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Lipina SJ, Bisio N, Martelli MI, Penela V, Vuelta B, Yáñez A, Frak VG, Colombo JA. Programa
Summary
The use of the A not B task with delays is presented as an instrument for the evaluation of
cognitive performance depending on the prefrontal dorsolateral cerebral cortex. This task was
admnistered to 250 children from 6 to 14 months old, from different socio-economical rearing
environments (as classified by the Instituto Nacional de Estadística y Censo, INDEC). Results
showed an impact of environmental variables on child performance: as a group children from homes
providing unsatisfied basic needs homes were less efficient than those who were reared in homes in
Resumen
como instrumento para diferenciar el desempeño cognitivo dependiente del desarrollo y maduración
dicha prueba a 250 niños de entre 6 y 14 meses, los resultados indican que el impacto de la
insatisfacción de las necesidades básicas, tal como son definidas por el método de medición de
pobreza NBI, afecta una medida del procesamiento cognitivo que incluye un componente de
memoria de trabajo espacial involucrado con los circuitos ubicados en la corteza prefrontal
dorsolateral.
del desarrollo cognitivo infantil especialmente durante el primer año de vida. Dentro de las
Piaget fue uno de los primeros que investigó este fenómeno que ocurre cuando al esconder
luego al esconderlo en otra posición B, lo vuelven a buscar pero en A (Piaget, 1954), constituyendo
este fenómeno el error típico. Con posterioridad a Piaget otros investigadores crearon una versión
variables entre el ocultamiento y la respuesta; y b) el agregado de una versión que incluye una
búsqueda visual de los objetos sin su correspondiente búsqueda manual. El procedimiento consiste
en que el sujeto evaluado mire atentamente la trayectoria del ocultamiento de un objeto de interés
mientras el experimentador lo esconde en uno de dos o tres hoyos posibles. Posteriormente los
intervalo de tiempo variable (retardo). Durante el periodo de retardo se dirije la atención del sujeto
fuera del aparato donde están los hoyos. Cuando este último culmina se le permite al sujeto buscar
el objeto. En la versión visual sólo se registra hacia cuál hoyo dirije su vista el sujeto evaluado. En la
versión con búsqueda manual se le permite el acceso a los hoyos para que busque el objeto. Si el
ensayo es correcto el sujeto es recompensado con el objeto. En caso contrario (error típico o error
A no B) el experimentador le muestra al sujeto el lugar donde fue escondido sin dárselo. En esta
prueba el sujeto se enfrenta a dos hoyos de ocultamiento que difieren sólo por su ubicación
espacial. Para desempeñarse correctamente debe codificar la localización del objeto, retener esta
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almacenada mientras se inhibe simultáneamente la respuesta reforzada previamente, si la misma
segunda mitad del primer año de vida, concluyéndose que los retardos necesarios para producir el
error típico o A no B deben incrementarse continuamente a una velocidad de 1.5 a 2 segundos por
mes entre las edades de 7.5 y 12 meses de edad. Se observó además que si no se interpone
ningún retardo, los niños tienden a buscar el objeto en B (Diamond, 1985) y que el número de
(Butterworth, 1977). Se han planteado diferentes hipotesis para explicar la naturaleza del error A no
B. Como ocurre con prácticamente casi todas las funciones que participan del desarrollo cognitivo
(Bjorklund, 1997), en general todas concuerdan con los conceptos de una determinación
un concepto de permanencia objetal. Más recientemente esta hipótesis comenzó a ser relativizada
objetal en niños de entre 3 y 5 meses (Baillargeon, 1995). Un estudio actual combinó ambos
paradigmas y sus resultados indicarían que las pruebas provenientes de los mismos evalúan
aspectos diferentes del conocimiento de los objetos por parte de niños durante su primer año de
vida (Ahmed y Ruffman, 1998). Otras explicaciones alternas de la ocurrencia del error A no B se
1989); b) la dificultad para codificar el lugar B, que sería más complejo porque requeriría una
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El desempeño exitoso durante el primer año de vida en la versión modificada de la prueba
longitudinales del desempeño de niños y su comparación con monos rhesus que muestran que el
comparativo del desarrollo temprano entre ambas especies generó la noción que la corteza
aquellos estudios que muestran como monos con lesiones en esta región cortical perseveran en
este tipo de pruebas, mientras no lo hacen cuando la lesión está localizada en la región parietal
propuesta (Diamond, 1985) que plantea que la inmadurez de esta región se manifestaría por
errores de tipo perseverativos que serían responsables del error típico o error A no B. Por otra parte
atención selectiva a estímulos relevantes (Chao y Knight, 1995). Finalmente se han descripto en
distinto orígen (Diamond, 1985; Goldman-Rakic, 1987; Christy et al., 1995; Moghaddam et al., 1997;
más que la experiencia, sería el principal mecanismo en el desarrollo de la habilidad para resolver
visual y manual de la prueba A no B a niños nacidos a término y a prematuros indica que los
segundos tienen un desempeño más pobre que los primeros. Se ha observado que lo mismo
ocurre con otras pruebas que evalúan funcionamientos dependientes de la corteza prefrontal como
la prueba de Detour (Metthews et al., 1996). Otros autores sugieren que las modificaciones
ambientales también producirían un profundo efecto sobre el desarrollo cerebral y sus resultantes
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funcionales de tipo cognitivo. En algunos trabajos se ha mostrado cómo incide el coeficiente
intelectual de las madres tanto en el desempeño cognitivo temprano de sus hijos (evaluado por
medio de pruebas como la escala Bayley, Terman y Merril, McCarty, WPPSI y WISC-R) como en el
logro de un ambiente familiar favorecedor del mismo (Burchinal et al, 1997). Tanto los modelos
entre otras especies (Robbins et al., 1996; Rosenzweig y Bennet, 1996; Jones y Greenough, 1996).
que llegan a orfanatos como consecuencia de la disgregación de sus familias por motivos bélicos
(Holden, 1996), que han sido asociadas a un mal desempeño en pruebas de inteligencia (Terman &
Merril, 1973, WPPSI, 1989) que incluyen funcionamientos involucrados con la corteza prefrontal
de acuerdo a los conceptos implícitos en cada uno de ellos. Uno de los que se utiliza con frecuencia
básicas definidas en base a bienes y servicios. El indicador NBI, por la naturaleza de sus
por este método es dependiente del número de necesidades básicas seleccionadas (INDEC, 1994).
Como todos los métodos de medición de pobreza, el de NBI no toma en cuenta otros aspectos: el
consumo básicos, los niveles educativos, las habilidades y destrezas entendidos como la capacidad
de entender y hacer, el tiempo disponible para la educación, la recreación, el descanso, las labores
domésticas y los activos no básicos o la capacidad de endeudamiento del hogar (Boltvinik, 1995).
Algunas de estas variables que caracterizan un entorno empobrecido, las encontramos en nuestro
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pais a partir de la información proveniente de los censos y de las encuestas permanentes de
hogares, basados en parte en la aplicación del método de establecimiento de pobreza NBI (INDEC,
1994).
En el presente trabajo se ilustra por una parte la inherencia de los factores ambientales
prefrontal dorsolateral de las que depende el desempeño de niños entre 6 y 14 meses en la prueba
A no B, y por otra la distribución característica de los valores de este desempeño para esa
población.
B. Materiales y métodos
1) Población
Se tomó una población de niños sanos que concurrieron a control habitual al Consultorio de
Promoción y Protección de la Salud del Hospital Pedro Elizalde (N=250). Se definió como niño sano
a aquel que no cursaba patología aguda o crónica, nacido a término, peso, perímetro cefálico y talla
Estos niños fueron incluídos en dos grupos: a) con necesidades básicas insatisfechas
(NBI), y b) con necesidades básicas satisfechas (NBS). Tal como fuera mencionado en la
introducción, estos criterios han sido adoptados de acuerdo al método de medición de pobreza
utilizado por diferentes institutos de estadística gubernamentales en el mundo, dentro de los que se
incluye el INDEC. Identificamos como población NBI a aquella que habita en hogares en los que se
encuentre al menos una de las siguientes características: 1) más de tres personas por cuarto
inquilinato, vivienda precaria u otro tipo, lo que excluye casa, departamento y rancho); 3) que los
mismos habitaran en viviendas sin retrete y/o sin descarga de agua; 4) que el hogar no contara con
conexión al sistema de agua corriente; 5) que tuvieran algún menor en edad escolar (6 a 12 años)
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que no asistiera a la escuela; y 6) que el jefe del hogar estuviese a cargo de cuatro personas como
La información para la inclusión de cada niño en cada uno de los grupos fue obtenida por
2. Aparato de prueba
que se empotraron dos hoyos de 9.4 cm de diámetro y 7.5 cm de profundidad separados por 27.5
cm y equidistantes entre si y con los bordes. Se utilizaron como cobertores paños blancos de
aproximadamente 25 cm de lado.
3. Procedimiento
Todos los niños fueron evaluados individualmente y por única vez en un consultorio aislado
del Servicio de Neurocirugía del Hospital Pedro de Elizalde, por dos operadores. Uno de ellos
administraba la prueba y el otro registraba lo que ocurría durante cada ensayo en el protocolo
frente a la mesa de pruebas cuidándose que pudiera acceder a los dos hoyos por igual. Los
operadores se sentaban frente a ambos e iniciaban la prueba después de asegurarse que el niño
atrayendo la atención del niño. Cuando el niño fijaba su atención en el mismo, el operador
lentamente lo escondía en uno de los dos hoyos asegurándose que el evaluado siguiera con su
vista la trayectoria del ocultamiento. Inmediatamente el operador cubría simultáneamente los dos
hoyos iniciándose de esta manera el retardo. Durante el mismo se cuidaba que los niños no fijaran
su atención sobre los hoyos y se les impedía descubrirlos por medio de la consigna previa a los
padres de restringir los movimientos de los brazos tomándolos suave pero firmemente hasta que el
operador anunciara el fin del retardo. Los padres no podían participar más que reteniendo a sus
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hijos para que no buscaran el juguete durante el período de retardo. Finalizado el mismo se les
Un ensayo correcto se definió sólo como aquel en el que el niño evaluado removía el
cobertor. El mismo era recompensado con el acceso al premio. Cuando el ensayo era incorrecto el
operador dirigía la atención del niño hacia el hoyo donde había sido oculto el señuelo pero no se lo
daba. El premio era escondido en un mismo hoyo hasta que el niño lo encontraba correctamente en
ensayos e inversiones no fue constante para todos los casos. Se comenzó a administrar la prueba
con retardos menores a 1 segundo. Cuando cada niño alcanzaba un 90% de eficiencia (ensayos
respectivas. Se utilizó el método de stepwise con la finalidad de seleccionar las variables que mejor
C. Resultados
Los niños del grupo NBI fueron siempre menos eficientes que los del grupo NBS en todos
los niveles de dificultad (retardos de <1”, 5” y 10”)(B: 0.0094; SE B:0.024; T: 3.91; p < 0.001;
Constante: 0.3612)(Tabla I, Figuras 1-2). Se observó además que esta diferencia fue más
pronunciada a partir de los diez meses de edad desde donde comienza a incrementarse. Con estas
2
variables se explicó el 6% (r = 10.4) de la variación global de la eficiencia.
niño de ambos grupos ensayos con menos de 1 segundo de retardo. No todos lograron niveles de
eficiencia del 90%, por lo tanto no todos alcanzaron el segundo nivel de dificultad, (5 segundos de
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dificultad se observó por una parte que a los 7, 9 y 14 meses ambas poblaciones tendieron a
desempeño del grupo NBS se mantuvo prácticamente por encima del NBI (Figura 1). Cuando se
en el nivel de dificultad previo, es decir, el grupo NBS fue más eficiente que el NBI. Pero se agrega
el hallazgo que a los 13 meses ambos grupos tendieron a ser igualmente eficientes y que en
edades más tempranas (6 y 7 meses) no hubo niños del grupo NBI a los que administrarle ensayos
de 5 segundos (Figura 2). Las mismas tendencias se observaron con el último nivel de dificultad
(Figura 3) en los que volvió a observarse la diferencia entre ambos grupos en cuanto a la eficiencia
y a la inexistencia de casos NBI en edades más tempranas a los que no se les llegó a administrar
Al integrar todos los niveles de dificultad (Figura 4) se observa que el grupo NBS tuvo un
desempeño de mayor eficiencia a lo largo de todo el primer año de vida con respecto al grupo NBI.
Finalmente, el modelo de regresión múltiple implementado confirmó estas tendencias que pueden
observarse en el gráfico que representa el comportamiento de los valores esperados (Figura 5).
En síntesis, estos resultados indican que las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)
afectan la eficiencia del procesamiento cognitivo en niños de hasta catorce meses de edad en la
D. Discusión
eficiencia por una parte, y edad-necesidades básicas y eficiencia por otra, indican una correlación
desempeño en la prueba A no B con retardos de hasta 10 segundos, es aquel que lo involucra con
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la madurez de los circuitos corticales de la corteza prefrontal dorsolateral (Diamond y Goldman-
Rakic, 1989). Ello implica a las funciones de memoria de trabajo, atención, codificación de un
motor con un objetivo predeterminado, entre otros (Butterworth, 1977; Diamond, 1985; Harris, 1989;
Chao y Knight, 1995; Ahmed y Ruffman, 1998). Por otra parte las características de dicho
desempeño han sido descriptas en varias oportunidades de forma tal que se observó con claridad
una progresión dependiente de la combinación de las edades de los niños evaluados y los retardos
administrados durante la primera mitad del primer año de vida (Diamond, 1985). La eficiencia por si
cuáles de las funciones prefrontales son las que específicamente se estarían evaluando al
conveniente abonar a un concepto que sugiera una integración de varios funcionamientos en el que
claramente los estudios comparativos entre niños y mono rhesus (Diamond y Goldman-Rakic,
1989).
administre ambos grupos siguen manteniendo una eficiencia diferencial desde los 6 a los 14 meses
de edad. En ambas poblaciones evaluadas la edad es una variable significativa en la progresión del
desempeño, tal como fuera planteado en trabajos previos (Diamond, 1985; Diamond y Goldman-
desempeño a través del tiempo independientemente del nivel de retardo en ambos grupos, refuerza
madurativa de los circuitos prefrontales involucrados en la resolución del problema que plantea la
prueba A no B. Por otra parte constituye un elemento que se agrega al conjunto de hallazgos
acerca de la influencia ambiental sobre aspectos funcionales del sistema nervioso central (Robbins
Con respecto a los criterios utilizados para incluir a los niños en ambos grupos se verifica
su utilidad para diferenciar poblaciones en su desempeño en una prueba cognitiva. Sin embargo y
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debido a que uno solo de los criterios NBI alcanza para que un niño sea incluído en ese grupo
(INDEC, 1994), y a que por definición todos los métodos para el establecimiento de pobreza dejan
de incorporar ciertos criterios que hacen a esa condición (Boltvinik, 1995), no se pueden establecer
aún cuáles de todas las dimensiones de la variable (edilicia, educativa o laboral) es o son las que
prueba A no B.
Estos hallazgos plantean por una parte la necesidad de profundizar el estudio de las
demandas tempranas en el ambiente de los niños de al menos entre los 6 y 14 meses de edad para
la resolución de problemas de tipo cogntivo. Por otra parte la presencia de desnutrición solapada u
oculta en amplios sectores sociales (O’Donell et al, 1997), asociada reiteradamente a malos
1983, 1989; Lozoff et al, 1987, 1991), plantea la necesidad de indagar la influencia de la anemia de
edades más avanzadas y en tal caso la expresión funcional de qué procesamientos prefrontales
Agradecimientos: Fundación Conectar, UBA, Fundación Bunge & Born, Fundación Banco de
Boston, INDEC (Sector Encuesta Permanente de Hogares), Hospital Pedro de Elizalde (Ex Casa
Cuna).
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D. Referencias bibliográfícas
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Tablas y figuras
NBI NBS
Tabla I – Detalle de los valores de eficiencia global alcanzados (% OBS) y esperados (% ESP) de
acuerdo al modelo de regresión múltiple implementado, por edad y grupo. Los valores representan
la eficiencia global, es decir que están integrados los valores de todas las condiciones de dificultad
dado que en el análisis estadístico de las interacciones entre las variables, la variable nivel de
dificultad no participa de las diferencias entre los grupos NBI y NBS. N representa el total de
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Prueba A no B - Desempeño de grupos NBI y NBS
(< 1" de retardo)
100 NBI
90 NBS
80
70
% eficiencia
60
50
40
30
20
10
0
6 7 8 9 10 11 12 13 14
edad (meses)
nivel de <1” de retardo. Nótese que a pesar que en algunas edades ambas curvas tienden a unirse
(fenómeno probablemente debido a la variación poblacionales en cada franja etaria) el grupo NBS
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Prueba A no B - Desempeño de grupos NBI y NBS
(5" de retardo)
100 NBI
90 NBS
80
70
% eficiencia
60
50
40
30
20
10
0
6 7 8 9 10 11 12 13 14
edad (meses)
Figura 2 – Desempeño de los grupos NBI y NBS en la misma prueba pero cuando se interponen
retardos de 5”. En este caso se observa por una parte la ausencia de casos en el grupo NBI para
edades de 6 y 7 meses y por otra que hasta los 13 meses el grupo NBS es más eficiente que el
NBI.
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Prueba A no B - Desempeño de grupos NBI y NBS
(10" de retardo)
100 NBI
90 NBS
80
70
% eficiencia
60
50
40
30
20
10
0
6 7 8 9 10 11 12 13 14
edad (m eses)
Figura 3 – Desempeño de ambas poblaciones cuando se interponen retardos de 10”. Nótese cómo
los niños del grupo NBI comienzan a resolver estos ensayos recién a partir de los 12 meses
mientras que los del grupo NBS lo hacen desde los 9 meses. Al igual que en los casos anteriores el
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Prueba A no B - Desempeño de grupos NBI y NBS
(todos los niveles de dificultad integrados)
100 NBI
90 NBS
80
70
% eficiencia
60
50
40
30
20
10
0
6 7 8 9 10 11 12 13 14
edad (meses)
Figura 4 – Curvas de eficiencia global (todos los niveles de retardo incluídos) de acuerdo a datos
obtenidos de los grupos NBI y NBS entre los 6 y 14 meses de edad, en la prueba A no B modificada
de Piaget. Nótese que la eficiencia del grupo NBI siempre se encuentra por debajo de la del NBS.
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Eficiencia de ambos grupos en todos los niveles de acuerdo a
valores esperados
100
NBI
90
NBS
80
70
% eficiencia
60
50
40
30
20
10
0
6 7 8 9 10 11 12 13 14
edad (m eses)
Figura 5 – Curvas de eficiencia global (todos los niveles de retardo incluídos) de acuerdo a datos
esperados por la aplicación del modelo de regresión múltiple implementado, de los grupos NBI y
NBS entre los 6 y 14 meses de edad, en la prueba A no B modificada de Piaget. Nótese que la
eficiencia del grupo NBI siempre se encuentra por debajo de la del NBS y que a la edad de 14
meses las curvas no se unen como en el caso de los datos obtenidos (Figura 4), situación
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