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IMPACTO AMBIENTAL EN EL ECUADOR, AMÉRICA Y EL

MUNDO

“Ecuador es uno de los país de América Latina con más diversidad ecológica; sin embargo,
la biodiversidad y los ecosistemas en Ecuador están en grave peligro a causa de varios
factores ambientales.”

3 grandes problemas

Las islas Galápagos y la amazonia ecuatoriana son buen ejemplo de ello. Las primeras
poseen diversos biomas y contienen varias especies que están en peligro de extinción y/o
que sólo existen en esta región.

La selva tropical del Amazonas también conforma una gran parte del país y es el hogar de
un inmenso número de especies de plantas, flores, insectos y animales que se desarrollan
en este lugar único.

La diversidad de Ecuador está constantemente amenazada por los problemas


ambientales que se derivan de la globalización y la tecnología: la deforestación, la
contaminación del agua y la del suelo, son los tres principales problemas que afectan
negativamente al medio ambiente del país.
La deforestación

Parece claro que el tema ambiental más preocupante en Ecuador es la deforestación, ya que
la tasa de pérdida de bosque anual es casi del 2% y si bien este porcentaje puede parecer
pequeño, esta destrucción es inmensa porque se lleva a cabo año tras año.

A pesar de que otros países de América Latina han tenido éxito en el aumento de la
sostenibilidad de su tierra, en Ecuador vemos que grandes extensiones de bosques han sido
convertidas en tierras de cultivo y en pastos para el ganado, en lugar de preservar los bosques
naturales.

Con la llegada de la globalización, la tecnología y la modernidad, los ecuatorianos se


enfrentan a la elección de la preservación de la Amazonía o aprovechar los recursos para
trabajar la tierra y de esa manera mantener a sus familias, por lo que muchos de los
ciudadanos eligen el camino económicamente beneficioso y convierten sus tierras en
granjas que pueden producirles ganancias.

La contaminación del agua

La segunda amenaza más apremiante para los ecosistemas en Ecuador es la contaminación


del agua, que afecta principalmente a la costa del país, ya que la mitad de la población de
Ecuador vive allí y por ejemplo, la ciudad costera de Guayaquil ha duplicado su tamaño en
los últimos veinte años.

Esta afluencia de poblaciones a las zonas mencionadas destruye los manglares, erosiona las
orillas y contamina las aguas, ya que existen muchas zonas con poco o nulo saneamiento, por
lo que las aguas residuales acaban en las cercanías de las costas, lo que también puede
conducir a la contaminación de las fuentes de agua locales.
El crecimiento de la población dentro del país, especialmente cerca de la costa, significa que
la política ecuatoriana debería esforzarse más y tomar medidas de prevención, con el fin
de proteger el medio ambiente costero y sus aguas.

A todo ello debe sumársele el hecho de que a causa de las acciones negligentes de los seres
humanos, las aguas de la costa de Ecuador, las Islas Galápagos y sus ecosistemas están
siendo amenazados gravemente.

Aunque parezca increíble, un simple error humano puede potencialmente eliminar a toda
una especie; es una idea desalentadora, pero ya ha sucedido: el derrame de petróleo del
2001 mató al 60% de las iguanas marinas de las Galápagos, una especie endémica de las
islas.

La contaminación de los suelos

El suelo ecuatoriano se está contaminado de muchas formas, pero el hilo común entre
ellas involucra recursos naturales que se filtran en la tierra como un efecto secundario
de la minería o la perforación.
La minería del oro es común en el sur de Ecuador y resulta una amenaza constante para las
plantas, el agua de los ríos y la biodiversidad de las áreas circundantes.

Un estudio demostró que a pesar de la pequeña escala de la minería en el distrito minero de


Portovelo-Zaruma, los rastros de mercurio y cianuro representan una amenaza grave y
geográficamente extensa y ponen en peligro la vida silvestre y humana de esta región.

La cuenca del río Puyango está siendo afectada por el proceso de amalgamación con
mercurio como resultado de la extracción del oro, esto contamina el suelo y el agua que pasa
a través de los sedimentos al seguir su curso, lleva la toxicidad río abajo.

A pesar de que cada vez hay más conciencia de que la minería de oro y el petróleo están
impactando de manera muy negativa en el medio ambiente, la mayoría de los ecuatorianos
no tienen una mentalidad "verde" y se niegan en redondo a perder los beneficios
potenciales de la industria minera y petrolera.

¿Hay esperanzas?

Sin dudas hay maneras en las que los ecuatorianos pueden comenzar a hacer un cambio
hacia fuentes de energía más sostenibles y renovables, que no se basen en la extracción y
por ende corran el riesgo de generar posibles fugas de combustibles fósiles como el petróleo
y no contaminen con su detritus.
El país tiene muchos recursos tales como el sol y el agua, que se pueden utilizar para generar
energía de manera más ecológica y sostenible en comparación con la extracción y el
consumo de combustibles fósiles.

El uso de sistemas de paneles solares, la energía hidroeléctrica, los mecanismos para capturar
la energía del viento y las fuentes de energía geotérmica, permitirían al Ecuador avanzar
hacia un futuro más sostenible, pero son necesarias la acción humana y la
responsabilidad para que se produzca cualquier cambio significativo

PROBLEMAS AMBIENTALES EN AMÉRICA LATINA

Desde hace unos cien mil años el hombre interactúa con la naturaleza, primero en grupos de
cazadores-recolectores y luego como pueblos agro-alfareros y minero-metalúrgicos.

Los primeros pobladores no dañaban mayormente los ecosistemas, la caza no conducía al


exterminio de las especies y la recolección de frutos y vegetales no provocaba desequilibrios
ecológicos. Además, al ser nómadas, rotaban los lugares facilitando el proceso de
autorregulación de los ecosistemas. Su número era muy pequeño como para tener algún
impacto, salvo en los principales imperios del continente: aztecas e incas.

El cambio más significativo, tal vez, por parte de los españoles, fue la introducción del
ganado vacuno y equino. Estos animales encontraron en ciertas regiones un entorno apto para
su reproducción, sin mayor amenaza de depredadores. En pocos años, las vacas, los caballos
y las ovejas ya se habían multiplicado por miles, dando origen a su explotación, en el caso
del ganado vacuno para obtener su cuero. Curtiembres y saladeros comenzaron ya a
contaminar sus áreas circundantes, en particular ríos y arroyos. El ganado salvaje generó una
situación de “tragedia de los comunes”; las vaquerías los cazaban para quitarle el cuero sin
aprovechar el resto del animal. La ausencia de derechos de propiedad sobre el recurso
generaba un incentivo a matar, no a criar. A fines del siglo XVIII el Virrey Arredondo, en
Buenos Aires, llamaba la atención sobre la posible extinción de ese ganado llamado
“cimarrón”
El principal tema ambiental del planeta encuentra a América Latina como un participante
menor, teniendo en cuenta el volumen de emisiones de CO2 que muestra el gráfico, aunque
no exento de sus consecuencias, las que de verificarse pueden tener impacto en el núcleo de
su producción agrícola y ganadera.

Deforestación de bosques: América Latina cuenta con enorme cantidad de bosques y la selva
más grande del mundo. Se estima que además de poseer la mayor biodiversidad y regular la
temperatura global, la selva del Amazonas provee 1/5 del oxígeno del planeta, el 15% de
agua dulce y la tercera parte de la madera del mundo. Desde el año 2000, se han talado
aproximadamente 150.000 Km. cuadrados de selva en Brasil, mediante quemas para dejar
lugar a la agricultura (sobre todo para la soja) y ganadería, o la explotación de la madera.
Ayudado además por el subsidio de la construcción de carreteras, y el aumento en la densidad
de población

Conciencia ambiental. Por último, los habitantes de América Latina tienen poca conciencia
ambiental, la que es un gran motivador de acciones de ambientales. Las empresas responden
a la demanda existente, sobre todo en países ricos, para que se reduzca el impacto ambiental
en la producción de todo tipo de bienes y servicios. No obstante, muchas empresas en
América Latina han introducido ya principios de sustentabilidad.

IMPACTO AMBIENTAL A NIVEL MUNDIAL

La mayor parte de la energía utilizada en los diferentes países proviene del petróleo y del gas
natural. La contaminación de los mares con petróleo es un problema que preocupa desde hace
muchos años
Los derrames de petróleo en los mares, ríos y lagos producen contaminación ambiental:
daños a la fauna marina y aves, vegetación y aguas. Además, perjudican la pesca y las
actividades. Dióxido de azufre, daña los pulmones.
Cuando cada bomba explota, genera temperaturas sobre 1.000ºC, lo que junto a la fuerza
explosiva no sólo aniquila infraestructura, flora, fauna y personas, sino destruye la estructura
y composición de los suelos, los que demoran cientos y miles de años en regenerarse.
Impacto sobre el medio social. Afectan a distintas dimensiones de la existencia humana
como:
a) Económicos. Al crear nuevas industrias la mayoría de las veces no se protege y cuida el
entorno natural.
b) Socioculturales. En aras del desarrollo turístico se destruyen numerosos ecosistemas
c) Efectos Tecnológicos. El descubrimiento de dispositivos modernos hace más fácil y
cómoda la existencia humana; pero en la mayoría de los casos no se considera que cuando
estos ya sean obsoletos donde se tirarán o cuantos años tardarán en desaparecer.
d) Efectos sobre la salud. La migración de la población del campo a las ciudades conduce la
mayoría de las veces a la formación de cinturones de miseria alrededor de las ciudades
provocando miseria y numerosas enfermedades, así como también la destrucción del medio
natural.
Impactos sobre el sector productivo
Mayores costos en la producción derivados de la necesidad de incurrir en acciones de
remediación de ambientes contaminados
ÉTICA DEL MEDIO AMBIENTE

Según la Organización Mundial de la Salud “la salud ambiental está relacionada con todos
los factores físicos, químicos y biológicos externos de una persona. Es decir, que engloba
factores ambientales que podrían incidir en la salud y se basa en la prevención de las
enfermedades y en la creación de ambientes propicios para la salud” [2]. Esta definición
amplía el concepto clásico de salud y afecta, por supuesto, a las funciones de la enfermería.
Como es sabido, ya Florence Nightingale (1820-1910), a quien se atribuye la fundación de
la moderna enfermería, orientaba su atención hacia el control del ambiente. Con ello
buscaba facilitar la recuperación de los pacientes. Hoy día, entre las funciones y
atribuciones de la enfermería, cobra cada vez más importancia la tarea de promoción de la
salud ambiental. Las acciones en favor de la misma, empezando por la educación de
individuos y comunidades, constituyen importantes herramientas para la prevención
sanitaria y para la recuperación de la salud. La reflexión bioética sobre cuestiones
ambientales es cada día más necesaria, pues las relaciones entre el hombre y la naturaleza
han sufrido en poco tiempo grandes cambios debidos al desarrollo tecno científico.
Veremos, pues, en qué han consistido esos cambios (apartado 2). Básicamente se trata de
cambios drásticos en dos vertientes: en cuanto a las relaciones entre lo natural y lo social,
y en cuanto a las relaciones entre lo natural y lo artificial. Veremos a continuación qué
cuestiones éticas han sido suscitadas por estos cambios (apartado 3), y qué líneas de
pensamiento tratan actualmente de dar respuesta a estas cuestiones (apartado 4).
Incluiremos, por último, un quinto apartado con algunas consideraciones sobre educación
ambiental.

Cambios en las relaciones entre lo natural y lo humano

Jamás imaginó el hombre antiguo que su labor sobre la Tierra podría amenazar la
continuidad de la vida en la misma, que sus artes de pesca o de caza podrían acabar con
ninguna especie. La naturaleza era vista como algo grande y estable, incomparable con la
escasa fuerza de los hombres. La ética tradicionalmente afectaba sobre todo a las relaciones
entre humanos. Pocos, como San Francisco de Asís, llegaron a pensar las relaciones con
los seres naturales como relaciones de carácter ético.
Sólo en los últimos decenios aparece, de modo generalizado, la relación entre el ser
humanos y la naturaleza como una cuestión ética. Pero hoy la ciudad ya es global, y es la
naturaleza la que está en su seno. Se ha invertido la imagen tradicional, que presentaba la
ciudad como un pequeño reducto en el seno de la madre naturaleza. El poder de nuestras
técnicas es ya tan amplio que nadie puede ignorar la amenaza y la promesa que supone. Por
decirlo con palabras de Hans Jonás, la naturaleza también ha caído bajo nuestra
responsabilidad. Esto nos obliga a una seria reflexión ética sobre cuestiones
ambientales.

Dimensiones éticas de los problemas ambientales


Nuestra relación con la naturaleza no debería ser pensada únicamente en términos de
problemas, es más rica, gratificante y variada, pero es indudable que algunos problemas
existen3. El que actualmente recaba más atención es el problema del cambio climático,
pero hay otros muchos, que afectan a las relaciones internacionales, a las relaciones con las
futuras generaciones de humanos y también a las del ser humano con los demás seres vivos,

La dimensión internacional

Nos encontramos aquí con una dimensión de los problemas ambientales que está más bien
en el terreno de la filosofía política. De hecho, es frecuente el uso de la expresión ética
ambiental en un sentido extendido que incluye también aspectos políticos. La cuestión es
que han surgido problemas, como el cambio climático, la lluvia ácida, la disminución del
ozono, la contaminación del medio, la extinción de especies o los accidentes radiactivos,
que, tanto en su génesis como en sus efectos y posible control, superan el ámbito nacional.
Implican la distribución de riesgos y cargas entre distintas poblaciones humanas. Para que
la distribución sea justa se requiere una perspectiva general, desde los intereses globales de
la familia humana.
La dimensión intergeneracional
Sobre las obligaciones ecológicas que tenemos para con los futuros seres humanos, nos
encontramos con intuiciones fuertes, como por ejemplo que debemos legarles una Tierra
en buenas condiciones, y argumentos débiles. Está claro que la preservación del medio
puede ser en ciertos casos una amenaza para el desarrollo actual. Cuando se plantean este
tipo de conflictos no simétricos, la tradición contractual moderna ilumina muy poco: éticas
pensadas para la convivencia entre coetáneos libres e iguales poco nos dicen sobre la
responsabilidad para con futuros seres humanos, a los que nunca conoceremos y de los que
nada nos cabe esperar. Por otro lado las éticas pensadas en términos de derechos no aportan
gran cosa sobre nuestra conducta para con aquéllos que no pueden tener actualmente
derechos, pues no tienen siquiera existencia. Necesitamos, pues, un nuevo fundamento para
las responsabilidades frente a futuras generaciones. En este sentido, quizá lo más lúcido
que se ha escrito son los textos del pensador alemán Hans Jonás.

La dimensión interespecífica
La tercera dimensión ética de los problemas ambientales es la que atañe a las relaciones del
ser humano con otras especies vivas, y con los individuos de otras especies, con los
ecosistemas y con la biosfera en su conjunto. Aquí se dirime si los otros vivientes tienen
también un valor en sí o solamente un valor utilitario. Si les reconocemos valor intrínseco
habría que introducir algún criterio de gradación de dicho valor, criterio que no amenace la
igualdad entre seres humanos. Este problema se conoce como "el dilema del antiespecista".
El espejismo sostiene autores como Peter Singer- sería una forma de discriminación
análoga al racismo, y por tanto injusta. El antiespecista pide que no se discrimine a ningún
viviente en función de la especie a la que pertenece. Si no discriminamos por la especie,
o bien no lo hacemos en absoluto, lo cual es impracticable, o bien lo hacemos en
función de algún otro criterio, por ejemplo, la capacidad de sufrir, o la presencia de mente,
o de capacidades lingüísticas o sociales... Mas, las capacidades de los seres humanos no
son las mismas en todos, incluso la sensibilidad ante el dolor es variable, y también lo es la
socialización, la habilidad lingüística y la inteligencia. Sin embargo, la igual dignidad de
los humanos es un valor reconocido e innegociable. Quizá una forma de no incurrir en el
dilema sea no trasladar a contextos éticos el concepto biológico de especie, sino emplear,
como hace la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (1948), el concepto de
familia humana, que tiene connotaciones morales más evidentes. Con todo, el dilema del
antiespecista nos hace ver la necesidad de una teoría del valor de los vivientes que dé base
racional a nuestras intuiciones morales.

Líneas de pensamiento en ética ambiental


Las líneas de pensamiento ético que hasta el momento se han ocupado de cuestiones
ambientales podemos clasificarlas en cuatro grandes grupos: antropocentristas, humanistas,
socio centristas y anti-antropocentristas. En pocos textos podemos encontrar estos tipos en
estado puro, se trata más bien de tendencias situadas a lo largo de un continuo.

El antropocentrismo
Para los antropocentristas lo único que cuenta a efectos éticos y políticos son los intereses
de los humanos, el resto de los seres sólo tienen un valor instrumental. El único valor que
conceden a la naturaleza es de carácter económico, para la satisfacción de las necesidades
humanas, y proclaman el derecho absoluto del hombre sobre la naturaleza, en la confianza
de que habrá solución tecnológica para cualquier problema ambiental.

Los humanismos

Es importante distinguir el antropocentrismo del humanismo. Los humanistas conceden


una mayor relevancia a los humanos, pero no niegan que el resto de los seres, especialmente
los seres vivos, puedan tener un valor intrínseco. Podemos incluir dentro de las éticas
ambientales humanistas la ética de la responsabilidad, las de inspiración cristiana y la ética
ambiental aristotélica. Podemos incluir también aquí a cierto tipo de utilitaristas que
entienden la utilidad en un sentido muy amplio que comprende también valores
espirituales, cognoscitivos y estéticos, y no sólo materiales o económicos.
FACTORES QUE ESTIMULAN LAS EMPRESAS PARA LA
PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE

En los últimos años muchos empresarios han reconocido los nuevos retos estratégicos que
supone adaptarse a los constantes cambios tecnológicos, sociales, económicos y
ambientales pues éstos ejercen influencia en la modificación de los hábitos de consumo y
estilos de vida. La principal función de la empresa consiste en crear valor y generar
beneficios para sus propietarios y accionistas; pero también puede contribuir al bienestar
de la sociedad. Hoy en día, los empresarios deben estar más convencidos de que el éxito
económico no depende únicamente de una estrategia de aumento de los beneficios, sino
de la protección del medio ambiente y el fomento de la responsabilidad social, incluidos
los intereses de los consumidores.
El análisis de la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) puede dividirse en dos
dimensiones: una interna y otra externa1, sin embargo otros autores como Ulla (2003, p.
15) menciona otras dimensiones como la “económica, social y ambiental”. La dimensión
interna comprende la administración de los recursos humanos, la protección del trabajo y
la realización de actividades de producción y/o comercio, siguiendo normas de protección
del ambiente y la calidad en las condiciones de trabajo. La dimensión externa trata sobre
las relaciones de las empresas con su entorno más próximo, socios, proveedores y clientes,
así como sus actitudes en relación con los derechos fundamentales: igualdad de
oportunidades, no discriminación, promoción del arte y la cultura, salud, educación y
medio ambiente.
Los aspectos ambientales del desarrollo sostenible han generado discusiones en el ámbito
de las empresas y diversas herramientas y enfoques se han elaborado para demostrar que
estas pueden adoptar medidas favorables para la aplicación de la responsabilidad social
ambiental, como los programas de coeficiencia, producción limpia, producción verde,
diseño para el ambiente, responsabilidad integral, entre otras.
Actualmente las empresas han reconocido la responsabilidad en el mejoramiento del
ambiente, no como respuesta a los requerimientos exigidos por normas jurídicas e
imposiciones gubernamentales, sino del convencimiento de que la sensibilidad
empresarial hacia el medio ambiente supone beneficios directos que, en general,
optimizan su competitividad y reconocimiento en la sociedad. Según Murillo, Garcés y
Rivera (2004), los beneficios de mayor sensibilización ambiental de las empresas son:

1. Reducción de los costos ambientales y, por tanto, de los costos generales de las
empresas: la gestión y la optimización adecuada de los recursos naturales y de otros,
reduce los consumos de energía, agua, materias primas, la generación de residuos,
etc.
2. Permite acceder a mercados más exigentes y restringidos por razones ambientales,
diferenciándose con respecto a sus competidores; aumentando la actividad de la
propia empresa.
3. Favorece nuevas oportunidades y actividades empresariales, mejorando
ambientalmente los productos propios, acudiendo a la producción o reutilización de
otros, o accediendo al mercado y a líneas de crédito específicas.
4. Mejora la imagen general de la empresa y su credibilidad frente a clientes,
consumidores, competidores, administraciones públicas y opinión pública.
5. Permite introducir mejoras técnicas y de funcionamiento en la propia empresa,
facilitando la actividad empresarial y el acceso a ciertos contratos (por ejemplo, contratos
públicos, al ser creciente la introducción de exigencias ambientales en los pliegos de
licitaciones); también reduce las enfermedades y accidentes laborales con la implantación
de nuevas tecnologías.

Beneficios de la Responsabilidad Social Ambiental (RSA)

Las empresas comprometidas con la aplicación de Responsabilidad Social Ambiental


(RSA) obtienen beneficios tanto cualitativos como cuantitativos. El Centro Empresarial
de Inversión Social (2004) menciona algunos: “aumento del rendimiento económico y
financiero, reducción de costos de producción, mejor calidad de productos, aumenta la
repu- tación”2 (p. 4). Sin embargo, existen otros beneficios que son importantes de
destacar:

a) Rendimiento económico y financiero.


Estudios comprueban que las empresas con prácticas de Responsabilidad Social
obtenían tasas de retorno a sus inversiones muy superiores a las expectativas. Para
poder estimar los rendimientos esperados de una empresa, se realizan análisis sobre
las previsiones de ventas, gastos y beneficios.
b) Reducción de costos de producción.
La práctica de RSA logra bajar costos significativamente, reduciendo gastos e
improductividad; por ejemplo, el reciclaje puede generar ingresos extras, el control
de desechos, uso eficiente de la energía, disposición de residuos (gastos elevados
para el manejo de los desechos de materiales peligrosos) y, como beneficio adicional,
mejora la calidad del producto final.
c) Aumenta la reputación e imagen de la marca.
Comúnmente los consumidores se inclinan hacia las empresas y productos con una
reconocida reputación, por ello cada día más organizaciones optan por aplicar
medidas de Responsabilidad Social Ambiental. En lo común el público opta por
productos con alto reconocimiento y reputación.
d) Atracción de inversiones (capital).
Las empresas que aplican medidas de Responsabilidad Social Ambiental tienen
acceso a capital que de otro modo puede ser muy difícil. Además, este tipo de
empresas son atractivas a los inversionistas por sus probabilidades de crecimiento.

e) Beneficios fiscales.
Las posibilidades de exoneración de impuestos son mayores para este tipo de
empresas, así como la obtención de beneficios con entidades financieras y empresas
de seguros.
f) Estimula la innovación y la competitividad hacia el diseño y creación de nuevos
productos, servicios y procesos ambientalmente más sanos.
g) Aumento de la seguridad laboral y disminución de riesgos a enfermedades.
Muchas empresas están dejando de percibir estos beneficios, al no aplicarla RSE o
RSA, además de las bondades económicas y socia- les que esto representaría para su
organización, haciéndola cada día más competitiva y estable.

BIBLIOGRAFIA
 Ferreiro, Pablo. 2006. ¿Qué es la Responsabilidad Social de las Empresas? El enfoque de
Alemania. Disponible en: http://www.e-camara.net/revista/actual/
responsabilidad_social.htm.

 Murillo Luna, J. L.; Garcés Ayerbe, C., y Rivera Torres, P. “Estrategia empre-sarial
y medio ambiente: opinión de un grupo de expertos”, UniversiaBusiness Review -
Actualidad Económica, Nº 4 Año 2004. Disponible en:
http://www.universia.es/ubr/pdfs/UBR0042004052.pdf. Consulta:Abril 2006.

 Marcos, A. Bioética y medio ambiente, en G. Tomás (ed.): La bioética: un


compromiso existencial y científico. Vol II (Bioética y entramado social).
Murcia:UCAM; 2005.

 Organización Mundial de la Salud. Definición de Salud Ambiental.


[Consultado el 23 de marzo de 2012]. Disponible en: URL:
http://www.who.int/topics/environmental_health/es/.

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