El concepto Zona de Tensión Dialógica de Claudia Mársico.
Para destacar el dinamismo conflictivo y la variedad discursiva que conforman el
contexto dialógico de la filosofía griega de los siglos V y IV a. C. Mársico (2010) gusta hablar de Zonas de Tensión Dialógica; la autora piensa que esta noción permite una relectura del proceso de conformación de la filosofía como disciplina, instancia en la que Platón tuvo un rol preponderante. Sintetizando los planteamientos de Mársico podemos decir que la adquisición de un saber o conocimiento cierto y seguro, sumado a la capacidad de enseñarlo, son marcas definitorias del ‘ser filósofo’ (2010: 9-13) Ahora bien, cómo se ha constituido el corpus filosófico en el contexto del entramado del imaginario cultural griego, es un punto que Mársico considera de primera importancia; para ella esta conformación está singularizada por el carácter conflictivo de la tradicional cultural griega: es decir que al no haber ‘dogmas unificadores’ la verdad se presenta en ‘estado de fragilidad’, lo que tiene como consecuencia: “la emergencia posterior de un andamiaje explicativo de tipo argumentativo asociado con la multiplicidad de interpretaciones del mundo en juego” (Mársico 2010: 21) Lo importante, según la autora, sería entender que todo sistema filosófico griego surge en y por el diálogo teórico con posturas rivales y/o complementarias, sin embargo la exégesis tradicional ejemplificada en la perspectiva histórica ‘sucesoria’ y lineal, deformaría y ocultaría esa compleja realidad cultural e intelectual nutricia (Mársico 2010: 22-23) Por esto sería más adecuado pensar los sistemas filosóficos griegos en el contexto teórico problemático en el que se incuban y florecen. A propósito de este punto se propone la noción de ‘Zona de Tensión Dialógica’ (ZTD), definida como: “el ámbito estructural de problemas al que se dirigen varios pensadores desarrollando argumentos para fortalecer sus posiciones propias e impugnar las contrarias” (Mársico 2010: 23) La utilización de la perspectiva exegética articulada por la noción de ZTD permite visualizar las operaciones realizadas por los pensadores que, ‘entrecruzándose’, ofrecen respuestas distintas a idénticos problemas (Mársico 2010: 37) Entonces pensar en términos de ZTD nos permite visualizar el espacio polémico de la discusión filosófica ateniense del siglo IV a. C. sin omitir a los involucrados en el juego. La ZTD ha de entenderse en primer lugar como ‘una suerte de escenario’ (Mársico 2010: 34), un espacio intelectual donde se muestran las posturas frente a problemas determinados, de manera tal que la zona se articula en torno a un(os) problema(s) En segundo término la tensión dice relación con las diversas configuraciones variables que se proponen a los problemas y sus posibles soluciones (Mársico 2010: 35) Por último el elemento dialógico tiene que ver con el intercambio crítico que se produce entre los actores involucrados en las problemáticas, intercambio del cual no es posible desentenderse ya sea en términos ofensivos o defensivos (Mársico 2010: 36) La utilidad de esta postura de investigación radica en la posibilidad de rescatar la ‘multiplicidad sincrónica’ de los actores culturales, en este caso filósofos, más allá de los silenciamientos propiciados por la doxografía tradicional (Mársico 2010: 34) Tal y como señala la autora, la ZTD problematiza la típica imagen solitaria del filósofo brillante y la reemplaza “por los cuadros dinámicos y variados que efectivamente conformaron la tradición” (Mársico 2010: 26).
Bibliografía MÁRSICO, C. (2010) Zonas de Tensión Dialógica. Buenos Aires: Libros del Zorzal.