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VIOLENCIA
FAMILIAR
ASPECTOS PSICOLÓGICOS
Y LEGALES
Hasta hace pocos años no existía conciencia social sobre la violencia familiar.
En los últimos 20 o 25 años otros países de Europa ya estaban trabajando sobre el
tema; en nuestro país los primeros intentos de darlo a conocer fue en el año 1.980,
otorgándole la importancia que merecía aproximadamente en 1.988, cuando la justicia
le hizo un lugar en su legislación.
La violencia se da en la sociedad generada por la sociedad misma es por eso que la
violencia es un problema de todos.
Para abordar tan complejo problema y más aún si deseamos ser útiles en la tarea de
prevención, debemos manejar conceptos y definiciones, así como tener una mejor
comprensión de la dimensión del tema.
Por eso es importante conocer qué es la violencia familiar, el maltrato infantil, los
factores que intervienen, los tipos de maltrato, la institución educativa frente a la
violencia y los aspectos legales a tener en cuenta en estas situaciones.
VIOLENCIA
Violencia por acción: es aquel tipo de violencia en la cual los efectos son visibles.
- Maltrato: cuando el trato cotidiano hacia una persona es agresivo, ya sea de
palabra u obra.
- Agresión física-verbal: es la acción y el trato hacia una persona de insultos y
golpes.
- Denigración: desmerecer al otro al punto de que este sienta baja autoestima,
depresión y sumisión.
- Discriminación: es cuando alguien es marginado por una característica que otro
cree de poco valor. Discriminarlo por su origen, por su físico, por su religión, por su
educación, por su rol en la sociedad, etc.
- Rechazo: tiene que ver con la discriminación. Una persona es rechazada por los
demás, por diferentes motivos, visibles o no visibles.
- Explotación: se da cuando una persona toma a otra en una cuestión de servidumbre,
a la cual someten a tareas que no están de acuerdo con su edad, educación, etc; en una
actitud de "esclavo".
- Manipulación sexual: se ejerce de los adultos a los menores y de hombres a
mujeres. También en el caso de la publicidad en donde toman al cuerpo de la mujer
como "objeto".
- Exigencias desmedidas: es cuando un sujeto espera de otro que haga mucho más de
lo que puede hacer.
Violencia por omisión: es aquel tipo de violencia en la cual una persona es víctima de
desatención.
- Desatención: no asistir a una persona con lo que le es necesario.
- Indiferencia: tratar a la otra como si no existiera, ignorando sus intereses y
necesidades en todo momento.
- Negligencia: cuando una persona sufre violencia por otra que la ejerce con
conocimiento de los efectos que produce. Por ejemplo: niños desnutridos cuando su
nivel social permitiría una buena alimentación.
- Falta de alimentación e higiene: en una situación "normal", una persona priva a otra
de una buena alimentación e higiene diaria, pudiendo hacerlo bien "se elige" el acto
violento.
VIOLENCIA FAMILIAR
a)- Abuso físico: es cualquier acción intencional por parte de los padres,
cuidadores o cualquier persona cercana al niño; que provoque daño físico o enfermedad
en el niño. La intensidad del daño puede variar una contusión leve hasta una lesión
mortal.
b)- Abuso sexual: es cualquier sexual con un niño, por parte de un familiar o
tutor adulto. La intensidad del abuso puede variar desde la exhibición sexual hasta
violación.
c)- Abuso emocional: se presenta bajo la forma de hostilidad verbal crónica
(insultos, burlas, desprecio, críticas o amenaza de abandono), y constante bloqueo de
las iniciativas infantiles por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar.
d)- Abandono físico: es un maltrato pasivo, ocurre cuando las necesidades
físicas (la alimentación, abrigo, higiene, protección, vigilancia, cuidados médicos) no
son atendidas temporaria o permanentemente por ningún miembro del grupo que
convive con el niño.
e)- Negligencia o Abandono Educacional: No inscribir a su hijo en los niveles de
educación obligatorios para cada provincia; no hacer lo necesario para proveer la
atención a las necesidades de educación especial.
En diversas oportunidades realizar el diagnóstico de negligencia o descuido
puede presentar problemas de subjetividades. El descuido puede ser intencional como
cuando se deja a un niño sin comer como castigo, o no intencional como cuando se deja
solo a un niño durante horas porque ambos padres trabajan fuera del hogar. En este
último ejemplo como tantos otros que genera la pobreza, el abandono o descuido es
mas un resultado de naturaleza social que de maltrato dentro de la familia.
f)- Abandono emocional: es la falta de respuesta a las necesidades de contacto
afectivo del niño, ausencia de contacto corporal, caricias, etc. e indiferencia frente a
los estados de ánimo del niño.
g)- Niños testigos de violencia: es cuando los niños presencian situaciones
crónicas de violencia entre sus padres. Los estudios comparativos muestran que estos
presentan trastornos muy similares a los que caracterizan a quienes son víctimas del
abuso.
El factor común que subyace en todas las formas de maltrato es el abuso de poder o
actividad. El abuso ocurre cuando una persona más fuerte o poderosa ( padres-
adultos), aprovecha la ventaja que tiene sobre otra más débil (niño-mujer).
El maltrato, la crueldad, la violencia desarrollada desde la ventajosa postura del que
es más fuerte, genera sentimientos de injusticia, de humillación, de venganza, de
resentimiento.
Afectan los sentimientos de autoestima, entristecen, generan desesperanzas en sí
mismo y en el porvenir. Pueden llegar a trastocar toda la vida mental del sujeto. Desde
el punto de vista de la evolución y maduración psicológica, el daño puede ser
irreversible, ya que pueden instalarse desarrollos con perturbaciones severas de la
identidad y de la personalidad.
El maltrato infantil es un problema muy complejo, ya que algunas formas de abuso
son más difíciles de detectar que otras. Por ejemplo el descuido o negligencia (ya sea
física o psicológica) o las diversas formas de abuso emocional, muchas veces no
resultan fáciles de tipificar y detectar.
Un niño, según la Ley considerando como tal en este sentido a todo menor de 18
años, es maltratado o abusado cuando su salud física o mental o su seguridad están en
peligro, ya sea por acciones u omisiones no accidentales llevadas a cabo por la madre o
el padre u otras personas responsables de su cuidado; produciéndose entonces el
maltrato por acción, omisión o negligencia.
Dentro del maltrato por acción merece ser perfilado especialmente el síndrome del
niño apaleado. Podemos enunciar así cuatro tipos de maltrato:
* Maltrato por injurias físicas.
* Maltrato por abandono físico.
* Maltrato por abuso sexual.
* Maltrato por abandono emocional.
Maltrato por injurias físicas: dentro de este grupo encontramos el "síndrome del
niño apaleado", el cual presenta una discrepancia entre lo que el niño presenta y la
versión que los padres relatan.
Otro aspecto es la multiplicidad de lesiones, que no necesariamente tuvieron lugar
en el mismo lapso de tiempo; los más habituales son: hematomas de distinto color y
tamaño, quemaduras, lesiones de piel, labios, orejas, genitales externos, como así
observar actitudes de retracción o miedo en el trato con las personas mayores,
aprehensión, llanto inmotivado, a veces con conducta agresiva hacia otros niños o en
general, miedo a hablar de sus padres y familia. A veces pueden relatar, siempre con
resguardo o en forma incompleta, el maltrato.
A veces la patología que estamos describiendo es sumamente grave, pudiendo llevar
a la muerte, en mayor proporción en los primeros años de vida del niño, siendo causa
de mortalidad en cualquiera de las otras edades y de morbilidad emocional, en todos
los casos.
El abuso físico de los niños no es un fenómeno que se asocie con determinados
sectores , sino que se manifiesta en todos los grupos étnicos, religiosos, económicos y
culturales.
No hay un único motivo, sino más bien una combinación de condiciones y factores
determinantes, que permite explicar el maltrato hacia el niño. Dichos factores varían
ampliamente de un individuo a otro y ninguno, por sí mismo, puede identificar a un
abusador potencial. Las condiciones predisponentes incluyen una historia de abuso en
la familia de origen, sentimientos de inferioridad y baja autoestima, necesidad de
control sobre el entorno. Los factores precipitantes pueden adoptar prácticamente
cualquier forma que sea percibida por el adulto como amenaza a su control sobre la
situación. A menudo la crisis tiene que ver con situaciones familiares, pero también se
relacionan con contrariedades laborales o económicas, frustraciones o desilusiones
que refuercen el ataque a la auto-estima.
Muchas veces el maltrato es la consecuencia de un déficit en la comprensión por
parte del adulto, de las reales posibilidades evolutivas del niño. Los padres o
cuidadores tienen expectativas irreales con respecto al niño, y por lo tanto, cualquier
conducta normal para la edad puede convertirse en irritativa y desencadenante del
maltrato.
Los niños que han sido maltratados necesitan ayuda para no repetir el esquema de
abuso con otras personas. Si no reciben apoyo adecuado para aprender a resolver de
otro modo sus problemas, pueden convertirse ellos mismos en adultos abusadores.
Maltrato por abuso sexual : de todas las formas de abuso tal vez la más difícil de
aceptar o reconocer es el abuso sexual hacia los niños. Sólo recientemente, las
investigaciones realizadas muestran que una de cada 5 niñas y uno de cada 8 niños
serán sexualmente abusados antes de llegar a los 8 años. En más de 90% de los casos,
el abusador será masculino y en más del 80% será una persona conocida por el niño.
Este tipo de abuso puede definirse como contactos o interacciones entre un menor y
un adulto, en los que el menor está siendo usado para la gratificación sexual del adulto.
Se incluyen una serie de actividades, desde la exposición de los genitales por el
adulto, hasta la violación del menor.
El abuso intrafamiliar ocurre cuando el abusador es parte de la familia (padres-
padrastro, hermano mayor).
Una forma particular del abuso sexual es el incesto. Este está definido por la ley
como el acto sexual entre familiares de sangre, tales como padre-hija, hermano-
hermana, padre-hijo, etc. Un alto porcentaje de niñas que son víctimas de abuso
sexual intrafamiliar, lo son a través del incesto padre-hija. La edad en que más
frecuentemente se produce es alrededor de la pubertad, y un padre puede continuar
manteniendo relaciones sexuales con una o más hijas a lo largo de varios años. Muchas
veces, el incesto no se revela hasta que la hija se va del hogar.
Cuanto más cercana sea la relación entre el adulto y el niño, mayor será el daño
potencial ya que el abuso sexual intrafamiliar ocasiona a la víctima importantes daños
psicológicos.
Los signos de abuso sexual en niños o adolescentes pueden ser:
- dificultad en la marcha o para sentarse.
- negación a realizar actividades físicas.
- dolor o picazón en las zonas genitales.
- cambios de conductales (retraimiento, regresión, inestabilidad emocional).
- actividad o conocimiento exagerado acerca de la sexualidad.
- actividad masturbatoria inusual.
- tendencia a la fuga de sus hogares y a delinquir.
- llanto fácil por poco o ningún motivo aparente.
- cambios bruscos en la conducta escolar y retraso escolar.
- llegar temprano a la escuela y retirarse tarde (ausentismo).
- conducta agresiva, destructiva.
- conducta sumamente sumisa.
- temor al contacto físico.
- manejan dinero que no se puede justificar, tienen conversaciones sobre el
suicidio, tienen alteraciones en el habla, temor al fracaso y se proponen metas
inalcanzables.
Con respecto al abuso sexual hay algunos datos que es preciso tener en cuenta:
* La fuerza física está presente sólo en un pequeño porcentaje en los incidentes de
abuso sexual a niños.
* La percepción del adulto como autoridad vuelve al niño más vulnerable a ser
amenazado, sobornado o inducido a obedecer órdenes.
* Los niños rara vez informan a alguien de lo que está ocurriendo, por miedo y porque
el abusador los induce a no comentarlo.
* Muchas veces desean contarlo, pero no lo hacen por temor a que no se les crea o a
ser lastimados.
* Los niños no inventan historias acerca de su propio abuso sexual. Si se animan es
preciso creerles.
* La edad promedio en que los niños son abusados sexualmente se ubica alrededor de
los 11 años, pero muchas veces inclusive niños de menos de 3 años fueron objeto de
abuso.
* El típico abuso sexual hacia un niño menor ocurre dentro de un período, pues el
ofensor utiliza su posición de poder.
Este tipo de abuso vulnera la estabilidad emocional y afecta la identificación sexual.
Maltrato por abandono emocional: este, en ausencia de daños físicos, resulta difícil
de demostrar, pero sus efectos pueden ser invalidantes, suelen ser diagnosticados por
psiquiatras y psicólogos cuando los síntomas de la alteración se hacen evidentes.
Admitimos también que los malos tratos físicos y la negligencia implican la presencia,
al menos de cierto agravio emocional, pero lo contrario puede ser no siempre cierto. A
veces, los actos nocivos son sobre todo verbales pero afectan en forma determinante
en el desarrollo psicoemocional del menor.
Este abuso es el más fácil de definir pero el más difícil de comprobar.
El niño se ve frente a insultos, amenazas, calificaciones, castigos y está así
gravemente herido emocionalmente, se siente despreciable, angustiado, sin embargo
no muestra cicatrices exteriores.
Algunos indicadores de abuso emocional pueden ser:
- falta de confianza en sí mismo
- exagerada necesidad de ganar o sobresalir
- carencia de atención
- mucha agresividad o pasividad frente a los niños
- retardos en el desarrollo físico y en el desarrollo mental
- retardo en el lenguaje y en la marcha
- hábitos perturbados: roquin (balanceo), chupeteo, tendencia a morder
- inhibiciones graves en el juego
- fenómenos neuróticos: rasgos histéricos, fóbicos, obsesivos, compulsivos
- y hasta cuadros psicóticos con tendencia al suicidio.
Los padres pueden actuar en base a intenciones buenas o con una justificación de
por medio, ya que dicen hacerlo para que el niño se eduque.
También es posible ejercer este abuso no brindando afecto, apoyo, ni la valoración
que todo niño necesita para crecer psicológicamente sano.
Cuando más temprana sea la conducta de abuso emocional mayores serán las
consecuencias psíquicas del menor. La conducta que ejercen estos padres no son más
que una respuesta de traumas emocionales propios.
Las familias en las que se da el maltrato emocional responden a dinámicas de
funcionamiento perturbadas, porque no cubren las necesidades de protección, afecto
y crecimiento integral de la persona.
El niño se convierte paradójicamente en el resorte regulador de los conflictos de
tan variadas situaciones emocionales.
AGENTES GOLPEADORES
Son aquellos que ejercen algún tipo de violencia ya sea física, emocional o sexual
hacia los menores.
Las investigaciones demuestran que cualquier miembro de la familia,
independientemente de su raza, sexo y edad pueden ser agente o víctima de la
relación abusiva. Las estadísticas revelan que es el adulto masculino quien más
frecuentemente utiliza las distintas formas de abuso y son las mujeres y los niños las
víctimas más comunes de dicho abuso.
Los padres golpeadores son aquellos que instalan un estilo de crianza caracterizado
por exigir o demandar resultados o logros determinados en sus hijos, produciéndose
así una primera patología de la situación de crianza ya que lo normal sería que el padre
provea sostén emocional al hijo para lograr un desenvolvimiento adecuado y no que el
hijo se vea obligado a obtener logros que gratifiquen al padre.
El rasgo más frecuente en las historias de familias que maltratan a los hijos, es la
repetición, de una generación a otra, de una pauta de actos violentos, negligencia,
pérdida o privación de progenitores.
Los padres que tienden a maltratar a sus hijos consideran también que el castigo
físico constituyen un método apropiado para tratarlos. Continúan del mismo círculo
vicioso: castigo, deterioro de la relación con el niño, frustración y de nuevo castigo.
Esta comprobado que es más fácil que los malos tratos a niños tengan lugar durante
un período de crisis, la pérdida de un puesto de trabajo, por ejemplo, pueden ser
motivos suficientes.
Existen así mismo, padres que maltratan a sus hijos y que tienen éxito en su trabajo
y no sufren dificultades financieras o domésticas. No obstante estos padecen crisis
en sus relaciones con las demás personas.
Parte del problema está representado quizás por el hecho de que los padres que
maltratan a sus hijos experimentan dificultades para pedir ayuda a otras personas,
tienden a aislarse.
El maltrato no es evidentemente un acto racional. No es algo premeditado por un
profundo pesar y un gran sentimiento de culpa.
A parte de los factores predisponentes principales existen otros que pueden actuar
como trasfondo tensional. Entre ellos se incluyen la inteligencia de los padres, su
estado se salud, su posición socio-económica, el trasfondo cultural y la estructura
psicológica.
Cuando la ausencia de capacidad de crianza por parte de los padres se combina con
dificultades emocionales e impulsividad, el niño corre peligro.
Existe en general un progenitor que es el que maltrata de modo activo al niño, o que
le descuida más destacadamente y otro que actúa de forma secundaria asistiendo,
animando o encubriendo los malos tratos o negligencia.
Los docentes deben saber que existen leyes que protegen a los niños y niñas del
maltrato.
En primer lugar, la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada por nuestro
país mediante la Ley Nacional 23.849 y recientemente incorporada a nuestra
Constitución Nacional, ofrece el marco jurídico general mediante el cual nuestro
Estado y nuestra sociedad deben abordar esas situaciones. En ese sentido, la
Convención destaca "el interés superior del niño" como el bien central a proteger al
tomar cualquier medida que le concierna y obliga a los Estados a adoptar todas las
medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas para proteger a los niños y
niñas contra toda forma de maltrato por parte de los padres, representantes legales o
cualquier persona que lo tenga a su cargo (artículos 3 y 19).
Por el contrario, mediante el artículo 164 del Código Procesal Penal, la ley impone
a los empleados o funcionarios de la administración pública, el deber de realizar la
denuncia.
En esa categoría se halla incluido el personal docente y no docente de las escuelas
públicas, así como también los médicos, enfermeras, psicólogos y asistentes sociales
que trabajan en instituciones estatales.
Indicadores físicos
Propuestas de trabajo que la escuela puede desarrollar con los niños y sus
familias:
Para recibir orientación y/o atención. Se puede recurrir a las siguientes líneas
telefónicas atendidas por profesionales, dirigidas a víctimas en situación de crisis, o
los testigos, para recibir orientación.
Cómo realizar una denuncia. De acuerdo a los artículos 155 y 157 del Código
Procesal Penal, cualquier ciudadano puede denunciar una situación de maltrato o abuso
a un menor o incapaz, personalmente, en forma verbal o por escrito, ante las
siguientes autoridades judiciales:
-Asesor de menores, quien además de cumplir con el deber de informar, posee
competencia y recursos para amparo.
-Juez competente (Familia, Minoridad o Fuero Civil).
-Fiscal
En las categorías de violencia familiar además del maltrato infantil se encuentra la
violencia conyugal.
2)- Violencia conyugal: incluye situaciones de abuso que se producen en forma cíclica
y con intensidad decreciente entre los miembros de la pareja conyugal. El 2% de los
casos corresponden al maltrato hacia el hombre, el 75% de los casos corresponden al
maltrato hacia la mujer, el 23% restante son los casos de violencia recíproca o
cruzada.
Arrepentimiento o Luna de
Miel (arrepentimiento y
promesas de cambio)
Cuando este ciclo sucede más de una vez, nos encontramos ante una situación de
violencia conyugal.
La mujer generalmente se encuentra en la fase de acumulación de tensión, donde
trata de satisfacer al marido en todo, volviéndose obsesiva en sus conductas. Su
estado es muy desaliñado. La mujer busca ayuda en la fase de crisis. Es importante
que sienta que le creen, que la entienden y que siempre será tratada bien, sin hacerle
juicio alguno.
Al pasar este momento de crisis, la mujer retorna al hogar y entra en la fase de luna
de miel, donde todo vuelve a empezar.
La mujer en estos casos se presenta con determinadas características emocionales:
padece insomnio, no tiene memoria, se distrae, tiene un relato incoherente, hace poco
uso de la primera persona, es decir, rara vez usa el pronombre "yo" ( al igual que el
hombre pegador). Su discurso es indirecto "él dice...", "tiene una idea particular del
amor", "él me ama pero", presenta baja autoestima.
En general la mujer permanece en el hogar, por su dependencia económica y la no
toma de decisiones. Tampoco tiene posibilidad de defenderse y nadie le ayuda desde
la sociedad que piensa "algo hizo para provocar al marido...".
En lo penal:
-concurrir a la comisaría más cercana, al juzgado criminal o
correccional o a la fiscalía de Cámara correspondiente a su domicilio.
- identificar con nombre, apellido y domicilio al denunciado.
- leer la denuncia a los fines de verificar que consten todos los hechos
relatados.
En lo civil:
- también puede dejar asentada una exposición civil, que no es denuncia,
sino una constancia de los hechos ocurridos, por ejemplo, la necesidad de salir del
hogar.
- en cuanto a las acciones en derecho de familia, tenencia, régimen de
visita, exclusión del hogar, asignación de vivienda, divorcio, etc., deberá solicitar
asesoramiento ante la Defensoría, o a su abogado de confianza.
CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO
Si bien la declaración de los derechos del niño de 1959 ha sido una guía para la
actuación privada o pública a favor de los niños y constituye un marco moral para
todos los derechos del niño, será la CONVENCIÓN de los DERECHOS del NIÑO la
que irá más allá en cuanto hace jurídicamente responsables de sus acciones respecto
de los niños a los Estados que aceptan la Convención.
La Convención fue adoptada, por unanimidad, por la Asamblea General de las
Naciones Unidas. El espíritu que la inspira es el interés superior del niño. Establece el
derecho del niño a ser el autor de su propio desarrollo, expresar opiniones y hacerlas
valer en la adopción de decisiones relativas a su vida. La Argentina, mediante ley
23.849, la incorporó a la legislación nacional. En su articulado se manifiesta un nuevo
criterio sobre el trato de los niños y adolescentes, y se los coloca en una situación
jurídica diferente de la que tenían antes. Hoy los chicos son reconocidos como sujetos
de derecho.
Las implicancias de esta nueva ley se verifican no sólo en los casos en que un niño
tenga conflictos con la ley, sino también en el trato diario que se les brinda.
Anteriormente nos hemos referido a las situaciones que pueden vulnerar los
derechos del niño en la vida cotidiana.
Todo niño tiene derecho intrínseco a la vida; los Estado garantizarán en la máxima
medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño.
Todo niño tiene derecho a un nombre y a una nacionalidad desde el nacimiento.
Los tribunales, instituciones de bienestar social o autoridades administrativas que
se ocupen de los niños, atenderán a una consideración primordial que es el interés
superior al niño.
Los Estados velarán para que cada niño disfrute de todos los derechos sin
discriminación, ni distinciones de ninguna clase.
Los niños no serán separados de sus padres, excepto cuando las autoridades
competentes los juzguen necesario para su bienestar.
Los Estados protegerán a los niños contra los peligros físicos o mentales y el
descuido, incluido el abuso sexual o la explotación.
Los niños impedidos tendrán derecho a recibir un trato, una educación y unos
cuidados especiales.
El niño tiene derecho a disfrutar del más alto nivel de salud. Los Estados velarán
porque se preste atención sanitaria a todos los niños, atribuyendo particular
importancia a las medidas preventivas, la educación en materia de salud y la
reducción de la mortalidad infantil.
La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria.
La disciplina escolar deberá respetar la dignidad del niño. La educación preparará
al niño para la vida en un espíritu de comprensión, paz y tolerancia.
Los niños tendrán tiempo para el descanso y el juego.
Los estados protegerán al niño contra la explotación económica y el trabajo que
pueda entorpecer su educación o ser nocivo para su salud y bienestar.
Los estados protegerán a los niños contra el uso ilícito de drogas y contra su
participación en la producción o el tráfico de estupefacientes.
Se tomarán las medidas necesarias para impedir el secuestro y la trata de niños.
No se castigarán con la pena capital ni con la de prisión perpetua los delitos
Cometidos por menores de 18 años.
No participará de las hostilidades ningún menor de 15 años; los niños afectados por
un conflicto armado recibirán protección especial.
Los niños pertenecientes a poblaciones minoritarias e indígenas disfrutarán
libremente de su propia cultura, religión e idioma.
Los niños que hayan sido víctimas de malos tratos, abandono o detención recibirán
cuidados adecuados para su recuperación y reintegración.
Todo niño de quien se alegue que ha infringido las leyes penales será tratado de
manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad, y procurando su
reintegración en la sociedad.
Los Estados deberán dar a conocer ampliamente, los derechos enunciados en la
Convención tanto a los adultos como a los niños.
La Convención de los derechos del niño consta de un Preámbulo y 54 artículos.
Cuando un adulto entra en conflicto con la ley se enfrenta con una serie de
mecanismos institucionales llamados procedimientos. Si recurre (cuando le es posible)
a un profesional, un asistente letrado, podrá informarse sobre su situación y reclamar
un justo ejercicio de los derechos que le son propios. La inseguridad jurídica debería
beneficiar a las partes en conflicto, las partes como sujetos de derecho. Respecto de
los niños, la situación cambia; el menor es también un sujeto de derecho, pero muchas
veces no se le reconoce esa condición.
Los derechos de los niños no son abstracciones; pueden reclamar sus derechos por sí
o a través de sus representantes (padre, tutores, adultos que los tengan a cargo,
etc.). Los adultos deben acompañarlos en el ejercicio de sus derechos, para que hoy
los niños y adolescentes sean mañana adultos responsables.
El niño, en su crecimiento, va incorporando “normas” en las que se plasman sus
derechos, que a la vez le generan obligaciones.
Será a través de todos sus vínculos, en la familia, en las instituciones educativas, en
la comunidad, ante un eventual proceso judicial, donde sus derechos deben ser
respetados; este respeto incidirá sobre la forma de ejercer cada uno de sus derechos
y con ello, en el transcurso del tiempo, traerá aparejada la obligación de respetar los
derechos de sus padres y de los adultos.
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
Art. 21: Las normas procesales establecidas en esta Ley serán de aplicación, en lo
pertinente, a los casos contemplados en el artículo 1º, aún cuando surja la posible
Comisión de un delito de acción pública o dependiente de instancia privada.
Cuando las víctimas fueren menores o incapaces, se estará a lo dispuesto en el artículo
4º de la presente.
Art. 22: Para el caso de que existiesen víctimas menores de edad se deberá requerir
al Tribunal de Menores y en forma inmediata, la remisión de los antecedentes
pertinentes.
Art. 23: El magistrado interviniente estará facultado para dictar las medidas
cautelares a que se refiere el artículo 7º, inc. a), b), c), d), e), sin perjuicio de lo
dispuesto por el Juez con competencia en la materia.
Las resoluciones serán apelables con efecto devolutivo y la apelación se otorgará en
relación. Las resoluciones que denieguen las medidas, deberán ser fundadas.
CAPÍTULO III
En 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los
Derechos del Niño, la que hasta la fecha ha sido ratificada por más de 160 países,
aprobada por nuestro país mediante la Ley Nacional 23.849 y recientemente
incorporada a nuestra Constitución Nacional.
El artículo 19 de dicha Convención estipula que los países "tomarán todas la medidas
legislativas, administrativas, sociales y educativas adecuadas para proteger al niño de
toda forma de violencia física o mental, de traumatismos o de maltratos, de descuidos
o tratamiento negligente, de maltrato o explotación, en especial del abuso sexual,
mientras se encuentre al cuidado de sus padres, del guardián legal o de cualquier otra
persona que esté al cuidado del niño".
La Primera Cumbre Mundial en favor de la Infancia se realizó en septiembre de
1990 en la sede de las Naciones Unidas. En ella los presidentes de más de 70 países
acordaron comprometerse en la lucha contra el hambre, la pobreza, la enfermedad, la
explotación, el descuido y el analfabetismo, flagelos que sufren de igual manera los
niños de los países desarrollados y los de países en vías de desarrollo.
El Programa Nacional por los Derechos del niño/a y el adolescente, dependiente
del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, enfatiza que "se deberán disminuir
o eliminar los factores de riesgo que afectan a las familias y predisponen a la
existencia del maltrato infantil. Esta tarea debe ser emprendida interdisciplinaria e
interinstitucionalmente. Pero dado que los factores culturales son fundamentales en la
constitución del problema, la escuela puede cumplir una importante función en la
promoción y transmisión de nuevos valores y actitudes dirigidos a contrarrestarlo."
UNICEF, en su Data Social de Políticas para la niñez y la adolescencia, plantea que:
" para dinamizar y coordinar las iniciativas de la sociedad civil, organizaciones no
gubernamentales y empresas es necesario que el Estado cumpla su rol de vincularlas
en el planeamiento, diseño y ejecución de las políticas dirigidas a la niñez. Para ello se
debe avanzar en esquemas de trabajo que involucren a la sociedad civil y el Estado
para tomar decisiones consensuadas."
Los medios de comunicación masivos, diarios, revistas, televisión, Internet, etc.,
juegan un rol fundamental como formadores de opinión. En relación al maltrato
infantil, en estos últimos años, se han difundido innumerables actos de abuso y
maltrato a menores. Lamentablemente en muchos casos el abordaje periodístico ha
sido desde una óptica sensacionalista, siendo escasas las oportunidades en que los
medios se han involucrado en la tarea de prevención aprovechando un hecho puntual
para promover y difundir temas como los derechos de la niñez , las dimensiones
nacionales del maltrato infantil y la violencia juvenil y sus posibles consecuencias.
El abandono y maltrato infantil son problemas de interés comunitario, por lo que la
sociedad en su conjunto tiene la responsabilidad legal, moral y ética de asumir un
protagonismo activo en todas sus formas, con el objeto de organizarse y hacer frente
a este problema. No obstante ello, la responsabilidad primaria de responder al
maltrato infantil radica en los organismos oficiales a nivel local de cada comunidad y
en forma complementaria en otro tipo de respuestas que cada comunidad, a través de
agrupaciones no gubernamentales hayan sabido organizar para hacer frente a este
problema.
En la cotidiana realidad y en la mayoría de los casos, las víctimas no encuentran una
respuesta adecuada en las instituciones oficiales que paradójicamente deberían
brindar contención y ayuda para cortar con el ciclo de la violencia.
Todos aquellos que de un modo u otro tienen o han tenido participación en esta
problemática saben de la existencia de una enorme desproporción entre las
necesidades para un eficaz abordaje a esta problemática y los limitados recursos que
el Estado (municipio, provincia o nación) destina a tal fin. También suele angustiar la
asimetría entre la urgencia de acciones que demanda un caso y el tiempo que el Estado
suele tomarse para "encontrar" la respuesta . Es habitual entonces que, ante la falta
de una solución acorde a la urgencia o necesidad planteada, la ayuda llegue de parte de
organizaciones no gubernamentales, de fundaciones, de profesionales independientes
y aún dependientes de organismos oficiales pero que intervienen en forma particular,
o peor aún, que esta ayuda no llegue nunca.
Para hacer frente a un problema tan complejo como el maltrato infantil se requiere
de un compromiso presupuestario nacional, provincial y municipal acorde con la
magnitud y gravedad del tema que aquí tratamos.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA:
VIOLENCIA
FAMILIAR
ASPECTOS PSICOLÓGICOS
Y LEGALES