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Vídeos de juguetes: ¿por qué a mi hijo le fascinan?

Estos canales de YouTube acumulan miles de millones de visualizaciones. Cada vez


más las marcas pagan por aparecer en ellos
Elpais.com
Muchos padres no entienden por qué sus hijos prefieren ver vídeos de otras personas jugando con
juguetes mientras los suyos están abandonados en una estantería. Y es que los youtubers de juguetes
son a los niños en edad preescolar una suerte de El Rubius o Vegetta 777 para los adolescentes.
Tanto que en los últimos meses, un chaval estadounidense de cuatro años ha encabezado varias
veces el top 100 de los canales más vistos de YouTube en todo el mundo con Ryan ToysReview, en
el que prueba juguetes, abre sobres sorpresa o hace guerras de bolas con su tía. Una lista en la que
se ha colado también algunas semanas un canal español, Mejores Juguetes, en el que unas manos y
una voz en off femeninas se inventan historias con pinypones, nenucos o la Patrulla Canina. ¿Quién
está detrás de estos canales que acumulan miles de millones de visualizaciones? ¿Por qué
enganchan a los niños? ¿Es una nueva forma de entretenimiento o se están tragando horas de
publicidad encubierta?
“Nuestra familia vive lejos, y nos pedían vídeos para ver a los niños, así que subí uno a YouTube.
Me llamó mi mujer y me dijo ‘pues sí que le ha gustado el vídeo a tu padre que lo ha visto miles de
veces”, recuerda Marcelo sobre el estreno como youtuber de su hijo, cuando no tenía ni cuatro años.
Ese fue el germen de Juguetes Marce y Ali, un canal creado a finales de 2014 en el que abundan los
vídeos de Marce, de cinco años, jugando con dinosaurios, y en el que participa su hermana Ali, de
dos años. “El mayor sí sabe que tiene su canal, y le ven algunos compañeros de clase, pero lo que le
importa es jugar. El objetivo es que se lo pasen bien”, asegura Marcelo, que prefiere no dar su
apellido.
Fue el propio niño el que le fue enseñando vídeos de juguetes como los de Ryan. “Son una
generación nueva, aprenden y se crían con ellos”, opina Marcelo, que cuenta que sólo le dejan ver
YouTube “un ratito al día, como premio y con cierto control”. Aunque han tenido algún vídeo con
más de tres millones de visualizaciones, con 11.000 suscripciones se trata de un canal “muy
pequeñito, donde todo es amateur, y da algún dinero, pero desde luego no para vivir”, explica.
Los canales con niños suelen empezar por diversión, y ven con sorpresa cómo se disparan las
visitas
Canales como el de Marce y Ali conviven con miles de todos los tamaños en todo el mundo. Por
citar dos españoles, Los juguetes de Arantxa, presentado por una niña de seis años y con más de
210.000 seguidores y 113 millones de visualizaciones; o Superdivertilandia, con más de 460.000
seguidores y 321 millones de visualizaciones, en el que una madre, Raquel, y su hija Andrea
prueban juguetes y suben vídeos tres veces por semana. Su denominador común es que los niños
aparecen ante la cámara. En estos casos, los expertos coinciden en que suelen ser familias que
empiezan a grabar vídeos por diversión y porque lo pide el propio niño, y ven con sorpresa cómo se
disparan las visitas y llegan a generar ingresos incluso suficientes para mantener a la familia.
¿Y esto da dinero?
Pese a la creencia de que YouTube es la nueva gallina de los huevos de oro, ganar dinero en un
sector con tantísima competencia es complicado. Y más aún lo es mantenerse. “Un canal en España
con cinco millones de visualizaciones al mes podría dar para un sueldo normal”, estima Cristina
Bonaga, que durante años ha desarrollado canales de YouTube en la agencia Divimove, entre ellos
el de El Rubius.
Bonaga explica que es muy difícil hacer un cálculo porque los ingresos, por los anuncios que se
incluyen en los vídeos, dependen de muchos factores, entre ellos, de los países desde los que se ven.
“Con ese número de visualizaciones, un mes puedes ganar 600 euros y otro 3.000”, colaboraciones
con las marcas aparte, afirma la coautora del libro Mamá, ¡quiero ser ‘youtuber’!, que trata de
explicar el fenómeno de la plataforma de vídeos y cómo funciona esta industria.
Un ejemplo de éxito es Mejores Juguetes. “Desde España nos llegan cerca del 10% de nuestras
visualizaciones. Los principales países donde nos ven son México, Argentina y España”, detalla la
creadora del canal en un correo electrónico. Mejores Juguetes registra alrededor de 130 millones de
reproducciones cada 30 días, muy por encima de los cinco millones que mencionaba Bonaga. “No
voy desvelar los números, pero sí que puedo decir que da para vivir de ello”, contesta la responsable
de los vídeos cuando se le pregunta por los ingresos que genera.
“Creo que el tema de la exposición está sobredimensionado, son sólo niños que juegan con
juguetes, no creo que suponga ningún problema”, opina Marcelo, que contó su experiencia en una
mesa redonda en el festival de comunicación infantil El Chupete. Coincide Teresa Guerra,
responsable de contenidos infantiles en 2btube, una network -empresa que produce canales y actúa
como agente de los youtubers- española. “Los padres son mediadores y gestionan el canal; protegen
al niño, que solo se encarga de jugar. Todos nos han dicho que se graba mientras le divierta al niño,
y cuando ya no lo haga, se acabó”.
Un modelo distinto es el de los canales sin niños, en los que solo se ven unas manos femeninas
moviendo los juguetes, acompañados de una voz de mujer que imposta un tono infantil. Según
expertos del sector, suelen surgir con la idea de probar un modelo de negocio que ha funcionado en
Estados Unidos, algunos creados por particulares, pero otros directamente por productoras de
contenido audiovisual con varios canales. Los campeones de esta liga en español son Mejores
Juguetes, con más de 3,3 millones de suscriptores y 2.470 millones de reproducciones, y Toys on
the go, con 2,5 millones de seguidores y 2.265 millones de visualizaciones. “Trabajamos dos
personas, la ‘mano amiga’ y yo. Estimo que tardamos dos horas y media en completar todo el
proceso del vídeo, pero varía muchísimo dependiendo del tipo de vídeo y de su duración”, afirma la
creadora de Mejores Juguetes, que no facilita su nombre, en un cuestionario contestado por correo
electrónico.

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