Sie sind auf Seite 1von 134

Grítica

PrunRE Vlr¿,'n

INTCIACIóN AL
VOCABULARIO DEL
,a
ANATISIS HISTORICO

Traducción castellana de
M. DOLORS FOTCH

CnÍuca
B¿ncu,oN¡
PRÓLOGO

Sienpre he soñado con iln <<tratado de historia>>. Pues


encaentro irritante aer e?, las estanterías de naestras bibliote-
cas tantos <<tratados>> de <<sociología>>, de <<economla>>, de
<<politología>>, de <antropología>>, pero fiingano de ltistoria,
cotno si el conociniento histórico, que es condición de todos
los demás, ya que toda sociedad está situada en el tiempo,
luera incapaz de constitairse en ciencia.
Al bistoriador se le pide hoy acepto sin rcseraas esta
-y
exigencia- que no ignore, en bien de su oficio, los logros de
1." edición: febrero de 1980
2." edición: octubre de 1980
las otras <<ciencias humanas>>. En canbio, rarus aeces se pide
3." edición: noviembre de l98l aeces incluso se inpide- a qaienes practicaft las mencio-
4." edición: noviembre de 1982 -a
nadas ciencias qae se doten de ese mínimo de lornación bis-
5." edición: octubrc de l99l
6." edición: mayo de 1999 tórica qae les ahorraria hacer alusiones a la historia nal fan-
damentadas (cosa qae ocarre con Írecaencia) o eliminar total-
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrjta de los titulares del copyríght,bajo
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
rnente eI pasado en sa interpretación del man¿o (lo cual roza
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distlibu- el absurdo).
ción de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Pienso en mi malogrado amigo Nikos Poulantzas, con
Diseño de la colección: Joan Batallé qilien discutía mucbo pero a qilien apreciaba de aeras, y caya
ausencia me duele. Un día le recriminarnos anistosamente,
O 1980: Pierre Vilar, París
O 1980 de la tladucción castellana para España y América:
en uno de mis seminarios, por baber introducido del siguiente
Eorronrnl CnÍr¡ce, Barcelona nodo su trabaio sobre el fascismo: 7) no se pue¿e tratar sobre
ISBN: 84-7423-960-5 el lascisno sin conocerlo bien bistóricamente; 2) no existe
Depósito legal: B. 22.076 - 1999
lmpreso en España ningana bistoria uálida del fascismo; 3) no obstante, aoy a
1999. - HUROPE, S.L., Lima, 3 bis,08030 Barcelona escribfu, ao^t a elaborar <ia teoría>> del lascismo.
I INICIACIóN AL vocABULARIo HIsTóRIco PROLOGO

No digo que este proceder sea ilegítimo. Es útil, y tal aez bistoria. La primera u€2, en 184j, en La ideología alemana,
necesario, plantear un problema ett térninos de teoría atttes cuando escribió con Engels: <<vir kennen nur -eine einzige
de exaninarlo a fondo. La teoría es efltonces programa de llissenschaft, die vissenscbalt der Gescbicbte>>.* Es cierto
estudio, hipótesis de trabaio. Lo que no es legítimo es creer que la lrase lue tacbada y el libro perrnaneció inédito. y Marx
que se ha dicho lo suliciente sobre an problenta antes de deió también sin publicar, en 1857, una <<Introducción>> que
haber conlrontado la línea de reflexión elegida con un aná- es tal uez el único proyecto que existe de un <<tratado de bis-
lisis prolundo de las realidades, complejas en el espacio y toria>>. En'este texto se encuentra todo, desde la apelación a
cambiantes en el tienpo. la (<das condiciones naturales>>), hasta /a Kulturge-
-geografía
Podría adtnitirse, sin duda, qae economistas y sociólogos schichte y el problema de las etnias y el de la guerra.
consideran la inaestigación bistórica corto sinple fundanento Sin ernbargo, Marx no escribió más que El Capital, es
de un <<banco de datos>>. Pero ¿quién suministraría los datos
-
decir, la parte económica de la obra. Y el propio Capltal que-
a un tal banco? ¿Quién pondría nonbre a sus rúbricas? Lu- dó inacabado, en particular en lo qae se refiere a-las clases
cien Febare nos ha enseñado que un montón de piezas de sociales. Obseruentos también que esta parte econórtica no
arcbiao no da respaesta al historiador más que si éste sabe se llana <<tratado>>, sino <<ctítica de la econornía política>>,
interrogarlo. Y para eso es preciso que este londo no baya ciencia fundamental pero sólo del priner niael de an todo.
sido tratado, qae no haya sido seleccionado anticipadanente. Lo económico es sonetido a <<crítica>> en el sentido de que
A los arcbiaistas se les reconienda <<respetar los fondos>>t Qu€ reaela una contradicción social. Y la reuela históricamente.
deben ser entregados al inaestigador tal conto han sido trans- Los cimientos de El Capital inplican un prodigioso esfuerzo
nitidos por sa propia bistoria. Y la destrucción de los pa- de infornación bistórica, erudita, en base a docunentos de
peles considerados <<superfluos>>, sin atender a esa regla, ba prinera mAno, con mezcla de cifras y textos. En ello reside
hecbo aerdaderos estragos. En realidad, ante las buellas, ao- sin duda no el único, pero sí el principal secreto de que la
luntarias o inaoluntarias, del pasado, la responsabilidad de- gran obra quedara inacabada: Marx se tomaba en serio su
bería recaer sólo en el bistoriador. El es quien está meior si- oficio de historiador. El eiemplo es exaltante. Y desonirnador.
taado, con el apoyo de las técnicas propias de sa oficio, para ¿Quién se atreaería a emprender la elaboración de ese <<tra-
bacer de <<sociólogo>>. En canbio, razottar sobre una sociedad tado de bistoria>> que Marx no pudo escribir? Hace tiempo
sin haberse sumergido de manera concreta, directa, en lo que que be renunciado a escribirlo, incluso en sueños.
lae su pasado, es arriesgarse a creer en el aalor explicatiao No be renunciado, sin embargo, a proclamar, efl un ám-
ya sea de lo instantáneo, yA sea de lo eterno.' se trata de tenta- bito modesto, el ámbito pedagógico t Qile Ia bistoria es el úni-
ciones gemelas. co instrumento que puede abrir las pueltas a un conocimicnto
Marx, que es sin duda el m,ás grande sociólogo de todos del mundo de una manerA si no <<científica>> por Io nenos
los tiempos en el pleno sentido de Ia palabra, <<razonada>>. No ltay cosa que más rue mortifiqae que adiai-
-<<sociólogo>>
preocupado por los rnecanismos de fondo de las sociedades y ?tar, en un auditorio ioaen, la expectatiaa siguiente: <<be aquí
no por szs formaq-, expresó por lo menos un par de ueees
en eI curso de su aida su deseo de identificar ciencia social e * <<No conocemos nás qae una ciencia, Ia ciencia de la bistoria.>
I
I
10 rNlcrtcróN AL vocABULARro ¡r¡srónrco pnér,oco 11

el orolesor de historia; nos aa a enseñar que Francisco I ganó partía de esta ignorancia, de este malentendido en torno a
la batalla de Marignalto en L515 y pridU la de Pauíi en una palabra, Qil€ descubría en los otros y en sí mismo y cayd
L525>>. Haee mucho tiempo que me subleaé públicamente, por superación tan sólo Marx le pronetia.
uez primeru\ cotltrd esta imagen. Con notiao de un reparto de ¿Es posible construir el <<concepto de historia>>? No uoy
premios, cc?emonia banal en la que tradicionalmente el pro- a discutir aqui esta cuestión. Pero sí se puede, más modesta-
fesor desigtado para ello hace el elogio acadéruico de su dis- rzente, tratar de reflexioflAr, A partir dei olicio de historiador,
ciplina. Pera estábafttos en 1937, en plena gilerra' de España, so,bre el contenido de la palabra bistoria. Qaise hacerlo en
en plena as€ensión del nazismo, efl una situación de angustia cuanto tuae ante noi un auditorio de estudiantes matúculados
ante el dratla qae se aproximaba. No pade eaitar preguntar a en primer Qarso de uniuersidad en esta disciplina. Siempre he
los ióuenes ilunnos por encima de ellos, a sas padres- tenido enpeño en participar personalnente en ilna tal <<inicia-
si cuando leían y -!,
pronunciaban cotidianamente las palabras ción>>. lustarnente para que quede disipado cualqaier <<malen- ..

<<gt¿erra>, areuoluciólt>>, <<estado>>, <<naciófl>>, ! todas las ter- tendido>>. Algunos estudiantes creen, en efecto, que la bistoúa
minadas efi <<arquía>>, <<cracia>> o <<ismo>>, estaban seguros de es <<lácil>> (<<no hacen falta las natetn,áticas para 'sAber' y patd
captar ade*udanente su sentido. Y si sabían qae sólo me- 'flAfrar' hecbos>>). Otros la escogen por aficiones noaelescas
diante la ld¡toria lograrían esclarecerlo. Poco antes una dis- (.r¡ne gustaría tanto saber cómo se aiaía en Venecia en el
tinguida as7ciación de padres de alumnos había pedido que siglo )(Y !o). No lte aconseiado que desistieran ni a los unos
todo exan& de historia se limitara a bacer recitar-una lista ni a los otros: un error de partida no siempre impide an
de lechas aprendidas de nemoria, y las irnprecaciones de Paul resultado brillante. No he exigido qae se insuiba sobre la
Valéry cotttra la historia, <<€l producto rnás nociao que la puerta de los institutos de bistoria, como lo hacía Lucien
química dd intelecto baya elaborado iamás>>, eran todaaía Febare: <<nadie entre aquí que no sea muy inteligente>>. Es
recientes. Voléry, naturalmente, pensaba en esa Historia (con dernasiado pretencioso, Pero comprendo el sentido de esta
H nayúsciltd qae dilunde los mitos y las pasiones, ignorando exigencia. La bistoria-inteligencia es quizá tanto más necesa-
la historia luténtica, balbuciente aún pero que existe, y que ria cuanto que la bistoria-ciencia todauía se está constrayendo.
es eI único contraaeneno posible de la'otra <<Historia>. Una ciencia constituida soporta meior las rutinas.
Y sin áJda, en 1937, ante un reducido auditorio de pro- Esto no es óbice pala que la noción de historia-ciencia
oincias, mt lngenuo alegato de ioaen profesor axzante de su suscite ironías. Un dia una asociación de estudiantes (católi-
olicio teníA pocas probabilidades de ser entendido. Pero en cos, creo) me planteí la pregunta siguiente: <<¿Cree usted que
las mirada! de quienes nre escachaban descabrí el destello la historia es ana ciencia?>> Respondí, rnolesto: <<si no lo cre-
de una sorpresa. La bistoria de Ia qae yo les hablaba no la yera, fio me dedicaría a enseñarla>>. No es que quisiera liqui-
conocían. fu radiodifusión (Ia teleaisión apenas acababa de dar un gran problema epistemológico nediante una humorada.
nacer) les a{recía, baio el nombre de ltistoria, un conianto de Lo que quería era afirmar qae no habría elegido el oficio de
adivinanzael de anécdotas y de cantos guerreros. Cuando más historiador si bubiera creído que tan sólo iba a parar a unas
tarde Alth*tser reclamó la construcción del concepto de histo- uerdades dudosas, o inútiles. En cambio, si este olicio me
úa y denufieií <das bernosas secuencias de la uónica oficial>>, ayuda a definir y a penetr^r una rnateria aún mal explorada,
12 INICIÁCIóN AL \/OCABULARIO H ISTóRICO PROLOGO L3

Ia materia social, ¿por qué no puedo llamarlo <<ciencia>r, cotno terminados años de mi carrera pedagógica he delinido mucbas
si las otras <<ciencias>>, sobre otras ffiaterias, procedieran de palabras sapert'icialmente. otros años be analizado cofl tnenos
nodo diuerso? apfesaramientos, pero sólo un número limitado de términos.
En estos contactos con aprendices de bistoriador princi- Por eso nilnca be destinado tales ensayos a ser publicados.
piantes, a aeces he recarrido a an test: <<¿por qué quiere usted Una aez más nis escrúpulos han sido aencidos por amigos
'bacer historia'?>>. Respuesta casi unánime: <<para conocer el españoles, en base al argumento siguiente: si en algún tnotnen-
pasado, con obieto de comprender el presente>>. La fórmula, to. creyó usted que estas páginas podían ser útiles, ¿por qué
a prirnera uista, es positiua. La bistoria ya no es, para mucbos razón no aan a serlo todauía, ! pala un público nás anplio?
jóuenes, curiosidad o nostalgia Cel pasado, colección de imá- Así, pues, propongo a un público más anplio algunas sencillas
genes seductoras o gloriosas, sino deseo de un conocimiento reflexiones: L) sobre tres términos metodológicos: historia,
explicativo, útil para el presente. estructura, coyuntura; 2) sobre términos a menudo oscureci-
Si uno se detiene an poco más, la fórmula rro es del todo dos por .el uso corriente: a) clases sociales, b) pueblos, esta-
tranquilizadora. La bistoria tradicional creía tanbién qae nos dos, naciones, etnias, etc. (se trata de los dos grandes tipos
bacía <<conocer>> el pasado e inlerir para el presente algunas de diaisión de la bumanidad); 3) sobre la palabra capitalismo,
esporádicas <decciones de la historia>>, banalmente políticas o tarnbién a'nenudo mal utilizada, ! sobrella expresión econo-
uulgarmente morales. Lo que esperamos de una <bistoria ra- mía campesina, que ciertas corrientes quisieran erigir en con-
zonada> es otra cosa. Para expresar de qué se trata, quizá lo cepto sociobistórico fundamental. Estas dos últimas rúbricas
mejor sea inuertir los térninos de la respuesta de los ióuenes: tienen un origen bastante distinto de las prirneras (un articulo
hay que comprendet el pasado para conocer el presente. de enciclopedia y una ponencia en un coloquio).
Comprender el pasado es dedicarse a delinir los factores España cuenta boy con una pléyade de historiadores que
sociales, descubrir sus interucciones, sus relaciones de fuerza, n e parecen (deiando aparte toda simpatía personal) de los
y a descubrir, tras los textos, los impulsos (conscientes, in' más actiuos y notables del mundo. No es a ellos a quienes
cottscientes) que dictan los actos. Conocer el presente equiua- puede ser de utilidad este libro. Pero si puede contribuir a
le, mediante la aplicación de los misnos nétodos de obser' atraer bacia ellos un amplio público 'áaido de historia autén-
aación, de análisis y de cútic^ qae exige la histo¡ia, 4 sotne- ticá, su objetiuo insistá, es pedagógico- se babrá cum-
plido. -Qü€,
ter a reflexión la inlormación deformante qae nos llega a
traués de los media. <<Comprender>> es imposible sin <<cono' P. V.
cer>>. La historia debe enseñarnos, en primer lugar, a leer un
periódico. París, diciembre de 1979.
Es decir, a situar cosas detrás de las palabras. Toda cien-
cia exige un uocabalario (a condición de que el uso de un
uocabilario no se confunda ya con una ciencia). Por deigra'
ciA, no sólo no he sido capaz de hacer un <<tratado>>, sino que
ni siquiera be podido lleaar a cabo un <<diccionatio>>. En de-
HISTORIA
¡r',-

Los orvrnsos coNTENrDos DEL rÉn¡r¡rno <(HrsroRrA>

. Quizás el peligro más grave, en la utirización del término


<<historia>,sea el de su ¿óbt contenido: <bistoriii desi[na
a la aez el conocimiento de una nateria y la nateria de este
conocimiento.
cuando decimos <historia de Franci a>>, la entendemos
como el conjunto de hechos pasados referentes al grupo
hu.
mang organizado que lleva actualrnente este ,rorL.; p.ro
también entendemos por tal nues*os manuales escolares cG
ffientes. Dldo que el pasado es pasado, es decir, no renovable
-oo¡ definición, se corrfunde pará t oroiro, .o, io que nos ha
sido ransmitido. El conocimi.nto se confunde áit, con la
materia.
,
Asf, cuando alguien escribe, como en Ia fáburaz <I¿ bis.
toria nos enseña..,.>,,se expresa como si el pasado hablara
por sf mismo. De hecho, invoca una tradición-.
- _sin embargo, la historia asl entendida es una construcción
de los que la han escrito eR un grado mucho mayor , ,quol
en-que-la ffsica es una consrruccién de los ffsicos,iuesto
Qua
toda afirmación de éstos pugde experimentarse, Ái.ttttm qu.
en historia, en el mejor de los .rór existe <doóu.
-cuando
mentación>-, se puede verificar un ltecho, flo una interpre-
tación. <<La historia- no se repite>. El frsico puede decir, en
presente condicional: <<si hiciera esto, sucedérfa aquellon, y
puede verificar de inmediato Ia vaüdez de su hipóiesis. por
18 INIcIAcIóN AL vocABULARIo HrsróRrco rI ISTOR.IA 19

en la realidad más que el de Ia bistoriogralía dominaite. Aho'


el contrario, si el historiador dice (en pasado condicional):
<<si se hubiára hecho esto, hubiera sucedido aquello>>, nada ra bien, todo juicio moral tiene a su vez implicaciones polí'
ticas, que surgen a su vez de las luchas concretas, en especial
le permite probarlo. como nofma general se le aconseja abs-
tenerse de ello. de las luchas de clases. Por ello, la mayor parte de las accio'
nes y de los hombres que han desempeñado un papel i{npor'
Pero, entonces' ¿no está condenado a constatar? ¿Tiene,
pues, prohibido razo-nar? Esta cuestión le preocupa.legltima' tante han originado dos corrientes históricas opuestas, ad'
mente, puesto que constatar no es un oficio enaltecedor, mien- veisa una y favorable la otra. Y no debe excluitse que una
causa triunfante llegue a eliminar toda la histotiografla ad'
,r., qú. sí lo es el de entender, explicar, con el fin de podgr
ortoo'r. El problema se plant.u, puár, en estos términos: ¿de
versa. Asl es como la tradición democrática butguesa, en
qué manerá ,ozono, sobie urr" t*t.tia en la que no se puede Francia, ha exaltado 1789 y condenado a Robespietre, casi
sin contradicción hasta Mathiez. Si Fidel Castro, poco tiemPo
iirtervenir experirnentalnente? Falta por saber a qué llama-
después del fracaso de Moncada, no hubiera hecho triunfar
mos <<interu.nirrr, a qué llamamos <<experiencia>>, Y cuál es
esta materia. la revolución cubana, su condena hubiera sido probablemente
pa';a abordar este problema, reflexionemos sobre otra revisada, pero ¿cuándo? ¿Y por parte de quién? Sobre esto
fórmula familiar: <la hiitoria ivgaú,...)>, se oye a menudo' no caben sino hipótesis.
Dejemos aparre el caso .t .f que !e ff^ta tan sólo del Sólo tenemos una certidurnbre: la revolución cubana se
aldaboíazo final de un cartel electoral. Por otra pafte' inclu-
lta prodacido. La revisión del juicio no ha dependido, pues,
únicamente, de los hombres que escriben la historia. Ha de-
so así, el prestigio equívoco del término <<historia>> incita a
pendido también de los que la hacen. Han sido <<las cosas>,
ufuorrá, r.?le*ioier. P.to enfrentémonos con un documento
iJpon.rrre de nuestro tiempo: lidel Castro tituló la defensa como suele decirse, las que han <<actuado>> a f.avot de la
preuisión contenida en la fórmula. Lo que nos lleva a descu-
qo. et mismo pronunció ante el tribunal encargado de iv'
girl. po, eI iniento de asalto al cuartel Moncada: <La bis' brir, en <<la histotia me absolverá>>, una nueva acepción más
"torio'ne
absolaerá>>. A primera vista, este tltulo pafece adop-
de la voz <<historia>>. De hecho, el alegato que lleva este nom'
bre'consistía menos en demostrar que la rebelión de los acu'
,i, .t ,."tido clásico, e-s decir,- banal, de la fórmula que ql sados eta moralruente <<iusta>> (aunque esto sea también im-
t. tirtotia el papel de tribunal de apelación enasuntos poll
"ticos. pero, pensindolo bien, incluso este sentido puede im- portante), que en demosrat que era <<justa> políticamente,
a saber, en el sentido intelectaal de la palabra.
'plicat otros contenidos.
En efecto, <<la historia me absolverá>> puede significar en Frente a un sistema socio-polltico ya absurdo, la rebelión
se presentaba como <<necesaria>>, Y Por tanto como necesaria'
primef término: el gibunalva a condenarme, pero'el recilef'
mente aictoriosa a más o menos latgo plazo. Con ello el pro'
7o colectiqo qrre se conserv ará del hecho acabatá siéndome
favorable. Y eita noción de <<recuerdo colectivo>> es otro as' blema se plantea en los términos de la posibilidad de una
cae dentro de la preaisión inteligente de los becbos a partit de un anáIisis co'
;;.;; del término <<historia>>. Sin emba'go, recto de sus factores. La <<historia> invocada no es ya enton'
dirigido a la historia-tradición. El
-ir*, crltica que hemos colectivo coffe el riesgo de no ser ces la historiogtaffa escrita que <<juzga> moralmente un acto
iuicio moral dei recuerdo
'I

20 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco H rsroRrA 2t


o r¡n hombre, sino la bistoria-rnateria, historia-objeto que,
La obra demasiado original puesto que resume las posiciones de
con su dinámica propia, <z4nja>> un debate a 7a vez teórico y la sociologla alemana del medio siglo anterior, y da con ello
práctico, dando Ia ruzón, con los hechos, a quien ha sido ciapaz una definición de la historia corriente bacia 1880. Citaré, sin
del mejor análisis. embargo, sus axiomas principales por otra par-
Me objetaréis que la historia así entenüda es el mecanis' -brillantes,
t€-, puesto que constituyen una excelente síntesis de toda
mo de los hechos sociales, no sólo pasados, sino presefltes ! una corriente de pensamiento.
luturos, lo que en materia de conocimientos constituye el
tema de La sociología, y en materia de acción, el tema de la
' ,<Pata hacer revivir el pasado Io que necesitamos no
política. Pero ¿qué otra cosa se propone la historia que no es una ciencia, sino documentos y nuestra experiencia.>>
<<La función de la historia es restituir al pasado huma-
sea, en eI mejor de los casos, edificar wa sociología del pa'
sado, y de forma frecuente mucJro tiempo la más no los caracteres de la realidad política vivida actualmente;
-durante para esta tarea positiva bastan juicios probables y relati,
frecuente-, reconstituir una politica? En ambos casos está
vos. El sentido de la investigación causal del historiador
claro que La mat¿ria de la historia es la misma que la que consiste menos en dibuiar los grandes rasgos del relieve
tratan los sociólogos, y que la que manejan los políticos, por histótico que en devolver al pasado Ia incertidumbre del
desgracia casi siempre de manera emplrica. futuro.>>
Hay entonces dos posiciones posibles: una consiste en <La ciencia histórica, resurrección de Ia polftica, se hace
encetrar al historiador precisamente en este telrelro de lo contemporánea de sus héroes.>>
empírico y lo incierto que por experiencia se auibuye a las <<El historiador es un experto, no un físico. No busca
decisiones y a los acontecimientos políticos. La otra consiste la causa de la explosión en la Íaena expansiva de los gases,
en empujarle, al contrario, hacía un análisis sociológico con sino en la cetilla del fumador.>
la peneuación suficiente para eliminar la aparienci¿ de incet'
tidumbre de Ia m¿tyor Pute posible de hecbos sociales. Desde esta perspectiva, aunque se utilice el término <<cien,
La primera posición ha sido durante largo tiempo la de cia histórica)> es evidente que se trata de una <<ciencia>> muy
los historiadores positivistas, preocuPados exclusivamente en exttaña, puesto que su función serla <<restituir una incerti.
bacer an relato exacto de los aconteiimientos (políticos, mili- dumbre>.
tares y diplomáticos principalmente). Más bien nos sugiere una disciplina literaria que, gracias
Para algunos teóricos sedicentes teóricos- la historia a la habilidad en descubrir documentos y al talento para tras-
-o
es todavía esto. Pienso en Raymond Aron, publicista interna- ponet experiencias humanas, <<reanimafia el pasado>, <<resuci-
cional, sociólogo vulgar, en el sentido en que Man< hablaba, taúa la polltica>>, a la vez que se abstendrfa de dibuiar los
en el siglo pasado, de <<economistas vulgares)>, es decir, más grandes rasgos y de medir las fuerzas profundas, ciñéndose
preocupados por la propaganda ideológica que por la ciencia, el historiador, por su oficio, a las <<causas inmediatas>>, a sa.
pero cuya carrera se inauguró en 1938 con una Inttoducción ber, al atentado de Saraievo como <(causa)> de la guerra de
i to ¡itotofía de la historia, todavia hoy recomendada a veces 1914, o ala masacre del bulevar de Capucines como <(causalD
como una obra fundamental. De hecho, no se trata de una de la revolución de 1848.
22 rNrcIAcIóN AL vocABULARIo H ISTóRIco H ISTORIA 2'
No juzgo, de momento, esta posición que, obviamente, En lugar de decir, como lo hace Raymond Aron,
no es la mía. Me limito a señalarla como una de las concep-
ciones de la historia y del oficio de historiador que ha gozado El sentido de la investigación causal del historiador con'
durante mucho tiempo de aceptación y que a veces todavía siste menos en dibujar los grandes tasgos del relieve histó'
goza de ella. rico que en devolver al pasado la incertidumbre del futu'
El interés de los axiomas de Aron es otro. Basta con aol' .o... L" ciencia histórica, resurrección de la política, se vuel'
. ve contemporánea de sus héroes,
uerlos exactamente del reués para definir de la mejor manera
posible otra concepción de la historia, progresivamente sepa-
me gustaría decir:
iada de las concepciones primitivas y de las limitaciones posi-
tivistas, anunciada pof numerosgs precufsores perg netamente El sentido esencial de la investigación causal del histo'
definida por vez primera por Marx y Engels, y convertida hoy riador consiste en dibuiar los grandeb rasgos del reüeve
sin resistencias, imperfecciones y conffadiccis¡g5- s¡ histórico, gracias a los cuales la incertidumbre aparente de
-no
un campo científico que se empieza a cultivar. Al invertir las los acontecimientos particulares se desvanece ante la infor'
fórmulas de Raymond Aron no lo hago sólo por juego sino ruación global de la que carecían sus contemporáneos, y que
porque me parece instructivo buscat asf, la expresión más nosotros podemos tener...
.lrt" d. una actividad del historiador en vlas de afirmarse
como actividad científica. Finalmente, en lugar de la sorprendente fórmula:
Allí donde Raymond Aron afirma:
El historiador es un experto, no un físico. No busca la
Para hacer revivir el pasado, lo que necesitamos no es causa de la explosión en la fuema expansiva de los gases,
una ciencia, sino documentos y nuestra experiencia" ' La fun- sino en la cerilla del fumador.
ción de la historia es restituir al pasado humano los carac-
teres de la realidad política vivida actualmente; pafa esta yo afirmaría contundentemente:
tarea positiva bastan iuicios probables y relativos"',
El historiador es un físico, no un experto. Busca la cau.
)'o propongo que se diga: sa de la explosión en la fuerza expansiva de los gases, no
en la cerilla del fumador.
El obietivo de la historia no es tthacer reaiair el pa-
sado>, sino comprenderlo. Para esto hay que desconfiar de El análisis causal de la explosión de l9l4 se centra en el
los documentos brutos, de las supuestas experiencias vivi- imperialismo, no en el atentado de Sarajevo.
das, de los juicios probables y relativos. Para hacer un tra-
Henos aquí anie dos concepciones diametralmente opues-
baio de hisioriadoi no basta con hacer revivir una realidad
política, sino que debe someterse un momento y una so' tas tanto de la historia-mateúa como de la historia-conoci-
.i.d.d a un análisii de tipo cientlfico. miento. Para unos, la historia-materia es esencialmente el
mundo de las decisiones políticas; para otros, es el conjunto
24 rNrcracróN AL vocABULARro H rsróRrco H ISTORIA 25

de los mecanismos de la sociedad . Para unos, la historia-cono- fuena reconocemos aquí el eco de las fórmulas cotrientes
cimiento es la explicación del hecho por el hecho; para otros, <<dejemos esto para la historia>, <(esto tiene únicamente un
es la explicación del mayor número posible de hechos a tra- interés histórico>, fórmulas que relegan espontáneamente las
vés del estudio del juego recíproco de las relaciones entre los preocupaciones del historiador al almacén de las curiosidades
hechos de todo tipo. y que hacen de la historia el dominio de las cosas r?luerttts,
Es obvio que la existencia misma de concepciones tan aunque sean cosas <<gloriosas>> (<frases históricas>, <(monu-
opuestas, el doble sentido de la palabra <<historia> mentos históricos>, actitudes pasadas a la historia).
materia e historia-conocimientr, la forma equfvoca -historia-
y v^ga Sin embargo, en la frase de Althusser, estas acepciones
con que se emplean frecuentemente uno y otro de estos sen- banales de la voz <<historia> vienen inmediatamente seguidas,
tidos, son motivos de peso para suscitar una cierta descon- y conuadichas, por un empleo más raro más marxista-
franza. de la noción, en el que se trata de someter -y un hecho --en
He recordado que Louis Althusser, epistemólogo marxista, este caso la iuventud de Marx- <(a la cítica radical de Ia
historia>. Ahora bien, como se añade: .<no de la historia
I gue, por tanto, admite el materialismo histórico como cien-
que iba a vivir, sino de la historia que vivía>, es evidente que
aa posible, nos previene, sin embargo, contra la imprecisión
del concepto de historia. se trata aquí del conianto de hechos que condicionan una aida
El mismo quizá lo haga para subrayar esta ltanana, y, por consiguiente, de la historia-materia, de la
-aunque
imprecisión- utiliza en una misma frase la voz <<historia>> historia-objeto, considerada como algo que ejerce por sí mis'
en varios sentidos (tres como mfnimo). mo una <<crítica>> sobre esta vida.
Al preguntarse si debe considerarse la obra de Marx como Pero Althusser ha señalado en otra parte el peligro --cier'
un todo, o bien considerar sus obras de iuventud como etapas tamente serio en muchos escritos ¡¡¿¡¡i5¡¿5- que supondrla
no características de su pensamiento, Althusser defiende esta considerar la historia en sí misma, Ia Historia con H mayúscu'
segunda actitud escribiendo: la, como una especie de personaie mítico emitiendo sus propios
iuicios, con lo que se podría ptescindir de todo tipo de aná-
. C-omo si nos arriesgáramos a perder a Marx entero, aban- lisis. En un tercer momento Althusser invoca también la
donando, como é1, su iuventud a la historia, como si nos necesidad de una historia-conocimiento, no <<inmediata>> sino
amiesgáramos a perder a Marx entero sometiendo su propia <<pensada>, la misma sobre la que Marx habrla dado no la
iuventud a la cltica radical de la historia, no de la historia verdad absoluta sino <<los principios de la inteligencia cien'
inmediata sino de la historia pensada, sobre Ia que él mismo tffica>>. En esto coincide con el pensamiento del economista
nos dio en su madurez no la verdad en el sentido hegeliano
sino los principios de una inteligencia científica. Joseph Schumpeter, que atribuía a Marx, como principal
mérito, el de haber sentado los principios de una <<historia
Al principio de esta larga frase, en la que la palabra mzonada>>.
<<historia> aparece cuatro veces, la expresión <<abandonar algo Si ahora clasificamos los sentidos que hemos visto atri'
a, la historia>> parece significar: considerar este algo como buir a la voz <<historia>, sucesiva o simultáneamente, pode'
superado, como desprovisto de interés para el futuro; y pot mos, en líneas generales, distinguir tres grandes concePciones
H ISTORIA 27
26 INICIACIóN AL \¡OCABULARIO H ISTóRICO

de la historia-objeto, a las que corresponden naturalmente dentes pollticos, guerras, diplomacia, rebeliones, revoluciones.
tres giandes concepciones de la historia-conocimiento: Este enorme conjunto es sasceptible Ce análisis cientílico
tl . Para muchos, la materia de la historia es cualquier cotno cualquier otro proceso natural, a la vez que presenta
cosa pasada, y ..saber historiao , pata algunos eruditos y para unos rasgos específicos debido a la intervención humana. La
los juegos televisivos, consiste ell memorizar el mayor número historia-ónocimiento se conuierte en ciencia en la medida
poribt. de estos hechos dispares. Lucien Febvre evocó la en que descubre procedinientos de análisis originales adecua'
irritación del historiador que se oye decir <(por unas voces dosla esta materia particular. ¿Es ya vna ciencia? ¿Los ha
cándidas y cordiales: usted que es historiador debe de saber descubierto ya?
esto... ¿iuál es la fecha de la muerte del papa Anacleto?
¿Y la del sultán Mahmud? >>. rsroRIA coMo MoDo
2) Para otros, la materia histórica queda un poco mejor Lns Er¡,pAS DE LA FI

definida. Is el terreno de los hechos <<destacados>>' conserva- DE CONOCIMIENTO


dos por la <tradición>>, el <<recuerdo colectivo>>, los relatos
oficiales, debidamente controlados por los documentos y au' Las incoherencias que hemos constatado .n la utiliza-
reolados por el prestigio y el testimonio de los monumentos y ción del término <<historia>> ¿son desalentadoras a este res-
artes y las letras>>, como se decla antaño.
t.*tor, dJ olas pecto?
de los ^ M....e la pena recordar que todas las ciencias se han
Conocimiento ya más elaborado, ni omisible ni deSpreciable,
pero fundado en una elección de los hechos que_ no tiene elaborado a pa'rtir de interrogantes dispares, a los que se
nada de científica, y asaltado inconscientemente por los prejui- fue dando suiesivamente respuest^s cada aez nás científicas,
iios morales, sociaies, políticos o religiosos, capaz en el mejor con puntos de partida, saltos hacia ádelante y retrocesos,
de los casos de proponer un placer estético a unas minorías pero nunca, como se dice hoy en día-con demasiada frecuen-
I, €fl el terreno d. iot acontecimientos, de <<haCernos revivir .i. b.¡o la influencia difusa de Bachelard y Foucault, con
una incertidumbte>. ..1.ort.r> absolutos entre las respuestas no científicas y Ias
respuestas científicas.
t) Para otros, finalmente,la materia de la historia es tam- ^
bién el conjunto de los hechos pasados, pero no sólo cle los Con mayor acierto, el filósofo Paul Ricoeur ha observado
hechos .,.uiioror> o <<destacados,>, puesto que, si bien se mira,
que no .*irte diferencia sustancial entre, por una parte, las
<irectificaciones>> sucesivas que han transformado las cosmo'
los grandes rasgos de la evolución humana han dependido
sobr"e todo del iesultado estadístico de los hecbos anóninos:
loglas primitivas en la física actual -v, pof otr4, fa¡ rectifica.
.i|i.r que han convertido las gadiciones primitivas en la
de aquellos cuya repetición determina los movimientos de
la aparición de las ciencia Éistórica tal y como la conocemos actualmente.
fobl^.iOn, la cápacidad de la producción,
instituciones, las luchas secretas o violentas en6e las cl¿'ses Es cierto que las ciencias humanas, precisamente porque
sociales de masas todos ellos que tienen sD Propia tratan del hombre, de sus intereses, de sus instituciones, de
-hecbos
¿linámica, de entre los que no se deben eliminar, pero sí resi- sus gfupos, y porque dependen de la conciencia -tan a me-
tuar, los hechos más cláiicamente llamados <<históricos>>: inci- nudó f¡sr- qu. iot hombres tienen de ellos mismos, llevan
29
28 rNrcrAcróN AL vocABULARIo H rsróRrco H ISTORIA

un retraso respecto a las ciencias de la naturaleza, Es una ba-


nalidad recordarlo. Pero limitémonos a evocat la física del 2. Segunda obseraación
siglo xvItl con sus falsos conceptos y sus curiosidades pue-
riles, v el retraso de la historia nos parecerá menos cruel. De hecho, tanto en el caso de los grupos como en eI de
Intentemos, pues, ver de qué forma el modo de conoci' las person.r, i, memoria no registra, sino que construye' Las
miento histórico ha progresado, progresa y puede progresar formas primitivas de la historia son el nito, que tiene su
hacia la categoría de ciencia. Hoy nadie niega el interés de lógica iiterna, y la crónica, que relata los acontecimientos
la historia de las ciencias. <<La historia de la historia> deide el punto de vista de intereses específicos' -
dida de forma más amplia que algunas <historias de -enten- la histo- a) Lás nitos constituyen actualmente uno de los estu.
riografía>>, interesantes pero limitadas- sería quizás el eier- dio, iavoritos de los etnólógos y psicólogos, como búsqueda
cicio histórico más fructífero que pudiera uno proponerse. de una lógica de las formas, reveladora de rasgos comunes
Me limitaré a hacer algunas observaciones y a ttazat vn en las esüucturas. de comunicación. Esta investigación no
breve esquema. deberla desestimar eL contenido histórico de algunos mitos,
cuando no el de todos. Es sabido que la arqueología ha ve'
rificado algunos datos bíblicos u homéricos considerados du'
1. Primera obseruación rante mucho tiempo como imaginarios. Nos encontramos ante
un campo común a los etnólogos, sociólogos, psicólogos, his-
La necesidad de un conocimiento histórico-sociológico es toriadoies, siempre y cuando irt* disciplinas colaboren, sin
tan antigua y tan universal como la necesidad de un conoci' imponer ni excluir.
'
miento de la naturaleza. Una humanidad o par- b) Las crónicas consignan los acontecimientos relevantes
-global
cial- que no tuviera ninguna conciencia de su pasado sería (generalmente políticos fmittares) de una época (general-
tan anormal como un individuo amnésico. Existe, pues, un ,ñ.nr. de uir .,r-einadorr). Son.a menudo los primeros testimo'
campo de conocimiento otra parte con una función nioi escritos del pasado Y, Por tanto' los primeros documen'
-por
práctica- al que debe arrancarse de su estado primitivo. La tos de la bistorii propiamente dicha, dado que los tiempos
anteriores a la escritura se clasifican por definición
dentro
existencia de formas de historia no científicas no autoriza a
pensar que sea imposible o inútil llegar a un conocimiento -- la <<prehistoria>>.
de
u r unr interpretación iusta de las sociedades pasadas. Al Á pir., de todo, una historia anónima, basada en fragmen-
contrario, en la medida en que el pasado humano es mal co- to, d. cerámica y án niveles arqueológicos, no nos satisface
nocido, mal interpretado, los hombres, v los grupos de hom- en
- absoluto.
bres, tienen una visión incorrecta de su presente y de su i; qu. hr.. posible la historia es la coexistencialo yquela
futaro. Y, como es natural, esto tiene también un alcance conbinación del testirnonio subietiuo que nos cuenta
práctico. ;;;;;;df." hacer los actores de la historia política, con el
'¿oiiitoro obietiuo (no sólo restos y objetos, sino cifras con'
,aru.drr, .r.ritot redactados Por razones prácticas y no
para
t0 INICIACIóN AL VOCABULARIO H ISTóRICO H ISTORIA tt
ilustrar a una minoría dirigente). Puesto que a través de esta tica médica. De Ia misma manera, en historia hay gtandes
combinación podemos aspirar a confrontar los acontecimien- obras evocadoras que todavía dominan con provecho nues-
tos y las intenciones historia <(ext€rna)>, apar:ente- a ra visión del pasado. H. I. Marrou escribe con acierto:
los bechos de masas -Ia <<interna>> de las sociedades,
-historia
mundo de las necesidades subyacentes-. Hoy día, para conocer a Tiberio, a Claudio y a Netón
Sin embargo, este doble registro de las laentes de la his- tenemos muchos ca.minos aparte de las Historias y de los
toria se descuida a menudo. Crónicas y memorias . Anales, y, sin embargo, releemos a Tácito, en tanto que
de acontecimientos y testimonios subjetivos- han -relatos
constitui- historiadores se entiende.
do durante largo tiempo el fondo del saber histórico. Y es
cierto que para los siglos oscuros las crónicas son a menudo <<En tanto que historiadoresr> significa: con provecho, in-
el único medio disponible para tt^zar el marco indispensable cluso para nuestras exigencias modernas.
a toda historia: una sólida cronología. También los mejores historiadores antiguos, sin respon-
der exactamente a estas exigencias, han intentado, no obs-
tante, esbozar a su manera sistemas de explicación: Tucídides
3. Tercera obseraación: sobre la bistoria corTto género se esfuerza en enlazar entre ellos los acontecimientos, en
literario confrontar las decisiones con las posibilidades; Polibio in-
tenta análisis casi sociológicos de las instituciones. En estos
La evocación lite¡aria ha respondido también, al margen primeros ensayos tesulta, pues, interesante ver nacer el espí'
de toda regla científrca, a la necesidad instintiva de conoci- ritu del análisis histórico.
miento del pasado que ya hemos señalado. Esto mismo ha Pero son demasiados los filósofos (Raymond Aron, Fran'
favorecido los embellecimientos, las invenciones, la retórica, gois Chátelet) que tienden a funtlar en estos inicios lejanos
el moralismo y las apologías religiosas, pollticas y nacionales. su noción de la historia en general, como si nada hubiese
La literatura histórica comiente ha constituido, a lo largo de pasado después de Tucídides. También hay lingüistas
los siglos, un galimatías peligroso. Todavla hoy lo es en el
-Bar'
thes, Greimas- que intentan definir las esructuras Particu-
caso de "más de un best-seller. Las crónicas y las memorias, lares del <<discurso histórico> a partir de los historiadores
que tienen ualor de t'aente y cayas uinculaciones flos son co- clásicos, es decir, literarios. Este método puede efectiva'
nocidas, son siempre preferibles, como lectura, a las recons- mente esclarecer la forma espontánea con que el espfritu hu'
trucciones mediocres. mano aborda los problemas del conocimiento del pasado, y
¿Puede decirse que la historia género literario- ayudar con ello a definir mejor la historia. Peto es evidente
-como
no ha aportado nada interesante al modo de conocimiento que no resuelve los problemas científicos complejos que se
histórico? No. Porque ha habido historiadores geniales. Se plantea el historiador actual.
ha observado a menudo que, incluso en meücin4, las des-
cripciones sin base científica; pero llevadas a término genial-
mente, habían sido útiles durante largo tiempo para la ptác-
32 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco rIISTORIA t3
y el último cuarto del siglo xvr. Esta preocupación se expre.
4. Cuarto grapo de obseraaciones: la aparición de exigencias sa bajo dos formas complementarias que inicialmente conver.
cientílicas en la delinición y en la práctica de la bistoria: gen sólo de forma ocasional, que divergen con demasiada
el siglo )ffl. frecuencia, y cuya conjunción condiciona, sin embargo, el
desarrollo científico de la historia:
No conviene dar una importancia excesiva a los <<precur- 1) La preocupación crítica, que consiste en no aceptar
sores)>: siempre se descubren nuevos. Y es cierto que, a dos la exi.stencia de un hecho, la autenticidad de un texto, hasta
o tres siglos de distancia, la modificación de las estructuras después de verificaciones minuciosas.
mentales y del sentido de las palabras hace diflcil las confron- 2) La preocupación constructioa, que consiste en elegir
taciones. Una vez hechas estas reservas, resulta instructivo determinado tipo de hechos, en confrontarlos y en buscar las
seguir la aparición, a menudo más precoz de lo que se ima- correlaciones, con el fin de resolvet un problena planteado
gina, del deseo de rigor y de profundización en la definición por el pasado humano (problema económico, problema social,
y el uatamiento de la materia histórica. Cuando Abenjaldún, problema institucional, problema espiritual, o toda combi.
sabio musulmán, nacido en Túnez, escribe en 7375, en los nación compleja de estos problemas).
prolegómenos de una Historia Uniaersal: La preocupación crítica se manifiesta, a finales del si-
glo xv y durante el xvr, tanto en el descubrimiento de toftos
La historia, sepámoslo, tiene como verdadero objetivo y de monumentos de la antigüedad como en el deseo de una
el hacernos comprender el estado social del hombre y el reforma en el campo religioso; la importancia, en este terre-
de instruirnos acerca de todos los cambios que la nan¡ra- no, de los textos sagrados arrastra a los espíritus reformado-
leza de las cosas puede aportar a la naturaleza de la so- res a la críticd de textos; crítica que no basta para fundar
ciedad, u¡a ciencia histórica, pero que es una condición necesarial es
imposible tazonat de forma válida a partir de documentos ma-
poco nos f.alta parz suscribir esta definición, lo que no equi- terialmente falsos o mal conocidos en su forma original.
vale a decir que la Histoúa de Abenjaldún'responda, en la La preocupación constructiaa se manifiesta cuando los
práctica, a nuestras exigencias. Pero no olvidemos que en sabios, los filósofos y los juristas aplican las investigaciones
Francia, en aquel mismo momento, Froissart se proponla eruditas a la solución de un problema, incluso cuando este
como objetivo en el prólogo de su Crónica relatar hechos problema es todavía secundario y parcial. Asl, cuando el
militares importantes y <(grandes maraVillas>. Singular dis- humanista Guillaume Budé se propone estudiar, en De Asse,
tancia entre dos. contemporáneos, cuyas obras, sin embargo, Ia moneda romana, no se limita a describir; intenta hacer com-
se califican por igual como <<históricas>. paraciones a largo plazo enre el poder adquisitivo de las
Para el Occidente europeo la preocupación'científica en monedas antiguas y modernas; y para esto'consulta con su
cuestión de historia nace, como muchas otras manifestaciones panadero para saber qué cantidad de grano se requiere para
del espíritu moderno, con el Humanismo, la Reforma y el tal cantidad de pan, qué cantidad de uigo produce la tierra
Renacimiento, es decir, entre el último cuarto del siglo xv alrededor de Parfs, qué cantidad de metal contenlan las mo-
34 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco H ISTORIA 35

nedas antiguas, etc. Hasta el punto de que se ha podido es- intelectual y espiritual que no puede por menos que sorpren'
cribir: <Si la ciencia puede definirse como el conocimiento dernos, y en la que entramos con dificultad. Bodin, autor de
metódico de las cosas, fue el instinto de un verdadero sabio los Je¿i libros de la República y de un Método de la historia,
el que dio a Guillaume Budé la ambición de escibh De Asse>>. yuxtapoae en sus escritos unas preocupaciones casi modernas
Lo mismo puede decirse, y por las mismas razones, de la y una curiosidad apasionada por la demonología y la astro'
Réponse á M. de Malestroicl <<sobre el asunto de las mone- logía, por no hablar de las tradicionales consideraciones mo-
das>>, de Jean Bodin, que, en 1568, resuelve, con una serie de rales y religiosas y del galimatías erudito. Seamos, pues' pru'
observaciones eruditas y críticas sobre las monedas y los pre- dentes en nuestra búsqueda de los orígenes. Pero no seríamos
cios, y con una serie de razonamientos generales, el problema histotiadores si nos olvidáramos de ano¡ar, evitando a la vez
concreto: el alza brutal del coste de la vida en el siglo xvl cuidadosamente todo anacronismo, cada paso adelante del
¿se debe a las devaluaciones sucesivas de la libra, moneda conocimiento.
nominal francesa, o bien a la desvaloñzaciún progresiva del
metal de plata debida a los grandes descubrimientos?
Se me objetará que en ambos casos se nata más de eco' 5. El siglo XVII. Francia y la erudición. Inglaterra
nomía que de histoiia clásica, pero es que la economla, al y la <<aritmética política>>
exigir datos en cifras, es el primer campo en que el rzlzo'
namiento y la hipótesis son susceptibles de verificaciones con- No nos sorprendamos si la constitución de la histotia en
cretas. Añadamos a esto que la cuestión de las consecuencias ciencia pasa por reuasos, avances parciales, desarrollos desi'
de los descubrimientos era, en el siglo xvr, un problema prá'c' guales.
tico, que afectaba alavida cotidiana; y que todavía hoy pre- No nos sotprendamos tampoco al constatar que las coz'
side todo un sector de la historia general: primer paso en la troaersias ideológicas y los intereses prácticos no han sido,
explotación del mundo por los europeos, creación de un pri- en determinadas circunstancias, extraños a esta constitución.
mer mercado mundial, principios de la acumulación del capi- De este modo, las acusaciones de los protestantes contra
tal comercial, etc. El hecho de que se hayan intentado ensayos la credulidad de los católicos ante las leyendas incitaron a
de <<conocimiento metódico> de estas cuestiones, desde una algunos medios católicos a una hipercltica de las radiciones:
perspectiva histórica, en el mismo momento en que se pro- loi jesuitas de Amberes, con Joseph Bolland al editar las
ducían, hace remontar a bastante atrás la aparición de un Acta sanctorunz, llegaron a negar toda validez a cualquier
espíritu cientlfico en historia. tipo de documento de la época merovingia o carolingia.
Tampoco en este caso, como en el de Abenjaldún, signi- Pero esta desconfranza ponía en discusión los derechos
fica que Guillaume Budé o Jean Bodin tuvieran a su dispo' de las comunidades teligiosas más antiguas, derechos que se
sición todo el <<insuumental mental> predilecta basaban en documentos de estos períodos. Esta fue la ocasión
-expresión
de Lucien Febwe- necesario para una verdadera ciencia. para que dom Mabillon (1632-1707 ) ceara en la De re di'
Aún hoy no 1o tenemos... Sepamos que la conciencia de un plonatica (1681) la diplonática, ciencia del documento, ca'
hombre del siglo xvr segufa dominada por toda una herencia laz de demosrar, a partir de indicios materiales, la auten'
36 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco H ISTORIA t7
ticidad o falsedad de un acta. La tatea, continuada por la
congregación de Saint-Maur, ha aportado las condiciones para 6. La aportación del siglo XVIil. Principios de análisis,
un conocirniento seguro de la Edad nedio. aspiración a las síntesis
De momento se ttata tan sólo de una crítica erudita, con-
dición necesaria pero no suliciente para una ciencia histórica. La primera mitad del siglo xvlrr ve nacer la aspiración
En la Francia del siglo xvrr, contemporáneamente a dom teórico con el italiano Gianbattista Vico que busca una <<cien-
Mabillon, comprobamos en las concepciones de la historia cia nueva>> a ttavés de la reflexión sobre el aspecto <<ciclico>>
más corrientes, más oficiales, un reffoceso muy claro sobre del desarrollo de los grupos humanos, y con Montesquieu,
los progresos del siglo xvr: Luis XIV se hace acompañar por más sociólogo que historiador, pero quien afrrma: <En pri-
<<historiógrafos>> oficiales (entre los cuales Racine); y Bossuet, mer lugar he examinado a los hombres y he crefdo que en
en su Discarso sobre la bistoúa aniuersal, persigue tan sólo esta infinita diversidad de leyes y de costumbres no los guia-
desvelar <<los juicios secretos de Dios>>, <<pata hacer temblar ba únicamente su fantasla>> (prefacio a El Espíritu de las
a toda criatura>. leyes).
En compensación, hay que tomar conciencia, respecto a Pero es Voltaire, en sus Nueuas consideraciones sobre Ia
este mismo perlodo (1680-1710), de una erapa inportante historia (1744), el primero en comparar la evolución posible
para el luturo del pensamiento bistórico. Se produce en Ingla- de la historia con la de las ciencias físicas: <<quizá suceda
terra: con Graunt nacen los primeros ensayos de demogralía pronto en la forma de escribir la historia lo que ha sucedido
bistórica, mediante la observación del número de nacimien- en la física. Los nuevos descubrimientos han proscrito los
tos y de muertes registrado.s en las parroquias de Londres; sistemas antiguos...>>.
con Gregory King los primeros ensayos para evaluar lo que Era éste (por otra parte para las dos ciencias) un opti-
hoy llamamos el producto nacional de diversos palses (Ingla- mismo prematuro, pero justo a latgo plazo.
tema, Francia); con rüTilliam Petty los primeros ensayos de De hecho, lo más interesante en la actitud manifestada
lo que él denominó aritmética polftica> (inducciones y
<<la por Voltaire hacia la historia es el cambio en el tipo de cu-
deducciones a partir de las estaüsticas de estado). úosidades del historiador. Con su habitual ironía denuncia
Constatamos que, igual que en el siglo xvr, las innovacio- no sólo las fábulas aceptadas todavía por los hombres de su
nes más originales se producen en el terreno económico. Pero tiempo, sino también el gusto por las anécdotas históricas,
se trata de hechos observados durante un perlodo de tiempo por las <bagatelas ilustres)> que constituyen los relatos de la
y con vn^ preocapación política (como demuestra el tltulo corte, tan poco interesantes como las murmuraciones de las
elegido por \filliam Petty). Sabemos hoy que este tipo de pequeñas ciudades, a las que son aficionadas las muieres de
investigaciones hechos masivos, sometidos a un gálcr¡- provincias. Finalmente, condena también después de haber
lo de -los
probabilidades y estadlsticamente observables- consti- leído, según dice, cuatro mil descripciones de batallas y algu'
tuyen, si no toda la materia histórica, cuando menos sus ba- nos centenares de tratados, la historia diplomática y militar
ses, sus fundamentos. pura: <En el fondo me quedaba igual que antes... sólo me
enteraba de acontecimientos>>.
,8 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco HISTORIA ,9
Traza entonces un cuad¡o de lo que querría saber (y que nómica>>, escribe el catalán Capmany. Y los creadores de la
raramente se le dice): ¿cuáles son las fuerzas de un país economía clásica, como Adam Smith, se muestran historiado.
antes de una guerra? Y dicha guerra ¿las ha aumentado o res de buen grado, y plantean los problemas de las grandes
disminuido? España ¿ha sido más rica o más pobre después unidades cuantitativas que es necesario conocet para hacer
de sus lejanas conquistas? ¿Por qué Amsterdam pasó en la historia de las <<naciones>> (producto nacional, población
200 años de 20.000 a 240.000 habitantes? activa, etc.). Voltaire señala que son estos conocimientos eco-
En resumen: se trata de cambiar la nateria habitual y la nómicos los que le han faltado a Montesquieu para establecer
probl?m,ática de la historia. una verdadera ciencia de las sociedades.
Esta tendencia culmina a finales de siglo con Condorcet, Cabe señalar que esta vigorosa ofensiva del espíritu his-
en su Esbozo de un cuadrc bistórico de los progresos del es- tórico coincide con el carácter dinámico y revolucionatio del
píritu bunano (L794), donde sienta el principio de \a posi- siglo xvru, cuando la burguesía no duda ni en criticar la for-
bilidad de un conociniento cientilico de los hechos humanos, ma de escribir la histo¡ia del Antiguo Régimen, ni en espe-
sociales, y de su preuisibilidad, síempre que no se atribuya rar escribir un día la historia científicamente.
a las conjeturas sociológicas <(una cettidumbre superiot a la
que resulta del número, de la constancia, de la certidumbre
de las observaciones)>. 7. El siglo XIX. Auge y desoiación de la inaestigación histó-
Constatamos en ello unas exigencias todavla pre- rica: aparición de una teoría general, y posterior diuorcio
-aquí
maturas- de síntesis acerca de la historia humana. entre disciplinas sociológicas
Pero el mismo Condorcet ha abierto vlas muy nuevas
para el análisis: fue el primero en intentar descubrir cuál En un sentido, el siglo xrx se presenta como el del triun-
sería el procedimiento matemático que permitiría estimar la fo de la historia. H. I. Marrou habla, a este respecto, de una
representatividad de un hombre o de una opinión a ffavés <inflación de los valores históricos>, debida al impresionante
de un procedimiento de elección, lo que coincide con los es- desarrollo de las técnicas históricas, arqueológicas, filológicas
fuerzos actuales de la matemática sociológica. (prehistoria, egiptología, desciframiento de las lenguas orien.
Finalmente, el siglo xvlrr ha proseguido algunas inves- tales antiguas, excavaciones micénicas, etc.), a la publicación
tigaciones, cuyo principio se había descubierto, como hemos de las grandes recopilaciones de fuentes (Niebuhr, Momm-
visto, a finales del siglo xvrl en Inglaterra: Voltaire se feli- sen, para la antigüedad, Monunenta Gerhaniae bistorica pam
cita de que un holandés haya establecido la proporción que la Edad Media...), y finalmente a la aparición de las grandes
permite relacionar el número de nacimientos con el número historias nacionales: Ranke, Macaulay, Michelet...
de habitantes; es una alusión a los frogresos sensibles de la <<El historiador era entonces el rey H. I. Mar-
demografía rcalizados por el prusiano Süssmilch y los fran- rou-; toda la cultura estaba pendiente-escribe
de sus dictámenes;
ceses Moheau y Messange. a él le tocaba decir cómo debla leerse la llíada, qué era una
También la historia econónica nace en el siglo xvrrr, en nación, ... si Jesús era Dios...>
España y en Polonia: <<hemos coordinado una historia eco- Hegel habla propuesto ((presentar el contenido mismo
40 rNrcIAcróN AL vocABULARro HlsróRrco H IsroRrA 4L

de la Historia Universal> a ravés de los progresos de la revolucionarios y constructores del socialismo que se decfan
Idea. Los historiadores alemanes ponlan de reüeve las origi- marxistas.
nalidades germánicas; los historiadores franceses, la lucha La inuestigación erudita sobre el coniunto del pasa!?l
entre la nobleza y el tercer estado (Guizot, Thierry) o bien el desde los años 1870-80 hasra los años l92O-30, se benefició
papel del <pueblo> (Michelet, Mignet). De hecho, la historia, poco, por el contrario, de la aportación teórica de Marx, some'
. p.t.t de lechmarse de las excavaciones y de los archivos, iidr .irno estaba a Ia rcacción espontánea de la ideologla
segula siendo a la vez literatura e ideología. doniinante. El pensamiento económico giró en totno a la
Entre L847 y I867,las grandes obras de Marx y Engels teorla abstracta, subjetivista, individualista de la <utilidad
ptoponen, por el conffario, en la llnea de algunos plar-rt9a' marginal>> y del <equilibrio>> (\üflalras, Pareto); la sociologfa,
'$¡/'eber, Durk'
mientos del siglo xvIII, ana teoría general de las sociedades .r, tórno aiestudio áe hs lormas sociales (Max
en moainiento, cuya originalidad consiste en aunar, mediante heim); y la histoda cenffó su pundonof en limitarse a esta-
la observación y el razonamiento, L) eI an'álisis económico, blecer .ipequeños hechos verdaderos>> (monografías económi'
2') eI anátisis sociológico, 3\ eI anáIisis de las <<formas jurlü- cas alemanás, historia política <<fáctica>> francesa). Hacia 1900'
cas, pollticas, religiosas, artlsticas, filosóficas, en ¡esumen de esta historia positivista triunfaba en todas partes y la sepa'
hs-fórmas ideológicas a ffavés de las cuales los hombres to- ración tajanté y casi absoluta entre economía, sociologfa e
man conciencia de sus conflictos y los llevan hasta el final...>. historia ponía án peligro la esperan za de una síntesis global
Las constataciones, al menos en el temeno de las <<conü- sobre el pasado de las sociedades.
ciones de la producción económica>, deben hacerse <<con el
esplritu de rigor de las ciencias naturales>, y -€s posible ha-
..tl.r asl debido a que <<la historia se desarrolla hasta nues' 8. Adquisiciones recientes en el terreno de los principios
tros üas como un pfoceso de la naturaleza> (Engels, 1890). y le tas técnicas de la inaestigación histórica
No es que el hómbre no intervenga: <<los hombres hacen
su propia iústoria>. Pero el resultado, estadfstico -o combi- a) En Francia,
^
paftit de los años 1900-1910, algunas
grandes obras de historiadores (Paul Mantoux, Lucien Febvre)
natirio, de sus acciones y decisiones conjugadas se les escapa
y se convierte en un lenómeno obie-tiao. Queda.por saber ! on, escuela de geógrafos (Vidalque de la Blache) prepararon
ri d.rd. hace un siglo se ha intentado realmente la consoli- ir, ,.,orn o a Ia síltel;s histórica, se afr,anzó después de
dación cientlfica dela historia así legitimada. Aqul cabe dis- la guerra de l9l4,la revolución de L9l7 y la crisis.de L929,
tinguir: ,.Jnt..i-ientos que hicieron tambalear la nanquila ceft,ez
Los segaidores originales de Marx deben buscarse entre de los economistas.
sus disclpilos bonbres de acción. Porque Marx había preci- b\ Lucien Febvre, Henri Berr, Marc Bloch (Reaue de
sado qué el objetivo de su obra teórica no era interpretar synth,ése, Annales d'bistoire économique et sociale) difun'
el mundo, sino cambiarlo, es decir, hacer servir el análisis di.ror, los siguientes principios: 1) hay una sola historia; no
histórico para entender profundamente el hecho social e in- existen compartimentos estancos entre una historia econó-
fuir sobri sus modificaciones. Esto fue 1o que intentaron los mica, una hiitoria política, una historia de las ideas, etc'; 2) el
42 INICIACIóN AL VOCABULARIO H ISTóRICO
rI ISTORIA 4'

historiado av^nz^ por medio de problenas: los documen-


f
tos sólo conresran cuando se les pregunta siguiendo hipótesis
INrpNro DE DEFrN¡cróN DE LA MATERIA
Y DE LA TNVESTTc¡,cIóN rr rsrónrc¡,s
de trabajo; la historia, en todos los terrenos (material, espi-
ritual, iáeológico...), lo es de los hechos de masas, no de
los simple, .rá.ont..imientos>; 3) existe una jerarquía y un
El objeto de la ciencia histórica es la dinámica de las
juego iecíproco entre <<economíasr>, <<sociedades>>, -<<civiliza- sociedades humanas. La materia históric¿ la constituyen los
tipos de becbos que es necesario estudiar para dominar cien'
.ioi.ro, juego que constituye el tema mismo de la ciencia
tíficamente este objeto. Clasifiquémoslos rápidamente:
histórica.
c) En el curso de los años 1930-40, cuando_la crisis de 1) Los hechos de masa.t: masa de los horubres (demo'
grafía), masa de los bienes (economía), masa de los penst'
L929 había llamado la atención sobre la función histórica de
Ias coyunturas económicas, el sociólogo Frangois Simiand
sen- nientos y de las creencias (fenómenos de ..mentalidades>,
lentos y pesados; fenómenos de <<opinión>>, más fugaces).
tó los principios de la inuestigación estadística en historiaz
á.eii.iO" dei .,documenro objetivor, <<involuntario>, reglas 2) Los hecbos institucionales, más superficiales pero más
rlgidos, que tienden a lijar las relaciones humanas dentro de
para la explotación de las fuentes cuantitativas, importancia
los marcos existentes: derecho civil, constituciones políticas,
i. las variaciones de los precios,los salarios, Ia tnoned'a. Er' tratados internacionales, etc.; hechos importantes pero no
nest Labrousse llevó la aplicación de estas reglas al estudio
eternos, sometidos al desgast e y al ataque de las conffadic'
de las rentas especílicas de las clases sociales, de sus contra-
ciones sociales internas.
Ji..ior.r y de üs .o.r..,r.rrcias pollticas de estas contradic-
ciones (revolución de 17s9). La noción de <<teoría experi-
t) Los acontecimientos: aparición y desaparición de per'
sonajes, de grupos (económicos, políticos), que toman medi'
mental> de la economía (Simiand) a través de la investiga'
das, decisiones, desencadenan acciones, movimientos de opi'
ción histórica se transformaba en <(teorla experimental>> de
la historia global, lo que tendía a converger con Marx. nión, que ocasionan <<hechos>> precisos: modificaciones de los
gobiernos, la diplomacia, cambios pacíficos o violentos, pro'
d) En-los úÍtimoi veinte años, debido a,las grandes ex-
periencias sociales en curso, al progreso de las. matemáticas
fundos o superficiales.
^sociales,
del cálculo económico, del aparatg r d91 ffatamiento La historia no puede ser un simple retablo de las institu'
al de la informática para la utilización de las fuen- ciones, ni un simple relato de los acontecimientos, pero no
.r,.áir,i.o,
puede desinteresarse de estos hechos que vinculan la vida
tes masivas, el historiador se ha visto obligado a mantenerse
.i-*ri.nte de los progresos y de las técnicas en las disci-la lotidiana de los hombres a la dinámica de las sociedades de
olirr., vecinas. A1 hacer-lo debá conservar la conciencia de las que forman parte.
irigirrri¿.d de la historia, ciencia del todo social, y no de Ante esta compleja materia histórica, el historiadot plan-
tea cuestiones, resuelve problemas; cuándo, por qué, cómo,
tal"o tal parte, ciencia del londo de los problemas sociales y
en qué medida... se modifican, debido a ana continua inter'
io ¿. ,ur^ for-.r, ciencia del tiempo y no del instante o de la
acciSn,los elementos de las economí¿s (hombres, bienes), de
sola actualidad.
las sociedades ftelaciones sociales más o menos cristalizadas
44 INIcIAcTóN AL vocABULARro H rsróRrco H ISTORIA 4,'

en instituciones), y de las ciailizacione.s (coniunto de las acti- funcionamiento en una sociedad que se cat^cteriz, de forma
tudes mentales, intelectuales, estéticas...). El historiador ha' más profu nda, por las relaciones sociales y humanos creadas
brá de distinguir muy pronto entre los hechos de evolución alrededor de estos rnedios de produclr (<relaciones sociales
muy lenta (estructuras geográficas, mentalidades religiosas, de 'producción>).
grupos lingüísticos), los titmos esPontáneos (<<ciclos)> coyun- Las tierras, los insuumentos de irrigación, los bosques y
tu¡ales de la economía), y los simples acontecimientos, cuya los terrenos de paso, las fuentes de energía, los medios de
importancia deberá valorar. üansporte, las fábricas, las máquinas, etc., son los <<nedios
Estas distinciones justifican diversas técnicas: análisis <<es' de producción>> que utiliza la fuerua de trabajo de los hom'
tructural>>, análisis <coyuntural>>, <<anáhsis de contenido> de bres.
textos y de expresiones verbales o estéticas, elección de las ¿Quién posee estos medios de producción? ¿Y cuál es el
fuentes, crítica de su validez. sentido exacto de la palabra <<posee>>? ¿Quién maneia pto'
Pero estas técnicas sólo adquieren su sentido dentro del ductivamente estos medios? ¿Quién, a través de esta doble
marco de una teoría gtobat que permita pasar del análisis eco- relación, es el dominador? ¿Y el dominado? ¿Quién se aPro-
nómico-estadístico a la <<histoúa t¿onada>, conquista que vecha? ¿Quién consume? ¿Quién acumula? ¿Quién se em'
pobrece? iQué relaciones cotidianas, morales-
Schumpeter atribuye iustamente a Marx. -jurídicas,
Reiordemos algunas de sus Proposiciones cruciales: ie han establecido entre las clases sociales así consideradas?
1) En los orígenes de cualquier desarrollo histórico du- iQué conciencia tienen de estas relaciones los hombres que
radero se sitúa un-desarrotlo de |as luerzas de producción,lo constituyen estas clases? ¿A qué contradicciones' qué lu'
^
cbas dan lugar estas relaciones? ¿Con qué resultados? ¿Estas
que nos incita a observar:
a) en un grupo dado y por un tiempo dado, el número relaciones fávorecen o entorpecen (en cada momento) el de'
de hombreJ y su división en sexos, edades, ocupaciones, etc.; sarrollo de las'<.fuerzas productivas>> definidas anteriormente?
b) para el mismo grupo y durante el mismo período de He aquf una serie de preguntas a las que es importante con-
tiempo, /a s modit'icaciones ocurridas en las técnicas de pro' testar.
ducc-ión (agricultura, industria, transportes) y, de manera es- t) Para hacerlo correctamente es necesario guiarse por
pecial, las áe Ia luerza productiua del trabaio, q_ue según Marx el conociniento teórico del nodo de producción doninante
.l.p.nd. de la hab¡l¡dád media de los trabaiadores, del desa' en la época observada, y entendemos por ello el conocimiento
,rálto de la ciencia y de sus aplicaciones tecnológicas, de las de la lógiro del funcionamiento s'ocial, que expresa la totali-
combinaciones sociales de la producción, de la extensión t dad de 7as relaciones sociales obseraadas en su interdepen-
de la elicacia de los medios de producción y linalmente de dencia.
las condiciones naturales. Merece la pena disponer de un modelo teórico que ex'
Toda investigación sobre una sociedad debería incluir, prese esta lógica de funcionamiento, aunque sólo- sea para
para cada instanté del desarrollo estudiado, los capítulos agru- ver hasta qué punto refleia el mavor número de hechos obser-
pado. baio estos diversos títulos. vados.
2) Sin embargo, estas ..ft¡erzas productivas>> entran en Es inútil decir que nunca la observación empírica de una
H ISTORIA 47
46 rNICrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco
Merece, pues, la pena insistir, en el momento en que se
sociedad en un momento de su existencia dará unos resul' afrrman, en los estudios universitarios, las posibles colabo'
tados absolutamente acordes con este modelo, puesto que, raciones interdisciplinarias, en que la preparación para eI oli
en toda <<formación social>> concreta, quedan siempre secue- cio de bistoriodor, sin desechar las viejas reglas de conoci'
las de modos de producción anteriores al modo de produrr
-
miento y crítica de los textos, de consulta de las fuentes
ción dominante, y se insinúan ya los gérmenes de un modo directas y, por 1o tanto, de los archiuos, comPorta igualmente
producción futuro.
de 'P.ro unas iniciaciones sólidas: 1) en la demografía; 2) enla estadis'
el interés de la investigación histórica reside preci tica; 3) en el cálculo económico; 4) en los lundamentos ntate'
samente en la confrontación entre estos <(casos> y los üversos náticos del análisis sociológico (probabilidades, sondeos, et-
iip", ¿. sociedad que han dominado sucesivamente en el cétera); 5) en la inlormación (pam la utilízación de las fuen-
.orro de la historia, y que aún hoy coexisten de forma evi- tes masivas: documentos fiscales, notariales, prensa, etc.).
dente. Una vez dicho esto no hay que confundir estas técnicas
No podemos menospreciar algunos peligros inherentes a de inlornación con los fines propios de la historia.
la utilización de los modelos teóricos: A éstos los definiría de buen grado de la forma siguiente,
1)Nohayqueconfunditnodeloeconónicoconnodelo que como es obvio queda abierta a la discusión:
sociai. La sociedad es más compleia que la economla'
y es
La inaestigación histórica es el estudio de los necanisnos
en lo social donde germina h désgucción del modelo econó- que aincalan la dinánica de las estructura.t decit, las
mico aparentemente armonioso. -er
nodilicaciones espontáneas de los hechos sociales is ¡1asa5-
2) Todo modelo implica unas hipótesis: debe tenefse en a la sucesión de los acontecirnientos 165 que interaienen
cuenta que estas hipótesis expresan ¡ott.-.ttte la natutaleza' -sn
los indiuidaos y el azar, pero con una elicacia que depende
á.i ,irr... obr.ruáo y no u-r, u.tátd eterna: la propiedad siempre, a nás o tnenos largo plaZo, de la adecuación entre
de empresa' por
frivada, la libre competencia, la libertad tttoi inpactos discontinuos y las tendencias de los becltos
:f*b, ,. d.r, por sapaestas -en el modelo económico del de nasas-.
.lpii.fr.o
-' clásicó; pero el modelo no las <<justifica>. La conquista científica del método así definido está toda-
i\ Todo modett expresa en primer términoque el análísis
la fina' vfa en vfas ie elaboración. Pero esta misma elaboración abre
d. <equitibrio,r, d. ina estabilidad, mie¡tras la posibilidad es su única ga/flntí'.- de una actitud ra-
"i
'--' de ü bistoria es el estudio de los canbios'
lUi¿ -y
cional del esplritu I, por tanto, de una práctica eficaz del
4\ Incluso estos ruodelos de canbio- pueden- aplicarse haya hombre ante la sociedad.
sólo áon ptudencia; por el hecho de qrle el-capitalismo
,"..¿i¿" al feudalisrrio .n Europa occidental a través pro'
de
que todo el mundo
cesos clásicos coiocidos no debi inferitse
necesariamente poletapas patecidas' ..
- - ptt.r todos
á.C.
estos extremos existe hoy e1_dla un gran
Só¡r"
¿.rriiolto de las técnicas de infornación y del tratamiento
cientffico de los datos'
ESTRUCTURA
Como conclusión a nuestras reflexiones sobre la palabta
<<historia>> propuse definir la investigación histórica como
investigación de los mecanismos que vinculan la sucesión de
los acontecimientos a 7a ünítmica de las esffucturas
turas de los hedros sociales, por supuesto-.
-estruc-
Pero ¿.qué debe entenderse por <(estructura>? En general,
y en este terreno en paticular, ¿cuál puede ser la aplicación
de esta palabta al tatarse de la materia histórica?
No diré que la noción de estructuo esté <<de moda>>. Ten'
drla un aite peyorativo y no serla ninguna justificación. Lo
que ha estado <de modau (y lo est6,ya un poco menos) es una
manera determinada de descubrir el <<estructuralismo> como
un método nuevo en el análisis cientlfico, cuando en realidad
no ha existido nunca un análisis cientlfico, sea de lo que sea,
que no haya supuesto, irnpllcita o expllcitamente, que la ma'
tena analizada tenla una <(estructura>>.
De hecho, se trata del reconocimiento de una evidencia:
el espltitu humano no puede actuar sobte las cosas (y ha de'
mosirado qüe era capaz de hacerlo) más que en la medida en
que es cap'az de reconstruit y de expresar en un lengaaie ló'
[ico <<c6mo están hechas las cosas>. Si las cosas fueran <dc
iualquier manera>, si cambiaran de forma incoherente entrc
onr óbr.tuación y la siguiente, la ciencia no hubiera existido
-y el hombre no habfia llegado a la luna.
Lo que parecla nuevo en la aplicación sistenrCtica de la
noción de era su aplicación a las ciencias chum¡-
"itru.tufa,
52 rNIcIAcróN AL vocABULARro rr ISTóRrco ESTRUCTURA 5'

nas>>.Y por ello un etnólogo como Lévi-strauss ha preferido .más que eso. Por ora parte, no debe imaginarse necesaria'
buscar .l t..r.no de la uantropología> en lo que é1 llama la mente que una estructura, por el hecho de que la palabra evo'
historia <(estacionaria>> (o <<frlar>) de las sociedades arcaicas, que un'edificio, sea <(armoniosa>>; la transformación en (ar'
antes que hacerlo en el de la historia <<acumulativa>> o <<cá- monía>> de la lógica interna de una estructura social (feudd,
lida> (.rque acumula los hallazgos y las invenciones para cons- capitalista, etc.) forma siempre parte de la ideologfa de la
truir las-grandes civilizacioneJo). El peligro de este tipo de clase dominante en esa estructura.
'
elecciones- está en que buscan la <<antropologla>> de- Sin embargo, se puede entender de otra manera Ia suges-
-es
cir, la ciencia del hombr e- en los fenómeflos ,neflos bistó- tión implicada en el origen de la palabra. La cosa observada
ricis, cuando es lfcito pfeguntarse si la gran caracterlstica del es tal como es. Nosotros la observamos, y somos nosotros
homire no consiste precisamente en haber creado la historia quienes, a partir de esta observación, cottstruirnos un <mode'
<<cáüda>>, <<acumulativa>. Si el interés se orienta sistemáti' lo> reflejando el mayor número posible de caracterlsticas del
camente más a los fenómenos estables que a los canbiantes, objeto o, en todo caso, de sus rasgos fundamentales. La prue'
más a la <<sincronla>> que a la <<diacronía>>, más a las <<es6uc- ba del éxito de esta operación la constituye la capacidad de
tufas> que a los .,cambios de estructura> es evidente que acción sobre el objeto que nos da la construcción del modelo.
se da la espalda al esplritu propio del histotiador. Es obvio Pero también aquí cabe aconsejar algunas precauciones:
que, conc.üido asl, ei <<estructuralismo>> inspiraría una des- hay que desconfiat del idealisno qrre sólo ve <(estructura)> en
ionfranzajustificada en el historiador. Pero en ningún momen' esta <<consrucción>> lógica de nuestro espfritu, cuando nuestra
to debe átto producirle una desconfranza ante la necesaria mente se ha limitado a traducir, al lfmite de sus posibilidades,
noción de <<esüuctura>. una realidad existente; y también hay que desconfiar del en'
pirismo, que buscaúalas raíces de su razonamiento exclusiva'
mente en el objeto concreto que se encuentra en observación,
OnÍcENss, sucERENcrAS Y urrlrzAcroNEs DE LA PALABRA lo que nos conduchla a una yuxtaposición de descripciones
<{ESTRUCTT'RA)> y no a un <<modelo>. La ciencia es la adecuación +n continuo
progreso- de la inagen construida que nos hacemos de l¡
Partamos como siempre de la etimologfa, La palabra, de iealidad misma. Claro está que la realidad no es cada obieto
origen latino, viene del verbo <<süuere>, que siqnific^ cofls- concreto. Es el conjunto de las catacterlsticas fundamentales
tri¡r. La imagen sugerida es' pues, la de un eüficio, con su de un'determinado tipo de obieto, y el conocimiento <estn¡c'
plano, su elevációrr, Jo, ptoporiiones calculadas, sus funciones. tural> del coniunto nos petmitirá maneiar mejor cualquier
Démonos .,r.ni, d. q"e estas sugestiones de la palabra objeto de este tipo, por comparación con el <<modelo> ideal.
.r.*d.r, dos peligro.r; el primero es un relente de metaffsica Por Io que hace referencia a las ciencias sociales, no eg
Átropomórfica; elobieto én estudio par€ce haber sido <<cons- inútil constatar cómo aparece la palabta <(estructura> en las
truido> a la manerr dá nn. casa por un atquitecto; el segundg frases más famosas, más conocidas, a menudo las únicas cono'
es la sugestión de un obieto estable, <acabado>, inmóvil, cidas, de Marx en la inmoducción a la Cútica de la economta
cuando lá propia naturaleza es cambio y la historia no es polltica (1859):
54 INICIACIóN AL VOCABULARIO H ISTóRICO ESTRUCTURA 5'
En la ptoducción social de su existencia, los hombres ficos>, sino tomados del lenguaje cotidiano. Será en El Ca-
establecen relaciones determinadas, necesarias e indepen- pital cuando Marx, a través de la construcción de un meca-
dientes de su voluntad; estas relaciones de producción co- nismo abstracto de funcionamiento, demostrará, no con el
nesponden a un determinado grado de desarrollo de sus vocabulario sino con el conjunto de la obra, lo que habla en-
fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas rela' tendido por <(estructura económica> de la sociedad.
ciones constituye la esructura económica de la sociedad...
etcétera.

<<Ókonornische Struktur>>: a este término le espera, inclu' ET, USO CTSNTÍTTCO DE LA PALABRA (<ESTRUCTURA)>

so dentro de la economía no marxiSta, un futuro bastante


prometedor. En matenáticas, se sabe que la palabra <(estructura> ha
Sin embargo, algunas líneas antes, Marx había empleado cambiado varias veces de sentido y que ha conservado du-
otra expresión: constatando que durante todo el siglo xvrlr rante mucho tiempo el simple significado figurativo del len-
los ingleses, los franceses y Hegel tras de ellos, hablan englo- guaje cotriente, antes de emplearse con sentidos específicos,
bado el conjunto de las condiciones materiales de la vida técnicos (Guilbaud). Lo que tienen en común todos estos
social bajo la denominación de <<sociedad civil>>, Marx afir- significados es la idea de que en matemáticas <<todos los con-
juntos son solidarios y coherentes>> (y por esta razón en las
maba: <<la anatomía de la sociedad civil debe buscarse en Ia
economía política>>; y la misma expresión la habla empleado otras ciencias, buscat las <(estructuras>> equivale a dar una
ya en 1852, pues durante todo el siglo xvIII y a principios expresión matemática a un conjunto). Las imágenes son las
del xrx, los naturalistas, los médicos habían sido los pri' mismas que las del lenguaje común: <<andamiaje>>, <<pti¡tci-
meros en comparat la anatomía humana, animal, las secciones
pio>, <(esquema)>, <<patrón)> tales palabras inüodu-
-pero
cen un m tiz importante: se trata menos de un <<edificio>>
vegetales a unas <(construcciones> de las que debfa¡ desui'
birse en primer lugar los caracteres, las dimensiones, las pro- terminado que del principio <<oculto>>, <<interior>>, de la cons-
porciones, Ias telaciones, antes de abordar el estudio de su trucción-. Sobre todo en matemáticas, <<la mejor tbrma de
funcionamiento. comprender una construcción es hacerla>>, lo que nos lleva
Por ello, lo que busca Marx en esta asimilación es afir' a la noción áe Objeto-matemático consruido a partir de un
<<patrón>, y por 1o mismo introduce inmediatamente la no.
mar el carácter <<natural>, <<necesarior>, asimilable a una sec-
ción de tejido orgánico, de una <<sociedad civil>>. ción de <(proyecton, de <<génesis>> del objeto. Vienen a con-
Pero inmediatamente después utiliza igualmente la ima' tinuación definiciones más técnicas: <<conjunto de los pará-
gen arquitectónica: <<la estructura económica de la sociedad, metros que constituyen un gtupo)>, ..elementos constitutivos
los lundamentos reales sobre los que se levanta un edilicio más modo de construccióh>>, <<sistema algebraico de los más
simples, de los más fundamentalest>, <<madre>> de todos los
iurídico y político, a los que corresponden formas determi-
nadas de la conciencia social>. demás, etc. Y en el caso de las <<estructuras algebraicas>> se
Es bien evidente que se tt^t^ de simples imágenes, llega a imágenes múltiples: <(grupos)>, <<anillos>>, <(cuerpos>>,
^qvl diferenciados por sus <<leyes de composición>.
de usos de la palabra <(estructura)> en modo alguno <<cientí-
56 INrcrAcróN AL vocABULARIo H ISTóRIco
ESTRUcTuRA 57

En las ciencias de la naturaleza la noción de estructura se


Y los bienes no son sigrzos (con la posible salvedad de la
moneda, pero una teoría económica que se basara exclusiva'
utiliza más que nunca: estructura de la materia, estructura
mente en el valor de signo de la moneda se convertfula tá'
del átomo, estructura de la célula, etc. Todo ello nos parece
pidamente en irreal).
familiar a pesar de que a menudo recubre unas lepresentacio-
En cuanto a la bistoria, qtre debe integrar tanto el análi'
nes que el profano capta mal y que podría manejar equivoca'
sis de los elemen tos rnateriales de los que depende la produc-
damente. Sin embargo, los <<modelos>t de las esttucturas quí-
ción (recursos, técnicas), como el de los elementos aptos para
micas se exponen actualmente, bajo la forma de bolas y bas-
las representaciones del pensamiento, no puede contentarse
tones, en todas las vitrinas de instrumental científico. Es evi-
con esquemas basados en esas representaciones.
dente que se ttata de representaciones que permiten definir
El mismo Claude Lévi-strauss lo ha admitido, a la vez
.rn, t.rlid ad a través de las posiciones, las proporciones, las que precisaba las telaciones del análisis esttuctural en etnolo'
relaciones. de 1a división de las
En las ciencias humanas, ha sido Ia lingüística la que ha át^ i de la concepción de Marx acetca
ásüucturas sociales en <<infraestructuras> materiales y <<sobres'
proporcionado el modelo de las investigaciones estructurales,
tructuras> psicológicas.
yr r.r descomponiendo la lengua en elementos cada vez más Claude Lévi-Strauss escribe (La pensée saaaage, p. 17 3)z
,imples y estableciendo las leyes que -rigen las combinacio-
nes entr¿ esos elementos, ya sea formalizando los <<sistemas> ... no queremos decir que la vida social, las relaciones
de una lengua en caracteres distintivos que se condicionan entre el hombre y la naturaleza sean una proyección, ni tan
mutuamente. sólo un resultado, de un juego conceptual que se desarro'
Ya he indicado de qué manera las restantes ciencias huma- llarfa en el espíritu...
nas habfan seguido el eiemplo de la lingüfstica, basándose en ... si afirmamos que el esquema conceptual dirige v
define las prácticas.,* es porque éstas, estudiadas por el etnó'
el hecho de lue las formas inconscientes de la -psicologla
logo baio ia forma de realidades discetas, localizadas en el
(G e s t al t p sych ilo gie, interpretaciones recientes del freudismo)
tiémpo y en el espacio, y características-de-génerosde vida
y también algunós grupos de relaciones en la etnologl? (9" y de foimas de civilización, no se confunden con la <pra'
iructuras d. f,rt.nt.sco, estfuctura de los mitos), 9ü€ obede- *itn ... que constituye para las ciencias del hombre la tota'
cen a una lójica de los signos, de la <<contunicación>>, podlan lidad fundamental.
asimilarse a <<lenguaies>>. El marxismo no el propio Marx- ha razonado de'
pero resultalía abusivo asimilar del mismo modo a <<len' -si
masiado a menudo como si las prácticas fueran consecuen'
guaies> las relaciones humanas que constitu)ten el objeto de cia inmediata de la praxis. Sin poner en duda la indiscuti'
ír, .i.rr.irs llamadas , con taz6n, <<sociales)>, puesto que éstas ble primacía de las infraestructuras, creemos que entre pra'
io estudian el hombre en sf mismo sino el hombre en socie- xis y prácticas se intercala siempre un mediador, que es el
esquema conceptual, por obra del cual una materia y una
¡;d, t sociedades que, a su vez, no son independientes de
fotma, ambas desptovistas de existencia independiente, se
U áíurrt eza; la ecónomla, en particulú, t^ta de Ia Ploduc' realizan como estrutcturas, a saber, como seles a la uez en'
ción, que es una exüacción de la natuta\eza, y ttata del cam- píricos e inteligibles.*
ú" ; d. ¡ distribución de los bienes una vez producidos.
59
58 rNrcrAcIóN AL vocABULARIo H ISTóRIco ESTRUCTURA

Es a esta teoría de las sobrestructuras, apenas esbozada rreno de las inlraestructuras materiales; pero ni la demogra'
por Marx, a la que nosoüos deseamos conffibuir, reseruan' fía ni la tecnología, que con razón se señalan como ciencias
do para la historia por la demografía, la tecno' auxiliares de la historia, son independientes de las estructu'
-ayudada
logía, la geogralía histórica y la etnografía- la tatea de ras psicológicas y sociológicas: natalidad, mortalidad, .ritmos
desaruollar el estudio de las infraestructaras proPiamente de tiabajo, asimilación o rechazo de los inventos, no pueden
dichas,* que no puede ser principalmente la nuestra, puesto estudiarse al margen de algunos datos <<sobrestructurales>;
que la etnología es ante todo una psicologfa. la distinción entre <<prácticas)> y <(praxis>> es muy superficial.
Estas frases son importantes para descartar varios posi-
)) Y es que en realidad el problema que se plantea a la
historia no es el de las infraestructuras Por un lado y el de
bles malentendidos enre el estructuralismo formalista y la
las sobrestfucturas por el otro, sino el de las relaciones es'
historia: 1) al precisar que este estructuralismo se aPlica a
tructurales entre los dos niueles diferenciados, teniendo en
los esquemas psicológicos 1t a las <tprácticas>> propias de al'
cuenta que cualquier esfueruo (y hoy en día abundan) que
gunas formas localizadas de géneros de vida, y no a la <pra'
tienda a justificat Ia separación, en el análisis histórico, entfe
xis>> humana en general, palabra cuya utilización puede dis-
los diversos <<niveles>> de la estructura global, bajo el pretexto
cutirse pero que a grandes rasgos significa la lucha constante
de la evidente autonomía relatiua de estos niveles, constituye
del hombre para equiparse conra la necesidad; 2) al dar una
en realidad un retorno cómodo a los viejos hábitos que üfe-
buena definición de la <<estructura>>; ente a la aez empírico
renciaban <<la historia económicar>, <.la historia de las ideas>>,
e inteligibte; 3) al adoptar la división marxista eritre <<infra-
<la historia política>, <<la historia del arte)>' etc.
estructura>> material de las sociedades y <.sobrestructuras>
Finalmente, resulta bastante curioso constatar que Lévi-
que implican la intervención de elementos psicológicos.
Strauss no cita, entre las disciplinas que pueden ayudar al
Sin embargo, estas frases no resuelven todos los proble-
historiador a entender las <<infraestructuras>, la ciencia que
mas:
Marx, al contrario, consideró como la primera en la que había
1)¿Dónde terminan exactamente las <<prácticas)> some- podido penetrar el método científico: la <<economía política>
tidas por el etnólogo al análisis estructural formal? Algunos llh'o"ár hoy <<ciencia económica> precisamente en la medi-
párraf-os parecen sugerir que toda <<práctica>>, -incluso en las
da en que há podido traducir en términos matemáticos la
,obr.rtrrr.tut"t de las sociedades más complejas, depende parte de sus análisis-.
mayor
de los mismos métodos. De esta manera vemos a historiado- 'Ahóra
bien, la ciencia económica, cuando menos desde
res que buscan en las estructuras psicoanalíticas el- secreto
del comportamiento de las masas revolucionarias de 1789 Quesnay, obviamente a partir de Marx, y de nuevo desde
los años lgSO-L940, admite la noción de ,,estructura)> como
o de 19i7. ¿Acaso no se corre así el riesgo de confundir la
uno de sus fundamentos.
lorna de algunos comPortamientos con el londo de los pro-
blemas sociales que se plantea la historia?
2) Casi se llega a sugerir el reservar a la historia el te-
" El subrayado cs mío.
60 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco ESTRUCTURA 6T

sentadas mediante <<agregados>> (producción, consumo, aho-


L¡ NocróN DE ESTRUcTuRA EN LA crENcr^t scoNóIvrrce tto, inversiones, etc.). Pero se ha observado también que los
<<movimientos> de la economía (<<ciclos>) depenüan de su
Sobre este tema podemos utilizar un libro serio y claro: estructura (Vagemann, Akerman), que el crecimiento de h
Systéme et structures écononiques, de André Marchal (Pa- economía no podía separarse de los canbios de estructura
rís, 1959). Este libro se plantea con razón las causas de la (Colin Clark, Rostow). Además de los marxistas (Sweezy,
reaparición de la noción de <<estructura> en el pensamiento Dobb, Oskar Lange, Charles Bettelheim), también algunos
económico contemporáneo. Para é1 las nociones de <<siste- discípulos de Keynes (como Joan Robinson) han destacado
mas)> y de <<estructuras)> son <<los insftumentos de análisis los vínculos de este tipo de investigación con las indicaciones
y de interpretación que desbrozan el material bistórico para fundamentales de Marx.
hacerlo utilizable>> (Frangois Perroux), o también <<un víncu- Algunos intentos de definición de las estructuras econó-
lo sólido entre la visión emplrica de los acontecimientos áis- rnicas propuestos de esta manera nos orient arán ya hacia lo
tóricos y el análisis teórico general necesario para la com- que se puede llamar <<estructura)> en historia.
prensión de las relaciones> (\üflalter Eucken). Jan Tinbergen sugiere cuatro aproximaciones posibles a
Démonos cuenta que con ello nos encontramos de nuevo la noción:
ante la relación entre bistoria y teoría económicas, cuya inven- 1) La estructura sería un coniunto de caructerísticas in-
ción Schumpeter amibula a Marx. El retorno (consciente o mediatamente obseruables, como las relaciones nunéricas en-
no, expllcito o no) a Marx se hace a través de la noción de tre producción agrlcola y producción industtial, etc. y más es-
estfuctufa. pecialmente los aalores nedios establecidos sobre un período
Por esta misma mzón André Marchal piensa que la re- de alguna lsfl,gitud, y considerados representatiuos de una
novación de la investigación económica mediante la preocu- tendencia profunda de la economfa...
pación de las <(estructuras)> se debe a la bistoria del siglo xx 2) El adjetivo estructural, aplícado a un noainiento, se
en su conjunto: ransición del capitalismo de concurrencia reservaría a los movimientos lentos de la economía.
individual al capitalismo de grandes unidades, conflictos mun- 3) La estructura se expresaría mediante un conjunto de
diales, crisis de 1929, aparición y vitalidad de las economfas coelicientes característicos que dieran una imagen economé'
socialistas, problemas del <tercer mundo>> y de la descoloni- trica del medio estudiado y determinaran las vías de sus reac'
zación. La magnitud de estos fenómenos ha hecho imposible ciones a determinadas variaciones (ejemplos: coeficiente <<téc.
seguir limitando la investigación económica a algunas fórmu- nico>>, <<psicológico>>, <<institucional>, etc.).
Ias <<puras)>; y ha mostrado la importancia del entorno no 4) Finalmente, es posible asimilar la estructura al con-
económico (social, institucional, psicológico) para la compren- iunto de datos necesarios para determinar estos coeficientes
sión misma de la economía. Se han buscado <<representacio- característicos.
nes estructuralesr> de la economla global: <<modelos> econo- Resumiendo: puede considerarse que una estructura eco'
métricos (Tinbetgen), <<matrices> definitorias de los circui- nómica es un coniunto de relaciones características manteni.
tos económicos (Leontief), <<contabilidades nacionales>> pre- das durante un período sulicientenente latgo para que 8u
62 TNICIAcIóN AL vocABULARro H ISTóRrco ESTRUCTURA 6'

conocimiento permíta prever las reacciones y los movimientos 2) Si la economía está sometida a las presiones de los
de una economía. elementos no económicos, ¿cómo intervienen éstos?
Algunos autores llevarían esta obsetvación hasta asimilar Sobre el primer punto, fundamental paru el histotiador,
.rtru.trrr" simplemente con lo que aiene <<dado>> al iniciarse los economistas sólo proporcionan indicaciones difusas y
un cálculo, t"rito por observación como por hipótesis_, es de- eclécticas.
cír, con lo que no-cambia durante el período obsetvado. Pero Sobre el segundo, proponen ala vez varios sectotes y va'
tal actitud conduce al absurdo de hacer cálculos económicos rios niveles, y tratan de superar el aislamiento de la estfuc'
dando por sentado que no se modifican ni la técnica, ni Ia tura económica estudiando los <<sistemas>> (donde lo econó'
dernogáfia, ni las instituciones, etc., lo que sólo puede ser mico y lo social sé combinan con lo político, 1o jurídico, lo
exact; para períodos muy cortos. Otro peligrg (qge se corre mental, etc.).
*.r.r^do) áe esta definición consiste en.incluir las conclu- Así, pues, el estudio no debería olvidar:
"siones de un cálculo en sus hipótesis: si se consffuye un <(mo- las estructuras físicas y geográficas
delo>> de desarrollo suponiendo Ia estructura capitalista, es
- las esguctufas técnicas
- las estructuras demográficas (por densidades, por edades,
evidente que el desarrollo propuesto sólo podrá- realizarse en -
el conte*io de esa estruct;ra. La aplicación del <<modelo> a por ocuPaciones)
un <(caso)> puede entonces chocar con una estfuctufa aún pre- las lrtru.t,rtts institucionales (propiedad, estado, sindi
-
capitalista,t ..r..., de valor en una estructufa socialista. catos...)
'Fin¡áente, los economistas ofrecen dos tipos de defini- las estfucturas sociales (castas, órdenes, clases, movili-
- dad...)
ciones de la estructura.
p" primer lugar, una defini ción estática, por ejemplo, la las otrrr.tutrs mentales (jerarquía de las necesidades, ac'
- dtudes ante el tabaio,la familia, etc.).
de Franlois Petroux, <<proporciones y daciones .qile carac-
terizan in conianto ecoiómico>>,Io que invita a ob-servar un Pero debe encuadrar estas estfucturas patciales dentro de
corte: ¿cómo se presentan' en, un momento dado (en la complejos a los que se da el nombre de sistena.s
-combina-
..rin.-nir>>), las pioporciones y las relaciones de los üversos ciones ie estructrrrur-, cuando se trata de estudiarlas teóri'
camente, y más a menudo el nombre de regímezes cuando
----E; económicos?
factores
segundo lugar, una definición dinánico, como la de se trata de análisis conctetos.
qae' du- Para.terminar, no olvidemos que el mundo, si bien está
¡. nt..-ín , ,r¿rirnios de un coniunto econónic-o <(estructufado>> en gfuPos demográficos, sociales, económicos,
iante un período determinado, aparecen con o relatiaatnente
estables e) relación con los demás>>,lo que invita¿comparar ercétera, lo está trÁbi¿n en grupos étnicos y políticos: de lo
las curuas, cuyo grado de regularidad o de estabilidad
carac- que se deduce otra vertiente de las investigaciones: estruc'
tetiza una estructura. turas regionales en el interior de una <<nación>>, estructuras
Pero, tras estas definiciones, cabe preguntarse: nacionales en el interior de un continente, etc'
1) éi l. .r,.uctura es válida tan sólo para un período, Si el economista quiere suscitar a \a vez todas estas cues'
tiones, y dado que só1o puede esclarecerlas para un período
¿por qué y cómo se sale de
ella?
64 rNrcrAcIóN AL vocABULARro H rsróRrco ESTRUcTuRA 65

bastante largo, su trabajo se confundiría en realid,¿d con el gasta y arrastra durante un largo período. Algunas estruc'
del historiador. turas, que perviven durante mucho tiempo, se convierten en
elementos estables de una infinidad de generaciones; recar'
gan la historia, estorban, dirigen su evolución. Otras se des'
EsrnucruRA E H rsroRrA moronan antes. Pero todas son a la vez apoyos y obstáculos.
Obstáculos, se caracterizan como los límites (<<envolfltras>>
La historia se ocupa de las sociedades. pam que estas en el sentido matemático) de los que el hombre y sus expe-
' riencias no pueden independizarse. Pensad en la dificultad
sociedades sean estudiables, es necesario poder e*p'resar las
de romper algunos marcos geográficos, algunas realidades
relaciones internas a través de un .rqu.*.- de esffrictura.
biológicas, algunos límites de la productividad, o también
Pero la historia se ocupa de socieda des en noainiento. estos o aquellos mandamientos espirituales: los marcos men'
Dicho de ouo modo, debe- construir esquemas estructurales tales son también prisiones de larga duración.
de funcionaniento (y no solamente de relaciones estáticas),
y debe dar cuenk no sólo de las principales estructuras teóri- He subrayado los términos importantes para la definición
cas existentes en el mundo en tal o cual momento, sino tam- de esta visión particular de las <(esuucturas>>. Es cierto que
bién de las contradicciones, de las tensiones, que lievan a los en el curso del mismo artículo Braudel examina los otros rit'
cambios de estructura,s, a lo que podríamos-llamar desestruc- mos del tiempo histórico, manifestando mucha repugnancia
turaciones y rqestracturaciones. por el <<tiempo cotto>> (la <<historia factual>>), pero admitien'
do las grandes aponaciones de la historia basada en la <<coyun'
tura>> (ciclos), y tomando varios ejemplos de <<modelosr> (ca'
A) Estructura y larga duración pitalismo comercial, etapas de las unidades mediterráneas,
sistemas monetarios de los tiempos modernos), sin olvidar
Al igual que los economistas, los historiadores se han los de Manr (<<el primetro en fabticar auténticos modelos so'
dado pronto cuenta de las diferencias de ritmo en las modifi- ciales>).
caciones de los hechos observados. Volveremos a hablar de Perc en caanto a la noción de estructua, la única que,
esto a propósito de las <<coyunturas>>. Pero, al igual que los al parecer, le permite abrigar la espetanza de rivaltzat con las
economistas, han tendido a definir las estructorár como los ciencias humanas formalizables, Fernand Braudel concluye
?narcos de larga duración en los que se inscribe la historia. Asf netamente que para él se circunscribe a la <<reducción en el
lo expresa Fernand Braudel en un artlculo célebre: espacio> y a la <<larga duración>>.
Los peligros de una tal concepción de la esuuctura nos
Por estructara, los observadores del hecho social en- parecen ser los siguientes:
tienden una organización, una coherencia, unas relaciones 1) <<Reducir al espacio> los problemas históricos, insis-
bastante fijas entre realidades y masas sociales. para noso- tir en vna <<geo-historia>>,llama útilmente la atención sobre
tros, historiadores, una estructura es sin duda coniunto, ar- el peso de determinados climas, sobre la larya estabiüdad de
quitectura, pero más aún una realidad que el tiempo ctes- determinadas formas de vida pero tam'
-manshumancia-;
66 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco ESTRUCTURA 67

bién: en un caso, si todo queda en vaguedades, se exagera la


impresión de que el hombre es <<prisionero> de ello (cuando B) Estruct:ura y nodo de producción
se evade a través de la técnica); en otro caso, si se intentan
precisar, matematizar las leyes de la <<ecologla>> (instalación El historiador debe desconfiar de dos tipos de <<modelos>>:
de los hombres en relación con los factores geográficos), se 1) Los modelos que se presentan como uniaersales y
puede caer en un determinismo geográfico que los restantes eternos; como ejemplo podemos tomar la proposición de
factores de la historia vuelven a poner, en realidad, constan- Malthus: los recursos crecen en progresión aritmética, el nú-
temente en cuestión. mero de hombres en progresión geoméuica. La proposición
2) Definir las <<estructuras)> que rigen la observación del sugiere observaciones interesantes sobre la relación hombres-
historiador por los <<obstáculos>>, las <<cárceles>> <<de las que el recursos y sobre los <<techos>> impuestos al desarrollo demo-
hombte y sus experiencias no pueden indepenüzarse)> es pre- gráfico en el curso de la historia, pero es evidente que no es
ferir (volviendo al lenguaje de Lévi-Strauss) la historia <<fría> aplicable ni siempre ni en todas partes, dado que el hombre
a la historia <<calienter>, las <<prácticasr, (que sólo tienen un puede ocupar espacios nuevos e inventar técnicas.
sentido psicológico) a la <<praxis>> que destruye los obstáculos 2) Por el contrario, los modelos muy complicados toma.
¡r abre las cárceles; finalmente, es correr el peligro de llamar dos de la observación enpírica de ln caso corren el riesgo
la atención sobre la resistencia de las superaiaencias (que de no ser válidos más que para este caso.
existe, pero termina por ser vencida) en detrimento de las Hay que encontrar, pues, en el espacio y en el tiempo, el
fueruas, materiales y espirituales, de la innouación. marco iegítimo de modelo estructural utilizable en historia.
t) Si bien la lógica de algunas <<prácticas)>, en el campo Hasta el momento, el mejor marco parece ser el propues-
de la etnología, puede formalizarse, matematizarce, ¿es posible to po¡ Marx: la noción de <<modo de producción>>. Aquí nos
acaso intentar ttatar de la misma manera las estructuras de Iimitaremos a desarrollar las relaciones de esta noción con la
pensanien¡os formados históricamente (Braudel cita el sistema de <<estructura>.
cultural del bajo imperio romano, el <<instrumental mental>> Un modo de producción es una estractura que expresa
del siglo xv, el <<espacio pictórico> de los clásicos, etc.)? De un tipo de realidad social total, puesto que engloba, en las
hecho, por haber querido encerrar de esta forma los diversos relaciones a la vez cuantitatiuas y cualitatiaas, que se rigen
momentos del <,saber)> en <<cárceles de larga duración>>, en todas en una interacción continaa: 1) las reglas que presiden
<(estratos arqueológicos)>, Michel Foucault ha dado una inter- la obtención por el hombte de productos de la naturaleza y 7a
pretación personal y puramente literaria de la formación de distribución social de esos productos; 2) las reglas que presi-
los diversos <<saberes>, pasando, sin verlas, al lado de verda- den las relaciones de los hombres enue ellos, por medio de
deras innouaciones, independientes a menudo de las vieias agrupaciones espontáneas o institucionalizadas; 3) las justifi-
estructuras, pero que anunciaban otras nuevas. Y es la inno- caciones intelectuales o míticas que dan de estas relaciones,
aación lo que el historiador deberla empeñarse en resaltar. con diversos grados de conciencia v de sistematización, los
grupos que las organizan y se aprovechan de ellas, y que se
imponen a los grupos subordinados.
68 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco ESTRUCTURA 69

La colterencia de este conjunto justifica su calidad de es- forma más consciente que los otros, y por lo tanto sobre bases
tructura: es posible dar un modelo teórico, econométrico, de teóricas en principio claras; pero la experiencia muestra que
los elementos materiales del modo de producción: producción, wa estractura global (juego de la sse¡e¡¡(¿-instituciones-
intercambios, acumulación, distribución...; pero no es impo- ideología) no se instala sino a través de largos tanteos y de
sible concebir el modelo iurídico-político que permite a la luchas difíciles.
estructura económica funcionar según su propio modelo y Y la historia la componen tanto la observación de las
señalar de qué manera el conjunto sólo puede realizarse den- esmucturas establecidas como la observación de las luchas
tro de un marco de ideología, de creencias y de prácticas coti- y de los tanteos.
dianas que no esté en contradicción con"la economía y la or Es necesario, pues, una vez adquirida y utiluada la no-
ganización social dominantes. ción esttuctural del <modo de producción>>, subrayar los ca-
El modo de producción es, pues, casi por definición, una racteres que distinguen esta noción de toda concepción dog-
estructura, y si en esta estructura hay diferentes <<niaeles>> mática de la <<estructura>.
(económico, sociopolítico, espiritual), estos niveles son inter- En primer lugar, no se trata de un esquema uniaersal
dependienfes, incluso cuando manifiestan, en tal o cual fase (hasta el momento son siempre varios los modos de produc-
de su desarrollo, una cierta tendencia a la autonomia. ción que coexisten y, al buscar esquemas que sirvieran para
La necesidad de elabow este esqaeffia estructuruI es la todos, se podría desembocar en perogrulladas).
de todas las ciencias: se trata de poner de manifiesto la lógica En segundo lugar, flo se trata de realidades etelnas (como
interna de un sistema que queda difuminada por la observa- gustosamente lo han hecho creer las clases dirigentes de cada
ción empfrica, sea cual sea, por otra parte, la imagen emplea- modo de producción), ni tan sólo de realidades de duración
da para expresar esta lógica oculta (<andamiaje>>, <<patrón>>, muy, muy larga (del tipo de aquellas a las que Fernand Brau'
<<anatomía>>, red de comunicación, etc.). del reserva el nombre de estructura).
El esquema estructural del modo de producción capita- En tercer lugar, no se trata de fórmulas que engloben toda
lista lo ha elaborado Marx. La ciencia económica, en el actual la realidad social concreta, sino solamente de la reaüdad do'
mundo capitalista, perfecciona incesantemente los análisis par' minante, la que determina, en una sociedad, los procesos de'
ciales de la estructura económica de este modo de produc- cisivos.
ción, pero afirmando siempre el principio de su permanencia, En cambio, los cinco o seis ejemplos de modos de pro'
y olvidando a menudo los aspectos no económicos del sistema, ducción coherentes que nos proporciona la historia son cla'
con lo que las conclusiones económicas tesultan frágiles. ramente <(estructuras)> que han estado o están todavla bas'
Recientemente se han llevado a cabo esfuerzos (Pórshnev, tante extendidas, gü€ han durado (o todavía duran).
Kula) para elaborar de forma más sistemática que antes el Finalment., .orno hemos subrayado ya, el estudio histó'
esquema estructural del modo de producción feudal; para los rico es estudio áe mouimiento, de cambio. Por este motivo
modos de producción menos próximos a nosotros, sólo exis' (y Marx lo ha demostrado brillantfsimamente), t) la estrac'
ten, en el estado actual de la investigación, anáüsis insuficien- tura de un modo de producción es una estructura de funcio'
tes. El modo de ptoducción socialista se ha instaurado de narniento (y no una simple cuestión de <<relaciones)> y de
70 INICIACIóN AL VOCABULARIO H ISTóRICO ESTRUCTURA 7l
<(p¡oporciones)> estáticas), y 2) la esrucrura de funcionamien- en primer plano por Braudel, ya sean puramente físicas (clima,
to de un modo de producción comporta y genera contradic- relieve), ya sean combinaciones geoeconómicas cristalizadas en
ciones,y seguirá haciéndolo mientras no se trate de un modo uadiciones, en hábitos humanos (transhumancias, tipos de
de producción totalmente consciente y científico. ciudades, etc.). En este sentido, las relaciones feudales, por
En el terreno económico, estas contradicciones generan ejemplo, han podido depender en gran medida de la dispo-
crisis, y en el terreno social, luchas de clases. sición de los temenos (valles, parajes defensivos...) y el capi-
Ahora bien, las desestructuraciones y las reestructuracio- talismo industrial de la situación de los recursos (transportes
nes en que consiste la historia se desencadenan a través del fluviales, minas de carbón...).
juego de las crisis y de las luchas de clases combinadas. La distribución espacial de los hombres, de las comuni-
Concluyendo: el conocimiento de una estructura (bajo caciones, de los recursos forma, pues, parte de las estructuras
la forma de un esquema fundamental) es necesario; pero no de un país este sentido, la carto grafía es un instrumento
es saliciente paru el historiador. -en
de análisis fundamental-, pero no se trata de lactoreJ eter-
nos y absolutos, puesto que, al contrario, cada modo de pro-
ducción aptovechará una distribución más que otra, desarro-
C) Del nodelo a la realidad concreta: uso de la noción llará un tipo de distribución más que otro. Observemos que
de estructura en la inuestigación este análisis se puede incluir en el de las laerzas productiuas,
cuya estructura misma es característica, en su base, de un'
El historiador no debe repetir eternamente consideracio- <<modo de producción>.
nes sobre los esquemas de estructura de las situaciones con- Como un caso concreto comPorta siempre, además de la
cretas que estudia. Debe comprobar estos esquemas, contras- elección espacial (tal país, tal región), una elección temporal
tarlos con la realidad concreta. (tal siglo, tal período), es importante tazar un cuadro es'
Es en este eiercicio donde encontrará la ocasión para tructural de las permanencias geográficas puramente natura'
combinar el esquema bistórico por antonomasia, que es el les o adquiridas históricamente al principio del periodo, y ob'
de los modos de producción, con las otras concepciones de servar, desde el ángulo de las luerzas productiuas, cuáles son
estructura que hemos encontrado, y que a veces son más arn- los elementos que pueden lauorecer y cuáles los que pueden
plias que la del .,modo de producción>>, v a veces, al contra- frenar tanto el funcionamiento cuanto el nacimiento y la deca'
rio, son más parciales. dencia del modo de producción estudiado. Los tnapas escalo'
nados en el tiempo muestran entonces en qué medida estas
1." Estructuras de larga duración y nodo de produc- <(permanencias> continúan imponiéndose, o bien retroceden
ción. Cuando va no se trat¿l de un análisis teórico v gene- ¿nte otros factores.
-
ral, sino de un análisis conueto .v localizado, es evidente que Las mismas reflexiones pueden aplicarse a las realidades
hay que tener en cuenta los elementos característicos de la humanas de larga duración: estructura espacial de los grupos
estructura de un país, que saperan en duracióz la fase del caracterizados por soüdaridades muy antiguas de tipo elno'
modo de producción: por ejemplo las ,rpermanencias>> puestas grálico, Iingüístico, tribal, etc. La estructura de distriburción
l-
72 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco ESTRUCTURA 7'
de los grupos étnicos es un tipo de realidad de larga dura- 2." Análisis parciales de estructura en el seno de un mo.
ción; su constitución en <(nación>> consciente de esta comu- do de producciótt. Si bien el esquema esuuctural del <<modo
nidad y que intenta organizarse en estado es una realidad -
de producción> debe expresar el cáiácter de <<totalidad>> y,
histórica que aparece con algunos rasgos del capitalismo. Por por lo tanto, debe concebirse como una coherencia teórica,
lo tanto, el conocimiento de estas distribuciones (geografía en cambio, en el curso del análisis, los estudios parciales de
histórica) constituye igualmente una investigación estructural estructura constituyen un instrumento necesario para el his.
a rcaltzar (también aquí mediante la cartografía). toriador.
Observemos que la permanerlcia de una lengua, de uir Desgraciadamente, puede suceder incluso que el historia-
folklore, de <<prácticas>> de diversos tipos, que desempeñan dor, por las dificultades de su oficio, se vea obligado a espe-
un papel tan importante en las <<etnias>>, forma parte de las cializarse en un análisis parcial; será historiador de la econo.
estructuras nentales de larga duración que hemos enconmado mía, o sea, de las infraestructuras, historiador de la polltica
también en las indicaciones de Braudel. Para un historiador, o de las instituciones, historiador de las ideas o de las repre-
el problema consiste en saber si, en las <<desestructuraciones>> sentaciones _religión, arte_, o sea, de las sobrestructafas,
y en las <(reestructuraciones>> de ouo género, de un modo Hay que insistir en la necesidad de pensar globalnen'te
de producción a otro, tal o cual tipo de <(estructura mental>> la bistoria, a la vez'en todas sus relaciones estructurales y en
reluerza o debilita la antigaa estructura global, acelera o re- todos sus movimientos, pero no debe obviarse que la inves-
trasa el paso a Ia nueaa. tigación es ante todo una ayuda, un instrumento paru el aná-
Puede darse, por ejemplo, que viejos rasgos étnicos fre- lisis concreto, y no un resultado, un descubrimiento, de éste.
nen la transición al capitalismo, pero la conciencia de <na- Asl, pues, es legítimo, si bien no siempre suficiente, rea.
cionalidad>> puede aceleratla. Por ejemplo, la solidaridad en- lizat inaestigaciones estructurales parciales, como elernentos de
tre feudalismo y catolicismo convierte el nacimiento del pro- inlornacióz sobre las esuucturas.
testantismo a la vez en efecto y en factor de reforzamiento En estos análisis pueden distinguirse las informaciones
(no en <(causa)> determinante) de la instalación del capitalismo.
estáticas,las inlornaciones din,árnicas, a cada niuel de la rea.
Y en algunos pueblos, en algunas regiónes, sucede, al contra- lidad estudiada (economía, derecho, polltica, ideología), y las
rio, qüe est^s largas superaioencias de estructuras mentales investigaciones sobre las relaciones recíprocas entre estos ni-
antiguas conservan algunos rasgos de estructutas sociales mu- oeles. Los instrumentos de las informaciones estáticas son la
cho más allá de las revoluciones que las han destruido jurldi- tabla, eI corte; los instumentos de las informaciones di.
camente (supervivencias del diezmo en pleno siglo xrx, en los námicas son las caraas; las investigaciones sobre las relaciones
pueblos del oeste francés, y de obligaciones colectivas, bienes enfte los niveles de estructura pueden tener como insffumen.
comunales, etc., a pesar del individualismo agtario catacte- to el nodelo, pero a menudo nos hemos de contentar con
rístico de la estructura capitalista). tratarlas como problemas.
Por ello, todo estudio de estructura, aplicado a un caso a) Tablas y cortes. Nos limitaremos a unos ejemplos:
concreto, debe desbordar con creces los marcos de la estruc- Un censo da un corte de la población en un mo-
tura dominante. -
mento de su desatrollo; los cuadros y gráficas que de él se
74 rNrcrAcróN AL vocABULARTó HrsróRrco ESTRUCTURA 75

deducen exigen el reparto espacial (densidades), la distribu. capítulo). Sin embargo, la aproximación y la comparación de
ción por sexos, pot edades (pirámide de edades, ejemplo de los tipos de curva que caracterizan un sistema económico
gráfrca estructural), Ia disnibución pot grupos socio-profesio- pueden tomar un sentido estructural. 1) Las curvas que ex-
nales. Un corte de este tipo informa sobre las proporcio- presan los ciclos y las crisis de las economías precapitalistas
ttes y las relaciofies, pero da pocos datos sobre la evolución y muestran algunos de los caracteres propios de estas economfas
el funcionamiento de la sociedad; en cambio ,los censos esca- de las cosechas, de la meteorología, que imprimen
lonados, si son regulares y homogéneos, permiten constatar -dependen
sacudidas serias a la demografía-; las curvas que expresan
modit'icaciones de estructura (que luego hay que explicar). los ciclos y las crisis de la economía capitalista muesran, al
Una tabla <<inpat-oatpilt>> (entradas-salidas, compra- contrario, que estos ciclos y crisis (que dependen de la indus-
- producción-consumo) del tipo inventado por Leontief
venta, tia), tienen menos repercusiones sobre la demografía, etc. En
para las estructuras de la economfa americana, es una tabla este caso, el tipo de coyuntura sirve para analizar la estruc'
de doble entrada, que puede ser muy simple o muy compli- twa. 2) Si se¡representan algunos hechos (movimiento de los
cada, donde los grupos de agentes o de actividades económi- precios, movimiento de la producción) durante un petíodo
cas se inscriben de tal forma que sea posible enconrar lo suficientemente largo, se ponen en evidencia inflexiones brus'
que cada uno da y lo que cada uno recibe de los restantes cas, hechos no reversibles (desaparición de algunos produc-
grupos; también en este caso se trata de una tabla estática, tos, techos alcanzados por algunos precios, etc.) que signifi'
que expresa las relaciones entre las actividades económícas can cambios en las estructuras económicas.
efr aft momento dado, pero estas tablas pueden realizarse c) Modelos y problemas. Un eiernplo: un país protec-
anualmente, decenalmente, etc. cionista impone derechos de aduana fuertes a las im'
Los mapas son cortes de estructura que expresan las -que
portaciones- se transforma en librecambista. Como resul-
-
disribuciones espaciales de la población, de los recursos, del tado de la competencia cambiarán su comercio exterior y su
consumo, etc. producción interior. Los economistas pueden esbozar un <(mo'
Las tablas y los <<histogramas>> (gráficos que represen- delo> de esta economía antes y después del cambio de <poli
-
tan las proporciones) pueden elaborarse para precisar y re- tica económica>>. Pero el historiador se pregunta: ¿por qué
presentar la estructara de las fortunas, la estructura de las este cambio? Se plantea entonces el problema de las rela-
rentas, en un espacio dado, en un momento dado. ciones entfe los intereses económicos y las decisiones políticas
Los <<organigramas>> son representaciones estructura- (relaciones de niuel). Para resolverlo debe recurrit a archivos
-
les de una organización estado, adminisuación- y publicaciones (discursos, campañas, comisiones, grupos de
en las que se evidencian -empresa,
las relaciones (jerarquía, intercambios, presión, etc.).
canales para las instrucciones y las órdenes, etc.). Hoy día incluso las estructuras ideológicas son obieto de
Los ejemplos de estos cuadros esuucturales podrlan mul- investigaci ones cuantitatiuas mediante el análisis estadístico
tiplicarse. de los libros publicados (bibliomeuía), de las palabras emplea'
b) Las curuas. En principio, las curvas se utilizan sobre das (lexicometría), de los temas ratados, del público a que
todo para expresar los hechos de coyuntura (cf.. el próximo se ha llegado, etc.
r
76 rNIcIAcróN AL vocABULARIo HISTóRIco ESTRUCTURA 77

testimoniar sobre el nouimiento de ganancia en toda la so.


D) Microestructuras y lltacroestractaras ciedad dur4nte un período determinado. Por tanto, una etn-
presa aisháa (o un señorío aislado) puede utilizarse mejor
El historiador, como el economista, tiene genetalmente para entender la <<estructura)> que para entender la <<coyun-
interés en colocarse, para su obsetvación, ante grupos bastan' tura>, es decir, los movimientos cuantitativos de una econo-
te ampüos: estudia, cuantitativa y cualitativamente, los gran' mía, a los que nos referiremos a continuación.
des rasgos estructurales de una nación, de una región, de un
conjunto geográfico.
Sin embargo, no hay que despreciar él interés de las mo'
nografías que permiten una <<micro-observación>, a menudo
teveladota. Una ciudad o una pequeña región agraia pueden
aportar muchas informaciones sobre las estructuras de una
sociedad, siempre que se tengan puntos de comparación o se
multipüquen las monograffas.
Pero existen sobre todo organisnos típicos de una socie-
dad: en el caso del régimen económico feudal, un señotlo te-
vela el mecanismo de luncionamiento, por la base, de la socie-
dad señorial. En el caso del régimen capitalista' una empresa
revela el mecanismo fntimo de éste.
Combinar la observación de las microestructuras con el
análisis de las esructuras globales es' pues, un método fe'
cundo.
Sin embargo, debe recordarse siempre que un caso no
puede ser representativo de un tipo de estructura con una
validez ampüa.
Pero mientras que los <<cortes>, las <<curvas>' los ma-
pas y las tablas dan sólo información sobre las estructu-
t^t ,rporriales>>, una micro-observación bien llevada puede,
al conirario, constituir un testimonio sobre el necanisn o esen'
cial que car'actetiza una estructura globalz el mecanismo de
ganaicia en una empresa capitalista es el mismo que el de la
clase capitalista en su coniunto.
En iambio, no se sigue de ello que la misma empresa, típi-
ca del funcionamiento íntimo del modo de producción, pueda
COYUNTURA
7

L¡, NocróN DE coyuNTURA

En el sentido más general,la <(coyuntura)> es er conianto


de las condiciones articuladas entre sl que camctetizan un
ruonento en el movimiento global de la materia histórica.
En este sentido, se rata de todas las condiciones, mnto
de las psicológicas, políticas y sociales como de las económicas
o meteorológicas.
En el seno de lo que hemos llamado la <<estructura> de
una sociedad, cuyas relaciones fundamentales y crryo princi.
pio de funcionamiento son relativamente .rtrbl.t, r. d.tr en
conüapaftida unos movimientos incesantes que son resultado
de este mismo funcionamiento y que modifican en todo mo.
mento el carácter de estas relaciones, la intensidad de los
conflictos, las relaciones de fueva,
Para el hombre de acción, examinar la coyuntura equivale
a definfu el momento. La noción de coyuntura está muy pre-
sente en Lenin, entre Ia meditación sobre la estructura de
la sociedad y la elaboración de las consignas de acción. Una
voz que en otro tiempo nos fue familiar decfa: <<Siendo las
cosas lo que son...>.
Pero en el uso de la palabra coyuntura hay precisamente
el riesgo de abandonarse a lo fácil: <<en Ia coyuntura actual,
se puede... o no se puede...>. A menudo no es más que pre-
texto, sucedáneo de análisis más que análisis real, debido a
esa terrible dificultad de la política y de la historia que repre.
r 82 INIcIAcIóN AL vocABULARro HrsróRrco

senta la complejidad de los factores, la frecuente imposibi-


lidad de proceder a su medición. L^ t$ea del historiador con-
GoYT.JNTURA 8,
mistas, y se crearon institutos para la observación de los lndi.
ces económicos: el <<barómeuo de Harvard>>, el Institut ftir
siste justamente en establecer vlnculos entre lo que puede Konjunkturforschung de Ernst \Wagemann en Alemania. Pero
ser medido y lo que no. la crisis más justificadamente famosa de la historia contempo.
Lo que puede ser medido y que, por lo menos hasta un ránea,la de 1929, no fue evitada y resultó decisiva para impo.
período muy reciente, parecía obedecer a movimientos es- ner en las mentes de los economistas, de los políticos y de
pontáneos, susceptibles de ser estudiados como un fenómeno los historiadores la idea de que el movimiento espontáneo
natural, son los indicadores económicos: precios, salarios' ta- de los fenómenos económicos coyuntura- era sin duda
sas de interés, producción, cotiz ciones de bolsa, etc. Su ex- un factor histórico fundamental.-la
presión numérica vatía según movimientos coordinados cuyos Entre L950 y 1970 las intervenciones calculadas en la vida
mecanismos pueden ser estudiados: orientaciones al alza, a Ia económica inversiones públicas, modificacio-
baja, con tendencias dominantes, a plazo más o menos largo, -planificaciones,
nes monetarias, manipulaciones de la tasa de interés- hicie-
alternancias cíclicas e inversiones de tendencia más o menos ron pasar a segundo plano, durante algún tiempo, la preocu-
bruscas bajo forma de <<crisis>. Estas regularidades y esta pación por los ciclos y las crisis, gü€ sin embargo seguían ten-
posibilidad de cuantificar han llevado a considerar en ptimer diendo a manifestarse en las economías de libre empresa,
lugrt los aspectos económicos de la coyuntura. Esta se ha con- aunque su magnitud se haya visto reducida. ¿Se había llegado
veitido en una de las ramas de la ciencia econórnica. Y los realmente a una economla self-sustained, koniunkturlos, tal
historiadores, pafa sus propios análisis, han procurado utilizar como se pretendfa? Los años 70 han revelado ouo tipo de
sus resultados y ampliar su base emplrica. crisis.
En el siglo xrx había llamado la atención de los estudio- En cambio, quiero subrayar la diferencia de actitud, ante
sos la reiteráción periódica de las <<crisis>>: hundimientos de tales fenómenos, entre el economista y el historiador. El eco-
la bolsa, caída de la demanda, de los precios, mano de obra nomista busca las causas, con obieto de prever, de prevenir.
anojada al paro fotzoso. Say, Sismondi, Marx, Juglar (cuyo El historiador se preocupa, a propósito del pasado <omo el
tto.br. sirvió para designar este tipo de cdsis) las describie- político a propósito del presente-, no sólo de las causas,
ron y las interpretaron. Pero también se observó otras series sino también de las consecuencias de las crisis: choques so-
,u..riuu, de téndencias: Emile Levasseur, a propósito de la ciales, modificaciones en los ingresos, aumento de las rivalida-
<<cuestión del oro>, durante la década de 1850, observaba des internacionales, etc. Para ello, aun suponiendo que en el
en la historia 14 inversiones impoftantes de tendencia en las futuro el papel de las crisis estuvieta llamado a atenuarse, se-
relaciones entfe el precio de los metales preciosos y el de las guiría comespondiendo al historiador la tarca de teconstituir
mercanclas en general (tendencias a largo plazo de los pre- su papel en tiempos pasados, su lugar en la historia.
cios expresados en oro). Entendámonos, sin embargo, sobre un punto, no siempre
A principios del siglo xx la idea dela p-reaisión de las ctisis percibido con claridad. Estoy pensando en la3 obieciones del
(puesto que parecí.n ob.de..t a las leyes de una cterta periodi- iristoriador soviético Boris Pórshnev al método de andlisis
.i¿r¿l pitó i ser una preocupación fundamental de los econo- histórico <(coyuntural> de Ernest Labrousse aplicado al si.
glo xvrrr francés. Pórshnev habla comprendido que se trata.
84 rNIcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco COYUNTURA 85

ba de convertir las <<crisis de subsistencia>>, las hambres pe- prrrro, d.e las mercancías. Sus fluctuaciones constituyen lri
riódicas, en <(causa>> de las agitaciones sociales ¡ €ri defini- mayoúa de las veces la base documental fundamental. Cuida'
tiva, de la Revolución francesa misma. Estimaba que en rea- do: Ios precios no son la causa del movimiento; son también
lidad tales conflictos, esta ¡evolución, surglan de las contra- electo suyo; y sobre todo son, en primet lugar, el signo del
dicciones de clases, de las esffucturas internas de la sociedad. movimiento, lo cual no les impide convertirse a su vez en
Naturalmente, tenía nzón. Pero la historia coyuntural de <(causa>> (si bajan demasiado de prisa, se teducen los estfmu-
Ernest Labrousse no decía lo contrario, sino lo mismo, pero los'para las iniciativas económicas; si suben demasiado de
mostrando: 1) que la tendencia económica predominante del prisa, ponen la vida más difícil al consumidor). De hecho hay
siglo xvltr <plazo largo> de la coyuntura-, al desarrollar que observar toda la actividad económica en su conjunto:
-el
los medios económicos de una burguesía, agudizaba, y final- producción, intercambios, empleo, incluso la población, y te-
mente hacla superar de manera revolucionaria, las contradic- laciones entre el movimiento de los precios y el de los ingre-
ciones entre el poder económico de esta clase y sus inferiori- sos (salarios, beneficios, rentas). Un estudio basado exclusi'
dades jurldicas y pollticas; 2) que las crisis de subsistencia a vamente en el movimiento de los precios correrfa el riesgo
corto plazo, añadiéndose a situaciones de malestar bastante de ser engañoso por simplificación. Pero dicho movimiento
generalizado debidas a coyunturas meüas de estancamiento, sigue siendo el instrumento nás accesible pan la recons6uc-
podlan combinai las violentas rebeliones de masa a las volun- cián histórica, v es indispensable. Es el meior <<indicador>.
tades de dertocamiento del sistema polftico surgidas del plazo 2) Los economistas pueden llegar a diseñar <<modelos>>
largo, lo cual se produce en 1789. Esto no significa que la matemáticos de la coyuntufa. A condición de que se manten-
<(coyuntura>> sea la <<causa>> de estos grandes acontecimien' gan dentro de lo económico. El historiador diflcilmente po-
tos que derrocan las estructuras. Pero permite seguir s! pre' árá matem attzat las relaciones entre un movimiento precios-
paración y explica las lecbas en que tienen lugar. Digamos salarios y las probabiüdades de un g¡ovimiento ,social. Pero
que .hay más <<probabilidades,> de que estalle un motln en tiene que proceder a.anahzar al mismo tiempo- datos econó.
tiempo de hambre que en un año de buena cosecha. Esto no micos v artpt no económicos. Al saber lo que ha ocuffido y
significa, sin embargo, que el motln vay^ a estallar necesaria- al poder cuantificaf ciertos datos, puede,proceder a un aná-
mente, y menos aún que vaya a transformarse en revolución. lisis <,causal>> oryos elementos sean los diversos. aspectos de
Pero si hay confluencia (coyuntural) enue agudizaciones má- la coyuntura. Si se hace una <<historia económica> o una in'
ximas de las contradicciones sociales a niveles diversos, se vestigación de <<historia sociopolítica>> de Ftancia en 1920 ig'
reúnen las condiciones revolucionarias. Tal es el sentido del norrrrdo, b deiando de señalar, que el coste de Ia vida aumentó
análisis coyuntural. en un 9 % cada mes durante los tres primeros meses, est.
Una váz hechas estas observaciones, ¿cómo observar las significa Jigámoslo asl- deiar de lado por Io menos ano
coyunturas económicas? ¿Cómo vincularlas a la historia so- de los factores a tener en cuenta.
cial y a la historia a secas? Examinemos ahora las grandes llneas de una historia ge-
íl Los signos más fáciles de observar, de cuantificar, en neral en sus relaciones con las coyunturas económicas en pla'
'zos
este ámbito de las coyunturas son los moaimientos de los de una u otra magnitud.
r-

86 rNrcrACróN AL vocABULARro H rsróRrco COYUNTURA 87

centrada (Florencia) y .l gran comercio (Venecia, ciudades


Los nouimientos de duración nay prolongada hanseáticas).
y los mouinzientos <<secularcs>> A la inversa, desde conienzos del siglo XIV basta eI úIti'
mo tercio del W , se asiste a un encadenamiento de catástro'
Siguiendo criterios muy generales pero nada imprecisos, fes (pestes y hambres) con hundimiento de la población, aban'
pueden constatarse tendencias de muy larga duración comu- dono de tierras, caída indudable de la producción global, cri'
nes por lo menos a mundos homogéneos. Si tomamos, por sis de las grandes actividades comerciales, tendencia al estan-
ejemplo, el occidente cristiano a partir de los últimos tiem- camiento o alabaja de los precios (combatida por inflaciones
pos de la antigüedad, es evidente que entre los siglos v o vr monetarias artificiales); cuando la crisis se agudiza, se cons-
y el x la población es muy escasa, las comunicaciones diflci tatan luchas sociales intensas, y esto coincide con la época
les, la vida económica se reduce seguramente no a una <<eco- de las guerras de larga duración (guerta de los Cien Años).
nomla natural>> totalmente cerada pero sl probablemente a No hay que sacar la conclusión de que había una inactividad
una economla agtícola muy poco orientada hacia el intercam- completa, ni situaciones absolutamente genenlizadas de mi-
bio, con una vida urbana reducida al mínimo y una circula- seria. fncluso hacia el final de este perlodo, la concengación
ción monetaria muy limitada. Señalemos que, en contraste con sobre las mejores tiemas de una población menor y la meiora
el mundo cristiano, el musulmán se hallaba entonces en ex- de las técnicas de producción que tendió a hacer
pansión con una actividad tendente a concentrarse en las -meiora
disminuir los precios de los artículos de consumo masivo-
ciudades, de Bagdad a Córdoba, y una amplia circulación de han hecho posible que se haya hablado de <<edad de oro de
monedas de oro. Si contemplamos, pues, el mundo entero en los trabajadbres, (entendamos por ello: perfodo excepcional-
lugar de limitarnos siempre a Europa, cabe distinguir (<zonas mente favorable al salario frente a los precios). Pero esto
coyunturalesr> más que <(coyunturas mundiales>>. mismo acaneó una recuperacióndernrcgnífica, y, hacia 1470'
Para ceñitnos, no obstante, a lo más conocido, hay que l475,la <<coyuntura latga>> si*invirtié y pudo asistirse a una
saber que, desde linales del siglo X a coruienzos del XIV, el nueva fase de <<expansi6nr> econó.t¡¡ica (que, a Ia larya, vol'
occidente cristiano affaviesa una prolongada coyuntura de verá a ser desfavoiable'a la remuneración del trabaio).
auge, esto es: aumento general de la población, rotutaciones Efectivamente, desde linales del siglo W hasta finales
masivas de tierras y consiguiente inctemento de la produc- det )(VI o hasta las prineras décatdas del Wfi, sucediendo
ción agrlcola (seguramente menos que proporcional al de la al aumento demográfico, tienen lugar inventos, descubrimien-
población, pero sin embargo suficiente para no entrar en con- tos, es una época de actividad que se multiplica, de intercam-
tradicción con este crecimiento), multiplicación de los inter- bios que .r.i.rr, de alza úpida de los precios, de veloz for'
cambios internos y exteriores, expansión militar (cruzadas), mación de fortunas y de lujo en las cottes, pero sin revolución
renacer de la economfa monetaria (y final basada en el técnica agrícola en la base, 1o cual da lugar a una .lisminución
^l
oro), ascenso deficientemente conocido pero cierto de los pre- de los -édior de vida entre las masas campesinas; desde fina-
cios, vida urbana que ciertos márgenes (Flandes, Ita- les del siglo xvl menudean en casi todas paftes catástrofes
-en
lia)- se orienta incluso hacia la producción industrial con' del tipo hambre-Peste.
F

88 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco coYUNTURA 89

El siglo XVil, entre fechas que deberían fijarse con mayor Algunas observaciones sobre estos <(períodos largos>> o,
exactitud y que vatían de una región otta, fue un siglo de mejor, sobre los problemas que plantean a la reflexión:
depresión económica relativa. Después ^ de haberse hablado Ptimeramente, se discute sobre las dimensiones exactas
mucho, sobre todo a propósito de Francia, del <siglo xvrr trá- de los cambios de tendencia y sobre su localizaciín; el paso
gico>> corresponde sin embargo a triunfos militares y
del desatrollo de la Antigüedad mediterrá.
-que
diplomáticos exteriores-, se tiende hoy a insistir en los ma-
neo- al estancamiento medieval-esencialmente
pudo durar varios siglos:
el fin de la expansión medieval del occidente europeo corres.
tices cronológicos y regionales. Está comprobado que la baia
ponde a comienzos del siglo xrv (hambres en torno a l3l5-
de precios, signo de depresión coyuntural, empieza en España
1330), pero a veces ha tenido signos precursores ya a finales
con el punto de inflexión de los años 1600-1610 ¡' que, al del siglo xIIr; en otros sitios no comienza antes de 1348-1350.
combatirla con una infación artificial de moneda de cobre, El <<viraie>> que conduce de la edad media en crisis a los <<tiem-
se acentuó en este pafs la <<decadencia> catastrófica de la eco- pos modernos)> expansivos comienza ala vez con los repobla-
nomla. En Francia la depresión empezí más tarde, y las gran- nientos de las iegiones afectadas por las hambrunas y las
des oleadas de miseria rural corresponden a finales del siglo guerras (en Francia, reinado de Luis XI) y con los prineros
(cÍ.La Bruyére, Vauban). Los años centrales del siglo vienen aiaies de descubrimientos (portugueses en torno a Afdca, pri-
marcados, en la Europa cenmal, por la <(guerra de los Treinta meras remesas de oro), es decir hacia t475, pero a menudo
Años>, que despobló terriblemente provincias enteras de Ale- el desencadenamiento tajante de la era de expansión se de-
mania. Pero en fnglaterra, desde el siglo xvrr, tienen lugar mora aún hasta 1492 (Colón) e incluso hasta los primeros
mansformaciones en la técnica agrfcola, gétmenes de <,revolu- años del siglo nrr. Para el siglo nvrr parece haber una <co-
ción indusmial> y ganancias considerables en el comercio ma- yuntura meditemánea>> (en particular española), en descenso
rítimo, que, tras la revolución polftica de 1688, convierten a partir de 1610; en otras partes (cf. Braudel) la expansión
este pafs en el primer escenario de un vigoroso cambio de parece durar casi hasta 1650 aproximadamente; a la inversa,
coyuntura. se produce con ceiter:a una recuperación comercial nundial
El siglo )frlln, entre hitos cronológicos que varían de un (e:rremo oriente) a partir.de 1680-1700, lo cual acarrea (re-
pafs a otro y que son obieto de controversia, se presenta en nacimientos> notorios (Inglaterra, Cataluña); pero en Fran-
coniunto en regiones del mundo tan distintas como Eu- cia el <<trágico siglo wrr> perduró tal vez hasta el sistema
-y y China, por eiemplo, lo cual no deia de plan-
ropa, México de Law por lo menos (cf. Goubert, Le Roy-Ladurie). Por rllti-
tear ptoblemas curiosos- como un largo período de creci- mo, se suele hacer durar el siglo )rvrrr expansionista hasta
miento demográfico, de ascenso de la producción (pero pro- 1817 porque los precios europeos suben hasta esta fecha;
bablemente no proporcional, por lo menos no en todas par- pero tal vez, en el cutso de los últimos años, este alza se
tes, al incremento del número de seres humanos), de alza áe debe a las circunstancias de guerra, y los signos de inversión
los precios, de estímulo a la empresa espontánea, de multi- (crisis demográficas muy duras, malas cosechas reiteradas, ex'
plicación de los intercambios y finalmente, en ciertos lugares, tracción de la plata mexicana cada vez menos rentable...) ya
de innovaciones técnicas y de industrialización. se perciben desde 1793-1796.Hty que evitar, pues, los es'
r
90 rNrcrACróN AL vocABULARro H rsróRrco coYTJNTURA 9L

quemas demasiado afi¡mativos, Ias aplicaciones mecánicas de Iécticas o complejas, Ios modelos explicativos no siempre
las fechas habituales a todos los medios: el estuüo de los están bien elaborados; he aquf, en llneas generales, algunar
<casos>> (cuya suma permite un juicio más general) sigue tendencias en las tesis explicativas:
siendo una tarea indispensable. a) La tendencia climática (modtfrcaciones del clima a
Otra observación se refiere a la duración de los períodos plazo más o menos largo). Es sabido que tales modificaciones
y a la anplitild de las coyilntaras co?nanesi parece que los han tenido lugar en el curso de perloáos geológicos; es posi.
<<períodos largos>> se hacen cada vez más cortos a medida ble, pues, que todavía se produzcan, p.ro ¿.á.oi; ciertas
que la historia av^nz i el estancamiento de la primera edad observaciones materiales, como la de lás capas sucesivas de
media dura cuatro o cinco siglos, la expansión medieval dura c¡ecimiento anual de los árboles multicentenarios, u obser-
tres, la crisis delabaja edad media un siglo y medio (aptoxi- vaciones históricas (notas sobre los libros de contabilidad, fe.
madamente de 1330 a 1475-1492),la expansión del siglo xvr chas de las siegas o de las vendimias, etc., informaciones sobre
no mucho más de un siglo, el estancamiento del xvrr sin duda el avance de los glaciares) permiten descubrir series de años
mucho.menos; y en el curso del siglo xvrrr se tienen en más o menos favorables a las cosechas y a la vida humana;
-si
cuenta ciertos perlodos controvertidos, 1680-1710 y l7%- tanibién hay signos relativos a los avances o rerrocesos de la
1817- quizá se dibujan ya varios <<subperfodos> (de unos atidez en los confines de los desiertos. Los trabajos de Le Roy.
25 años), tal como ocurrirá más tarde, con más nitidez, en el Ladurie, que resumen y critican las tesis demasiado apresura.
siglo xIx. das sobre estas posibilidades, son a la vez sugestivos y pru-
Por otra parte, en la medida en que la observación histó- dentes. Nada autoriza todavfa a hacer derivar las coyunturas
rica opera a escala mundial, parece seguro que las coyunturas mundiales de fenómenos geofísicos (aunque no esté del todo
modernas están más generalizadas que las antiguas; pero esto excluido). Tal vez puedan establecerse paralelismos entre se-
deberfa precisarse más; es importante, porque según si se ries de malos años meteorológicos con <<interciclos> de los
establece un emparentamiento de coyunturas entre palses sin precios agrfcolas, y lo mismo en el caso de los <<años buenos>.
relaciones recíprocas (China y occidente en la edad medid), o, Con todo, ¿a qué llamamos <<malo>> y <<bueno>>? En el caso
por el conffario, una ampliación de las tendencias coyunturales del vino, una secuencia de cosechas demasiado buenas hunde
paralela a la ampliación de los vlnculos entre palses alejados los precios, ya que el producto es comercializado. En el caso
unos de otros, se tenderá a buscar las causas de las coyun- del trigo, o de cualquier cereal panificable, demasiados años
turas largas ya sea en factores flsicos genetahzados (clima), malos afectan al final a la población (hambres, etc.), pero pue.
ya sea en fenómenos humanos (relaciones comerciales, inva- den enriquecer a algunos vendedores; así pues, sea cual sea
siones, etc.). el origen de los ciclos, hay que pasar forzosamente por la
No se puede, en efecto, deiar de lado las causas de tales demografta y la econonía como intermediarios.
inversiones de tendencias y de estos largos perlodos muy con' b) La tendencia demográlicaz con demasiada frecuencia
mastados; por desgracia, las explicaciones no van más allá se resume en el <<esquema malthusiano>: la población aumen-
de lo hipotético; cuando son unilaterales (un solo factor cau' ta, pero las subsistencias aumentan menos; existirá, pues, un
sal propuesto), queda por explicar este factor; y, si son dia- <<techo>>, que se pondrá de manifiesto por medio de catástro,
92 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco COYUNTURA 9'

fes; Ia población entonces baiaú, y las subsistencias bastarán, mente a los metales (monedas internas, crédito); por con¡i-
permitiendo por cierto tiempo nuevos arranques; esta üaléc- guiente, no se puede ni dejar de lado el factor <<moneda> ni
tica entre producto de la tierra y número de seres humanos considerarlo único.
ha podido imponetse mientras no se hablan descubierto ni Seguramente algún día podrá reconstituirse el modelo
difundido técnicas suficientes (selección de suelos y de semi- exacto y complejo (a base de estuüos) en el cual se articulan
llas, fertilizantes). El estudio a largo plazo de Le Roy-Ladurie los siguientes elementos: multiplicación de los seres humanost
sobre el Lenguadoc sigue esta dirección. ocupación de las tierras, aptovechamiento de las mismas (in-
Pero los mecanismos, con toda seguridad, son más com' cluyendo entre los factores los cambios climáticos), explica'
pleios; hay que tener en cuenta la ocupación de tierras de ción del <<movimiento general de los precios> por la alte¡nan-
calidad cada vez inferior (rendimientos decrecientes) cuando cia de valorizaciones y desvalorizaciones de las mercanclas
la población aumenta; pero también, quizás, del propio des' frente a la moneda y de la moneda frente a las mercanclas,
gaste de la tiema cuando es cultivada durante demasiado influencia de este movimiento de los precios por una parte
tiempo, incluso con rotación de cultivos; el movimiento corto sobre las empresas de ptoducción y por otra sobre las posibi'
de los precios depende de las cosechas; el '$ovimiento largo lidades de consumo. Retengamos de momento la necesaria
depende de los costes <<marginales> (es decir, del coste del complejidad de toda explicación aceptable de los movimientos
próducto en relación con la última unidad puesta en cultivo); largos.
pero los precios dependen también de la expresión nonetaria Pero cabe añadir oua observación: el interés del historia-
(monedas-signos de cada pals, monedas-obietos en las rela- dor, según hemos dicho, se dirige más hacia las consecuencias
ciones internacionales). de los movimientos coyunturales esPontáneos de la demogra-
c) Entonces es cuando aparece la explicaciún nonetatia; fía, de la economía, que a sus causas próximas o remotas.
los largos períodos de alza se deberfan ala desvalorización a En el plazo largo que acabamos de evocar, el historiador
largo pl^ró del signo monetario internacional (oro, plata), conprueba (por no hablar más que del occidente europeo,
ffril* descubrimientos de minas (grandes descubrimientos, nuestro campo histórico habitual, y sin olvidar que este cam'
minas brasileñas o mexicanas, California); a la inversa, el po es obviamente estrecho) lo siguiente:
coniunto de los precios baia a largo plazo cuando el metal' El estancaniento medieual corresponde ala disolución
moneda se welve escaso con respecto a las transacciones; se de un nundo (el mundo antiguo, dominado por Roma colo'
trata de una observación perfectamente clara, pero que sólo nialmente, con un gran comercio en beneficio de unos pocog,
aroja luz sobre un aspecto de los fenómenos; el movimiento luego roíáo por la despoblación e invadido por las 6ibus
genérd de los precios no puede ser el único factor (y algunos .,bi-rbaras> en marcha)-y la constitución de una sociedad
^
nueaa que tardó siglos Ln hallar su punto de equilibrio: la
io consideran más bien consecuencia) del movimiento de ex-
pansión secular en virtud del cual se observa cómo crecen y socied.aá feudal, fundada en una ocupación poco densa del
i......n tanto las poblaciones como las producciones; por suelo, en la agricultura, en relaciones limitadas entre unida'
último, hay en cada país medios para modificar la masa mone- des productivas Y regiones.
taria con relacifn a las transacciones sin referirse constante'
94 INIcIAcTóN AL vocABULARro H rsróRrco COYUNTURA 95

esta nueva organización: más hombres, repcblamientos, tie- tal comercial como fuerza política (república de las Provin-
rras nuevamente puestas en cultivo, relaciones nuevas en cias Unidas); Francia prolonga la época de los triunfos abso.
oriente (cruzadas), descubrimiento de un equilibrio político lutistas por su superioridad demográfrca y militar, pero la
en la jemrquía de las ¡elaciones personales, etc. crisis del siglo perdura en este país cuando en otros se va ya
La crisis de la baia edad nedia es una crisis general de atenuando.
-
dicho sistema, en la que confluyen: el exceso de población, El siglo XVLI/ viene marcado por la búsqueda de un
el agotamiento de las tiemas, el retroceso ante invasores, las -
nueao equilibrio entre las clases: siglo de expansión pero tam-
guerras de toda clase, etc., hasta el momento en que la pobla- bién de reaoluciones (cuyo aspecro predominante es el econó.
ción numéricamente disminuida ve mejotrar sus condiciones mico en Inglaterra y el político en Francia), de tal modo que
de vida e impone en mayor medida sus voluntades a las fuer- ambos fenómenos se anuncian en todas partes pero no se pto-
zas feudales declinantesi pero labaja de los precios hace que ducen de igual manera en todos los países.
resulten seductoras las expediciones a tierras lejanas, y los Estas observaciones menos apresuradas permitirían imagi-
desórdenes favorecen la toma del poder por autotidades cen- nar las fases largas de la <(coyuntura)> como otros tantos signos
uales más elevadas (reyes); esto desemboca, en el siglo xv, en de modilicación de las estructura.r: elaboración lenta y üffcil
la constitución de ciertos estados-naciones-monarqulas que or- de los modos de producción sucesivos, fases de uiunfo y de
ganizan un equilibrio nuevo, el cual tesultará coronado por equiübrio, fases de crisis, fases de reconstrucción en base a
los descubrimientos oceánicos (España, Portugal, fnglateffa' mecanismos nuevos. Estas divisiones permiten aIa vez confir-
Francia). mar y matizar nuestras divisiones históricas habituales: anti-
El siglo XVI es la época del miunfo de este sistema po- güedad, edad media, tiempos modernos, tiempos contemporá-
-
lítico nuevo: aumento de los poderes de reyes y comerciantes neos, como fases en que sucesivamente se preparan, triunfan y
frente a un mundo feudal todavía sólido, pero en vlas de entran en crisis el modo de producción antiguo (esclavismo y
disgregación; recuperación demográfica, productiva, enrique- colonialismo romanos), el modo de producción feudal, la tran-
cimiento, relaciones comerciales de ámbito muy amplio; pero .sición que representa la formación del capital comercial y la
también, debido al alza de la población y de los precios, cre- culminación monárquica de la sociedad feudal declinante, y
cientes dificultades para el campesino-productor o para el por último la génesis del mundo contemporáneo: formación
artesano (descenso de sus ingresos reales); hacia 1600, en fe- del capitalismo industrial y de las relaciones sociales que le
chas distintas según los países, este empobrecimiento de la corresponden. Coyunturas y estructuras no son dos nociones
base repercute en la cúsPide. extrañas entre sí; son' dos aspectos de fenómenos comunes.
En el siglo XVil vuelve a crearse, efectivamente, una
-
atmósfera de crisis general; guerras terribles en Alemania (gue-
rra de los Treinta Años), decadencia española, portuguesa y'
finalmente, italiana (Venecia), revoluciones en Inglaterra y
Francia (Fronda), guemas genetalizadas; el triunfo de Ho-
landa es esencialmente mefcantil y anuncia el futuro del capi-
96 rNrcrACróN AL vocABULARro H rsróRrco
COYUNTURA 97

De hecho todo el mundo concuerda en decir que en el si.


Los mouimientos <<serniseculAres>>, los <<interciclos>>, glo xrx la producción *ece continuamenre, pero con ¡itmos
los <<ciclos de KondratieÍÍ>> distintos: mpidez, luego disminución del riimo (techos) de
las tasas de crecimienro; Simiand parece más sugerente cuan.
Talvez ya desde el capitalismo comercial (como sostienen do muestra que se trata de épocas de lacilidad (cuando los
algunos autores) y con cetteza en el seno del capitalismo in- precios suben todo el mundo puede abordar empresas con
dustrial (a pattir de finales del siglo xvllr), puede observarse, alguna probabilidad de éxito, se multiplican las iniciativas)
durante períodos mucho nás breaeJ que los anteriotes, la seguidos de tiempos de dilicultades (los precios bajan o se
alternancia de fases <<de expansión>> o de l<retracción>> que estancan, y a partir de este momento las empresas débiles
duraban cada una 25 años y constituían pues un <ciclo> de desaparecen y sólo subsisten las que innovan para resisdr la
50 años. TaI vez se puedan poner en relación con esos <<inter- baja de los precios de venta; hay selección y no multiplicación;
ciclos>> de alza y baja de los precios, de unos veinte años o pero el resultado es progresivo, no sin padecimientos, como
algo más de duración, que Labrousse descubrió se daban en quiebras, paro, etc.);
vísperas de la Revolución francesa. la interpretación del ciclo. En este caso las divergen-
Sin embargo, en este caso como en el de los <<ciclos lar- -
cias no son menores. Para Simiand es toda monetaria: cuan-
gos)>, es más fácil descubrir que interpretar. do se descubre oro (en el siglo xrx, metal monetario por ex.
Lo que se constata claramente es la alternancia de las ten- celencia), el precio de éste baja con relación a las mercanclas;
dencias al alza o ala baja de los precios nominales. Alternan- hay pues aba de los precios <(generales>>, de la cual deriva
cia bien conocida: 1817-1850 baja, t85l'1873 alza, 1874' una cierta <facilidad>; luego, al rcf.orzarse la oferta de mer.
1895 baja, 1896-1920 alza. Añadamos en seguida que estas cancías (en cuanto al ritmo de crecimiento) sobre la oferta
fechas son indicatiuas; según los países, pueden variar en uno de oro, se produce el fenómeno inverso, hasta que un nuevo
o dos años, o más; y en el siglo xx no se sabe si debe situarse descubrimiento vuelve a abarutar el oro, etc.
la cúspide de la <onda> del alza en 1920 o en 1929. Kondratieff, por su parte, cree que el precio del oro vie.
Estas <<ondas>> semiseculares han sido estudiadas por el ne demasiado influido por su función monetaria para que
ruso Kondratieff, de quien reciben el nombre, y descritas sis- pueda determinar la vida económica por su precio de produc.
temáticamente e interpretadas en una perspectiva más socio- ción; habría que buscar en otra parte las razones de los rit.
lógica e histórica por el francés FranEois Simiand; finalmente, mos espontáneos de la economía: tiempo de <<digestión> de
hay un libro entero dedicado a estos movimientos (de hecho las innovaciones técnicas fundamentales (fenocarriles, etc.),
también a los movimientos <<largos>>): el de J. Imbert, exhaus' y tal vez incluso digestión de los efectos económicos de las
tivo pero sin conclusiones personales claras' guerras. Pero siendo así las cosas, ¿cómo iustificar la periodi-
Las divergencias giran en torno a: cidad relativamente regular?
las deliniciones del movimiento: ¿se nata del moui- De hecho, no tenemos ninguna <<explicación> del ciclo
-
miento de los precios? ¿Se rata de expansión y contracción largo, salvo si pensamos que es una resultante de los ciclos
generales alternas, referentes a todos los índices económicos? más cortos, que quedan por explicar.
98 rNrcIACróN AL \¡ocABULARro H ISTóRIco coYUNTURA 99

Perc para el historiador, una vez más,lo importante re- Todo el mundo en el siglo xrx conoció y comentó esta
side en las consecuencias históricas o, mejor aún, en el ele- <<crisis>, y muchos el <<ciclo>>: Sismondi v Marx los primeros.
mento explicativo que aporta el ciclo para formarse un juicio En 1857 Juglar, economista francés, dedicó una obra al fenó.
global del período: por ejemplo, la <<prosperidad imperial>> meno; de ahí el nombre con que los economistas lo han bau-
de los tiempos de Napoleón III corresponde a una fase de tizado.
<facilidad> en el desarrollo que, por ser internacional, no se Pero no olvidemos:
debe tanto como se dice a veces a las iniciativas imperiales o 1) que ya había <<*isis corterciare.r>> de periodicid ad aná-
al <<orden>>; pero se pueden estudiar, en este marco general, loga en las plazas del gran comercio antes ie la instalación
los distintos aspectos de las creaciones económicas de la épo- del capitalismo industrial; 2) que había (y puede haber aún
ca, sus rasgos, sus implicaciones sociales y políticas. En cam' en los países técnicamente poco desarro[ádós) despliegue de
bio, en el período de la <(gran depresión>> que va de 1873 las.crisis-agrícolas determinadas por las malas .*..ñ.r; el
a L895,las leyes proteccionistas de Méline fueton quizá res- ciclo de Juglar no es pues un fenómeno aislado, aunque sea
ponsables, como a menudo se las ha acusado de ser, del dé- típico del capitalismo indusuial.
bil desarrollo agrícola francés; pero son explicables como Hay que reconocer simplemente que toda vida económica
respuesta a la depresión. Y, finalmente, si no se quiere decidir espontáne¿ se desarrolla según ritmos ondulatorios, ya sea
por adelantado sobre la anteriotidad del factor económico o ritmos determinados por la propia dialéctica de sus mecanis-
del factor político, los años 1896-1913 pueden ser examina- mos (por ejemplo, el alza de los precios estimula la creación
dos, problemáticamente, bajo el ángulo mercados-rivalidades- de empresas, ésta acrecienta la oferta, que rebasa la demanda
armamentos en época de búsqueda de mercados. y da lugar a la crisis, etc.), ya sea por el impacto de realidades
<<exógenasn (no económicas: malas cosechas, intervenciones
políticas, etc., cuyas repercusiones sobre el conjunto de Ia
El ciclo <<intradecenal>> (Ilamado de laglar) economía dependen de la ampütud de las zon^s afectadas
y la <<crisis de tipo antiguo>> por el hecho). Estos movimientos de la economía cua.
-losponen
les en realidad, siendo a la vez causas y consecuencias,
Es sabido que a partir del momento en que la actividad de manifiesto a menudo los ritmos de la sociedad global- han
indusrial se colocó en el centro de la vida económica puede sido estudiados por los economistas y los ..onori.tristas a la
constatarse que periódicamente, después dé una serie de años vez mediante reconstituciones estadísticas multiplicadas y ela.
de creación, de euforia, de ventas fáciles, de alzas de precios, boradas v mediante la construcción de modeloi matemáticos
se desencadenaba una <<crisis>> de ventas, una inversión de que parten de hipótesis lógicas e integran un número mavor o
la tendencia de los precios, y de ahl un encadenamiento de menor de factores.
quiebras, pánicos, crisis de bolsa, cierres de empresas y en Puede haber <<ciclosr> muv simples, observados por ejem.
consecuencia paro, crisis seguida por un perlodo más o menos plo sobre la base de un solo producto; el precio de la carne
largo de <depresión>> y luego por una recuperación progre- de cerdo en Alemania, observado entre 1895 y lgl4, permi.
siva de las ventas, de los precios, de la producción. 'tió la construcción de un modelo provisional que se verificé
100 rNrcrACróN AL vocABULARro H rsróRrco COYUNTTJRA 101

perfectamente hasta L930; pero esro se debió a que, por ser la siguiente: alzt del precio del grano, dificultad para el con-
la demanda muy regular, los precios dependían sólo de la sumidor popular de alimentarse (por formar lor cereales Ia
oferta, la cual dependía a su vez de las previsiones espontá- base de l¿ ¿lims¡¡ación); imposibilidad, pues , pú4 el consu.
neas de los ganaderos a propósito de los movimientos del midor popular de comprar otros productos que no sean ali.
precio. La vida económica global es evidentemente más com- menticios; en consecuencia, crisis de mercados industriales (la
plicada, lo cual no impide que sea estuüada mediante <<mo- irrdustria predominante es entonces la textil, que queda sin
delos>>. Y si los modelos son válidos, se puede ala vez prever clientela); en la ciudad se produce, pues, paro amesanal e in-
e intervenir. Esta fue la ambición de los Institutos de Coyun- dusuial; en el campo, todos los que tienen una cosecJra insu-
tura de Harvard, de Berlín; en el límite, el ideal setía su- ficiente no tienen nada que vender y en cambio necesitan
primir la <<coyuntura> (economía konjankturlos), ya que ésta comprar, lo cual hace subir aún más los precios, sobre todo
comporta <<crisis>> y <<depresiones>>. para los cereales más pobres; puede producirse subalimenta-
Para eI historiador el problema consiste en saber en qué ción, carestía, a veces hambre, y en consecuencia enfermed¿.
medida la observación, o el conocimiento, de las coyunturas des; la demografía se ve af.ectada; pero con buenas cosécJras
económicas de todo tipo le ayuda a comprender la historia la vida puede recobrar con bastante rapidez su pulso; sin
global de un país o de un momento. embargo, labaja de los precios hace que la venta de los gra.
Ahora bien, lo que hasta hoy le ha ayudado más en este nos resulte poco remuneradora para quienes no pueden al-a-
terreno es una distinción (poco utilizada por los economistas) cenarlo.
entre dos tipos de crisis (y d. ciclos), cada uno de los cuales I¿s consecuencias son: miseria, hambre, revueltas, Iuchas
caracteriza un tipo de economía y sin duda también un modo para guardarse cereales y no dejarlos circular, exigencia de
de producción diferente: tasas, necesidad de limosnas, mendicidad y vagabund€o, $i-
Ciclo y crisis de <<tipo antigao>>, característicos de eco- crificio de reses, etc.
- de preCominio agrícola y relaciones comerciales limi-
nomías Características claras: causa meteorológica, ctisis ligada a
tadas: la Europa anterior a la revolución industrial, y hoy to- u¡ alza rápida y corta de los precios agrícolas, indusria afec-
d,avía numerosos países subdesarrollados; a) la <<cauJ¿)> tada por repercusión y sistema social implicado en su totali.
poniendo que este término sea el adecuado- reside en una -su-o
dad (exacciones feudales, diezmo, imposiciones fiscales auto-
va¡ias malas cosechas, debido a lo cual la oferta de grano es ritarias, sistema de la beneficencia eclesiástica, la mordl in-
muy inferior a la demanda, sin olvidar que ésta es la suma cluso; reacción anticomerciante, antiusuraria, etc.).
de las necesidades del consumo y de las de la siembra (a ve' Es del todo evidente que este tipo de crisis es cualitati-
ces un cuarto de la cosecha normal que ha de usarse de nuevo); aarnente distinta del tipo llamado <<de Juglar)>, que adquiere
los.precios entonces suben y, mediante el juego de las previ' carta de naturaleza en el siglo xrx en los pafses del capitalis-
siones y de los almacenamientos, se establece un <<ciclo>> más mo industrial.
o menos regular y entrecortado, pero que finalrnente se con: Ciclo y crisis en el capitalismo industrialz las causas
figura siguiendo las probabilidades estadísticas de los fenó- - crisis y del ciclo son en este caso internas al sistema.
de la
menos meteorológicos; b) la Íorma del ciclo y de la cisis es Es la contradicción entre la lógica de la iniciativa individual
L02 INrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco COYTJNTURA 103

y la lógica de los resultados globales la que trae consigo la absurdo teniendo en cuenta el estado evolucionado de la
inversión de <<tendencias>>; a grandes rasgos, coloquémonos economía.
en una fase de alza de los precios: primero los salarios suben Pero no es falso decir que la crisis de tipo antiguo, es de-
menos que los precios, se auguran buenas ganancias; proli' cir, la crisis determinada por las malas cosechas, desemperió
feran pues las empresas y en las empresas sube la produc' todavía un papel un papel político- en la Fran-
ción; la demanda del sector de consumo impulsa también la cia del siglo xrx, -incluso
más aún en España (revolución de 1868),
demanda en el sector de los bienes de producción (máquinas, dn los países subdesarrollados (India) y en los comienzos del
utillaje, transportes, etc.), lo cual provoca una plétora del sociaüsmo (L92L-L932). Esto significa simplemente que estos
aparcto productivo: hay <<sobreinversión>>. Ahora bien, en un países no estaban aún enteramente estructurados por el siste-
determinado momento, la mano de obra, en épocas en que ma coherente de una economla industrial dominante que ca-
la demanda de trabajo supera a la oferta, obtiene venta- mctetiza el modo de producción capitalista.
jas, lo cual amenazala tasa de beneficio; y en el mismo mo- Otros <<ciclos>>: por debajo de los ciclos <inradece-
mento la euforia del <auge>> ha provocado sobrepujas en la
-
nales> llamados de Juglar se dan movimientos más cortos;
bolsa. Basta entonces con que surja nerviosismo en un sec- por ejemplo, sobre todo en América, los llamados de Kitchin
tor para que ello acarree un pánico bancario, quiebras, caídas (40 meses); éstos no tienen interés más que para los econo'
en las .rrt.tu, de pedidos, aumento de los stocks no vendi- metristas y p^t^ la previsión a corto plazo.
dos, etc. En cambio, el mouimiento estacional es históricamente in'
La forna de la crisis es, a diferencia de la crisis antigua, teresante, domina la vida agrícola, marca el compás de ciertos
no el alza de los precios agrlcolas, sino la caída de los precios precios agrlcolas yr er caso de crisis, hace culminar ciertos
industriales; asl pues, ambos tipos de crisis no pueden con' precios de escasez (<<soudure>). Incluso el movimiento del
funürse. desempleo es estacionali y la tesis de Michéle Perrot ha pues'
Las consecuencias de las crisis de los siglos xrx y xx son to en evidencia la importancia de la estación pata las huelgas
de varios órdenes distintos: en lo social, pafo, quiebras, selec' del siglo xlx (no se puede hacer huelga en invierno, y en pri'
ción de las empresas o concengación de los capitales, lucha mavera la huelga estalla a veces como una <,fiestar>).
contra labajaeventual de los salarios y, si la crisis es dema'
siado g"n"tálir da o se prolonga, proteccionismo, malthusia-
nismoionflictos internacionales. Además, en el perlodo de en- ConsrJos nARA LA urrlrzecróN H ISTóRrcA
tfeguefras , el sistema nonetario es puestg en tela de
juicio: DE LA NOCIóN DE COYI.'NTURA
,. Éor., la salida de las *isis a través de deualuaciones.
Los economistas, sin duda, han atribuido demasiado po- Utitidadz l)ConÍluencia de lo particular y lo general.
ca import ancia a este canbio cualitatiao en los tipos de cri- Ejemplo: la <debilidad>> de Luis XVI como causa de las impo'
sis: Jevons y Moore, hacia 1900, habfan tratado de vincu- tencias del antiguo régimen y por ende de la Revolución fran.
lrt <<ciclo agtícola>> (ligado pof su parte a los _fenómenos cesa es ciertamente un factor digno de ser tenido en cuenta,
solares) la periodicidad de las crisis capitalistas, lo cual era
"1 pero E. Labrousse ha demostrado perfectamente que cl rci'
104 rNrcIAcróN AL vocABULARro H rsróRlco COYUNTURA 105

nado de Luis XVI coincidió con una coyuntuta económica verbal. <<Esto se explica por la coyuntura> no tiene más sen-
desfavorable en todos los terrenos; éste es un factor sin duda tido que <<llueve a causa de la meteorologfa>.
tan importante como el anterior. El análisis coyuntural evita 2) Hay que estar atentos a la nultiplicidad de los ciclosz
por lo menos las explicaciones fáciles. se puede estar ante un mal momento del perlodo corto, estan.
2) El análisis coyunturul acostunbra nirar nás allá de do simultáneamente en un período largo de signo expansivo;
las fronteras. Demasiadas veces se han buscado <<causas>> lo- invocar este último sería peligroso en la interpretación de un
cales, tegionales, nacionales, a situaciones de malestar de las elemento de duración breve. La exigencia cronológica que ca-
cuales hoy sabemos que fueron generales, internacionales. mctet'tza el oficio de historiador con precisión>-
-<fechar
es particularmente útil en materia coyuntural; y la cronolo-
Simiand decía: <<no a la meteorologla de jardinciüo>.
3) Cuidado con la <<impatación a lo político>>. Labrousse gía histórica no es sólo la de los reinados, los ministerios y
ha mostrado, a propósito de las tres revoluciones de 1789, los confictos.
1830 y 1848, cómo las causas de malestar propias de la co- En sutna, conuiene preguntarse, a ptopísito de toda épo
yunftüa se atribuyen instintivamente a <(erfores del gobier' ca y de todo acontecimiento:
no>. A la inversa, naturalmente, los gobiernos que denen la ¿En qaé siglo estamos? ¿Es un siglo de impulso o de
suerte de coincidir con una buena coyuntura se jactan de ha'
-
re*acción?
ber traldo <<la prosperidad>: en 1789, año de carestla, los ¿En qaé <fase> nos encontramos? ¿Fase <<A> o <B>,
habitantes de Parls crelan ver en Luis XVI y Marla Antonieta
-
decla Simiand, es decir, de facilidad o de dificultades?
al <<panadeto> y a la <<panadera>>; en L794 se atribuyó durante ¿En qué nomento del ciclo corto estamos?, y ¿antc
moCho tiempo al Terror unos disturbios típicamente <<de sub-
-
qué tipo de ciclo?; ¿alza de la producción, de los precios?;
sistencia>>; lo mismo en el análisis de las crisis fusas de L92t ¿crisis de los precios, y en qué sentido?
y' 1932, vistas desde el exterior, etc. En cada caso, iquién saca provecho, quién resulta
4) Cuidado con la personalización de los grandes noai- -
amenazado? ¿El empresario? ¿El trabajador? ¿El rentista?
nientos econónico.r. En ejercicios de exámenes a propósito ¿El productor? ¿El consumidor? ¿Cómo vatla el salario no'
de la Rusia de los años 1890-1913 he encontrado a menudo minal?; ¿y el real? ¿Cómo varía la ganancia en volumen y
expresiones del tipo: <Nicolás II decidió industrializar Ru' cómo en tasa (en relación con el capital)?
siar. Pero esto {ue será cierto para Lenin- no lo es aún Asl, a condición de pensarlo dentro de un tipo de estruc'
para Nicolás II, que puede laaorecer un movimiento espon- tura (modo de producción feudal, capitalista, de transición,
iárr.o, pero c.uyo ieinado se caracterlwaúa más bien así: desa- etcétera), el nouiniento coyuntural forma parte de los andli-
¡rollo ielativamente rápido (pero aún medioge en términos sis del historiador.
absolutos) de una actividad indus6ial, pof atracción de un
pals nuevo sobre los capitales en perlodo de desarrollo gene-
ial (auge de Kond¡atieff).
I,ai reseraas: noción a maneiar con prudencia' L) No hay
que hacer de la coyuntura un sistema de explicación formal o
X-AS CtASffiS SOCIALES
En contra de Marx, algtrnos sociólogos e historiadores si.
guen sosteniendo que la diferenciación entre <<clases socialesp
no deriva sólo se deriva en determinadas condiciones-
-o
de los problemas de la organización material de la sociedad
I, por lo tanto, de la producción y la disuibución de los bie-
nes materiales.
Lo que diré se prestará, pues, a discusión y formará parte
de ella. De paso, mencionaré toda posición que me parezca
históricamente importante o intefesante. como es evidente,
no pretendo, en tan pocas páginas, decirlo todo sobre cada
una de ellas.
Quisiera abordar y discutir sucesivamente:
Ias nociones de esuatificación y de jerarqula social;
- Ias de casta, de orden y de clase,'han
distinción que unos rc.
. ,¿.ient.t debates entre histbriadores ,
vuelto ponrr dt
' 'i actualidad;
las de clases económicas y clases psicológicas, y las rela-
- ciones entre estas dos clasificaciones;
la de conciencia de clase: la distinción clásica entre <clase
- en sl> y <clase para sl>, bastante diferente de la distinción
anterior;
las de clases y subclases, categodas sociales, medios socia.
- les, matices al problema más general.
Y, finalmente, quisiera abordar los problemas:
a) de las lucbas de clases,
b) de los poderes de las clases,
110 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES 111

c) de las relaciones entre Ia división de las sociedades distinto en el juego material y político de la sociedad, si son
en clases y de Ia humanidad en grupos (naciones, estados, ¡elaciones de conradicción, de lucha, susceptibles de moüfi.
etcétera), transición que nos llevará ahablat de estos últimos. car este juego y la esüuctura misma, entonces <(estratificación>
deja de ser suficiente. Hay que pasar al modelo de funciona.
miento y al análisis de las contradicciones, fundamentales
Pnrunnes REFLExroNEs. ¿<(EqrRATrFrcAcróN)> para el historiador, puesto que de ellas surgen los cambios,
Y <<JERAReuíA> socrAlEs, . Es cierto que la palabra <<ierarqaía)> se pronuncia junto
O ESTRUCTURAS DE FUNCIONAMIENTO?
con Ia palabra <(estratificación>. ¿Es mejor?
Si nos ¡emontamos a sus orígenes, nos encontramos fren-
En los trabajos del Cenre de Recherches sur I'Europe
te a la expresión de una determina da teología: la jerarqula>
moderne, que funciona en la Sorbona, Roland Motrsnier pu- <<

es a la vez una estructura de mando y una graduación de


büca una colección titulada: <Problémes de s*atification so-
santidades pirámide de los ángeles: santos, querubines,
ciale>. En el primer fascfculo de esta colección, Deux cabiers -la
serafines, tronos, etc., y, sólo por analogía, surge la pirámide
de Ia noblesse, eütado en 1965, escribe:
de las dignidades humanas y de los poderes sociales-.
Desde los lejanos tiempos de Heslodo y de Platón, los Claro está que esta visión del cielo es originariamente, a
hombres, observando los comportamientos de sus contem- su vez, una representación de la tierra; es una realidad polf-
poráneos entre ellos, han imaginado la sociedad. en que vi- tica convertida en representación y, posteriormente, en mito.
vlan como compuesta por grupos de hombres formando Revertirla de nuevo, por el empleo de la palabra <<jerarqula>,
una especie de capas sociales, o estratos, supelpuestos en al análisis social no puede ser explicativo.
un orden jerárquico. A estos estratos les han llamado gene-
De hecho, la edad media ha tenido igualmente, junto a
¡alms¡¡s clases. Parece ser que las clases existen o han exis-
esta visión del cielo, una concepción más orgánica y más fun-
tido en los 9/10 de las sociedades. Las relaciones entre
estos esffatos constituyen uno de los factores imFortafit€s cional de las divisiones terrestres.
en la historia de los pueblos. Para empezar, lna imagen, que ya estaba en boga duran.
te la antigüedad; la Í,ábula de Menenio Agripa de los mien
Reflexionemos sobre este vocabulado. Las palabras e.r- bros y el estómago: los miembros quieren negarle sus servi.
tratos y estratilicación no me parecen afortunadas, porque cios al estómago, pero, sin é1, fallecen.
evocan a la vez capas sucesivamente colocadas unas encima Esta idea de función, y de solidaridad enme gobernantca
de otras, y que se mantienen asl de forma estática e inorgá- y gobernados, entre trabajadores y acumuladores, entre orga-
nica. Esta estratificación se acepta como un hecho sin buscar nizadores y eiecutores, es una fábula ideológica justificadora,
ni su origen ni sus funciones. Es cierto que la última parte basada en una comparación funcional, y cuyo éxito a travée
de la frase se refiere a las relaciones entre los estratos. Si de las generaciones y de los regfmenes se explica por su sim-
tales relaciones se refieren simplemente a la posición, a la plicidad, aplicable a casi todas las sociedades hasta el mo
simple <(estructufa> congelada, no pasamos de una constata- mento: (yo organizo, tú, me aümentas>. Más adelante, espe.
ción. Si las telaciones son de funcióa, si implican un papel cialmente en el siglo lwr, se descartaú el estómago (bencfi-
ll2 rNrcIAcIóN AL vocABULARIo H rsróRrco LAS CLASES SOCIALES ttt
ciario demasiado visible) a favor de la cabeza (organizadora hasta el siglo xvr, el anárisis se complica
de nuevo: 2g <<es-
más üstinguida). Se harán filigranas comparando las funcio- tratos)> en un sermonario alemán d,e t220,
y muchos más
nes: un médico moralista y <<arbitrista> (consejero benévolo en las
1Tá.g.1:r
que de Ia sociedad española á.i ,üb ;r
pre-
de la autoridad real), Pérez de Herrera, en la España de fina- senta Alejo venegas. por tanto, ra udivisión
tffirirr'
no
les del siglo xvr, daú a cada oficio, a cada grupo social, su es una estfuctura.mental que se imponga al
margen de toda
función orgánica: hígado, estómago, corazón, cerebro, etc. 'ealidad social; triunfa .u.ndo .ott.ipoid e a la r".rtidrd fun-
Saltan a la vista el carácter ingenuo y las conclusiones con- damental de funcionamiento del sistema feudal:
veamos su
formistas y apologéticas de tales comparaciones. Pero la ima- descripción en Adalbéron, ob_ispo de Laon, autor
d. poema
gen orgánica y funcional de las clases en el'seno de la econo- dedicado hacia lO2O al rey Roberto el píadoso: "i
-ír roii.l está en las antípodas de las nociones de <(esuadfi-
cación>> y de <<jerarquía>>. La sociedad de los fieles forma únicamente un cuerpo;
Menos ingenua es la famosa representación tripartita de pero el estado está constituido por ftes. puesto que
Ia otra
las clases sociales bn la edad media, estudiada de manera ex- ley, la ley humana, distingu. ót.., dos clases: io, nobr.,
celente por Jacques Le Goff en La ciailisation de l'Occident y los siervos, en efecto, no ,. rigen por el mismo
oi.ru,o ...
nédiéaal (pp. 319-386).o Aquellos son los. gueneros pro1..tor., d. Élñas;
son
los defensores del pueblo, tanto de tor gr*á.r;;;
Son bien conocidos los tres distintos tipos socialesz ora' de los
pequeños, de todos. en una palabra, aú vez que
tores,la clase de los que rezan; bellatores,la clase de los que garantizan
propia-seguridad. La otra clase es la de los sieilos,
combaten; laboratores, la clase de los que trabajan. ru esta
desgraciada ralea no posee nada que no sea fruto
Los analistas de los mitos religiosos (Dumezil) y de las trabajo. ¿Quién podría, ábaco en mano, calcular las preocu.
de su
estfucturas verbales (Benveniste) han propuesto una interpre- paciorres que absorben a los sienros, zus
largas a",oinr,rr,
tación una ültica- de esta división: para ellos, la divi- sus duros trabajos? Dinero, vestidos, comiá.,"lo,
-y
sión en tres es una característica <<estructural>>, formal, que proporcionan todo a todo el mundo; ningún
,iouo, lo
hombie ribre
ya se encuentra en la jerarqula de los dioses antiguos- (Júpiter' podda sobrevivir sin los siervos.
¿Hay ,'J;;.brto qu. ,...
i\darte, Quirinal) y serla, según interpretaciones todavla más lizarl ¿Hay que cargar
9on algo? v.ro, y pre.
generales (Abaev), una <<tripatición funcional>, <(etapa nece- "ó;;;!;;
lados se convierten én sie.rvos-de sus siervos:
er amo es ari.
iaria en la evolución de toda ideología humana> y, por tanto, mentado por el siervo, él que pretende alimentai
a éste.
algo poco significativo para interpretar las realidades'
Y el siervo no ve nunca er fini de sus tagf"ir-y de sus
" Sin embárgo, si unó estudia, como historiador, las üvi- suspiros. La casa de Dios, que creemos una-,
-*ri,
está, pues, di-
vidida en tres: unos rezan, otros .orbrt"n
siones propu.Jt6 entre los siglos v y xr, es decir-, antes de ,
mente trabaian. Las *es partes que coexistár, no sufren
f"¡-
que la irttir.tot" feudal estuviera plenamente constituida, nos q9l ry disyunción; Ios servicios quc unos dnden son ra con-
encontfamos con diecinueve categorlas sociales (siglo X, Ra' dición de las obras de los otro, áor; ..d, un, poi-*rno
thier, obispo de verona), y si se deia el siglo xII y se llega encarga de diviar el todo; de tal forma qu.
,.
conjulto no queda por ello menos unido, ., ,ri .Omo
;r* tripie
* Georges Duby da un análisis nuevo de la cuestión (Les ttois ordres v -- et
ou l'imaginaire da féodalisme, París, mundo ha podido riunfar y disfrutar d; i,
1978)'
il:-
lL4 rNrcrAcróN AL vocABULARro rr IsróRIco LAS CLASES SOCIALES tt,
El texto, extraordinario, concluye, como era de esperar, blador> para el campesino medio, germen a menudo del
que existe armonía, pero llega al fondo de las cosas: es la <<labrador-mercader>> y, por lo mismo, del burgués. Sin em.
clase trabajadoru la que alimenta a toda la sociedad; pero bargo, cuidado: estos vocabularios particulares-no tienen el
ésta necesita una sobrestructura política y una sobrestruc- mismo significado en todas partes; hay regiones en que <la-
tura ideológica pata funcionat según su lógica. Se trata clara- brador> engloba a rodos los trabaj.áot.r de la tierra; en
mente de relaciones feudales cuya base es la producción, y España, en el censo de Floridablanca (L787), muchos son los
que se caracterizan por la exacción material feudal y ecle' ptreblos que contestan al cuestionario sobre profesiones: (to-
siástica (diezmo). dos labradores>, lo que significa que todos viven de la tierra
La realidad, claro está, es siempre más compleja que el menudo incluso las mujeres y los niños-; por el confta.
esquema, y las conuadicciones fundamentales y secundarias -a
tio, un <<aigneron> en la Francia del norte y del centto es un
provocan modificaciones en el interior del sistema. Le Goff campesino arrendatario pobre; en el sur, designa a menudo un
insiste en algunas de ellas: propietario con una extensión de viñas considerable, con la
Guerreros y sacerdotes, ((oratores>> y <bellatores)> Per- salvedad de que desde hace unos cuantos decenios resulta
-
siguen con afán la afirmación de la superioridad absoluta de más elegante llamarse <<viticultor>>.
su clase; es el vieio conflicto entre guerreros y brujos de los Volviendo a las observaciones de Le Goff, éste desta-
pueblos primitivos, la lucha, en la cúspide, del Papado y el -
ca que a finales de la edad media impera una cierta incomo-
Imperio, de güelfos y gibelinos, pero cuyo reflejo nos llega didad en la expresión habitual de las distinciones sociales,
sob,¡e todo a través de la litetatura, y por tanto, desde el debido a la apaúción de capas nuevas, las capas urbanas,
punto de vista de los <<clérigos>>; incluso la epopeya, la no- cuyo modo de vida descansa en la ganancia de dinero; la pri-
vela caballeresca, dedicada en principio a cantar las hazañas mera reacción es desfavorable: <<Dios ha creado el clero, los
de los guerreros, concluye a menudo loando la superioridad caballeros y los trabajadotes; pero el diablo ha creado los
del santo; la necesidad del clero de replegarse en sí mismo, burgueses y los usureros)> (sermón inglés del siglo xvr).
de separarse del pueblo, se manifestó ptonto (siglo rx) con la A partir del siglo xru, incluso, un poema alemán escribe
costumbre (hoy abandonada) de decir la misa de espaldas, que una cuarta clase, Ia de los usureros ('Vucber) gobierna
y posteriormente por el cierre del coro, de las iglesias, de las a las tres restantes; lo que demuestra que antes de adoptar
escuelas... a la incipiente burguesía como capa superior de <<los que
Por otra parte, pronto se introdujeron distinciones trabajan> habla existido la tendencia a considerarla como
- masa de los gabaiadores:
en la la tendencia de las clases su- recién llegada, y como una inrusa en el orden social ha.
periores a ignorar la parte más baia de las clases sociales, bitual.
ilerró a ignoiar progresivamente a los siervos, reservando el Grosso nodo se podrla decir que los perlodos de equili.
término ol.bot.io.es)> a los campesinos creadores, desbroza- brio de una sociedad tienen tendencia a una visión simple
dores, relativamente ricos y dotados de algUnos medios de de las clases y de sus relaciones esenciales (división nipar.
producción yuntas-; de esta tendencia nació la tita del siglo xr, bipartita de Marx en el xrx), mienmas que
-¡is¡¡¿s,
.ortornbt., en la cuenca de París, de reservar la palabra <.la- los perlodos de mutación y de crisis tienden a complicar al
LL6 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES It7
¡ná-ims las divisiones de la sociedad (Venegas en el siglo:nrr, dotes (brahmanes), guereros (rajás), Úabajadores, a los que
la sociología americana actualmente). deben añadirse (pero ya mucho más tarde) las clases muy
bajas (cf. Benvenisre, Le aocabulaire des institutions indá-
européenner, tomo I, pp. 279-288).
C.e,stls, ónonNns, Cr.ases La reclusión de cada oficio dentro de un grupo hereditario
es, pues, un hecho que debe explicarse históricamente, una
Roland Mousnier hizo descansal sobre esta distinción las representación mental adquirida. El aspecto religioso no es
discusiones del coloquio internacional de historiadores cele- necesariamente el punto de partida: puede ser un resultado.
brado en la Sorbona en 1965 (debates publicados en la co- Lo que parece deducirse de una historia más próxima d
lección <<Problbmes de stratification sociale>). nosoros y más reciente es la tendencia espontánea de los
grupos humanos a cerrarse a sf mismos y a cerrar a los demás
grupos, a incorporar una noción de <<pureza>> a tal o ct¡al
Castas rasgo de pertenencia a la pertenencia a un grupo
étnico, como a un grupo -tanto
religioso o a un grupo profesional-,
El eiemplo que se toma siempre para definir las castas
¡r a considerar desde entonces como hereditarios los carac-
es el de la India. Es un eiemplo puro, aunque quizá poco
teres asf definidos.
significativo, por no tratarse de un tipo de sociedad muy
Nuesna edad media está llena cle tendencias de este tipo.
frecuente ni en el espacio ni en el tiempo. Hay más socie'
Simplemente, la evolución histórica no ha llegado al grado
dades con castas (castas sacerdotales, por ejemplo) que (so-
ciedades de castas>>, en las que la división engloba todo el
de diferenciación propio de la India. Los eiemplos pueden
ser:
cuerpo social. Es este último caso el que se da en la India
(aunque actualmente hay una tendencia a la disociación); a)
De tipo étnico o religioso, o ambos a la vez; la sepa.
la sociedad está constituida por cuerPos cerrados con una ¡ación de los iudíos, el fenómeno del gbetto, con su dialéc-
función determinada, desde los brahmanes (sacerdotes) hasta tica propia (se separa a los grupos para protegerlos y, al
los zapateros (ptofesión despreciada) y los <intocables> (pro- separarlos, se aumenta la diferenciación, tanto entre los que
fesiones consideradas vergonzosas). Es evidente que, si se quedan separados de esta forma, como enre los que pro-
habla con propiedad, una división de este tipo no descansa pugnan tal sepatación); un buen eiemplo de la tendencia a
sobre el prltt.ipio <<econémico> (no hay que confundir fun- constituir <<castas)> e¡ el de Ia sociedad española de los si-
ción económica y la simple <<profesión>), Y que invoca una glos xvr y )n[r¡ que, tras proclamar Ia asimilación forzosa,
noción de <.pureza> religiosa, que depende de la herencia, mediante el bautismo y la lengua, de judíos y moros, choca
tansmitida por <<la sangre>. con Ia pervivencia de las diferenciaciones y termina por con-
Pero si nos fiiamos en el vocabulario original, nos damos vertirlas en una representación social fundamental: la <<lim-
cuenta de que la India no ha tenido una división fundamen' pieza de sangre>, exigida no sólo para ser noble sino para
tal muy distinta de la de los festantes indoeutopeos: sacer- eiercer en cualquier cotperación (cf. la reciente, edición del
118 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES 119
coloqaio de los perros de cervanres, en formato de bolsillo (casta> (.clase que se ciena cada vez más, puesto que la en.
f¡¿¡sss¿-, donde la presentación de Maurice Mo- trada en el sacerdocio era una de las vías de saüda-fuera del
-versión
lho destaca de forma notable la-estructura de las oposiciones campesinado); será necesaria una guerra agraúa de 100 años
peft-enencia-no pertenencia, dentro_fuera, etc.). y las circunstancias demográficas posteriores a las pestes para
Merece observarse que, en castellano, los excluidos se que se suprima este paso de la clase a la casta y sea abolida
denominan a menudo .,.*trrrr, especialmeni. .n Hispanoamé- la servidumbre.
tica, en que el término engloba múltiples categorías de mes- ' e) Última observación a propósito de las <<castas>>: la
tizos e indfgenas (<<impuesto de castas>>).
,oposición de los términos muestra la importancia psicológica
b) Sin embargo, la noción de pureza no es únicamente de la noción de pertenencia; esclavos, extranjeros, prisione.
religiosa o racial, puesto que afecta a determinados oficios ros de guema se designan a menudo bajo términos similares,
(como en la India); los oficios de verdugos de sangre, carni- que los oponen a Ia <<gente de dentro>>; y ello puede ser el
ceros, cirujanos y, pol asimilación, tintoreros, son ...i.purorrr, origen de castas sociales cerradas, separadas; pero en este
y no simplemente <<bajos>. caso casta y clase se parecen curiosamente; puesto que el
c) Existe también la tendencia a segregar las categorfas esclavo, el extraniero y el trabajador for,ado hereditario fun.
físicas o sociales que dan niedoz leproós, crerinos 1cT. los dan también un <<modo de producción>.
cagots, cuyo origen conocemos mal, y cuyos bancos, en las
iglesias del mediodla fuancés, se sitúan fuera de la nave), a
veces los vagabundos. órdenes
- d) fncluso podemos plantearnos la posibilidad de que
Jacques Ie Goff destaca, respecto al término <<orden¡r
algunas clases sociales que originariamente no tuvieran ,ido
de bereditarias, llegaran a serlo por la presión de las clases en el antiguo vocabulario de las distinciones sociales, que se
que tenían necesidad de encerrarlas en esa condición. Cito trata origrnariamente de una noción eclesiástica, usada al prin-
un ejemplo que conocemos meior que otros: en Cataluña, du- cipio sólo para designat a dos grupos: ordo spirituaris,'ordo
rante el siglo x, vivlan sobre todo hombres libres e incluso tenporalis clero, el pueblo-. El coniunto de Ia cornu-
propietarios; la <<reconquista> sobre los musulmanes favo- -el
nidad era utraque ordo.
recfa esta libertad y esta autonomfa económica; pero al ale- Fue, pues, en un segundo tiempo, en un proceso de lai-
jarse el frente de la reconquista, el campesino tuvo tendencia cización, cuando se fiió la división tripartita: sacerdotes, guc-
a emigrar; las autoridades señorialgs y eglesiásticas hicieron rreros, trabaiadores.
todo lo posible para retenetlo, primero d-e heclto, y cada aez
¿Deben llamarse <<órdenes>> a estas tres categoúas, y a
más de derecho; así nació la vinculación a la gleba, que ellas solas, y 4 partir de cuándo es adecuado está nombre?
originariamente no existía en absoluto, y posteriormente tal Efectivamente, en los siglos xvrr y xvflr se usaban: el orden
vinculación se bizo hereditaria; cuando en el,siglo xv la Igle- nobiliario, el orden eclesiástico . Pam la tercera parte, el pue.
sia prohíb¿ la enrada en Ia iglesia de los hiios de los siervos, blo, se decla más bien: el rercer estado. Y pará el juriscon-
podremos decir que se ha dado un paso decisivo hacia la sulto Loyseau,. teórico de la sociedad francesa del antiguo
120 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco LAS CLASES SOCIALES t2L
régimen (Cinq liures du droit des offices, suiais du liare des sin embargo,_ la palabra <<estado>, como nombre co*iente,
Seigneuries et de celui des Ordres, 1610), existen una tal
.
tiene otro sentido, otro valor, eue catactetiza a la sociedad
cantidad de <<rangos>>, <<grados>>, <<órdenes particulares>>, <<ór- del antiguo régimen. se relacioná cotr Ia noción de ser. se es
denes subalternos>>, desde los cardenales hasta los pequeños algo en la sociedad, lo que significa que re lta nacido confor-
gentileshombres de la nobleza, desde los oficiales de la justicia me a algo, y que se seguirá siéndolo; las cosas han sido siem.
y los honorables mercaderes hasta los vagabundos y los por- pre así; los individugs y los diversos escalones que componen
dioseros incluidos en el tercer estado, que es fácil reconocer Ia'sociedad aceptan los <<estarutos> (palabra prSxima a-la de
ahí lo que observábamos a propósito de todas las clasificacio- <<estado>>) que ello comporta. Hay un consenso social sobre
nes demasiado sutiles: la división social, incluso en el caso Ias dignidades, los honores, los derechos, Ios modos de vida,
de los <<órdenes>, deja de ser clara cuando se distinguen tan- Ios signos, los símbolos, los deberes, las profesiones posibles,
tos grados. etcétera que son característicos de cada <estr.tor, ,oii.l. Tai
Cabe preguntarse si para el conjunto de las sociedades es la tesis de Mousnier sobre las <<sociedades de órdenes>.
feudales occidentales no resultaría más adecuada la palabra Es indiscutible que una de las grandes caracrerísticas de
<<estado> que la palabra <<órdenes>>. Estado es internacional: las sociedades del antiguo régimen es la de que <<aiair segtln
<<Stand>>, <<state>, <<estado>>, <(estament>, son las palabras más su estado>> se ptesenta como un deber estricto.
características de la herencia medieval, puesto que la rePre- Sin embargo, a esta constatación le aportamos no tanto
sentación politica que corresponde a su representación men- reservas y matices como serias dudas sobre su originalidad:
tal se denomina <<los estados>> (estados generales, estados pro- 1) La norma <<vivir según su estado>> no es en ningún
vinciales); además, incluye el <(tercer estador>, el cual, por caso especlfica de la sociedad de órdenes; se trata simple.
otra parte, de acuetdo con Ia regla que hemos señalado, ig- mente de un término medio entre una sociedad de castag
flora a Ia capa inferio4 el tercer estado son las ciudades, la en la que un brahmrín, por más respetado que sea, es ape-
burguesla, los notables, no todo el pueblo. El Diccionario dreado si se aventura en un barrio de castas subordinadasl y
de Furetiére precisa: <<Estado se aplica también a los dife- una sociedad de clases en que los <<desclasados>>, por una
rentes órdenes del reino ... están compuestos por la lglesia, parte, y los <<nuevos ricos>, por otra, están simplemente <mal
la Nobleza y el Tercer Estado o los Burgueses notables ...>. uistos>. ¡Pero lo están! Todo es una cuestión de grados en
Asl, pues, el tercer estado teóricamente no es más que Ias reglas del conformismo social.
el conjunto de los no-clérigos y los no-no-bles; en la práctica, 2) Si bien es cierto que en una <<sociedad de órdenes>
al hablar de él se piensa sólo en las profesiones ricas u hono- hay <<priailegios>> legales que reconocen todas o parte de las
rables, en los cuerpos organizados; por ejemplo, las ciudades distinciones sociales, y hay, en general, endoganía espontánea
(las únicas representadas en las Cortes españolas, en los Co' (aunque no obligatoria como en las reglas primitivas de
munes ingleses). Estos cuerpos de las ciudades y de los burgos parentesco), es también cierto que, a menudo, aunque no
no son <<el pueblo>>. Cuando en 1789 Sieybs escibió el fo- tanto como en una sociedad abierta compuesta por simples
Ileto: ¿Qaé es el tercer estado? Todo..., la revolución habfa <<clases>>, existe una tendencia de los estados inferiores a al.
empezado. c nzat los superiores; tendencia, en Francia, de los oficiales
122 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES 123

de justicia a consdruirse en <<nobleza de toga> participando Pero, cuando los estados pasan a ser realidades más psi.
de los privilegios de la otra, rendencia . i-it.t la forma de cológicas que económicas, ¿podría mantenerse un estado que
vida del <<estado superior>> (Le bourgeois gentilbonne), ten- sólo se definiera psicológicamente?
dencia a buscar los signos externos o los uampolines que A principios del siglo xvur, España contaba con 800.000
conducen a este estado superior (compra de señóríos, nom. <<noblesr>; pero en algunas regiones habia un noble por cada
bres de tierras añadidos a los apellidoi). La noailidad social cien, doscientas, trescientas personas; en otras (Burgos) una
está lejos de ser nula. La prueba está en las perpetuas quejas familia de cada ues era noble; finalmente, en la Montaña de
de los conservadores y de las clases superiores iontra ta imi- Santander o en el País Vasco, todo el mundo era noble. Lo
tación de su forma de vida, contra el <<lujo>> de las clases que podrfa ser equivalente a no serlo nadie, puesto que ya
inferiores. El propio Furetiére añade a su definición de los no se tata de un estado minoritario, selectivo, privilegiado.
<<estados> una desilusionada observación: <<En Francia no se Sin embargo, esto significa que la totalidad de la población
distingue el estado de las gentes por su nivel de vida, por sus tiene privilegios que la eximen, por ejemplo, del reclutamien-
costumbres. Un comediante y una cortesana tienen tanto es- to miütar, del hospedaje a las üopas, y que le permiten ser
tado como los señores y las marquesas>. <<Estado>>, aquí, no tratada como noble en las restantes provincias. El resultado
se usa en el sentido de <<estatuto>, sino de <<nivel de vida>. es que en el censo de 1750 todos los habitantes se declararán
A decir verdad, podrfa hacerse una colección de rextos <<de estado noble>>; como, por otra parte, hay incompatibili.
de este tipo. Un volumen no bastarfa. dad entre los oficios y los privilegios de la nobleza, esta
3) Podemos preguntarnos entonces si lo más interesante, población que es toda ella noble pretende, en sus memoriat
para un historiador que quiera esclarecer una sociologla de justificativas, que ejerce estos oficios a título de distracción,
los <<órdenes>, no serla observar, por un lado, sus orfgenes <(como aficionados y no profesores>. En la literatura satf-
I, por otro, su desaparición. Los orlgenes dan lugar a discu- rica, en España, en Madrid en particular, se convierte enton.
siones a menudo üfíciles (como demuestra el coloquio de ces en clásico el burlarse del cochero vasco que solicita de
que he hablado). Pero la desaparición de los órdenes perte- su dueño un dla de asueto para recibir a <<sus vasallos>>. Todo
nece en cambio al pasado inmediato. De ello podemos extraer ello indica la crisis de una noción en que la forma choca con
muchas lecciones. la realidad social. El resultado no se hace esperar; sin medi.
Pienso en el siguiente contraste: el historiador español das legales, por simple lógica de la situación, enme t750 y
José Antonio Maravall ha mosffado extensamente, en una L787 elnúmero de <<nobles>> disminuye de 800.000 a 400.000.
comunicación, cómo la <<comedia> española del siglo nrrr Asl es, finalmente, la realidad, la historia, la que dicta
constituye una exaltación de la vinculación de cada hombre la suerte de los <<estados>, de los <<órdenes>. Obviamente,
a su estado, tanto si se trata del campesino <<cristiano vieior>, decir que un otden es una <<realidad psicológica> constituye
como del noble; éste emplea constantemente una fórmula tf- Ia simple constatación de que el grupo social, basado en una
pica: <<soy quien soy)>; a saber, no puedo ser de otra manera; determinada realidad original, tiene conciencia de sf mismo.
el rango social forma parte del ser. Es un grado muy elevado Pero ¿podemos decir que es esta conciencia la que caracte.
de cristalización social. Una tendencia a la <<casta>. riza el orden? Nos enftentaremos de nuevo con el problema
124 rNrcrAcróN AL vocABULARIo HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES 125

cuando hablemos de las ciases. De hecho, cuando la realidad encima de las <clases>> a las que no queda más que obedecer
se transfotma, la psicología se modifica, mucho más que al y tabajar. Programa que no triunfó, por otra parte. Pero
revés. que es típico de la crisis de una sociedad, que no concibe
Por ejemplo, en el siglo xvrll, de nuevo en España, la todavía la reconstitución de una nueva estructura por el sim-
idea de que la nobleza debe vincularse al <<mérito> y no al ple juego de las libertades jurídicas, económicas, etc., pero
nacimiento surge simultáneamente con la conciencia de las que se da cuenta de la imposibilidad de confinarse en la vieja
clases superiores del tercer estado y las clases inferiores de jerarqula de los antiguos <<órdenes>>, por anquilosada y poco
Ia nobleza de constituir una <<élite>> dentro del cuerpo social funcional.
global. Pero no es esta noción de <<élite> la que corresponde
a la realidad; sino que la creciente nulidad de la función so'
cial noble y el papel ueciente de la función social burguesa Clases
promueven la cútica de la jerarqufa de los <<estados> y el
á.t.o de modificar sus citerios. Tomaré como eiemplo la Personalmente, no cteo que haya diferencias de naturo
frase de Jovellanos que, en el Elogio de Carlos III, al defi' leza entre las sociedades de <<órdenes> (e incluso de <<castas>)
nir la noción de función de dirección, la reserva a los sabios y las sociedades de <<clases>>. Sus diferencias se encuentran
y especialmente a los economistas, y manifiesta un desprecio únicamente en el nivel de uistalización iarídica (o consuetu-
persistente hacia las lunciones de eiecucíónz dinatia, o mística) de las relaciones de lunción Claro está
que ello no disminuye el interés científico e histórico de una
El santuario de las ciencias se abre solamente a una clasilicacióz de las sociedades en sociedades con las funcio-
porción de ciudadanos, dedicados a investigar en silencio nes cristalizadas,los privilegios legalizados y los cambios de
los misterios de la natwaleza p ta declararlos a la nación.
una función a otra cargados de dificultades, y sociedades en
Tuyo es eI cargo de tecoger sus oráculos, ttlyo el de comu'
nicar la luz de sus investigaciones; tuyo el de aplicarla al
las que, en principio, el juego económico y social realiza es-
beneficio de tus súMitos. La ciencia económica te perte- pontánea y libremente la distribución de bienes, funciones y
nece exclusivamente a ti y a los depositarios de tu autori- autoridades. No hay que confundir la India de las castas, la
dad. Los ministros que rcdean ftt trono, constituidos órga- China de los mandarines, la Francia de los <(tres órdenes>,
nos de tu suprema voluntad; los altos magistrados, que la la Inglaterra del siglo xrx, y la Rusia soviética de los años 30.
deben intimat al pueblo, y elevar a tu oldo sus derechos y Pero al historiador le interesa menos la constatación de estas
necesidades; los que presiden al gobierno interior de tr¡ diferencias que los tnecanismo.t que las explican y aquellos
reino, los que velan sobre tus provincias, los que dirigen que las desftuyen o ¡econstruyen.
inmediatamente tus vasallos, deben estudiarla, deben saber- En este sentido, puede pensarse que la noción de clases
la, o caer denocados d las clases destinadas a trabaiar y obe'
no debe reservarse exclusivamente a las sociedades que tienen
decer.
un funcionamiento libre y carecen de privilegios sociales in-
Es el programa de teestructuración de un <orden>> esta' corporados a las leyes. Para decir verdad, afirmar que la so-
tal y tecnocrático, ganntla del bien común, pero muy por ciedad'capitalista del siglo x¡x earecla de privilegios es una
L26 rNrcrAcróN AL vocABULARro H ISTóRrco LAS CLASES SOCIALES I27

ficción. Existe una propiedad, reconocida y defendida por el Las clases se sitúan en relación con este aparato de pro-
derecho. Si mentalmente suprimimos la apropiación de la tie- ducción. Hay que evitar estudiarlas a partir de la ..riquiza>
rra, de los capitales, de los bienes de producción, toda la o del consumo. Es evidente que <<ricos> y <<pobres)> no repre-
teorla económica moderna se desmorona. Así, pues' el siste' sentan lo mismo en la sociedad. Pero para entender el fun-
ma, aunque en menor grado que las sociedades de <<órdenes>> cionanienfo social, es más importante saber los mecanismos
o de <<castas>>, está cristalizado por el derecho y por toda la de enriqueciniento y los de pauperización (palabras sobre
sobrestructura ideológica. Debemos buscar un sentido más cuyo sentido merece la pena meditar). Los mejores estudios
general a la palabra <<clase>>, 9ue sirva tanto para lo que se sobre las clases en vísperas de la revolución, en Francia, los
ésconde bajo una determinada apariencia"social como bajo de Ernest Labrousse, muestran, como sabemos, de qué forma
otra. incluso las circunstancias puramente meteorológicas (malas
Sombart propuso el siguiente ctiterio para oponer la <<so' cosechas) enriquecieron o empobrecieron a las capas de pro-
ciedad de clasest de la época capitalista a la <<sociedad de ductores según el nivel de su explotación, y agudizaron las
órdenes>> que la precedió: en la sociedad de órdenes, lo im- conffadicciones entre señores y campesinos al aumentar la
portante es el ser (lo hemos subrayado ya respecto a la pa' incidencia de las cargas señoriales.
iabra <<estado>>), la riqueza es una consecuencia; <<eres pode' El problema de las clases lo plantearon correctamente
roso, luego efes rico>; en la sociedad de clases lo importante (aunque no lo resolvieron) los fisióuatas, cuando Quesnay
es el tenef: (eres rico, luego eres poderoso)>. se preguntó por el secreto del <<circuito económico>>: ¿a quién
Esta distinción es seductora, Pero es bastante artificial; la aa a parar el prodacto del conjunto social? Segotr é1, los tra-
noción de <<poderoso)>' <<grande>, muy familiar, popular en bajadores uabajan para aiair; a los artesanos se les paga un
todas paftes y en todas las épocas, reúne las dos nociones de equivalente de su trabajo (y, por tanto, los califica como <<cla-
poder'a través de la úqueza y de riqueza_a úavés del poder se estéril>); pero los campesinos obtienen de la agricultura
i. for^u más realista-y más continua. Por otra parte, los más de lo necesario para su subsistencia; este excedente es el
reyes más poderosos estaban siempre endeudados, y los Fug- <<producto neto)>: va a patat a los propietarios.
go y los lúedicis se convirtieron en señores y prlncipes. Mu- Turgot da un paso más al establecer, denmo de Ia clase
."toh¿r importante es el hecho de que, antes-de-la aparición <<industriosa>, a la que él llama <<estipendiada>>, en el sen-
del capitatismo industrial, el instrumento fundamental de tido de que su alimento lo saca de la clase <<productora)D de
producción en la tieffa, y la base de las relaciones sociales los agricultores, otra subdivisión:
era l. organización leudal de la propiedad; en el momento Toda la clase ocupada en proporcionar la inmensa va-
del capitalismo industrial la tierra consefva importancia, pero riedad de productos industriales para satisfacer las distintas
bajo un sistema de propiedad absoluta, y paftir de entonces necesidades de la sociedad, se encuentfa, pues, por asf de-
^
los medios de produ.iión dominantes son el aparuto indus' cirlo, subdividida en dos órdenes: el de los empresarios de
nial (compt.ndidot los transportes, ferrocarriles, barcos, etc.) las manufacturas, maestros fabricantes, poseedores todo¡
V .f .prr.io de crédito, con
los bancos, etc., cuya propiedad ellos de gtandes capitales de los que sacan rendimiento ha-
b conitol se convierten en esenciales' ciéndolos trabajar gracias a sus adelantos; y el segundo or-
t28 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS cLASES socrAlEs 129
den, compuesto por simples artesanos, que no tierien más de- producción, implicando ésta una apropiación de una parte
riqueza que sus brazos, adelantan únicamente su trabajo de del producto.
jornaleros y no tienen más beneficio que el de sus salarios.
. -Pero una oposición fundamental de este tipo no supone
la desaparición de las categorías intermedias, su-bclases, vesti.
Vemos cómo el vocabulario es todavía inseguro: <(ordenr> gios de antiguas clases, etc. Recordemos lo que hemos dicho
se emplea en un sentido que demuestra hasta qué punto los respecto a Ia edad media en que la división ripartita se difu-
hombres del siglo xvrrr carecían de una definición rigurosa; mina tanto más cuanto menor es Ia pureza dér sistema; asf,
<(artesanos>> se emplea pam obreros jornaleros (.,que no tie- 7a aparición de categorías sociales máúzadas, a menudo más
nen más que sus brazos>>), ¡y el salario es una forma de <<bene- apariencia de clases que clases propiamente dichas, puede
ficio>>! Pero hay aquí algunas palabras o nociones destinadas ser consecuencia de la evolución del mismo capitalismo (cf.
a un futuro brillante; <(empresario>, por eiemplo; <<adelanto>, toda Ia categoría <<terciaria> de la clase asalariaáa).
empleado en el sentido de que el capitalista <<adelanta> su La defínición quizá más comprensiva de las clases, la que
capital, y el obrero sólo puede <<adelantar> su uabaio. Lo engloba el conjunto de las formas de sociedad y, por tanro,
esencial está mal dicho, pero está dicho. la m,ás oálida teóricamente, es sin lugar a dudas late Lenin:
Con los clásicos, sobre todo con Smith y Ricardo, y de-
bido a que la revolución industdal ya estaba esbozada, se Llamamos clases a grandes grupos de hombres que se
distinguirá menos entre una agricultura <<productora> y una dife¡encian por el lugar que ocupan en un sistema histó.
producción indusmial alimentada por ella; se piensa la pro. ricamente definido de producción social, por su relación (fi-
jada y consagrada por las leyes en la mayorfa de los casos)
ducción en su conjunto; y las clases se diferencian a partir
con los medios de producción, por su función en la orga.
de Ia distinción <<ripartita)> que se convertfuá en sagrada:
nización social del trabajo, por lo tanto, por los modos de
los tres <<factores>> de Ia producción son la tierra, el capital,
obtención y Ia importancia de la prrte á. que disponen.
el trabajo; uno da la renta, el otro el beneficio, el tercero el Las clases son grupos de hombres, uno de los cuales-puede
salario; clase rentista, clase capitalista, clase asalariada, he apropiarse del trabaio del oro gracias aI distinto lugar que
aqul la división esencial. ocupa en una estructufa determinada: la economla social.
Marx da todavfa otro paso en la simplificación del aná-
lisis: para él la clase asalaúada recibe parte del producto so- Finalmente, deberlamos darnos cuenta de que las nocio-
cial en fotma de salarios; toda la parte del producto que no nes_ d9 ser y tener propuestas por Sombart prir opotrer so-
se le enrega constituye <<trabajo no pagado> y la distinción ciedad precapitalisra v sociedad capitaüsta de-berlan sustituir-
entre beneficio, interés y renta sirve sólo para disimular (jus- se (en los dos casos) por nociones más dixánicas: por ejemplo,
tificándolos impllcitamente a través de la noción de <<facto- la noción de hocer, de actuar, que ha sido siemptl h áoto¡or.
res de producciónrr), la profunda unidad de Ia <<plusvalfa>, tificación de las clases dirigentes (cau.lillos o .,é*prerarioi>),
parte que se reserva el capital, sea cual sea la forma de su I, €n lugar de la noción de tener,la de acunalar: no sólo Ia
distribución. En última instancia, sólo habrla, pues, dos cla- riqueza en el sentido sunruario, sino el medio de producción
ses antagónicas, enfrentadas por Ia propiedad de los medios (concentraciún de las tierras, concentración del capital, y I
130 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES 13L
menudo sustitución de la noción de posesión p$ Ia noción clusión de que
de control). .1odo el problema es psicológico. Además,
Marx nos advirtií ya:_to r. juzga un" épo., p"or la concien-
Tales matices nos llevan a hacer una distinción decisiva cia que ésta tiene de ella misma.-una crare.d."d;;
a menu.
entre el antagonisno fundamental de las clases (que existe do un mito justificatorio a través del ;;i;
en todos los modos de producción), y Las contradicciones par-
;; y-i,ri.r. ,.,
vista. En este momenro estoy dirigiendo ,r.brior'sobre
ciales en el interior de las clases, que a menudo confuncle la
el
beneficio. En ellos se pone en evide"n.t;r;;;ffi
visión de los sociólogos, economistas e historiadores. Ello nos cas, Ia clase de los empresarios, obr.ru.á. '^
r* epo.
obliga a examinar ahora: 1.') el problema de las <<conciencias periódicos, congresos
,íie, de sus
correspondencir, .r.orrJe, minimiza
de clases>> <<en sí>> y clases <<para sl>-; 2.") el pro- y a veces niega el hecho-o
-clases del beneficio, como si se ffatase de
blema de la multiplicidad de las categorfas sociales en el in- un pecado colectivo; or_ros periódicos (optimistas, dinámi-
terior de las clases. cos), al contrario, el -en
beneficio se procl n,'acepta, .o,no un
desafío, a causa de su función estiinulant.^ í.t. i.l*ovación
Cr,¡,sns rcoNólrtrcAs, cLAsES psrcor,ócrcAs, cLASEs <EN sÍ>, y el progreso de la economía.
Las clases psicológicas sobreviven también
CLASES <<PARA SÍ>, CONCTENCTAS E TNCONCIENCIAS DE CLASE .
ciones objetivas. La disaparición de
a sus condi.
Ia ,".i.á-ri¿l órdenes
El problema: <<la clase ¿es un hecho económico o es un no ha eliminado por compreto en rr.n.i. J
hecho psicológico?>>, es un falso problema. Todo fenómeno nobleza; en Ia ptlm.ta mitad der siglo ññt" de la
social tiene una Í.aceta objetiva y una Í.aceta subietiva que
;r.;
provinciales son a menudo nobres y iá ptopí.¿rá
i;-;"tables>
se condicionan recíprocamente. reda algunos de los privilegios (ahora
.gr*ia h,,-
mórales) de ra"sociedad
El análisis económico desvela el mecanismo de las conra- feudal. En Alemaniá, porÉrio*.nr. a las
creaciones econó-
dicciones parciales o globales, de las <<clases en sl>, separadas
por los modos de producción del producto global, como su-
micas de-fa gran burguesía, en el siglo xrx,
peña todavía una.función política',
ü;"ii;;; desem-
cede en Gournay, Turgot, Smith, Manr, etc. Trabaios como "d-ínirtt.tiur,i.,militar,
que ha permitido hablar de <<refeu dalizaci6ir.-É"
los de Marclal y Lecaillon * sobre Ia disuibución de Ia renta socie-
nacional pueden aceptarse o no en cuanto a sus métodos y
dades socialistas, so!r9 todo en aquellas ; ;;i;
mación ha- sido parcialmente artifiiiar, ra crase *prr.
lrrnrfor.
definiciones (por otra parte, son múltiples las que abordan); sr> so.
brevive a la clase <<en sf>.
se basan en la hipótesis de las clases económicas y en ella Algunos sociólogos americanos, en monografías de
fundan la observación. No abarcan todo el fenómeno social -
des, han demosrado la persistencia d. nocr"orre;--¡.
ciuda.
relacio-
de las clases. nes, comunidades de origen, parentesco, en Ia estratificación
Pero una observación sociológica sobre el esplritu de los psicosocial de las clases en los Estados unidos; y
diversos grupos sociales no lo abarca tampoco. Si el punto Goblot,
en un libro reeditado recientemente, ha caructefizádá con
mu-
de partida son las psicologías nos será Íácrl llegar a la con- cha perspigSia sin ningún método cientffi.o pro-
* J. Marchal y J. Lecaillon, La répartition dt reaenu national, Patls, -lunque
piamente dicho---la psicología de las crases en Franclr, .n
t958. la primera mitad del siglo w. L barriérc et le niuearr mues.
L32 rNrcrAcróN AL vocABULARro r¡rsróRlco LAS CLASES SOCIALES T3'
ua claramente que los signos extefnos (como el sombrero, la reacción no es considerar esto como una promoción, sino al
gorra o los guantes), los signos culturales (como el título de contrario. Existe, pues, una conciencia, y hasta un orgullo, de
bachiller o el conocimiento del latín) son a menudo más im- pertenecer a la clase obrera. ¿Hasta qué punto esta psicolo
portantes en la vida cotidiana que el conocimiento exacto de gía funciona a nivel político? Es algo que hay que invistigar.
ia situación de un individuo dentro del proceso de produc- b) La incónsciencia de clase es un término algo paradó-
ción. Pero dejando aparte su incidencia individual o excep- iico, que a ml me gusra utilizar puesto que revela uno de los
cional sobre aspectos marginales de las clases <<en sí>, la aspectos más recónditos a menudo de las luchas de clases.
división objetiva queda más relorzada que atenuada por los Hay muchos hombres (especialmente intelectuales) que cuan-
fenómenos de los signos y de los símbolos; que establecen los do se oyen decir que reaccionan como <<burgueses>, que for.
auténticos cortes, los sentimientos de pertenencia o de g]r- man <<bloque)>, objetivamente, con una clase de la que es
clusión. frecuente que no tengan conciencia de formar parte, manifies-
Los probletnas a estudiar, desde un punto de vista his- tan o bien una viva reacción de negación y de cólera, o bien
tórico, pof las colecciones de texto.r y los análisis -de ooca' una reacción de confusión v de malestar, que en algunos ca-
bulario podrían agruparse baio algunas rúbricas referentes a sos compensan con actitudes extfemas. Pero desde el punto
matices que a menudo se descuidan: de vista histórico es muy interesante coleccionar las decisiones
a') I) conciencia de clase ha sido una de las principales jurídicas, los textos literarios, las afirmaciones teóricas, en las
preocupaciones del movimiento obrero, tanto entfe los anar- que bajo una apariencia de objetividad (a menudo sincera-
ioistas como entre los marxistas; hacia 1900, dos términos, mente aceptada por el individuo) se revelan las actitudes de
.lconsciente y organizado>>, eran inseparables de la palabra clase. Tanto más fuertes cuanto más ignoradas por el sujeto.
<<proletariado>>, hasta el punto de que los adversarios simu- c) La toma de conciencia de clase, finalmente, ilunrina
l.ban burlarse de este cliché; sin embargo, (organizado>> se muchos episodios históricos; la toma de conciencia de la bur.
concfetó en los sindicatos y en los partidos, cuyo papel es guesía frente a los privilegios jurídicos de los <<órdenes> es
imposible ignorar; <<conscientet q una noción más difícil de una gran historia, muy bien conocida.
,.gioir, p.tó ittt.tesante; puede desembocar en el <<obreris- Quisiera citar aquí un texto que me ha descubierto un
*órr, ientación del movimiento obrero de confiar únicamente investigador durante una encuesta sobre la transformación de
en los obreros, muy sensible en algunas organizaciones y €n la viticultura meridional en una explotación industrial y ca-
algunas circunsrancias. Sobre este punto, y.td"9la pena dis- pitalista; en 1903, en el primer congreso de los trabaiadores
tiíguir el análisis psicológico y -el análisis polltico: la tesis agrícolas de Béziers, un participante, jornalero ---el nombre
de"Gilbert Mury sobre los accidentes de trabaio-ha puesto local es fs¡¡ls5i¿v- descubre con un vocabulario ingenuo que
en evidencia el árp..to ambiguo de la conciencia de clase: el la lucha de clases no es ya la del campesino contra el señor,
uabajo aüena, y, al mismo ti..po, el hombre-segregado de sino la del asalariado contra el parón:
,o ,tábr¡o pot ,rtt accidente sutre y se siente üsminuido; si
se le ofrece una readaptación en una oficina, cuando está
acos- Puesto que ahora el Congreso ha constituido su Fcdo
tumbrado al taller o a la cadena de producción, su ptimera ración, me parece que valdría la pena ocuparse un poco det
Lt4 rNrcrAcróN AL vocABuLARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES tt5
bienestat de este pobre máttir llamado agricultor o terras-
sier, porque vosoffos, como yo, camaradas, hace tiempo que Cutsrs, suBcLAsEs, cATEGoRÍAs socrAlEs,
regriis con vuestro sudor esta tiema que alimenta a estos CONTRADICCIONES SECUNDARIAS
capitalistas que nos tratan como esclavos, igual que se hacía
antes en tiempos de los señores, puesto que actualmente ya
Hemos hablado del gusro por el lornalisno social en
no son sólo los nobles los que quieren mantener pobres a
ciertas épocas en que la sociedaá prt .. complacerse en mul.
los pobtes, sino que vemos también con gran disgusto, me
arevo a decir, a los republicanos, incluso a los socialistas tiplicar sus divisiones.
estar en el poder y seguir sin vergüenza los pasos del ene- El historiador busca distinguir enffe ro que sólo tiene
migo del pobre tenassier, y ya seúa hord que estos que nos significado de lorna (psicosociológica\ y lo qoe tiene signifi-
ptedican ftaternidad e igualdad nos mostraran por sl mis- cado de fondo: capacidad de una üstinción social de fu-ndar
mos cómo se llevan a la práctica esas dos palabras y dieran ya sea ana liiación de la sociedad (en castas, por ejemplo) o,
el ejemplo a estos enemigos del trabajador, porque me pa- por el contrario, vna reuolución.
rece que cuando un propietario con opiniones radicales so- Para-eso importa distinguir enffe los <antagonistas> Íun-
cialistas pag a sus obreros dos ftancos diarios y les retira .
el vino a partir del primero de agosto, como hacen todos $men1al9s y las <<contradiiciozer> secundariasf ros primeros
risen el funcionamiento del modo de producción, las segun
los nobles y oportunistas de este pals, merece ser tratado
das derivan simplemente de él y pueden esfumarse .nte ioli.
como capitalista y enemigo de la patria agratia, y esto es
lo que vemos en tdos los republicanos ricos sin excepción. daridades más esenciales.
sin embargo, no hay que desdeñar tales contradicciones
Y, sin embargo, en este texto que expresa la toma de con- secundarias y estos madces, pues de ellos dependen los en
ciencia de los antagonisnos básicos, quedan secuelas del vie- sanchamientos o encogimientos de Las altanzai de clases, Ias
jo vocabulario, manifestaciones (en el resto del discurso) de atenuaciones y las exasperaciones de las luchas fundamenta.
solidaridades campesinas, de orgullo no de obrero sino les, los reforzamientos y debilitamientos de la autoridad de
de agricultor, que demuestran hasta qué punto la conciencia de los grupos dirigentes, los modos decir los <<estiros>-
de esta autoridad. -cabrfa
clase no está notr.. limpia de complejidades y de contamina-
ciones, por el hecho del <<infinito desmenuzamiento de los Definamos algunas de esas <<categorlas>>, de esos matices
intereses y de las posiciones que la división del trabajo so- en el seno de las <clases>.
cial suscita enffe los trabajadores, asl como entre los capi-
talistas y los propietarios de la tierra> (Marx, El Capital,
libro III, sección 7). Las categorías socioprofesionales

S9n Jas que hoy recogen las estadísticas oficiales; y las


más fáciles de reconstituir en la sociologla retrospectiva; nos
es más fácil saber cuántos panaderos y zapatercs habra en una
pequeña ciudad del siglo xvu que saber aractamente cuántoa
l'
1,36 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES t37
asalariados propiamente dichos había, y cuántos empresarios Los <cuerpos constituidos>>
o rentistas.
No hay que ocultarse a uno mismo que hay un peligro en Los juristas, así como .i.rto, historiadores, han acen.
esto. No se trata de que la <<profesión> regisuada por las tuado nrucho Ia importancia de la noción de u.o.rpos inter.
estadlsticas no sea un dato necesario e interesante, pero no medios> entre Ia base social y la autoridad del Esiado, uc.
habrla que pensar que lo aclara todo. Las distinciones actua- tese de las tradicionales t.pt.r.rrtaciones municipales o pro.
les entré <<cuad¡os superioresr>, <<cuadros meüos> corren el vinciales o de <<cuerpos)> vinculados por sus funcLnes. róda.
peligro de encubrir bajo esta <<jerarquía> de prestigio ,y de vfa hoy se habla de <<cuerpos constiiuidos>> en esre sentido:
áutoridad las divisiones verdaderas entre" funciones asalafia' academjas, magisuat.rra, universidad, e incruso u.u.rpor, Áá,
das y funciones que participan por delegación de los poderes especializados dotados de sus radiciones propi.r, .oño puen.
del iapital. Y a la inversa, el amplísimo abanico que puede tes y caminos, o Minas; esto proviene de ta antigua tenden
cubrir una misma palabra puede resultar engañoso. En Espa- cia social a constituir <<órdenes>> de todas las catJgorlas y se
ña un limpiabotas me mostró su tarieta de inscripción en el relaciona con el problema de las diversas fo¡masie autori.
regisuo profesional: decla <industrial>; esto le divertla mu- dad social, polltica, técnica. Estos <(cuerpos)> est¿ín a menudo
cho. muy divididos por querellas de clanes y d. p.monas. pero su
Reconozcamos, no obstante, la importancia histórica de <<espíritu de cuerpo>> puede rener un prp.f en determinadas
[os <<gremios>, de lo que se llama con bastante frecuencia; a circunstancias y adquirir una función histórica particular. Esto
*.nodo incorrectamente, las <<corporaciones>>1 la tendencia vale sobre todo para el <ejército)>, en el sentiio en que mu-
a formar (cuerpos)> organizados y muchas veces defensivos y chas veces se entiende este término, a saber, el .,cuerpó de los
cegados ., .uid.ntemente objeto de un estudio posible, y oficiales> (cf. la Alqmania de l9l8-19t9 o la Francia de la
que muchas veces se ha llevado a efecto. Las luchas de las guerra de Argelia, pdr no hablar de España a Io largo de su
árporaciones entre sf no deben disimular dos tipos de lu- historia contemporánea).
chas de clases cuya evolución puede seguirse: 1) una interna,
enÚe maesffos por un lado y oficiales o aprendices p9f offo;
una deformación impoftante, en particular en el siglo :nrgr, Los <medios>
es el reclutamiettto d. jóvenes como aprendices, 9u€ hacen
de hecho un ffabaio de-oficial apenas pagado; 2) otra lucha La noción de <<medios)> o <(ambientes>> (en francés, mi.
es efitre corporaciones doninantes y corporaciottes -eiecuto' lieux) parece banal y v^g . Puede ser muy rítil al historíador
rttsi tengo eiemplos de luchas por los salarios, contfa las tfam- que t¡ata de explicar ciertos procesos de transmisión o de
üstribuidores de
fr, .ori.t"ti.r .o el pago delmabajo, yen6e fijación, por la interacción de soüdaridades esencialmente psi.
i^ lana y tejedores, organizados unos otros en gremios se' cológicas pero fundadas sobre hábitos sociales de resonancia
parados, que discutían de organismo a organismo; pero se profunda: comunidades de lenguaje, de cultura, de prejuicios,
ir^t^ dá hicho de un conflicto capital-uabajo' de relaciones, de parentesco, etc. Eiemplos: las aristocraciac
de provincias, los <<medios de los negocios>, los <medios lite.
Y

138 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES ttg


rarios>>, el periodismo, el cine, etc... Incluso los <<cuerpos> yendo una representación de clase (sinücatos patronales, sirt.
(diplomacia, ejército, academias) se prolongan hacia ciertos dicatos obreros). En el siglo xrx el inüvidualismo teórico de
<<ambientes>> (salones, clrculos...) frecuentados por ellos. E/ la <igualdad de derechos>> prohlbe primero este último tipo
espíritu imperante en tales comunidades no estructuradas p-ue- de agrupamientos; es sabido que luego adquirirán una im.
de a veces explicar muchas cosas a propósito de ciertas deci' portancia cada vez mayor. Pero siempre han existido minorfas
siones o de ciertas actitudes de repugnancia o rechazo. social représentativas; en la Francia del siglo xrx, a partir de la
o polfticamente imponantes. No hace falta decir que estas Revolución, bajo el Imperio y la Restauración, hay los siste.
distinciones interesan aún más al historiador de las ideas, de mas <(censitarios>> que oficialtzan la noción de <<notables>,
la literatura, del arte, incluso de las ciencias (cf. el <<munclo aparecida en el siglo xvrrr (<<asamblea de notables>, de Ca.
médico>); en Francia, los dos conformismos simultáneos del lonne). Véanse los estuüos de A. Tudesq, Les grands flota-
atte académico y del arte de vanguardia se pueden observar a bles en France (1840-1849), o de E. Halévy, La lin des no-
través de los <<ambientes)> o <<medios>. La práctica reügiosa tables (sitúa el fin de los notables hacia 1380). Pero hay que
también depende de los correspondientes medios. La novela señalar también que, bajo aspectos de defensa puramente
es a menuJo r.tn insuumento de análisis de los meüos para económica, ciertos agrupamientos (cámaras de comercio, aso.
el historiador; es peligroso contentarse con ella, pero puede ciaciones agrfcolas, etc.) son tlpicamente órganos del interés
sugerir hipótesis de observación. Los <<medios> son a menu' de una clase. Sin embargo, su especiahzaciín los convierte a
do el intermediario obligado por donde debe pasar un aná- menudo en portavoces de tal o cual <<categotlar>, de tal o
lisis histórico de las clases. Pues, aunque hasta ahora no cual interés localizado o momentáneo.
hayamos indicado más que <<medios> vinculados a las clases
,o.id-.n,e dirigentes, hay también varios tipos de (medios
obreros>, de umedios campesinos>. Los sociólogos gustan de I^as dioisiones internas de las clases sociales
hablar de <<universosr> (cf. <el universo de los maesüos de en categorlas econónicas
escuela>, de I. Berger); el historiador debe saber utilizar esta
noción para los análisis sociales. Por fundarse en los orígenes de los ingresos,la üvisión
fundamental y antagónica sigue siendo la que se da entre
trabaio y capital. Pero puede ser matizada para un estudio
Las clases organizados más profundizado.
El salario es el ingreso de los no poseyentes actiaosi hay
Hay que hacer mención apúte de los agrupamientos que, que saber, sin embargo, que las estadlsticas modernas clasifi-
ya sea por una conciencia particular de su papel, ya sea Por can entre los <<asalariados> a ciertas estrellas del deporte o
i^ lrg lir ción de privilegios (tendencia a formar <(corpora- del arte, ciertas remuneraciones de elevadas funciones en las
.iorr."ro u <<órdene*¡, y.-t..
-r. por la formación delasindicatos, empresas, falseando asl de manera singular la definición del
asociaciones, partidor, asignan a sl mismos tarea de asalariado y la parte del salario en la renta nacional.
áefender y t.pt t.ntar intereses colectivos declarados, inclu- Los no poseyentes inactiao.t representan la parte pasiva
Ír
140 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco LAS CLASES SOCIALES L4L

de los no poseyentes ancianos, inváüdos y alta pro y tienden por consiguiente a ser adversarios del proteccionis.
-niños,
porción de mujeres- que deben ser mantenidos ya sea por mo y partidarios de la estabilidad de la moneda interior; los
el salario famiüar o por instituciones sociales de carácter di- exportadores e industrias exportadoras- son
verso; el hacerse cargo de esta masa es uno de los elementos
-comerciantes
más bien partidarios de las devaluaciones monetarias, que los
fundamentales de los problemas de la sociedad; si no se tiene favorecen en el mercado internacional; 3) las pequeñas em.
en cuenta, resulta erróneo el juicio que uno pueda formarse presas temen su absorción por las grandes, cuyos precios de
sobre el elemento <isalario> y sobre las cargas de cada una eosto tienen más posibilidades de ser bajos (y el conflicto €g
de las clases o del Estado (o, antaño, de las instituciones re- el mismo entre pequeña y gran propiedad o empresa agrlcola);
ligiosas de caridad). 4) los prestamistas y deudores (rentistas y empresarios) tienen
Los poseyentes actiuos son, a grandes rlsgosl los <empre' interese¡ contrariosz a) en torno a la tasa de interés; b) en
sarios>>, cuyo ingreso fundamental es el <<beneficio empresa' torno a las desvalorizaciones monetarias, que desvalorizan au-
rial> (el <<arrendatario capitalista> es su versión agrícola). tomáticamente los créditos.
Los poseyentes inactiaos son los rentistas de la tiera y En teorfa, la competencia capitalista debería imponer so-
los rentistas del capital, prestamistas de fondos a los empre- bre todos estos puntos las <<armonías>>, los <<equilibrios>; pero
sarios (sus ingresos son la <<tenta> y el <<interés>, este último las presiones posibles, las protecciones, las subvenciones, loc
un ingreso fijo; el <dividendo> variable es la remuneración efectos de las decisiones presup-uéstarias y monetarias convier-
de una participación en los riesgos de la empresa a la vs ten en realidad estos confictos de categoría en problemas
que en sus beneficios). políticos y, por ende, bistóricos. La historia económico-social
Pero los ingresos nixtos abundan: un pequeño campesino está llena de estas intemelaciones enme <(grupos de presión>
propietario, un artesano, adelantan un capital, dirigen una y debates parlamentarios o sindicales. Se trata de luchas de
.-ft tt y viven en parte de su trabajo cotiüano. Muchos categorías; quedarlan por ttat^r las luchas de clases, pero este
<<asalariados> tienen también ingresos mixtos. fenómeno, gu€ domina la historia, necesitarla un volumen
Las diversas combinaciones de estas <(categorlas> econó entero.
micas en el interior de las clases desembocan en conflictos
secundarios, aunque a veces agudos: 1) entre agricultores e
industriales, cuyos intereses no siempre coinciden, al desear
los primeros el mantenimiento o subida de los precios agrl-
colai y la baratura de los productos industriales, y l9s segun-
dos ló contrario; el conflicto más famoso de esta lndole es el
que opuso a los industriales y a los tegatenientes ingleses,
Lracia tg40, a propósito de la supresión de las leyes protec-
cionistas para los precios de los granos (Corn laws\; 2) en'
6e imporiadores y exportadores; los puros comerciantes im'
portrdor6 desean la baratura de las mercanclas extranietas,
PIJEBLOS, NACIONES, ESTADOS
v

Hemos estudiado la división de Ia sociedad


ü.
-mejor
cho, de /¿s sociedad.= en.gnrpos sociales cohesionadls
p;
las relaciones de fu19ión y dJ subordina.ió",
coya lor.. *¡,
caracte¡ística es Ia división en cl¿ses.
Pero el conjunb de la humanidad se üvide igualmente
err grapos yuxtapaestoJ en el espacio, gn¡pos estructuradog
social-ente y con frecuencia organizadoJpárti....n,.,
*yo
origen, existencia, transformaciónes y .oifli.tor .onrútuy.n
a menudo, más
lclus9 que la misma-historia social, el fondo
de la historiografía cláslca.
No dudamos en subrayar la vacilación, ra confusión y las
fluctuaciones del vocabulario y de ror .oá..pio, * ,orno ,
esta.división espacial de la humanida d, ,azoi y etnias, clanes
y tribus, comunidades y ciudades, puebros y'u*uráiaiiti,
rciy9s e inperios, naciones y estaios: he aqur una serie dó
palabras familiares cuyo contenido, en principio,
conoce todo
el mundo' pero .oyrJ definicioner-ro.iotogi.rt, iin
soñ a menudo inexistentes o controvertid¡i, míennas "rbrtgq
q,r. io,
historiadores, los.periodistas y, con más motivo, el lenguaje
co*iente las emplean fácilmente sin preocuparse por l.-pil.
cisión, dan a entender que algunos términó, ,oo'sinónimos
1o lo s9n, y los utilizan de fo¡ma anacrónica por poco
cuando
que se descuiden.
como ejemplo citaré el trtulo de un libro conocido de
Raymond Aron, Paix et guerre entre les nationr, que, d.rJi
las primeras páginas, define Ia gue*a como una'form¿ dc
L46 rNrcrAcIóN AL vocABULARro H rsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS L47

conf.icto entre Ios estados. O bien el título de una colección Antes de pasar a los términos importantes (en particular,
histórica, excelente por otra parte, <<Historia de las relacio- el de nación) quisiera sugerir algunas ¡eflexiones prelimina-
nes internacionales>> en la que hay volúmenes deücados a la tes, preparatorias, sobre dos nociones íntimamente ligadas a
edad media europea, época en que Ia voz nación (y, por lo la existencia histórica de los grupos: la noción de lrontera y
tanto, la palabra <<internacional>) no puede emplearse en el la de guerra.
sentido actual.
Pero ante todo me complace citar, como prueba de esta
desorientación sem¡íntica sobre las nociones de grupos huma' L¡, rnoxrnn¡
nos, las frases de una comunicación presentada al congteso
de Oslo, en L929, pot un historiador polaco, encargado pte- Frontera es actualnente una palabrí, y un hecho, perfec-
cisamente de esclatecet los orígenes de la noción de <<naciona' tamente definido desde el punto de vista jurldico; en el Jleg-
lidad>: <<Los Estados o países, y Por ende las naciones resPec- lried de Giraudoux se encuentran fragmentos placenteros so-
tivas, no llevan más que los nombres de sus proaincias pfin' bre la noción de <<línea ideal>, y una película de Charlie Cha-
cipales>>, y <(se trata de saber cuál era la función de la con- plin termina con una secuencia extraordinaria en la que Char-
ciincia nácional, del sentimiento nacional, de la solidatidad lot, perseguido por las policías de dos estados, se amiesga a
nacional que abarc aba al conjunto de una sociedad, en toda caminat sobre la <<llnea ideal> que separa México de los Es-
la extensión del Estado luturo al que pettenecerá>>. tados Unidos. Estas fronteras de estados tienen un sentido
Es evidente dónde se encuentta la confusión: se da por muy neto: a uno y otro lado no son válidas las mismas mo-
sentada una solidaridad, una conciencia que eústla 1ntes, nedas, el derecho y la policía no son los mismos, ni lo son
pero en lugar de buscar por qué, se proyecta esa solidaridad tampoco las lenguas oficiales; hay aduanas y pasaportes. Y, sin
.n.l mur.o de un estado existente, mientras pafece admitirse, embargo, sabemos bien que las lenguas populares no respetan
por la utilización de la palabrc <<pertenecerá>>, que -b naciona- los límites de las lenguas oficiales, ni en Flandes, ni en Alsa.
L¿"¿ no se confunde con el estado innegable, puesto cia, ni en Cataluña, ni en el País Vasco, y ello basta para mos'
-hecho
que gran parte de la historia contempof ánea está compuesta trar que estado, nación, nacionalidad (o etnia), lengua, fol'
pot ü realción de las <<minorías nacionales)> contra el Estado klore, etc., no coinciden exactamente con las ftonteras jurf'
al que sienten <<extraniero>>-.t dicas. Las fronteras políticas actuales, que separan estados,
Existen, pues, una serie de términos y de nociones sobre son consecuencia de tratado.t, que a decir verdad son más
los que -.t... la pena reflexionar, tanto más cuanto que qui- <<interestatales>> que <<internacionales)>. Y, sin embargo, estas
zá son precisamente los más familiares. fronteras son un producto de la historia que no se hace com'
pletamente al azat.
1. Algunas de mis investigaciones sobre estas fluctuaciones del voca' Cuando los hombres ocupan la tiema de forma muy laxa,
bulario hiitórico respecto a los grupos están condensadas en mi obra Ca' sus agrupaciones tienen fronteras mal definidas; las mibus
l¿ini en Ia Españi Modrroo (Barcelona, 1978), tomo I, ptefacio,leepig. 5
nómadas de Africa o de Asia saben perfectamente los llmites
,rfi-iriori" y sociologla ante el fenómeno nación>, pp. 36-49.9f. 9n misma
obra, pp. ge'rc2 y (sobre la noción de (ftonterao) pp' ll2'tL6' de sus terrenos de paso, pero se ffata de vna zond y no de
t"
L48 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS t49
trazados lineales; en la antigüedad o en la edad media, las norte colonizada por europeos y las tribus indias progresiva-
comunidades campesinas, los señoríos, las pequeñas ciudades mente eliminadas.
fortificadas conocían los límites de su territorio inmediato y Vemos asl cómo la historia permite la crltica de una no-
en caso de necesidad acogian a las poblaciones en el recinto ción de <<frontera>> que el siglo xrx había elevado al rango de
de sus murallas. Pero ampüos espacios forestales o pedrego- tabú: inmediatamente después de 1871, un <<incidente de
sos etan apropiados de forma muy vaga; y lo mismo sucedía frontera>> entre Francia y Alemania creaba una auténtica av
con pertenencias más elevadas; las fronteras entre los temi- mósfera de guerra. En el siglo :rx, en circunstancias pollticas
to¡ios pertenecientes al señor tal o al soberano cual se ex- particulares, la noción se hizo aín quizá más rlgida (materia-
presaban a menudo con la fórmula: <<hasta tal castillo>> o lización del <telón de aceror>); pero observemos que esto su-
<<tal ciudad>>, inücación militar pero que muestra bien el .una
cede a menudo entre dos partes de <<nación> reconocida
carácter no üneal de la üvisión política. Tal tierra o tal per- (Alemania, Corea). Sin embargo, en otras circunstancias, Ia
sona dependía de otra por el vínculo personal, por el derecho guena se instala de tal forma que la noción iurfdica de fron-
privado, de ahí los innumerables enclaves, complicaciones y tera pierde toda significación práctica (próximo oriente, fn-
anomalías que el mundo feudal ha dejado en hetencia al dochina). La <<fronterar> como sfmbolo de la división det
mundo moderno. La noción de <<fronteras naturales>, y por mundo en grupos es, pues, por su misma evolución, un testi-
ello entendemos las que han separado mejor los grupos hu- monio interesante sobre el sentido eterno y cons-
manos y conservado su originalidad (lengua, costumbres) po- tante- de esta división. -iamás
d¡ían ser, como por definición, las <<fronteras demográficas>:
me refiero con ello a las zonas despobladas o muy poco po-
bladas, montañas muy altas, desiertos, pantanos, bosques den- L.l cusnn¡,
sos, etc. Nunca se produce un corte tajante. Pe¡o es intere-
sante seguir, para comprender mejor algunas üvisiones más La noción de guena merecerfa reflexiones análogas. Des'
profundas que los hechos políticos, los caracteres del pobla- graciadamente, el agudo interés que suscita el estudio de las
miento en las üversas épocas, los contrastes enue los <de- divisiones de los grupos humanos y del sentido de esta dlvl'
siertos-fronteta>> y los <<núcleos>> o <<polos>> de poblamiento sión obedece al hecho de que los grupos humanos luchan entre
denso. En el espacio, las estructuras étnicas se explican mu' sf. Durante mucho tiempo se ha considerado que estas lucltas
chas veces por las estructuras demográficas. de grupos constitulan el fondo de la historia. Manr ha demos'
Observemos que a menudo Ia zona'frontera casi desér- trado que las lucltas de clases tienen en realidad un sentldo
tica es un^ consecuencia del enfrentamiento de larga dura- más profundo, puesto que traducen las estructuras sociales y
ción entre dos mundos humanos con diferencias en cuantó al ,u, iontttdicciones, y por lo mismo hacen evolucionar tas
nivel y al tipo de civilización: <dirner)> antiguo entre mundo sociedades. Es cierto que en los perlodos históticos en gue
romano y mundo bárbaro, <(rnarcas)> y <<fronteras)> enffe mun- las posibilidades de cecimiento global eran muy detiles, tas
do musulmán y mundo cristiano en la España de la edad me- Iuchas de grupo tendfan a ltacer uecer a anos gapos a err.'
dia, <<frontera> móvil entre los pioneros de la América del pensas deánás, más que a multiplicar sus posibtlidades téc'
150 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS 151
nicas de producción, y los techos de desarrollo que se obte- de clases de guerreros se justifica por ra guerra. Rara vez se
nían así permanecían muy bajos, excepto para algunas mino- piensa en explicar la existencia de la gu.it. por Ia presencia
rías y durante un breve período de tiempo. de cla-ses dirigentes cuyas posibilidad'es de lnriquecimiento
De hecho, no hay una separación tajante entre luchas de están limitadas dentro del marco en que gobiernan y que
an-
grupos y luchas de clases, ni entre luchas armadas y relacio- sían extender con las armas sus riquezas y su .otoridri.
nes pacíficas (emigraciones, comercio, etc.), puesto que la his-
toria es la combinación de todos estos tipos de relaciones. - -Ahora bien, esto correspond. r un hábito adquirido des-
de hace tiempo por la histoiiograÍía: las fuentes j-crónicas
o
Pot esto, la poleruologia (ciencia de las guerras) tiene un documentos literarios-, o.up.rr. de las luchas
_al de grupos,
interés auténtico, pero corre el peligro de encerrar únicamente exaltan los sentimientos de soliJaridad de inrereses, d.i.Áor,
en <<fórmulas>> de <<estrategia> la historia clásica de las gue- de instinto de defensa, y también de gloria y de como
rras, o de estudiar la guerra como eleme¡rto en la formación si de los de toda una colectividad se tratase; esto^íid*nos habitúa
de las sociedades, sin haberse preguntado antes: ¿por qué a pensar en Micenas, Troya, Atenas, Esparta o Roma como
existen grupos humanos separados? t ¿por qué se hacen la bloques cuyos reyes, guerreros o instituciónes militares tienen
guerra? la misión de defender. De la misma manera que decimos hoy
Tomo el ejemplo de dos obras colectivas muy interesantes: <<Francia>>, <<América>>, etc., sin distinguir ent-re los dirigentes
Problénes de la guerre en Gréce (baio la dirección de J. P. y una masa de la que_n9 digo a priori que no tenga niigon,
Vernant), Problénes de la guerre h Rone (baio la dirección tazón para sentirs_e solidaria, pero sobre Ia que no -t.rrgo tr*-
de J. P. Brisson). Estas obras tt^t^n o bien de la organizaciín poco el derecho de afirmar a priori que constituya una indi-
técnica militar (falange, hoplitas, legión, carros, trirremes, vidualidad dotada de voluntad, de conciencia clara de sus in-
fortificaciones...), o bien de las formas sociales relacionadas tereses y de intereses identificados con los de sus dirigentes.
con la existencia de las guerras (la función guerrera en Ia En resumen, uno de los peligros que amenazan al historiador
mitologla, el guerrero homérico, la función polltica de los es el de aceptar como un dato la <<ciudad>>, el <<reino>, el <<im-
ejércitos, el proletariado en la legión romana, el orden ecues- perio>, etc., marcos de una <<sociedad global>> sobre la que se
ue y el ejército, etc.). Sólo algunos artlculos se plantean la plantean todo tipo de cuestiones excepto la de su existáncia.
cuestión: ¿por qué las ciudades griegas se haclan la guerra? Y esta existencia depende a la vez de la distribución espacial
Y hay que decir que la respuesta no es nada satisfactoria; se de los hombres en el momento observado, del grado de com-
nos responde <<porque no eran capaces de abastecerse)>; es plejidad alcanzado por la organización social, y dá h conciencia
un argumento; pero si se hubieran entendido p^ta intercam- que tienen las üversas clases, en el seno de esa organización,
biar sus productos, la misma explicación hubiese sido válida sobre las relaciones posibles entre los grupos próximos o leja-
pafa esa actitud paclfrca. nos, pafecidos o diferentes (ciudades griegas o naciones mo-
Lo que no se nos dice, o no de forma suficiente, es: 1) ¿a dernas entre ellas; Roma-bárbaros o Europa-Africa global-
qué obedece esta estructura espacial en ciudades, en ciuda- mente).
delas, en pequeñas monarqulas?;2\ ¿a qué se debe, en cada vemos cuáles serían los principares problemas de una
una de estas unidades, la división en clases? La existencia <polemologfa>>: origen y natuialua- de los grupos y
de los
r
152 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS t5t
conflictos, evolución de los tipos de grupos y de los tipos de naciones compleias de rasgos raciales casi siempre mestizos'
conflictos, relaciones enme conflictos de grupos y conflictos de conquistas técnicas más o menos avanzadas, de herencias
de clases, entre luchas externas y estructuras internas de las lingüísticas más o menos diferenciadas, de estructuras psico'
agrupaciones. Pero aquf nos plantearemos tan sólo las cues- sociológicas coherentes pero con lógicas internas muy diver'
tiones de aocabulario. sas; esas mismas culturas no son necesariamente los marcos
caracterlsticos de la vida cotidiana comunidades-
o.de la vida política (ciudades, -pueblo,
señorlos, estados); no son ta'
Rnzes p H rsroRrA les <<culturas)> o tales <<áreas culturalest> las que luchan entre
sl; 2\ y, sin embargo,las ignorancias y las oposiciones que
Es evidente que existe en la hu*.rrid.d un primer tipo pueden llegar a considetar al <<extranjeror> como un <bárba'
de división, ffsicamente sensible y, por ello, psicológicamente ro>, un <<salvaje>> como un no-humano- se manifies'
importante: la de las grandes razas amarillos, blan-
-casi
tan tanto de poblado a poblado en las sociedades primitivas
-negros,
cos- y de sus subdivisiones, que en algunos casos se agrupan (y en toda vida rural queda algo de ello) como en contextos
de forma masiva (indios de América, etc.). tan inmensos como las luchas entre Ia Cristiandad y el Islam,
Son tales los honores que en fecha reciente ha inmodu- enue europeos e indios de América, etc.
cido en la práctica el <<racismo)), que patece indecente, in- Las divisiones raciales, lingülsticas y culturales son, pues'
cluso para condenarla, someter la noción de <<taza>> a la ctf- realidades tangibles que, combinadas con el instinto de grupo
tica histórica. Claude Lévi-Strauss, en su texto Race et bis- y de desconfranza hacia lo <.extranieto>>, constituyen factores
toire, que le fue encargado en L952 pot la UNESCO, parte de la división humana y son el terreno para las psicologfas de
de los siguientes principios: la genética moderna niega la guerra. Sabemos que los odios de nza y los odios de religión
noción puramente biológica de mza; en todo caso, ninguna son todaula hoy fuentes de confictos en el seno de socieda'
propiedad psicológica en particular se vincula a las tazas; y des muy evolucionadas, Estados Unidos o lrlanda. Pero sa'
por encima de todo, lo absurdo y peligroso del racismo es- bemos también que estos confictos son más comple-ios; el
triba en que presupone inferioridades y superioridades, 1l rio problema negro en los Estados Unidos es tan social como
simples diversidades y diferencias. De hecho, el racismo no iacial; el problema irlandés es tan etnopolítico como religio-
es más que un caso particular de la desconfianza y el despre- so. De hecho, las guemas propiamente dichas y los <<movimien'
cio instintivos que resienten los hombres hacia aquellos que tos nacionales>> contra las dominaciones polfticas extranieras
son exteriores a su grupo; racismo y xenofobia se separan tan son de otra natuf aleza. La división en <(naciones>> tiene pocO
sólo por matices y grados, y esta última se agudiza únicamente que ver con la existencia de las tazas. Y es asf, en primer Iu'
cuando los signos materiales (rasgos físicos, lengua) permi- grr, pot la sencilla mz6n de que actualmente ningún grlPo
ten distinguir meior los grupos. f,or.no importante es racialmente homogéneo. Los proble'
De ahl podemos deducir varias conclusiones histórica- mas de ,^ri y de mestizaie en diversos grados han estado más
mente útiles: 1) de hecho, el mundo no se divide en grupos imbricados, desde hace dos siglos, con problemas de ierar'
de <<razas>, sino en una multiplicidad de <<culturas>, combi- qufa y explotación sociales (América latina, sociedades colo.
154 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS 155

niales), que con problemas de diplomacia y de guerra. <<Ra- ... el individuo se concibe como el último eslabón de
zas y clases>> es un problema existente. <<Razas y guerras>> lo una genealogfa, la sociedad como una yuxtaposición de li.
es mucho menos. La noción de <<raza>> es uno de los compo- najes ...
nentes de la de <grupos étnicos>> pero todavla existe dife- ... como es obvio, la leyenda originada no tiene en sf
rencia entre un <(grupo étnico>> y una <<nación>>. misma ningún fundamento; puesto que las ribus resultan
de la coagulación de elementos diversos, mucho más que
de la fecundidad de los antepasados reconocidos. Sin em.
bargo, tal imagen está leios de ser únicamente una repre.
Los cnupos ELEMENTALEs: DE LA FAMTLTA A LA TRrBU sentación mental, una leyenda púa niños, un producto fol-
klórico. Dibuia, en efecto, los niveles de los esrratos que
La <(etnog .rrfia>> describe
los grupos de hombres, y pos- dividen la sociedad ...
teriormente la <<etnología>> intenta sistematizat y fotmalizat Estos mitos sobre los orfgenes son la proyección inte.
sus caracteres. En <(etnos>> hay la idea de un origen común, lectual de las estructuras sociales y éstas no tienen nada de
o de tasgos comunes (algo que, en cambio, no está en <<de- legendario y aparecen en todos los aspectos de la vida del
mos)>, grupo político) (cf. Benveniste, Le aocabulaire des ins- grupo: tanto en la distribución de la tierra como en la mot
titutions indoeuropéennes, t. I, p. 90). Grecia y Roma tienen fologfa del hábitat o en la práctica religiosa o iurldica.
una concepción de los grupos que proceden de la f.amiha y Dejemos Ia leyenda y observemos a los actores: un pri-
que forman clrculos concénfficos; en Grecia: genos, Íraffa, mer tipo social lo proporcionan los bereberes marroqufes
filé; en Roma: gens, curia, tribus (ibid., p. 257). Del tema del Anti-Atlas, estudiados por Robert Montagne. La uni-
dad social más pequeña es el hogar, la familia. Es la unidad
<weik-woiko>> derivan, en griego, <<oikos> (casa) y, €ri latín,
más viva y contribuye a formar grupos sociales más amplios:
<<vicus>> (burgo o barrio), palabras en las que el sentido se
en primer lugar, los caseríos, que reúnen 20 o 30 hogares.
ha deslizado desde la designación de un grupo humano al de Cuatro o cinco caseríos constituyen a su vez un iem'aat,
su hábitat. La teunión de varios iem'aat forma la unidad polftica, la
Pero veamos otros ejemplos. tribu. El gobierno de ésta es el anfaliz, reunión de notables,
De Le Maghreb aaattt la prise d'Alger, de Lucette Va- de los hombres de confianza de cada pueblo. En lo esencial,
lensi (1969), recordemos el párrafo siguiente: el horizonte del individuo se limita a la tribu. En su inte.
rior tomará esposa, resolverá sus problemas jurfdicos o cum-
Escuchemos la historia de los Uled Sidi el Hani, insta- plirá con sus deberes religiosos.
lados en la región de Cairuán: el fundador de la ribu vino Pero dado que la sociedad está compuesta por una yt¡x-
de Marruecos, de la Seguia el Hamra: tuvo seis hijos y cada taposición de tribus, éstas no son totalmente extrañas entre
uno de ellos dio origen a las seis fracciones actuales. Ca- sl. Entre ellas se establecen relaciones de alianza o de
da una constituye un duar en torno a la tumba del antepa- oposición: se forma parte del mismo lell o soff. Es cierto
sado. La historia de los Uled Sidi Tlil, tunecinos igual- que esos sistemas de alianza funcionan sobre todo en caso
mente, es muy parecida: Sidi Tlil, descendiente de uno de de conflicto. Pero no únicamente. Algunas grandes pere.
los primetos califas, es el padre de cuatro hijos, cuya des- grinaciones a Ia ermita de un santo pamón desbordan el
cendencia constituyen las cuatro fracciones actuales ... marco uibal y reúnen a varias mibus confederadas ...
r-

t56 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS L57

Asf es la yuxtaposición de las <sociedades segmentarias>>, ciones nacionales y políticas de la Europa occidental de las
tribales. Allí donde perviven como comunidades vivas se ma- que dependemos nosotros. Sobre este punto podemos inüo-
nifiestan en el paisaje. Por ejemplo, las comunidades indias ducir algunas observaciones útiles:
de los Andes (<ayllus>). <<Desde Sillanayok'se ven tres ayllus: 1) Hay toda una ideología de la patria como valor mo-
Pichk'achuri, K'ayau, Chaupi. Tres torres, tres plazas, tres ral supremo que tiene un origen romano y gue, a través de
barrios... "IJn pueblo indio", dicen los viaieros al llegar a esta la <<cultura clásica>, triunfó en los países de lengua romance
cumbre>> (J.M.Arguedas, Yauar fiesta, <<Pueblo indio>). después del Renacimiento España, Italia-. Los
Enffe estas formaciones elementales, los confictos, Ias -Francia,
poetas de la Pléyade intentan calcar un mito histórico fran-
gueffas no existen necesariamente. Debemos constatar que cés sobre el modelo de la Eneida. <<Francia, madre de las ar'
hay sociedades sin gilerra para evitar dar al fenómeno un cer- tes, de las armas y de las leyes...r> Corneille da, con Horace,
tificado de necesidad. Sin embargo, en el caso de la sociedad el prototipo de la ragedia patriótica. Y la Revolución adopta
griega, según J. P. Vernant (Problénes de Ia guene dans todo el vocabulario de los discursos de Tito Livio. Mousnier
la Gréce ancienne),la guema está en todas partes: en el voca- demostró un día, en un coloquio, que los clichés estillsticos
bulario, en los ritos (combates ficticios), en el derecho (soli- de la <<Marsellesa> se enconuaban todos en ciertos textos del
daridades familiares de las <<vendettasr>); es una relación <<na- siglo xvr. Ello no significa que la <<nación> francesa tuviera
tural> enre <<ciudades>>, una vez éstas han establecido un ya en el siglo xvr todos los matices que la Revolución da a
sistema judicial para los confictos interiores. esta palabra. En cambio, sí significa que las tradiciones cul'
turales, la educación de los colegios, el vocabulario aprendido
en la escuela, juegan un papel importante en la elaboracidn
Los ntrprnros. Er LEGADo or Rou¡, ideológica de una conciencia de grupo.
2) Las grandes regiones de Europa occidental que han
Sin embargo, lo más comiente es que por encima de las constituido el marco moderno de las naciones-estado unifica'
divisiones tribales elementales se constituyan unidades polf- das y cenralizadas habían tenido, antes de la disgregación
ticas muy amplias a las que designamos simple como- feudal, una cierta unidad, una cierta personalidad, en el inte'
-por
didad- con el nombre de inperios, siendo los más caracte- rior del imperio romano en su mejot período de organización.
rísticos los que son a la vez monárquicos y teocráticos y c-uyo En consecuencia, existe una proyección de las realidades poll
soberano es simultáneamente rey, sacerdote 1' dios: Egipto, ticas modernas sobre nuestras representaciones históricas. El
Asiria, China, Japón, imperio incaico, etc. Pero el paso <<de historiador francés Camille Jullian dice, refiriéndose a la Ga'
Ios clafies a los imperios> (tltulo de la obra de Moret y Davy Iia: <<no dudo en pronunciar la palabra "nación"...> Y el fi'
sobre Egipto, en la colección <<L'évolution de I'humanité>) lólogo español Menéndez Pidal ve en el <<mapa cultural> de
es un proceso complejo que interesa ala vez al etnólogo y al la Hispania romana una perfecta prefiguración de la lspfa
historiador. del Siglo de Oro. En Venecia escuché cómo un niño de üez
La formación y Ia disolución del imperio romano nos años demosraba, con un manual, que <<Italia>había domina'
afectan más de cerca puesto que de alll surgieron las forma- do Europa.
t-
158 rNrcrAcróN AL vocABULARrq HrsróRrco PUEBLos, NAcroNES, ESTADos L59

Pero a la vista de lo que sucedió tras la desaparición del leyes y detetminado las diferenciaciones lingüísticas, por una
poder miütar y político romano cabe pensar que su penetra- conciencia de la existencia de <<nacionalidades>>, menos vin'
ción en las profundidades de las sociedades dominadas y de culadas a la tierca (se ha hablado de <<nacionalidades ambu-
sus estructuras uibales no era mucho mayor que la rcalizada lantes>>), pero más a los orígenes lejanos (godos, vándalos,
en nuestros üas por las dominaciones coloniales europeas en notmandos...) y a las particularidades lingülsticas.
Africa, por ejemplo. Las pequeñas circunscipciones adminis- 2) De esta forma las <<naciones)> se asimilan a las len'
trativas romanas pagi- se calcaton sobre los territorios guas (<úinguae seu nationes>, escribe santo Tomás). En las
-los
de las tribus; y los <<condados> feudales se calcaron a menu' Universidades, los estudiantes se agrupan en <<naciones>, se'
do sobre los pagi. gún su lengua. Por oua parte, surgen en seguida los <<estereo'
Así, pues, el mundo feudal de Europa occidental se fun- tipos nacionales>> que caracterizarán, a lo largo de la historia,
da sobre una triple herencia, en cuya reconstitución invirtió la forma caticáturesca con que cada pueblo ve a los extran-
un largo período: la de las lejanas esructuras tribales, la de ieros:
las hordas <<bárbaras>> del norte y del sur (germanos y árabes)
que sobrepusieron sus propias estructuras y costumbres a las <Ios ingleses unos borrachos ptovistos de cola, los fran'
viejas realidades de la tietra, y finalmente la de los recuerdos ceses orgullosos y afeminados, los alemanes brutos y diso'
(o nostalgias) de la sobrestuctura política romana. lutos, los normandos presumidos y fanfanones, los del Poi'
tou raidores y aventureros, los borgoñones vulgares y es'
túpidos, los bretones inconstantes y fútiles, los lombardos
viciosos y miedosos, los romanos sediciosos y calum'
Los pnrNcrpros DE AGRUpAMIENTo EN EL pEnÍooo FEUDAL "u"ro.,
niadores, los sicilianos tiránicos y crueles, los de Brabante
sanguinarios, incendiarios y bandidos, los flamencos pródi'
Las relaciones feudales propiamente dichas son esencial- gos, glotones, blandos como la mantequilla y holgazanes ...
mente <<personales> y la noción de estado se pierde; el senti' tras lo cual, después de los insultos, se pasaba a menudo a
miento de <<pertenencia>> se refiere a la persona del señor los golpes>> (Jacques de Vitry, citado por Le Goff, Ciuili'
(<<somos del señor tal...>>). Sin embargo,la comunidad rural, sation de I'Occident nédiéual, p. 343).
y muy pronto las <<cotnunas>> utbanas, constituidas a menudo
contra los poderes feudales, representan fuertes soüdaridades. El texto muestra que la noción de nacionalidad se vincu'
Pero cabe preguntarse qué es lo que, en esa atomización, Pre' la en este caso a una comunidad psicológica reconocida, pero
pata, por una parte, la conciencia de conunidades nás an' no identificada con uno de los grandes conjuntos políticos que
plias y, por otra parte, el renacimiento de estados definidos eústen actualmente; se tiene la impresión de que cada una
territorialmente y políticamente fuertes. de las unidades intermedias que hoy en día llamamos <(pro'
Pueden distinguirse varias corrientes: vinciasr> o <<regiones, hubiera podido originar un estado polf'
1) La unidad política del imperio romano y la <<territo- tico: por otra parte, son muchas las que en un momento de'
rialidad> de las divisiones étnicas más antiguas se sustituye, terminado han apuntado hacia este destino (estado borgoñón,
con la llegada de las hordas bárbaras que han impuesto sus Sicilia, etc.). Confróntense en diversas colecciones las histo-
160 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 161

rias de las ptovincias francesas, a menudo bien hecJras, o, bla del <<país> (noción popular: horizontes familiares, senti-
para estudios más amplios, el Franche-Comté sous Philip- miento de pertenencia, lengua común); el escriba eclesiástico
pe II de Lucien Febvre, o mi Catalogne dans l'Espagne mo- traduce al latín y pone <<patria>; los ffaductores actuales es.
derne. En este último caso yo he insistido sobre la precocidad criben <<pariar>, con lo que se corre el riesgo de atribuir a
del aparato de estado y del <<patriotismo lingüístico> (en el Juana de Arco un vocabulario y unos sentimientos muy dis.
cronista Ramon Muntaner). tintos de los suyos, más sabios y más modernos. De la misma
3) A pesar de estas tendencias, la edad meüa occidental manera, en una presentación bilingüe del lournal des États
se caracteriza, sobre todo entre los clétigos intelectuales, por Généraux de 1484, de Jean Masselin, se encuentra, en la
una condena de esas divisiones en nombre de la unidad de traducción francesa, la expresión: <<Estas son las ventajas que
la <Cristiandad>>, cuyos símbolos son la Iglesia y el latín. obtiene la nación con la ayuda aportada por los grandes al
Se sueña con rehacer tal unidad conua los tismáticos (Bizan- rey>; pero el texto en latín dice: <<attulit has utilitates regno
cio), contra los infieles (el Islam) y contra los paganos (los procerum ad regem accessus>; así, donde los coetáneos decfan
eslavos, Africa, el Gran Khan); y el sueño dura desde las <<reino>>, el traductor transcribe <<nación>. Es un abuso grave.
Cruzadas hasta Cristóbal Colón. El mismo traductor escribe: <<enviar embajadores a ltalia, a
4) Ftente a la autoridad espiritual (el Papa), otros que- Alemania, a España>, cuando el texto dice: <in Itali¿s... Ger-
rrían rehacer la unidad política del Imperio (Sacro Imperio manws, Hispanias>>, lo que proyecta demasiado lejos en el
romano de nacionalidad germánica). Sabemos que los <<esta' pasado nuestra visión de una Alemania, una ltalia, und Espa-
dos>> _.formas políticas forjadas a la vez a partir de solida- ñra; la edad medía vela varias.
ridades y a través de conflictos- se rcalizarán en marcos que
serán a Ia vez más pequeños que el imperio y más grandes
que las nacionalidades provinciales. Como siempre, lo harán Er. NecrurENTo DEL EsrADo MoDERNo
utilizando elementos de origen y de naturaleza divetsos: a) la Y SUS RELACIONES CON BT. TE¡¡óUENO NACIóN
soberanía restringida, de naturaleza feudal, b) el aspecto sa-
grado de la ..realeza> (consagración, reyes taumaturgos), c) el En el perlodo llamado <<moderno>, transición enre Ia
áspecto romano del derecho, de la ley (<legistas>>). Observe- edad media en que la esructura feudal canctetiza la sociedad,
mos, sin embargo, que las solidaridades en torno a un <(rey)> y el perlodo llamado ((contemporáneo> en que uiunfa el ca-
se manifiestan particularmente cuando ios súbditos se sienten pitalismo indusrial, se precisan dos fenómenos no
de la misma <<naturalezd)> que el rey; en <(naturalezar>, como carecen de relación enme sl-: -que
el ascenso del capitalismo co-
en <<nación)>, encontramos de nuevo la idea de <<nacimiento>>, mercial en la economla y el fortalecimiento del estado en al-
es decir, de un origen común (como en los mitos tribales de gunos territorios europeos que pasan sucesivamente a pfimef
Africa del norte). plano debido al crecimiento económico de los tíempos mo-
Pero hav que andarse con mucho cuidado con el vocabu- dernos: España y Portugal, Francia, Inglaterra, Pafses Bajos,
iario i'con las traducciones'abusiuas de los antiguos términos; con la afirmación progresiva de las solidaridades <<nacionalesp.
por ejemplo, durante el proceso de Jr-rana de Arco, Juana ha- Estado.nación y Renacimiento. Hemos indicado ya de qué
r
L62 rNrcrAcróN AL vocABULARro rr rsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS L6t

manera los modelos antiguos, y especialmente el romano, El no es la teoúa sino la justificación


<<mercantilismo>>
ofrecían a la Francia del siglo xvr (Maquiavelo hubiese que- intelectual de una práctica: el estado se asimila al prlncipe,
rido poder decir a <<Italia>) un vocabulario, una literatura, y la nación al estado. La palabra <<nación>> no se pronuncia
una concepción jurídica (escuelas de derecho escrito), pero al todavía con un nuevo sentido, o tata vez. Pero se insiste mu'
mismo tiempo le inspiraban el deseo de expresarse en su pro- cho sobre la solidaridad de intereses entre los súbditos de un
pia lengua (Défense et lllustration,. de la Langue lranEaise de príncipe, y entre el príncipe y los súbditos. Podemos seguir
Du Bellay, <<Ordonnance)> de Villers-Cotterets, que obligaba el paso de la concepción económica <<mercantilismo> (<<acrc'
a redactar en francés los documentos públicos); la lengua se centar)>, <(aumentar>> la riqueza del grupo defendiéndose y
convertía en el signo de la unidad política, tras haberlo sido en caso de necesidad mostrándose agresivo frente a intereses
de una vaga comunidad de <<naciónr>. extranjeros) a la concepción política ya <<nacionalista> (antec
Estado-nación y Reforrna. La Reforma iba en el mismo de hora) a ttavés de una serie de escritos farragosos pero lle'
sentido. La religión abandonaba el latín a f.avor de las lenguas nos de sentido: en el caso de España, en los <<arbitristas> (si'
llamadas hasta entonces <<vulgares>>. Lutero es considerado glos xvr y xvn) que lloran la decadencia de su pals (ellos
tradicionalmente como uno de los grandes antepasados de la dicen <(nuesua España>>) y proponen soluciones; en el caso
<<nación>> alemana. Sin embargo, en Alemania, este signo tar- de Europa central, en los <<cameralistas>, consejetos de los
dará mucho en coincidir con ,tfl estado. Pero el principio príncipes, donde se encuentran fórmulas como <<Ósterreich
<caius regio, eius religio>> reÍorzaú la idea de que los súb- tib.t r[.t, wann es nur will>> (<Austtia por encima-de todo,
ditos de un mismo prlncipe deben formar una comunidad en el .mó d. que ella quiera>); y finalmente, en el caso de
unifotme. Inglaterra, en el siglo xvrr, en los teóricos como Thomae
Estado-nación y economía: eI mercantilismo. Uno de los Mun (L¿ riqueza de Inglatena por eI conercio exteriorh este
principales slmbolos quizás el más eficaz- de la unidad último, en su prefacio, recomienda a su hijo la piedad, y
-y
del estado moderno es la unificación de las monedas, que en después
Francia se realizó contra las noned¿s señoriales existentes,
a principios del siglo xvr. la Política, es decir, cómo amar y servfu a la Patria, instru'
De hecho se habfa practicado una <<polltica económica> yéndote en lós deberes y conducta de varias profesioncr,
nada ruzonada pero espontáneamente elaborada en Francia que a veces dirigen, a veces eiecutan los negocios de la re'
bajo Luis XI (1461-148t), en España bajo los Reyes Católi- p,ibli."; en la cual, algunas cosas tienden'especialmente a
cos (1469-1479 hasta L505-L5LG), en Portugal bajo Ia ünas- conseru¿rla y otras a engrandecerla ... y en primet lugar ex'
tla de Avis, en Inglatena baio los Tudor. Control de las pondré algo acerca del comerciante, Porque éste debe ser
minas, miles de reglamentos industriales, privilegios a la ma' el agente principal de esa gran empresa.
rina, son muchas las tendencias comunes de los jóvenes <(es-
tadosr>, que de esta manen rcfuetzan y unifican los intereses El siglo xvrr demuestra ya que una burguesía mercanlil
sobre el temitorio que gobiernan, los cuales, por otra parte, puede asumir políticanente la responsabilidad de un estado,
I son su pdmera fuente de inspiración. y l.urntr. a t;da una población conma un poder extraniero:
164 INICIACIóN AL VoCABULARIo H ISTóRIco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS t65
esta es la historia de las <<Provincias unidas> o Países Bajos que, en realidad, Ia comunidad nacional y el sistema de esta.
protestantes, que se liberan, tras una larga lucha, de la sobe- do creados por la Revolución francesa iasaban a las manos
nnía- española. Es evidenre que no se uata de la primera de una nueva clase social y no a las de todo el pueblo. sin
manifestación de un <<sentimiento nacional>> que se linza efr- embargo, los campesinos franceses, liberados de las^ numerosas
cazmente conra un poder extranjero (cf. Francia, guerra de cargas feudales y fiscales, y beneficiarios muchos de ellos de
los Cien Años), pero es la primera guerra nacional que culmi- la redistribución de la propiedad, habfan sentido muy pro.
na con la formación de un estado nacional. fundamente que \a amenaza extranjera eta, al mismo tíempo,
El segundo ejemplo es, por así decirlo, inverso, pero con- una amenaza sobre sus conquistas sociales. En 1g14 tuvieron
firma Ia misma correlación. Es el de Francia en el siglo xv[r: mucho miedo de que la derrota de Francia pudiera propiciar
la burguesía enriquecida, la nobleza levanrisca, la é[te inte- un retorno de los nobles y de sus derechos. Así se constituyó,
lectual de la Francia <<de las luces>> del reinado de Luís XV, durante la Revolución francesa, una asimilación enüe defensá
son fácilmente <<cosmopolitas>, anglófilos, mientras los am- de la Patfia y defensa de la Revolución, entre la idea de
bientes provinciales, incluso populares, son fácilmente parti- <<nación> y la idea de gobierno salidos de <<la voluntad del
culatistas, recuerdan las antiguas <libertades>>, las antiguas pueblo>.-Ello explica que, durante el siglo xrx, no siempre,
<<naciones>> (Bearn, Comté, Provenza...); se trata de manifes- pero en la mayoúa de los casos, la idea <<nacional> sea una
taciones de descontento, de oposición al sistema político. Pero idea ligada a las nociones de libertad e igualdad, una idea
de repente, en vísperas de L78g,7a palabra <<patriota>> toma popular, sospechosa para los conservadores, para los hombres
el significado de <<amigo del bien público>>, y la palabra <(na- del antiguo régimen.
ción>> el del conjunto de los súbditos por oposición a la mo-
narquía o a las pequeñas minorías privilegiadas. La Revolu-
ción crea de entrada la <<Asamblea nacional>>, la <<Guardia ET, STCT,O XIX: LA FASE <(NACIONALITARIA)>
nacional>; Bailly contesta al enviado del rey: <La Nación
reunida no puede recibir órdenes>; y cuando la invasión ex- En efecto, durante y después de la Revolución francesa,
tranjera las conquistas de la Revolución, la batalla un doble movimiento sacudió a Europa y, dentro de ciertos
de Valmy^menaza
se gana al grito de <<¡Viva la Nación!>. lfmites, al mundo: Francia, mas haberse defendido de una
Donde se demuestra la intuición de Voltaire, que había reacción polltica impuesra desde el exterior, invade militar.
escrito: <<Un republicano se siente siempre más ligado a su mente gran parte de Europa e introduce allf reformas social.
patria que un súbdito, puesto que se ama más el bien propio mente progresivas; pero Ia opresión militar que impone pro.
que el del amor>. voca una lucha a menudo ambigua, porque sus impulsores
Está claro que no dejaba de ser una ilusión, por parte son simultáneamente: 1) los partidarios del antiguo régimen,
del hombre del pueblo, del sans-culotte de 1793, ceer que 2) las capas sociales que tienen interés en oponer a los fran-
hablaconquistado realmente la patria francesa como un <<bien>> ceses sus propios principios, 3) los combatientes populares
suyo. [,os sistemas censitarios, la adminismación napoleónica, espontáneos que a sus razones cotidianas de odiar al invasor
todo el juego del régimen económico, mostratán a las claras suman a veces un sentimiento religioso, tradicionalista, comu.
L66 rNrcracróN AL vocÁBULARIo H IsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS 167

nitario, antiliberal, y a veces un sentimiento revolucionario. miten entender las relaciones entre las posiciones de clase
Sobre estos diversos puntos se pueden consultar las co- y la idea de <<nación>> surgida en 1789.
municaciones de un coloquio celebrado en Bruselas en 1968, Pero aquí cabe inuoducir otro matiz: la noción alemana
en el Instituto de Sociología, sobre el tema Occapants et oc' de nacionalidad que exaltaron enronces las obras de Herder
cupés,1794-L815. y de Fichte no correspondía en absoluto a la noción francesa
Este libro muesma los vínculos (o las contradicciones) de <<voluntad general>> claramente expresada en una especie
entfe las reacciones de grupo y las reacciones de clase frente de contrato, sino por el contrario a un vago sentimiento de
a las invasiones francesas, primero revolucionaria y después pettenencia a un <<pueblo>> Volksgeist-, herencia de
napoleónica. A niveles muy distintos, vemos cómo se alían
-el fundamento de uD4 (co.
la ruza, de la lengua, de la historia,
al ócupante francés o cómo se coaligan en contfa de él grupos munidad>> (Geneinscltaft) y no de una sociedad (Gesell.
burguéses en busca de un nuevo poder social, políticos re- scbaft), dirá más tarde el filósofo T6nnies. Este aspecto román-
forriistar, fuerzas del antiguo régimen, <<guerrillasr> popula' tico de los valores nacionales jugará, por otra parte, un pa-
res que en según qué ocasiones recuerdan a los ejércitos revo' pel imporhnte en el siglo xrx (y no sólo en Alemania) con la
luciJnarior y .tt iegún cuáles a la Vendée. Subrayaré dos aparición de los <<nacionalismos)> que deificatán a la comu.
nidad.
'
ejemplos:
Gneisenau Segundo ejemplo: España. En la lucha contra Napoleón,
no Prusia, hombres como Stein, Hardenberg,
vieron con extrema claridad que era posible hacer volver con- el conflicto es especialmente complejo y contadictorio; Na.
tra Napoleón y conffa Francia los principios mismos de su poleón aparece ante los ojos de algunos tradicionalistas como
revoluclión; iniciaron reformas <<desde arriba>> (<<von obenr>), el Anticristo ateo, pero algunos conservadores habían creldo
contfa la servidumbre, contra los derechos indirectos; los bur- ver en él al restaurador de la religión y del orden; algunos
gueses deseaban (como escribe uno de ellos al fey en 1807) reformadores de la España del siglo xvllr pensaban que Na.
f,,r. utodos los ciudadanos y habitantes del Estado deben poleón modernizaría España como habían deseado los minis.
poder aspirar por igual a los mismos derechos, deben ser úni- tros del <<despotismo ilustrado)>; pero los espíritus más revolu.
lr..nt.-los miembros de un gran todo, y no deben hacer cionarios veían en él al confiscador de las libertades de 1789.
valer más ventajas que las adquiridas por conocimientos más Finalmente, Ios <<coláboracionistas >> afrancesados- fue.
elevados y por el mérito ptopio y verdadero>' -los
ron pocos; unas Cortes, en Cádiz, votaron unas leyes muy di-
pero ior nobles rurales prusianos eran muy conscientes rectamente inspiradas en la Revolución francesa; pero entre
del peligro de una tal concepción del <<todo> nacional. uno los guerrilleros campesinos, la gran mayoría luchaba por la
d. .llor- exclamaba: <<Nation, das klingt jakobinischrr, ,,Na- tradición, la religión, las costumbres comunitarias poco com-
ción, esto suena a iacobino>>. Y otro, el chambelán Von Reck, patibles con el liberalismo económico; cuando regresó el rey
ohoÉi.ru preferidó perder otras tres batallas de Auerstaedt exiliado fue aclamado a la vez por ese pueblo tradicionalistc
antes que aceprar el edicto del 9 de octubre de 1807 que y por la aristocracia del antiguo régimen; al suprimir la obra
,¡oti¿ iu ,.ruid,rmbre y el privilegio de la nobleza sobre la de las Cortes, desterró de España toda <,revolución burguesa>.
propiedad de la tierra>. Son este tipo de frases las que per' El resultado, un siglo más tarde, será esta curiosa paradoja:
r

168 rNrcIAcróN AL vocABULARro HISTóRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 169

España, que, entre 1808 y 1814, habla dado pruebas de una los héroes de la Independencia (culto a Bolívar) parecen haber
unidad y de un vigor nacional excepcionales, verá cómo unas sido tanto más violenros en las ideologías políticas hispano.
regiones nostálgicas de la revolución burguesa (Cataluña, País americanas cuanto más estrechas eran las bases de las comu.
Vasco) se despegan de una de las <<naciones> más antiguas de nidades (el culto de la <<patria>> se convirtió en una incum-
Europa. Las viejas <<nacionalidades provinciales> resucitarán bencia de las <<clases políticas> e intelectuales, sin poder pe.
y querrán transformarse en <<estados>. netrar ampliamente en las masas aisladas, desde el punto de
Podemos relacionar esta historia con el caso de las <na' vista étnico y lingüístico, y analfabetas).
ciones> de la Anérica española: unas minorlas, aristocráticas La Europa del siglo XIX está dominada, históricamente,
o burguesas, aprovecharon, en las diversas unidades adminis' por el <<problema de las nacionalidades>>. El tema es bien co-
trativás del imperio americano español, el episodio napoleó nocido. ¿Cómo podemos definir mejor esos términos, <na-
nico para declararse independientes e imponer la independen- cionalidad >>, <<nación>>?
cia cón las armas, a imitación de los Estados Unidos y con el Como ya hemos dicho, la idea de <nación>>, ligada a los
apoyo inglés. Cabe subrayar que no consiguieron' a pesar del principios de la Revolución francesa (en particular al de la
deseo y del genio de Bollvar, una <<nación hispar¡oamericana>> <<voluntad nacional>>), es una idea <progresista>> para los hom-
única; .o*o .tr el caso actual de las colonias libetadas de Afri- bres del siglo xrx. La expresión <<nacionalitaria> podrfa ser
ca negra, calcaron sus fronteras sobre las divisiones adminis' adecuada paru califrcar esta dominante, por otra parte más
trativás coloniales existentes. Y la causa estriba en que el per' sentimental que teórica. El <derecho de los pueblos a üspo.
sonal político que persegula un poder concreto, no podla ner de sí mismos>> forma parte del bagaje ideológico <de iz.
conseguirlo dentro de marcos excesivamente amplios. En quierdas>>, incluso del anarquizante. Por el contrario, las po-
cuántó a hs capas populares, hacla siglos que estaban explo- tencias del antiguo régimen y los temperamentos autoritarios
tadas a la vez por la aristocracia criolla y Por la administra- se inquietan ante los trastornos revolucionarios que implica-
ción colonial española. Segun los momentos, según las ven- rían una remodelación de Europa según el <<principio de las
tajas que se lesltorgaron (y que fueron muy escasas), o las nacionalidades>>. La Inglaterta liberal o el <<nacionalitariop
,.pr.rion.s que les alcanzaron, las masas populares tomaron Napoleón III no apoyan sino dentro de ciertos llmites los
p.tt. en el movimiento de independencia -México-, no se avances de la liberación, que han coincidido siempre con las
inouieron (peru), o combatieron al lado de los españoles (<.lla- grandes crisis revolucionarias (1830, 1848).
neros)> de venezuela). De hecho, era difícil que las masas Grosso modo, las clases dirigentes son bastante favora-
indias y negras se sintieran parte integrante fe u¡a comuni- bles a las nacionalidades que sacuden el yugo turco (Grecia,
dad con un-as minorías que a menudo las rechazaban. H:abrá Bulgaria, etc.), muestran a la vez admiración y preocupación
que esperar hasta muy tarde (1863 en Cuba, a menudo hasta ante la marcha de la unidad italiana y de la unidad alemana
.t ,igt" n<) para que los movimientos de masas se incorpo- y, finalmente, no se atreven, o casi, a aPoyat a las naciona-
,.n i'unos nácion.lir.or justificados por otros imperialismos lidades que podrían amenaz^t a las grandes potencias rusa,
extranjeros. Y, sin embargo, es curioso observar que el nacio- prusiana y austrlaca, y s€ distancian en particular de Polonia,
nalismo, el patriotir.o, l.
exaltación hasta el fetichismo de que afectarla a las tres a la vez, Pero a los tepublicanos, a los
170 TNIcIAcIóN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS. NACTONES, ESTADOS L7L

revolucionarios, intelectuales u obreros, les gusta gritar nes de Alemania, si dejamos aparte los vlnculos industria.
<<¡viva Polonia!>. les. A medida que aquí se han ido fundando grandes socic.
dades, a medida que los intereses materiales se han ido
En los casos de Alemania e Italia son a la vez clases y
haciendo más variados, toda la política ha tomado un cariz
regiones particularmente activas las que toman la iniciativa
más realista. Han sido los inrereses de la industria los que
de la unidad: Prusia y Piamonte. Nada se parece tanto a la han dado a la forma vacía del Zollverein su contenido mate.
coalición de políticos, intelectuales y hombres de negocios dal. Si Alemania no hubiera enuado en la vida industrial,
que, después de 1945, intentan crear el mercado europeo y' ' aún no habrfamos superado la fase lamentable de la división
r r.. poiible, la Europa supranacional, como la coalición ¿el interior.>
mismo tipo que, entre los años 1820 y 18'70, ttabaió en pro
de la uniáad alemana. El mercado común alemán se creó baio Algunos años antes, Friedrich List había expuesto la teo-
la forma de Unión aduanera, el Zollaerein. Renan, en su in- ría del <<sistema nacional de economía>>; veamos algunos frag-
tento de subrayar los cafactefes intelectuales y morales del mentos:
factor <<nación>, escribió un día: <<una nación 9o es un Zoll-
verein>>; pero el poeta popular alemán Von Fallersleben, para Pero entre el individuo y el género humano existe la
subrayar,- por el contrario, el papel del Zollverein, diio en nación, con su lenguaje popular y su literatura, con su ori.
unos graciosos versos que el jabón, las cerillas y otras mefcan- gen y su historia propios, con sus costumbres y sus hábitos,
cías sin impoftancia habían hecho más por la patria alema- sus leyes y sus instituciones, con sus pretensiones a la exis.
na que todos los teóricos. tencia, a la independencia, al progreso, a la duración, y con
su territorio separado; asociación que se ha convertido, por
Vale la pena conocer algunos textos caracterlsticos de 1a
la solidaridad de las inteligencias y de los intereses, en un
vinculaciótt .ntt. idea nacional e idea industrial:
todo existente por sí mismo, que reconoce en su seno la
En el Congreso de los economistas alemanes de 1862: autoridad de la ley, pero que mantiene su libertad natural
frente a las demás sociedades parecidas, y gu€, por consi.
<<Ya es hora de que los industtiales alemanes actúen en guiente, en el estado actual del mundo, sólo puede mante.
el sentido de la resurrección nacional de la paffia, hacia la ner su independencia a través de sus propias fuerzas y de
que convergen hoy en dfa todas las fuerzas, a fin de que sus recursos particulares.
el traba;o nacional llegue a ser reconocido en todos los ga-
binetes y en todas las cámaras, en toda la prensa y entre
el puebio como uno de los pilares básicos de nues*a vida
Y también:
nacional. Su propio interés y el interés de la paÚia son, en
último término, idénticos.>> <,La Escuela (librecambista) ha llegado
a resultados tan
<<Incumbe a la indusnia, a medida que crece' una signi- absurdos porque, a despecho de los nombres que ha dado
ficación política en el seno de una nación que, intenta pasar a su ciencia, ha excluido por completo de elTa la polltica
del estaáo de confederación (Staatenbund) al estado fede- ignorando totalmente la nacionalid¿d, y sin tener en cuenta
rativo (Bundesstaat) de carácter nacional. Pocos son los vln- para nada los efectos de la guerr¿ sobre el comercio entre
culos económicos que traban entre ellas las diversas regio- distintas naciones.r>
172 INIcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS L7t
<El poderío político no sólo ganntiza a la nación el cre- mo término, le fue perjudicial. Lo mismo podría decirse del
cimiento de su prosperidad mediante el comercio exterior Japón. Estos dos casos han hecho decir al economista ame.
y las colonias; le asegura, además, Ia posesión de esta pros- ricano Rostow que el nacionalismo ha sido un gran factor
peridad y de su existencia nacional, que es infinitamente en el <<despegue> económico capitalista (take off). La propo.
más importante que la tiqueza material; a través de la Ley
sición podría invertirse: el nacionalismo burgués nace del
de Navegación, Inglaterra se ha convertido en una potencia
<<despeguen (cf. los textos de List). Digamos que ambos fe-
polftica, y mediante esta potencia política ha sido capaz de
extender su superioridad manufacturera sobre todos los pue- nórnenos están estrechamente ligados.
blos. Pero Polonia ha sido borrada de la üsta de las nacio-
nes por no poseer una burguesla vigorosa que sólo hubiera E¡.¡,POCPO DE LOS <(NACIONALISMOS}> Y LA EPENICTóN
podido surgfu con una industria manufacturera.>> DEL <(IMPERIALISMO)>: CRISIS Y CONTROVERSIAS
<<El comercio exterior sólo puede ser importante alll
EN 1905-1913
donde la industria nacional ha llegado a un alto grado de
desarrollo. . .
>>
Entre 1871 y l9l4,la ideología <<nacionalitaria>> del si.
<<En una época en que la actividad y la mecánica ejercen glo xrx se üansforma rápidamente en <<nacionaüsmo>>, enten.
una influencia tan importante sobre la marcha de la guena,
diéndose con ello una doctrina que considera la nación como
en que todas las operaciones militares dependen hasta un
tal punto de la situación del tesoro público, en que la de-
el hecho fundamental y Ia finalidad suprema, a cuyo interés
fensa del país está más o menos asegurada según si la masa el individuo debe subordinarse e incluso sacrificarse y ante
del pafs es rica o pobre, enérgica o sumida en la apatfa, el cual, en principio, deben desaparecer los intereses de grupo
según si sus simpatlas se vuelcan sin reservas hacia la pa- y los intereses de clase. Esta fórmula exaltpda se preüca tan-
tria o se orientan en parte hacia el exuaniero, según si es to entre los grupos nacionales que aspiran a la independen-
posible armar a más o menos soldados, en una época asf, cia --es decir, al estade como entre las antiguas naciones-
más que nunca, las manufacturas deben ser consideradas estado o recientemente unificadas: Inglaterra imbuida de su
desde un punto de vista polftico.r> superioridad, Francia humillada por su derrota de 1870, Es.
paña humillada por la suya de 1898, Itaha poco satisfecha
Aquí se proclama, pues, la vinculación entre industria, del papel que se le reserva, Alemania convencida de su des.
burguesla y nación. Se dirá que la unidad alemana se consi- tino mundial.
guió también a ravés de las victorias militares, bajo la direc- Es, en verdad, el momento en que, una vez constituidos y
ción de Bismarck y de un estado mayor de vieja aristocracia. saturados los mercados nacionales, las rivalidades se mani-
No es contradictorio. Y en ello estriba la originalidad de la fiestan de pronto con más brutalidad en el reparto comercial
potencia alemana. En lugar de combatirse, las dos cl.ases diri- y colonial del mundo; es el fenómeno del inperialismo, pro-
gentes (antiguas clases feudales y nueva burguesfa) se repar- clamado y bautizado por los teóricos de la expansión, Cham-
tieron el trabaio. La eficacia fue grande. Pero el autoritarismo berlain, Roosevelt, Guillermo II, Jules Ferry en Francia,
y la altivez militares, la <.refeudalizaciónr> de la sociedad, con- Rosa Luxemburg, Lenin. Peto tanto esta palabra como este
firieron al nacionalismo alemán una agresividad que, en últi- fenómeno rnerecerán una próxima lección.
L74 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS L7'
De momento, detengámonos un poco más sobre los he, Y lo mismo cabe decir de Ia ideología uniuersitaria. E incluso
chos nación y nacionalisno que, precisamente, fueron viva. la teoría sociológica (Durkheim). si Pégur, €n vísperas de
mente discutidos y quedaron finalmente mejor definidos 2 en 1914, pasa del socialismo al nacionalismo, no debemos creer
el curso de las tensiones y controversias que precedieron al que Jaurés, a pesar de su internacionalismo y de sus esfuerzos
estallido de L914. contra la guerra, niegue la existencia del hecho nacional o la
El caso lrancés es, en principio, bien conocido, pero no necesidad de la <<defensa nacional>>. Su libro L'Armée nou-
siempre está bien analizado. Con razón se ha subrayado el aelle (1911) intenta elaborar la teoría de una <<nación arma.
viraje, especialmente sensible tras el allaire Dreyfus, que da>, que reclute sus oficiales entre las capas populares (o me.
convierte la exaltación de la nación, de la pattia, del ejército, dias); según é1, el socialismo debe mostrarse
en una actitud <de derechas)>, no sólo conservadora sino tam-
bién vinculada a las nostalgias monárquicas (Maurras) o dic- dispuesto a asegurar el pleno funcionamiento de un sistema
tatoriales. Tal es, en efecto, el <<nacionalismo>> proclamado armado verdaderamente popular y defensivo ... será enton.
(<<nacionalismo integral>>, dice Acción francesa).3 También es ces cuando podrá desafiar la calumnia puesto que se darán
en é1, junto con la fuena acumulada de la patria histórica,
cietto que en esos años 1890-1913, el movimiento obrero re-
la fuena ideal de la patúa nueva, Ia humanidad del trabaio
volucionario (anarquismo, sindicalismo, algunas corrientes del y del derecho.
socialismo) se caractetiza no sólo por su internacionalismo,
sino por un antimilitarismo e incluso un antipatriotismo vio- Jaurés abriga incluso la esperan za de convencer a los ofi.
lentos; por oma parte, con el allaire Dreyfus, y debido al ca- ciales mediante la eficacia de un ejército <<organizado sin'nin-
tácter antirrepublicano de los nacionalismos, los partidos de guna preocupación de clase o de casta, sin ora preocupación
izquierda, incluso los no revolucionarios, desconflan de las que la de la defensa nacional propiamente dicha>.
<<ligas patrióticas> y de los cuerpos de oficiales. El problema consiste en saber si, en una sociedad de cla-
Sin embargo, es más importante tener en cuenta (sobre ses, un ejército puede organizarse sin estas <(preocupaciones>.
todo para entender el impulso unánime de 1914) que tanto Veremos cómo Lenin subordinaba la noción de <<pueblo ar-
la doctrina olicial de la República como la tnasa de los fran- mado>> a la de revolución.
ce.res conservan, procedente del siglo xrx, la noción de pa-
uiotismo como deber sagrado, vinculado a la tradición repu-
blicana, a los principios de 1789, etc. Toda la educación in- Les cor.¡rRovERsrAs.EN ToRNo AL pRoBLEMA NAcróN-
partida por la escuela pública estaba orientada en este sentido.a REVOLUCIóN ET.¡ EUNOPE CENTRAL Y ORIENTAL

2. CÍ. en el Congreso de las Gencias Históricas de Viena (1965), el A diferencia de Europa occidental, constituida en sóüdos
comunicado del profesor Kohn y su farga discusión en las Actas del estados-naciones, núcleos de los imperialismos mundiales, sin
C,ongreso. graves problemas de minorías nacionales (excepto en lrlan.
3. Cf. Le nationalisne frangais, de Girardet. da), y en donde las luchas de clase no llegan ,inr. los po-
4. cf. los dos libros divertidos e instructivos de Gaston Bonheur: .
Qat a cassé le aase de Soissons? y I^a Répabtiqae noas appelle. tentes nacionalismos de becbo,la Europa cenffal y oriental
L76 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 177

está organizada en imperios multinacionales de naturaleza y


origen diversos: imperio turco, imperio austro-húngaro, im- M¡nxrsuo y cuesrróN NAcToNAL
perio ruso. Las pretensiones de estos imperios no son las
mismas en política internacional, pero los tres están desga- Dado que Marx y Engels insistieron, sobre todo, en el
rrados por movimientos internos de carácter nacional, que papel histórico motor de las lucbas de clases, no expusieron
tienden a independencias de grupo (polacos, checos, croatas, una teoría explícita sobre los problemas nacionales; ello no
albaneses, etc.). significa que hayan descuidado esos problemas y gracias a sus
En estos territorios, el autoritarismo del estado está li- tomas de posición sobre numerosos aspectos de la política
gado, al mismo tiempo, a la supremacla de un grupo nacional de su tiempo ha sido posible deducir sus concepciones esen-
y a un^ estructura de clase retrasada respecto al desamollo ciales sobre la existencia de grupos y sus conflictos (tesis de
moderno: autocracias, restos de feudalismo. Los movimien- S. Frank Bloom, Columbia, l94I). Dado que para ellos lo
tos nacionales internos que se enfrentan con la supremacla esencial erula solidatidad internacional del proletariado, enfo-
del grupo dominante pueden quedar englobados o bien por caban las cuestiones nacionales'sobre todo como factores po-
unas clases dirigentes más evolucionadas, más ligadas a inte- sibles de desarrollo económico, en tanto que condicionantes
reses de tipo burgués, o bien por las aspiraciones agrarias u de la formación y de las capacidades de lucha de las clases
obteras, por capas socialmente (y no sólo pollticamente) revo- obreras. Sus análisis se centraban sobre la función progresiaa
lucionarias. El problema, pues, $e plantea de la manera si- o reaccionaria de un determinado tipo de estado, o marco
guiente: ¿de qué forma se combinarán, en un momento dado, económico, a propiciar o combatir desde el punto de vista
en torno a los <<movimientos nacionales>, las formas de revo- de la futura revolución. Por ejemplo, consideraban que la in-
lución burguesa propias del siglo xlx y las tentativas revolu- dependencia de Polonia, la parte más avanzada del imperio
cionarias que implican al campesinado y al proletariado? Las ruso desde el punto de vista material, debilitaría a este im-
diversas corrientes de pensamiento y de táctica revoluciona- perio aristocrático y crearía en el este de Europa un foco de
ria, en sus intentos de responder a esta cuestión, han multi- capitalismo industrial y de posible toma de conciencia revo-
plicado las controversias. ¿Deben apoyarse los movimientos lucionaria. Y esta posición favorable a la independencia pola.
nacionales? ¿Hay que aliarse con los partidos nacionales bur- ca coincidfa con el entusiasmo ttadicional y popular suscitado
gueses? ¿Cómo evitar las contaminaciones ideológicas o sen- por las sublevaciones patrióticas de los polacos.
timentales, pequeño-burguesas o <<chauvinistas>>? En el perlodo a que nos referimos, 1905-1913, que arran
Los más célebres participantes en esta controversia fue- ca de la crisis rusa de la guerra ruso-japonesa y de la primera
ron Rosa Luxemburg, Otto Bauer (con Karl Renner), I-€nin revolución, y gue prepara la crisis balcánica de la que saldrá
y Stalin. Su papel histórico posterior justifica un estudio serio la guerra de 1914, el problema de las nacionalidades en el
de sus posiciones. Debe tenerse en cuenta que es muy proba- este y en el centro de Europa se agudiza.
ble que su situación en Europa central y oriental les haya La controuersia Rosa Luxenburg-Lenin se centra' implf'
hecho subestimar el catácter masivo de los bloques psicoló' citamente, en Polonia, y, expllcitamente, en el problema del
gicos nacionales constituidos en occidente. derecho de los pueblos a disponer de sf mismos. Rosa Lu'
178 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS t79
xemburg, que había estudiado el desarrollo industrial de Po- cie¡ta autonomía favorecerá sus mercados y su desarrollo. En
lonia (éste fue el tema de su tesis en 1898), no cree que cambio, los noaimientos de ninoría nacional tienen todavf¡
ese desarrollo sea muy importante; sobre este punto revisa, un papel reaolucionario a desempeñar en el imperio ru8o,
pues, los esquemas de Marx. Convencida de que el desarrollo aunque sólo sea como base de la resistencia psicológica a la
del capitalismo se hará cada vez más denmo del marco de los autoridad centralizadora. También se pronuncia a favor del
estados muy grandes (<<estados de rapiña>>), no cree que la in' derecho absoluto de las minoríás nacionales a proclamarse in-
dependencia de Polonia pueda ser una consigna útil a la tevo' dependientes. Pero añade inmediatamente que el derecho al
lución, dado que la burguesía polaca carece ya de objetivos divorcio no implica la obligación de divorciarse. Asl, pues, Ia
<<nacionales)>r y prefiere el mercado ruso "y el autoritarismo utilización de la reivindicación nacional por parre de los mo.
ruso a la independencia. En resumen, la fase de <<burguesla vimientos revoluciona¡ios es una cuestión de táctica. Pero
nacional>> y de <<revolución butguesa>> habría quedado suPe- los principios son los siguientes:
rada. Si el proletariado, en nombre de la nación polaca, era ,

capaz de vencer a los tres grandes estados (Alemania, Rusia, En el curso de su desarrollo el capitalismo se enfrenta
Austria), no había nzón alguna para que colocase de nuevo a con dos tendencias históricas en lo que a la cuestión nacio.
Polonia en la situación de nación burguesa, reorganizando nal respecta. La primera consisre en el despertar de la vida
con ello el marco de su propia opresión. nacional y de los movimientos nacionales, la lucha contr¡
<<El estado nacional y el nacionalismo son estucbes aacíos
toda opresión nacional, la creación de estados nacionales.
La segunda, en la multipücación de las relaciones de todo
en los que cada época y las relaciones de clases en cada país tipo enre las naciones, en la destrucción de las barrcre¡
uaelcan su contenido naterial particular,>> nacionales y la creación de la unidad internacional del ca.
Notemos que la fórmula habla de <<estado> (forma poll' pital, de la vida económica en general, de la polltica, de lr
tica) y de <<nácionalismo>> (ideología política), pero que la ciencia, etc.
nación fenómeno histórico- no está definida. Vere- Estas dos tendencias constituyen la ley unive¡sal del
-como
mos cómo Stalin uti\izaú de nuevo esta fórmula, pero en un capitalismo. La primera domina al principio de su desarro.
sentido muy distinto. llo, la segunda camcteriza al capitalismo ya maduro y quc
Lenin, en 1913 (Notas Üíticas sobre la cuestión nacio- va hacia su transformación en una sociedad sociaüsta. El
nal), ataca la subestimación del fenómeno nacional hecha por programa nacional de los marxistas tiene en cuenta ambar
tendencias, defendiendo, en primer lugar, la igualdad de le¡
Rosa Luxemburg, y también su programa meticrilosamente
naciones y de las lenguas, Ia oposición a priuilegios de cual.
detallado (elaborado en 1908-1909) sobre las <<autonomías>> quier tipo a este respecto (propugnando también el derecho
parciales que debería reivindicar Polonia (ttansportes, caffe' de las naciones a la autodeterminación, de lo que habl¡re.
ieras de interés <<regional>>, etc.), y sobre las circunsctipcio- mos más adelante); defendiendo, en segundo lugar, el prin.
nes regionales que deberlan reivindicar o no tales autonomías. cipio del internacionalismo proletario y de la lucha intransi.
Lenin pientu qu. las citcunscripciones que allí-se estudian son gente conua el contagio por parte del proleta¡iado del nr.
de origen burócrático o feudal y que el capitalismo es perfec- cionalismo burgués, por muy refinado que sea.
tam.ni. capaz de descubrir por sl mismo en qué sectotes una
¡

180 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS 181

Parecen distinciones sutiles. Pero su sentido se aclara en En contra de Rosa Luxemburg, gue ya no cree en el
los otros aspectos de la polémica. Lenin admite tanto la n- carácter revolucionario de los movimientos nacionales (y que
zón como la justicia de la reivindicación de las libertades na- intenta definir, para el caso de Polonia, un <(autonomismou),
cionales; pero teme que se las convierta en un objetivo su- en contra de Otto Bauer, que intenta definir los valores <cul.
premo, en un fin en sí mismo, especialmente a través de la turales>, ideales, del hecho nacional, Lenin concede una <le.
idealizaciín de unos valores <<culturales>>: <<El programa de la gitimidad histórica> (y es ésta una noción muy importante)
"autonomía nacional cultural" ... erige al nacionalismo bur- a'este hecho nacional. Pero su utilización debe ser defensiaa
gués en algo absoluto, en obra maestra de la creación, olvidan- (contra la opresión), negitiaz (ejercerse más en conra que a
do la violencia, las injusticias, etc.> favor de alguna cosa). Nos encontramos ante una táctica y
Existe, pues, wa <dínea de deruarcación a nenudo nuy unos principios. Pero (otro artículo de 1913: <<Del derecho
tenue> entre la lucba nacional de contenido reaolucionario y de los pueblos a la autodeterminación>)
el <<nacionalismo>> con el que, incluso siendo <<el más justo>,
el más <(puro)>, el más fino y el más <civilizado>, el marxis' al analizn una cuestión social, la teoría marxista exige ex.
mo es, a los ojos de Lenin, irreconciliable. He aquí los adje- presamente que la situemos en un ,ndrco bistórico deter.
tivos y los términos que emplea: ninado ...
Por consiguiente, si lo que queremos, sin iugar con defi.
El principio de la nacionalidad es históricamente inelac' niciones iurídicds, ni <<inventa¡> nociones abstractas, sino
table en la sociedad burguesa y, teniendo en cuenta esta so' analizando las condiciones histórico-económicas de los mo.
ciedad, el marxista reconoce plenamente la legitimidad ltis' vimientos nacionales, es comprender en qué consiste la li.
tórica de los moaimientos nacionales. Pero para que este bre determinación de las naciones, llegaremos sin falta a
reconocimiento no se convierta en una apologla del naciona- esta conclusión: por autodeterminación de las naciones ee
lismo, debe limitarse muy estrictamente al contenido pro- entiende su separación en tdnto que Estado de las colecti-
gresivo de estos movimientos ... El despertar de las masas uidades nacionales extrunieras, se entiende Ia formación de
al salir del sopor feudal es progresivo, como lo es también Estados nacionales independientes.
su lucha contra toda opresión nacional, en pro de la sobe'
ranfa del pueblo, de la soberanla de la nación. De ahl que Es decir, que no hay <<movimiento nacional> si no se da
para el manismo sea un deber absoluto el defender los as'
7a exigencia de un estado por parte del grupo que se siente
pectos democráticos más decididos y más consecuentes en
todos los aspectos del problena naciondl. Se trata de and
nación; <<autonomía>>, <<autonomfa nacional cultural>>, son
tarea básicanente negatiao. El proletariado no puede avan' compromisos carentes de sentido. Todos estos textos son de
zat más en su apoyo al nacionalismo, puesto que, más ade' un gran interés desde el punto de vista de los problemas plan-
lante, se inicia la acción <<positiva> de la burguesla que pre- teados en Europa central y oriental y de los diversos enfoques
tende relorzar el nacionalismo ... ¿Lucha contra todo yugo que les dieron los socialistas maniistas de los años {905.
nacional? Desde luego. ¿Lucha por todo desa¡rollo nacional,
porla <<cultura nacional>> en general? Desde luego que no...*
subrayados son míos. C,on cllo he querido llamar la atención sobre arpee
r Tento en esta cita como en las siguientes, salvo excepcioncs, Ios tos esenciales.
182 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 18'

tglt, futuros responsables de los acontecimientos de la gue- nuevo a los judíos en el sitio en que estaban, y no por culpa
rr^ y de la postguerra. de ellos, en aquellos puntos en que sufrlan una mayor opre.
Sin embargo, no es mucha la luz que anojan sobre el fe- sión: una <(casta)> (-grupo cemado) y no una nación (aquf
nóneno-nación como fenómeno sociológico; no explic n pot yemos la distinción de Lenin entre ambos términos); en efec-
qué la ascensión de la burguesía y las aspiraciones revolucio- to, en la oryanización socialdemóct^t^, el Bund se caracteri-
narias del proletariado deben apoyarse (o pueden no apo- zaba como iudío y no por necesidad de la organización terri-
yarse) en solidaridades globales más amplias que ellos mis- torial. Lenin argumentaba que se trataba de un retorno al
mos. Otto.Bauer, socialista austríaco, intentó contestar a pasado, adoptado con entusiasmo por los medios más vincu.
esta pregunta (La cuestión de las nacionatidades y la social- Iados ya sea al vieio pasado religioso, o bien a los ambientes
denocracia, 1907)z según é1, la nación es una especie de iudíos burgueses, y que oponla esta concepción a Ia función
unidad orgánica, con existencia propla, constituida por ro- de progreso asumida por numerosos iudlos en las sociedades
dos los ltonbres que tienen en común un destino histórico, occidentales.
lo que les confiere una creciente comunidad de carácter (<<auf En 1913, en un artfculo famoso (<<El marxismo y ta cues-
Schicksalsgemeinschaft erwachsende Charaktergemeinschaft >). tión nacional>>), Stalin dio una definición muy distinta de Ia
Es curioso constatat que esta noción de <<comunidad de des- <<nación>>, gue unía a la vez los criterios obietivos-subietivos
tino> reaparecerá (con matices providenciales, es cierto) en similares a los de Bauer, los criterios históricos similares a
el nacionalismo español de José Antonio Primo de Rivera. los de Marx y Lenin, y los criterios pollticos v tácticos; como
Para Bauer, los proletarios han sido despojados, por el pro-
en el caso de los artfculos de Lenin, se trataba de una polé.
ceso general de alienación económica, de toda participación
mica contra Bauer v el Bund, pero hry qtt. hacer constat
en estas comunidades de patria; el socialismo debe devolver-
gue ya en 1904 habla esbozado lo esencial de Ia teorfa en un
les esta participación y asegurar con ello la diaersidad desea-
primer artfculo (<<Cómo entiende la socialdemocracia el pro.
ble del mundo. Mientras tanto, deben reclamar la <<autono'
mía cultaral extraterritorial>>, es decir, que los italianos en blema nacionab>), cuando Stalin acababa de cumplir los 2J
Austria, los croatas o los checos y, finalrnente, los iudfos, in- años. El inte¡és de la teoría de la nación así formulada ru-
cluso cuando no constituyen una masa definida territorial- dica no sólo en el hecho de tener por autor al hombre que
mente, deben tener sus übertades y sus organismos culturales se encargó del problema de las nacionalidades desde los pri-
(lengua, periódicos, escuelas, tearos' etc.). Recalquemos que meros dfas de la revolución rusa de octubre de l9t7 y que
esta concepción implicaba, en la organización polftica, la exis' creó, consiguientemente, la estructuración nacional de la
tencia de secciones pafticulares del partido socialdemócata URSS, sino también en el de ser la única delinición sociobis'
en las diversas nacionalidades, especialmente en el caso de tórica de la nación.
los iudfos, organizados en el Bund (l¡lianza socialdemócrata La definición propiamente dicha es conocida y, demasia-
do a menudo, es la única conocida; se la ha tachado de <dog.
iudla).
Como hemos visto, Lenin reprochó a Bauer este particu- mática>>, de <.pedagógica>, se han discutido sus términos; su
larismo que, a su parecer, corrla el riesgo de colocar de mérito consiste en condensar en tres líneas casi todas las
184 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACTONES, ESTADOS 185

aportaciones de Bauer, sin añadirle la peligrosa palabra <<des- niegan, organizan, exaltan, etc. la colectividad de larga du.
tino>. ración.
<<La nación es ut a co?ilanidad estable, bistóricanente Basta considerar la sarta de malentendidos revelada por
constituida, de lengua, de tenitorio, de aida económica y de los debates de los historiadores desde el Congreso de Clen.
fornación psíquica, que se traduce en una comunidad ile cias históricas de 1927 hasta el de 1965 en Viena (cf. las
cultara.>> Actas de estos Congresos), para apreciar las definiciones que
Sin embargo, esta definición no debe separarse de otras ac.abamos de citar, tanto por su nitidez como por su flexibi-
dos afirmaciones: <<La nación es and categorla bistórica, y es Iidad.
una categorla ltktórica de una época determinada, la del ca' Para mostrur la importancia de las sugerencias sobre el
pitalismo ascendente>>, releuo de las clases sociales como motores posibles y sucesi-
Finalmente, la última fórmula, similar a la de Rosa Lu- vos del ltecho histórico nacional, recordaré tres fórmulas que,
xemburg, pero que evita los dos escollos (confundir nación por otra parte, desgraciadamente, son más unos progratras
y estado nacional, cuestión nacional y nacionalismo, y el ha- que unas realizaciones:
blar de <<estuche vaclo>>, cuando se ffata de una realidad asu- a) una de Lenin: <<Sería interesante seguir, por ejemplo,
mida sucesivamente por otras realidades)t ,rLd cuestiún na- los avatares del nacionalismo polaco que, antaño señorial, se
cional, en las diaersas épocas, sirae intereses distintos, dd' convirtió en burgués y después en campesinor> (nota a <<Del
quiere naticés aarios, en lunción de Ia clase que los plantea derecho de las naciones...>);
y del rtotnento en qae los Plantea>. b) la segunda de Halvdan Koht, historiador nonrego,
Es la coniunción de las tres lórmulds lo que constituye un que, de 1910 a 1950, apoyándose en particular en sus estu-
instrumento de primer orden para el análisis histórico. dios sobre la edad media escandinava, no ha cesado de repe.
Tienen la ventaia de basarse en la distinción, esencial tir: <<la ascensión sucesiva de las clases sociales es uno de los
para el historiador, de los diferentes ritmos del tiempo histó- factores más importantes en la formación de una sociedad
rico: 1) la nación ha surgido de nEcHos de nuy larga du- nacional>;
ración, lingüfsticos, pslquicos, culturales, territoriales (por c) la tercera de Ernest Labrousse que, en el congreso de
eiemplo, <<desiertos-fronteratt); 2) la nación, como FENóME- Viena de 1965, como presidente de la comisión encargada
¡ro histórico, pertenece al orden de fenómenos de duraciún de estudiar <<la función de las masas populares en los movi.
mediaz la ascensión del modo de producción capitaüsta, con mientos de independencia nacional>>, llegó a la conclusión
su preludio mercantil (siglos xv-xvr: Portugal, España, Fran- de que se da siempre una combinación entre el sentimiento
cia, Inglaterra, Provincias Unidas), y su plenitud en el capi- nacional y los sentimientos de clase; pero hay veces en que
talismo industrial (cf. los textos de List); 3) los mooimientos los dos sentimientos se suman, y veces en que se excluyen;
y acontecimientos, hechos de corta daración, son los q-ue de todas formas, no pueden analizarce por separado.
vinculan a la existencia del grupo, a la <cuestión nacional>, He aquf, a continuación, algunos ejemplos de aplicación
los intereses de las clases que, generalmente de forma suce- de estas sugerencias.
siva (aunque a veces coincidan), defienden' atacan, invocan,
186 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 187

Este modo particular de constitución de los estados sólo


1. Una síntesis sobre la noción de <<moai.niento nacional> podía realizarse en las condiciones del feudalismo aún por
Iiquidar, en las condiciones de un capitalismo débihjnte
Citemos para empezar, como síntesis excepcionalmente desarrollado, cuando las nacionalidades relegadas a un se.
rica, las páginas en que Stalin examina el problema de los gundo término aún no habían tenido tiempo de consolidarse
<<movimientos nacionales>>: económicamente pafa convertirse en estados.
Pero el capitalismo empieza a desarrollarse también en
La nación no es simplemente una categoría histórica, los estados de Europa oriental. El comercio y las vías de
sino una categoría histórica de una época determinada, la comunicación sé desarrollan, surgen las granáes ciudades,
época del capitalismo ascendente. El próceso de liquidación Las naciones se consolidan económicamente. El capitalismo,
del feudalismo y de desarrollo del capitalismo es, al mismo al irrumpir en la vida tranquila de las naciones relegadas,
tiempo, eI proceso de constitución de los hombres en na- las agita y las pone en movimiento. El desamollo de la pren.
ciones. Así ocurre, por ejemplo, en Eurcpa occidentd. In- sa y del teatro, la actividad del Reichsrat (Ausria) y áe h
gleses, franceses, alemanes, italianos, etc. se han constitui- Duma (Rusia) contribuyen a rcforzar los <<sentimienios na-
do en naciones simult¡íneamente a la marcha victoriosa del cionales>. La intelligentsia que se ha formado se imbuye de
capitalismo que tdunfaba sobre la fragmentación feudal. la <idea nacionab> y actúa en la misma dirección
Pero Ia formación de las naciones significaba, simultá- Pero las naciones relegadas, que han despertado a una
neamente, st transfornación en estados nacionales indepen- vida propia, no se constituyen ya en estados nacionales in-
dientes. Las naciones inglesa, ffancesa, y otras son, al mis dependientesi topan en su canino con la resistencia uigo-
mo tiempo, los estados inglés, francés, etc. Irlanda, que rosa de las capas dirigentes de las naciones dominantes,-si
permaneció al margen de ese proceso, no altera para nada tuadas desde wucbo tiempo atrás en la cúspide del estado.
la visión de coniunto. ¡Demasiado tarde!
Las cosas son algo distintas en Europa oriental. Mien- Asf es cómo se constituyen en naciones los checos, los
tras en occidente las naciones han evolucionado en estados, polacos, etc., en Austria; los croatas, etc., en Hungrfa; lo,
en oriente se han constituido estados multinacionales, com- letones, lituanos, ucranianos, georgianos, armenios,lta., an
puestos por varias nacionalidades. Tal es el caso de Aus- Rusia. (I.o qge en Europa occidental era una excepción
tria-Hungría o de Rusia. En Austria, los alemanes han de- landa-, se ha convertido en oriente en la regla.i -Ir-
mostrado ser los más evolucionados en el plano polltico; En occidente, Irlanda lta rcspondido al régimen de ex-
asl, son ellos los que se han encargado de agnrpar a las cepción mediante un moaimiento nacional. En oriente las
nacionalidades austríacas en un estado. En Hungrla, los ma- naciones que despiertan iban a contestar igual.
giares, núcleo de las nacionalidades húngaras, han demos- Así se formaron las condiciones que llevaron a Ia lucha
rado ser los más aptos para organizarse en un estado; y a las ióvenes naciones del.este europeo.
también en este caso son ellos los unificadores de Hungría. La lucha se inició y se encendió, a decir verdad, no en-
En Rusia, el papel de unificadores de las nacionalidades ha tre las naciones en su conianto, sino entre las clases domi
sido asumido por los grandes-rusos, que estaban encabeza- flantes de las nacion,es dirigentes y de las naciones relega-
dos por la fuene burocracia militar de la nobleza, organiza- das. Generalmenre, la lucha se lleva a cabo o bien por Ia
-contru
da e históricamente constituida ... pequeña burguesía ciudadana de la nación oprimida
188 rNrcrAcróN AL vocABULARIo HrsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 189

la gran burguesía de la nación doninante (checos y alema- ción oprimida se pone en mouimiento de lorma natural,
nes); o por la burguesía rural de Ia nación oprinida cofltra Apela a <<su pueblo>> y empieza d inuocar Ia <<patria>> ¿, gtdn-
los grandes propietarios tenatenientes de la nación doni- des gritos, haciendo pasar su causa por la de todo el puiblo.
flante (los ucranianos en Polonia); o bien por toda la bur' Recluta por sí misma un ejército entre sus <<compatriotasn
guesía <<nacional>> de las naciones oprinidas contra la no' en interés de <la patria>>. Y el <pueblo>> no siernpre perffia.
bleza reinante de la nación doruinante (Polonia, Lituania, nece indilerente a esta llamada, se agrupd en torno d sa
Ucrania, en Rusia). bandera: tanbién a él le alcanza la represión de arriba y
La bargaesia desempeña el papel principal. eso prouoca su descontento.
El mercadc,: be aquí la cuestión esencial para la iouen Asl empieza el movimiento nacional.
burguesia. Colocar sus mercanclas y ialir victoriosa de la La luerza de este mouimiento nacional está en fanción
competencia con la burguesla de otra nacionalidad, tal es su del gralo de participación en dicbo nouimiento de amplias
objetivo. De ahl viene su deseo de asegurarse su mercado capas de la nación: proletariado, campesinado.
<<propio>, <<nacional>. El mercado es la prinera escuela don- Que el proletariado estreche filas bajo la bandera del
de la burguesía aprende el nacionalismo. nacionalismo burgués depende del grado de desarrollo de
Pero las cosas, generalnente, no se linitan al mercado. las contradicciones de clase, de la conciencia y de la orga-
Pronto enra en liza la barocracia senifeudal, seniburgae' nizadón del proletariado. El proletariado consciente posee
sa, de la nación dominante, con sus métodos del puño y de una tandera propia y no tiene necesidad de formar ba¡o la
la delensa expresd. La butguesla de una nación doninaxte, bandera de Ia burguesla.
pequeña o grande, poco impona al caso, tiene la posibili- Por lo que a los campesinos respecra, su panicipación
dad de liquidar a su competidor de forma <<más rápida> y en el movimiento nacional depende ante todo del catácter
<<más definitiva>. Las <<fuerzas)> se agrupan y empiezan a de la represión. Si la represión afecta los intereses de la
utilizarse toda una serie de medidas restrictivas contra la <tierra>, como fue el caso de lrlanda, las grandes masas de
butguesla <<alógena>, medidas que degeneran en represión. campesinos forman inmediatamente bajo Ia bandera del mo-
De ld eslera económica la lucba se tr¿slada a la eslera poli' vimiento nacionál ...
tica. Sobte la cabeza del <<competidor> caen duramente la Segrín estos factores el movimiento nacional o bien toma
restricción de la libertad cle desplazamiento, las rabas al un carácter masivo, ganando cada vez más terreno (Irlanda,
uso de la lengua, las restricciones de los derechos electora- Galitzia), o bien se transforma en una serie de pequeñas
les, la teducción del númeto de las escuelas, las trabas para escaramuzas y degenera en escándalo y en lucha en torno a
la práctica de la religión, etc. Cierto es que medidas de los rótulos de las tiendas (algunas pequeñas ciudades de
ese tipo no sólo sirven a los intereses de las clases burgue' Bohemia).
sas, sino también a los obietivos especfficos, obietivos, de De las consideraciones anteriores se desprende netamente
casta, por así decirlo, de la burocracia reinante. Pero desde que la lucha nacional en las condiciones del capitalismo ar-
el punto de vista de los resultados ello no tiene ninguna cendente es una lucha de las clases burguesas entre ellas.
importancia: en estos casos las clases burguesas y Ia buro- En algun-os casos, la burguesfa consigue -arrastrar al prole.
cracia se entienden a la perfección, tanto si sc trata de Aus' tatiado al movimiento nacional, y la lucha nacional adquiere
tria-Hungrfa, como de Rusia, o de cualquier otro estado. entonces, en dpariencia, un carácter <popular general>, peto
Presionada por todos los lados, la burguesía de la n¿' sólo en apariencia. En su esencia se trata si-mpre de-una
190 INIcIAcIóN AL vocABULARIo H ISTóRIco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS 191

lucha burguesa, beneficiosa y deseable básicamente pam la Es lo que diferencia esencialmente la política del pro.
-letariado consciente de la política
burguesía. de la bulguesía, la cual,
Pero de ello no se deduce en modo alguno que el pro- en cambio, intenta prolandizar y anplilicar la lucha nacio-
letariado no deba luchar contra la política de opresión de nal, proseguir y acentuar el movimiento nacional.
las nacionalidades.
Las restricciones a la libertad de desplazamiento, la
privación de los derechos electorales, las trabas al uso de 2.. Europa occidental desde principios del sigto XX:
la lengua, la reducción del número de escuelas y oras me- iln caso original: España
didas represivas afectan a los obreros tanto como a la bur'
t*kír{ Como es evidente, el análisis de Stalin, igual que Ios an-
rfrrn,'la politica de represión nacionalista tiene
también otra faceta peligrosa para la causa del proletariado. teriores, se inspira en los problemas de Europa central y
Aparta la atención de grandes capas de la población de las oriental. El único factor que no pone suficientemente de ré.
cuestiones sociales, de los problemas de luchas de clase, en' lieve (y, sin embargo, en L913, tenfa una importancia capital)
locándola hacia las cuestiones <<nacionales>>, Ios problemas es la superioridad masiua, en Europa occidental, sobre todo en
<<cotnilfles>> al prolétariado y a la burguesía. Y esto crea un Francia y Alenania, de los sentinientos de grupo sobre los
terreno favorable para predicar la mentira de la <<armonfa sentitnientos de clase (L914).
de los intereses>>, para diluir los del proletariado, para ava- En el ámbito de Europa occidental he estudiado un caso
sallar moralmente a los obreros. Así se levanta una seria menos conocido, pero original: el caso de España, uno de los
barrera contra la obra de unificación de los obreros de todas
primeros estados-nación constituidos en Europa, y cuya cohe.
las nacionalidades.
Pero la política de represión no termina aquí. Del <sis- sión, en la <<guerra de independencia>> antinapoleónica, pare-
tema)> de opresión pasa a menudo al <<sistema> de excita' cía haberse afirmado espectacularmente. Pero la pérdida de
ción de unas naciones contra otras, al <<sistema> de las ma' las colonias y el fracaso de la revolución política, que mantu-
sacres y de los pogroms ... vo el poder, cuando menos parcialmente, en manos de las
Así, los obreros luchan y seguirán luchando conra la clases aristocráticas y terratenientes, hicieron de la España
política de opresión de las naciones bajo todas sus formas, del siglo xrx no un país <<subdesarrollado>, pero sí desigual-
desde las más refinadas hasta las más brutales, así como con' rnente desarrollado, en el que únicamente el País Vasco y
tra la política de excitación baio todas sus formas. sobre todo Cataluña llegaron a desarrollar una industria de
... Los deberes de la socialdemocracia, que defiende los modelo europeo. Los industriales catalanes, que producfan
intereses del proletariado, y los derecbos de la nación cons-
bienes de consumo corrientes (textiles), concibieron el pro-
tituida por diversas clases son dos cosas distintas.
, Al luchar por el derecho de las naciones a disponet de blema nacional español exactamente como List. Uno de sus
sl mismas la socialdemocracia se asigna como obietivo el agentes ha escrito: <<el proteccionismo es la patria>>. Y los
de terminar con la política de opresión de la nación, hacerla propagandistas catalanes del <<trabajo nacional>, del <<merca-
inviable, y también rninar la lucha de las naciones, suavi- do nacional>>, no perdonaron iamás a la España cenral y me-
zatla, reducitla al mfnimo. ridional, agraria y pobre, la debilidad de su poder adquisitivo:
1,92 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS L9t
Los pueblos que fíen su suerte al trabajo dirigido con Esto lleva a reclamar pal, la <<nación catalana>> resucitada
inteligencia, y a Las economías, crean capitales y aumentan <<la posesión de todos los elementos de an caerpo nacional,
su prosperidad; Ios pueblos indolentes, holgazanes, que fían incluido el estado propio para dirigirlos>>.
tan sólo en el producto del trabajo, en los capitales y en el Y, sin_embargo, fueron muchas las veces en que los dipu-
oro de otras naciones, estos pueblos encuenffan el justo -
tados catalanes en las cortes españolas habían piecisado ila-
castigo en su pobreza, decadencia y ruina. La España no
necesita ni pan extranjero, ni ropa extranjera, ni capitales
ramente que esa exigencia <<nacional>> catalana se debía sólo
extranjeros. Todo esto se crea con el trabajo... [Güell, 3 _lo-s
fracasos y a los rechazos infligidos por Madrid y en
18661. Madrid: por ejemplo, el diputado Salmerón, en 1907, inten-
tó esbozar una definición de la <<nación¡¡ la nación bur-
Los dirigentes de Madrid, aristócratas, generales o polí- gilesa, se sobreentiende-: -ds
ticos liberales, representaban a las clases no industriales. No
entendieron el lenguaje del <<nacionalismo económico>>. Fue Si en el proceso de la Historia las naciones se funden,
entonces cuando los dirigentes catalanes empezaron a añorar las naciones se forman, las naciones se deformaz, mientras
un pasado lejano, pero en términos de rnercado, lo cual es exista una propia unidad personal propiamente ineductible
muy significativo: <<El rnercado español es más restringido en ld conuiuencia social, allf está eI germen de una uida na-
clonal, que si no sabéis incorporar en más amplio ctlrso !
que el que había sido capaz de conquistar Cataluira en la
dirigit por más amplio cailce, clamará por su e*lstencia per.
época de su autonomía>>, cuando era, <<bajo un gobierno pro-
sonal y perturbará la vida del coniunto al cual se la retenga
pio, una de las primeras potencias marítimas y mercantiles unida. La Historia es esa; contra la Historia no valen argu.
de Europa> (Prat de la Riba, La nacionalitat catalana). mentos; puede la Historia enderezarse, pero ¿sabéis cómo
Y también: se endereza, señores diputados? No sólo con más altas
ideas: con superiores obras.
Ahora verá el pueblo catalán, especialmente esa parte Pensadlo bien; si en vez de nuesro desastre colonial
del pueblo catalán que cee haber cumplido su deber con España hubiera vencido, si su poder colonial hubiese anai.
sólo cuidar de sus negocios, ahora verá si es urgente y de gado, si hubiese hecho repercutir en la vida interna de la
absoluta necesidad que Cataluña tenga el gobierno de sus nación el más amplio desarrollo económico, si se hubiera
intereses interiores y que influya en la dirección de los sentido ufano y orgulloso el español de pertenecer a esta
exteriores a proporción de sus fuerzas. Ahora vetá si nos nación o a este Estado, como queráis, ¿se habrfa determi-
asistía la razón cuando le llamábamos a abrigarse baio nues- nado, sobre las bases que luego apuntaré, este movimiento
tra bandera, diciendo que no era bastante el dominar en de protesta en Cataluña, del cual ha nacido, en definitiva,
talleres y almacenes, rnientras otros dominaban en asambleas, Solidaridad Catalana? Tengo por cierto que no; alll se han
ministerios y olicinas ... Ahora verá cuán peligroso es para juntado una serie de condiciones, y la eficiente es el senti-
su prosperidad el actual desequilibrio que existe entre naes miento de su personalidad; pero ésa no habtla bastado con-
tra fuerza económica y naestra nulidad política dentro or tra las otras ...
España. [Prat de la Riba, Manifiesto de 1898 (Unió Cata ... Si_España prospera, si crea elementos de riqueza, si
lanista).1 llega a abrir mercados en el mundo, si llega a hacei que su
F

194 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco PUEBLOS, NACIONES, ESTADOS L95

actividad se incorpore a la actividad mundial, no lo dudéis, Luchas entre clases dirigentes. Exigencias burguesas: el
el órgano que encuenue creado ése será el que utilizará, y mercado, el estado. Nos encontramos ante todos los factores
no habrá nadie que, con olvido del apremiante consejo de de Ia síntesis de Stalin. Y no olvidemos tampoco oro de
su conveniencia económica, vaya a pretender ninguna res- esos factores, el recurso de los dirigentes burgueses a <(su
tauración particularista cuando tiene un órgano de carácter pueblo>, en caso de crisis:
universal que le sirve en el mercado del mundo. [Discutso
de Salmerón en las Cortes, 18-VI-1907.1
. A la noticia del paso del señor Bosch y Labrús, para
eso, Tanasa en masa trasladóse a la estación para saluder
Sería imposible definir mejor la exigencia económica y el al delensor del Trabaio Nacional, de naestra amenazada
mercado como <<escuelas de nacionalismo>> parz la burguesía, industria, del pan que falta ya al obrero. Unos 5.000 de
ni las <<personalidades>> colectiuas subyacentes no como datos éstos quisieron asociarse al testimonio de agadecimiento
fundamentales sino como instrurnentos, ní la búsqueda (frus- que estos fabricantes han demostrado al señor Bosch, salu.
d¿índole con entusiasmo ... Presidente Instituto Industrial,
trada en el caso de España) de un marco suficientemente am-
VÁ,Ncsr,Ls.
plio para un mercado mundial.Diez años más tarde, otro dipu-
tado, Cambó, dirigente de un regionalismo que se estaba trans-
Este telegrama muestta la invocación de los <<intereses
formando en nacionalisrno, expresaba el otro aspecto de la
comunes> en pro de una <<industria nacional> por parte de la
frustración, el aspecto político: patronal y de los obreros (2.500 de los cuales, como recono.
cía más adelante el mismo telegrama citado, estaban entonces
Somos los regionalistas catalanes un caso único en la
flora política española, quizás en la flora polltica de Europa;
sin empleo). No todos los obreros catalanes escucharon esa
nos pasamos la vida combatiendo a los gobiernos y haciendo llamada: anarquistas y sindicalistas denunciaron como <<bur.
oposición a los gobiernos; pero yo tengo que deciros, seño- gueses> a los <<nacionalismos>> de todo tipo.
res diputados, y permitidme que en este momento de since- Sin embargo, la exaltación constante de las solidaridades
ridad no tenga la hipocesía de la modestia, que nosotros <<catalanas)> contra el centralismo madrileño, demasiado poco
somos un grapo de hombres de gobierno, qve hemos naci- atento a los intereses de la indusmia, acabó creando un am.
do para gobernar, que nos hemos preparado para gobernar, biente masivo de oposición común, en el que terminaron
que en la esfera de acción donde hemos gobernado hemos yuxtaponiéndose las protestas de clase y las protestas de gru-
demosmado aptitildes para gobernnr y, no obstante, seño- po. A partir de este momento podemos hablar de <<catalanis.
tes diputados, estamos condenados a ser hombres constan-
mo> popalar, peqaeño burgués, intelectual, campesino ¡ €fi
temente de oposición ...
parte (segun el momento), obrero. Y es interesante entonces
Una de las manifestaciones, señores diputados, del pro-
blema catalán, del cará.cter nacionalista de este problema, ver a la burguesla, creadora del <<movimiento nacionah,
es el apartamiento más que secular de Cataluña de toda asastarse ante este aspecto popular de la oposición catalanista,
acción de gobierno en España ... Pedinos la soberdnía ... y buscar en Madrid, en los instrumentos de estado, Ias garan-
[Discurso de Cambó en las Cortes, 7 y 8-VI-1916.1 tlas contra una eventual reaolución. Tal es la historia de los
años 1917-19362 revoluciones, golpes de estado, guena civil.
¡-

L96 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco puEBLos, NAcroNES, EsrADos L97

plican el ¡elativo éxito masivo de unas ideologías que inicial.


3. Los probletnas <<nacionales>> de entre-guelras mente habían seducido a los medios ürigentei autóritarios y
expansionistas, al menos como medio que esperaban con
1) La URSS crea un tipo muy particular de relaciones trolar.
entre las numerosas <<nacionalidades)> que alberga; setla fá- 3) En los países vencedores en 1918, fieles a las formas
cil ver en ello una síntesis de las sugerencias lanzadas a lo liberales del estado, y €D los estados pequeños o nuevos som+
largo de la polémica Luxemburg-Lenin-Bauer-Stalin, en el sen- tidos a Ia influencia de los grandes, pudo observarse un virajc
tido de que el marco de desamollo de las fuerzas productivas instructivo de las relaciones entre conciencia de clase y con
se concibe como el más amplio conjunto tertitorial, y de que ciencia nacional: en una primera fase, nacionalismo orguüoso
la clase dominante proletariado- es la que domina el de los medios dirigentes y de los <<ex-combatientes>, mlenuas
-el
estado centralizado mientras se deja a las <<nacionalidades> las minorías revolucionarias volvían al antinacionalismo y al
una amplia <(autonomfa cultural>: lengua, enseñanza, etc.; a¡timilitarismo; más adelante, después de t934, y sobre iodo
pero se conserva un recelo yr €rI caso de necesidad, se produ- de L936, resurgir del <<patriorismo popular> y anrifascista,
cen reacciones violentas ante cualquier sospecha de retorno mientras se producla una conversión masiva de los antiguo!
a un <<nacionalismo burgués>> que reclamata el estado. Otto nacionalistas al <<neopacifismo> preparando Municlr y la <co
Bauer ha podido decir, con ironía admirativa, gü€ la URSS laboración>.
habla ¡¿alizado la <<autonomla cultural> que Lenin y Stalin 4) Durante la guerra de L939-1945,las diversas formas
le habían acusado a él de preconizar (le reprochaban que lo de <<resistencia> plantearon problemas que recordaban a la
hiciera en el seno del capitalismo). vez los de la resistencia antinapoleónica y los que habla ex-
2) En occidente el nacionalisno se convierte, en las puesto Rosa Luxemburg: ¿qué clase, una vez conseguida una
crisis de la postguerra, en una doctrina una <(teorla>- victoria <<nacional>>, se declararía responsable de la <<naciónp?
-no
que predica la anidad de la nación por encima de las clases, Con escasas excepciones, la respuesta dependió sobre todo
de los intereses y, eventualmente, de las minorlas étnicas. de la zona de influencia de las <<grandes potencias>.
Su principio es la laza o la historia (<<imperio>
-nazismo-
fascista, <<destino>> falangista); su promesa económica es la
autarquía, herencia mercantilista-proteccionista, y la expan' 4. Los probletnas <nacionales>> después de 194j
sión, nostalgia de los imperialismos frusrados. La luc}a de
clases que se niega en el interior (mientras se practica con No son menos fundamentales históricamente que antes,
brutaüdad) se taslada al plano internacional <<contra el co- puesto que ahora afectan a:
munismo>> (pacto anti-Comintern). Se elabora así, entre 1922 1) Las relaciones entre la URSS y los restantes palses
y L939, una nueva combinación entre luchas de gnrpos y socialistas.
luchas de clases. Humillaciones nacionales, crisis monetarias, 2) La edificación de una Europa ala que se dedican uno¡
miedo a la proletarlaación por patte de las clases medias y esfuerzos sorprendentemente parecidos a los que címentaron
campesinas, paro después de L929, son los factores que ex- el Zollverein, pero que choca con la resistencia de todo tipo
r
198 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco puEBLos, NAcroNEs, ESTADoS I99
de intereses creados históricamente en el interior de los mar- nuestras naciones esa clase, aun cuando sus intereses son con.
cos <<nacionales>>, y que carece en su base de los hechos de tradictorios con los dsl imperialismo yanqui, ha sido inca.
larga duración cultura, etc.- que habían moldea- paz de enfrentarse a éste, pamlizada por el miedo a la re.
-lengua,
do las comunidades nacionales. En el polo inverso de la <<su- volución social y asustada por el clamor de las masas q,(.
plotadas. (Segunda declaración de La Habana, L96L.)
pranacionaüdad>, vemos despertar conciencias de <<etnias>
que hablan sido rechazadas por los grandes marcos nacionales.
La burguesla, que sigue en la escuela del <<mercado>>, busca . En omos análisis se pone de relieve que el carácter inter.
marcos supranacionales. Pero ¿sobre qué infraestructuras va nacional de los vlnculos financieros resta cada vez más sen.
a crearlos? ' tido al término <<burguesía nacional>>. En el sentido inverso,
t) El hecho nuevo de la segunda mitad del siglo )o( es surgen controversias teóricas. (A. Emmanuet y Ch. Bettel-
la liberación de los pueblos colonizados. Las relaciones etnias- heim plantean el problema: si a parrir de ahora la explotación
naciones-estados-clases se imbrican aquf de forma aún más de los países subdesarrollados se debe a unos mecanismos
compleja que las esbozadas anteriormente en el caso de epi- meramente económicos y se basa en los salarios elevados de
sodios más clásicos. Como sucedió con la independencia de los países desarrollados, la conuadicción esencial podrla darse
América latina, se forman estados sobre esffucturas nacio- entre palses y no entre clases; en un caso así, en los dos tipos
nales inconsistentes; a la inversa, unas luchas que han durado de palses se sentirían con mayor viveza las solidaridades na-
varias decenas de años, como en Vietnam o en China, han cionales que los antagonismos de clase. Tal interpretación
vinculado lntimamente el proceso de la independencia na- parece poco aceptable para el marxismo.) Pero en cada si-
cional con el de la revolución social, especialmente a través tuación histórica concreta es importante observar con detalle
de la fusión del eiército y de las masas populares. Lo cual cómo se manifiestan esas solidaridades; como siempre, los
no impide que en numerosas ocasiones, y todavla hoy, el mo- sentimientos de clase y los sentimientos de grupo, ¿<(suman)t
vimiento revolucionario y el movimiento nacional dependan o <<testan>>?
aún de las actitudes recíprocas (tolerancias, exclusiones, uti- 4) Quizá valdrla la pena, en el caso de la historia de la
lizaciones, etc.) de las capas muy numerosas que constituyen segunda mitad del siglo xx, reconsiderar con cuidado las indi.
tanto la burguesla como el carnpesinado. En América latina, caciones de Lenin sobre la simultaneidad de lap dos <<tenden.
aunque eventualmente haya grupos militares o polfticos (pe- cias históricas)>: una tiende a la creación de estados naciona.
ronismo en Argentina, gobierno de Velasco Alvarado en Perú) les y la oúa. a la proliferación de los vínculos internacionales:
que enarbolen la bandera del nacionalismo, resulta cada vez ambas tendencias valen tanto en el seno del socialismo como
más remota la espetarrza de que las <<burguesfas nacionales> en el seno del capitalismo. Pero mientras la burguesía mira
sigan lavla de las burgueslas europeas del siglo xx: cada vez más por encima de las fronteras nacionales y sacri-
fica con una facilidad c¡eciente sus rivalidades imperialistas
En las actuales condiciones históricas de América Latina, a la solidaridad imperialista en general, las revoluciones po-
la burguesla nacional no puede encabezar la lucha antifeu' pulares más eficaces son las que se vinculan a la resistencia
dal y antiimperialista. La experiencia demuestra que en antiimperialista de los grupos nacionales; la <nación>>, la <<pa-
F

200 rNIcrAcIóN AL vocABULARro FrrsróRrco

tria>, el ejército se convierten en hechos masivos y no en


instrumentos en manos de unas minorlas. Parece como si
nos hdláramos ante un nuevo <relevo> en la disposición a asu'
mir las realidades nacionales de larga duración por parte de
una clase social.
Es claro que no hemos ofrecido sino esquemas puramente
indicatiuo.s. Nuestra intención ha sido simplemente la de in-
tentar situar, deffás del aocabulario que estábamos manejando, CAPITALISMO
unos problemas históricos concretos.
¡.

C^EPTjrET,TSUO: PALABRA RECIENTE Y AMBIGUA

Capitalismo es una palabra reciente. En francés, no apa.


rece en el famoso diccionario de Littré, que durante largo
tiempo (y todavía hoy) ha constituido la máxima autoridád
en mate¡ia de empleo de los términos. Y es que en la fecha
del diccionario de Litré (187r) la palabra eia todavla una
palabra polémica, con una c^rg pasional, antltesis de la
palabra <<socialismo> sobre la que se habfa forjado y que se
utilizaba para designar de forma peyorativa la economla exis.
tente. Por ello los economistas oficiales se han negado a em-
plearla durante mucho tiempo, denunciándola como anticien.
afica. Para ellos, las leyes económicas tenían un valor ab.
soluto.
De todas maneras, en el tránsito del siglo xrx al siglo lx,
la palabra adquirió, en la práctica, derecho de ciudadanfa.
Especialmente, entre los historiadores (Sombart, Pirenne), I
quizás esto sea ya significativo. El capitalismo ha sido obser,
vado en su contexto temporal. Se ha hablado de sus formas
embrionarias, precoces (Frühkapitalismus). De hecho, el con.
tenido de la palabra seguía siendo impreciso. En cuanto un
individuo que poseyera un bien (especialmente si era una
suma de dinero) imaginaba una operación económica capaz
de incrementar ese bien (de <<hacer dinero>>, dice el lenguaie
Texto publicado, por vez primera, en <Economia e Storia'l>, ll mondo
vulgar), salía a relucir la palabra <<capitalismo>. Se degcu.
contemporafleo,La Nuova ltalia, Florencia, 1978, pp. 11'36. brla que los babilonios hablan tenido bancos y los chinos
204 INICIACIóN AL VoCABULARIO H ISTóRICO CAPITALISMO 205

papel moneda. En el fondo, igual que los economistas, los laciones, un medio que se alimenta de é1, o la actividad domi-
historiadores buscaban, en todas las épocas y en todos los nante de una sociedad. Marx, que consagró su vida a distin-
países, los mecanismos económicos comunes, los de su tiem- guir, en el tiempo y en el espacio, varios tipos coherentes de
po. Entendida así, la palabra <<capitalismo> era menos sos- sociedades, 1' 4 €studiar, a panir de la producción material,
pechosa. Fue integrada en el vocabulario. sus mecanismos determinantes, habla del <<modo de produc-
Sin embargo, Henri Pitenne, en su célebre artículo de ción capitalista>>, concepto preciso, no de <<capitalismo>, tér-
L9l3,había hecho una observación aguda. Curiosamente, los mino confuso. Inútil decir que lo que vamos a intentar deli-
ejemplos que había elegido para describir un capitalismo de mitar aquí va a ser el concepto préciso.
la alta edad media, estaban sacados, principalmente, de las
Vidas de Santos. Pero se trataba de santos que, para llegar
a serlo, se habían despojado voluntatiamente de la fortuna clrrtll,CAPITALISTA: PALABRAS ANTTGUAS
que habían amasado o se habían resignado a haberla perdido. CON UN SENTIDO PRECISO
Pirenne llegaba a la conclusión de que la edad media occi-
dental no había sido a-capitalista (carente de los mecanismos Si capitalisftto es de uso reciente y de contenido incierto,
paln ganü dinero), sino anticapitalista (hostil a dichos meca- no puede decirse'lo mismo de capital, ni de capitalista.
nismos). Capital es una palabra culta, pero que se remonta a bas.
Ahora bien: esta comprobación nos lleva lejos. Cuando la tante antiguo, y que tiene equivalentes populares. Cabd,al
ideología y la moral dominantes de una sociedad condenan en provenzal, caudal en castellano, cheptel en francés, desig.
un mecanismo económico, esto indica que el funcionamiento nan bienes productivos que no son la tiena y que no son ne.
de esa sociedad no se basa en é1. La del occidente europeo de cesariamente dinero. <<Cheptel aif>> erzln los animales, <chep-
la alta edad media se basaba en la explotación agrfcola con tel nort> los aperos de la granja, En cambio, en francés,
prestaciones (en ttabajo, en productos agrfcolas, raramente <<capital>> se reservó durante mucho tiempo para las sumas de
en dinero) a beneficio de los señores y de la iglesia, mediante dinero prestadas (también llamadas <<principab>) por oposi-
un sistema empírico de derechos consuetudinarios. Su eco' ción a los intereses que produclan. Y está claro.que a partir
nomla no <<sufrfa)>, como creía Keynes, de <(escasez)> moneta' del momento en que surge el <<préstamo con interés> pensa-
ria. Apenas si tenfa necesidad de dinero, excepto de forma mos en el capitalismo. Pero, durante mucho tiempo, en nues.
marginai para algunas compras de lujo, origen de las €sp€cür tras vieias sociedades la iglesia mantenla su vigilancia y con-
laciones descritas por Pirenne. Que se califique a estas ope' denaba. Pero sólo se condena lo que existe. Es bien sabido
raciones de <<capitalistasr> carece de importancia. Pero al ha' que la usura era un mal corriente. Pero a su lado se admiten,
blar de <<capitalismo>> referido a una sociedad que no se reco- desde finales de la edad media, algunos adelantos lícitos de
noce en él (y lo mismo podría decirse de Babilonia, de Roma, (capital>: préstamos públicos, censos sobre hipotecas, rentag
de Egipto o del imperio inca) se corre un riesgo. El inconve- vitalicias, <<encomiendas > marltimas, <<compañlas > mercantiles,
niente de la palabra <<capitalismo)> es que no se sabe si los <sociedades de personas> que en la edad moderna se conver-
que la emplean la utilizan para designar un tipo de especu' tirán en <sociedades de capitales>.
I
206 rNrcrAcróN AL vocABULARIo H rsróRrco cAPrrALrsMo 207

A partir de entonces se deja de negar la evidencia y se rreno, pero sin haber sido jamás el núcleo decisivo de esas
cita aI capitalista. Es, en el sentido estrecho de la palabra, sociedades.
el <<prestamista>>, que su dinero, que <<financia> un
<<celoca)> CQué es, pues, en teoría, <<el modo de producción capita.
negocio. No se le ensalza, pero se le distingue del usurero. üsta>>? Insistamos en el concepto <<en teoría)>, porque, en
Es curioso comprobar que, históricamente, la palabra <<capi- concreto, no existe una sociedad conforme a un modelo puro.
talista>> ha servido para designar al <<prestamista pasivo> y no Pero sólo el modelo nos revela el fundamento de un meca.
al <<empresario>>. Los anatemas apasionados (populares o in' .nismo existente.
Queda un problema: ¿qué grado de com.
telectuales) que lanzará el siglo xIx dudarán sobre el blanco plejidad debe tener un modelo que represente el <<capita-
al que deben apuntar: ¿contra el rentista, porque puede vi- lismo>>? ¿Deberá superar lo puramente económico?
vir sin trabajat, como un parásito? ¿Contra el especulador El mérito y el vicio del pensamiento económico <<moder.
<<vampiro de los pequeños ahorros>> o <<tiburón de las finan- no>, <<occidental> (históricamente <<burgués>>), desde los orl-
zas>? Los defensores del capitalismo argüitán que el rentista genes clásicos hasta los sutiles refinamientos del marginalismo,
ve recompensada, con razón, la virtud del ahorro, y que no han consistido en creer (a veces ingenuamente), en dejar
debe confundirse al especulador (que sólo es nocivo cuando creer (por interés o comodidad) o en hacer creer (pasando si
fracasa) con el <(empresario>> juicioso que invierte, para pro- era necesario de la demostración a la apologla): L) que en un
ducir, su <<ahorro>> o el de los demás. Pero de todas maneras, sistema de propiedad individual absoluta, y con igualdad de
originariamente, <(capitalista> evocaba al rentista, no al em- derechos, una total libertad del juego de concunencia econó.
presario. La confusión sobre la naturaleza del capital es ante- mica desembocaba en una utilización óptima de los recursos,
dor a la confusión sobre la definición del capitalismo. y en un crecimiento económico a largo plazor lo que en efec.
to es matemáticamente demostrable; 2) que la libertad y la
igualdad totales de los individuos, condiciones de la demos-
Ceprr¡r, y MoDo DE pRoDuccróu cAprrAr,rsrA tración anterior, podlan existir de hecho, y existlan ya en
gran medida en los palses capitalistas <avanz dos> (Inglate-
Y de hecho sólo se podfa superar Ia segunda superando la ma en el siglo xrx, Estados Unidos en el siglo :or).
primera. Y por esta lrrzín Marx, cuyo gran objetivo era so- El mérito de Marx consistió en descubrir, aceptando como
ciológico la historia total de los modos de produc- punto de partida la hipótesis de la concurrencia perfecta y
-explicar
ción sucesivos o coexistent€s-, empezó esta gran tarea (que las aportaciones cientlficas del primer pensamiento clásico,
no podla esperar llevar a término) con una <<crítica de la eco- 1) que el equilibrio teórico y el dinamismo forzoso de una
nomla polftica> destinada a una definición cientlfica del <<ca- economla de concurrencia se rcaltzaban en el tiempo sólo a
pital>. Del capital a secas, núcleo determinante del modo de t¡avés de las oscilaciones destructivas llamadas <<crisisD, que
producción capitalista, al que debla distinguirse de otros tipos eran tan <<naturales> en el capitalismo como los equilibrios
de capital, designados siempre con un adjetivo (usurero, mer- instantáneos; 2) que, incluso aceptando el inconveniente pasa-
cantil, financiero, etc.) y que hablan podido existir antes del iero de las crisis, la aparente armonía econónica encubrfa una
modo de producción capitalista e incluso prepararle el te- creciente contradicciín social, una división de la sociedad en
208 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 209

dos clases antagónicas, con intereses opuestos; 3) que, en El modo de producción capitalista, tanto cuando se ela-
tales condiciones, la igualdad jurídica y la libertad de inicia- bora lentamente como cuando se afirma de forma revolucio-
tiva de los agentes económicos individuales eran, de hecho, naria, se hace a t¡avés de la clase que asumirá la responsabi-
para la inmensa mayoría de éstos, una quimen; 4) que, en lidad y la dirección, la clase burgaesa en el sentido moderno
último término, debido al juego mismo de estas crisis y con- de la palabta: la que ha acumulado ya de fo¡mas diversas los
tradicciones, la <<concurrencia perfecta>>, hipótesis previa, con- meüos eficaces para producir o eI dinero para comprarloi.
ducía a sa propia destrucción, a través de concenuaciones de Esta clase no puede alcanzar su plenitud en meüo de coac-
medios que podían llevar basta el nzonopolio. ciones ni frente a los privilegios del antiguo régimen, über-
Démonos cuenta que estas conclusiones no consisten en tad econórnica, igualdad iurídica y tibertad política se entre-
apuntar las distorsiones entre la realidad y el modelo (que mezclan, en sus reivindicaciones primero, y en sus principios
existen siempre), sino los efectos de la ünámica del modelo. ideológicos después, lo que en modo alguno significa que
Además, las con*adicciones apuntadas no son sólo de natu- haya de continuar estimándolas todas por igual.
nleza económica; se traducen en luchas sociales, pollticas, Entre las libertades econónicas,la primera es la libertad
psicológicas. Se podría argumentar que son estas luchas las de ernpres¿. Continúa siendo el pilar más sólido, y el más
que ümitan la eficacia de la economía. Pero ¿cómo despre- aplaudido, del conjunto del edificio capitalista. El <<sefi made
ciarlas, siendo como son ellas mismas parte del sistema, con- tna?t>> americano de la imaginación popular, el <<empresario
secuencia necesaria de éste? Marx, al que se ha atacado por a lo Schumpeter> de la cultura universitaria, serán, incluso
haber erigido la economía en <<última instancia>> del análisis en su imagen retocada de <<manager>>, las personificaciones
polltico-social, es de hecho menos <<economicista>> (y no más triunfantes de la <<libertad de empresa>>. Y la <<pequeña em'
<<materialista>) que los teóricos del capitalismo, quienes, a presa)> será la tentación que se ofrecerá a la capa suPerior de
partir del día en que se pronunció la frase <daissez faire>>, los trabajadores.
sugirieron que estas palabras iban a resolver, de forma arm& La libertad en los métodos de producción se exigió en
nica, todos los problemas humanos. Un Samuelson, en su primera instancia contra las coacciones corpor¿tivas; hoy con'
Manual, lo sugiere todavía. iinúu viéndose con malos ojos la intrusión del estado en la
vigilancia de los procesos y de los resultados de la produc'
ción; caso de que la libertad de producción atente de manera
Er. pnrNcrPlo DE LA LTBERTAD fagrante contra el interés público (polución, abuso del espa'
cio urbano...) la opinión pública puede llegar a imponerle
En la base del capitalismo como sistema --complejo téc- límites. Pero la noción de <<seceto> (de las técnicas, de los
nico, económico, político, ideológico, gü€ cortesponde a una <<negocios>>, de la contabilidad) sirve teóricamente para ga'
estructura social determinada- la noción de libertad ocupa t^nlir^, los derechos de la concurrencia, aunque de hecho
un lugar esencial. Pero es importante no confundir las pala' asegura monopolios momentáneos.
bras y los hechos, no deificar el concePto y situarlo de nuevo La libertad de intercambios fue, en su dla, la primera que
en la perspectiva histórica. se preconizó, como único medio para alcanzar la <verdad de
r
270 rNrcrAcróN ÁL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 2LL

los precios>>, remedio que, en opinión de los comerciantes, a sus principios universales. De hecho, ninguna burguesfa
era más efrcaz en caso de crisis de subsistencias que las requi- activa, práctica, puede ignorar que la concurrencia se tealiza
siciones y las tasas practicadas bajo el antiguo régimen. Toda- en provecho de las situaciones adquiridas, de las superiori.
vía hoy, frente a las crisis alimenticias en el mundo, que no dades precoces. El ejemplo de las industrias indefensas aplas-
han desaparecido todavía, hay economistas que entonan su tadas por la concuffencia inglesa era contundente. Pocas fue-
<<Marsellesa del uigo>. Pero la fluidez de los mercados no es ron las industrializaciones nacionales sin protección. Y, en
un problema teórico. En algunos casos de atascamiento, el el siglo xx, el proteccionismo, incluso el autarquismo, ha resu-
monopolio es engendrado por la libertad. citado en cada crisis de exportaciones. Tal es, en el terreno
La libertad del contrato de trabajo se presenta como un de la libertad,la plasticidad de los principios ante la realidad.
caso particular de la libertad de intercambios. Fijar el salario
y la duración del contrato a través de un libre compromiso
entre individuos, con prohibición de cualquier tipo de coali- Er, pnrNcrPro DE TcuALDAD ¡unÍorcn
ción, forma parte del modelo überal. Este dogma fue insti-
tuido en Francia, a principios de la revolución burguesa, por La igualdad iurídica entre los indiuiduos (<dos hombres
la ley Le Chapelier. Pero todos sabemos los muchos reuo- nacen y permanecen libres e iguales de derecho>) fue, para la
cesos que la realidad social ha impuesto posteriormente a la burguesía ascendente, una conquista necesaria contra los pri'
teoría. La acción obrera coaligada, aceptada por el estado, ha vilegios de cuna, fundamento de la sociedad feudal en Europa
impeüdo que pueda persistir la imagen de un salario surgido (en oüas partes, eventualmente, de otros modos de produc'
de una multitud de acuerdos individuales. Queda el hecho ción). Esta igualdad jurídica, condición para su desarrollo,
de que el estado y la patronal, considetando la tasa de sala- ha seguido siendo uno de los motivob de orgullo de la socie'
rios como un factor esencial en la concurrencia interior y ex- dad capitalista. Orgullo legítimo si nos limitamos al princi'
terior, üscuten el tema desde este punto de vista. El estado pio enunciado. Orgullo más discutible cuando se apoya, como
no se atreve a proclamar (peto hay patrones que no dudan hr.. r menudo, en el ejemplo del millonatio <<salido de la
en hacerlo) que un cupo permanente de paro debe limitar las nada>> o del hijo de campesino llegado a ministro. Potqr¡e
exigencias de los asalariados. lo posible no es lo probabte. Y cualquier afirmación sobre la
La libertad de los intercanbios internacionales constituye movilidad social vale sólo en la medida en que se justifica
otro caso particular. La presión de la realidad ha sido, en estadísticamente. Y (sobre todo si nos fijamos más en el po'
este caso, aun más fuerte que en el de la libertad de salarios. der que en la <.forruna>) la igualdad de derecho para llegar
Aqul han sido las burguesías nacientes, tan meticulosas sobre a conseguirlo queda ampliamente anulada, a escala de gtandes
el principio de libertad en el seno de cada economía nacional, cifras, por la desigualdad del punto de partida, especialmente
las que han reclamado y a menudo impuesto la defensa, Pot por el t...to desigual a los medios de educación'
parte de cada estado, de un mercado limitado por sus fron' Y no otorguemos un papel primordial a los principios'
teras. Los teóricos del liberalismo (en primer lugar, Pateto) Las formacionés sociales concretas del capitalismo, jurfdica-
se han lamentado de este atentado cometido por una clase mente presididas por el principio de igualdad, conservan a
2L2 INIcIACIóN AL VocABULARIo r-r ISTóRICo CAPITALISMO 2tt
menudo pesadas ¡émoras de antiguas dependencias, y no du- Notemos, sin embargo, que, aunque las garantías indivi.
dan, caso de exigírselo las luchas de dasá, en modificar la le- duales adquirieron en Inglaterra el valor de institución secu.
gislación o en saltarse la práctica jurisdiccional en el sentido lar,la Revolución francesa pasó de la dictadura revolucionaria
de una desigualdad sensible de los derechos. Durante mucho a la dictadura imperial, y las revoluciones de 1848, en todaa
tiempo, en la Francia del siglo xrx, Ia palabra del amo preva- partes de Europa, atemorizaron a las burguesías en expansión
lecía en justicia contra la del ciado o la del obrero. Y la lo.suficiente como para llevarlas a la claudicación polltica' en
fórmula <<justicia dg clase>>, largos años famiüar al mundo Francia, ante Napoleón III, en Prusia, ante Bismarck. Dos
obreto, y que hoy han puesto de nuevo en circulación una nombres que bastan para poner en duda una identificación
parte de los jóvenes magistrados, no es una palabra vana. entre ascensión del capitalismo y triunfo de los principios
Cuando un aparato judicial y represivo queda entre las manos, liberales.
por reclutamiento, de una sola clase, ¿acaso no resulta inevi- Respecto al siglo xx, con el espectro de la revolución rusa
table que sus decisiones se tomen y apliquen dentro de un 'cuestión de
presente por doquier, es necesario plantearse la
espíritu de clase? Es un serio peligto-pui^ la <igualdad de las relaciones entre capitalismo y fascismo. Es demasiado sim'
los derechos>>. ple etiquetar a éste dé .,dictadura del gran capital>. Es indis'
cutible que, tanto en sus orfgenes como en sus fines, estuvo
vinculado a las más enormes concentraciones de capitaler
LrnEnr¡.p E TcuALDAD: AspEcros porÍTlcos tanto nacionales como internacionales, y que a pesaf de gu
vocabulario anticapitalista respetó las firmas gigantes y el
¿La libertad y la igualdad políticas forman parte (aunque principio de libre empresa; en plena guerra, una firma de pro'
parezcan ajenas a la realidad económica) del modelo de socie- áo.toi farmacéuticos compraba enfermos-cobayas a los campot
dad predilecta de los doctrinarios de la concur¡encia, ya sea de concengación de Himmler. El golpe de estado autoritarlo,
como condición, ya como consecuencia de ésta? Tal es la opi- ya sea en la España de 1916 o en el Chile de 7973, constltuye
nión que se impone hoy en la expresión <<mundo libre>>, una reacción de defensa de los poseedores ante un proceso
opuesta tanto a los proyectos socialistas como a los socialismos democrático que consideran amenazador, y prepara, a la lar'
existentes. Pero las cosas no son tan simples. ga, el camino a las inversiones rentables. Es cierto que Ale'
Es cierto que, al principio, la implantación del modo de mania y Japón han dado el eiemplo de rcalizaciones caplta'
producción capitalista exigió, en caso de conflicto, el derroca- listas .ipectr*lares baio regfmenes políticos muy distintos en
miento del orden monárquico-aristocrático, para terminar con apariencia. No existe, pues,.una correlación mecánica entfe los
el antiguo sistema y limitar los hábitos de intervención eco- fundamentos económicos del capitalismo y una forma deter.
nómica del estado. La exigencia de las libettades políticas se minada de régimen polftico. La democracia liberal no es nl la
vinculó, pues, a la de las libertades económicas. Y existe una condición neiesaria ni la consecuencia naftral de la libertad
dialéctica de la libertad. Quien la pide para sí se ve obligado de emprender, producir, intercambiar o acumular. La clase
a pedirla para los demás. La reivindicación de clase se con- surgida de esta- libertad organiza su dominio polftico- balo
vierte en principio universal. forñ.,as diversas según se enfrente con obstáculos pfocedentes
¡

214 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 2t5


del pasado, con condiciones favorables a su pacífica expansión, dad perc sólo en el derecboi propiedad, finalmente, en reali.
con amenazas revolucionarias para el fqturo, o con rivalida- dad el pilar más importante, <<inviolable y sagrada>>, tanto o
des internacionales que superar. más quizá que los oros dos principios. La insistencia actual,
La igualdad entre indiaiduos, jurldicamenre necesaria para en torno a 197 5, sobre <<libertad>> y <<democracia>> en los
su concurrencia, no acarrea necesariamente su igualdad polf- proyectos de sociedad, soslaya en exceso la referencia al au-
tica de forma inmediata. fnglaterra conserva su Cámara de téntico fundamento de las relaciones sociales enme los hom.
los Lores. La Constituyente francesa distingue entre ciudada- bres: los derechos de estos hombres sus categorfas
nos actiaos y pasiaos. Durante largo tiempo, en la Europa del -de
56si¿fs5- sobre los bienes y sobre los difetentes tipos de
siglo xrx, se impone la organización censitaria en las consul- bienes.
tas electorales. Lo que equivale a decir que la noción de Ahora bien, la propiedad es precisamente el campo en
<<democracia>>, pata la burguesía ascendente, y en sus com- que el capitalismo en germen se dedicó conscientemente a
promisos con los regfmenes declinantes, consistla en medir liquidar el régimen al que sustitufa: éste (<<feudalismo> en
el peso polftico de sus ciudadanos según las dimensiones de Europa, pero podrfan ponerse otros ejemplos) no concebfa
sus propiedades y de su fortuna. Tuvo que transcurrir mucho la propiedad individual como un derecho ilimitado; si bien
tiempo para que las clases dominantes, en el modo de pro- el siervo no podía (en principio) abandonar su tenencia, tam-
ducción capitalista, tomaran conciencia de que su fuerza resi- poco el señor podía expulsarlo de ella; habla tierras sin apro-
día mucho más en sus medios económicos que en sus poderes piar, ottas eran comunales; el final de la <<edad modernar
pollticos aparentes, y que su lugar en la sociedad mediante la asiste a la ofensiva del <<individualismo agrario>: esfuerzos
educación, la información, la ocupación de los puestos clave de los señotes para sustituir su propiedad <<eminente> pof
y de los cuadros intermedios, el recurso a las presiones y a una propiedad absoluta, rcparto y venta de comunales, ata.
las influencias, constitufa una amplia ganntla contfa las even- que de los legisladores <ilusffados)> contra las <<manos muer-
tuales sorpresas del sufragio universal y del sistema parlamen- tas>> (propiedades inalienables), liquidación de los derechos
tario. Lo que no obsta, como hemos dicho, para que en caso consuetudinarios de los pobres que entorpecieran la dispo.
de peligro por este lado se <<suspendan las garantfas constitu- nibilidad de los productos en manos del propietario (espi-
cionales> o se recurra al golpe de estado. gueo, recolección de ramas secas). Fue a propósito de la reco'
lección de ramas secas, uansformada en delito de robo por la
Dieta renana, cuando el ioven Marx se dio cuenta en 1842,
El pnrxcrPro DE PRoPTEDAD y así lo escribió enlaGaceta renanai 1)que la definición del
derecho de propiedad estaba reservada a los propietarios;
<<Libertad, igualdad, fraternidadr>, reza el lema, de gran- 2) que el aparato de represión del estado, a través del inter'
deza indiscutible, heredado de la Revolución francesa. Pero, mediario legislativo, se convertía en <<lacayo del propietarion;
puesto que ésta, iurfdica y pollticamente, preside la enttada 3) que, pot ello mismo, era dudoso que el estado fuera el
de Francia en el modo de producción capitalista, quizá seúa .r.ráot de la <sociedad civil>, y que era más probable que
más justo decir: libertad peto, ante todo, económica; igual' fuera la <<sociedad civil> (a saber, las relaciones reales de los
2t6 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISTTO 2t7
hombres entre ellos) la que hubiera modelado a su servicio ducto no consumida por los productores directos se deduce
la forma de estado. no en virtud de un derecho tradicional o de una coacción
De esta manera, en el momento mismo de su constitu- legalizada, sino mediante el juego espontáneo de una econo.
ción, la coronación jurídica del modo de producción capita- mfa libre. Este carácter <(natural>>, no forzado, de la exac.
lista encontraba, en un rincón de Renania, a su crltico deci- ción, es el que ha permitido decir (y creer) -que esta exac.
sivo. El análisis de las conquistas de la Revolución francesa, ción no existía, que la sociedad se había liberado finalmente
en un punto de los territorios afectados por ésta, superaba de los derechos, los diezmos, las tasas y las coacciones, y el
el nivel superficial de las transformaciones de derecho, de las ideal de los inventores de la libre economía hubiera sido in-
representaciones políticas, consideradas'comúnmente como cluso la casi supresión de los impuestos estatales reduciendo
innovaciones de valor universal, para ahondar más profunda- al máxirno posible las atribuciones del mismo estado. Y, efec-
mente, hasta llegar a la naturaleza misma de las <<relaciones tivamente, cuando el capitalismo liberal funcionó de la forma
sociales de producción>>. más parecida a su modelo, la presión .fiscal fue menos elevada
que nunca.
Cla¡o está que se puede discutir el término <<exacción>
L¿s nel¡croNEs socrALES DE pRoDUccróN cuando no existe coacción. Pero en una sociedad en que
EN EL SISTEMA CAPITALISTA existen diferencias de ingresos y de fortunas tan fuertes (o
más) como en los antiguos regfmenes sociales, y en que pa-
¿Por qué <<de producción>? Porque puesto que ninguna rece claro que su crecimiento depende de los medios ya acv-
sociedad humana subsiste sin consumir y, por tanto, sin pro- mulados por sus poseedores, es necesario explicar el meca.
ducir, el problema estriba entonces, para entender cada una nismo de esta polatización. Es el problema de la naturaleza
de ellas, en saber, en el marco en que se present a, quién pro- del capital.
duce, cómo se produce, a quién va destinado el producto. El capital, en el sentido moderno del término, el que
La respuesta a estas cuestiones, muy variable tanto en Marx se esforzó en definir, y cuya nataruleza y dimensiones
el tiempo como en el espacio; es la que pone en evidencia una no han cesado de confirmarse a pesar de profundas modifica.
sucesión de sistemas sociales históricamente constituidos, pero ciones en ott'os aspectos es iln coniunto de medios de produc.
dotados cada uno de una coherencia y una lógica relativamente ci6n eficaces y masiuos, sasceptibles de reproducirse y de ue.
fáciles de esquematizar. cer, globalmente, por su mecánica propia, y gue, en el sistema
Pero toda producción está olganizada y de las necesidades capitalista, tienen como caracterlstica esencial la de estar
de esa organización se desprenden (y se justifican ante sus apropiados.
propios ojos) las jerarqulas sociales, los aparatos polfticos en fnsistamos en este punto. Porque, en algunos comentarios
cuyo beneficio se rcalizan (puesto que, en general, el derecho contemporáneos, Ia existencia de medios de producción masi.
va detrás del hecho), las exacciones que se operan sobre los vos y crecientes parece suficiente para definir las economfas
productores directos de bienes de consumo. <<avanzadas>> del siglo xx, sea cual sea su sistema social. Es
Lo que caracteriza al capitalismo es que Ia parte del pro- la noción, en boga durante un tiempo, de <<sociedades indus-
218 INIcIAcIóN AL vocABULARIo H rsróRlco CAPITALISMO 2t9

triales>. Capitalismo y socialismo asegunrían del mismo modo organizadores de la producción y del crédito, que, además
una <<formación de capital>, lo cual es cierto en la medida de sus gastos (no despreciables), acamularáz medios de pro.
en que, en los dos sistemas por igual, se reserva una parte ducción cadavez más potentes. Tal es, según la interpretación
del producto a la reinversión y al crecimiento del ^p^t^to favorable, la justa recompensa por los talentos de innovación
productivo. Pero se olvidan de añadir: 1) lo que define al y de gestión demostrados por la clase de los empresarios; y,
capitalismo no es la existencia del capital, sino su apropia' en efecto, en la base del sistema se producen éxitos indivi.
ciSn; 2) en un sistema socialista, la <<formación de óapital>>, duales en que el ingenio personal, la experiencia y la suerte
en principio, está planificada; en un sistema capitalista es el juegan un papel. De hecho, al final del proceso, las posibili-
resultado (también <<en principioo) del libre funcionamiento dades de los recién llegados disminuyen. La decadencia de Ia
de un nercado. concumencia atomlstica surge, como hemos dicho, de la con.
En este mercado, en un espacio dado, considetado soli- currencia misma.
dario, se rcaliza, durante un ejercicio, un aalor determinado. No confundamos, por ora parte, hacerse rico y uiunfar
No importa que se exprese en moneda (francos, pesetas, dó como empresario. En el mercado existen especulaciones (como
lares...¡ p,r.rto que, para compafar, hay que reducir-esta ex- en el mundo preindustrial), operaciones de bolsa, plusvalfas
presión, en el espacio mediante un cálculo sobre los cam- de situación, que nada tienen que ver con Ia <<plusvalfar> que
Lior, .r, el tiempó <<deflacionando>> a través de un fndice de hemos definido. Sólo se convierten en <<capital> cuando se
pr..ior. Lo que se b,rsca es la expresión en términos de bienes, invierten en la prodaccióa. Si no, se compensan y desapate-
con independencia de los movimientos monetarios' cen. El intercambio puro puede producir capital-dinero, capi-
Entre este valor realizado y la remuneración global de talistas en potencia, pero sólo llega a ser productivo el capi-
los trabajadores productivos (suma de los salarios reales y tal que utiliza fuerua de rabaio. Esta diferencia entre <(ganar
de las véntajas sociales) existe un margen. Marx lo llama dinero> y <(crear capital> no siempre está presente en la con-
<<plusvalfa>, otfos lo denominan <<excedente>>; analistas re- ciencia de los interesados, ni es siempre captada por la opi-
.Lnr., del <beneficio>> lo redescubren como una <<evidencia nión general.
contable>>. Si este mafgen, llámesele como se quiera, no basta De todas formas, aunque el capitalista de caricatura es
o se limita a ser suficiónte para la renovación del capital exis- un personaie bardgudo, con un puro en la boca y apoyado
tente, no habrá ninguna posibilidad de progreso püa el apa- en una caia fuerte, no vayamos a creer que el patrón de la
rato productivo. La economla se estanca. Si el margen supera pequeña y mediana empresa consiga escapar, gracias a su con.
.rt. ir-bral (es el caso normal, a pesar de las fuertes varia- tacto cotidiano con el obrero, a la imagen acuñada de la pa.
ciones coyunturales) hay lormación de capitaL Y, repitámos- tronal. Muchos de estos pequeños patronos, próximos aún al
lo, este súpl.m.nto ba sido apropiado. Ya a p^t^t a los posee- mundo del trabaio, se vanaglorian (v ello no es necesariamente
dores previos del capital. Puede femunerar, con tasas mo- falso) de haber deiado bien sentado. ante sus asalariados, el
J.tüt,^.t <<ahorro>> de lar categorlas menos proletatizadas de prestigio de su autoridad, de su eficacia, de su iusticia. Pero
to, ,táUr¡rdores, drenada por las caias de ahotros y los ban- es también en este nivel donde las discusiones en torno al sa.
.or, p.ro la masa del excedente irá a los <iefes de empresa>, lario, contrato, empleo, ausencias, ritmos de trabaio, subrayan
I
220 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 221
más el antagonismo de los intereses. El obrerismo anarquizante Ia vida de o6cina y de almacén a expensas de la producción
ha nacido y se ha conservado en la mediana empresa már que de objetos y del uabajo en fábricas), la existencia Je <élitesn,
en la grande. Althusser cree que la lucha de clases sólo debe de <<cuad¡os>> (técnicos, administrativos, intelectuales, artis.
analizarce a partir de la posición de los diversos agentes en tas, animadores, etc.), más visibles a los ojos de la multitud,
el seno de la producción. Es cierto en el sentido de que el como símbolos del triunfo, gue los responsables del capital
antagonismo teórico nace de esta posición y sólo de ella. y de su empleo, cierto es que todos estos factores juntos han
Pero el conflicto también forma parte de lo cotidiano, de lo üfuminado ampliamente, én la <<sociedad de consumo>. la
aiaido. Las <<relaciones sociales de producción> no son ni imagen del <patrono)> y del <<obrero>> luchando cara a cata,
una construcción del espfritu de propaganda ni un concepto El antagonismo estructural de patronos y asalariados sub.
teórico. Toda la historia social del siglo xrx obliga a consicle- siste, y subsiste, por tanto, la lucha de clases. Es verdad que
rarlas como relaciones de lucba. ahora presenta más el aspecto de una confrontación organi.
Pero, ¿y el siglo xx? Es posible que, después de todo, zada entre sindicatos y grupos poderosos, oscilando entie la
en el último cuarto de siglo, la sociedad capitalista se acerque violencia y el compromiso. Lejos han quedado los tiempos
más al esquema anunciado por Marx (dígase lo que se diga) de la concurrencia atomística. Y ya no se sabe muy bien cuál
de lo que se aproximaba a él el mundo de 1850. Este, ex- de las dos imágenes resulra más mítica: si la de una sociedad
cepto en fnglaterra, sólo contaba con unos cuantos núcleos abierta y libre en la que cualquier ciudadano, en cualquier
industriales limitados, perdidos enme los inmensos coniuntos momento, puede elevarse hasta la cumbre, o la de la dicoto-
agrarios desigualmente desarrollados. Tal era el caso de una mía enre un puñado de hombres poderosos, únicos capaces
gran parte de Europa occidental, de toda la Europa oriental de acumular el capital y de disponer de sus poderes, y una
y de los restantes continentes, incluido Estados Unidos, más masa de hombres subordinados, condenados a soñar con una
camcterizados entonces por la inmensidad de las tierras li- inaccesible vida de lujo, a trabajar en la monotonía y la me-
bres y por las estructuras liberales institucionales que por el diocridad, y a tener más posibilidades, dentro del cálculo de
progreso de la industrializaciín. Es ltoy, y no hace un siglo, probabilidades de la vida, de quedar brutalmente en paro
cuando nos encontramos, sobre todo en Estados Unidos, pero que de labrarse una fortuna.
también en algunos puntos de Europa y en Japón, ante un De forma global, es evidente que la segunda imagen es
campesinado liquidado o en vfas de estarlo, frente a pobla- la más válida. Pero con una opinión dominada por los mass
ciones enteras dedicadas a la producción masiaa destinada a nedia,la creencia en la sociedad <<libre y abierta>> y, de paso,
un mercado y a Ia obtención de beneficios, bajo la impulsión en la moral que ésta implica se halla ampliamente extendida
v el contol de algunos consejos de administtación, minotías en el mundo <<occidental>>. Un buen conocedor de Alemania
ínfimas y anónimas. del este me decía que, con un nivel de vida igual, incluso
Es cierto que este anonimato de la cúspide, el elevado superior, con una ayuda social y una seguridad mayores, lo
nivel de consumo alcanzado pot las masas (que no excluye que el obrero de la Alemania socialista envidiaba al obrero
situaciones de miseria absoluta entte las minorías margina- de la Alemania capitalista eru la esperanza (muy aleatotia,
les), el lugar adquirido por los servicios (y, por tanto, por por otra parte) de conaertirse en patrotto, Contra este rasgo
222 rNrcrAcróN AL vocABULARro H ISTóRrco CAPITALISMO 223

de la <<sociedad ambiciosa>>, descrita por 'Mac Clelland, el ciones europeas. Pero ninguna de las innovaciones antiguas
socialismo tiene que inventar otra motal. o medievales que se invocan a veces (arado, yunta, timón,
Pero no habría que creer que todos los países tecnológi' molinos) pudo haber sido decisiva. IJnicamente la <<revolu-
camente avanzados posean ya, en este momento, las estruc' ción neolítica>> en la prehistoria, con la introducción de la
turas sociales y mentales y el complejo de superioridad de ganadeía y la agricultura, es una etapa cualitativamente com.
los Estados Unidos. Las clases obreras del Japón, de Corea parable con la <<revolución industrial>> promovida por el ca.
del Sur, del Brasil industrial, incluso de España o de Gtecia; pitalismo.
¿no están acaso más cerca del siglo xrx que del xx? Baio el
Entre estas dos revoluciones, la historia que se enfrenta
esquema global de capitalismo <(avanzado>r, próximo a la dico' al problema del <(progreso>> puede retener como hipótesis
tomíu de Marx, es importante distinguir los desarrollos desi- de rabajo el hecho de que los <<crecimientos>> innegables Je
guales, los tasgos particulates de las <<formaciones sociales>> población, de producción, de enriquecimiento-, constatables
concfetas. para petíodos de larga duración en amplios territorios (por
Ahora bien, muchas glorificaciones del capitalismo tazonan ejemplo, entre los siglos x y xrrr en el occidente de Europa),
como si el ejemplo norteameficano fuera típico del desarrollo corresponden a la instalación y al apogeo de un modo de
general. Los argumentos sobre los resultados cuantitativos producción adecuado, sin duda, a las exigencias de la produc-
óbtenidos, .tr .tii todas partes, por el capitalismo se fundan ción para una tecnología dada; y comprueba también que,
en la evidencia. Pero hay que fijar los límites de su signifi- al cabo de un período bastante largo, ese sistema sufre una
cación. crisis de estructura, una <<crisis generab>, con hundimientos
de población y abandono de terrenos productivos (en nuest¡o
ejemplo, ello ocurriría en los siglos xrv y xv). Es diffcil desen-
Cep¡r¡,lrsMo y cREcrMIENro: a) Los <(DESPEGUES)> trañar, en medio de esta maraña, el juego exacto de los fac-
tores (demografía, tecnología, economía, sociedad); pero en
Decir que la era histórica del capitalismo coincide con ningún momento del proceso, ni tan sólo en el más próspero,
un crecimiénto económico sin precedentes es una tautologla: ha sido posible dominar, a corto plazo, <la desigualdad de
si capital:medios de producción, está claro que acumulación las cosechas>>, fuente de catásrofes, ni enfrentarse, a largo
de capital:capacidades productivas crecientes. plazo, con un crecimiento importante de la población. El
Es cierto que ningún btto modo de producción, antes del esquema pesimista de Malthus, erróneo como previsión de
capitalismo, hábla conseguido un tal salto hacia delante. un futuro, traducía de hecho, hacia 1800, la experiencia pasada,
o,ódo de producción combina un tipo determinado de capa- En cambio, en la segunda mitad del siglo xvIII, empe-
cidades teinológicas con la otganización social que asegura su zando quizát con una revolución agrícola y poniendo después
puesta en práctica. Algunas técnicas hidráulicas asiáticas o la fuerza del agua y del vapor al setvicio de nuevas mecáni-
-precolomoinas
se vinculaban a modos de producción comu- cas, Inglaterra había sentado las bases de un mundo nuevo.
'nitarios
por la base y monárquico-teocráticos pof Ia cuspide. Se ha denunciado, sin embargo, la puerilidad de los histo.
El feudaiismo y el monaquismo realiz^ton las gtandes rotura- riadores que estarían dispuestos a dividir la historia humana
r
224 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRicc, CAPITALISMO 225
en dos partes: antes y después de Ia mule jenn1. Marx, que, D-ebemo9, pues, darnos cuenta de que si Ia noción
. de <re.
más que nadie, ha hecho justicia a la importancia de la tec- volución industrial> (con evocaciones esencialmente tecnoló.
nología, fundamento del dominio de la naturaleza por parte gicas) no. basta paru cúacteúzar er punto de panida
de una
del hombre, elemento dinámico de las <<fuerzas productivas>>, producción ni, por tanto, de un .on-r,r.o de )noso, capaz
de
precisa explícitamente que ella sola no constituye <<1a eco- enfrentarse con las necesidades crecientes de Ia humanidad,
nomía polltica>>. Y es que el proceso creador no nace de la sería igualmente superficial responsabilizar exclusivamente
de
invención de forma inmediata. Implica una secuencia inven- esta muhción al <capitalismo>>, palabra cuyas ambigüedades
ción-innovación-implantación, que es la única que asegura a ya hemos comentado, tan obvias cuando encubr.n irrr. .po.
la invención una importancia cuantitativa, y que depende a logía como cuando sirven para denigrar.
su vez de las condiciones que ofrece una sociedad a las ini- El modo de producción capitaliita, conjunto coherente,
ciativas humanas. Resulta, pues, legítimo asociar el capita- es una consecuencia más que una <(causa)> (aunque se con.
lismo naciente (libertad de empresa, de conuato, disponibiü- vie¡ta en causa a su vez) de la combinación entre'las innova.
dad de capitales, cálculo económico, ansia de beneficios) con ciones técnicas del siglo xvrrr y la búsqueda de unos benefi.
el primer <<despegue)>, en Inglaterra y en oÚos sitios, de la cios menos aleatorios que los beneficios (por aquel entonceg
industria mecanizada y de la productividad del mabajo. en decadencia) del capital comercial (y col-onial) considerados
Pero ¡cuidado! Es la combinación de los /os despegues hasta ese momento como las fuentes principaies de la acu.
Jespegue técnico y enetgético, despegue económico y men- mulación. El nuevo beneficio se ftrndari a partir de ahora no
tal- lo que determina el salto hacia adelante. Ni la disponi- ya sobre los desequilibrios momentáneos- de los mercados
bilidad de grandes capitales, ni las innovaciones en los mé- aislados y lejanos, sino sobre el desequilibrio constante entÍe
todos contables y bancarios, ni la idea de reunir la mano de el valor de objetos-mercancías producidos en masa para un
obra en grandes unidades de producción datan del siglo xvrrr.
_homogéneo, y el valor de la Íuema de traÉajo que
mercado
Pero hasta los años 1760-1780 no se produce nada esencial. han producido esos objetos.
La idea misma de la productividad del trabajo no arrarica de El triunfo de esta última fórmula no se obtuvo nuncq
Adam Smith y de su famoso escrito sobre la fábrica de alfile- de forma úpida y simple. como diría Rostow, eran necesa.
res; en 1558 ya la había expuesto el español Luis Ortiz; la rias unas <<precondiciones>: 1) que una masa suficiente de
oposición enue agricultura e industria desde el punto de vista medios de producción se concentie en las manos de un pro.
de los rendimientos decrecientes se encontraba ya en el napo- pietario-empresario, o de un empresario-prestamista, de -for-
litano Antonio Serra en L612. Y la idea de que el <<valor>> de ma que pueda remunerar a la vez el capital prestado y la em.
un objeto producido en masa dependerá a largo plazo del presa misma; 2) que una masa suficiente de mano de obra
tiempo de trabajo que haya exigido su producción, fue, como libre y sin otros reci.rrsos g|9 su fue',a de trabajo esté dispo.
es sabido, emitida por !üilliam Petty a finales del siglo xwr; nible y pueda emplearse, debido a Ia concurreácia, con una
ya a principios del siglo xvIIr se habían señalado todos los tasa mínima de salario (añadamos: y desemplearse en cuanto
efectos que cabía esPerar del maquinismo. Sólo faltaba in- deje de ser necesaria); 3) que el mercado libre de bienes de
ventar las máquinas. todo tipo (bienes de consumo, bienes de producción, fuerza
226 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco cAPrrALrsMo 227

de trabajo) sea el único criterio, al margen de toda reglamen- Finalmente, aunque es cierto que no puede haber indus.
tación, pam la formación, a corto plazo, de los precios y, a túalización sin formación previa de capital, se ha comproba-
largo plazo, de los <<valotes>>. do, en cambio, a lo largo de los siglos xrx y ** y .n i¡trn
\ü(/. \(/. Rostow, al intentar definir las <<precondiciones> parte del globo, que sí puede haber acumulación de capital
del <<despegue)> (take-oÍf) de la productividad moderna, ha- sin industúalización No identifiquemos, pues, <<capitalismo>
bla de <<propensiones)> a aceptar, por una parte, riesgos I, por con <<despegue)>, sin subestimar por ello la capacidad creado.
otta, sacrificios, sin señalar que el riesgo de los empresarios ra.demostrada por su introducción.
es una <(apuesta)> que hacen los indiaiduos, peto en el que
la clase capitalista (como, en el juego, la.Banca) tiene la se-
guridad de ganar al final, mientras que el <<sacrificio> de los Clprrer,rsMo y cRECTMTENTo: b) nt LARGo pLuzo
trabajadores, necesario para la formación del capital, es un
sacrificio involuntario, impuesto a toda su clase por la indi- Comparar tal capacidad con la de los sistemas precapita-
gencia inicial del ptoletario, de la que sólo escapan algunas listas carece de sentido, pues éstos no disponían de las mis.
excepciones, a pesar de los cuentos de hadas infantiles sobre mas técnicas. Pero constatar que una acumulación constante
los resultados del ahorro y de la audacia individuales. de capital, aplicada conrinuamente a nuevas técnicas, ha cam-
En cuanto a las condiciones de| take-oll qo. no depen' biado la faz del mundo, es dar fe de una evidencia. Ya en
den de la economía privada, sin duda existen; incluso en In- 1848 el Maniliesto comunista, de forma más brillante que
glaterra, algunas fuerzas sociales muy antigüas !, en algunos cualquier otro texto, había designado a la burguesía, clase
casos, el estado, ayudaron a construir la infr'aestructura de la dirigente del modo de producción capitalista, como el grupo
nueva economía. En Prusia o en Japón Rostow señala entre social responsable del progreso:
los factores de despegue un <<nacionalismo> que pone a las
fuerzas del antiguo régimen propiedad, ejército, bu' En su dominación de clase apenas secular, la burguesfa
-gran
¡qcr¿si¿- al servicio de la industrializaciín, realizada, sin ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que
embargo, por la burguesía. No debe olvidarse este aspecto todas las generaciones pasadas iuntas. El sojuzgamiento de
<<nacional>> de las creaciones del capitalismo; en algunos casos las fuerzas de la naturaleza,la maquinaria, la aplicación de
imprime unas taras congénitas; en todo caso hace divergir la la qulmica a la industria y a la agricultura, la navegación
de vapor, los ferrocarriles, los telégrafos elécricos, la urba.
realidad histórica del esquema económica de los teóricos.
nización de continentes enteros, la navegabilización de los
Para colmo, éstos no siempre se ponen de acuerdo sobre ríos, poblaciones fntegras como surgidas de la tierra, ¿qué
el orden de los factores en el despegue. Von Mises hace de' siglo anterior sospechaba que dormitasen semejantes fuer-
rivat el impulso demográfico del siglo xrx del laissez faire zas productivas en el seno del trabaio social?
adoptado por occidente. Pero, en 1938, Hicks se pregunta'
ba si la gran fase de desarrollo, atribuida generalmente a la iQué diríamos hoy, cuando habría que añadir a estas
revolución industrial, no se limitaba a traducir el empuje conquistas ya viejas las dos revoluciones energéticas
del impulso demográfrco, -peuó-a
leo y átomo-, y las de los transportes y comunicaciones
228 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 229

Iargas distancias, del automóvil y del avión, de la televisión una teorí¿ del estancamiento), el pensamiento económico ofi.
y de los satélites? cial, incluso el disidente, no recuperurá hasta después de
Y estas innovaciones técnicas, pletóricas en mansforma- L930, y sobre todo después de 1950, ámbitos más fecundos:
ciones sociales, estaban también previstas en el Manifiesto. la moneda como masa de maniobra del capitalismo, con Key.
La burguesía, dice, ha desempeñado en la historia un papel nes, la productividad del uabajo, con Colin Clark, el pro.
<<eminentemente revolucionario>>; y añade: ducto nacional y sus componentes con Kuznets, y, finalmente,
el largo plazo, descuidado de forma inexplicable durante más
la burguesfa no puede existir sin revolucionar permanente- de un siglo, cuando es con toda evidencia la categorla de
mente los instrumentos de produccién, vale decir las rela- tiempo en que se inscriben las victorias de la burguesla.
ciones de producción y, por ende, todas las relaciones so- Es cierto que desde L950, gracias a la pluma de diwrlga-
ciales. En cambio, Ia conservación inalterada del antiguo dores aplaudidos oficialmente, el optimismo del largo plazo
modo de producción era la condición primordial de la exis-
se ha convertido de la noche a la mañana en la forrna prefe-
tencia de todas las clases indusriales anteriores. El continuo
uastocamiento de la producción, la conmoción ininterrum-
rida del conformismo fácil; dado que el obrero actual üsfn¡.
pida de todas las situaciones sociales, la eterna inseguridad ta de una comodidad con la que Luis XIV no hubiera ni
y movilidad distingue la época burguesa de todas las demás. soñado, ¿de qué íbamos a preocuparnos y de qué iba a que.
jarse? Tal es el eje del pensamiento (cuando no todo el conte.
¿Es el temor instintivo a esta <<inestabilidad>? Hasta los nido) de la obra de Jean Fourastié, desde Le grand espoir
últimos grandes boons de la segunda mitad del siglo xx, la du XX' siécle hasta las columnas de la prensa cotidiana. Claro
reflexión de la burguesla sobre sí misma será mucho menos está que la fórmula, bajo esa forma caricaturizada, no es
optimista, mucho menos profética sobre sus capacidades de nueva. Ya en 1880 Segismundo Moret, político liberal es-
lo que habían sido Marx y Engels. La teoúa económica in- pañol, habla dicho que, dado que todas las mujeres llevaban
sistirá en el <equilibrio)> y no en el movimiento; justificará medias y que todas las ventanas tenlan cristales, la <<cuestión
tlmidamente, el interés del capital (B6hm-Bawerk), pero pon- social> estaba resuelta.
drá en duda la posibilidad de un benelicio global; buscará Pero el estudio de los precios a largo plazo, preconizado
en la <utilidad>>, manifestada por la formación de los precios, e iniciado por Fourastié, da resultados más interesantes que
el motor de la máquina económica, y condenará como una la ingenua expresión de su optimismo. El análisis de las lar-
herejfa, a pesar de sus orlgenes clásicos, la idea de <<valor- gas series de precios, si va más allá de las expresiones mone-
trabajo>>, es decir, la primacfa de la productividad; en una tarias, muestra que los objetos producidos nasiuanente pot
palabra, se negará a buscar en el proceso productivo el origen la industria, y tanto más cuanto más mecanizadas están las
de la acumulación. Con el problema de los precios enfocado indusffias, tienen un equivalente en disminución constante
desde un punto de vista momentáneo y no a latgo plazo, frente a los productos menos afectados por las nuevas téc-
poco tentado, hasta después de transcurrida la guetra de I9I4, nicas y, sobre todo, frente a los <<servicios>> no productivoe
por los misterios monetarios, atraído periódicamente por los que exigen siempre el mismo tiempo de trabaio.
de los <<ciclos>> y las <<crisis> (e íncluso, después de 1929,pot Desde luego estos <<descensos tecnológicos> de los precios
r
230 rNrcrAcIóN AL vocABULARIo H ISTóRrco CAPITALISMO 2rt
ya se conocían. Pero es que ahora constituyen el hecho posi- por Georges Friedmann. El fenómeno se reproduce cada vcz
tivo por excelencia de nuestro tiempo. Y verifican que el <<va' que el capitalismo reduce su impulso. No obstante, si se pi-
lor> de los objetos (y no iu <<precio> fluctuante) tiende ver diera al europeo medio que prescindiera de la televisión o
daderamente, según la visión clásica, a equipararse con el que renunciaru a la esperanza de comprarse un coche, s€ s€fi-
tiempo de trabajo exigido por su producción. ¡Y como sin- tiría probablemente frustrado y limitado. Los vicios de la so-
gular vengatrza de una verdad denigrada tanto tiempo, llega ciedad de consumo no residen en el consumo mismo. Hay
la prolifetación tardía, pero pletórica, de las <.conferencias rnucho que decir sobre las otientaciones que se le imprimen
sobre la productividad>, las <<comisiones parz la productivi' artificialmente. Pero de ahí a proponer como modelos de vida
dad>>, de confrontaciones estadísticas entre productividades, a Diógenes o a Francisco de Asís, media toda la distancia
de argumentos sacados de esas estadísticas! que separa un posible ideal individual de la evidente nece.
Es vetdad que tal literatura sugiete (o da por sobreenten- sidad social de la ptoducción.
dido) que las ganancias de productividad repercuten inmedia- lJna vez dicho esto no estará de más, frente al fenómeno
tamente en el consumidor y, por tanto, en el trabajador' con <<crecimiento> y <<productividad creciente del rabajo>, so.
lo que resulta que éste se ve invitado aceptat, a favorecer meter a un examen crítico las legltimas satisfacciones, pre.
^
con su actitud la innovación técnica, la ncionalización del guntándose: 1) ¿cómo se obtienen los progresos de la pro'
trabajo, la intensid ad, la eficacia de éste, en el marco de una ductividad del trabajo y cómo se reparten los resultados?;
economía y de una sociedad évidentemente creadoras. 2) el largo plazo ¿es el tiempo adecuado para medir las satis'
Y serla absurdo negar la parte de verdad (digamos, de evi- facciones individuales y colectivas (<<a largo plazo todos esta'
dencia) que encierra este reconocimiento del fenómeno <(pro- remos muertos>, decía Keynes)?; 3) ¿no es cierto que las
greso>, cuyo carácter tardfo hemos subrayado Ya, Y-que ya impresionantes conquistas (tecnológicas, económicas) de los
f.r... estár replanteándose de nuevo. En efecro: debido a úliimos cien años han acentuado, en lugar de atenuar, las
ias crisis recientes (embrollos monetarios, recesiones de los <<desigualdades de desartollot> en el mundo? ¿Acaso el capi'
años 70), entre algunos profetas capitalistas se ha puesto de talismo <<avanzado>> no polariza las riquezas que produce, en
'aqaierda anarqui-
moda el <<crecimiento cefo)> y una extrema lugar de generalizarlas y extenderlas?; 4) finalmente, desde
z nte grita << iabaio el productivismo!>. En resumen, la preo' haie sesenta años, se ha propuesto para el funcionamiento
*p..iár, ,. t^r en que el capitalismo haya orientado lo de la economla modelos distintos al del capitalismo, que ha'
esencial de la actividad humana hacia la obtención de una cen imposible seguir limitando las comparaciones a los rlni'
producción cuantitativamente maximalizada, conseguida a pa¡- cos términos precapitalismo-capitalismo; en una palabra, los
iit d. un esfuerzo decreciente quizá por unidad de producto, resultados económicos del socialismo, en los primeros dece-
pero igual como mlnirno y qtizá mayof para el conjunto de nios de su existencia, ¿pueden excluirse de esas confronta.
iot ttrbr¡rdores, a cambio de un aumento de satisfacciones ciones?
cualitativamente discutibles.
Estas cuestiones, estos replanteamientos, señalan una nue-
va <<crisis del progfeso)>, que recuerda la de t9t6 analizada
¡
232 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco CAPITALISMO 2t3
Los aumentos de productioidad: salir del proceso productivo, también Io es que el <<precio>
capitalismo y progreso técnico
lo- es el <valor>, gü€ el mercado no es p.rf.-.to, que puede
haber individuos o grupos que busquett el u.*n.io en el
¿Cómo pueden los mecanismos capitalistas desencadenar interior del circuito comercial o a tiavés de combinaciones
el dinamismo perpetuo que preveía, en 1848, el Maniliesto financie¡as. Schumpeter, cuando intenta definir la <<innova.
comunista? ción>_ que encumbra temporalmente a un empresario a la
Salta rápidamente a la vista que, si el precio de una mer- cúspide de la jerarquía de los beneficios, no limita su defi-
cancla depende, en última instancia, del tiempo de trabajo nición a las innovaciones técnicas. Estima que existe n taffi-
social medio exigido por su producción,"todo industrial que bién técnicas comerciales y financieras, en las que puede afir.
obtenga esa mercancla en un tiempo inlerior conseguirá una marse el espíritu innovador. En el contexto-capitalista, la
ganancia. ampliación de un mercado, la creación de una necesidad el
El modelo, por supuesto, es más complejo. Si el ahorro ofrecimiento de facilidades bancarias, e incluso inversiones
de tiempo se debe exclusivamente a la organización del tra- improductivas o actividades de lujo pueden ser consideradas
bajo o a una mejor gestión, los márgenes serán modestos. Si como indirectamente útiles al movimiento de la economfa, y
se trata de la introducción de medios técnicos masivos o nue- como financieramente rentables. Así, pues, la idea de que
vos, hay que amortizat el capital, remunerar los préstamos todas las iniciativas, espoleadas por el aliciente del máximo
eventuales; por otra parte, los efectos de la <<inversión>> de- beneficio, se orientan hacia una producción cuyos rendimien.
penden en gran medida de las proporciones enre <<capital tos mejoran siempre, para mayor provecho del consumidor,
constante> (equipamiento y stocks) y <<capital variable>> (masa es un espejismo. No es sino la indicación del resulta do
de las remuneraciones de la mano de obra). Pero, precisa- linal
y, a largo plazo, del proceso.
mente a causa de esta complejidad, sólo se consiguen benefi- Por otra parte, la <productividad> misma es una noción
cios may grandes durante el tiempo, limitado, que va muy compleja. Segun Marx, depende <<de la habilidad meclia
de la <<innovación>-y individual a la <<implantación>> generali- de los trabajadores, del desarrollo de la ciencia y de su grado
zada del procedimiento innovador- con el instrumental más de aplicación tecnológica, de las combinaciones sociales de la
progresivo, más <avanzado>>. Es decir, que, en principio, y producción, de la extensión y eficacia de los medios de pro.
dando por supuesta una concurrencia si no <perfecta>> cuando ducción, y de condiciones puramente naturales>. Cuando me.
menos auténtica, la búsqueda del máximo beneficio deberla nos tres de estos factores media de los trabaia-
Ilevar al empresario a utilizar las técnicas <.de vanguardiar>. -habilidad
dores, combinaciones sociales de la producción, eficacia de
El esquema resulta teóricamente satisfactorio y se acerca bas- los medios de producción- obligan a preguntarse si no se
tante a la realidad pata camcterizar las relaciones enue capi- e¡ige al trabajador (en instrucción, en desgaste nervioso, en
talismo y progreso técnico. disciplina, en intensidad de mabaio o de arención) un equi.
En la práctica, no todos los <<empresarios> son <<indus- valente excesivo de lo que se supone que recupera, como
triales>>. No todos los cálculos se basan en Ia productividad. consumidor, por el descenso del valor de cambio de los pro.
Si bien es cierto que a nivel global la <<plusvalía>> sólo puede ductos masivos.
¡

234 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 2r,


Nos encontramos aquí con un viejo problema, que ya ginar los beneficios. Durante el período observado, el capital
formulaban, a principios del siglo xrx, los socialistas llama- ha dado un salto comparable al ie la productividaá. peó
dos <<utópicos>> o <<primitivos)>. En 1835, después de un ges- Ios salarios? Han progresado honradamente; Ios obreros ¿t se
to <<luddista>> de los obreros de Barcelona, que durante una consideran <<bien pag¿dos>, porque cobran i,66 f.r^nos por
algarada habían incendiado la fábrica de más reciente meca- hora, contra una media de i,l6 en la profesión. La relación
nizaaón, un periódico fourierista explicaba ese gesto de la entre el salario horario y el valor producido (realizado en el
forma siguiente: cuando, en un equilibrio económico dado, mercado) es de I a 10 (conma ! a 5,de promedio, en su profe.
se instala una fábrica mejor equipada o se introducen nuevas sión). A nadie sorprende que el r.prtó de los beneficios de
máquinas, disminuye con ello, en el valor del producto, la la productividad se haga en favor del capital y pueda justi-
parte del trabajo a expensas del capital; y mucha gente se ficarse con una gestión notable y con unas invérrion., inteli.
queda sin ttabajo; el periodista no ignoraba (asl lo precisa) gentes. Pero ¿cómo se explica entonces que la media de este
los argumentos opuestos a este razonamiento elemental y a sector indusmial lleve un reffaso tan grande respecto a dicha
la reacción pasional de los obreros: el aumento de actividad fábtica <<de punta)> y que las productividades estén tan dife.
reabsorberá el paro y, aI final, el crecimiento obtenido en la renciadas) (la más débil es, aproximadamente, l/6 de la
productividad haú bajat el precio de los objetos y subir el más fuerte). ¿cuántos <(empresarios>> se limitan al <beneficio
contenido de los salarios. << ¡Bonito atgumento el ar' medio> (y es cierto que, en este caso, Schumpeter les niega
-dice
tlcule que recomienda al hombre hambriento que renuncie el derecho a usar ese tftulo)? ¿A partir de qué umbral, Jn
a su pan pü^ gúantizat la abundancia a las generaciones ve' el reúaso sobre la productividad media, desaparece una em-
nidetas!>>. presa? Se nos dirá que se está hablando de Francia y de la
Esta misma exclamación la encontraremos de nuevo, esta indusuia de ladrillos, y que existen capitalismos más dindmi-
vez en la prensa capitalista, refiriéndose a los sacrificios pedi- cos. Pero-¿qué rutinas no amastra fnglaterra, país del despe.
dos a los trabajadores en la fase de consuucción del socialis- gue? No hay un reiuaenecimiento automático del aparato de
mo. Observemos, sin embargo, que no se pidieron bajo la for' producción a partir de los mecanismos del capital. La rela.
ma angustiosa del paro. Aunque el progreso técnico inserte ción capitalismo-productividad anda coja.
siempre en el producto cada vez más capital y menos trabaio,
merece la pena preguntarse a qaién pertenece eI capital.
En una fábtici de ladrillos francesa, cuya contabilidad Largo plazo y corto plazo, salario real y salario noninal,
he podido seguir a lo largo de más de cien años, la produc' <<niael de aida>> y <<necesidades>
tiviáad ha dado un salto prodigioso; al principio, algunos
obteros produclan algunas decenas de ladrillos; en 1920 se Después de lo objetivo, lo subjetivo. Gracias a la dismi.
producen 24.OOO toneladas en 375.000 horas de trabajo; en nución de <<valorr> de los objetos producidos en masa, a la
ig50,131.000 toneladas en 140.000 horas. En esta fábnca, larga el capitalismo deberfa ser considerado como algo efi-
la productividad pot obrero es alrededor de dos veces y me- caz lt por lo tanto, beneficioso. Ya hemos dicho que quizá
dia más alta que en la media de la profesión. No cuesta ima- lo sea en Estados Unidos, cuvo excepcional avance, coreado
236 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco CAPITALISMO 237

por los mass-nedia, induce a confundir las virtudes del Ane- Iógicamente insensible todo progreso del poder adquisitivo
rican uay oÍ liÍe con las de la libre empresa y las del capi- obtenido mediante una baja de precios. ¡Incluso a corto pla.
talismo en general. zo! comparar el contenido-mercancía de un salario aciual
En los pafses menos equipados, Ias seguridades no son con el de un salario de 1850, 1820 o 1750 no es, pues, más
tantas. Los trabajadores auibuyen a menudo el avance de los que una justificación muy abstracta del capitalismo.
Estados Unidos a su monopolio imperialista, mientras se hace <<Coste de la vida>> es, en realidad, una expresión rebelde
responsable de su retraso al capitalismo de los demás palses. al análisis. Puesto que el <<precio>>, en los vaivenes del movi.
Los avances sectoriales (como el del automóvil) sirven más miento monetario, exige puntualizaciones difíciles. y el <ni-
para agudizar los deseos que para colmar"satisfacciones. Los vel de vida>> no es lo único que cambia. También el <<modo
boons masivos, que exigen una prolongación y una inten- de vida> puede estar cambiando. El índice de los precios, que
sificación en los horarios y en los ritmos de trabaio, d.- al principio se calculaba sobre 9 artículos, se caliula hoy so.
sembocan a veces en explosiones de protesta contra la Íatiga bre 250. La <<cesta de la compra)> cambia tanto cualitativa
(como fue el caso, en Francia, en mayo de 1968). como cuantitativamente. Inmovilizaila pata efectuar una com.
En tales condiciones, el europeo medio es poco sensible paración sería querer encemar al asalariado-consumidor den.
al argumento: <<la esperanza de vida de tu abuelo era sólo. tro de un marco ya superado. La necesidad se convierte en
de 45 años y no comla carne fresca más que el domingo>>. una variable esencial, lo que en modo alguno se conffadice
Psicológicamente, el largo plazo se aguanta mal. Los econo- con la teorla clásica del salario ajustado al mínimo vital. Por.
mistas, al estudiar el corto plazo, traducen la reacción normal que éste no se ha concebido jamás como un mínimo fisioló.
del hombre de acción o de negocios: los recuerdos, buenos o gico (¿existe alguno, por otra parte?.). La producción y re.
malos, las inquietudes y las esperanzas sólo duran algunos producción de la fuena de rabajo exige un mínimo cuvo
años. La <<coyuntura larga>> es un asunto de historiadores. El contenido es psicológico, y que se ha formado históricamente.
obrero, el empleado, el funcionario, el jubilado se dedican Yaúa según las épocas y según los países. Por eso el capita.
a la defensa y a la mejora de sus ingresos cotidianos. Dadas lismo actual, para una masa considerable de salarios bajos,
las locas variaciones monetarias del siglo n<, ¿cómo iban a ya no puede reclutar a ingleses, alemanes, suizos o france.
comparar su suerte con la de sus padres? ses, sino sólo a españoles (provisionalmente), portugueses
La misma noción de <salario real>t se capta mal. Marx o africanos. Los mismos Estados Unidos, que no pueden
había intentado explicarla a los obreros alemanes de Bruse- prescindir de determinados trabajos, tienen este tipo de sub
las en 7849, y después a los obteros ingleses en 1869. Pero proletariado. Y esto plantea oro problema: el capitalismo,
Simiand ha clemostrado que el salario nominal era todavía, que ha elevado el nivel de vida de masas considerables, no
en pleno siglo xx, el signo más claro, y quizás el único, que ha resuelto la <<cuestión sociab> elemental de la <<miseria> en
los trabaiadores obsetvaban con inquietud o esperanza; otro el marco racial y en el marco mundial. ¿Puede decirse que la
economista señalaba que el mayor filósofo petdla la sere- miseria sólo reina allí donde no ha penetrado el capitalismo?
nidad anre una disminución del 5 % de su remuneración no- El capitalismo ha penetrado en todas partes. Y, en contra de
minal; y Sauvy piensa que la <<mitologla social>> hace psico' las previsiones optimistas (que el mismo Marx compartié al-
238 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 239

gún tiempo), la expansión económico-política de los europeos los mismos palses <<subdesa*ollados>>, apoyados por econo.
dotados de técnicas avanzadas no ha hecho que los restantes mistas independientes y por algunas coriientes marxistas:
países del mundo adoptaran los modos de vida ni las normas para ellos, el <subdesarrollo> no i* un <(remaso)> en un pro-
de producción de los que pretendían <<civilizarlos>>. c-eso universal, un <(estancamiento>> en costumbres y .ciitu.
des tradicionales, sino al contrario un^ consecuencia de la
expansión capitalista, un electo de la <<dependencia>> de in-
Capitalismo y <<subdesarrollo>> mensas regiones respecto a un <<imperialismo>> cuya compleja
natutaleza vez tecnológica, económica, política, ideoló-
Este tema ha suscitado una literatura tan abundante que -ala
gica- se ajustaba bien al carácter coherente atiibuido ar <<mo-
no pretendemos sintetizarla aquí. do de producción capitalist4>>, y concebido a nivel mundial.
Limitémonos a constatar, en cuanto a los efectos del ca- Entre estos esfuerzos analíticos recordemos los de A. Em-
pitalismo a largo plazo, que los éxitos del modo de vida manuel sobre el <<intercambio desigual> como fuente del
americano están demasiado localizados para justificar las es' <<desarrollo desigual>>; de A. Gunder Frank sobre el <<desa-
peranzas, manifestadas por el liberalismo universalista, de rrollo del subdesarrollo>>; de sami¡ Amin sobre la distinción
que la übertad de cometcio internacional debla bastar para entre una <<perifeña>> y un <(centro>> en la economla del mun.
obtener una üvisión del trabajo enme las regiones del globo, do contemporáneo; de la escuela latinoamericana que ha es-
calcada armoniosamente sobre sus vocaciones geográficas. crito sobre la <<dependencia> (Faletto, los Cardosoi, Ferrer,
Aunque Marx, que había analizado las contradicciones del Quiiano, Dos Santos, Stavenhagen, Sunkel...); de Palloix, de
capitalismo, dudaba de una armonla de este tipo, sl imagi' Jalée... Ninguna de estas aportaciones nos deja indiferentes.
naba, en cambio, en la medida en que se permitla visiones Todas son parcialmente discutibles. Unas lo son teóricamente,
de futuro, un capitalism.o presente por doquiet, capaz en como la noción de <<salarios elevados>> de Emmanuel, que
todas partes de desarrollar sus capacidades económicas y sus olvida que el obrero norteamericano, a pesar de su aparente
antagonismos de clase, y, Por t^nto, de trasponer la lucha nivel de vida, es el obrero más explotado del mundo, si se
entre proletariado y butguesía del marco nacional al plano compara su parte en el producto con la pafte del capital.
mundial. Omas son discutibles históricamente, como las tesis de Gun-
Pero, a mediados del siglo xx, lo que al contrario llamaba der Frank sobre el carácter <<capitalista>> de las colonizaciones
la atención en la incapacidad' de la mayor parte de Asia, de ibéricas, que por mucho que se encuenren en los orlgenes
Africa, de Américalatina e incluso de una fracción de Euro' del capital europeo, no dejaron de ser feudales y esclar¡istas.
p^ pal;a entrar lisa y llanamente en la era industrtal y capita- También cabe inquietarse, en algunos temas inspirados por
lista. Fenómeno que el vocabulario, pretencioso o condescen- el (tercer mundon, ante una poribl. explotaciónl .n el sen-
diente, de los publicistas occidentales calificó de <<subdesa- tido reaccionario, del complejo de los colonizados: ilusiones
moJo>, y al que se sometió a un análisis calcado del de los nostálgicas centradas en las realidades precapitalistas (comu-
<despegues> europeos. nidades indfgenas, civilizaciones campesinas, etc.), o despla-
Vino después la teacción de los intelectuales surgidos de zamiento de los antagonismos de clase hacia los antagonismos
240 rNrcrAcréN AL vocABULARro HrsróRrco CAPITALISMO 241

de grupo y de raza, desplazamiento favorable a las clases do-


Ptp*l de
-Felipe
II, Francia de Luis XIV), un mundo po.
minantes tanto en un tipo de sociedad como en otro. bre, sin sobreabundancia de objetos, y €o el que los bienes
CQué debemos concluir de todas estas observaciones? alimenticios estaban sometidos a variacion.t un.t.l.r catastró-
Después de doscientos años de un enorme progreso material ficas. Era también un mundo de la desigualdad, de la escla.
en una parte limitada del globo, el modo de producción capi- vitud, de la servidumbre, de la carga, de[ tributo, de la choza
talista, en todos aquellos sitios en que ha intervenido ha aplastada por el palacio. Pero entre dos civilizaciones rurales,
-y
intervenido un poco en todas partes, hasta su eliminación en aunque diferían las formas, las cantidades üsponibles cle
algunos países socialistas- no ha desencadenado sino frena' bienes eran comparables. La calidad de los objetos aftesana.
do sin duda, y quizá detenido, los posibles procesos de desa- les, las ventajas comunitarias, los bienes culturales colectivos,
rrollo. Las clases trabajadoras de los países dependientes han compensaban en parte las carencias cuantitativas individuales.
sido <<sobteexplotadas>, puesto que han sido explotadas a la Ahora bien, actualnente, en los países asiáticos, africanos y
vez por sus antiguas clases dominantes y por los diversos re' americanos, tocados pero no üansformados por el capitalis.
presentantes (comerciantes, financieros, empresarios, adminis' mo, éste ha destruido lo que Marx denominaba (no sin iro.
tradores) del capital exranjero. La masa de los <<excedentes>>
acumulados ha ido a pffat a este capital extranjero. Y las
{a por offa parre) las <<condiciones iülicas> compensadoras
de la miseria, pero no ha asegurado ni el salto cuantitativo ni
oligarqulas locales, aristocracias decadentes o burgueslas na' la regularidad en la producción de los bienes necesarios. cuan
cientes, se han subordinado a é1 de forma más o menos cons- do lo ha hecho para algunos objetos, el resultado puede pa-
ciente, invirtiendo poco o mal su parte de beneficio, gastán- recer amargo. El pastor del Sahel muere de hambre al lado
dolo en un mimético consumo de luio. No han faltado los de su transistor; y la desnudez descarnada de los niños afri.
signos precursores de las <<revoluciones burguesas>, de los canos o amazónicos se esconde tras los rascacielos de Abidjan
nacionalismos redentores. Pocos son los que han llegado a o de Sáo Paulo. Y todavía una última contradicción: en el tc.
la fase de eliminat a la vez los vestigios precapitalistas (tri- rreno relativamente autónomo de la demografía,la interven.
bales, comunitatios, aristocráticos, feudales) y la peneración ción de la ciencia ha limitado la mortalidad antes que la nata-
capitalista extranjera. lidad, sobrepoblando un mundo que podía ser alimentado por
¿El tesultado? Sin conceder un valor absoluto a las esti' las ouas conquistas científicas, si los progresos de la produc.
maciones de <,,producto nacional por habitante>> que colocan tividad y el mecanismo de intercambios asegurados por cl
a Arabia Saudita en cabeza de la clasificación, y que se apar- capitalismo tuvieran una eficacia general. Pero, ni en los sec-
tan profundamente de la jerarquía de las fuerzas productivas, tores pobres, mediocremenre poblados y pollticamente ftag-
es lñito pensar que el abanico declarado, que va de 74 ddla- mentados, como Africa, ni en los estados gigantes y sobrepo.
rcs per capita a 7.000 para los Estados Unidos y 8.500 para blados que han permanecido fieles al capiialir*o, .o*o la
Escandinavia y Suiza, descibe un mundo de la desigualdad India de Indira Gandhi, <<la mayor democracia del urundon,
y del desequilibrio. El mundo de la historia (desde 6000 a. no parecen haberse resuelto ni el problema de la alimenta.
de C. hasta 1700-1750) había sido, incluso en los <<siglos ción, ni el del desarrollo industrial, ni, finalmenre, el de la
de oro>, de las <<grandes civilizaciones>> (China, Egipto, Roma, misma democracia.
t
242 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco CAPITALISMO 24'
ren Nutter). Hoy en dla, estos razonamientos embrollado¡
Capitalismo y socialisno frente aI crecinientg son desplazados por c¡íticas sectoriales (agricultura), socialer
(disuibución) y políticas (totalitarismo); sé olvida ei produc.
¿Cómo no inuoducir aquí, de forma sumaria, otra con- to industrial y global que sigue creciendo; cuando lo-impor.
frontación? Si, entre 1760 y 1917, todos los avances econó. tante en esta comparación es:
micos del mundo pueden inscribirse en la cuenta del capita- 1) Que los fenómenos de ahorro global, de formación
üsmo, ello es debido a que, aunque no sea el único modo de de <<capital>>, de inversiones productiu*, de utilización eficaz
producción en vigor enme estas dos fechas (excepto en el caso d¡ un apamto indusuial masivo, no se presentan ya como he.
de los Estados Unidos, los viejos modos de producción han chos especíÉcos del capitalismo; podemos llegar á h conclu.
oftecido en todas partes alguna resistencia), ha sido cuando sión_de que en ambos sistemas se parecen, y hasta puede re.
menos el nuevo responsable de una inmensa mutación. En prochárselo al sociaüsmo; pero durante mniho tiempo el ca.
cambio, a partir del momento en que ouo sistema de socie- pitalismo proclamó que era el único cap^z de desencadenar
dad ha pretendido de forma consciente y orgullosa <<alcanzat ese despegue material; y es esta exclusiva la que ha quedado
y superar)> a los países más avanzados del capitalismo, cabe desmentida.
preguntarse si, sesenta años después, ha ganado la apuesta. 2) Y es precisamente en los países retrasados, mal übe.
Ya podemos imaginarnos que un problema así, planteado rados de las lentitudes precapitalistas, y en los que la inter.
con todas sus letras, en términos de (competición>, no se ha vención de los capitales extranjeros frenaba, más que esti.
tratado frlamente. <<Progreso sin precedentes> y debido, sin mulaba, cualquier tipo de <<modernización>, aü dónde le¡
duda, al abandono de la prcpiedad privada de los medios de revoluciones socialistas han obtenido las mutaciones más evi.
producción, dice Vinogradov refiriéndose al ctecimiento in- dentes. La Europa balcánica y oriental se estanca entre lal
dusrial de la URSS. <<Modelo que el hombre intenta com- dos guerras; a partir de l945,la capacidad de producción de
prender para dirigir mejor el crecimiento económico en el Hungría, Rumania y Bulgaria da un salto. Gerschenkron, en
futuro>>, dice Sh. C. Clough de la historia económica de los un estud.io sobre Bulgaria enre 1920 y l94O,lhega a la con.
Estados Unidos. En tales condiciones es curioso observar la clusión de que este país presentaba en aquel momento, para
forma en que los especialistas americanos han interpretado y iniciar un despegue capitaüsta, <<todas las causas y ninguno
presentado los datos de crecimiento en los palses socialistas: de los efectos>>. Ahora bien, la Bulgaria socialista pasó, entte
desprecio primero, subestimación después, <<pánico> tras el 1950 y 1974, de una producción de electricidad de 0,8 miles
episodio del sputnik <onfesado y descrito por Rostow en de millones de k\ü7h a 29,5 miles de millones. En el temeno
Las etapas del uecimiento-. Por un lado, los sistemas serlan de la alimentación, India se enfrenta con impotencias quc
distintos; sin embatgo, el ctecimiento de la URSS se inscri- China parece haber superado: autosuficiencia cada vez mayor,
birfa en la exacta prolongación del de la Rusia zatista, resul- seguridad en las importaciones. Rostow se preguntaba, en
tando incluso <<paralelo>> al de los Estados Unidos, con un 1960, si en el porvenir el criterio para juzgar el éxito del
desfase de tres a cinco decenios; aunque todo ctecimiento capitalismo occidental no sería su eficacia en la ayuda apo¡.
acaba llegando a un techo, el desfase tendetla a crecer (lüflar- tada al despegue de las economlas <subdesarrolladasD. Pues
Í

244 rNrcrAcróN AL vocABULARro HrsróRrco CAPITALISMO 245

bien, los países que han conseguido mayores éxitos en este que los Estados Unidos se ahorraron. Pero si se miden en
despegue son los países socialistas, gü€ lo han hecho, básica- términos de producción, los progresos de la industria des.
mente, <(a partir de sus propias fuerzas>>. ¿Es una lección? pués del depegue fueron notablemente patalelos en ambo¡
3) Las comparaciones detalladas entre los dos sistemas casos.
económicos nos brindan otra: uno de los handicaps de las
economías socialistas continúa siendo el no haber superado, ¡Extraño <<paralelismo)>, que ve saltar hacia delantc Ia
técnicamente, la vieja <<desigualdad de las cosechas>> de su producción americana gracias a las dos guerras que hunden
agricaltura. Pero uno de los rasgos caracterlsticos del capita- la producción rusa, y que ve hundirse a la producción ameri.
lismo lo constituye una irregularidad de natamleza distinta, cana en una crisis que la URSS <<se ahorra>! El corto plazo,
pero de parecido alcance, en las producciones de la industria. en el que intervienen acontecimientos y fluctaaciones, esda.
Al comparar las producciones de acero bruto en Estados Uni- tece, tanto como el largo plazo,los rasgos de los modos de
dos y en la URSS,'Warren Nutter calcula los <<años de reua- producción en la evolución histórica.
so> de la segunda sobre la primera, señalando, por ejemplo,
que la producción de L937 en la URSS (I7,7 millones de
toneladas) habla sido alcanzada por los Estados Unidos en Clprr¡,rrsMo y cREcrMrENro: c) pr,Azos coRTo y MEDIo
1905, Pero en realidad con esto se está comparando una pro-
ducción efectiva con una capacidad de produccióa conseguida, Desde que surgió el capitalismo, el <<ciclo de los nego.
es verdad, en 1905, pero utilizada desigualmente a continua- cios>>, las <<crisis de sobreproducción> y las <<fuctuaciones co.
ción; porque, en 1908, por ejemplo, la producción americana yunturales>> han inspirado tantos estudios como para borrar
habla vuelto abajar a 14,2. Y los otros bajones del siglo >or la menor duda sobre su importancia.
son más brutales: I92l/L920 (20,L Mt / 42,8), L932/L929 Un <<ciclo de negocios> pudo existir en la época de un
/ /
(L3,9 57,3), L938/L937 (29,8 5t,t), 1958/1955 (77,3 capitalismo puramente comercial. Y la producción precapi.
/ LO6,L). La utilización de la capacidad de producción del apa' talista no ha ignorado las crisis periódicas. Pero durante largo
rato industrial es discontinaa: taI es el principal vicio de fun- tiempo las crisis comerciales sólo afectaron a una pequeña
cionamiento de la economía capitalista. parcela de la sociedad y las crisis, a menudo temibles, que
4) Pero, en esta inegularidad de funcionamiento, ¿se calan sobre la masa de la población eran crisis alimenticias;
debe todo a los mecanismos internos? Así resume Rostow, su periodicidad aparente se debía al movimiento imprimido
para el largo período 1860-1950' su comparación entre Rusia a los precios por el agrupamiento estocástico de las cosechas
y Estados Unidos: malas o insuficientes. Su máxima incidencia sobre las capas
pobres de la sociedad se sitúa en los confines de los modos
Después del despegue, ambas sociedades pasarcn por de producción feudal y capitalista, cuando el comercio de los
graves .ricititodett los Estados Unidos, la guerra civil y la granos puede actuü libremente sobre los stocks pero no estl
iarga cisis económica que se inició en t929; Rusia, las dos todavla lo suficientemente generalizado como para garantizar
guertas mundiales que le ocasionaron unas devastaciones la fluidez del mercado. Es lo que sucede en Francia en 1775,
246 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 247
en 1789, e incluso en 1846-1847. Es Io que sucede, todavla mercado. Pero fuerza aceptar salarios más bajos, y puedc
hoy, en el (tercer mundo>. ^
ser el origen de una recuperación (o de una esperanza áe re.
En Europa y en América del norte, la instalación del cuperación) del beneficio. La selección operada en las em-
mo{o de producción capitalista se realiza cuando la crisis pe- presas permite también abrigar esta esper a partif de
¡ióüca. en "{ugar de manifestarse mediante un alza brusca de precios más bajos. Si el consumo responde ^nza a esta incitación,
los precios del grano, se anuncia con una baja súbita de los pronto remontarán. Y se producirá la recuperación.
precios del hierro <<grano> y <<hierro> como ' Este movimiento espontáneo del plazo corto capitalista
materias simbólicas,-entendiendo
una de Ia producción agrícola y del con- ha dado lugar naturalmente a dos tipos de interpretáciones,
sumo de masas, Ia otra de Ia actividad industrial y de los incluso de vocabularios. Por un lado los optimistas, que sin
bienes de producción-. Con el triunfo del modo de produc- llegar a hacer la <<apologla>> de la crisis (por lo que serfan
ción capitalista clásico, competitivo e industrial, se pasa de mal recibidos), la justifican: insistirán sobre el ciclo y no so.
la <escasez absoluta de los prodactos> al <<exceso relatiao de bre la crisis; mostrarán cómo el lmpetü (el boon) <<creaD,
las nercancías> (Jaime Vera) que se manifiesta de forma pe- <<maltiplica> las empresas, cómo el <<crac>> financiero <sdneav
riódica. la bolsa, cómo la recesión subsiguiente <<selecciona>> las te.
El esquema (simplificado) del <<ciclo> se entiende fácil- sistencias y las iniciativas que merecen la pena. Al final del
mente: en un momento de aumento de Ia demanda, de subida circuito, la libertad ha sido rentable. Nos encontraremos de
de precios, de mano de obra abundante I, por tanto, de bene- nuevo ante el optimismo del plazo largo.
ficios elevados, Ia empresa es estimulada; la que ya existe En el temeno opuesto, es posible señalar en la crisis cl
reinvierte, aumenta o mejora su utillaie; y el empresario que lugar que ocupan las <<irracionalidades>>, las <<contradicclo.
tiene más ambición que capital encuentra cédito; los bancos fles>>,la <<anarquia>> del capitalismo. Porque aunque el resul.
se activan; el estfmulo pasa del sector de los bienes de con- tado final pueda llegar a defenderse, el precio para conseguh
sumo al de los bienes de producción; aumenta la oferta de lo son miserias sociales, humanas, tenporale.r pero repeñdasl
equipamiento. ¿Puede tal situación durar indefinidamenre? empresarios desgraciados arroiados al proletariado, obrerog
La mano de obra, al hacerse más rara, se hace más exigente, y empleados reducidos al paro.
y el dinero resulta más caro; la tasa de beneficio acaba redu-
¿No es irritante, en cualquier caso, olr hablar de <<sobrc-
ciéndose. A partir de este instante, la inversión vacila. Basta producciótt>> en un sistem^ ory^ iustificación suprema es la
con una quiebra, con un pánico en Ia bolsa, con que un banco producción? De hecho, el estado permanente es el subcon.
imprudente se vea obligado a cerrar sus ventanillas, y el mo- silmo, absoluto cuando hay <subempleo>>, relativo siempre,
vimiento de alza, que se propagaba de abaio arriba, se nans- porque las necesidades son extensibles (como se ve a largo
forma, de arriba abajo, en una epidemia debaja. En la base, plazo).
la amenaza de eliminación se cierne sobre las más rutinarias Con ello, las cisis ponen de relieve que la adaptación de
de las vieias empresas y sobre las más imprudentes de las nue- la oferta a la demanda, del aparato productivo al poder adqui.
vas. Todas tienden a reducir su actividad, su personal. Es sitivo se efectúa mediante unos tanteos que cobran sus vfctl-
el paro. El paro no sirve para facilitar el relanzamiento del mas. Los tiempos del capitalismo ingenuo, agresivo, para tor
248 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 249

que el proletario no es más que un imprevisor y el arruinado y xx. Simiand descubre en ellos, como en el caso del ciclo
un fracasado, han pasado un poco a la historia. Se protegen corto, una complementariedad entre una fase favorable a la
las empresas marginales, se pag a los parados. pelo ¿qué proliferación de las empresas y una fase que efectúa la se-
queda entonces de la imagen darwiniana del capitalismo se- Iección. Todo ello favorece el crecimiento.
lectivo? Pero las caasas de este ritmo son menos claras que las del
Por otra parte, la misma selección, con sus corolarios de ciclo corto. simiand se inclina por una explicación monetariat
eliminación por una parte, y de concentración por otra, ha descubrimiento de las minas de oro en el siglo xrx, inflación
ido en contra del esquema original de la concurrencia. Asl del siglo ror, seguidas de enrarecimientos relativos del dinero
lo han demostrado las grandes crisis norteamericanas. Y los y del crédito. Kondratieff ha pensado más bien en el papel
enormes aparatos productivos formados en los tiempos de propulsor de las grandes innovaciones tecnológicas (el ferro.
<<sobreinversión>> pueden quedar inutilizados durante meses carril, por ejemplo), seguido de perlodos más tranquilos de
y años (ya hemos citado cifras pata el caso de Estados digestión del progreso por parte de la economla.
Unidos). Se ha insinuado también que las guerras podrlan no ser
Otros noaimientos, apafte del ciclo <<inradecenal> del extrañas a esta sucesión de impulsos y remocesos relativos:
que acabamos de hablar, y que sigue siendo el más destacado ¿acaso no soir, por lo demás, creadoras tanto de inflaciones
y el más clásico, son también el resultado de la lógica de fun- monetarias como de múltiples inventos técnicos? Queda el
cionamiento del capitalismo libre, y de su misma libertad. Los enigma de la periodicidad, que se resuelve mal con una ex.
economistas <<dirigistas> sueñan con utilizat, conrolar o su- plicación <<factual>>. Y sobre todo, si las gueras entran en
primh todos estos movimientos. Un <<coyunturalista> como iuego, ¿de dónde salen? ¿Diremos, como Jaurés, que el ca.
Ernst \Tagemann no ha disimulado nunca que el obietivo pitalismo <<engendra la guerra como la nube engendra la tor.
de sus investigaciones era una economía <<koniunkturlos>, menta>? De todas maneras, este rasgo no serfa especffico.
Pero mientras el dirigismo o la planificación son indicativos, Pero es cierto que en el capitalismo, más que nunca, existen
y no autoritarios, la sucesión de los impulsos y de las rece- vínculos estrechos entre las economfas de los grupos organi.
siones se perpetúa, aunque se consiga atenuarla. Los espe- zados y sus rivalidades polltico-militares.
cialistas de la técnica de previsiones señalan ciclos de menos En el siglo xx se ha podido observar que las crisis eco.
de dos años, por debajo del clásico <<ciclo de los negocios>. nómicas más duras (1929 y quizá los años 70) se producen
Y, por encima de éste, un economista como Kondratieff cuando coinciden una ctisis cfclica clásica y un giro (hacia la
y un sociólogo-historiador como Simiand han descito alter. baia\ del movimiento Kondratieff, con acentuación, en el
nativas de veinticinco años (más o menos) de facilidades en curso de la crisis, de las conmadicciones de todo tipo, que
Ios negocios digamos de <rprosperidad>> para todos- v llevan finalmente al conflicto. Sin que ello fuera un despro.
de veinticinco-noaños (más o menos) de dificultades, de trabas pósito, se pudo creer, en los años 30, en una <<crisis gene.
digamos de <<miseriar>, puesto que el consumidor puede ral> en la que podrfa naufragar el capitalismo. La crisis eco-
-no
beneficiarse de la baja de los precios-. nómica tenfa efectivamente vínculos evidentes con las ctisis
Estos <<ciclos de Kondratieff> han cubierto los siglos xrx sociales (España, Austria, junio de t996 en Francia), polfticas
250 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 2'I
(<frentes populares>> contra la ascensión de los fascismos), dría demostrar que, en el período medio, los salarios reales
internacionales (exigencias explosivas de <<espacio vital>). sólo han bajado excepcionalmente.
Pero la guerra, aunque ha eliminado a los fascismos agre- Algunos estudios sociales, con su puntillismo factual
sivos, no sólo no ha desplazado al capitalismo sino que le ha (4. Kriegel), han tendido igualmente a subestimar las tensio.
dado, bajo la dirección aplastante de los Estados Unidos, una nes coyunturales, mientras otros sobreestimaban los aspectos
vitalidad sorprendente, una enorme capacidad de creación psicológicos, incluso psicoanalíticos, de las explosiones del
tecnológica y económica, enue 1945-1950 y 1970-1975. Pero descontento obrero (huelgas del siglo xrx, junio de 1936 o
en el reverso de Ia medalla, habiendo resistido a la <<guerra mayo de 1968 en Francia).
fría>>,los socialismos soviético y europeo, la revolución china, De hecho, los bruscos sobresaltos de los precios (en 1920
la descolonización generulizada, los desafíos cubano y vietna- llegan en Francia al 9 % mensual), los efectos sectoriales de
mita, limitan singularmente las certidumbres del capitalismo. las deflaciones aparentemente favorables al contenido de los
Las crisis del siglo xx han desembocado en el mundo en un salarios (1934), la necesidad de aumentar las horas de tra-
estrechamiento de las zonas de dominio directo por parte de bajo en perfodo de desarrollo (años 1960) demuestran que
las viejas potencias, pero también en una concenración de el propio siglo >x no ha superado las sacudidas del tiempo
los poderes del capital. En relación con este <(centro>> que corto. La pamonal lo sabe (se ve por las encuestas de coyun-
domina desde lejos a una <<periferia>> de docilidad desigual, tura), y sigue obsesionada por el temor a las crisis; a la
cabe preguntarse: 1) ¿sigue él mismo amenazado pof sus con- menor amenaza, deia de invertir.
tradicciones sociales? , y 2) ¿se parece todavla a la imagen que Y el obréro, por su parte, más avezado al sentido rela
tenla de su futuro el capitalismo de los siglos pasados? tivo de las remuneraciones nominales, tiene los ojos puestog
en el movimiento de los precios (¡y de los beneficios!). En
los perfodos de horas extraordinarias multiplicadas no abriga
OsssnvecroNEs soBRE LA coYUNTURA ilusiones sobre la proporcionalidad entre el incremento de
Y LAS LUCHAS DE CLASE su esfuerzo y el incremento de su salario. Y ello sucede ante
el espectáculo cotidiano (que el capitalismo victoriano hubic.
EI excepcional empuje de las economías capitalistas en- ra, sin duda, desaprobado) de empleos improductivos, de
tre 1950 y L970 (Estados Unidos, Escandinavia, Alemania, gastos ostentosos, de despilfarros masivos, que desmienten
Francia, Japón e incluso Europa mediterránea) ha llevado a el mito oficial de una formación de capital invertida por com.
algunos analistas (Lévy-Leboyer, Perkins, New economic his- pleto.
tory norteamericana) a la convicción de encontrarse frente a Al revés, en caso de recesión, si los precios baian ¿cuán-
un <<éxito>> decisivo, ante una economía self-sustained, kon- tos asalariados podrán mirar la situación a partir de salarios
iunkturlos, con tendencia a trasladar esta calificación al pasa- mantenidos? Todos se sentirán solidarios de las amputacio-
do. Segun ellos, la importancia dada a las cisis periódicas y nes de la masa salarial a través del paro. ¿Y quién se consi-
a las luchas de clases sería únicamente el reflejo de un pre- derarla satisfecho por la baja de precios? Esta satisfacción
juicio ideológico. Incluso fuera del muy largo plazo, se po- ¡serfa aprovechada en contra de los salarios! Hoy, en los
252 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 25t
años 70, a pesar de la recesión, los precios suben: ¡es la tras haber renunciado a un control político demasiado apa.
<<stagflation>>l r' ¿Cómo aceptar un tope salarial? rente, ¿se parece a lo que era cuando daba sus primeros pa-
Es cierto que la agitación social, en los países muy desa- sos, a lo que prometía ser? Se ha hecho poderoso, un tanto
trollados, ya no tiene la virulencia de antes. Las últimas alzas monstruoso. ¿Es esto su f'lorecimiento pleno? ¿O la premo.
del poder adquisitivo han sido demasiado rápidas paru ha- nición de su 6nal?
berlas olvidado. Todavía se puede creer en promesas. La <<po- No es inútil situar este presente con referencia a las eta.
lítica contractual>>, la <política de rentas>>, el cebo de las pas, en realidad muy variadas, que ha ¡ecorrido.
<<promociones sociales>>, el hecho de hacer recaer la condición
proletaria pura en la mano de obra inmigrada, permiten en-
marcar la lucha de clases dentro de una negociación entre UNe o¡EeDA A ALGUNAs ETApAs DE LA EsrRUcruRA
potentes sindicatos, obreros y patronales, los cuales presio-
nan sobre el estado pero ya no se atreven a proclamar que 1. La <<acumulación primitiaa del capital>. Marx pasa
quisieran utilizarlo dictatorialmente. ¿Sucede acaso que un con ¡azón por ser el mejor analista de la <<acumulación primi.
cierto equilibrio polftico-social ha sustituido al sueño del tiva>>. Y, sin embargo, abordó el tema con ironía. Según la
equilibrio por la economfa, llevándose al mismo tiempo el anécdota sacada de Goethe: <<¿De dónde ha tomado ru pa-
sueño revolucionario? Algunos lo creen, lo desean (o lo fin- dte su fortuna? Del abuelo. ¿Y el abuelo? Del bisabuelo.
gen). Pero unas condiciones de este tipo, que hacen que Es- ¿Y el bisabuelo? La cogió>. Al principio, <<se coge>. La con-
tados Unidos se inclinen hacia un capitalismo más social, los quista de los <(nuevos mundos>> (<<nuevos>> para los conquis.
países escandinavos hacia un socialismo de simple control y tadores) crea el mercado mundial, universaliza los intercam.
España hacia la democracia, ¿presagian para el futuro un au- bios, extiende el oro y la plata, hace subir los precios. Ahora
téntico <(compromiso>>? bien: ¿de dónde vienen el oro y la plata? Al principio, <<se
Ni las estructuras del <<neocapitalismo>> ni la limitación cogen)>. Después se hace trabajat al indio con la <<mita>, al
espacial de los palses <<avanzadosr>, frente a las enormes masas negro con Ia esclavitud. Como pedestal a la esclavitud disi-
de los países socialistas y del <<tercer mundo>>, permiten creer mulada de los obreros europeos, era necesaúa la esclavitud
en un mundo sin conflicto. El modo de producción socialista, sin tapujos del Nuevo Mundo (Marx). El <<excedente> se fot.
en la actual fase de experiencias, obtiene, como sucedla en ma en las Indias. Adquiere valor en Europa, en cuyo mercado
los inicios del capitalismo, unos éxitos más económicos que se disputan los metales preciosos, los productos exóticos. Son
pollticos, más cuantitativos que cualitativos. Pero ello puede los tiempos felices del capital mercantil y financiero. Por su
ser tentador para un <(tercer rnundor> miserable. parte, las Indias reclaman el objeto manufacturado. Se esti-
Y el modo de producción capitalista, gu€, a su vez, pe- mula la industria europea (poco masivamente todavla). El
netra en este tercer mundo con todas sus fuerzas económicas, imperialismo español no <difunde> en modo alguno el capi-
taüsmo en las Indias. Crea feudos, limita el me¡cado de Ie
* C¡mbinación de estancamiento (stagnatioz) e inf,aciín (inflationl, plata, ahoga a los artesanos. La consigna instintiva (el futuro
caracterfstica de la uisis económica actual. (N. de la t.) <(pacto colonial>) es: hacer producir todo lo que sea precio-
254 rNrcIAcróN AL vocABULARro rr rsróRrco CAPITALISMO 255

so o exótico, reservar el mercado para los objetos importados. paración del capitalismo: las primeras intervenciones del es.
En apariencia, división del trabajo. De hecho, <<intercambio tado en la economía. Administradores, juristas, teólogos, re-
desigual>. De ello se aprovecha Europa (más aún que España, presentantes de las ciudades en las asambleas, procedentes
la cual se hunde en la inflación). <,Mercader-manufacturero)>, muchas veces de ambientes mercantiles o artesan;les, conci-
<<campesino-mercader>, notario usurero, arrendatario de dere- bieron la comunidad política, encarnada en el príncipe, como
chos feudales y diezmos, todos acumulan dinero que hay que responsable de un patrimonio que defende! y, €ri la medida
hacer fructificar porque se devalúa. Las clases feudales no pto- de lo posible, que aumentar. Para ello había una regla: ven.
ductivas se ven amenazadas con la ruina matetial. Preservan su der más que comprar, lo cual implica producir menos caro.
poder social, su jetarquía de valores. Durante mucho tiempo, <<Producir>>: este concepto, que algunos creen ajeno al na.
la burguesía no existe sino en getmen. Y, sin embargo, ya ciente pensamiento económico, domina, entre 1600 y L620,
desempeña un papel. la obra de hombres como Serra, Moncada, Sully, Laffemas,
Montch¡estien, los cuales definen la agricultura y la indusuia,
2. Capital financiero, nercantilismo, estado noderno. y destacan las masas pobres desocupadas (se las hace trabajat,
Capital usurero, capital financiero y capital mercantil esbo- pero sin instrumentos masivos). <<Ganar dinero>> se convierte
zan, de hecho, una situación que a veces prefigura curiosa- en el objetivo de todos. El espíritu burgués penetra en el
mente nuestra época. Potencias bancatias, sociedades connet- estado. Marx ve ahí la primera forma, bruta, de la exigencia
ciales, lugares de intercambio, sistemas de crédito, órganos capitalista. Keynes ha esbozado también su rehabilitación de
de compensación internacional, e incluso pirámides moneta- los mercantilistas. ¿Era necesario? Todos nuestros estadistas
rias escriturarias, inflación y deflación dirigidas (mal, ¿pero hablan como ellos: producir a bajo precio, exportar, única
acaso lo hacemos mejor nosottos?), endeudamiento del estado salvación <<nacional>>. Desde muy pronto, el <<estado-nación>
respecto de los bancos, y colocación por Parte de los bancos es designado como futuro marco del capitalismo. Y, en algu.
de los valores del estado: ¿la Europa del siglo xvr y xvu tie- nos casos, los comerciantes se ponen ya al frente: la primera
ne mucho que envidiar al capitalismo actual, que se cree muy ¡evolución burguesa-nacional f.ue rcalizada por las Provincias
nuevo? Seamos prudentes; no justifiquemos a los historiado' Unidas contra España; y los últimos mercantilistas ingleses
res que, para picar la curiosidad, hablan de <<trustst> y de identifican nominalmente vocación mercanril y misión patrió-
<<multinacionales>> en el siglo xvr. Pero fijémonos en que un tica.
gran empresario de hoy se parece más a un financiero de la
edad moderna en el meollo de sus compañías, 9ue al <<empre- 3. Sueño fisiouático, reuoluciones políticas. Con la me-
sario>-tipo del siglo pasado, al frente de su unidad de pro- jora de los instrumentos de navegación (lo que reduce el lado
ducción, de su <<fábrica>. La esuategia del capital financiero aleatorio del gran comercio), y la de las redes de carreteras y
representa un retorno a las fuentes. La palabra <(empresa)> comunicaciones fluviales (lo que unifica el mercado), los co.
tiene muchos sentidos. merciantes descubren las virtudes de los intercambios inte-
Las <<finanzas internacionales> (Génova, Amsterdam) in- riores, y reclaman la libertad en este terreno. <<Monseñor,
quietaron a menudo a los que inspiraron ora fotma de pre- dejadnos hacer>, dice uno de ellos a Colbert. Tal noción no
t
256 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 257
la descubrieron <<teóricos y hombres llenos de buen sentido>>, ciales crea las condicione.r para la aparición del capitalismo,
según se ha escrito, sino, como es obvio, comerciantes que a la vez que culmina su preparación mediante forÁas diver.
la necesitaban y tenían intención de aprovecharla. sas d-e enriquecimiento. Igual que Ia ¡evolución rusa para el
El teórico es Quesnay. Tuvo la genialidad de descubrir, socialismo, las revoluciones europeas y americanas son, para
en el <<circuito económico>>, el <<producto neto)>, antepasado el capitalismo, a la vez prrtorri y necesarias. Un modó de
de Ia <plusvalía>>. Pero cree que sólo la tierra, que devuelve producción sólo se desarrolla mediante la instalación de una
más grano del que se le da, puede ganntizar a la vez el aü- nueva sobrestructura, obtenida por las exigencias instintivas
mento de los trabajadores y ese <<excedente)> que Dios destina (pero erigidas en teoría) de las clases revoluiionarias que bus-
if a los propietarios. Y la idea según la cual la naturaleza, aban- can su camino.
donada a sí misma, ordenar á a la sociedad y satisf.atá a 7a
propiedad, seduce a los estadistas. Durante mucho tiempo El capitalisno clásico: concurrencia e industria; libre-
chocatán todavía con la realidad de los me¡cados poco flui-
I.
cambio y protección. Desde 1800, sólo el 30 % de la pobla.
dos. Turgot caerá como consecuencia de la <<guerra de las ción activa inglesa se dedica a la agticultura; en los áemás
harinas>. Y muy pronto la Revolución francesa deberá mocar sitios es el 60, 70, 80 /o. Ciudades surgidas de la nada, fá-
el liberalismo doctrinario de Le Chapelier por la ley del má- bricas humeantes, proletariado reducido al mínimo vitai
ximo salarial. La <<verdad de los precios>> va demasiado a fa-
miliar (con las mujeres y los niños enrolados, gracias a las
menudo contra el interés popular, y la reglamentación de máquinas), Iuchas obreras precoces (<<cartismo>), primeras
estado contra los salarios. Ello se debe a la naturaleza misma leyes sociales conquistadas: así es, en la primera mitad del
del estado burgués. siglo xrx, el rosmo inglés del capitalismo industrial. Ingla-
Y, sin embargo, las masas, detrás de sus burgueslas, se ter¡a quemia, podtía ser el <<taller del mundo)>; sus merca.
embriagaron mucho tiempo con la palabra <<libertad>, porque deres y navegantes están en todas partes, en sus colonias aca-
la entendían en el sentido político. Las burguesías holandesa, badas de conquistar y en los palses recientemente <<descolo.
inglesa, norteamericana y francesa la habían utilizado sucesi- nizados>> (América latina), cuya independencia ha favorecido
vamente como bandera. Y ha habido quien ha discutido la no- pero cuya industrialización impide. Admirada por todos, en.
ción de <<revolución burguesa>> basándose en que en ninguno vidiada también por las burguesías que le hacen la competen.
de esos países existía, en el momento de su revolución, una cia, y denunciada por los socialismos nacientes, fnglatema es
<<burguesía,> basada ya en el modo de producción capitalista, entonces, como ahora Estados Unidos, modelo y amenaza, te-
cuyo fundamento es la producción industrial masiva. ferencia obligada y superioridad imitante.
Pero es que la libertad la exigen todos los que tienen inte- Nacida apenas, la Europa indusrial reacciona. El bloqueo
rés en los intercambios multiplicados, en la propiedad sin continental le ha revelado las virtudes de la protección. El
trabas, a saber, todo tipo de comerciantes, agricultores ricos estado-nación es el lugar de toma de conciencia de las burgue-
o acomodados, incitados por la coyuntura económica a sal- sías. Francia sigue a Inglaterra de lejos, pero en cabeza. Ale-
tarse los reglamentos y los privilegios, extranjeros o feudales. mania despega tarde, pero crece vertiginosamente a partir
La toma del poder por los representantes de estas capas so- de 1870. En los pafses con regiones desigualmenre desarrolla-
f'
258 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco cAPrrALrsMo 259
E¡ta palabra, como Ia de <<capitalismo>>, ha visto su vari.
das las burguesías se dividen entre doctrinarios de los dos -
campos: librecambismo y proteccionismo (España, Italia). dez discutida, porque Lenin re imprimió un sentido comba.
En algunos casos se adoptan sucesivamente las dos vías del tivo. Pero su <(ensayo de divulgación> (es el subtítulo
de su
instinto capitalista (mercantilismo y fisiocacia, productores célebre obra) se apoya en una -d...r* de estudio,
ingl.r* y
y comerciantes); la coyuntura abierta de los años 50-60 fa- alemanes de una seriedad indiscutible (no sólo
en Hobson
vorece a los liberales, el retraimiento de los años 75-95 alos y Hilferding, ambos excelentes). y, sobre todo, er imperia.
proteccionistas. lismo había sido nombrado y ¡eivindicado po" ,ls más alto¡
El resultado final es, desde luego, el responsables: chamberlain, Th. Roosevelt. be 1g9g
<crecimiento>>, e a Lgl4,
f' incluso el final de la <<pauperización>> absoluta descrita por lg hry mfs qqe conflictos coloniales, conflictos t.ttito¡d.ri
Engels o por Villermé. Sin embar go, y a pesar de una inne- disputas de influencias. La vía mercantilista (prohibir y (co.
gable ascensión de las <<clases medias>>, el contraste entre, por ger)>, mediante el comercio o mediante la fuerra¡ parece
triun.
una parte, los beneficios industriales, el boato y la altivez de far. Pero, en 79l4,las fi¡mas americanas tienen'ya 122 ñlia.
las burguesías de negocios, y, por otra, la condición obrera, en el extranjero, Gran Bretaña 60, el resto de Éuropa 167.
l-e¡
muy dura todavía (inseguridad, accidentes, etc.), perpetúa la El porcentaje de 1os capitales colocados por las grandes poten.
imagen de una sociedad cuyas ventajas técnicas y proyección cias capitaüstas fuera de sus f¡onteras t.rp..to-. la suma de
exterior no han suprimido las desigualdades ni calmado las sus PNB era entre 1900 y l9r9 tan alto como enne t950 y
luchas de clases. 1959 (7,5 %).
Así, dando la mzón a Lenin contra Kautsky, la internacio
5. Alrededor de 1900: translormaciones del capitalisno. nalización del capitalismo no auguraba la paz mundial: el
Hacia 1895, el capitalismo sale transformado de la <<gran de- cosmopolitismo de los comercianls no ha i,np.JiJo nunca
presión>>. La empresa gigante nace en América y en Európa. la organización de los intereses en grupos adversos, con Is
Los <<trusts>> y los <<cartels> modifican el sentido de la pala- política como instrumento.
bta <<concurrencia>>. El capital bancatio se subordina a las . Pero ¿los capitales acumulados se invierten de forma pro.
indusmias. La exportación de capitales supera en valor a Ia d'ctiva? Lenin prevefa la podredumbre de los pafses .nue¡e-
de las mercanclas (sin estorbarla). La expansión colonial se cidos, <<cortadores de cupones> (Inglaterra, Francia). Su mi.
convierte en un imperativo, como afrrma Jules Femy, ante la rada se centraba en Estados unidos, ya entonces en cabeza (y
<<saturación> de los mercados europeos. En la carrera por el con mucho) de la produccióz mundial, hecho éste que los
reparto del mundo, ¿cómo separar los factores políticos y los europeos, seguros de la supremacía de la bolsa de la City, pcr.
-tt.brt
factores económicos? Sin duda, los primeros tienen una rela- ciblan apenas. Pero aquel capitalismo <<abiertor>, sin
tiva autonomía: a Guillermo II le gusta iugar a los conquis- hereditarias, y más empresarial que rentista, habla dejado de
tadores, Francia crea un imperio que supera sus necesidades. ser <<salvaie>. Taylor le enseñaba el <<scientific management>
Pero, globalmente, el modo de producción dominante se de- de todo gesto productor, y Ford, aplicándolo r uná escala
6ne por la interacción de lo económico, lo polftico, lo ideo- insólita, lanzaba el automóvil en serie, accesible, según pro.
lógico y lo pasional. Se convierte en el inperialismo. metla, a sus propios obreros. Aquf se plantean tres cuestiones:
I
260 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco CAPITALISMO 26r
1) ¿Debe hablarse de un <<trastorno)> estructural del ca- <<prosperidad> induce a la ltgerczaz fracaso
del <barómetro¡,
pitalismo, o de una <<segunda revolución industrial> (motor .le Harvard (o negativa a.r.i, .n él), juego
J. t;lr; que da
de explosión, petróleo, electricidad)? Digamos de nuevo: /e al norreamericano medio la ilusión de-la-fo¡t.rn.. g[ó hr.i
arnbas cosas, y de su conbinación. <Fuetzas productivas>>, más duro todavía al crac de L929 en los Estados unidos,
y
<<relaciones de producción>>: unidad dialéctica. El capitalis' la onda del choque revela su dominio. El p.ro ,f..t., ,oúr.
mo no <(crea>> la revolución industrial; se adapta a ella y la ,9dg, r
lor pair.: sobreequipados (Estr¿o, Uni¿or, et.*r.
integra, mediante la producdvidad cronomeüada. nia). Toda deflación crea la crisis social (España, F¡ancia).
2) iQué gana el obrero con esta <<revolución>>? Ford le El New Deal da entrada al dirigismo en el ,rnturrio de Ía
f ha prometido su coche, y mantendrá su palabra. Pero al pre' Iibertad. Lo que funciona ..noi mar son l.r d.uriur.t*;;
cio de una despersonalización (pensemos en el Charlot de monetarias. Pero la calda de la libra y del dólar aniquila
los
Tiempos nodernos). Además, ¿duratán los enormes benefi' antiguas seguridades. se ,teoriza el esiancamiento, ,.-denun-
cios de los pioneros del fotdismo? La idea de que el obrero cia-la máquina. unaluz en las tinieblas: Keynes, ¿ ¿ennir
ct
pudiera comprar todo Lo que produce se opondría a cual- <pleno empleo>, la <propensión al consumo>, el <<multipli-
quier formación de capital. Y éste debe crecer. Llegará en' cador>, la buena utilización de los déficits pi.rupu.rt.rior,
tonces la baia de la tasa de beneficio. A largo plazo, peto enseña al capitalismo que Ia devaluación de h
-oneda es eÍ
único método para combatir el efecto desalentador de Ia ten-
también con crisis.
3) ¿Habrá que pensar, pues, que el relativo bienestar dencia de los precios a la baja, que la inflación Áoderada
del obrero notteamericano es una consecuencia de los bene' recorta sin dolor los salarios y los cupones del <<prestamista
ficios exteriores, <<imperialistas>>? Es evidente que su nivel pasivo>. Mientras tarilo, la autarquia de Hitler y schacht,
de vida lo convierte en un aristócrata del mundo obrero, con que conserva del socialismo sólo el esrarismo, y dJ naciona.
poca afición por las solidaridades internacionales. Pero su lismo sólo la agresividad, parece un retoño monstruoso del
participación en los beneficios es escasa, y corre el peligro mercantilismo. Llega la guema. De nuevo, las nubes han en-
áel paro. No es él quien explota el mundo exterior. Es el ca- gendrado Ia tempestad.
pital. Este, en cambio, sólo puede mantener su ritmo, evitar
las crisis (y sólo en este sentido existe una soüdaridad entre 7. Nueaos impulsos. Transfornaciones. un <<neo-
él y el <ttabajo nacional>), mediante los superbeneficios de' cppliyor? l;a producción norreamericana,¿Existe
que es Ia mitad
bidos al imperialismo, y a ftavés de la constante demanda d9 la del mundo, deca_e poco después de Lg4i, recupera su
que los cotthi.tor mundiales ocasionarán a la producción de aliento con la guema de Corea (19i0), y r.rrrim má^s tarde
los Estados Unidos. Sin tales solicitaciones (1915-1920, L9t9- al mundo_capitalista a un crecimiento sin precedentes (19i0.
t945, L95O-1953), ¿dónde estarla esa producción en estos 1970). iQué pensar de esta etapa?
momentos? a) se trata de una nueaa reaolución tecno-cientlfica (áto-
mo,'e_spacio, información, automatización) asunidl' por el
6. De la gaerra a la crisis; de la crisis a la guerra. En capitalismo. No la <crea>>, ni tiene la exclusividad; se sirve
América, en l-92L, el <<crac>> sigue al <.boom>. Después, Ia de ella.
262 rNrcracróN AL vocABULARIo HrsróRrco CAPITALISMO 26'
b) Las relaciones sociales de prodacción no cambian de zada resuelve menos que ninguna otra, en el pafs receptor,
naturaleza. El capital se acumula en la cumbre. La proporción Ios problemas de enpleo y de nercado. ¡Estas indusmias im.
de asalariador .u..ttta en la población. Pero, cuanto más portadas exportan!
<<desarrollado>> es un país capitalista, .menor es el número de Í) Así, pues, las contradicciones internas subsisten. La
agricultores, y más disminuye la cantidad de trabajadores-pro' sobreacumulación de capital, antes periódica, se convierte en
-objetos.
dirctor., de El .,i..tot terciatio>> lo invade todo: permanente. La innovación permanente desvalotiza eL insüu.
pro- mento. En relación con el capital global, los beneficios debe.
¿dirección? ¿Organización? ¿Distribución? ¿Servicios
áuctivos? ¿{) pát.titarios? La <<racional,,ación>> hace üs- rían desmoronarse. El imperialismo y la infración los hinchan.
minuir t.-Liéo-.I número de <<empleados>> y de intermeüa- Pero cuando el dólar confiesa su sobreevaluación, los contra-
rios. ¿Dónde van los expulsados? ¿Al parasitismo? ¿Al garo? tos petrolíferos saltan. El rey está desnudo. ¡Qué más dat
¿caer-,ír bajo la dependencia del capital? ¿serán
solidarios En plena recesión se mantiene el distintivo de lá abundan.
del trabajo? cia. Es la stagflation, como en la España del siglo xvrr. ¿Ec
c) Lí economía ¿es más efrcaz? Donde antes se decla la decadencia? No profeticemos. Limitémonos únicamente a
<<concurrencia>, ahota se dice <<iuego>, <estrategia>,
(ges' constatar que, a nivel mundial, el nercado no ha garantizado,
tión>. Pero un juego en el que no pierde nadie, una gestión de forma armónica, la adaptación de la demanda a la oferta
siempre racionai, Á el <est;do estacionario>. De hecho, se ni la de la producción a las necesidades.
.oo.lott" y se elimina. Bajo la mirada del estado'
d\ El' estado compfa, invierte, es más controlado que
controlador. Lenin había previsto este <(capitalismo monoPo'
lista de estador>. Liberal en Alemania, planificador en Francia,
ti*. utilioando el <<estado-nación>, mientras -instituye a la
véz los <mercados comunes>. Ni ellos ni el dominio norte'
americano impiden la disputa en totno al petróleo, ni la com'
praventa de irmas. Y e[ papel del hecho y'lltol, en la tec'
;;i"gi; y en la demanda ináustriales, revela la inestabilidad
del mundo.
e) La uniaersalización del capital no la ha liquidado.
Relaíiumente, Ias <<multinacionales> no ocupan más lugar
;;;." L1I4.En ciltas absolatas, y poder t.- h1 multiplicado
po, di.r. su última .e¡sigfi4--<<desplazar> la indusffia, ins'
,"1., .r, palses attasados Ia fíhrica de punta-, ¿hace pasar
r.rto al capital internacional <de Ia eslera de Q citculación
) io ,tÍno de ta prodacción>>, mutación decisiva? Pero la mina
u la piantación también eran <producción>. Y la técnica ^v^n-
fNDICE

Prólogo .

Hrsronrl t,
Los diversos contenidos del término <<historia> . t7
Las etapas de la historia como modo de ionocimiento 27
Intento de definición de la materia y de la investi-
gación históricas 4'
Esrnucrun¡ 49
Orígenes, sugerencias y utilizaciones de la palabra
(estructura)> ,2
El uso científico de la palabra <estructura)> . ,,
La noción de estructura en la ciencia económica 60
Estructura e historia 64
Covuqrttn¡ 79
La noción de coyuntura 8l
Conseios para la utilización histórica de la noción
de coyuntura 10,
L¡s clesss socIALEs . 107
Primeras reflexiones. ¿<<Estratificación> y <ierar'
quía> sociales, o estnrcturas de funcionamiento? 110
Casias, órdenes, clases 11ó
Clases económicas, clases psicológicas, clases <en sí>,
clases <(para sí>, conciencias e inconciencias de
clase . 1r0
3t4 rNrcrAcróN AL vocABULARro H rsróRrco INDICE tt5
Clases, subclases, categorfas sociales, conffadicciones 26'
¿Ecor.roiraÍA cAMPEsTNA?
secundarias 135 Sobre <<propiedad>>, <<explotación>, <(renta de la tie-
Punalos, NAcIoNEs, EsrADos . r4t rra> 278
La frontera . Sobte la f.amilia como unidad de mano de obra . 280
147
La guerra r49 Sobre la <<economía campesina)> en relación con .i
Razas e historia . 152 intercambio exterior 282
Los grupos elementales: de la familia a la tribu . 154 Sobre <suficiencia>> e <<insuficiencia>> como nociones-
Los imperios. El legado de Roma . 156 clave de la <<economfa campesina>> 284
Los principios de agrupamiento en el período feudal 158 Tentaciones chaianovianas en historia, sociologla y
El nacimiento del estado moderno y rnr relaciones polltica 29'
con el fenómeno nación 161
El siglo xrx: la fase <<nacionalitaria> r65
El apogeo de los <<nacionalismos)> y la aparición del
<<imperialismo>: crisis y controversias en 1905-
L9T3 173
Las controversias en torno al problema nación-revo-
lución en F.uropa cenual y oriental . t75
Marxismo y cuestión nacional 177
Ceprrl¿rsuo 201
Capitalismo: palabra reciente y ambigua 203
Capital, capi talista: palabras antiguas con un sentido
preciso 205
Capital y modo de producción capitalista . 206
El principio de la libertad 208
El principio de igualdad jurídica . 2tl
Libertad e igualdad: aspectos políticos . 212
El principio de propiedad 2t4
Las relaciones sociales de producción en el sistema
capitalista 2t6
Capitalismo y crecimiento: a) los <<despegues> 222
Capitalismo y cecimientoz b) el largo plazo 227
Capitalismo y cecimiento: c) plazos corto y medio . 245
Observaciones sobre Ia coyuntura y las luchas de
Una ojeada a algunas etapas de la esructura 213
clase 250
tr
I-¿l conocimiento histórico, condición de las demás ciencias
sociales, ya que toda sociedad está situada en el tiempo, exige un
vocabulario preciso.
Desde su larga experiencia en el oficio de historiador, el profesor
Pierre Vilar reflexiona en estas páginas, guiadas por una clara
intención pedagógica, sobre conceptos fundamentales del análisis
histórico: "historia", "estructura", "coyuntura", "clases sociales",
"pueblos, estados, naciones", "capitalismo" y "economía campesina'l
El resultado es un texto innovador, imprescindible para profesores
y estudiantes de historia, por fin provistos de una verdadera
herramienta de análisis, y que será de lectura obligada para todos
aquellos que quieran iniciarse en el conocimiento de la historia
auténtica.

DierreVilar (Montpellier,
I 1906) es uno de los grandes historiadores
de nuestro siglo. De su visión globalizadora de la historia, construida

a partir del marxismo, es buen ejemplo su obra máxima, Catatuña


en la España moderna (3 vols.). Entre sus libros destacan Historia
de España, La guerra civil española, Hidalgos, amotinados y guerrilleros
y Pensar históricamente, todos ellos publicados por Crítica.

I.S.B.N. 84-7423-960-5

Crítica Libros de Hístoríct o I


ltilll[1il[ruilil

Das könnte Ihnen auch gefallen