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Son muchas las inquietudes, las dudas y preguntas que los padres se hacen cuando
tienen que bañar a su bebé, por primera vez. Normalmente se sienten inseguros y ansiosos, y con
algo de miedo, principalmente cuando son padres primerizos, y tienen que bañar a su bebé. Se
preguntan cómo deben sujetarlo, manejarlo y qué cuidados deben tener. Muchos dudan de cómo
lavar las orejitas, cuál es la temperatura ideal del agua y de muchos otros detalles. Pero, tranquilos,
son dudas normales, compartidas por muchísimos padres. El bebé necesita de dos o tres baños
semanales en las temporadas más frías. En las épocas más calurosas, podrán bañarlo con más
frecuencia.
TEMAS higiene bebé limpio primer baño baño del bebé limpiar oidos bañeras pañales ajuar habitación ombligo
El bebé debe recibir su primer baño al otro día de la caída del cordón
umbilical, es decir, entre los 7 y 14 dias de nacido, aproximadamente. La
frecuencia del baño depende de la edad. Un recién nacido no se ensucia,
únicamente cuando defeca o regurgita, y probablemente solo sea necesario bañarlo dos o tres
veces a la semana, pero es importante que la zona que está en contacto con los pañales esté
siempre limpia.
Conforme el bebé vaya creciendo, necesitará bañarse con mayor frecuencia, principalmente
cuando ya haya empezado a gatear y a recibir sus primeros alimentos. Y cuando empiece a
caminar, el baño debe ser cada noche, para quitarle la suciedad de su activo día, y para relajarlo
antes de dormir.
La duración máxima del baño no debe exceder los 25 minutos, y si es posible, el padre y la madre
deben colaborar.
Quítele la ropa al bebé y envuélvalo en una manta, moje el paño y exprima el exceso. Suavemente,
lave cada lado de la cara, limpiando los ojos desde la nariz hacia afuera. Con un paño, limpie los
pliegues de las orejas y atrás de ellas. Luego, séquelo.
Con el bebé todavía envuelto en una manta, tómelo de forma en que sienta seguridad de no dejarlo
caer, aunque tenga las manos enjabonadas. Mójele la cabeza con el paño y el agua, enjabónelo
con su mano o con un cepillo infantil suave. Quítele el jabón por completo y séquelo.
Quítele la manta y colóquelo en una mesa frente a usted, sobre una toalla. Con el paño húmedo,
limpie el área del pañal, y luego para meterlo en el baño, tome la cabecita en una mano y enjabone
el cuerpo usando otro paño limpio. Es un poco difícil al principio, por lo que si cuenta con la ayuda
de otra persona, alguien podría sostener al niño con las dos manos mientras que el otro lo lava.
Al terminar, hay que secar muy bien y con mucho cuidado al bebé, y abrigarlo.
Consejos:
• Bajo ninguna circunstancia deje sólo al bebe, no importa si suena el teléfono, el timbre, etc.
• Use jabones neutros de glicerina, jabones de avena o jabón blanco. Existen varios
productos especiales para este fin. Revise siempre que sean de marca, pues la piel de
bebé es muy delicada, y algun producto no adecuado puede producirle reacciones
alérgicas.
• Secar bien al niño, en las zonas de pliegues, para impedir la posibilidad de dermatitis e
infecciones por hongos en el futuro cercano.
• No abusar del talco luego del baño ya que el bebé puede aspirarlo; y tampoco colonia o
crema de ningún tipo, a menos que su pediatra lo indique.
• Es mejor secar al niño con una toalla grande para evitar que le dé frio.
• Si tu hijo no quiere salir de la bañera por estar jugando, restrígenle el tiempo. Por ejemplo,
dale 15 minutos para que juegue y cuéntaselos con un reloj-alarma. Una vez que suene, se
le acabó la diversión, ¡a secarse!
Aunque no se ensucian como un niño mayor, el baño sirve para eliminar el sudor y las células
muertas de la piel.
Además, es una actividad relajante y favorece el sueño del bebé. Por esta razón, la mayoría de las
madres baña a su hijo por la noche.
El baño también favorece el contacto corporal entre la madre o el padre y el bebé. El contacto
físico con sus padres tranquiliza a los bebés y les da seguridad. Es un buen momento para
hablarles, cantarles, hacerles algún mimo o darles un masaje después del baño.
La bañera debe ser anatómica y de plástico antideslizante y puede colocarse encima de una mesa
o dentro de la bañera, aunque esta última opción resulta más incómoda.
Las bañeras-cambiador evitan tener que trasladar al bebé a otra habitación y tener que preparar un
sitio diferente para secarle y vestirle. Suele ser cómodo que pueda colocarse sobre una mesa o
superficie elevada para no tener que agacharse.
En cualquier caso, asegúrate de que la bañera sea estable cuando el bebé se encuentre en su
interior y de que el material de fabricación no sea tóxico.
La habitación dónde bañes a tu bebé debe estar a una temperatura agradable, aproximadamente
unos 20 grados, y no debe tener corrientes de aire, focos de luz directa ni ruidos.
• Una gasa estéril y alcohol de 70 grados para la cura del cordón umbilical.
• Pañales.
• Colonia suave para bebés, que debe aplicarse en la ropa y con moderación
El polvo de talco puede ser tóxico para el bebé si éste lo inhala. Es preferible prescindir de su uso.
El momento más oportuno es aquel en que los padres tienen tiempo para bañarlo con
tranquilidad, relajados y sin prisas.
Lo más recomendable es bañar al bebé una vez al día, pero no hay unanimidad sobre la
hora más oportuna. Hay quienes prefieren la mañana, entre la primera y la segunda toma,
como preparación para afrontar el nuevo día, pero son más los que se inclinan por esperar a
la tarde, especialmente antes de la última toma, porque entonces resulta muy relajante y
propicia el descanso nocturno. Si bien es preferible que sea siempre a la misma hora (al
bebé le encanta la rutina), no hay por qué obsesionarse con un horario fijo. Eso sí, nunca
hay que bañarlo después de comer, sino antes de la siguiente toma.
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El primer baño del bebé no sólo cumple una función higiénica, sino que es una
excelente oportunidad para que el niño y los padres interactúen en un medio nuevo
que le será agradable al pequeño, contribuyendo a la formación de lazos afectivos.
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EL BAÑO
DÓNDE
- Un bebé enjabonado es muy escurridizo; si resulta difícil bañarle en el lavabo sin hacerle daño con los grifos,
hacerlo en la bañera grande es incómodo, de modo que es casi imprescindible disponer de una bañera especial
para bebés.
- Las que más habitualmente se eligen son las plegables. Es importante vigilar que lleven un buen sistema para
evitar su cierre accidental.
CUÁNDO
- A pesar de lo extendida que está esa precaución, no es preciso esperar a que cicatrice el ombligo para bañar
al bebé. La humedad mantenida es perjudicial para el ombligo, pero si después del baño se seca y cuida
debidamente, no hay ningún peligro. Es cierto que normalmente tampoco hay prisa en bañarles y si no se va a
secar escrupulosamente el ombligo, más vale no mojarlo; pero también lo es que a bastantes niños tarda más de
dos o tres semanas en caérsele y no hay justificación para demorar su primer baño por ese motivo.
- También se ha convertido en costumbre el baño diario, realmente muy conveniente en los niños mayorcitos, pero
que no es imprescindible en un bebé que apenas se ensucia más que en la zona del pañal o cuando devuelve un
poco de leche. Además, la piel tiene sus propios mecanismos de limpieza y la excesiva frecuencia o duración de los
baños pueden irritarla, especialmente en bebés que la tienen muy sensible y cuando se emplea agua demasiado
caliente. Un breve baño diario en agua tibia es bueno y a muchos bebés les relaja, convirtiéndose en una rutina
a la que pronto les cuesta renunciar; pero, especialmente al principio, cuando no se tiene demasiado tiempo, basta
con bañarles dos o tres veces por semana. Por supuesto, hay que lavarles tantas veces como sea necesario la
zona del pañal, la cara, las manos, las axilas y los pliegues de la piel, o cualquier zona que se haya ensuciado.
- Los bebés agradecen la seguridad de lo rutinario; lo más habitual es bañarlos antes de la última toma del día,
pero se puede hacer a cualquier otra hora si a los padres les va mejor o al bebé no le gusta el agua y, en vez de
relajarle, le desvela.
- Desde luego, no es nada recomendable intentar bañar a un bebé que está llorando de hambre, pero en general,
es mejor que el baño no sea después de las tomas, no por el riesgo de un corte de digestión, que sólo podría
producirse si pasasen frío, sino porque suelen preferir dormir y también es fácil que los movimientos provoquen
alguna regurgitación.
CÓMO
- Comprobar la temperatura del agua con la piel del dorso de la mano o el codo, más sensible y parecida a la
del bebé, cuidando de que sólo este tibia. Si se usa termómetro, debe estar entre 32ºC y 38ºC. En todo caso, es
muy fácil y conveniente acostumbrarse a volver a comprobarla con el codo, justo antes de meter al bebé en el
agua, aprovechando lo apropiado de su situación.
- Coger al bebé pasando un brazo por detrás de su cabeza y espalda, sujetándole por la axila y usando la
mano libre para enjabonarle y aclararle, con una esponja suave o con la mano.
- Nunca dejarle solo. Un bebé puede ahogarse en dos dedos de agua mientras se ha ido a abrir la puerta o a
coger el teléfono.
- No entretenerse demasiado, pues los baños largos maceran la piel y el agua puede enfriarse demasiado. Desde
luego, el baño debe ser agradable, pero no es el momento más adecuado para jugar, porque no conviene que dure
más de cinco minutos.
- Secarle enseguida y bien, en una superficie amplia y estable, poniendo especial cuidado en los pliegues (axilas,
ingles, cuello) y más aún en el ombligo si aún no ha cicatrizado.
CON QUÉ
Los jabones y champús para bebés deben ser suaves, neutros o muy
poco ácidos, para no modificar la acidez natural de su piel; cuanto más
sencilla sea su composición y menos fragancias incorporen, mejor.
Las cremas o leches hidratantes aplicadas después del baño son muy
útiles para mantener la humedad de la piel, pero un bebé con una piel sana
no las necesita.
Las colonias ocasionan problemas con cierta frecuencia; si se desea utilizar alguna, es mejor aplicarla sobre la ropa
del bebé que sobre su piel.
Más que higiene, el baño es una ocasión para que el padre se acerque a su hijo.El bebé se
siente a gusto en el agua pues desde que estaba en el vientre de la madre nadaba en líquido
amniótico. Ahora, que se vuelve a encontrar con ella, a través del baño, es necesario que todo
esté preparado para que sea una experiencia sin igual.
Que el papá se bañe con el bebé dos o tres veces por semana, es más que suficiente para
lograr un mayor y mejor acercamiento, muy parecido al que hay cuando la madre lacta. Se
trata de una ocasión para que padre e hijo se encuentren, conozcan y pasen un momento de
diversión y relajación.
Observaciones
El padre puede bañarse con el bebé teniendo en cuenta las siguientes recomendaciones de
los especialistas y según el pediatra Leonardo Díaz, siempre y cuando se sienta seguro de
cómo manipularlo.
· Asegúrese de llevar unas chancletas para evitar resbalarse en el baño. Si está en la ducha,
acuérdese que soportará el peso suyo y el de su hijo, o si lo pone en una tina, igual tiene que
sentirse seguro porque todo el tiempo va a sujetar al bebé.
· Antes de meter el bebé al baño, compruebe que todo el recinto tenga una temperatura tibia.
· Verifique, con la mano, que la temperatura del agua también sea tibia.
· Antes de ingresar al agua, asegúrese de tener todos los materiales a la mano; por ejemplo,
el champú y la toalla.
· La esponja con la que lo va a limpiar debe ser muy suave y debe estar diseñada para no
maltratar la piel. Aunque debe limpiar todo el cuerpo del bebé, póngale especial cuidado a
brazos, pecho, cola y cuello.
· Los productos deben ser especiales para bebés, preferiblemente con un ph neutro para
evitar irritaciones.
· Evite enjabonar la carita del pequeño con algún producto. Mejor, use agua con algodón y
límpielo suavemente. Repita esta operación unas dos veces; con eso, asegurará la higiene y
el retiro de partículas en los ojos.
· Con el tiempo, vaya acostumbrándolo a que el baño es en la ducha y no en la tina. Además,
porque, según el pediatra Díaz, esta última es muy insegura porque puede existir
ahogamiento. “La tina es para jugar, la ducha para bañarse”, comenta.
· Siempre háblele y hágalo sonreír.
· Por último, el baño no debe ser muy largo.
Hablando de seguridad
Para evitar que el bebé se enferme o adquiera un resfriado, fíjese que por ningún lado entre
aire al baño. Una vez termine la limpieza y antes de salir del recinto, envuélvalo en una toalla
que lo tape bien. Hay unas especiales, que se encuentran en el mercado especializado, con
capota para cubrirle mejor la cabeza y la espalda. Por otro lado, también calcule a qué hora lo
va a bañar para no quitarle tan rápido la ropa y de igual forma evitar enfermedades.
Si definitivamente quiere bañarlo en tina, ponga una toalla en el fondo de ella. Esto ayudará a
que el bebé no se resbale mientras usted lo limpia. Otra de las recomendaciones, por
seguridad, es no llenar la tina de mucha agua, sino hacerlo solo hasta la mitad. Permitirá más
movimiento tanto al bebé como a usted.
Por otro lado, por ningún motivo lo deje solo dentro de la tina porque en cuestión de segundos
se puede resbalar, pegar o, en el peor de los casos, ahogar.
Para secarlo, aproveche la amplitud de la cama. Limpie muy bien el agua de sus dedos, oídos
y ombligo. Una vez termine de secarlo se recomienda aplicarle crema y masajearlo. Siempre
póngale ropa limpia y esté pendiente del clima para no tener que cambiarlo dos veces en un
mismo día.
Por calidad y seguridad, use los lugares destinados para el baño, nunca trate de adaptar otros
como lavamanos o baldes. Además de ser incómodos, demuestran un descuido de su parte.
Juegos en el baño
En la tina, puede dejarle sentir cierta libertad tomándolo de la espalda, en una posición
semivertical, y dejando que mueva brazos y piernas. Algo así como si estuviera flotando.
También puede hacerle olas con la mano como esperando a que encuentre diversión cada
vez que vea una.
Si con ninguna de las dos tácticas anteriores el pequeño encuentra diversión, acuda a los
objetos. Intente con juguetes que pueda meter al agua, que no se hundan y que sean fáciles
de agarrar.