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MOPT está rezagado en transportes más limpios

La Interlínea, un sistema de buses periféricos para reducir el ingreso de unidades a San


Josécumple 36 meses sin concretarse, desde que se suspendió su estreno en junio del 2008.

El proyecto para completar la carretera de Circunvalación norte sigue en el papel desde


hace dos décadas, y aún
no hay fecha para licitar su
construcción.

El gobierno de Óscar Arias engavetó una iniciativa de $350 millones para construir un tren
eléctrico entre Heredia y San José.
Francisco Jiménez, actual ministro de Transportes reconoce que medios de transporte
público deficientes y una infraestructura colapsada son los principales causantes de la
contaminación por dióxido de carbono en el país.

El jerarca sostiene que la entidad no ha renunciado a proyectos de transporte más limpios y


al ahorro de combustibles, pero acusa del letargo al exceso de tramitología y a la ingerencia
de otros sectores.

“En este país no se puede cambiar ni siquiera una parada de autobús sin que alguien
interponga un reclamo en Sala IV y paralice el proceso. Se sigue privilegiando el interés
personal, sobre el colectivo”, declaró Jiménez.

El canciller René Castro, especialista en carbono neutral ,señala a los sectores de Energía y
Transportes como los principales llamados a apurar la marcha.

Alegó que deben completarse proyectos como Circunvalación o un tranvía eléctrico, para
que el país pueda alcanzar la meta de carbono neutral en el 2021.

Con una posición mucho más positiva, Andrei Bourrouet, viceministro de Ambiente,
sostiene que el sector Transportes está dando pasos aislados, pero concretos.

Por ejemplo, citó que la cuarta parte de los taxis del área metropolitana ya circulan con gas
y que dos empresas de transporte público modalidad autobús están buscando tecnología
para reducir hasta en un 20% su consumo de diésel.

También citó ofertas concretas de Alemania y Francia, para financiar un tranvía eléctrico en
la capital y un convenio con Nissan, para traer vehículos eléctricos.

Empero, en Hacienda aún no aprueban reformas para rebajar los aranceles en la


importación de vehículos menos contaminantes.
PAÍS CARECE DE PLANES CONCRETOS PARA REDUCIR EMISIÓN DE
GASES

Costa Rica está lejos de cumplir meta de ser


carbono neutral
Luego de 4 años, no se usa biodiésel ni se mejoró el sistema de transporte público

Expertos sugieren replantear objetivo y orientar país hacia una ‘economía verde’

La falta de planes concretos y de esfuerzos articulados entre instituciones ponen en riesgo


la meta de que Costa Rica sea carbono neutral en el 2021

Especialistas de varios sectores coinciden en que el compromiso adquirido durante el


gobierno de Óscar Arias (2006-2010) tiene buenas intenciones, pero carece de estimaciones
realistas.

Ser carbono neutro implica que el país logre equiparar sus emisiones de dióxido de carbono
(CO2) con cantidades iguales de oxígeno y, de esa forma, contribuir a que no aumente el
efecto invernadero y el cambio climático.

De acuerdo con el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), en la


actualidad el país genera 12 millones de toneladas de carbono y alcanzará las 19 millones
en el 2021.

Los sectores más contaminantes son transportes, energía y agricultura.

Costa Rica fue la primera nación en adquirir el compromiso de ser carbono neutral. El
entonces ministro de Ambiente, Roberto Dobles, hizo el anuncio durante una reunión de las
Naciones Unidas en el 2007, en Nairobi, Kenia.

La meta fue reafirmada luego por Óscar Arias en la Convención Mundial de Cambio
Climático, realizada en el 2009 en Copenhague, Dinamarca.
En los últimos cuatro años, el país redactó una Estrategia Nacional de Cambio Climático,
pero aún no fija las acciones concretas en diferentes sectores de la producción, con sus
respectivos plazos, para lograr la C-Neutralidad.

Por ejemplo, el plan para extender el uso de etanol y biodiésel por todo el país se diseñó en
el 2007, pero todavía no se aplica. Sin esa medida, el sector transporte sigue siendo el
máximo emisor de CO2.

También están rezagadas iniciativas para hacer más eficiente el transporte como las rutas
intersectoriales de buses en San José o la reducción de aranceles para traer vehículos
híbridos o eléctricos.

Incluso falta definir el financiamiento de todas estas acciones. Un estudio hecho en el 2010
por Cinde, Fundecor y el Minaet dice que se requieren al menos $8.000 millones para paliar
el 83% de las emisiones entre el 2016 y el 2017.

Criterios y estudios. No solo biólogos, químicos e ingenieros tienen dudas sobre la


posibilidad ser carbono neutral en el 2021. Ya en el 2009 un estudio de la Universidad de
Yale, en Estados Unidos, sostuvo que Costa Rica no logrará su meta.

Dicha investigación concluyó que las políticas y las cifras del país arrojan que este no
logrará ejecutar suficientes medidas de mitigación de CO2 para poder llamarse neutro.

Roberto Jiménez, costarricense e ingeniero biólogo que participó en el estudio de Yale, dijo
que Costa Rica debería replantear sus aspiraciones y convertirse más bien en una economía
verde, es decir, con emisiones bajas de carbono.

Más crítico fue Carlos Roldán, coordinador del Programa de Energías Limpias del Instituto
Tecnológico de Costa Rica (ITCR), quien sostiene que al 2021, cuando el país no llegue a
la meta, será el “hazmerreír” internacional.

Desde España, donde se desarrolla la Carbon Expo, el viceministro de Ambiente, Andrei


Bourrouet, reconoció que él tampoco habría comprometido al país a ser carbono neutro en
una década.
“Es muy arriesgado, es temerario diría yo haber apostado con una fecha sin haber tenido
una masa crítica de información”, aseguró.

Bourrouet coincide con Jiménez en que la mejor alternativa es convertir al país “en un
modelo de desarrollo bajo en emisiones”.

Dijo que si bien las acciones concretas siguen estudiándose, el Gobierno y el sector privado
ya ejecutan proyectos para bajar emisiones y ser amigables con el ambiente.

El canciller René Castro, experto en temas ambientales, concuerda en que la meta solo será
realizable si se aceleran proyectos de mitigación de carbono en dos sectores vitales: energía
y transportes.

“El país fue pionero y en algún momento tuvo el 30% de los proyectos ambientales del
mundo, pero nos dormimos en los laureles. Nos quedamos en la estrategia tica del nadadito
de perro”, reconoció.
Biodiésel y etanol, ideas lanzadas al viento

Después de varias promesas que desde el 2007 han realizado los gobiernos para ‘masificar’
los combustibles limpios, la realidad muestra que no ha sido viable.

El etanol, que está hecho a base de alcohol, se esperaba sustituyera poco a poco otros
hidrocarburos, pero ahora se sabe quedará exclusivo para Guanacaste.

Esa fue la provincia que en el 2006 la Refinadora Costarricense de Petroleo (Recope) tomó
como ‘base’ para impulsar el etanol.

El plan era que al 2008, la gasolina con etanol estuviera disponible en para todo el país.

Jorge Villalobos, presidente ejecutivo de Recope, afirmó que al término de este año el
proyecto tomará impulso, pues el etanol en la gasolina pasará del 5% al 8% de su
composición total.

No obstante, ese combustible será solo para los guanacastecos “porque no alcanza el
alcohol para todo el país”, dijo Villalobos.

Pese a eso, Recope dice que el etanol dejó de ser “plan piloto”.
¿Y el biodiésel? La respuesta es sencilla: en el país no hay suficiente producción de aceite
vegetal para hacer biodiésel, y quienes lo producen prefieren venderlo como aceite, pues
hay mayor ganancia.

Según Villalobos, la empresa Palmatica ya tiene lista una planta para hacer biodiésel, pero
reconoció que aun así la compañía prefiera vender el aceite.

La refinadora ve “difícil” cualquier tipo de subsidio que logre aterrizar el proyecto y así
llevar el biodiésel al sector transporte, que es el que más contamina el ambiente.

Al consultársele a Villalobos si veía posible el C-Neutralidad para el país en el 2021, dijo


que “oficialmente es factible”.

No obstante, sobre si la meta es realista el jerarca de Recope dijo que “en eso los expertos
son René (Castro) y Teófilo (de la Torre)... pregúnteselo a ellos”.

Sector eléctrico. Aunque el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) produce el 80% de


la energía desde fuentes renovables, la entidad recién inauguró Garabito.

En esa planta se quemarán 137 millones de litros de búnker al año para crear energía.
Gilberto de la Cruz, de Planificación Eléctrica del ICE, dice que entrará a funcionar solo
cuando el país lo requiera, especialmente en la época seca.

René Castro, especialista en materia ambiental, dijo que “el ICE, en lugar de andar
buscando préstamos, debería buscar socios para desarrollar proyectos”. Estimó que la
entidad podría desarrollar plantas de energías limpias y ‘vender’ ese modelo a países
inversionistas.
Universidad de Yale prevé que país
incumplirá meta

En el 2007, cuando Costa Rica anunció al mundo que en el año 2021 será un país carbono
neutral, muchos volvieron la mirada hacia aquí para analizar si esa promesa es realizable.

Solo dos años después, en el 2009, un grupo de profesionales de la Universidad de Yale, en


EE. UU., hicieron un estudio sobre la capacidad tica para llevar a cabo su compromiso y
concluyeron que Costa Rica no cumplirá la meta.

Respaldados en información provista por el Gobierno costarricense, el grupo –que visitó el


país durante varios días e hizo entrevistas– determinó, según sus estimaciones, que el país
emitiría al ambiente, al 2021, cerca de 16 millones de toneladas de carbono por año.

No obstante, para ese año el país tendrá capacidad de mitigar solo 10 millones de toneladas
de carbono (CO²); es decir, 6 millones de toneladas no serían aplacadas.

Para hacer sus valoraciones, Yale tomó como base las políticas costarricenses de medio
ambiente.

El estudio determinó que si el país lograra reorganizar el tranporte público, solo eso
significaría una reducción de 500.000 toneladas de CO² menos cada año.

Roberto Jiménez, costarricense e ingeniero biólogo que participó en el estudio, y que ahora
desarrolla estrategias climáticas globales para una compañía en Holanda, señaló que la
carencia de objetivos claros para alcanzar el carbono neutral es una de las razones que
dificulta la meta del 2021.

Pero también consideró otras causas: “Técnicamente es difícil, pero no imposible;


económicamente es difícil, pero no imposible; políticamente sí es imposible”.

De la parte política, Jiménez citó otro ejemplo: “En el 2008 se dijo que se iba a impultar el
biocombustible, pero hasta el momento en ese tema no se ha avanzado”.

La Universidad Yale lo publicó en sus medios internos. Además, los hallazgos fueron
expuestos en la Universidad de Harvard y hubo referencias en la revista Time.

Recapacitar. Más allá de los números, expertos opinan que Costa Rica debería repensar su
meta.

“No hay nada que nos diga cuántos recursos necesitaremos para cumplir la meta del 2021”,
estimó Carlos Roldán, coordinador del Programa de Energías Limpias del Instituto
Tecnológico de Costa Rica (ITCR).

René Castro, vicecanciller y experto en ambiente, cree que la meta no es imposible, pero
“hay actuar con mayor celeridad que lo visto hasta ahora”, dijo.

‘Es temerario el haber apostado por una


fecha’
Andrei Bourrouet Viceministro de Ambiente
Si de él dependiera la decisión no habría fijado el 2021 como meta para carbono neutral. Él
apuesta por una economía baja en emisiones contaminantes.

¿Cómo se encontró la estrategia de carbono neutral cuando asumió esta


administración?

Nos encontramos una plataforma muy general para tratar de buscar la carbono neutralidad.
En las páginas en Internet, como la de la Estrategia Nacional de Cambio Climático no se
indica cuáles son las acciones que realizará el país para la meta del 2021.

Exacto. Nuestra primera decisión (como Gobierno de Laura Chinchilla), fue decir, bueno
con eso no hacemos absolutamente nada. Hubo varios cambios importantes, se orientó
hacia el capítulo técnico, se buscó que la gente experta hablara sobre cambio climático.
Además, había quedado en el papel la creación de la dirección de cambio climático,
nosotros la terminamos de formalizar y se nombró un equipo técnico, poquito, pequeño,
pero ya más orientado hacia ese balance.

¿De qué sirven los convenios con países amigos en este tema?

Este no es un tema de empirismos, hay que tener información de base muy consistente y
para ello se necesitan instrumentos, por eso se cuenta con apoyo de la cooperación alemana,
por 7 millones de euros y con ello empezar el montaje de los NAMAS (Nationally
Appropriate Mitigation Actions), o acciones de mitigación nacional apropiadas.

Esas acciones no están plasmadas en la Estrategia. Lo más cercano a acciones lo propone


un informe de Incae que habla de restricción vehicular, vehículos híbridos o mejoras en el
transporte masivo.

Si ves ese estudio es como que hubieras hecho un trabajo de escuela o de colegio donde das
una serie de recomendaciones, pero en ningún lado te hablan de factibilidad, de costos o de
cómo hacerlo. Y eso es como que el doctor te diga, “diay sí estás resfriada”, pero no te diga
ni el tratamiento, ni si te tiene que incapacitar, ni nada.

¿Cuánto cuesta mitigar nuestras emisiones de carbono?

Se dice que para cumplir con todo ese proceso (según Incae) se necesita invertir cerca de
$8.000 millones, en los próximos 7 u 8 años y con ello se abate un 83% de las emisiones
totales del país. Son datos que se podrían tener al 2016 o 2017...

¿Cuánto le falta al país para tener estudios y acciones listas?


Si esperamos a que los estudios estén, que fue lo que hicieron en el Gobierno pasado, y los
estudios nunca estuvieron listos, no se avanza. Yo apuesto por un plan de trabajo sobre la
marcha, sin necesidad de tener una gran matriz, es poder establecer responsabilidades en
todas las unidades técnicas de los Ministerios en donde hay competencias técnicas
asociadas con cambio climático, que anteriormente ni siquiera se enteraban que existían.

¿Cuál es su meta como jerarca de Ambiente?

Tenemos que apostar por un modelo de desarrollo bajo en emisiones. Porque podes llegar a
la neutralidad a cañonazos, podés llegar un día, estar en cero y al día siguiente perdiste la
neutralidad. Para garantizar la neutralidad, tenés que tener garantizada la sostenibilidad de
todos los sistemas: reducción de emisiones, estímulo, mejora en el uso de energía,
incremento de los procesos de compensación o de los servicios ambientales en general. Es
muy arriesgado solo hablar de la carbono neutralidad 2021, yo hablo de que tenemos que
apostar por un modelo de desarrollo bajo en emisiones y la gente lo entiende.

La C-Neutralidad es un compromiso del Gobierno pasado, ¿si de usted hubiese sido la


decisión, habría puesto esa fecha?

Es muy arriesgado, es temerario diría yo haber apostado con una fecha sin haber tenido una
masa crítica de información. No dudo que la meta se pueda lograr, pero para lograrla tenés
que tener condiciones mínimas, recursos financieros o infraestructura institucional y el
apoyo político necesario para poder empezar.

¿Cómo ve el ambiente?

El apoyo financiero es muy difícil lograrlo sobre todo en situaciones de crisis, ya no hay
tanta disponibilidad de dinero. Precisamente ahora estamos hablando en Barcelona (en la
Carbon Expo) con banquistas, financistas, empresas públicas y privadas, viendo a ver como
Costa Rica sea atractivo para trabajar los créditos de carbono, para estimular proyectos de
carbono. Si no tenés con qué, no vas a poderlo hacer o lo vas a hacer muy lentamente.
INVESTIGACIÓN REALIZADA POR EL CATIE EN TURRIALBA

Cafetales con árboles absorben tanto


carbono como bosques
Plantaciones con porós fijan casi tanto CO2 como un bosque secundario
Gracias a esas áreas, país podría lograr financiamiento internacional

Sumarse a los esfuerzos de lucha contra el cambio climático puede ser tan sencillo como tener un
cafetal con árboles.

Es más, estos podrían darle al país una oportunidad para acceder a fondos internacionales para
financiar proyectos de reducción de emisiones de gases efecto invernadero (GEI).

La emisión de GEI como consecuencia de actividades humanas causa el cambio climático que
afecta el planeta, han advertido científicos. Uno de estos gases es el dióxido de carbono (CO2).

Un estudio realizado en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), en


Turrialba, contabilizó la cantidad de carbono que puede almacenar un cafetal con árboles.

Así, concluyeron que, solo en el 2001, cuando la cobertura de cafetales arbolados era de 113.386
hectáreas, Costa Rica tenía 3.591.000 toneladas de carbono almacenadas en esas plantaciones.

“Podríamos sacarle provecho a los cafetales como bono internacional de carbono”, aseveró Elías de
Melo, coordinador del proyecto del Catie.

Almacenes de carbono. El 75% de los cafetales en el país tiene árboles de 250 especies diferentes.

Según el estudio del Catie, el mayor reservorio de carbono está en los árboles que dan sombra.

Estos árboles llegan a almacenar hasta el 35% de todo el carbono que fija el cafetal.

Según cálculos realizados por de Melo y su equipo, una finca con una densidad de 4.500 plantas por
hectárea podría retener hasta 300 toneladas de carbono al año.

“Las investigaciones llegan a decir que cafetales con buen diseño de sombra, composición y manejo
pueden tener una absorción igual o incluso más carbono que un bosque secundario. Ese resultado no
se ha logrado en otros cultivos”, comentó de Melo.
Fondos. “El mercado internacional siempre da luces de que esa es una buena opción, pero es
complicado por la reglamentación”, manifestó Óscar Sánchez, director de Servicios Ambientales
del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), al referirse a la posibilidad de atraer con
este sistema fondos para reducir las emisiones de carbono.

Según los procedimientos para optar por el financiamiento de Mecanismos de Desarrollo Limpio
(MDL), establecido en la Convención de Kioto, se reconocen solo las actividades donde exista
“adicionalidad”; es decir, se debe comprobar que el proyecto hace una contribución nueva a la ya
existente.

Costa Rica fue pionera en recuperar sus bosques, pero todos sus esfuerzos no pueden contabilizarse
por haberse realizado antes del año que se toma como base (1989) para las mediciones. Por esa
razón, no es sujeto de financiamiento .

Otro obstáculo es la escala. “Costa Rica es un país pequeño y sus proyectos también lo son en
comparación con China, Brasil o México”, admitió Sánchez.

A esto se suma que los mercados internacionales están deprimidos debido a la crisis financiera y la
incertidumbre sobre lo que pasará con el Protocolo de Kioto, el cual concluye en el 2012.

“Los compradores de bonos no son muchos, básicamente son Europa y Japón. Europa no está
comprando certificados de bosque, menos de otras actividades a las cuales es aún más difícil
demostrar la adicionalidad”, comentó William Alpízar, de la Dirección de Cambio Climático de
Costa Rica.

“He escuchado de muchos costarricenses que el país no tiene posibilidad de atraer fondos en el
mercado de carbono y que es un país chiquitito en comparación con Brasil. La importancia de Costa
Rica es el ejemplo. Hay muchas convenciones internacionales y documentos, pero ejemplos que
funcionen en la realidad hay muy pocos”, manifestó de Melo.

La respuesta entonces podría estar en el mercado interno de bonos de carbono.

“En el contexto de un mercado local de venta de certificados de compensación, la oportunidad para


sistemas agroforestales en café sí existe y, de hecho, debe ser una de las muchas acciones a
desarrollar”, dijo Alpízar.
Por ejemplo, si una empresa quiere reducir sus emisiones, lo primero que debe hacer es
contabilizarlas e implementar un plan para mitigarlas. Sin embargo, toda operación genera un
porcentaje de emisiones que no pueden reducirse y por tanto, deberán compensarse.

Una forma de compensación de esas emisiones sería financiar el Programa de Pago de Servicios
Ambientales (PSA).

De esa forma, Fonafifo contaría con más recursos para pagar a los finqueros por conservar sus
cafetales arbolados y así se ampliaría la cantidad de contratos ya existentes, los cuales rondan los
9.583 y representan una inversión para el país de ¢56.594,4 millones.

Ese mercado interno de bonos de carbono se enmarcaría en una estrategia nacional que apueste por
construir un modelo de desarrollo bajo en emisiones.

“Actualmente, estamos afinando algunas acciones con el World Resources Institute y el Banco
Mundial para que el país pueda ser sujeto de apoyo financiero en el contexto de los llamados
Programas Nacionales de Reducción de Emisiones Nacionalmente Apropiadas (NAMAS, por sus
siglas en inglés)”, confirmó Alpízar.

NAMAS es un mecanismo más integral en su abordaje: cada país mide su huella de carbono e idea
un plan de acción y, después, se buscan otras naciones que estén dispuestas a invertir en esos
proyectos.

“El desarrollo de NAMAS, le da la oportunidad al país de cambiar sus patrones de desarrollo, ser
más competitivo y ser parte de la solución al calentamiento gl obal”, explicó Alpízar.
Este tipo de cafetal podría traer beneficio
económico
Con el fin de premiar económicamente a los finqueros que se dediquen al cuido de los cafetales con
árboles, un grupo de organizaciones ticas ya trabajan en un convenio para incluirlo dentro del
llamado Programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA).
Actualmente, el PSA da dinero a quienes conservan los bosques privados y se considera una de las
causas de que en Costa Rica haya caído el índice de deforestación.
El PSA se financia de un impuesto del 3,5% al combustible (unos $8 millones al año) y de dos
préstamos del Banco Mundial por $30 millones cada uno.
La nueva propuesta es impulsada por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza,
el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo), el Instituto del Café, el Instituto Nacional
de Innovación Tecnológica Agropecuaria y la Fundación Café Forestal.
Aunque desde el 2003 existe una modalidad para sistemas que combinan bosque y cultivos
agrícolas dentro del PSA, esta solo contempla árboles nuevos.
“La idea con este convenio es ampliarla para que no solo se consideren los árboles nuevos sino
también los que ya están establecidos en las fincas”, explicó Óscar Sánchez, de Fonafifo.
Un borrador del convenio ya se encuentra en revisión. Sánchez urgió a buscar más fuentes de
financiamiento, aparte de las que ya posee Fonafifo.
“Nosotros podemos reservar una parte del presupuesto para 200.000 árboles nuevos en cafetales, lo
que significa una inversión de $260.000 anuales.
“ También hay que ver qué van a aportar los otros. La idea es que sean aportes similares en
términos del esfuerzo técnico y presupuestario.
“Los fondos que aportaría Fonafifo servirían de contraparte para buscar recursos en la cooperación
internacional”, concluyó el funcionario.
¿Cómo se sabe cuánto carbono captura un
cafetal?
Todas las mañanas, Alejandra Barquero y sus compañeras calculan la producción de un cafetal
turrialbeño no por cajuelas sino por toneladas de carbono.
Ellas miden el crecimiento de las matas de café para saber, cada mes, cuánto de este gas de efecto
invernadero se acumula en ese cultivo.
Los datos se suman a otros registrados por Olivier Roupsard, investigador del Centro Agronómico
Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), quien lidera un estudio conocido como Cirad-Catie
desde hace tres años.
Su objetivo es medir, al menos, tres servicios ambientales que ofrecen un cafetal con árboles al
ambiente.
“Lo que se hace aquí puede servir a otras fincas. Este es un experimento muy preciso y complejo,
pero la idea es tener simulaciones de lo que pasa en todos los cafetales del país”, contó Roupsard.
Para lograrlo, los expertos cuentan con un área de un kilómetro cuadrado que combina café con
árboles de poró. Este lugar se encuentra en Aquiares, en Turrialba, una finca de 1.000 hectáreas con
12.000 cafetos y 15 árboles por hectárea.
Mediciones de carbono. Sumado al crecimiento del cafeto, se cuenta con una torre de seis metros
de altura que posee instrumentos para medir radiación solar, temperatura, humedad, dirección del
viento y flujo de gases.
Estas herramientas le permiten a los científicos saber que en el cafetal existe una variación en la
concentración de dióxido de carbono (CO2) entre el día y la noche. “Durante el día, las plantas
capturan CO2 por la fotosíntesis y por eso la concentración del gas en el aire disminuye. En la
noche, pasa lo contrario porque las plantas respiran y pierden carbono”, explicó Roupsard.
“La cantidad de carbono que entra a la planta es mayor a la que sale, lo que es lógico en un cultivo
que está creciendo”, manifestó el científico.
En cuanto a la captura, las hojas del cafeto son las que hacen la mayor parte del trabajo.
“Un bosque captura en los troncos de los árboles, pero en cultivos todo el carbono pasa por las
hojas. Por esa razón, si las hojarascas se incorporan bien al suelo, se fija el carbono ahí”, explicó
Roupsard.
En el caso de Costa Rica, el 92,5% de las fincas tiene cobertura de hojarasca (hojas caídas) en sus
cafetales. Lo anterior quiere decir que sus suelos son grandes almacenes de carbono.
Otra manera de saber cuánto carbono se fija en el suelo es a través de las raíces del cafeto.
Para esto, los investigadores utilizan un tubo transparente que se introduce en la tierra hasta 1,2
metros de profundidad.
Las raíces rodean el tubo y crecen a su alrededor. Dentro de ese tubo hay una cámara pequeña que
va registrando ese crecimiento.
Después, a la cantidad de raíces que nacen se le resta el número de raíces que se pierden y el
resultado es la cantidad de carbono acumulado en el suelo.
Por otra parte, los árboles que dan sombra al cafetal también tienen una función importante.
“La asociación de un árbol con el café facilita el crecimiento de raíces porque las plantas compiten
entre sí y así se desarrollan más”, explicó Roupsard.
Esto se logró saber gracias a un cuarto con ventanales que se construyó bajo tierra donde se puede
observar el crecimiento de las raíces a través del tiempo.
Tal relación entre cultivo y árboles, esencia de un sistema agroforestal, es clave para sustentar una
propuesta de pago de servicios ambientales por concepto de reserva de carbono.
“En un cafetal podemos tener más carbono en el suelo que en los árboles, pero el día en que esos
árboles desaparezcan, el carbono desaparece. Los árboles son quienes protegen ese suelo de la
degradación”, comentó Roupsard.

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