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1 Por el camino de la compasión.

Comentario al texto
raíz Las treinta y siete prácticas de los bodhisattvas.
Capítulo 11. Fragmento.
Karmapa XVII, Ogyen Trinley Dorje. Por el camino de la compasión. Comentario al texto raíz
Las treinta y siete prácticas de los bodhisattvas

LA MUERTE NO
ES EL FINAL
Cuando observamos nuestra vida, necesitamos ver un continuo, una conexioó n entre la infancia, el
presente y el futuro. Si no vemos ninguna continuidad entre esta vida y la siguiente, no tenemos
ninguna razoó n para dejar de considerar los intereses de esta vida como los maó s importantes. Hay
muchas discusiones acerca de si hay vidas sucesivas o no. De los dos lados pueden darse
argumentos razonables aunque ninguno de ellos puede sostener una conclusioó n definitiva. Sin
embargo hay algo que hemos descubierto: supongamos que tenemos un amigo u otra persona a la
que amamos profundamente y que ella o eó l muere o desaparece. Debido al amor que sentimos por
esa persona es muy difíócil, de hecho casi imposible, sentir que se ha ido totalmente y que nunca
maó s estaraó presente de ninguna forma.

La mayoríóa de la gente siente que los seres queridos que han fallecido auó n estaó n presentes de
alguna forma. Hablamos con ellos en nuestra mente, visitamos los lugares en los que fueron
cremados o enterrados y ofrecemos flores mientras hacemos plegarias por su bienestar. Sonñ amos
que eó l o ella todavíóa estaó n vivos e incluso hay quienes pueden ver o sentir la presencia de una
persona que ha muerto. Es natural. No es un sentimiento que provenga de una religioó n. El amor es
lo que nos lleva a creer que hay algo naturalmente no nacido que no termina cuando morimos. Ya
sea que pensemos en nosotros mismos o en otros, tenemos un sentimiento muy poderoso de que
hay algo que no termina. No nos vemos como una vela que se acaba cuando la uó ltima flama se
apaga, sino como una antorcha, una luz que todo lo ilumina, que puede ser transferida de una
llama luminosa a la siguiente. Creo que esta manera de pensar es muy importante.

Si pensamos que la muerte es el final, nos llenamos de remordimiento y temor. Pero, usando un
poco el razonamiento loó gico, si la muerte es un final, entonces su causa debe ser el nacimiento, ya
que no podemos tener una sin el otro. En ese caso deberíóamos considerar el nacimiento tan
desafortunado como la muerte y deberíóamos dejar de hacer celebraciones de cumpleanñ os. En
serio, necesitamos no pensar en la muerte como un final, porque la muerte es la continuacioó n del
nacimiento. La muerte no es la nada o un estado vacíóo, es el momento en el que transferimos
nuestra luz a otra forma de ser. Este entendimiento nos permite ver que es posible dedicar nuestra
vida a traer luz al mundo, para las generaciones siguientes y para nuestro propio futuro. Si
podemos comprender esto, veremos que la muerte no es un final ni tampoco algo que tengamos
que temer.
1 Practicing the path: a commentary on the Lamrim
Chenmo (Fragmento)
The Venerable Khenchen Thrangu Rinpoche, Geshe Lharampa. The Four
Foundations of Buddhist Practice. Namo Buddha Publications, 2011.
(Traducida por el equipo de traductores del Instituto Budadharma).

Extracto de Las cuatro bases de la práctica budista


de Thrangu Rinpoche

El mundo y todos sus habitantes son impermanentes.


En particular, la vida de los seres es como una burbuja en el agua.
Es incierto cuando moriré y me transformaré en un cadáver.
Así que como únicamente el Dharma puede ayudarme en ese momento,
debo practicar ahora con diligencia.

Una vez que entendemos cuán rara y preciada es la existencia humana,


debemos también entender la necesidad de usar este preciado nacimiento
para practicar el Dharma.

Algunas personas quizá sientan que pueden tomar su tiempo, practicando


poco a poco, sin mucha prisa. Este es un verdadero error porque nada dura.
Todo pasa -todo cambia, incluyendo nuestra preciada existencia humana- así
que tenemos que tomar esta oportunidad mientras la tenemos. Esta es la
razón por la cual el segundo recordatorio para practicar es la
impermanencia. Una vez que sabemos cómo es que todo cambia, nos damos
cuenta que no podemos permitirnos perder el tiempo, de esta manera, el
estudio de la impermanencia nos ayuda a dirigir nuestra mente hacia el
Dharma. Algunas personas pueden pensar que la impernanencia es solo un
truco astuto utilizado por el Buda para asustar a las personas para que
practiquen inmediatamente. Pero no es el caso. La impermanencia es algo
intrínseco a la vida; nuestras vidas son cambiantes y fácilmente destruidas.
Así que la idea de la impermanencia no fue fabricada, y pensar que todo
durará para siempre es un error.

Podemos creer que la meditación en la impermanencia es desagradable


porque implica que todo se desintegrará y tendrá un fin. Esto es real y
extremadamente importante. Ser conscientes de que todo pasará no nos
hará sentir maravillosamente felices. Pero suponga que vamos a un lugar
donde hay un tigre e ignoramos que tal peligro está al acecho. Quizá
disfrutaremos el lugar, pensando en lo agradable que es, pero cuando el
tigre aparezca será demasiado tarde. Tendremos que sufrir el terrible miedo
de ver de repente a un tigre que salta sobre nosotros y el temor de que
posiblemente nos comerá. Pero si supiéramos desde antes que el tigre
estaba ahí, podríamos haber evitado dicho lugar y de tal manera haber
evadido el problema por completo. El hecho de pensar que hay un tigre ahí y
cómo podemos evitarlo, provocará que tengamos una sensación
desagradable de estar asustados. Pero estar conscientes de la presencia
del tigre nos permitirá evitar el peligro verdadero.

Normalmente estamos involucrados con nuestras actividades diarias,


tomando la vida como viene. Abrumados por tantas cosas por hacer, no
pensamos en cómo todo cambia y se mueve. Nuestra vida puede parecer
muy placentera, sin disturbios por pensamientos en cómo todo se está
desintegrando, cambiando o perdiéndose. En realidad, no hay ninguna
diferencia si estamos conscientes de la impermanencia o no. No saber
acerca de la impermanencia no va a detenerla. La impermanencia ocurre y
si nos toma por sorpresa, esto será extremadamente doloroso. No obstante,
si sabemos acerca de ella, estaremos preparados y, con práctica, seremos
capaces de superar cualquier dificultad que pueda causar. Desde el Buda y
a lo largo de los linajes de lamas que han venido entre él y nosotros,
tenemos instrucciones para ver como todo lo que nos rodea cambia y es
impermanente. Nada permanece igual para siempre. A pesar de que al
principio este pensamiento puede generar mucha infelicidad, si estamos
preparados para cuando la impermanencia llegue y nos golpee, ya no será
tan doloroso.

La meditación en la impermanencia es de utilidad en todos las etapas de la


práctica. Es útil cuando justo acabamos de empezar en el camino del
Dharma porque cambia nuestra mente muy rápidamente. Pero también es de
gran provecho cuando ya tenemos algún tiempo practicando y un momento
de pereza llega, porque pensar en la impermanencia renueva nuestro deseo
de practicar. Así que meditar en la impermanencia renueva nuestro
entusiasmo. Pensar acerca de la impermanencia es útil para alcanzar
nuestra meta rápidamente. Es como un amigo.

5 MANERAS PARA MEDITAR EN LA IMPERMANENCIA

¿Cómo se puede meditar en la impermanencia? En las instrucciones dadas


en las prácticas preliminares (Tib. ngöndro) del mahamudra, la respuesta a
esta pregunta se resume en cinco puntos principales los cuales son la clave
para las 5 maneras de meditar en la impermanencia.

1. La primera meditación es acerca de la naturaleza cambiante de todo. Por


naturaleza, nada es estático -nada en el mundo ni en los seres que lo
habitan. El mundo a nuestro alrededor está siempre fluyendo. En el verano,
la naturaleza tiene ciertos colores, ciertas apariencias, y estas
gradualmente se convierten en el otoño. Pero el otoño no permanece para
siempre tampoco. Sus rasgos serán remplazados por los del invierno, el cual
tiene sus propias características especiales, y estas también cambiarán
gradualmente, siendo remplazadas por la primavera. Así que podemos ver
como todo a nuestro alrededor cambia gradualmente y continuamente. No
hay ni siquiera una sola cosa que no esté sujeta a esta dinámica, ni siquiera
nosotros.

Todos estamos sujetos al cambio. Considera, por ejemplo, nuestro cuerpo.


Cuando nosotros éramos niños, nuestro cuerpo tenía un cierto tamaño, una
cierta apariencia, y pensábamos de una cierta manera. Entonces cuando
crecimos un poco y nos transformamos en jóvenes adultos y posteriormente
en personas de mediana edad, nuestra talla y apariencia cambió, y nuestra
manera de pensar también. A una edad más avanzada, uno es diferente
nuevamente. Finalmente, moriremos y nos desintegraremos. Podemos ver
este cambio de manera muy clara en la gente que conocemos: conocemos a
algunas personas ya muy viejas y a algunos que ya han muerto. Podemos
darnos cuenta que hay un constante movimiento y que esta progresión es
realmente parte de la naturaleza de todas las cosas a nuestro alrededor.
Obviamente no estamos inventando esto; es parte inherente de nuestra
naturaleza.

Debido a que todas las cosas cambian, no podemos depender de ellas. La


única cosa que nos puede ser útil es algo que no cambie, y esto es el
Dharma. La práctica del Dharma puede ayudarnos porque a través de
nuestra práctica avanzamos hacia la forma última de la felicidad -la
iluminación- la única cosa que nunca cambia.

2. La segunda meditación en la impernanencia concierne a la muerte.


Reflexionamos en la muerte de otros y en cómo nosotros vamos a morir.
Sabemos de otras personas que nacieron al mismo tiempo que nosotros y
que ya están muertos y nos damos cuenta que otros contemporáneos
nuestros están muriendo por enfermedades ahora. Nosotros moriremos
también. Quizá nos guste pensar que la muerte solo aplica para los demás,
pero no hay nada que indique que todos los demás van a morir, excepto
nosotros. Si a pesar de esto, creemos que de alguna manera somos una
excepción y por tal razón no vamos a morir, nosotros no necesitaríamos
evidentemente practicar. No habría por qué preocuparse de nuestro fin que
se acerca, nos podríamos implicar en cualquier cosa que deseáramos. Pero
no hay excepción para nosotros, ninguna excepción en absoluto. Somos
como cualquier otra persona. Desde el principio de los tiempos, no ha
habido una sola persona que haya evitado la muerte. Podríamos decir, «
Bueno, yo no he conocido a nadie que no haya muerto, pero eso no
necesariamente implica que no exista una persona que pueda evitar la
muerte ». Pero, incluso si no hemos conocido una persona así, si él o ella
existiera, seguramente habríamos escuchado acerca de esa excepción. Así
que no hay necesidad de albergar ninguna duda al respecto: la muerte
aplica a todos. Todos aquellos que han nacido en el pasado han muerto;
todos los que nacerán en el futuro, también morirán. ¿Por qué? Por la
impermanencia.
Cuando hablamos de la muerte, no debería ser como si unos padres le
dijeran a su hijo que hay un tigre en determinada casa para que no entre ahí,
cuando en realidad no hay tal tigre. Más bien, hablamos de la muerte porque
es inevitable. A través de esta consciencia, comprendemos que un fuerte
involucramiento con nuestra vida diaria es bastante inútil, porque no nos
ayuda con la muerte. Perdernos en búsquedas mundanas es parecido al niño
que está jugando y se olvida de todo lo demás, excepto de sus juegos. Si nos
comportamos como niños, no seremos capaces de alcanzar mucho en
términos mundanos ni tampoco de hacer mucho bien para nosotros mismos
o para los demás. Es importante no desperdiciar nuestro tiempo en
actividades materiales, sino usarlo para un fructífero esfuerzo en la práctica
del Dharma. Lo que es verdaderamente significativo en nuestra vida es
nuestra práctica de Dharma.

Quizá creemos que tenemos mucho tiempo por delante antes de que la
muerte llegue, así que podemos empezar a practicar después. ¿Pero cómo
podemos estar completamente seguros de ello? No hay ninguna razón para
estar seguros de esto porque no podemos predecir cuando vamos a morir.
Podría ser muy pronto, podría pasar muy rápidamente o podría ocurrir
después de unos pocos años. Incluso si vivimos un largo tiempo, nunca será
mucho tiempo en términos de miles de años. Así que el tiempo es muy
preciado. Si lo desperdiciamos, incluso un poco, ese habría sido tiempo que
podríamos haber usado practicando, acercándonos a nuestro objetivo. Con
algo de esfuerzo podemos usar este tiempo para alcanzar nuestra meta.

3. La tercera instrucción principal para la meditación en la impermanencia


es darse cuenta que hay muchas diferentes causas de muerte. Nuestra vida
no es muy estable porque nuestro nacimiento se produjo por muchas
diferentes condiciones. Siendo compuesta de tantos diferentes elementos y
creada a través de muchas condiciones, nuestra vida es un compuesto y por
tal razón, no es muy estable; cualquier cosa que ha sido compuesta, se
descompondrá y se desintegrará. Nosotros no podemos transformar esta
mezcla inestable en algo más estable. Podemos, sin embargo, aprender
cómo no caer en el miedo de la llegada de la muerte y aprender cómo usar
la consciencia de la muerte inminente para trabajar hacia el logro de una
felicidad real, para que cuando la muerte llegue, haya paz sin sufrimiento.

En primer lugar, entre las muchas causas de muerte, están cosas como la
comida, dinero, posesiones, amigos y nuestras familias -las cuales se
supone nos ayudan a vivir mejor. Pero tenemos que entender que algunas
veces estas cosas pueden también destruirnos. Normalmente, necesitamos
comida para sobrevivir y crecer. Pero la comida puede algunas veces
contaminarse y transformarse en veneno que nos puede llevar a la muerte.
Lo mismo pasa con el dinero y las posesiones: mientras se supone deberían
hacer nuestra vida mejor, algunas veces nos pueden matar pues pueden
crearnos enemigos o exponernos a ladrones, quienes nos matarían por
nuestro dinero. Los amigos y las otras personas a nuestro alrededor también
podrían causar nuestra muerte por la razón anteriormente mencionada o
inadvertidamente, por gérmenes o un accidente.

El Buda dijo que no vale la pena estar apegado a la comida, dinero, ropas o
posesiones porque estas cosas que deberían darnos placer, no duran mucho.
Cualquier cosa que poseamos no será de beneficio al momento de morir. Si
somos ricos o famosos, cuando la hora de la muerte llegue, estas cosas no
harán ninguna diferencia en absoluto. En tiempos pasados han existido
muchos grandes reyes y todos ellos también han muerto. Han habido
grandes soldados y gente muy valiente, y ellos también han muerto. Han
pasado por esta existencia muchas personas con grandes riquezas, pero
ellos también han tenido que experimentar la muerte. Los reyes no pudieron
dar órdenes para detener la muerte, los valientes soldados no pudieron
evitar su muerte con su bravura, y la gente rica no pudo encontrar ninguna
manera de comprar una forma de escapar de la muerte. Simplemente no hay
manera de escapar de la muerte. Una vez que nos damos cuenta de esto, no
deberíamos simplemente ignorar este pensamiento. Nosotros no podemos
permitirnos desechar la comprensión de la impermanencia. Una vez que
somos conscientes de ella, entonces debemos ver qué podemos hacer para
enfrentar la muerte sin miedo. Debemos averiguar qué podemos hacer para
estar preparados para enfrentar la muerte de una manera apropiada y
positiva. Esta es la razón por la cual se dice que la práctica del Dharma es
de mucha más importancia que cualquier otra empresa en la que nos
podamos comprometer durante nuestra vida en este planeta. La única cosa
que nos ayuda al momento de morir es cualquier virtud que hayamos sido
capaces de acumular durante nuestra vida. Si hemos tenido la capacidad de
generar mucha energía espiritual positiva, esta nos ayudará; sin embargo,
todas nuestras posesiones mundanas o fama no serán de ninguna utilidad.

La muerte puede golpear en cualquier momento. No estamos seguros


cuando porque hay demasiadas causas. Nosotros no sabemos cuando
vamos a morir, pero solo tenemos la certitud de que ese momento llegará.
Por tal razón, gastar todo nuestro tiempo especulando y haciendo planes a
futuro es un desperdicio total, porque no estamos haciendo nada para
prepararnos para la muerte que está por venir. Imagine que está haciendo
planes para el próximo año. Nosotros no podemos saber que va a venir
primero, los planes o nuestra muerte. Si la muerte llega antes de que el año
termine, nuestros planes habrán sido un desperdicio. Si no estamos muertos
antes del fin del año, entonces los planes ayudan un poco. Pero si hemos
comenzado a practicar el Dharma y a generar tanta virtud como nos ha sido
posible durante dicho tiempo, entonces -llegue la muerte o no- nuestro
tiempo no habrá sido desperdiciado. Es más importante practicar el Dharma
que hacer planes.

Meditar en la impermanencia y en la posibilidad de la muerte estimulará


esta práctica y de esta manera estaremos libres del miedo de la muerte y
eventualmente podremos alcanzar frutos en nuestra práctica para así poder
ser de mucha ayuda para otros seres. Simplemente el pensar que la
impermanencia genera sufrimiento y no hacer nada al respecto no nos
ayudará a nosotros ni a otros seres tampoco. Pero la impermanencia nos
puede incitar a actuar de una manera positiva para nosotros y los demás,
razón por la cual es útil meditar sobre ella y sobre las muchas causas de la
muerte.

4. La cuarta manera de meditar en la impermanencia es pensar en lo que


ocurre en el momento de la muerte. En su mayor parte, se trata de una
experiencia dolorosa, y por tal razón la mayoría de la gente no quiere pensar
en ello. Pero es bastante absurdo ignorar esto porque lo vamos a tener que
experimentar de cualquier forma. Todos tenemos que enfrentar la muerte
por lo que es realmente inútil querer olvidarse de ella. Es mucho mejor
tratar de prepararnos. Podemos ver lo que sucede a otras personas cuando
mueren, los tipos de alucinaciones que experimentan. Esto le pasa a todo el
mundo y nos va a pasar a nosotros también. Cuando llegue el día de nuestra
muerte, muy probablemente no vamos a pensar, "Oh, bueno, está bien. Hoy
es el día de mi muerte. Me estoy muriendo. No me importa ". Nadie quiere
morir. Así que, cuando llegue el momento de la muerte, si nos hemos
preparado a través de la práctica del Dharma, seremos capaces de
enfrentarla de manera positiva, sin miedo. ¿Qué ocurre en el momento de la
muerte? Meditar sobre esto debería estimular nuestro deseo de practicar.

5. La quinta forma de meditar sobre la impermanencia es pensar en lo que


sucede después de que morimos. Pensando de esta manera, nos daremos
cuenta de que esta vida no tiene realmente mucho sentido -lo cual reducirá
nuestro apego a lo material. Incluso si somos extremadamente ricos, una
vez que morimos todo tiene que ser dejado atrás. No podemos llevar ni un
solo centavo con nosotros. Incluso si tenemos grandes tiendas de
alimentos, no podemos tomar ni un poco de comida con nosotros. Incluso si
tenemos un montón de amigos, no podemos tener a nadie con nosotros. Ni
siquiera podemos llevar nuestro cuerpo con nosotros. Lo único que
sobrevive a la muerte es nuestra conciencia y ya que esta va por sí sola, en
este momento nada más es de ningún beneficio. Ya sea que fuéramos ricos
o pobres, famosos o desconocidos, bellos o feos, nada de eso hace alguna
diferencia cuando morimos. Nuestra conciencia simplemente va sola y por
su cuenta. Lo único que nos ayuda en tal momento es que la capacidad que
tuvimos de practicar el Dharma durante nuestra vida para desarrollar la
calidad de la meditación en nosotros. Si tenemos esto, nos ayudará al final a
no tener miedo o dolor.

Estas cinco formas de meditar en la impermanencia no sólo aumentarán en


gran medida nuestro deseo de practicar y nuestro interés en el Dharma, sino
que nos animarán a eliminar los comportamientos negativos. Además,
nuestra tendencia a estar somnolientos o agitados en la meditación se verá
disminuida. Todo esto va a resultar en un deseo más fuerte de practicar.
LA MEDITACIÓN EN LA IMPERMANENCIA PUEDE SER ALEGRE

Meditamos sobre la impermanencia para tomar conciencia de la necesidad


de no perder el tiempo. Somos muy afortunados de tener un precioso
nacimiento humano. Tener algo tan precioso hace que cada instante de la
vida cuente. No hay que perder ni uno solo. Si esta existencia humana
nuestra fuera simplemente normal, llena únicamente de dificultades y dolor,
sin esperanza alguna de encontrar al menos un poco de felicidad, entonces
tal vez podríamos pensar en la misma forma que alguien que ha sido lanzado
a una prisión -simplemente contando los días para salir de allí. Con una
sentencia de un año, un día pasa, y pensamos, "Oh, eso es genial, un día
menos ahora." Cuando ha pasado un mes pensamos, "Oh, fantástico, sólo
once meses más para salir." Cuando dos meses han pasado, realmente
sentimos regocijo. Podemos pensar así en una muy mala situación, pero en
realidad estamos en una situación extremadamente afortunada. Tenemos
una preciosa existencia humana, lo que nos da la posibilidad de alcanzar la
Budeidad. Esto es una cosa muy rara, algo muy útil para uno mismo y para
los demás seres. Mientras la tenemos deberíamos sacar el máximo
provecho de ella, ya que no va a durar para siempre. Mientras tengamos
vida, tenemos que obtener lo mejor de ella y meditar en su impermanencia.

Podríamos considerar como peligrosa a la meditación sobre la


impermanencia, porque es muy desagradable; pero en realidad, no es
probable que la impermanencia pueda dominar la mente de uno. Si surgen
problemas en la vida, estos traerán problemas mentales por sí mismos,
mientras que la meditación sobre la impermanencia en sí, no es probable
que cause daño en absoluto. Por el contrario, es muy positiva porque a
través de tal meditación aprendemos a reconocer las características
intrínsecas de todos los fenómenos. Después de haber aprendido cómo todo
está cambiando, aprendemos cómo hacer frente a esta impermanencia. Una
vez que hemos aprendido que todo es impermanente, no nos congelamos
sintiendo miedo ante los cambios. Por el contrario, hacer frente a la
impermanencia significa utilizar todo el tiempo que tenemos de la mejor
manera posible. Haciendo uso de este tiempo de manera adecuada, no hay
necesidad de temer nada.

Meditar sobre la impermanencia nos hace conscientes del paso del tiempo,
estimula nuestra diligencia y eficiencia en lo que hacemos. Somos capaces
de hacer mucho más, capaces de dedicarnos mejor a lo que es virtuoso y
desarrollar mucho mejor la meditación. Nos sentimos muy satisfechos, muy
felices, porque hemos sido capaces de hacer muchas cosas buenas. Así, la
meditación sobre la impermanencia no nos deprime. Debido a que hemos
sido capaces de utilizar nuestro tiempo de forma muy positiva, esto nos
hace muy felices.
RESUMEN

Desde el momento en que el Buda dio la enseñanza sobre la impermanencia


hasta ahora, esta enseñanza ha ayudado a muchos seres tremendamente.
Todos los grandes maestros del vehículo Fundacional, el vehículo Grande, y
los vehículos de Diamante han utilizado esta enseñanza. Ellos han meditado
sobre la impermanencia, a fin de dirigir sus propias mentes hacia el Dharma
y estimular su diligencia en la práctica.

El Buda dijo que entre todas las diversas meditaciones, ésta es realmente la
más alta, la mejor meditación. Si un ladrón fuera a venir y usted no
estuviera consciente de ello, él podría entrar y matarlo para tomar sus
posesiones. Sin embargo, si usted supiera con antelación que el ladrón iba a
venir, usted podría prepararse, protegiéndose a sí mismo. Es posible que
todavía sintiera un poco de miedo, pero no estaría en gran peligro, ya que
podría protegerse. Por lo tanto, la meditación sobre la impermanencia y ser
consciente de que la muerte es segura, son cosas que van a ser muy útiles
para usted.

1 Practicing the path: a commentary on the Lamrim


Chenmo (Fragmento)
Yangsi Rinpoche. Practicing the path: a commentary on the Lamrim
Chenmo. Boston, Wisdom Publications, 2003. (Pp. 104-107) . (Traducido
por María A. García; revisado por Alberto Fournier) .

¿Cuál es la razón de que nuestras mentes estén ocupadas con el hecho de


nuestra existencia presente, incapaces de generar el pensamiento de la
importancia de las vidas futuras? ¿Cuál es el obstáculo que nos lo impide?
Estamos atados a la preocupación por esta vida solamente debido al
pensamiento de aferramiento a la existencia verdadera, por el sentido
innato de que vamos a vivir para siempre. Para poder eliminar este
aferramiento innato a una forma de existencia permanente, necesitamos
enfocarnos en la conciencia de que nosotros, de hecho, estamos sujetos a
la transitoriedad y a la muerte.

Buda resumió nuestra concepción equivocada del mundo en que vivimos y


de nosotros mismos en lo que se conocen como las cuatro visiones
erróneas. Estas son:

1.Sostener lo que en realidad es transitorio, como permanente.

2. Sostener lo que en realidad es impuro, como puro.

3. Sostener lo que en realidad es de la naturaleza del sufrimiento,


como verdadera felicidad.

4. Sostener lo que en realidad está falto de esencia, como teniendo


esencia.

Estas percepciones erróneas aseguran que nos enfoquemos


primordialmente en las actividades de esta breve vida, creando obstáculos
para desarrollar el pensamiento que busca beneficio de las infinitas vidas
futuras.

Viendo estas cuatro concepciones erróneas en las mentes de los seres


sensibles Buda enseñó su antídoto, los cuatro sellos blancos. Los cuatro
sellos son:

1. Todo fenómeno compuesto es transitorio.

2. Todo fenómeno contaminado es sufrimiento.

3. Todo fenómeno carece de existencia.

4. El nirvana es la paz.
De las cuatro concepciones erróneas, percibir lo transitorio como
permanente es la más dañina. Esta visión obstruye en nuestras mentes
enteramente la conciencia sobre la transitoriedad y la muerte. Aunque
intelectualmente sabemos que de hecho eventualmente vamos a morir,
debido a que estamos tan habituados a nuestras concepciones erróneas
sobre la muerte y la transitoriedad, generalmente tenemos el sentimiento de
que no moriremos hoy, en nuestras vidas cotidianas. Como resultado no
hacemos absolutamente ningún esfuerzo por desarrollar el pensamiento que
busca el beneficio de las vidas futuras. Somos burlados por nuestro
aferramiento innato a la permanencia. Por lo tanto, el primero de los cuatro
sellos blancos es establecer la transitoriedad.

Existen dos tipos de transitoriedad, la burda y la sutil. La conciencia de que


no viviremos para siempre y que definitivamente moriremos es la
conciencia burda de la transitoriedad. Sin esta conciencia, todas las
actividades de nuestro cuerpo, palabra y mente servirán a esta breve vida
solamente. Todas las actividades de nuestro cuerpo, palabra y mente
funcionarán solo para lograr nuestro propio bienestar. Sin embargo, es un
hecho, que sin depender de otros, no puede llegar a nuestras vidas felicidad
alguna. Nuestro aferramiento a la permanencia estimula una forma muy
estrecha de pensar, que se vuelve la base para mucha infelicidad y
sufrimiento.

No importa cuánto hablemos de la liberación a un individuo que cree que él


o ella vivirá para siempre, no importa cuánto hablemos acerca de la
iluminación, estamos pronunciando palabras vacías. Además, esta persona
estará mucho más fácilmente inclinada a involucrarse en actividades no-
virtuosas y mucho menos inclinada a involucrarse en virtud. Por el contrario,
alguien que tiene una conciencia básica sobre la transitoriedad y la muerte
y alguna preocupación por sus vidas futuras, pero carece de un
entendimiento completo sobre la realidad de estas cosas, se involucrará un
poco en acciones virtuosas vagamente. Por ejemplo, al final de su vida,
luego de haber estado totalmente distraído por asuntos mundanos, este tipo
de persona puede entonces recordar lo que vendrá después ytratar de
involucrarse en virtud desde ese momento en adelante.

¿Cuáles son las desventajas de no pensar en la transitoriedad y la muerte?


¿Cuáles son las desventajas de no considerar el hecho de que no vamos a
vivir para siempre? Si no adiestramos la mente en estos temas, no nos
sentiremos inspirados a involucrarnos en actividades virtuosas beneficiando
vidas futuras y aun si nos involucráramos en actividades virtuosas, serán
comparativamente débiles. Aun si hacemos un esfuerzo por practicar el
Dharma, seremos incapaces de perseverar. Y, sin recordar la transitoriedad y
la muerte, todas nuestras formas engañosas de pensar y las acciones que
resulten de estas, aumentarán.
El beneficio de generar la realización de que no viviremos para siempre y
particularmente realizar que podemos morir este mismo día, es inspirarnos
a tener un sentido de urgencia en nuestra práctica del Dharma. No
caeremos bajo el control de los ocho dharmas mundanos. Podremos dirigir
nuestros pensamientos y acciones hacia el beneficio de las vidas futuras
por medio de las prácticas del refugio y de la causa y efecto. De esta
manera, no sólo seremos capaces de asegurar en esta forma para nosotros
mismos el beneficio de un renacimiento elevado, sino que también
podremos convertirnos en una fuerza de guía para otros. También, aunque
generalmente cuando tratamos de eliminar nuestros engaños, intentamos
aplicar un antídoto individual diferente a cada engaño, la conciencia sobre
la muerte en conjunto con el reconocimiento sobre las libertades y las
oportunidades de nuestro perfecto renacimiento humano es como un
martillo, golpeando hacia afuera todas nuestras aflicciones de un solo
golpe.

Aun si tuviéramos un campo que no produjo una buena cosecha el año


anterior, a pesar de nuestras dudas acerca de la cosecha de este año,
todavía haríamos el esfuerzo de arar y plantar las semillas. De la misma
manera, aun si no tenemos la realización total sobre el reconocimiento de
un perfecto renacimiento humano, o una total realización sobre la
transitoriedad y la muerte, dice en el texto que mientras tengamos formas
positivas de duda con respecto a estos temas, mientras tengamos
sentimientos por ellos, tenemos todavía la base para lograr ambos los
beneficios temporales y trascendentales.

Aun si fuéramos suficientemente afortunados en encontrar un perfecto


renacimiento humano bendecido con los dieciocho atributos (las ocho
libertades y las diez oportunidades), todavía es posible que no
perseveremos en nuestra práctica del Dharma. ¿Por qué es así?
Primordialmente debido al sentimiento de que no moriré. Este muy fuerte
sentido de no moriré es nuestra mayor caída. Su único antídoto es cultivar la
realización sobre la muerte y la transitoriedad y la comprensión de que este
es el punto de entrada al sendero de la virtud.

Pensar que la meditación sobre la transitoriedad y la muerte y el perfecto


renacimiento humano es solo para principiantes y que no necesita ser
enfatizado en nuestras contemplaciones diarias está completamente
equivocado. La reflexión constante sobre estos dos temas es una forma
importante de meditación al principio del sendero espiritual, en el medio del
sendero espiritual y aun durante el mismo final del sendero espiritual. Al
principio, esta meditación nos permite entrar al sendero de la virtud y al
sendero de la práctica del Dharma. En el medio, estos puntos de
contemplación nos liberan de las trampas de nuestra vagancia y nos
estimulan a perseverar en nuestra práctica. Al final, estos puntos nos
aseguran que recogeremos los frutos de todos nuestros esfuerzos. Debido a
estas razones debemos contemplar estos tópicos diariamente.
Un individuo ordinario que no ha sido expuesto al sendero espiritual teme a
la muerte debido a tener que separarse de sus amistades y seres queridos,
posesiones materiales y demás. Para este individuo la muerte será una
experiencia bajo el control de los ocho dharmas mundanos y en el momento
de su muerte, esta persona probablemente desarrollará una mente no-
virtuosa. Pero como practicantes del Dharma, no debemos temer a la
muerte por tales razones. Debemos realizar que crear karma es como
plantar semillas, que los engaños alimentan la acumulación de estas
semillas kármicas y que mientras hayamos tomadoun renacimiento inducido
por los engaños y el karma, la muerte es inevitable. Si temiéramos a la
muerte, debería ser debido a la pérdida de la oportunidad de subyugar
nuestras mentes. Debemos temer la muerte pues no hemos podido purificar
el karma negativo que traerá un renacimiento inferior y debido a que no
hemos podido acumular el karma positivo que asegura un renacimiento
elevado. Este es el tipo de miedo generado por el practicante de la
capacidad menor.

Si mientras estamos vivos, reflexionamos diariamente sobre la


transitoriedad sutil de todas las cosas con las que estamos conectados y
sobre los cambios que ocurren en todo, momento a momento, esto también
puede contrarrestar la obsesión con nuestras posesiones materiales o con
nuestras amistades y seres queridos. Si también, debido a la familiaridad
con la muerte y la transitoriedad como se enseñan en el Lamrim, somos
motivados mientras estamos vivos a involucrarnos en las prácticas
espirituales, entonces al momento de la muerte no tendremos razones para
temerla. Se dice que para el mejor de los practicantes espirituales la
muerte es una experiencia gozosa. Aquellos de mediana habilidad no temen
a la muerte cuando ocurre y que aun el más inferior de los practicantes
muere sin sentido de arrepentimiento. Si tememos a la muerte mientras
estamos vivos y como resultado, hacemos lo mejor para hacer de nuestro
tiempo algo positivo y significativo, cuando la muerte desciende
repentinamente sobre nosotros, seguramente tendremos una de estas tres
experiencias.

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