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ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE AMERICANISTAS

COLECCION «A uiA S», 50 VII CONGRESO


INTERNACIONAL DE
HISTORIA DE AMÉRICA
III. LA ECONOMÍA MARÍTIMA DEL
ATLÁNTICO: PESCA, NAVEGACIÓN Y
COMERCIO

José A. Armillas Vicente (Ed.)

¡GOBIERNO
¡DE ARAGON
Departamento de Educación
y Cultura

fit
M IN IST ER IO DE E D U C A C IÓ N Y CULTURA
(Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica
I Dirección General d e Cooperación y Comunicación Científica

L-
EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y
PROBLEMA. (SIGLOS XVII Y XVIII)

M A R ÍA P IL A R P É R E Z C A N T Ó

A firm ar que el com ercio ultram arino ocupó un papel protag onista en
las relaciones de la m etrópoli hispana con sus posesiones am ericanas es
una obviedad, sin em bargo constatar que este se presentaba a los teóricos
del los siglos X V II y X V III ora com o solución a todos los m ales d e la
M onarquía ora com o el causante de dichos m ales es quizá una tarea m e­
nos obvia.

T ratarem os de evidenciar en este breve trabajo en qué m om entos y


bajo qué condiciones los reform adores políticos o los econom istas anti­
guos, llam ados tam bién arbitristas en el siglo X V II y proyectistas en la
centuria siguiente, se ocuparon del com ercio colonial o bien para resp o n ­
sabilizarlo de la decadencia de la M onarquía, o porque vieron en él el
m o to r de a rran q u e d e c u a lq u ie r re c u p eració n eco n ó m ica y p o lític a . N o
obstante, en am bos casos, el com ercio en general y el transatlántico en
especial, eran presentados por la econom ía política de los siglos X V II y
X V III com o una actividad positiva de la que se derivaban todo tipo de
aspectos beneficiosos para el que la practicaba, siendo así que sólo rep re­
sentaba un problem a para aquellas m onarquías que se veían privadas de
él p o r sus com petidores o enem igos. A trás habían quedado las co n n o ta­
ciones negativas q ue cualquier actividad económ ica había tenido en los
siglos precedentes y deberem os esperar a las postrim erías del setecientos
para encontrar a un A dam Sm ith cuya posición frente al co m ercio será
am bivalente, señalando ju n to a las virtudes que generaban los in tercam ­
bios co m erciales, tam b ién los in c o n v en ien tes. C om o d irá A lb e rt O.
H irschm an: ..quienquiera que exam ine todo el conjunto d e co n sid era cio ­
nes sobre el com ercio interno y externo expresadas en los escrito s d e los
sig lo s X V II y XVIII, no solo la discusión relativa a la balanza com ercial,
concluirá que se esperaban generalm ente efectos benéficos vara todos a
1740 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1741

resultas de la expan sió n del com ercio. M uchos de esos efectos eran p o lí­ restantes se alinean ju n to al m onopolio y predican todo tipo de m ales si
ticos, sociales, y aun m orales, antes que puram ente e c o n ó m ic o s,...1. se abandonaba el com ercio com o bien exclusivo. Para estos últim os, el
análisis relacionaba la balanza com ercial con una política de poder y p o r
La econom ía hisp an a se vio afectada, desde el siglo X V I, por la lle­
esa razón cobraban una relevancia especial las sacas de oro y plata d el
gada de los m etales am ericanos y la reflexión sobre los efectos secunda­
R e in o 5.
rios, que dichas arribadas provocaron sobre ella, se intensificó a princi­
pios del se isc ie n to s c u a n d o e n tre la m ay o r p arte de los sú b d ito s de la Los m em oriales que llegaban a la corte desde todos los territorios de
M onarquía creció el sentim iento de que los m ejores tiem pos del Im perio la M onarquía eran el fruto de la creencia generalizada de que todo sú b d i­
habían pasado. A unque las explicaciones que hoy tenem os para la crisis to tenía la obligación de aconsejar a su Rey porque com o diría el je s u íta
del siglo X V II se apartan d e aquélla que lo etiquetaba com o de depresión R ivadeneira: ..no es posible que com prenda todas las cosas p o r s í m ism o,
generalizada, sin em bargo nos han quedado los testim onios de sus con­ sin que tenga necesidad de quien le alum bre y ayude en sus c o n se jo s6.
tem poráneos y en sus análisis y propuestas el com ercio o la carencia de Esta literatura que se ocupaba, en m ayor o m enor m edida, del arte de g o ­
él o cupan un lu g a r im p o rta n te 2. A sí m ism o, en la c e n tu ria sig u ien te, bernar, nos ofrece una panorám ica de los m ales que aquejaban a la re p ú ­
cuando la nueva dinastía pretendió relanzar el País entendió que cualquier blica enunciados desde muy diferentes puntos de vista. En aquellos m o ­
recuperación económ ica pasaba por A m érica y de nuevo el com ercio tran­ m entos no e x istía n fro n teras d iscip lin ares que c ru zar y sus au to re s
satlántico fue una de las piezas clave. N o se trata, sin em bargo de un tra­ tu v iero n p ro ced en cia dispar: filó so fo s, ecle siástico s, fu n cio n ario s reales,
bajo sobre el com ercio ultram arino sino del papel que los teóricos le ad ­ sú b d ito s b ien in te n cio n ad o s o qu im érico s arb itristas en b u sca de p re b e n ­
jud icaro n en la econom ía y la política de la época. das, todos podían especular sin inhibiciones sobre la bondad o incon ve­
nientes de la expansión com ercial.
B astaría un repaso a la B iblioteca de los E conom istas españoles de
los siglos XVI, X V II y X V III de C o lm eiro 3, o a los catálogos de m anus­ D urante el siglo X V II, para la m ayor parte de estos autores la res­
critos sobre A m érica de nuestros fondos más reputados para, sólo a través tauración y la conservación de la M onarquía dependían de cóm o se re ­
de los enunciados, p ercatarn o s del papel estelar adjudicado al com ercio m ediasen sus principales m ales: despoblación, abandono de la agricultura,
p o r los autores de m e m o ria les, a rb itrio s o p ro y ecto s. N os pro p o n em o s exceso de tributos y los efectos perturbadores provocados por los m etales
destacar, por tanto, cual fue ese protagonism o y sobre todo bajo qué fór­ am ericanos. Al hilo de su argum entación sobre los precios, el valor de la
m ulas. La brevedad de la p o nencia im pone que seleccionem os los autores m oneda y la saca de m etales que estaban arruinando el R eino, todos los
m ás relevantes o aquéllo s cuyas propuestas fueron m ás originales o influ­ autores hacían referencia, aunque algunos de ellos de form a m arginal, a!
yentes en cada c e n tu ria 4. N o obstante, podem os adelantar que a lo largo com ercio ultram arino, sobre todo a los problem as que paises terceros in­
del siglo X VII, los m ás entendían que el com ercio extranjero era perjudi­ flingen al m onopolio hispano, porque si bien todos estaban de acuerdo en
cial para la M onarquía y que los intercam bios con A m érica eran benefi­ la bondad del com ercio, no era m enos cierto que los beneficios com ercia­
ciosos siem pre que se d ieran en el m arco de la exclusividad y protegien­ les de un país se lograban a expensas de otro. Se trataba por tanto de c o ­
do con los a ran celes la s m erc a n c ías p ro p ias. S e lecc io n an d o , e n tre los locar a la M onarquía en el lu g ar oportuno consiguiendo con ello una b a ­
autores citados por C olm eiro para el seiscientos, aquéllos que hacen refe­ laza com ercial favorable.
ren cia al co m ercio tra n sa tlá n tic o , de v ein tin u ev e a u to res solo ocho son En fecha tan tem prana com o la de 1600, M artín G onzález de C ellori-
partidarios de una m ay o r libertad com ercial, tres abogan por la creación go, en su M em orial de la P olítica necesaria y útil restauración a la R e­
de com pañías privileg iad as a sem ejanza de otros países y los dieciocho p ú b lic a d e E sp a ñ a , sin d e d ic a r una a ten c ió n esp ecial al co m ercio , este
atraviesa ya todas sus argum entaciones y es considerado com o la salida
1. H irschm an, A .O ., L a s P asiones y los Intereses, M éxico, 1978, p. 59. natural de u n a re p ú b lic a in d u strio sa que se su sten ta no solo de lo que
2. P ara u n a visió n general sobre el m onopolio com ercial hispan o y la «crisis» del siglo p ro d u cen sus sú b d ito s sino tam b ién de los in tercam b io s con am igos y
X V II, v er O liv a M elgar, J.M ., «R ealidad y ficción en el M onopolio de Indias: u n a reflexión sobre
el sistem a im perial español en el sig lo X V II», en M anuscrits, 14, 1996, pp. 321-355. enem igos, sobre todo si logran arrebatar a estos últim os sus riquezas.
3. C olm eiro P enido, M ., B iblioteca de los E conom istas E spañaoles de lo s S ig lo s XVI, X V II y
X V III, M adrid 1953-54. D el m ism o autor H istoria de la econom ía p o lític a en E sp a ñ a , M adrid,
1965. 5. C olm eiro y P inedo, M ., B iblioteca d e lo s E co n o m ista s..., M adrid, 1953/54, p p . l l a 160.
4. Paz S oldán, J., M a n u scrito s de A m érica en la B iblioteca N a cio n a l, M adrid. D om ínguez 6. R ivadeneira, P., « T ratado de R elig ió n y virtudes que d eb e tener el p ríncipe c ristian o para
B ordona, J., M anuscritos d e A m éric a en el tom o IX del C atálogo d e la B ib lio teca de Palacio, gobernar y co n serv ar sus estados co n tra lo que N. M aq uiavelo y los políticos d este tiem p o en se­
M adrid, 1935. ñan» en O bras esco g id a s, M adrid, 1927, pp. 553.
;

1742 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1743

R especto al com ercio de Indias, en un capítulo dedicado a las causas trospección n acional en un desesperado intento p o r descubrir hasta que
por las que se saca el oro y la plata de esta R epública indicaba, al igual p u n to la realidad había sido escam oteada p o r la ilusión. P ero los arbi­
que otros auto res de su época, que los m etales solo servían para facilitar tristas, com o su nom bre indica, no se lim itaban en m odo alguno a anali­
la p erm utació n y que lo im portante era la producción de m ercancías: De zar. Tam bién tenían que h a lla r solución, p u es del m ism o m odo que S a n ­
lo cual p o d ría n esta r su ficientem ente instruidos los nuestros p o r lo que cho P anza tenía aún algo de D on Quijote, tam bién el m ás p esim ista de
cada día ven p ra ctic a d o p o r ellos y contra ellos: p o r ellos en las contra­ los a rb itristas conservaba aún algo de optim ism o en el corazón. Como
taciones de las Indias, en las cuales con las cosas naturales e industría­ consecuencia d e todo esto, el gobierno de F elipe III se vio literalm ente
les que allá fa lta n atraen a España el oro y la p la ta que allá hay, y bom bardeado p o r consejos, p o r proyectos innum erables, sensatos o f a n ­
contra ellos p o rq u e p o r m edio de las cosas que estos R einos p odrían g o ­ tásticos, p a ra restauración de C a stilla 11.
zar p o r su m an u fa ctu ra hechas y labradas p o r no las querer hacer, a p li­
C uando en 1618, el rey Felipe III pidió al C onsejo de C astilla que
cándose a ello los extranjeros les llevan el oro y la pla ta y el dinero que
p ropusiera rem ed ios para los m ales que aquejaban al R eino, su principal
la b ra n 7.
preocupación era cóm o atajar la m erm a de las arcas reales, no obstante el
El m ism o au to r dedicaba un capítulo de su obra a ..lo que conviene C onsejo al elevar al m onarca su consulta en febrero de 1619 señaló las
guardar cerca de los m ercaderes y tra ta n te s8, en él dejaba m uy claro la causas de la enferm edad y los rem edios para su curación sin d ejar de re­
necesidad de los com erciantes y sus actividades para el b ien com ún de la m arca r la g ra v e d a d de la m ism a. Lo in teresa n te, p ara n o so tro s, es que
R epública y com o com plem ento esencial de la recuperación de la agricul­ in sp irad o s p o r la c o n su lta , refo rm ad o res p o lítico s tan re lev an tes com o
tura, pilares am bos en los que se debía apoyar una sociedad no rentista Sancho de M oneada, Pedro Fernández N avarrete, y otros, desde am bos la­
cuya población iría en aum ento, porque com o señalaba G onzález de Ce- dos del A tlántico, escribieron discursos y m em oriales m ediante los cuales
Uorigo, citando al R ey Sabio: en la m ultitu d del p u eb lo está la dignidad trataban de sugerir rem edios o proponer arbitrios para rem ed iar la m altre­
del R ey y en la d ism inución de la gente la ignom inia del P rín cip e9. cha e c o n o m ía del R ein o y, en tre ellos, el com ercio u ltra m a rin o estuvo
Si bien es cierto que no todos los arbitristas proponían rem edios sen­ siem pre presente.
satos para reso lv er los m ales de la M onarquía y que fu e esta circunstan­ En 1619, vio la luz la R estauración política de E spaña de Sancho de
cia la que les acarreó una generalizada y mal m erecida fam a de visiona­ M oneada, que se reim prim ió en 1746 cuando las circunstancias dem anda­
rios, sin em bargo en tre ellos no solo se pueden encontrar los gérm enes de ban de nuevo un relanzam iento de la econom ía y este se pensaba en cla­
un p ensam ien to económ ico extrem adam ente rico com o nos recordará Jean ve m ercantilista. L a obra respondía a tiem pos especiales de deterioro y de
V ila r10, sino que algunos de ellos dejaron de m irar al pasado buscando alguna m anera su ideario fue en buena parte puesto en práctica por O li­
un m odelo a restau rar y en su program a de reform as dieron prioridad al vares, si b ien los resultados no fueron los deseados y esa circunstancia le
com ercio, utilizan d o com o argum ento que la regeneración de la M onar­ acarreó críticas entre sus contem poráneos. Pero lo que a nosotros nos in­
quía podría alcan zarse im itando a los países de nuestro entorno; para es­ teresa son las argum entaciones em pleadas por este autor para enm arcar al
tos últim os el o bjetivo debía ser no tanto restau rar com o innovar. com ercio transatlántico en un proyecto de restauración política.
S uperada la carg a peyorativa que tuvo la palabra arbitrista para los
A lo largo de ocho de sus nueve D iscursos, Sancho de M oneada, en ­
h isto ria d o re s d el sig lo X IX , so b re to d o p ara C o lm eiro , a lo largo de
cuadrado por L arraz en la escuela m ercantilista, invoca el papel que el
nuestro siglo se ha generado un m ovim iento de recuperación de aquellos
com ercio debe ju g a r en su m odelo económ ico. Para este autor, la riqueza
reform adores político s cuyas propuestas no solo abarcaban el cam po de la
firm e y estable de E spaña no se debía al rem edio de las causas que co­
econom ía sino que sus observaciones dieron una im agen muy real de los
m unm ente se señalaban com o las generadoras de su ruina, tales com o la
problem as del R eino, J.H . E lliott nos dirá que: B ajo la influencia de los
despoblación o casionada por la conquista de naciones rem otas, entre ellas
arbitristas, la C astilla de principios del X V II se lanzó a una fren ética in ­
las Indias, la esterilidad de frutos, la dem asía de trajes, el rig o r de las le­
yes o haberse dado todos a tener renta y quitado la labor, com ercio y
7. G onzález d e C ello rig o , M ., M em orial de la p o lític a necesa ria y útil restauración a la re­ oficios, la verdadera ruina nacía del nuevo com ercio de extranjeros. P arti­
p ú b lica de E spaña, M adrid, 1991, p. 70.
8. G onzález de C ellorigo.M ., M em orial.., M adrid, 1991, p. 84 cipaba, com o todos los autores de su época, de la bondad del com ercio,
9. G onzález de C ello rig o , M ., M em orial..., M adrid, 199 l,p . 7.
10. V ilar, J., L ite ra tu ra y E conom ía, la fig u ra d el a rb itrista en el sig lo de O ro, M adrid,
1973, p. 290. 11. E lliot, J.H ., La E sp a ñ a Im perial, B arcelona, 1965, p. 326.
1744 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1745

tanto in terio r com o exterior, pero siem pre que la b en eficiaría principal de bien la a m istad y el com ercio de E spaña. A dem ás de exigir el resp eto a
esas transaciones fuese E sp añ a y dedicaba la m ayor parte de su D iscurso las Leyes que prohibían a los extranjeros com erciar con los R einos d e In ­
1 a ex p licitar las razones que le habían llevado a tales conclusiones: La dias, desde la época de los R eyes C atólicos. No olvidaba hacer una re fe ­
razón p rim e r a es, p o rq u e con este co m ercio sa ca n los m a te ria le s y la rencia expresa al libro desbocado del m are liberum para term inar re iv in ­
plata de E spaña p a ra siem pre, que el daño que hiciesen unos a otros, o dicando ser V. M agestad señor del m ar y proponiendo las m edidas para
uno a todos, resultaría en p ro vech o de alguno del Reino y se quedaría restaurar el com ercio ultram arino convirtiéndolo en la vía natural de sa li­
en él, com o si se p a sa se el dinero de unas gavetas a otras, o de m uchas da de los excedentes peninsulares 14.
ci una. La seg u n d a es p o rq u e e x tra n je ro s tiene d esa h u c ia d a a E spaña,
El título del capítulo tercero del D iscurso III: La pobreza de E sp a ñ a
p ues la p ro sp erid a d que es la vida de otros Reinos es la m uerte de E s­
ha resultado del descubrim iento de las Indias O ccidentales ha llev ad o a
paña... P orque en toda p ro sp erid a d de España tienen p a rte el extranjero
algunos autores, entre ellos L arraz, a encuadrar a M oneada, sin m atices,
y no solo se la chupa y quita a E spaña sino que lleva todo ello a los
entre los seguidores de la doctrina cuantitativista, sin em bargo el cap ítu lo
enem igos, y los arm a contra España, de lo que resulta gran p elig ro :...y
al que hacem os referencia está dedicado a explicar, invocando a A ristó te ­
a s í se debe p ro cu ra r tal com ercio que sea útil a las dem ás naciones pero
les, que: todo el ser de la moneda, es trocarse a las cosas que son m e ­
no de fin a la E spañola n .
nester; y ansi no tiene otro valor sino el de lo que se com pra con ella.
El resto de sus argum entos se nucleaba en torno a la prem isa ex­ Si bien, es cierto que responsabiliza a los m etales de la subida de los
puesta, era preciso que el R eino no dejase salir m ercancías en crudo y se precios y sobre todo que: las Indias trajeron a España la raíz de todos
debía prohibir o gravar la entrada de m anufacturas, se conseguiría así in­ sus d a ñ o s, los extranjeros 1S. El clérigo toledano distinguía entre el b uen y
vertir el estado de cosas: que los naturales labrasen sus m ercancías y que mal uso de los m etales y no preconizaba la acum ulación de los m ism os
los extranjeros las llevasen transform adas con gran utilidad para la M o­ sino que les exigía que se convirtiesen en b ase de intercam bios p ro v ech o ­
narquía. C onseguir una balan za com ercial positiva era prim ordial para que sos, en contrapartida de los frutos hispanos. El m odelo m oncadiano fue
las virtudes del com ercio actuaran en la regeneración del Reino. co n ceb id o com o un v erd ad ero p lan de esta b iliz a c ió n para la e c o n o m ía
hispana y el com ercio de los naturales del R eino entre sí y con sus p o se ­
M oneada apoyaba sus aseveraciones con datos de la realidad cotidia­
siones ultram arinas era la piedra de toque de todo el sistem a. L a re ite ra ­
na: La razón de haber em pobrecido España es porque gastando ellos (los
ción en hacer responsables de todos los m ales a los extranjeros y los m e­
extranjeros) sus m ercaderías, han arrinconado todos los tratos y com er­
dios inquisitoriales a los que no tiene inconveniente en recurrir no restan
cios de España, cuyas caídas experim entam os en Toledo, Burgos, M ed i­
valor al diagnóstico y así lo entendieron los proyectistas de la centuria s i­
na, S evilla y otros lugares m ercantiles, y están ricos los de las con tra ta ­
guiente.
ciones de los R einos vecinos.. C onectaba la ruina de las ciudades en feria
con el co m ercio u ltra m a rin o : ...lo s e xtra n jero s n eg o c iá n en E sp a ñ a de A fav o r de la exclusividad que preconizaba, contaban las posesiones
seis p a rtes las cinco de cuanto se negocia en ella, y en las Indias de ultram arinas, E spaña y sus Indias ofrecían un m ercado suficiente para las
diez partes, las nueve: de m odo que las Indias son p a ra ellos.. T erm in a­ industrias que se generarían una vez que se hubiese suprim ido la p en etra­
b a su arg u m en to con la e x p re sió n m áx im a de d esalie n to , co m ú n en la ción de m ercancías extranjeras. El peligro de aislam iento se veía tam bién
ép o ca, p ara re fe rirse a la ru p tu ra del m on o p o lio am erican o : nos tratan p aliad o p o r este co n ju n to g e o g rá fic o e x trao rd in ario que co n fo rm ab a el
como Indios n . Im perio hispano al que se pretendía restaurar, el autor despreciaba la o p i­
nión de los que creían, com o Struzzi, que cualquier m edida tom ada en
A delantándose a aquellos de sus coetáneos que preconizaban grandes
contra de la libertad de com ercio sería perniciosa desde el punto de vista
m ales si se lim itaba el com ercio extranjero y sobre todo a aquellos que
económ ico y político.
entendían que los intercam bios fom entaban la paz entre las diferentes na­
ciones y la supresión de los m ism os podía convertirse en m otivo de gue­ A ños m ás tarde, en 1626, respondiendo a la m ism a C onsulta real se
rra, opinaba, por el contrario, que se trataba de invertir el sentido de las publicó La C onservación de M onarquías y D iscursos políticos de F ern án ­
ganancias y no de suprim ir el com ercio: porque a m uchos R einos les está dez N avarrete y en ella, su autor al tratar, en el D iscurso V III: D e la
d e sp o b la c ió n de C a stilla p o r los n u evo s d e scu b rim ien to s y co lo n ia s se
12. M oneada, S. de, R estauración p o lític a de España, M adrid, 1974, D iscurso I, cap. V,
p. 101. 14. M oneada, S. de, R esta u ra ció n ..., M adrid, 1974, D icu rso I, cap. X V III, pp. 123 y ss.
13. M oneada, s. de, R estauración..., M adrid, 1974, D iscurso I, cap. X II, pp. 110 y 111. 15. M oneada, S. de, R esta u ra ció n ..., M adrid, 1974, D iscu rso III, cap, 11 y III, pp.1 4 2 y ss.
I

1746 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1747

enfrentaba a la disy u n tiv a de eleg ir entre el coste dem ográfico que rep re­ d a d de E spaña... explícita su consideración sobre los intercam bios al de­
sentaba para C astilla la conquista de las Indias o despreciar el com ercio cir que: Los reinos y las R epúblicas se m antienen de la fá b ric a y tráfico-
que se practicaba con ellas: ..porque la conservación de las Indias co n ­ com ercio de las m ercaderías que proceden de las A rtes y de la labranza
siste en com erciar; y esto no es bien se p erm ita a extranjeros: y a s í es y cría de ganado con que reciprocam ente se ayudan unos a otros... y es
fo rzo so acudir a ello los e sp a ñ o le s16. L a presentación del com ercio com o p or esa razón por la que las naciones deben preservar el provecho de su
paliativo a la situación económ ica será de nuevo invocado en el D iscurso com ercio ya que de lo contrario si sus enem igos se lo arrebatan lo usaran
X I cuando, al enum erar los daños que producían los ju ro s, incluía entre en su co n tra. P a ra ilu stra r su arg u m en tació n , sig u ien d o a B o tero en su
ellos la m engua del com ercio y con él los derechos reales. Se m ostraba, R agione di Stato (1589) y a otros m ercantilistas de la prim era m itad del
tam bién, partidario de la p rotección de las m ercancías propias y reacio a siglo X V II, explicaba que: Siendo tan pobres los R einos y R epúblicas de
que: ..se traigan a E spaña infinitas m ercaderías necesarias y no necesa­ Francia, Génova, Venecia, F lorencia H olanda e Inglaterra se han hecho
rias: sacando con lo industrial de la m anufactura el oro y la p la ta que. ricas después que se se dio perm isión a que los vasallos de Vuestra M a­
son los p rin cip a les fr u to s que tiene esta m o n a rq u ía 17. je s ta d consum iesen sus m ercaderías en España y las Indias, contra toda
buena razón de E stado...con que se han podido m ostrar soberbios contra
N o obstante no se le puede acusar de bullionista ya que su aprecio a E sp a ñ a 1'. A nunciaba, al igual que M oneada en el reinado anterior y m ás
los m etales no le h ace olvidar, en su D iscurso X VI: D e los m edios para tarde A lvarez O sorio para el reinado de C arlos II, que la tolerancia del
la población de C astilla, que ju n to al fom ento del m atrim onio y de la com ercio extranjero fue la causa única de la ruina de la M onarquía y que
a g ricu ltu ra, la in d u s tria d e b ía ser la p rin cip al b a se de la ec o n o m ía al en to rn o a ella g ira rá n sus d iscu rso s, con la in te n c ió n de p ro b a r tal
igual que en F ran cia, Italia y P aíses B ajos: que sin tener de su cosecha aserto.
oro ni plata, está n riq u ísim a s p o r m ed io de los fr u to s in d u stria les: de
suerte que apenas hay reino de los conocidos y d escubiertos adonde no Sin em bargo, com o ya indicam os al principio de este trabajo, no son
lleg u e-el com ercio de las m ercaderías obradas en dichos p a íses'* . Pero sus planteam ientos económ icos ni el sistem a propuesto para reso lv er los
im itar a otros países en aquéllo que puediese ser provechoso a la M onar­ problem as que aquejaban al R eino lo que querem os destacar sino el que
quía no suponía para el au to r p erm itir que:...toiáo lo que los E spañoles el autor entienda que: el com ercio que asentó España con las Indias fu e
traen de las Indias, adquirido con largas, pro lija s y p elig ro sa s navega­ el m ás felicísim o que jam ás se ha visto; la felicidad era asociada a una
ciones; y lo que ju n ta ro n con sudor y trabajo, lo trasladan los extranje­ actividad económ ica que proporcionaba riquezas pero sobre todo que pro­
ros a su p a tria con descanso y con regalo haciéndose en sus p rovincias vo cab a otros b en eficio s en cascad a: in d u strias, a g ricu ltu ra, a u m en to de
suntuosísim os p a la cio s con la riqueza de España 19. U na vez m ás, el re­ población, capacidad para im poner la paz y m uchas otras. L a afirm ación
m edio estaba en ejercer el com ercio, del que se desprendían beneficios en contrario reforzaba su argum ento: Es infelicísim o el com ercio que a
tanto económ icos com o p olíticos, de la form a correcta; se debía invertir E spaña le ha quedado con las Indias; porque de qué sirve el traer tantos
la corriente de los intercam bios para que estos se convirtiesen de un pro­ m illones de m ercancías, y de plata y oro, la Flota y G aleones con tanta
blem a en la solu ció n para la M onarquía. costa y riesgos, si viene en perm uta y trueco de haciendas de F rancia y
de. G énova... con que continúan la g u e rra ...22. U na vez m ás el com ercio
O tro teórico interesado en b u scar solución a los m ales que aquejaban era percibido com o fuente de bienes pero siem pre enm arcado en el m ono­
a la M onarqu ía fue F rancisco M artínez de M ata que se encargó de anali­ polio, éste reservaba todos los beneficios a la nación propia, hurtándolos
zar, en sus M em o ria les y D iscursos, el reinado de F elipe I V 20. D esde una a sus com petidoras, convirtiéndose así en un instrum ento de progreso in­
perspectiva económ ica, continuadora de una corriente de pensam iento en terior a la vez que en un arm a de negociación política hacia el exterior.
la que ya había m ilitado M oneada, este clérigo de la O rden Tercera, en
su M em orial en razón del rem edio de la despoblación, p obreza y esterili­ En un siglo com o el X V II, en el que la religión estuvo tan presente
y las distintas confesiones determ inaron las relaciones internacionales, so­
bre todo antes de V /estfalia, hom bres com o el jurisco n su lto S aav ed ia F a­
16. F ern án d ez N avarrete, P ., C onservación d e M onarq u ía s y d iscu rso s p o lític o s, M adrid, jardo, con una perspectiva política y desde una atalaya p riv ileg iad a para
1982, pp. 75.
17. F ern án d ez N av arrete, P., C onservación d e M onarquías..., M adrid, 1982, p. 104.
co n te m p lar la fo rja de d ich as re la c io n e s in te re sta ta le s, en un m o m en to ,
18. F ern án d ez N av arrete, P., C onservación de M onarquías.., M adrid 1982, p. 120.
19. F ern án d ez N av arrete, P., C onservación de M onarquías.., M adrid, 1982, p. 124.
20. M artinez de M ata, F., M em oriales y D iscursos, Edic. y N o ta P relim inar d e A nes, G., 21. M artinez d e M ata, F ., M em o ria les y ..., M adrid, 1971, pp. 98-99.
M adrid, 1971. 22. M artin ez d e M ata, F ., M em o ria les..., M adrid, 1971, pp. 147-150.
1748 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1749

adem ás, en que éstas em pezaban a cobrar una dim ensión diferente, no d e­ mom ento por sus contem poráneos, sin em bargo hacía hincapié en que: No
jan de ocuparse del com ercio ultram arino com o parte del arte de gobernar despreciaron la m ercancía, i trato los Principes de Tyro, ni las flotas que
y a él, com o podrem os ver, adjudica virtudes salvíficas y a su carencia el Rei Salom on em biava a Tharsis, traían solam ente las cosas necesarias,
todo tipo de desgracias. D esde su doble condición de C onsejero de Indias sino aquellas tam bién, con que podia grangear, i aum entar sus riquezas,
y P lenipotenciario en el C ongreso de M ünster, con inform ación p rivilegia­ y hazerse m ayor sobre todos los R eyes de la tie rra 15. Precisaba q u e los
da para em itir consejos, sopesaba el papel del com ercio transatlántico en nobles debían dedicarse al com ercio por terceras personas y los c iu d ad a­
el conjunto de las decisiones que debía tom ar el Príncipe. nos por ellos m ism os.
En su Idea de un P ríncipe p o lítico cristia n o, d edica a ia navegación Señalados los beneficios económ icos y políticos que se desprenderían
y al com ercio su E m presa 64, en cuyo em blem a estas actividades son los de un co m ercio u ltra m a rin o p racticad o en bien del R eino, no o lv id a b a
polos (H is polis, por estos polos, es el título de la E m presa) que susten­ Saavedra el objetivo m ás im portante para un Príncipe católico y term inó
tan la tierra sobre el m ar. L a im portancia de las m ism as era subrayada de la cita d a E m p resa se ñ alan d o que al igual que los R ey es de P o tu g a l:
inm ediato: A penas a ávido M onarquía, que sobre ellos (los polos form a­ ..a b riero n p o r ig n o to s m a res con las a rm as y el co m ercio en O riente,
dos por la navegación y el com ercio) no se aya fu n d a d o , i m antenido. Y con el com ercio sustentaron las armas, i fund a n d o con estas, i a quel un
refiriéndose a la M onarquía hispana, la im portancia de la navegación au­ nuevo, i dilatado Im perio, introdujeron la R eligión, la que no pudiera v o ­
m entaba por im perativo político: España, que retirándose de los Pirineos, lar a aquellas rem otas Provincias, ni despues a las de O ccidente, p o r la
se arroja al mar, i se interpone entre el Océano, i el M editerráneo, fu n ­ industria, i valor de los C astellanos, si la entenas con p lum as de lino, i
de su p o d er en las arm as nabales, si quisiere a spirar al dom inio u niver­ pendientes del á rbol d e la cruz, no uvieran sido sus alas, con que llego
sal, i conservarle. ...i p a ra im pedir la navegación a las dem as Naciones, a darse a co n o zer a la G entilidad, la qual extraño los nuevos H u esp e­
que se enriquecen con ella, i crian fu erza s, p a ra hazelle la guerra. P rin ­ des,.. (y citando a Isaías añadía) «i recibiendo dellos la verdadera luz del
cipalm ente si con las arm as se asegurare el com ercio, i m ercancía, la Evangelio, i el d ivino Pan d el Sacram ento, llevado de tan le jo s » 26.
cual trae consigo el m arinaje, haze armerías, i alm agazenes los puertos:
El c o m ercio , ju n to a o tro s rem edios, p odía y debía d e v o lv e r a la
los enriquece de todas las cosas necesarias para las arm adas, da su b s­
M onarquía su lu g ar entre las naciones y ese lugar llevaba im plícito, tam ­
tancia al Reino, con que m antenellas, i le puebla, i m u ltip lic a 23.
bién, la defensa de la R eligión tan costosam ente predicada en Indias y a
Las ventajas económ icas y políticas derivadas del ejercicio del co ­ cuya defensa ahora debían dedicarse los esfuerzos de las O rdenes M ilita­
m ercio eran m uchas, tantas com o las que hicieron florecer a las R epúbli­ res. L im piar el C aribe de corsarios y proteger las m ercancías que alim en ­
cas antiguas, entre las que se encontraba Cartago, que con el com ercio, i taban el com ercio ultram arino debían ser sus nuevos com etidos, la C o ro ­
trato flo reciero n en riquezas, i arm as. Quando fa ltó a Venecia, i Genova na, com o contrapartida, Ies colm aría de títulos y encom iendas.
el trato, i navegación fa ltó el exercicio de su valor, i la ocasion de sus
En el siglo X V III, el com ercio siguió siendo portador d e todo tipo
glorias, i trofeos, y tan im portantes que H olanda, sin ocuparse de la agri­
de virtudes, y de él se ocuparon tanto grandes pensadores de la época
cultura y solo con los beneficios del mism o era capáz de m antener popu­
com o hom bres de estado que diseñaban proyectos de gobierno. Fue prota­
losas ciudades, F rancia no tiene m inas de plata, n i oro, i con el tra to , i
gonista de guerras y paces en las que se dirim ían hegem onías políticas y
pueriles invenciones de hierro, plom o, i estaño hace preciosa su industria,
fin alm en te fu e cap az d e c o n so lid a r unos in tercam b io s in ic ia d o s a p rin ­
i se enriquece, i nosotros descuidados perdem os los bienes del mar. A m ­
cipios del siglo X V I y que habían interconectado a todo el m undo cono­
bas, H olanda y F rancia, hacen negocio con el esfuerzo de la M onarquía
cido.
hispana y desvían las ganancias del com ercio ultram arino hacia el resto
de Europa en provecho p ro p io 24. El com ercio transatlántico fue, así m ism o, el responsable de la p re­
sencia del m undo colonial en las relaciones interestatales que se hizo pa­
Sus lam entos por la d ecadencia económ ica del R eino, las causas de
tente en el T ratado de U trecht, 1713/14. El conflicto sucesorio en el im ­
la m ism a y los posibles rem edios, no diferían de los expuestos hasta ese
p erio esp añ o l p ro v o có una crisis que duró do ce años y en él se vio
im plicada la m ay or parte de E uropa y sus colonias. E sta guerra fue el re­
23. Saavedra F ajardo, D ., Idea de un P ríncipe p o lític o christiano. M u rcia 1985, p. 515. El
subrayado es nuestro.
24. Saavedra F ajardo, D ., Idea d e un P rincipe..., M urcia, 1985, p. 517. E! subrayado es 25. Saavedra F ajardo, D ., Id ea de un P ríncipe..., M urcia, 1985, p. 518.
nuestro. 26. Saavedra Fajardo, D ., Id ea de un Príncipe.., M urcia, 1985, p. 519.

;
I

1750 m a r Ia p il a r Pé r e z c a n t ó EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1751

sultado de un problem a dinástico que se convirtió en un enfrentam iento E n 1724, apareció la Theórica, y P ráctica de Comercio, y de M arina
entre las potencias europeas. El testam ento de C arlos II había term inado de Jerónim o de U ztariz en edición m uy restringida, en ella, su autor des­
con las e sp e c u la c io n e s que se c ern ía n so b re la C o ro n a e sp añ o la desde de su privilegiado puesto de observación: Real Junta de C om ercio y Se­
1660. N o ob stan te, m uy pronto se puso de m anifiesto que las potencias cretario de su M ajestad en el C onsejo y C ám ara de Indias, se siente lla­
m arítim as no aceptaban una alteración del reparto de fuerzas en Europa, m ado, en su doble condición de súbdito leal y fiel servidor, a aconsejar
tan grande com o el planteado por el citado testam ento: que el im perio es­ al R ey y p erfila un pro yecto con vocación de reform ar todos los ram os
pañol pasase a m anos de un principe francés, p o r m ás que se asegurase de la econom ía y ser aplicado con inm ediatez. El autor era un gran viaje­
la independen cia de las dos C oronas, era intolerable para el resto de E u­ ro y un b uen lector de la literatura existente en E uropa acerca de la pla­
ropa. nificación de las econom ías nacionales y conocía las obras de los econo­
m istas p o lític o s h isp an o s qu e le han p reced id o y corno él escrib ie ro n
Pero lo que nos interesa señalar es el cam bio cualitativo en los m o ti­ ..diferentes D iscursos y calificados ejem p la res que, con específicas p ro v i­
vos de dispu ta entre las naciones europeas: iniciándose un desplazam iento dencias se p ro cu ra n adaptar a la M onarchia E spañola, p a ra su pronta
de la com ponente religiosa por los intereses com erciales que se em peza­ restauración, beneficio universal, y m ayor fo rta le za contra los ¿m ulos de
ban a en trem ezclar con los dinásticos, aunque ese cam bio sería más claro la R eal C orona, tal com o rezaba parte del subtítulo de la obra dedicada a
a partir de 1750. N o hay que olv id ar que, com o se lam entaban nuestros F elipe V. D ebió conocer a M ontesquieu y a otros teóricos de la época,
teóricos del siglo X V II, E spaña era un m ercado im portante para las m er­ c itab a a H u e t y C o lb e rt en tre los ex tran jero s y a M o n ead a, F ern án d ez
cancías inglesas y holandesas y el tráfico ultram arino español estaba en N avarrete y S aavedra Fajardo entre los españoles, com o todos ellos creía
gran parte en sus m anos. En este contexto no nos puede extrañar la cali­ en las virtudes del com ercio y los beneficios de toda índole que m ediante
dad y cantid ad de los personajes que seguieron interviniendo para definir este pueden sobrevenir a las naciones.
el papel del c o m ercio en los p lan es d e ra c io n a liz a c ió n y rea c tiv a c ió n
económ ica d iseñados en E spaña por la nueva dinastía a lo largo del sete­ U n resum en de su proyecto era ofrecido al R ey en la dedicatoria de
cientos. la obra y en este nos adelanta el papel adjudicado al com ercio en la «res­
ta u ra ció n » de la M o n a rq u ía y a la vez que d esg ra n a b a las v en tajas de
P ara H irsc h m a n -....el a rg u m e n to en fa v o r de que se d iese rienda
esta actividad, cuidándose, desde el capítulo segundo, de distinguir entre
suelta y a lien to a las actividades p riva d a s fu e a la vez el resultado de
un com ercio útil y com ercio dañoso. Para el autor navarro: ...entre todas
una larga línea de pensam iento O ccidental y un ingrediente im portante
las im portancias y m axim as del G ovierno de la M onarchia, ninguno p u e ­
del clim a intelectu a l de los siglos X V II y X VIII. E n el triunfo de los inte­
de o frecerse de m ayor entidad, que estos, ni que interese tanto al benefi­
reses de los súbditos frente a las pasiones de los poderosos, al com ercio
cio universal de ella, y al servicio y gloria de V.Mag. no solo p o r lo que
le h a b ía c o rre sp o n d id o un papel e ste la r y a s í lo co rro b o rab a n n tanto
esta se aum entará desde luego con la bien concertada p la n tifica ció n de
M ontesquieu com o los filósofos y científicos sociales de la Ilustración es­
los C o m e rc io s, y de la M arina; sí tam bién por lo que sus im p o rtan tes
c o c e sa 27.
progresos podrán vincular su perm anencia; produciendo estas providencias
L a lleg ad a de una nueva disnastía sem bró la esperanza de m uchos de copiosos frutos dentro de b reve tiem po... relata a continuación todos los
los que creían que no se podían seg u ir dem orando la tom a de drásticas beneficios que seguirían a la práctica de un com ercio útil apoyado en una
decisiones que reco n d u jesen la econom ía de la M onarquía, porque si bien M arina fuerte: dom inio indiscutible del m ar, desem peño del erario real,
era cierto que a la altura de 1690 eran visibles los síntom as de cierta re ­ alivio tributario de los vasallos, aum ento de población, opulencia de los
cuperación económ ica, entendían que las reform as debían proseguir y so­ R einos, fortalecim iento de los arm am entos terrestres y navales, seguridad
bre todo adaptarlas a las nuevas necesidades de la econom ía peninsular. de fronteras y costas, cohesión interna de la M onarquía, los Sagrados A l­
Los prim eros B orbones intentaron refo rm ar los tráficos atlánticos y perfi­ tares defendidos contra las invasiones de Infieles y Sectarios, respeto in­
lar cual era el papel reservado a las colonias en el nuevo planteam iento. ternacional en la guerra y en la paz, presencia en los pactos y confedera­
H asta 1740 el intento se apoyó en el viejo sistem a de flotas pero más ciones interestatales, capacidad de proteger a otros países m ás débiles... y
tarde é ste fu e ab a n d o n a d o y n u estro s te ó ric o s b u sc a ro n m o d elo s en las todo ello ..quanto con los auxilios de Com ercio estuviere m as p ro p o rcio ­
potencias m arítim as de Europa. nadam ente arm ado ( V . M ag.) p o r M ar y p o r Tierra., p ara term inar el
catálogo diciendo: Estos, y otros grandes beneficios p o d rá n labrarse, y
27. H irschm an, A . O ., L as P asiones y..., M éxico, 1978, p. 77. perm anecer, siem pre que con el debido zelo, y a ctivid a d se trabaje sobre
1752 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1753

sólidos cim ientos de una p roporcionada A rm ada y de un Com ercio bien com ercial y ev itar que los m etales saliesen del País com o co n trap artid a a
reglado y m ejo r p ro te x id o ...2S. m ercancías extranjeras, pero ahora el hincapié no estaba en la prohibición
Al igual que M ontesquieu, U ztáriz opinaba que la influencia del c o ­ de la saca sino en la búsqueda de m edidas favorecedoras del co m ercio de
m ercio sobrepasaba las ventajas económ icas y era en la cultura y la po lí­ los naturales para que ésta no se produjese. Su m irada al resto de E u ro p a
tica en donde su incidencia llegaba a ser determ inante, para el autor fran­ buscando ejem plos válidos para im itar, le llevaron a estudiar el com ercio
cés: El espírtu del com ercio trae consigo el espíritu de la fru galidad, de transatlántico de holandeses, franceses, ingleses y austríacos. A dm iró glo­
la econom ía, de la m oderación, del trabajo, de la sabiduría, de la tra n ­ b alm en te los re su lta d o s o b ten id o s p o r estas nacio n es cuyas p o se s io n e s
quilidad, del orden y de la regularidad. En esta form a, m ientras p re v a ­ eran inferiores a las de la M onarquía, pero no se quedó en la lam entación
lezca este espíritu, la riqueza que crea, no tiene ningún efecto p ern icio ­ sino que analizó: las leyes de navegación inglesas, costes de los fletes,
s o 29. S u m ay o r p re o c u p ac ió n era c o n tra rre s ta r la a rb itra rie d ad de los sistem as de navegación o las com pañías de com ercio privilegiadas en es­
poderosos y estaba persuadido de que instrum entos com erciales com o la tos países.
letra de cam bio y el arbitraje de divisas evitaban el abuso del poder ili­ En el contexto de la política de Patiño en favor del establecim iento
m itado. El co m ercio in tern acio n al sien d o una tran sació n en tre n acio n e s, de C om pañías C om erciales, iniciada en torno a 1714, no nos puede ex tra­
tendría una gran influencia en la guerra y el p a z 30. ñar que U ztáriz prestase a las m ism as una atención especial. A nalizadas
U ztáriz, aunque fue un autor em inentem ente práctico que perseguía todas las ventajas com erciales que éstas reportaban, sobre todo en H o lan ­
la búsqueda de soluciones concretas e inm ediatas para sacar a la M onar­ da e Inglaterra, y quizá influido por la no tan afortunada experiencia de
quía de lo que él entendía com o m arasm o económ ico, no olvidaba e n m ar­ Francia, su valoración final fue positiva en cuanto a los beneficios eco n ó ­
car su p ro yecto en una argum entación teórica en sintonía con toda la co ­ m icos que las m ism as significaban para los com erciantes pero en últim o
rrien te in te le c tu a l eu ro p ea del m o m en to y al igual que o tro s au to res térm ino se declaraba contrario a su im plantación y lo hacía por co n sid e­
rubricaba en el frontispicio de su o b ra los beneficios de toda índole, so ­ raciones políticas, pues opinaba: que conservando la R epública el derecho
bre todo políticos, que la M onarquía debía esperar si fundaba la solución de S oberanía, d exa tácitam ente el exercio, y p rofesion de ella a los N e­
de sus problem as en el Com ercio y la M arina o en el Com ercio y N a ve ­ g o cia n tes, que co m p o n en la C o m p a ñ ía ...32. P la n team ien to s sem ejan tes
gación com o había insistido S aavedra F ajardo en la centuria precedente. sostendría B ernardo de U lloa en su R establecim iento de las fá b r ic a s y co­
C om ercio ultram arino y restauración del R eino eran ideas que se daban m ercio español: errores que se pad ecen en las causas de su decadencia,
de form a conjunta y se form ulaban en positivo. El com ercio con las In ­ cuáles son los legítim os obstáculos que le destruyen y los m edios eficaces
dias debía ser activo para los súbditos de la C orona, al m enos en su m a­ de que flo r e z c a 33. O bra publicada en 1740 y en la que el autor dedica
yor parte, esto significaba planificar las flotas, construir los barcos, fijar una atención especial al com ercio colonial y sobre todo a la incidencia
los fletes y las com isiones, ordenar los aranceles y las franquicias... de que sobre él han tenido algunas de las cláusulas del T ratado de U trecht
form a que com o resultado de un conjunto de m edidas am plio, d etallado y al conceder a Inglaterra el N avio de P erm iso y el asiento de negros, en
estadísticam ente apoyado resultase una balanza com ercial p o sitiv a 31. tanto que am bos acuerdos abrieron una brecha lícita en el m onopolio co­
m ercial hispano que agravó las practicadas ilícitam ente por el contraban­
A lgunos autores han identificado a U ztáriz com o un m ero co n tin u a­
do y la participación de extranjeros en el com ercio de Cádiz.
dor de la escuela m ercantilista castellana, las citas por él de M oneada y
F ernández N avarrete apoyarían, según ellos, esta afirm ación, sin em bargo A p esa r d e los in te n to s de P a tiñ o , in clu so re c o n o c ié n d o le alg u n o s
la form ulación de su proyecto parece pertenecer más bien a una época de éxitos com o el de la C om pañía G uipuzcoana de C aracas, el P royecto de
transición entre un proteccionism o a ultranza y la aplicación de algunas G aleones de 1720 no había arrojado los resultados esperados, las élites
m edidas liberalizadoras, la m ism a distinción del com ercio entre útil y da­ com erciales coloniales no estaban dispuestas a colaborar con la flota por
ñoso introduce una m atización en el lenguaje utilizado en el siglo prece­ más que defendieran el m antenim iento de un sistem a que en m uchos as­
dente. D eseab a, com o los arb itrista s del sig lo X V II, in v e rtir la b alan z a p ectos les b e n e fic ia b a . D esp u és de 1740, era e v id en te, tam b ién p ara la
Corona, que el viejo régim en com ercial estaba agotado y se inició una
28. U ztáriz, J., T heórica y P ráctica de C om ercio, y de M arina , M adrid, 1968, s/p. D edicato­ etapa de transición que abría al com ercio directo con C ádiz, rutas no re-
ria de la obra a F elipe V. Se respeta la grafía, ei subrayado es nuestro.
29. M ontesquieu, C .L ., El E spíritu de las L eyes, Libro V, Cap. 7.
30. H ierschm an, A. O., L as pa sio n es y..., M éxico 1978, p.p. 86 y ss. 32. U ztáriz, G ., T h eó rica y..., M adrid, 1968, cap. X X X V III. p. 86 y ss.
31. U ztáriz, J., Theórica y..., M adrid, 1968, caps. XXX, X LV H, LX X V y C V I en tre otros. 33. U lloa, B., R e sta b lecim ien to de la s fá b r ic a s y co m ercio esp a ñ o l.., M adrid, 1740.
1754 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1755

corridas hasta entonces y transitadas ahora por navios de registro sueltos. ducir, sino enferm edades, y m uertes p o lític a s36. Política era, p o r tanto, la
Los intentos en la d écada de los cincuenta en restitu ir las viejas reglas im portancia dada a esta actividad económ ica, y políticas eran las conse­
com erciales fueron una ilusión de los m ercaderes m onopolistas que pron­ cuencias derivadas de su práctica inadecuada y todo ello a pesar del títu ­
to se reveló inútil. lo de la obra y las intenciones pragm áticas de su autor. L a actividad a la
que h ace re fe re n c ia deb e d arse, p o r tanto, bajo ciertas co n d icio n es que
Los problem as no resueltos, el ejem plo de los países vecinos en los son las que le convierten en fuente de virtudes y éstas son entre otras:
que el com ercio se había convertido en el nervio de la nación y la am e­ m irar la libertad com o alm a del com ercio. L ibertad que para los ilu stra­
naza de que finalm ente se p erdiese el im perio, alim entaron una corriente, dos era irrenunciable pero que no iba m ás allá de una extensión de los
nunca interrum pida, de econom istas políticos que incorporaron las nuevas intercam bios a todos los puertos del im perio y a favor de la totalidad de
ideas en la búsqueda de solucines. En 1743, don José C am pillo y C ossío, los sú b d ito s de la C o ro n a. P re cisan d o m ás su id ea del co m e rc io com o
m inistro de G uerra y H acienda de F elipe V y hom bre form ado a la som ­ instrum ento de cam bio político indicaba: N o fu e m enos la que contribuyó
bra de P atiño, escribió su N uevo sistem a de g obierno económ ico p a ra la al lam entable daño de E spaña la errada m axim a del m inisterio en el s i­
A m érica, esta o b ra no vio la luz hasta 1789 pero circuló m anuscrita entre glo pasado en no m irar el Com ercio, sino el concepto m ercantil, ni to ­
m iem bros del gobierno y sus propuestas fueron visibles m ás allá del rei­ m ar m as luces para su dirección que de los com erciantes, de E uropa y
nado para el que fueron diseñadas. Am érica, sin considerar que el C om ercio P olítico es el nervio principal
d el estado y la sangre que da vigor y augm ento a todo el cuerpo de la
C am pillo fue, y esta obra es un buen testim onio de ello, un m ercan-
tilista que analizó el com ercio bajo el prism a de las «luces» y le reasignó M o n a rch ía 37.
el papel que le correspondía en un m undo en el que la razón se basaba El com ercio transatlántico era un asunto de estado que no se podía
en la experiencia y en la que hom bres ilustrados, com o éi, creían en la dejar en m anos de los com erciantes, éstos sólo m iraban por sus ganan­
ciencia útil y la capacidad de cam b iar la sociedad desde leyes ju stas y cias, a éstos sólo se les debía encom endar el m anejo p rá ctico del m ism o
acordes con la razó n natural. N o entrarem os en la polém ica sobre C am pi­ pero no su diseño ya que: p a ra arreglar el de toda una nación, de m odo
llo y W ard y aunque dejarem os de lado el Proyecto económ ico del irlan ­ que redunda su influxo en beneficio universal de todas las clases sociales
dés para centrar n u estro s com entarios en la obra del prim ero, quiza seña­ del Reyno que fo m e n te la agricultura, y las Artes, y que adelante los in­
lar el factor de o p ortunidad que supuso la parición del P royecto., en una tereses de todos los individuos desde el Rey al ultim o jo r n a le r o 38, eran
fecha tardía en la que sus ideas tuvieron una recepción p o sib le 34. T am po­ precisas una legislación y unos m edios que solo el poder político era ca­
co analizarem os las m edidas concretas que diseñó C am pillo para raciona­ paz de planificar. Sentado cuál era el papel del com ercio, quiénes debían
liz a r y re n ta b iliz a r el co m e rc io u ltram arin o , nos in teresa , sin em b arg o , ser los im pulsadores de la reform a y señalados los m ales que se preten­
evidenciar el papel adjudicado a los intercam bios atlánticos en ese nuevo d ía n re m e d ia r m ed ian te un a n álisis m uy c rítico , m ira ría a su en torno,
sistem a que estab a llam ado a reso lv er, según su autor, los problem as que com o ya habían hecho otros autores, en busca de m odelos: F rancia e In ­
la M onarquía arrastraba desde la centuria precedente. D espués de invocar glaterra fueron los espejos en lo que buscó pruyectar una nueva im agen.
los datos de la ex p erien cia y etiq u etar com o de letargo general el siglo A dm iraba a C olbert y el tratam iento que había dado al com ercio colonial
X V II, anunciaba que: E ste G ovierno econom ico es el asum pto prin cip a l fundado en el apoyo a los colonos y el abaratam iento de los aranceles a
de esta obra, si en adelante tocásem os el P olítico será solam ente de paso
sus nacionales, de los ingleses apreciaba sobre todo la to lerancia en la
y en quanto su a rreglo que es uno de los principales fu n d a m en to s de la
práctica del m onopolio que se había convertido en una su erte de libertad
buena econom ía del E sta d o 35.
com ercial, pero sobre todo: La m axim a era, que el fin de la colonia, es
En otro pasaje de la obra concretará m ás el papel del com ercio en el beneficio de la P atria a quien debe el ser., para añadir a continuación
ese p ro y e c to y d e fin irá al m ism o d icien d o que: El co m ercio es el que que el error de E spaña había estado en no acom pasar la p ráctica de la
m antiene a l cuerpo p o lítico, com o la circulación de la sangre el natural; e x c lu siv id ad co m ercial a los d iferen tes tiem pos h a c ié n d o la e v o lu cio n ar
pero en A m érica donde es el com ercio un estanco general, no p uede p ro ­ con ellos.

34. W ard, B ., P royecto económ ico, M adrid, 1982. 36. C am pillo y C ossío, J., N u eb o sixtem a .., 1.a Parte, 13.P. m 1144. f. 111
35. C am pillo y C ossío, J., N uebo sistem a de gobierno económ ico p a ra la A m erica, P rim era 37. C am pillo y C ossío, J., N u eb o sixtem a ..., M adrid, 1743, B .N ., m. 1144, f. 119.
parte, B iblioteca de P alacio, m. 1144, f. 106. M adrid, 1743. 38. C am pillo y C ossío, J., N u eb o sixtem a .., M adrid, 1743, B .P ., m. 1144, f. 120.
1756 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1757

Los beneficios que se esperaban de la aplicación de este nuevo siste ­ A este gravísim o crim en concurren deliquentes tres clases de g en tes: los
ma económ ico eran en su m ayor parte de tipo económ ico pero no solo: el extranjeros con la inducción, los españoles, que les com pran, y los m i­
com ercio es el alm a que anim a la industria y da vigor p ara em prender nistros, o ju e c e s de los distritos, que, o lo consienten p o r soborno, o no
cosas g ra n d es, aum entará la población de las Indias y sus naturales se lo rem edian p o r culpable om isión...*1. Señalados los responsables, a b u n ­
convertirán en súbditos útiles y felices, el cultivo de sus tierras proporci- dan las explicaciones sobre cóm o se debería atajar el contrabando p e ro lo
nará a la m etrópoli sus frutos, serán m ás rentables sus m inas, cam biaran que nos in te re sa se ñ a la r es q ue p ara este súbdito, p o sib lem en te c o m e r­
las relaciones entre las dos repúblicas, la de los indios y la de españoles, ciante, la m ala práctica de una actividad tan beneficiosa para la M o n ar­
aum entarán los ingresos del erario público con la práctica del com ercio quía, la ha convertido en causa de perturbación de la paz, d estructora de
libre, se fortalecerá la m arina, se abaratarán los géneros para los vasallos la ju sticia y aniquiladora del m ism o com ercio.
am ericanos, se acabará el contrabando, habrá una extracción e introduc­
ción tan grade q ue ja m á s se habrá conocido igual en el N uevo M undo y D ispuesto a recuperar el viejo sistem a de flotas, no duda en señ alar
todo ello d evolverá a E spaña el papel que le correspode en el concierto los inconvenientes de las C om pañías de com ercio y de la navegación m e­
europeo. P o r tanto si el Soberano quiere hacer rentables sus Indias y ev i­ diante navios de registro sueltos, su vuelta a un pasado idealizado lo con­
tar que su sustancia de fu e r za y riqueza a los que algún día la volverán cretaba en la aplicación del Proyecto de G aleones de 1720, quizá o lv id an ­
contra ella, deberá superar todos los intereses particulares que se oponen do que el fra caso de é ste se d ebió, en gran m ed id a, a la fa lta de
a la aplicación del nuevo sistem a económ ico y m ostrar su firm eza para c o la b o ra c ió n de los co m ercian tes am erican o s, en nom b re d e los c u a le s
hacer respetar sus d e re c h o s39. El optim ism o que im pregnaba el trabajo de parece dirigirse al Rey. No obstante m erece la pena señalar el papel ad ju ­
los proyectistas y su fé en la razón y en la ciencia para transform ar la dicado al com ercio: E l com ercio es el espíritu vital que anim a, conserva
sociedad quedaba evidenciada cuando advertía: El com ercio no es ningún y augm enta las m onarchias: bien actuados de esta verdad todos los so b e­
m isterio. La luz natural que es com ún a todos nos descubre los p rin c i­ ranos del m undo a proporción de sus fa cu lta d es aplican el m aior cu id a ­
p io s en que se fu n d a p a ra establecerle y aum entarle, tenem os la p ractica do y esm ero a su fo m e n to , su b sisten cia y a d ela n ta m ien to in stru id o s de
de los hom bres m as grandes de Europa, que en siglo y m edio se han d e­ que este p roduzca las R iquezas y de que estas en el soberano, en su s es­
dicado a p e rfeccio n a r este ramo p rin cip a l de la ciencia política, y nos tados y en sus vasallos aseguran el poder y con este sus consecuencias y
han dejado reglas tan seguras que solo p o d em o s errar y erram os a par­ favorables p ro g reso s: por lo que se ve en todas las naciones el zelo y
tándonos de ella s o dejando de se g u irla s40. aplicación con que auxilian y protegen el co m ercio ...42.
N o faltaron, sin em bargo, quienes abogaban p or cam bios m enos drás­ En el m ism o sentido se dirigen a la C orte funcionarios y co m ercian­
ticos com o la creació n de C om pañías o los que en sentido contrario, se ­ tes que se sienten perjudicados por los cam bios introducidos en esta p ri­
ñalaban com o problem a todas aquellas m edidas que se pretendían adoptar m era m itad de siglo; bajo un lenguaje m uy retórico pretendían enm ascarar
com o solución y solicitaban al M onarca la vuelta al sistem a de F lotas y la defensa de sus intereses con la solución de los problem as de la M o n ar­
G aleones. Los catálag o s sobre m anuscritos de A m érica contienen buena quía. U n M anifiesto que hizo al M inisterio de Indias un sujeto versado
m uestra de m em oriales en uno y otro sentido. En torno a 1749 un perso­ en m aterias de com ercio , apoyaba la recuperación del régim en de flotas
naje que dice h ab lar en nom bre de los com erciantes y en favor de la cau­ com o solución a todos los m ales. Un com erciante en ejercicio, de form a
sa p ú b lica , dirigió un M em orial a S.M. con algunas reflexiones acerca de m ás explícita, en un M anifiesto que hace F rancisco V ilanova m atriculado
la d eca d en cia d el co m ercio con A m é rica y m ed io s p a ra vo lverlo a su en el com ercio de Indias del deplorable estado en que se halla el de es­
antiguo esplendor, en él se lam entaba de la falta de correspondencia entre tos R eynos... se lam entaba de la R.C. de 1749 que hab ía perm itido a los
las posesiones del M onarca y los beneficios del com ercio ultram arino, ha­ com erciantes am ericanos abastecerse directam ente en C ádiz y por co n si­
cía referencia, sobre todo, a los intercam bios con A m erica del Sur. El au­ g u ie n te d ism in u ía n las g an a n c ia s de los co m ercian tes a u tó c to n o s. P ara
tor creía en las virtudes generadas p or el com ercio pero, volviendo a co­ otros lo realm ente perjudicial era la práctica del com ercio m ediante na­
locar a la balanza de pagos com o preocupación fundam ental, rechazaba el vios de registro sueltos que llegaban sin fecha fija y quitaban rentabilidad
com ercio ilícito de los extranjeros y precisaba los térm inos del problem a: al contrabando practicado por los propios com erciantes m onopolistas am e-

39. C am pillo y C ossfo, J., N uebo sixtem a.., M adrid, 1743, 2 .“ Parte, m. 2600, pp. 366 y ss. 41. A nónim o, M em o ria l a S.M . con a lg u n a s reflexiones.., B .N ., m. 2027 1 2 , f. 2.
40. C am pillo y C ossío, J., N uebo sixtem a.., M adrid, 1743, B.P., m. 1144, pp. 162 y 163. 42. A nónim o, M em o ria l.., B .N ., m . 202 7 1 2 , f. 18.
/

1758 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1759

ric a n o s43. U n cargador de Indias con m ás de treinta años en la práctica aplicación y los resultados de las reform as Carolinas por autores de tradi­
del com ercio y residente en N ueva E spaña envió al M arqués de la E nse­ ción h isto rig ráfica diferente com o C éspedes del C astillo o John L ynch, es
nada un Inform e que em b irtu d de real orden de 14 de Septiem bre hizo a com únm ente aceptado que a partir de 1762, A m érica pasó a ser una prio­
S.M. D on M a n u el C lem ente R odríguez Raquejo. D e todo cuanto conviene ridad para la M onarquía. P ara unos se trataba de defender el im perio y a
a su R eal servicio y utilid a d del común, en la navegación del com ercio ello ded icaron toda una suerte de m edidas que encontrarían sus lím ites en
de E spaña con el de A m érica y su navegación, en el que solicitaba la re ­ los intereses divergentes de las élites criollas. O tros historiadores, sin em ­
cuperación de las flotas y el P royecto de G aleones de 1 7 2 0 44. No faltaron bargo, han puesto m ayor énfasis en la iniciativa del gobierno borbónico
quienes, provinientes tam bién del m undo del com ercio, pensaban que la para recuperar los recursos am ericanos, lo que Lynch denom inará la «re­
solución de sus problem as y por ende de los de la M onarquía, nacía de conquista» de A m érica y cuyo corolario necesario sería la em ancipación.
las reform as introducidas, aunque en ocasiones m atizaban dichos cam bios N o o b stan te, y esto es lo qu e nos in teresa, los p ro y e c to s p a ra d ise ñ a r
y diferían en la im portancia adjudicada a cada uno de ellos. Para m uchos aquellas reform as siguieron llegando a la C orte, la singularidad del perío­
las C o m p a ñ ía s c o m e rc ia le s se c o n v irtie ro n en la p an acea de to d o s ios do estuvo en que algunos de los teóricos que escribían sobre las posibles
problem as que aquejaban al com ercio y a recom endar su im plantación se soluciones a aplicar eran los responsables de llevarlas a cabo, m inistros
aprestaron desde todos los ám bitos: En 1725 en una serie de D iscursos com o C am pom anes, visitadores generales com o G álvez y virreyes com o
anónim os sobre el abatim iento en que se halla el com ercio de Indias..., R evillagigedo hacían ahora sus propuestas ju n to a personajes anónim os o
se proponía com o único m edio de resurgim iento com ercial la creación de funcionarios de m enor rango que nunca cejaron en su intento de aconse­
una g ran C o m p a ñ ía p ara el el co m e rc io con A m é ric a al e stilo de las ja r a su R ey y, a la larga, form aron una opinión generalizada cuya valo­
com pañías holandesas del seiglo X V II. En unos A rbitrios pro p u esto s en ración no se debe subestim ar en lo que tuvo de influencia para los p o líti­
24 de Febrero d el año 1730 p o r D. M iguel G erónim o de Santos, natural cos de la é p o c a 46.
de S evilla pero vecino de C ádiz que dice haber ejercido com o funcionario
E ntre los prim eros, C am pom anes ocupa un lugar de excepción y en­
para concesionarios de asientos y recaudadores de rentas reales y trabaja­
tre sus obras Las R eflexiones sobre el com ercio español a Indias, no es
do a las órdenes de hom bres de negocios durante más de cuarenta años,
b alad í que el recién nom brado fiscal del C onsejo de C onsejo de C astilla
proponía al Presidente del C onsejo de Indias com o solución: el estanco
inicie en 1762, año de la tom a de L a H abana por los ingleses, la redac­
de ciertos productos, rem em orando el viejo sistem a inglés de los géneros
ción de esta obra. A esas alturas estaba claro que lo esencial era definir
enum erados. El arbitrio aparece acom pañado de una respuesta del citado
la estrategia que preservara el im perio y lo hiciese retable, el com ercio
presidente ofertando com o altern ativ a la creación de una C om pañía, la de
ultram arino se presentaba com o pieza clave en el intento por h acer de las
C aracas había visto la luz en 1728 y Patiño había iniciado ya ese cam ino.
posesiones ultram arinas verdaderas colonias. A poyaba sus reflexiones en
L a enum eración de testim onios en un sentido y otro sería m uy prolija,
la co statación de tres hechos fundam entales: el atraso económ ico del país,
solo queríam os ev idenciar la preocupación de la época a la que no eran
el c o n traste de ese atraso con o tro s estad o s eu ro p eo s y las n u m ero sas
ajenos diferentes grupos de la sociedad y la pervivencia de la costum bre
guerras coloniales que debía m antener E spaña con otras potencias y cuyos
de a c o n se ja r al R ey en m a te ria de g o b iern o , pu es de g o b iern o se tra ­
tratados de paz habían sido nefastos para los intereses de la 'n a c ió n . R efi­
ta b a 45.
riéndose a este últim o aspecto A lbert O. H irschm an señala que: En reali­
L a llegada al trono hispano de C arlos III en 1759 y la tom a de La dad, la opinión acerca del efecto del com ercio sobre la disco rd ia o la
H abana por los ingleses en 1762 m arcaron el cam bio de ritm o de unas a rm o n ía in te rn a c io n a le s ca m b ió co n sid era b lem en te del s ig lo X V II al
reform as m ás o m enos titubeantes en las que A m érica y el com ercio u l­ XVIII. Ya fu e s e a causa de la doctrina m ercantilista o p o r el hecho de
tram arino habían tenido su protagonism o a lo largo de la p rim era mitad que los m ercados eran en efecto tan lim itados que una expansión del co­
del siglo. A p esar de la distinta valoración realizada sobre el diseño, la m ercio de un p a ís solo p odría obtenerse desplazando el de o tro...*1 esas
circ u n sta n c ia s h ic ie ro n a C o lb e rt d e fin ir al co m ercio com o un com b ate

43. M anifiesto que hizo a l M inisterio..., B.P., m. 2863, f. 94. M a nifiesto q ue h ace Francisco
V ilanova.., B .P ., m. 2834, f. 81. D iscurso so b re el estado del com ercio del P erú el a ñ o 1739, 46. C ésp ed es del C astillo, G ., « A m érica en la M onarquía», en «El R ey y la M o n arq u ía» , A c ­
B.P., m . 2816, f. 141. tas d e l C ongreso In tern a cio n a l so b re «C arlos III y la Ilustración», T. I, M adrid, 1989, pp. 91-
44. Inform e de d. M a n u el C lem ente R equejo..., B.P., m. 2819, f. 341 y ss. 193. L ynch, J., E l sig lo XV III, B arcelona, 1991, pp. 295-336 y La a d m in istra ció n c o lo n ia l esp a ­
45. D iscursos anónim os.., B .P ., m . 2826, f. 8 y ss. y A rb itrio s p ro p u esto s....p o r M ig u el G e­ ñola, B uenos A ires, 1962, pp. 11-31.
rónim o de Santos, B .P ., m. 2823, f. 137. 47. H irschm an, A .O ., Las P a sio n es y.., M éxico, 1978, p. 96.
1760 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ EL COMERCIO TRASATLÁNTICO: SOLUCIÓN Y PROBLEMA 1761

perpetuo y a J o s i a h C hild com o a una especie de guerra. L as doctrinas bondad y riqueza de nuestras C olonias en com paración con las Inglesas,
básicas en to r n o a l a b ondad del com ercio, tan ponderadas p o r M ontes- reducidas a la pesca y al transporte de m adera y com estibles»49.
quieu y los il u s t r a d o s escoceses, se m antenían, sin em bargo los nuevos D esde M éxico y tam bién bajo el im pacto de la tom a de L a H ab an a
datos e v id e n c ia b a n e l cam bio, los intereses económ icos se estab an im p o ­ por los ingleses en 1762, el m isionero Fray Andrés de E chandía: m aestro
niendo sobre o t r a s co n sid eracio n es políticas causantes de las guerras de en Sgda. T eología, V icario G eneral de la R eal O rden de N tra. Sra. de L a
antaño. M erced en las provincias de la N ueva E spaña escribió un D ictam en qu e
C am p o m a n e s te n ía com o objetivo principal dem o strar que todos los bajo el título de Thesoro de España. D iscurso sobre el com ercio de E s ­
m ales del c o m e r c io se originaban en la m anutención de! m onopolio gadi­ pa ñ a con sus A m éricas, m al entendido y m edios que devia usar, y no lo s
tano y que la s o l u c ió n pasaba por la im plantación del com ercio lib re con observa, p o r las restricciones con que se halla establecido, en grave p e r ­
A m érica de t o d o s lo s p u e rto s esp añ o les. P a ra a p o y a r su a rg u m e n tac ió n ju ic io de la nación; y utilidad de los E xtranjeros que clandestinam ente
utilizó el m o d e lo in g lé s : describió su bonanza, explicó su sistem a y, so­ giran sus Costas y M ares, dirigía a D. M anuel de L erguinarzabal, con el
b re todo le y ó a lo s te ó ric o s d e aque! país. E scritores ingleses com o D eve- ruego de que !o haga llegar al M onarca. En él reiteraba ideas, no por c o ­
n an t y C h ild , f r a n c e s e s co m o M o n tesq u ieu y F o rb o n n a is o esp a ñ o le s nocidas m enos relevantes: Los com ercios son los m as grabes em peños de
com o F e rn á n d e z d e N av arrete, M oneada, U ztáriz, W ard y probablem ente las M onarquías, la p o lític a m a s a fila d a se em bota en d is c e rn ir el q u e
C am pillo fo r m a ro n p arte de un bagaje cultural que no sólo u tilizó sino conviene, aprovecha o daña a su respectiva Nación. Por sus intereses se
que en m uch o s c a s o s editó, prologó o divulgó sus ideas rescatándolas del arm an exercitos, su rca n M ares, y conm uebe el M undo con e sp a n to so s
olvido. E sta e n o r m e erudición y su adm iración por el m odelo británico ha ruidos y profusiones de sangre: cansados los Principes, m as que rendidos
hecho que a u to r e s c o m o V icen t L lom bart consideren esta o b ra com o una a las H u m anidades, h a zen tra ta d o s con el sobre escrito de p a ze s: de
ad ap ta ció n h is p a n a del « m ercan tilism o lib eral» in g lé s, o tro s p refieren aquí es sin duda que el com ercio viene a ser la sustancia F uente y M a ­
aplicar a sus p la n te a m ie n to s el apelativo de «m ercantilism o ta rd ío » 48. En nantial de todos los R eynos; p ero qual, quantos y com o com benga exer-
cualquier caso u n esla b ó n , innovador si se quiere, de una cadena ininte­ cerse p o r sus respectivos vasallos es el m as obscuro punto de los Ynge-
rrum pida d e e s c r ito r e s q u e agrupam os bajo el nom bre genérico d e teó ri­ nios. R esum en perfecto de lo que significaba el com ercio en esta segunda
cos en e co n o m ía p o lític a , vieron en el com ercio ultram arino una solución m itad del siglo.
o un problem a. El clérig o ex p o n ía, con g ran p recisió n y acierto las c a ra c te rístic a s,
Lo que n o s in te re sa de C am pom anes es su enorm e capacidad para lugares y protagonistas del contrabando que estaba arruinando a la M o ­
acu m u lar a rg u m e n to s en fa v o r d e la lib ertad d e co m erc io y el m éto d o narquía y añadió a las consecuencias políticas y económ icas ya conocidas
com parativo s e g u id o en su fundam entación, conocía a los autores m ás re­ su singular visión del problem a: la benenosa infección de sus execrables
levantes que h a b ía n tratad o el tem a y hacía de sus obras una exégesis, en heregias que bierten. L a b úsqueda de soluciones le llevaba a p ed ir una
aquellos ap a rta d o s q u e le interesaban para d espejar inconvenientes y de­ m ayor consideración social para los com erciantes y una im plicación de la
m ostrar el a c ie rto d e su propuesta. Para él la solución tan esperada para nobleza hispana en las tareas com erciales, em ulando a los nobles de los
restaurar la M o n a rq u ía , no era otra que la liberalización del com ercio y países enem igos. Pero su rem edio fundam ental, a la altura de 1764, era el
a sí expresará en el últim o capítulo de las R eflexio n es: «E ste m étodo es co m ercio lib re, m o stran d o un a e n o rm e sin to n ía con las so lu c io n e s que
m uy sencillo y e sta b a reservado p ara el fe liz R eynado de C arlos III. D i­ desde el poder político se preparaban y que tan sólo un año m ás tarde
choso el P rin cip e e n cuyo tiem po abrace la N ación este p ro yecto d e ex­ iban a iniciar la liberalización gradual del com ercio am ericano.
tender a todo e l R e y n o el C om ercio de Am érica. Esta sola p ro vid en cia y
Sin em bargo, no todos p ercibían la libertad de com ercio com o la so ­
la atención a n u e stra s C olonias con los p rin cip io s que van to ca d o s y a
lución de los m ales de la M onarquía, por el contrario confundiendo sus
la pesca, a b re v e s a ñ o s p o n d ría a la m arina Española en estado de h a ­
propios intereses con los del com ún se m ostraban contrarios al abandono
cer fr e n te a la In g lesa , p o rq u e m ucha p o b la ció n y nuestra m arina no se ­ de un m onopolio a la som bra del cual habían prosperado y en m om entos
rían en n úm ero y en ca lid a d y estaría de nuestra p a rte la ventaja p o r la tan tem pranos com o 1765, cuando apenas se había iniciado la liberaliza­
ción del com ercio, D. C asim iro Ponce de León escribe un D iscurso d iri­
48. L lom bart, V ., C am pom anes, econom ista y p o lític o de C arlos III, M adrid, 1992, y «M er­
cantilism o tardío, « lib eralizac ió n » com ercial y Explotación colonial am ericana: Las Reflexiones
sobre el com ercio esp añ o l en Indias del Cde. de C am pom anes», en Ilu stra ció n española e In d e­ 49. R odríguez C am pom anes, P., R e fle xio n es so b re el com ercio esp a ñ o l e n In d ia s, M adrid,
p endencia a m erica n a , B arc elo n a, 1979, p. 133 y ss. 1988, p. 385
1762 MARÍA PILAR PÉREZ CANTÓ

gido al D uque de L osada, gentil hom bre de cám ara y sum iller de Corps
de S.M . para que com o valido advierta los daños que se están producien­
do con el com ercio libre. L os argum entos utilizados para ped ir fu n d a r de
nuevo y d a r vuelta p o r entero a todo el gran globo del com ercio a m eri­
cano no son sino los m ism os enunciados para avanzar h acia un com ercio
ultram arino sin tra b a s50.
E n 1769, D . Ju an F ra n c isc o V illan o v a en un d o cu m en to titu lad o UN TESTIMONIO ALEMAN DESCONOCIDO SOBRE
E quilibrio de el M undo y rem edio de España en disciplina com ercial, cri­
EL COMERCIO Y LA NAVEGACIÓN EN EL
ticaba el com ercio libre y p roponía una vuelta a la d efensa de la balanza
com ercial y a una reducción del com ercio con otras naciones al trueque ATLÁNTICO: LA CURIOSA DESCRIPCIÓN DE
de m ercancias. Lo más interesante, en fecha tan tardía, es el tono «con­ FRIEDRICH MARTENS DE UNA NAVEGACIÓN DE
servador y m etalista» que im pregna el d iscu rso 51.
F in a lm e n te lo que tra ta m o s de e v id en c iar en e ste b re v e trab ajo es
que la expansión del com ercio y las actividades asociadas a él com o la H O R S T P IE T S C H M A N N
industria, fueron a lo largo de los siglos X VII y X V III presentadas como
solución para el R eyno y su carencia o mal ejercicio com o un problem a
que provocaba la ruina de la M onarquía. Y sobre todo que esta percep ­
ción fue generalizada y los m em oriales, arbitrios, inform es, dictám enes y
proyectos surgieron de todos los grupos sociales y asum idos, cuando no
generados, por el grupo d om inante capaz de hacerlos realidad. E stos plan­
El com ercio y la navegación desde Sevilla y de la B ahía de C ádiz
team ientos, p or otra parte, no eran específicos de ninguna M onarquía eu­
hacia A m érica, com o el m ovim iento inverso, han sido objeto de una gran
ropea, por el contrario, y tal com o afirm a A lbert O. H irschm an: D esde la
cantidad de estudios históricos al m enos desde fines del siglo pasado, ya
edad M edia, y sobre todo a resultas de la frecu en cia creciente de la gue­
sea en cuanto a sus aspectos generales com o tam bién bajo perspectivas
rra y las guerras civiles, se buscaba un equivalente conductista del p r e ­
especiales, com o por ejem plo los tipos de barcos em pleados en esta nave­
cepto religioso, reglas de conducta e instrum entos nuevos que im pusieran
g ació n , su to n elaje, sus trip u la c io n e s, rutas reco rrid as, su o rg a n iz a c ió n
la disciplina y las restricciones tan necesarias a g obernantes y g oberna­
institucional y el régim en fiscal vigente a través de los siglos, tipos de
dos p o r igual, y se p en sa b a que la expansión del com ercio y la industria
m e rc an c ías tra n sb o rd a d o s, los v alo res glo b ales de lo e x p o rtad o y de lo
era p rom eted o ra en ese s e n tid o 51. El com ercio llevaba cam ino de conver­
im portado, etc., e t c .1. Y a es sobradam ente conocido en líneas generales el
tirse en el p ro tag o n ista d e una época en la que la d isidencia confesional
gran papel que tuvo el contrabando en este com ercio y la im portancia de
y los interese dinásticos hab ían dejado de ser prioritarios.
las m ercancías extranjeras que se exportaron y el derram e de los produc­
tos traídos desde A m érica por todo el continente europeo. C on todo hay
que a d m itir qu e las ru ta s m arítim as in traeu ro p eas qu e fu ero n cen trad as
por aquel com ercio indiano se han estudiado en m edida m ucho m enor, de
m anera que sólo se conocen a grandes rasgos. Es cierto que la in v estig a­
ción se ha fijado bastante en los últim os decenios en las colonias de m er­
caderes extranjeros residentes o en Sevilla, en C ádiz y en otros puertos
de A ndalucía, pero con todo, se sabe relativam ente poco de las rutas de
navegación, de los barcos, sus tripulaciones y sus cargas, etc., del com er­
cio que afluía desde el A tlántico norte y, especialm ente, desde el m ar del

50. D iscurso y p a recer de D on C asim iro P once de León co n reflexiones críticas..., B.P., m.
2819, f. 77. 1. C fr. K lau s-P eter S tarke, «D er sp an isch -am erik an isch e K olonialhandel. D ie E n tw ick lu n g der
51. E quilibrio de el M undo y rem edio de España ..., R.P., m. 2831, 108. n eueren H isto rio g rap h ie u n d k ü n ftig e F orsch u n g sp ersp ek tiv en » . H am burger Ib ero -A m erik a S tudien,
52. H irschm an, A .O ., L as p a sio n es..., M éxico, 1978, p. 133. vol. 8. M ünster 1995.

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