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Resumen
Introducción
De este modo, este primer encuentro entre teología y filosofía fue más
de carácter simbiótico, que reflexivo o sistemático; o, como también lo
denomina Welte de un “ connubium inocente de la teología cristiana con
el pensamiento griego” (24). Pero, como bien advierte Hegel, gracias a
este connubium , y en concreto gracias a la formación filosófica de los
padres de la Iglesia , se hacen posibles “los primeros rudimentos de la
doctrina cristiana, el desarrollo de una dogmática” (25). El cristianismo,
movido por el Espíritu de su fundador, quería y debía expresar su
mensaje en un contexto cultural diverso al de su origen, a fin de que él
pudiera ser comprendido, acogido y creído. Ese contexto estaría
dominado por la cultura helénica y por sus categorías de pensamiento.
Si esta cultura se hizo dominante para el pensamiento cristiano y para la
vida de la Iglesia -por más de un milenio, fuera del contexto histórico
que le había dado origen, y haciendo prevalecer el concepto por sobre el
acontecimiento-, ello se debe más a la falta de creatividad de las
generaciones que siguieron a aquella de los padres de la Iglesia , que a
una supuesta equivocación por parte de éstos (26).
Según Welte, “serán Hegel y sobre todo Schelling, cada uno a su modo,
quienes expresarán la idea de que el depositum de la tradición teológica
requeriría de una total revisión y asimilación filosófica, a fin de que él
llegue a ser realmente propio del hombre, según la forma
contemporánea en la que se ha desarrollado su espíritu, y a fin de que
en este espíritu él se encuentre consigo mismo” (44). Por una parte,
Hegel desarrollará un sistema teológico que en su fascinante unidad ni
siquiera la teología medieval había sido capaz de formular (45). En un
contexto histórico que se había ido conformado por el proyecto
emancipatorio de un pensamiento autónomo (Kant) y de una práctica
revolucionaria (revolución francesa), Hegel sitúa “la teología, esto es, el
cristianismo en forma de pensamiento, en relación con la totalidad
abierta del mundo nuevo de la naturaleza, del espíritu, de la historia, de
la vida política y, así, como la unión, la verdad, la libertad de la totalidad
universal, que todo lo deja y conserva libremente” (46).
1.5 La crisis del siglo XIX: predominio del dato positivo y del
historicismo
Ahora bien, a partir de la segunda mitad del siglo XIX , Welte considera
que se comienza a manifestar un profundo cambio de época, que
determinará significativamente el pensamiento, sus estructuras y
posibilidades. Y con la transformación del pensamiento, se modificarán
también los modos, las estructuras y el estilo de la teología que se había
comenzado a desarrollar durante la primera mitad de siglo. Es
impresionante constatar, observa Welte, cómo la genialidad y
creatividad que irrumpen en la historia con el pensamiento de Hegel,
deberán despedirse tan pronto de nuestra historia y cómo a partir de la
segunda mitad del siglo XIX cambiaría tan radicalmente el clima
espiritual y humano de la época inmediatamente anterior (65). Ejemplo
de ello será la escasa o nula recepción de pensadores como Kierkegaard
y Newman, como también, las dificultades que entre sus pares
encontraron hombres de la escuela de Tübingen, como Johann Kuhn, o
los discípulos de algunos de los grandes teólogos de entonces, como
Martin Deutingen.
La nueva época histórica estará determinada por el dominio del dato
positivo tanto en las ciencias de la naturaleza como en la comprensión
global de la historia: “La conciencia de la realidad que dominará esta
época -escribe Welte- ya no se orientará más por el pensamiento, la
especulación, por la idea, sino que primera y fundamentalmente por el
dato positivo, por las posibilidades de asirlo y dominarlo todo,
planificada y metódicamente” (66).
Ahora bien, todo este interés por la historia y por la historicidad, fue
poniendo cada vez más de manifiesto que “las afirmaciones
fundamentales del cristianismo, según ellas se encuentran en los libros
del Nuevo Testamento, o de otro modo, en las decisiones de los
Concilios, o en las obras de los Padres de la Iglesia , pertenecen siempre
a un determinado mundo histórico, que condiciona sus modos de
preguntar, de pensar y de hablar” (69). Así, progresivamente fue
creciendo la necesidad de comprender dichas afirmaciones
fundamentales desde el trasfondo histórico que las posibilitaba. Esto,
que hoy pareciera ser algo de “sentido común”, entonces dio -
comprensiblemente- origen a una gran incertidumbre e inseguridad en
los medios eclesiásticos. La comprensión histórico-crítica de las fuentes
de la revelación entraba, muchas veces, en clara tensión con la
comprensión que tenía la tradición eclesiástica de esas mismas fuentes.
Por una parte, cada vez se hacía más evidente que “la naturaleza
histórica de todas las afirmaciones del espíritu cristiano no permitía
proyectar dichas afirmaciones a un ámbito a-histórico en el que fuera
posible construir sistemáticamente la totalidad de la doctrina,
protegiéndola de los avatares de la historia” (70).
Pero, por otra, junto a esta conciencia histórica crecía también el temor
de que ahora todo fuera puesto en duda y relativizado, de que ya nada
se pudiera sostener, puesto que ahora ya todo quedaba sujeto a las
dinámicas propias de la historia, a las interpretaciones histórico-críticas
de ellas. El así llamado modernismo, como asimismo la fuerte reacción
eclesiástica en contra de él, afirma Welte, pueden considerarse como
indicios del carácter global y fundamental que había adquirido la crisis
(71).
Pero por más sólida que fuera esta base conceptual, muy pronto se
mostraría que ella no se podía repetir mecánicamente en el nuevo
contexto histórico. Y, así, la neoescolástica de fines del siglo XIX será un
claro ejemplo de un modo inadecuado de recurrir a una gran tradición
filosófica y teológica. En lugar de confrontarse críticamente con aquel
pensamiento moderno, que hacia mediados del siglo XIX parecía ajeno e
imposible de integrar en función de la comprensión de la fe, la
neoescolástica recurrió a un sistema conceptual, que si bien le permitió
al pensamiento católico encontrar un suelo firme sobre el cual apoyarse,
no fue capaz de ser acogido y comprendido de un modo crítico y
creativo, de acuerdo a las nuevas categorías y formas del pensar. Y el
problema no estaba en la gran tradición escolástica, sino que en ese
intento ingenuo de pensar que era posible huir de la historia, de la
confrontación crítica con el nuevo horizonte de comprensión del ser que,
de hecho, operaba en la misma lectura e interpretación de Tomás (75).
Tanto por sus propósitos como por su método la teoría crítica se sitúa
ante un horizonte mucho más amplio que el de la filosofía de la ciencias.
En ella se presupone la conciencia moderna de las ciencias, pero a la
vez se produce una distancia crítica respecto de su filosofía positivista
(117). En ella no sólo están en juego los enunciados de la ciencias
exactas -sus posibilidades de verdad, falibilidad o racionalidad-, sino que
las condiciones concretas en que vive la sociedad y sus posibilidades de
emancipación de todas las formas de opresión. Respecto de la religión,
afirma Welte, “la teoría crítica o bien prescinde de ella por completo, y
así sigue en parte a Karl Marx y su relación con la crítica de la religión
de Ludwig Feuerbach; o bien toma en consideración la religión como un
campo interesante de análisis social [...] Pero entonces el punto de vista
directriz en el estudio de la religión es el de su función en el conjunto
del contexto social, que a su vez es considerado primariamente bajo el
punto de vista directriz de la dialéctica de opresión y emancipación”
(118).
Ahora bien, en Welte reconocemos tanto una valoración positiva de esta
corriente de pensamiento, como también una observación crítica
respecto de ella. Primero, su valoración: ésta radica, principalmente, en
el hecho de que la teoría crítica ha puesto de relieve la importancia de lo
social en la configuración de la existencia humana y, por tanto, también
de la religión. “La teoría crítica y las ideas emparentadas con ella -
afirma B.Welte- nos han llamado la atención sobre el hecho de que la
religión tiene siempre una dimensión social y representa un hecho social
que por su parte requiere un examen crítico. La religión en su aparición
está condicionada de múltiples maneras por las relaciones sociales en
las que se manifiesta, ella misma forma sociedades, p.ej., Iglesias, y
determina de muchas maneras las sociedades mayores en medio de las
cuales vive” (119).
Por la importancia que han tenido las cuestiones aquí aludidas para el
mismo pensamiento teológico latinoamericano, es necesario detenernos
un momento en ellas. En primer lugar, se debe resaltar la valoración
positiva que Welte hace de la teoría crítica y “de las ideas emparentadas
con ella”. Ciertamente, el reconocimiento de la dimensión social de la
existencia humana, en análisis de las condiciones sociales de vida de los
hombres y de los pueblos, el desenmascaramiento de las diversas
estructuras de opresión, y otras cuestiones semejantes, han colaborado
decididamente a que la religión no se entienda como una realidad
aislada de la existencia concreta de los hombres, de los modos
históricos en los cuales estos se relacionan entre sí, a través de
sistemas políticos y económicos cada vez más complejos y
determinantes. Y la religión, como tal, no sólo está allí, como un
compartimento estanco dentro de la trama de estructuras y relaciones
sociales, sino que está allí activamente: determinando y dejándose
determinar por la sociedad. Hasta aquí compartimos plenamente la
valoración positiva de Welte.
Esta objeción -la más fundamental, por provenir ella desde el mismo
pensamiento teológico y por tener una fuerte presencia en la conciencia
de muchos creyentes-, es una cuestión que reconocemos central en
toda la obra de Welte: ya en sus escritos más tempranos -al inicio de la
década de los cincuenta- asume el desafío de responder a esta objeción
(135), lo vuelve a hacer hacia fines de los cincuenta (136), a mitad de
los sesenta (137), a mitad de los setenta (138), la retoma en su
Filosofía de la Religión , el año 1977 (139), y con ella inicia el último de
los libros publicados por él mismo, el año 1982, un año antes de su
muerte: ¿Qué es creer? (140).
Ahora bien, porque nos parecen atendibles algunas de las razones que
cuestionan la razón, continuaremos nuestro diálogo con Welte en torno
a qué es el pensar. Aunque el planteamiento de Welte sea provisional e
incompleto, como él mismo lo declara (162), nos parece importante a lo
hora de querer caracterizar mejor un pensamiento filosófico que
también sea fecundo para el pensamiento teológico (163). Con Welte
reivindicamos el pensar como un imperativo de la libertad y de la misma
religión; sin embargo, con ello no estamos reivindicando cualquier
pensar, cualquier ejercicio de la razón. Dicho de otro modo: no da lo
mismo cómo pensar.
Ahora bien, la teología no tiene una acceso directo a esa revelación, sino
que sólo a través de determinadas fuentes. Y recogiendo la distinción
clásica de las dos fuentes, Welte afirma que la teología puede acceder a
la revelación de Dios en Jesús, tanto a través de los testigos primeros
de ella -vale decir, de los apóstoles y de los escritos en los cuales se
consignó su testimonio, vale decir, las Sagradas Escrituras-; como
también a través de los testigos segundos, de aquellos que acogieron la
palabra revelada de Dios, de aquellos que ha sido los “testigos de los
testigos”, es decir, a través de tradición viva de la Iglesia. Estas fuentes
de la revelación, como su acceso a ellas, ya constituyen de por sí un
desafío para el quehacer teológico.
Por otra parte, para la teología tampoco debe ser indiferente el hecho de
que la verdad de la fe posea un carácter in-olvidable , por cuanto que
acontece siempre de nuevo en el memorial de la fe. Este hecho es
constitutivo de la verdadera religión cristiana, pero también es
normativo y programático para una teología que quiera pensar la verdad
de la fe. El hecho fundante de la religión cristiana es, justamente, el
acontecimiento salvífico de Dios en Jesucristo. Toda su vida, también la
teología, se deberá orientar a hacer memoria de ese acontecimiento , a
actualizar en nuestra propia historia la Palabra que se hizo carne y
habitó entre nosotros, a hacer presente en todo tiempo aquel
acontecimiento único y definitivo.
Pero tampoco la religión cristiana deberá abstraer del hecho de que la
verdad a la que ella se debe, en cuanto acontecimiento de la libertad, es
siempre una verdad transformadora y operante. No se trata,
ciertamente, de poner la vida religiosa y la teología en función de tal o
cual práctica eclesial o social; pero sí de situarla en la dinámica
transformadora de la verdad del Evangelio. Una teología, o una religión,
que se vuelve sobre sí misma, que se concentra estérilmente en la
construcción de sistemas ordenados y coherentes de enuciados sobre
“Dios”, y que no es capaz interpelar a la conversión y a la fe,
difícilmente podrá tener alguna significación histórica real, difícilmente
podrá ella participar del acontecer histórico-salvífico de la verdad. Al
menos la religión cristiana y su teología no deberán olvidar que la
verdad acontece como realización de la verdad, como “obrar la verdad”
(Jn 3,21), como un “vivir según la verdad” (2 Jn 4) (221)
(9) Cf., B.Welte, Heilverständnis ..., op.cit., 47 y ss.; Auf der Spur des
Ewigen. Philosophische Abhandlungen über verschiedene Gegenstände
der Religion und der Theologie , Herder, Freiburg [Breisgau] 1965, 366
y ss.; "Was hat die Philosophie in der Theologie zu tun?, Theologische
Quartalschrift 154 (1974) 303-310.
(10) Esta situación evidentemente puede ser revertida y, por ello, en los
últimos años no pocos trabajos apuntan justamente a analizar el camino
recorrido y a indicar nuevas perspectivas metodológicas, temáticas, etc.
Véase, por ejemplo: W.Amado, "Qual o futuro da Teologia da
Libertacao?", Revista Eclesiastica Brasilera 51 (1991) 679-682; Fr.Betto,
"A Teologia da Libertacao Ruiu com o Muro de Berlim?", Revista
Eclesiastica Brasilera 50 (1990) 922-929; C.Boff, "Teologia da
Libertacao: suas grandes questoes neste final de século", Vozes 85-4
(1991) 460-468; F. Del Paso, "¿Muerta la teología de la liberación?",
Christus 573 (1994) 31-33; C.M.Galli, “La teología latinoamericana de la
cultura en las vísperas del tercer milenio”, en: Consejo Episcopal
Latinoamericano (ed.), El futuro de la reflexión teológica en América
Latina , CELAM, Bogotá 1996, 243-362; G.Gutiérrez, "Liberación y
desarrollo: un desafío a la teología", Páginas 124 (1992) 14-23;
Gutiérrez, G., “Una teología de la liberación en el contexto del tercer
milenio”, en: Consejo Episcopal Latinoamericano (ed.), El futuro de la
reflexión teológica en América Latina , CELAM, Bogotá 1996, 97-165;
J.B.Libanio, "Panorama da teologia da América Latina nos últimos 20
anos", Perspectiva teológica , 24 (1992) 147-192; J.Noemi, “Rasgos de
una Teología Latinoamericana”, en: Consejo Episcopal Latinoamericano
(ed.), El futuro de la reflexión teológica en América Latina , CELAM,
Bogotá 1996, 29-74; P.Richard, "La reconstrucción de la esperanza. La
teología de la liberación en búsqueda de nuevos paradigmas", Senderos
43 (1993) 37-62; J.C.Scannone, "Situación de la problemática del
método teológico en América Latina", Medellín 78 (1994) 255-284.
(17) B.Welte, “Über den Sinn, die Notwendigkeit und die Grenzen einer
«Enthellenisierung» des Christentums”, en: Zwischen Zeit und Ewigkeit.
Abhandlungen und Versuche , Herder, Freiburg 1982, 235.
(18) Cf. W.Pannenberg, Philosophie und Theologie , op.cit., 36-105. En
estas páginas, Pannenberg estudia principalmente la recepción cristiana
del platonismo, el influjo de Aristóteles en la teología cristiana y la
relación del pensamiento cristiano hacia la filosofía estoica.
(19) Cf. B.Welte, “Über den Sinn, die Notwendigkeit und die Grenzen
einer «Enthellenisierungg» des Christentums”, en: Zwischen Zeit und
Ewigkeit , 235 y ss.
(21) Cf. B.Welte, “Über den Sinn, die Notwendigkeit und die Grenzen
einer «Enthellenisierung» des Christentums”, en: Zwischen Zeit und
Ewigkeit , 236-238. Cf. B.Welte, “Credo ut intelligam als theologisches
Programm heute”, en: Veröffentlichung der freien Universität Berlin
(ed.), Wissenschaft und Verantwortung. Universitätstage 1962 , Walter
de Gruyter , Berlin 1962, 21-22.
(23) B.Welte, “Über den Sinn, die Notwendigkeit und die Grenzen einer
«Enthellenisierung» des Christentums”, en: Zwischen Zeit und Ewigkeit ,
240. Como afirma en otro texto: “La metafísica occidental había
establecido su dominio en la teología y, más específicamente, en la
cristología. Y con ella una interpretación de la persona de Jesús, que no
atendía tanto a la historia, cuanto al elemento estático, y desde allí a la
esencia” (B.Welte, “Jesus Christus und die Theologie”, en: J.Sauer (ed.),
Wer ist Jesus Christus? , Herder, Freiburg-Basel-Wien 1977, 156).
(24) B.Welte, “Die Philosophie in der Theologie”, en: Auf der Spur des
Ewigen. 366.
(25) G.W.F.Hegel, Lecciones sobre filosofía de la religión , Alianza
Editorial, vol. 1, Madrid 1990, 60.
(27) “ita negligentia mihi videtur, si, postquam confirmati sumus in fide,
non studemos quod credimus intelligere” (Anselmo, Cur Deus homo , I,
1).
(28) B.Welte, “Die Philosophie in der Theologie”, en: Auf der Spur des
Ewigen , 366. Welte también recuerda -siguiendo para ello el estudio de
Etienne Gilson, La Philosophie au Moyen Age -, que de aquí vino
también uno de los impulsos más fundamentales para el desarrollo de la
Universidad de París y, según este modelo, para el surgimiento de las
demás Universidades. Véase, también: “Credo ut intelligam als
theologisches Programm heute”, en: Veröffentlichung der freien
Universität Berlin (ed.), Wissenschaft und Verantwortung.
Universitätstage 1962 , Walter de Gruyter, Berlin 1962, 16-30. En un
breve artículo, W.Pannenberg examina con profundidad las posibilidades
y límites de la propuesta anselmiana: W.Pannenberg, “Die Rationalität
der Theologie”, en: M.Kessler, W.Pannenberg, H.J.Pottmeyer (eds.),
Fides quarens intellectum. Beiträge zur Fundamentaltheologie , Francke,
Tübingen 1992, 533-544.
(29) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 183. Véase, además: B.Welte, “Die geöffneten
Türen eines neuen Denkens. Zum 700. Todestag des hl. Thomas von
Aquin”, Christ in der Gegenwart 26 (1974) 77-78.
(30) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 182.
(31) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 183.
(35) Cf. B. Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den
Aristotelismus”, en: Zeit und Geheimnis , 186-190.
(36) El texto de Tomás que Welte aquí cita está tomado de la Summa
contra gentiles , I, 4: “duplici... veritate intelligibilium existente, una, ad
quam rationis inquisitio pertingere potest, altera, quae omne ingenium
humanae rationis excedit: utraque convenienter divinitus homini
credenda proponitur” (en: B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit
um den Aristotelismus”, en: Zeit und Geheimnis , 186).
(37) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 188.
(38) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 188.
(39) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 189.
(40) S.th. I, 2, 3.
(41) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 190.
(42) B.Welte, “Thomas von Aquin und der Streit um den Aristotelismus”,
en: Zeit und Geheimnis , 189.
(49) Cf. “Die Philosophie in der Theologie”, en: Auf der Spur des Ewigen
, 369. Según Franz Anton Staudenmaeir, el teólogo también debe ser un
filósofo (Cf. F.A.Staudenmaier, Enzyklopädie der tehologischen
Wissenschaft als System der gesamten Theologie ( Mainz 2 1840);
Citado por B.Welte, “Die Philosophie in der Theologie”, en: Auf der Spur
des Ewigen , 369, nota 8). Cf. B.Welte, “Hegel theologischer Entwurf als
Ausdruck einer geschichtlichen Situation und als Impuls einer neuen
Geschichte der Theologie”, en: Zeit und Geheimnis , 236-240; B.Welte,
“Der Wissenschaftscharakter der Theologie im Verhältnis von Denken
und Erfahrung”, en: E.Denninger (ed.), Das Verhältnis von Denken und
Erfahrung im Wissenschaftlichen Erkennen , H.Krach, Mainz 1964, 8 y
ss.
(51) “Die Theologie war -wie alles führende Denken dieser Zeit- von
dem Geiste und der inneren Haltung des Selbsdenkertums getragen, um
einen in dieser Zeit geläufigen Ausdruck zu gebrauchen” (B.Welte, “Zum
Strukturwandel der katholischen Theologie im 19. Jahrhundert”, en: Auf
der Spur des Ewigen , 386).
(53) Como escribe Welte: “Es ist ihm (Drey) sehr deutlich, da b der
mystische Sinn, so sehr er das Andere des abstrakten Denkens ist, doch
zugleich das Denken herbeiruft, in Gang setzt, belebt und inspiriert. Dies
ist für die ganze Epoche charakteristisch, von daher dürfen wir
verstehen, da b die theologische Gedanken dieser Zeit den
eigentümlichen Zug freudiger Frische und genialer Jugendlichkeit zeigen,
den Glanz neu aufgehenden Lichtes kräftiger Gedanken und diese
nährender ursprünglicher geistiger Erfahrungen, einen Glanz, welchen
wir in dieser Theologie so sehr bewundern, wie wir ihn an allen
Gedanken ursprungsschwächer Zeitalter vermissen” (B.Welte, “Zum
Strukturwandel der katholischen Theologie im 19. Jahrhundert”, en: Auf
der Spur des Ewigen , 387).
(65) Al respecto Welte escribe: “Immer schon ist es aufgefallen, wie jäh
der ungeheure Reichtum des philosophischen Denkens und Bewu b
tseins nach Hegels Tod abbrennt wie ein Feuer, dessen Nahrung
verzehrt ist, und wie schnell und gründlich die wenigen Jahrzehnte der
gro b en poetischen Genialität Abschied nehmen von unserer
Geschichte. Das ganze geistige und menschliche Klima verändert sich
gegen die Jahrhundertmitte hin so, da b die Veränderung wie die
Trennung von einer zunächst jedenfalls unwiederbringlichen und
einmaligen Kostbarkeit erscheint. Es erlischt das Licht der Genialität und
entspannt sich der hohe Tonus des Gedankens, und in eins damit verbla
b t das, was Drey den mystischen Sinn genannt hat” (B.Welte, “Zum
Strukturwandel der katholischen Theologie im 19. Jahrhundert”, en: Auf
der Spur des Ewigen , 395.
(72) Cf. B.Welte, “Zur Lage der Theologie heute und zur Rolle der
Philosophie im Rahmen dieser Situation”, en: B.Casper (ed.), Die
Angewiesenheit der Theologie auf das philosophische Fragen , Schell &
Steiner, München-Zürich 1982, 66.
(75) Como escribe Welte, “cada tiempo lee con sus propios ojos un
pensamiento antiguo, ya conocido y canónico, y los interpreta según sus
propias categorías fundamentales, y esto, primeramente muy
inocentemente y sin percibirlo. La nueva teología escolástica leyó a
Tomás, ciertamente, con los ojos y categoría fundamentales de fines del
siglo XIX. ¿Cómo hubiese podido ser diferente? [...] Las primeras
teologías neoescolásticas -continúa Welte-, no mostraban ninguna
diferencia fundamental respecto de la interpretación que Suárez había
hecho de Tomás. Y Suárez fue el último contemporáneo de Descartes, la
última figura del siglo XVIII -racionalista e ilustrado-, que la escolástica
había incorporado. Hombres como Kleutgen y Schätzler tomaron todo
ello expresamente sub uno . Por lo tanto, cuando pensaron en los
marcos de su conciencia tomista, lo que en realidad hicieron fue pensar
análogamente a los modos de pensar del siglo XVII y XVIII, los que, por
su parte, eran particularmente cercanos a la conciencia de fines del siglo
XIX” (B.Welte, “Zum Strukturwandel der katholischen Theologie im 19.
Jahrhundert”, en: Auf der Spur des Ewigen , 400).
(89) Cf. B.Welte, Heilsverständnis , 21. Welte reitera esta idea en Was
ist Glauben? , 19.
(90) B.Welte, “Zum Strukturwandel der katholischen Theologie im 19.
Jahrhundert”, en: Auf der Spur des Ewigen , 407.
(93) H.U. von Balthasar, Karl Barth. Darstellung und Deutung seiner
Theologie , Köln - Olten, 1951.
(100) B.Welte reconoce que hay muchas filosofías más, pero que
ninguna de ellas acuña en igual medida la conciencia pública como lo
hacen la filosofía de las ciencias y la teoría crítica” (Cf., Filosofía de la
Religión , 46).
(117) De ello da cuenta la “disputa del positivismo” de los años 60. Cf.
Th.W.Adorno y otros autores, Der Positivismusstreit in der deutschen
Soziologie , Darmstadt u. Neuwied 3 1974 (citado por B.Welte, Filosofía
de la Religión , 44).
(122) Por ejemplo: B.Welte, “Der neue Humanismus und die Dialektik
von Integration und Fortschritt”, en: Zeit und Geheimnis , 68; B.Welte,
“Nietzsches Idee vom Übermenschen und seine Zweideutigkeit”, en:
Zwischen Zeit und Ewigkeit , 167 y s.; B.Welte, “Ideologie und Religion”,
en: F.Böckle (ed.), Christlicher Glaube in moderner Gesellschaft , op.cit.
88-97.
(128) Por lo demás, según Erich Brock, aquella religión que vive desde
sus orígenes, y que él llama “piedad natural”, no requiere tener tanto
temor ante la filosofía. Razón: “gran parte de la filosofía académica, y
de la no académica, es tan aburrida como inofensiva” (E.Brock,
Religionsphilosophie , (editada por Ernst Oldemeyer), Francke, Bern
1990, 11).
(135) Por ejemplo, en: B.Welte, “Wesen und Unwesen der Religion”,
publicado por primera vez el año 1952, y, luego, en: B.Welte, Auf der
Spur des Ewigen , 279 y ss.
(138) Cf. B.Welte, “Was hat die Philosophie in der Theologie zu tun?”,
Theologische Quartalschrift 154 (1974) 303-310.
(141) B.Welte, “Wesen und Unwesen der Religion”, en: B.Welte, Auf der
Spur ..., 279. En otro texto, Welte escribe: “Aunque el Evangelio tenga
su origen arriba, en Dios, no es para que permanezca allá arriba, sino
que para llegue acá abajo, es decir, a los hombres, para que sea
escuchado por el hombre, sea comprendido y acogido creyentemente”
(B.Welte, “Heilverständnis und Heilsdifferenz”, en: J.Reikerstorfer (ed.),
Befreiter Mensch. Von der heilsgeschichtlichen Erfahrung , Wiener Dom-
Verlag 1976, 9. En su estudio sobre el Maestro Eckhart, escribe: “Se
debe pensar, si se pretende que la Palabra de Dios sea clara. No querer
hacerlo sería, como dice el Maestro, un signo de desidia y negligencia”
(B.Welte, Meister Eckhart , 20).
(142) B.Welte, Heilsverständnis , 58-59. Y, más adelante, Welte afirma:
“Alle Wunder der Erleuchtung, die Gott wirken mag, können wohl die
Weisheit der Welt zur Torheit machen (1 Cor 1,20), aber sie können
nicht das menschliche Seinverständnis ausschalten oder überspringen,
vielmehr immer nur dieses ansprechen und voraussetzen, wenn anders
der Mensch die Erleuchtung und in der Erleuchtung sich selbst verstehen
soll. In solchem Verstehen aber erst kann der Mensch wirklich erleuchtet
sein” (p.59). Cf. B.Welte, “Was hat die Philosophie in der Theologie zu
tun?”, Theologische Quartalschrift 154 (1974) 303-304.
(143) B.Welte, Was ist Glauben? , 12-13. Cf. B.Welte, “Vom rechten
Hören”, en: D.Bader (ed.), Fragestellungen einer Akademie.
Ausgewählte Beiträge zum 25jährigen Bestehen der Katholischen
Akademie der Erzdiözese Freiburg/Br. , Schnell & Steiner, München -
Zürich 1981, 104-114.
(149) B.Welte, “Die Philosophie in der Theologie”, en: Auf der Spur des
Ewigen , 372.
(153) “Wenn wir selbst das Wort der Kirche nicht verstanden haben, und
niemand selbst, dann hat es ja wirklich niemand verstanden, dann ist es
überhaupt nicht verstanden, und dann ist es überhaupt kein rechtes
Wort gewesen oder doch nur ein leeres und nutzloses” (B.Welte,
Heilsverständnis , 60).
(155) En los albores del Vaticano II, B.Welte explicaba a sus estudiantes
en Freiburg que “la auténtica autoridad de enseñar se verifica en el
diálogo con la historia, escuchando siempre al interlocutor y
respondiéndole a él, pero nunca en la huida de la historia aferrándose a
una supuesta roca inamovible, una huida que siempre hace a la misma
autoridad algo rígido y estéril, algo separado de aquella vida que ella
debe cuidar, fomentar y regular” (B.Welte, Wahrheit und
Geschichtlichkeit , 224).
(158) Cf. B.Welte, “Was hat die Philosophie in der Theologie zu tun?”,
Theologische Quartalschrift 154 (1974) 304-309.
(179) El texto al que nos referimos: “Ein Vorschlag zur Methode der
Theologie heute”, en: J.B. Metz et. all. (ed.), Gott in Welt. Festschrift für
Karl Rahner , t. I, Herder, Freiburg/Basel/Wien 1964, 271-286. Respecto
al significado que Welte le asigna a este texto, véase: Auf der Spur des
Ewigen , 11.
(180) B. Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 411. Cf. Heilsverständnis , 27. Más adelante,
en esta misma obra Heilsverständnis , Welte afirma que es posible
reconocer los elementos fundamentales del cristianismo en la siguiente
fórmula: “La revelación salvífica de Dios, que en el Jesús histórico ha
irrumpido de modo decisivo” (p.63).
(181)B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en: Auf
der Spur des Ewigen , 411.
(182)Loc.cit.
(183) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 411-412.
(184) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 412.
(185) Loc.cit.
(186) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 413.
(188)B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en: Auf
der Spur des Ewigen , 415.
(189) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 415. Como escribe Welte: Das Material der
theologischen Überlieferung ist keineswegs überall gleichwertig. In der
Masse der Zeugnisse müssen diejenigen herausgesucht und
herausgewogen werden, in denen der Ernst einer ursprünlichen
religiösen Sprache, der Ernst des Glaubens spricht” (Ibid., 416).
(190) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 416. Cf. B.Welte, “Säkulare Veränderung der
Theologie. Was sind die Folgen für das Christentum?,
Herderkorrespondenz 35 (1981) 458-460.
(193) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 417. Cf. B.Welte, “Die philosophisch-
theologische Problematik”, Herderkorrespondenz 34 (1980) 79.
(195) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 420.
(196)B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en: Auf
der Spur des Ewigen , 421.
(199) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 422.
(200) Como escribe Welte: “Es wird es so erst lebendig verstehen, weil
er sich selbst ins Spiel brachte und weil er dadurch die Möglichkeit fand,
das äu b ere Wort in ihm, dem Vernehmenden selbst, in den jenem
eigenen Ursprung zurückzubringen, aus dem es kam. Von daher kann
der Vernehmende dann dieses Wort wie sein eigenes von innen her und
damit frei mitvollziehen und verstehen” (B.Welte, “Ein Vorschlag zur
Methode der Theologie heute”, en: Auf der Spur des Ewigen , 422).
(201) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 424. En San Agustín, recuerda Welte,
encontramos un hermoso e ilustrativo ejemplo de esta posibilidad de
reformular desde la propia existencia la Palabra salvífica de Dios: “Wo
Augustin die berühmte Erklärung des johanneischen Wortes gibt: nemo
venit ad me, nisi quem Pater attraxerit (Joh. tract. 26,4: PL 35, 1608),
sagt er: da amantem et sentit quod dico. Und Augustin fährt bald darauf
fort: si autem frigido loquor nescit quid loquor. In der Liebe des
glaubenden und verstehenden Daseins finden sich also für Augustin die
Bedingungen eines ursprünglichen und darum von innen her lebendigen
Verständnisses des seinerseits lebendigen Wortes der Offenbarung, das
den christlichen Grundsatz von der Macht der Gnade auspricht. Wo diese
Möglichkeiten im eigenen Dasein des Vernehmenden aber ausblieben
und ihrerseits nicht erwachten (si frigido loquor), da würde das Wort der
Offenbarung nichts oder doch nichts Lebendiges und Mächtiges sagen
können” B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 422-423).
(202) B.Welte, “Ein Vorschlag zur Methode der Theologie heute”, en:
Auf der Spur des Ewigen , 425-426.
(203) El artículo se titula: “Über den Sinn von Wahrheit im Bereich des
Glaubens”, en: G.Bornkamm, K.Rahner (eds.), Die Zeit Jesu; Festschrift
für Heinrich Schlier , Freiburg 1970, 297-305. Este mismo artículo fue
nuevamente publicado por Welte, el año 1975, en su obra Zeit und
Geheimnis . Las referencias bibliográficas estarán tomadas de este
último texto.
(204) Cf. B.Welte, “Über den Sinn von Wahrheit im Bereich des
Glaubens”, en: Zeit und Geheimnis , 283. Pero no sólo aquí Welte
reconoce el aporte de Heidegger al respecto, sino que también parte
desde él en otros escritos en que aborda la cuestión de la verdad.
Véase, especialmente, Filosofía de la Religión , 14 y ss.; “Gott im
Denken Heideggers”, en: Zeit und Geheimnis , 266 y ss.
(205) B.Welte, “Über den Sinn von Wahrheit im Bereich des Glaubens”,
en: Zeit und Geheimnis , 283; Cf. B.Welte, “Heigegger 80 Jahre”, Christ
in der Gegenwart 21 (1969) 308; B.Welte, “Denken und Sein. Gedanken
zu Martin Heideggers Werk und Wirkung”, Herderkorrespondenz 30
(1976) 374.
(217) Cf. B.Welte, “Über den Sinn von Wahrheit im Bereich des
Glaubens”, en: Zeit und Geheimnis , 289.
(220) B.Welte, “Über den Sinn von Wahrheit im Bereich des Glaubens”,
en: Zeit und Geheimnis , 290 y 291.
( 222) “Der Glaube ist nicht einfach ein zum Evangelium äusserlich
dazugehöriges anderes Stück. Er ist viel eher zu betrachten als des
Evangeliums eigene andere Seite, ohne die das Evangelium nicht
Evangelium sein könnte. Darum ist die zweite Bestimmung der Sache
der Theologie, dass sie Wissenschaft vom Glauben sei, keine zweite, sie
ist vielmehr die erste Bestimmung, noch einmal von einer anderen Seite
betrachtet” (B.Welte, Heilsverständnis , 27).
(226) Como afirma Welte: “Das Gesprochene ist das Geglaubte, und
Sprechen und Glauben sind darin ein einziges Geschehen, in dem die
beiden Ursprünge übereinkommen und in eins schlagen. Das
offenbarende Wort ist mein Leben geworden, und mein Leben ist das
Offenbarsein des im Worte Gesagten” ( Heilsverständnis , 31).
(227) En palabras de Welte: “Wären wir als Hörende und Glaubende
nicht bestimmt, sondern bestimmend, so würden wir ja nicht das
Gesagte des gesagten Wortes verstehen und vollends nicht ihm glauben,
sondern wir hätten es mit dem von uns selbst Bestimmten zu tun, wir
würden uns selbst hören und uns selbst glauben. So etwas dürfte man
überhaupt nicht Glauben nennen” ( Heilsverständnis , 32).
(231) Como escribe Welte en otro texto citado más arriba: “Aunque con
todo derecho se pueda afirmar que la fe es un don divino, es necesario
agregar: el don también debe ser acogido por alguien, y no por Dios,
sino por el hombre, por el hombre que escucha y que continua
pensando” (B.Welte, “Die Krisis der dogmatischen Christusaussagen”,
en: Zeit und Geheimnis , 303-304).
(234) B.Welte, “Die Philosophie in der Theologie”, en: Auf der Spur des
Ewigen , 377. Welte piensa que la importancia del pensamiento se
puede reconocer, también, en aquel principio hegeliano según el cual:
aquello que no puede ser pensado no es, nada existe fuera de esta
determinación fundamental (Cf. B.Welte, “Hegels Begriff der Religion”,
en: B.Welte, Auf der Spur des Ewigen , 211 y ss.).
(236) “Dieses Primum, das sich uns in der immer schon waltenden
Vertrautheit mit dem ‘ist' und dem ‘Sein' offenbart, zeigt sich nun
seinerseits als die lebendige Wurzel und als der ermöglichende Grund,
der alles Vermögen des Mitvollzugs in sich birgt und aus sich entlässt”
(B.Welte, Heilsverstándnis , 43).
(252)De allí que Welte pregunte: “Ist nicht richtiger und dringend zu
fordern, da b in der Theologie und für die Theologie die Bewegung und
Form des Denkens, als das hier zum Zuge kommende Siensverständnis
ausdrücklich entwickelt und kritisch untersucht werde, das für die
Theologie in ihrem ganzen Bereiche unerlä b lich ist?” ( Heilsverständnis
, 50).
(254) Con toda razón, Welte afirma que una reflexión filosófica “del
problema de la relación entre verdad y tradición reviste una
extraordinaria significación teológico-fundamental y, al mismo tiempo,
dicha reflexión representa para la teología una ineludible necesidad
teórica” (B.Welte, Wahrheit und Geschichtlichkeit , 42).
(258) Cf. Stjepan, Kusar, Dem göttlichen Gott entgegen denken. Der
Weg von der metaphysischen zu einer nachmetaphysischen Sicht Gottes
in der Religionsphilosophie Bernhard Weltes ; Herder, Freiburg im
Breisgau-Basel-Wien 1986, 58 y ss.; Adriano Alessi, Filosofia della
religione , LAS, Roma 1991, 22-29
(259) B.Welte, “Die Philosophie in der Theologie”, en: Auf der Spur des
Ewigen , 378.