismo caracte-
cien en colectivos y alcancen por esa vía rístico del pensamiento liberal y el anti-
participativa su condición de seres libres, individualismo de la doctrina fascista” (p.
conscientes y racionales. Y el requisito 19). Concluimos, por tanto, que no im-
para ello es, ante todo, que la sociedad porta con qué ideología se reconozca el
se emancipe de la opresión que ejerce la sistema capitalista, pues en todo caso se
esfera económica sobre ella. trata de un conjunto de representaciones
La libertad que en este tipo de socie- imaginarias que impiden conocer las
dad se pretenderá rescatar del campo ide- leyes que lo rigen y que habría que revo-
ológico del liberalismo económico no es lucionar desde su raíz para cambiar radi-
la propia del libre mercado que llama de- calmente la sociedad dada.
recho a la libertad al hecho de explotar a En definitiva, ¿en qué medida los
la masa desposeída de los medios de pro- textos de la presente edición suponen, en
ducción y a la expropiación que realiza el contexto actual, una herramienta de
estructuralmente la clase que se hace así pensamiento? La dificultad inherente a la
poseedora de dichos medios de trabajo. política en tanto en cuanto siempre se
En cambio, las libertades que se reivin- mueve en una coyuntura de frágiles po-
dican como válidas para la reforma del sicionamientos teórico-prácticos –entre
pensamiento que quiere Polanyi llevar a democracia y capitalismo, liberalismo y
cabo serían aquellas libertades indivi- totalitarismo, fascismo y falangismo, co-
duales que tienen que ver con la voluntad munismo y cristianismo, etc., se abre un
de las personas: libertad de conciencia, universo de disputas eternizable– sólo
de expresión, de asociación, de elección puede rebasarse reflexionando una y otra
del trabajo propio, etc. Es decir, las clá- vez, reinterpretando los conceptos y vol-
sicas libertades que reivindicaba el libe- viendo sobre argumentos de otros auto-
ralismo clásico y que han de desligarse, res para mirar desde sus perspectivas una
por ello, de dichos discursos, para ins- nueva época que quizás se asemeje
taurarlos en la sociedad del socialismo mucho más a la suya de lo que se nos
funcional que propone el presente autor, aparece a primera vista. Si esa tarea la
pues “las garantías institucionales de la llevó a cabo el siglo pasado Karl Polanyi,
libertad personal son compatibles con el relevo queda ahora en nuestras manos

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al abrir estas páginas, que redescubren a un hombre muerto, pues “nada hay más
su vez muchas otras obras del acervo de muerto para un hombre que aquel que él
la filosofía política. fue. El que no volverá a ser nunca” (p.
XII). Es cierto que, como balance de
Andrea Carolina MOSQUERA VARAS estos más de veinticinco años, constata-
mos que no han cambiado ni el trasfondo
freudiano en la forma de entender la cu-
piditas espinosiana ni el contrapunto que
G. ALBIAC: La sinagoga vacía. Un es- esa suerte de gemelo enemigo –Pascal,
tudio de las fuentes marranas del espi- del que ya prepara una edición– propicia
nosismo, Tecnos, Madrid, 2013. siempre en el discurso de Albiac las con-
currencias fascinantes de los antagonis-
“Existen dos formas de leer. Podemos, me- tas barrocos. Este enfoque sigue siendo
diante la lectura, prolongar y acentuar la sus- válido para el Albiac sexagenario como
pensión de la referencia del texto al entorno
de un mundo y al auditorio de los hablantes. lo fue para el hombre que en el curso de
En ese caso, adoptamos una actitud explica- su treintena escribió La sinagoga vacía,
tiva. Pero también podemos suprimir dicha Premio Nacional de Ensayo de 1988.
suspensión y realizar el texto en el habla ac- El Spinoza sobre el que Albiac pu-
tual. Esta segunda actitud es el fin propio de la blica de nuevo su Sinagoga no es leído
lectura”.
por su autor como el Spinoza de finales
Paul Ricoeur, Historia y narratividad, de los ochenta, sin que por ello falte a la
Barcelona, Paidós, p. 74. verdad el autor en el nuevo prólogo: “No
he reescrito más que aquello que no hu-
“Se tiembla ante la hipótesis de que en virtud biera podido serlo en el año 1987” (p.
de una de esas metamorfosis de las que Marx XIII).
tanto habló, un nuevo “marxismo” no tenga ya En primer lugar, Albiac agradece
ese aspecto bajo el cual era habitual identifi-
carlo y derrotarlo. Quizá ya no se tenga miedo ahora, sin crítica, las citas de la investi-
a los marxistas, pero se teme aún a ciertos no gación neurocientífica de Damasio –la
marxistas que no han renunciado a la herencia cual se encuentra en la línea del materia-
de Marx”. lismo eliminativo y, por ende, en las antí-
podas del pluralismo ontológico que el
Jacques Derrida, Espectros de Marx,
Madrid, Trotta, p. 64.
materialismo filosófico defendido por la
Escuela de Oviedo vio cumplirse en el
¿Cuáles son las razones por las que holandés y con el que el joven Albiac, por
leer o releer esta obra de Gabriel Albiac lo expuesto posteriormente, se encontra-
(Utiel, 1950) y que justifican esta nueva ría realmente en su lugar. Ciertamente,
edición? Las razones las encuentra quien debe reconocerse que en la actualidad las
esto escribe en una serie de encuentros neurociencias –que han entroncado mejor
con el autor donde este ha practicado una con la filosofía anglosajona que con la
re-lectura de sí –o, según él mismo, de continental europea– han puesto de nuevo

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