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parcial y del libre mercado en Costa Rica desde la perspectiva del crecimiento
económico y el índice de pobreza
Seminario III
Profesor: Raúl Silesky
Estudiante: Esteban Mora A. Carné: A12354
Escuela de Comunicación Colectiva
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Costa Rica
Noviembre, 2008
Tema
Dos modelos fallidos: análisis comparativo del intervencionismo estatal parcial y del
libre mercado en Costa Rica desde la perspectiva del crecimiento económico y el índice
de pobreza
Objetivos
- Analizar y comparar las causas generales que produjeron la crisis del régimen
intervencionista a finales de los 70 y principios de los 80
Justificación:
Ahora que en este 2008 se manifiesta ante nosotros el fracaso rotundo de la tesis de la
economía y la política social del libre mercado, tenemos que preguntarnos cómo fue que
dicha política surgió y fue impulsada con tanto auge tanto en Costa Rica como en el
mundo entero. Asimismo, actualmente se contrapone la intervención estatal en el
mercado como forma de eliminar los crímenes del liberalismo (el desempleo, la pobreza
extrema, la falta de acceso a los alimentos, etc). Se pronuncian sectores sociales
llamando a un reencuentro con el modelo intervencionista social-demócrata que vivió
Costa Rica anteriormente, representados con mayor fuerza a través del Partido Acción
Ciudadana (PAC). Es un movimiento idéntico al que se reproduce en todo el mundo, y
se produce aquí en América Latina con mayor fuerza que en ninguna otra parte.
Es importante, por lo tanto, analizar qué llevó a que ese sistema intervencionista que
vivió Costa Rica en el pasado fuera de una u otra manera eliminado , con el fin de
impulsar precisamente el camino liberal que actualmente potencia su regreso. Ahora que
los miembros del Partido Republicano estadounidense y del Consenso de Washington
reconocen con su accionar (por más que no lo admitan de palabra) el fallo absoluto del
libre mercado, ¿porqué el sistema que supuestamente resultó inservible antes
funcionaría ahora?
Asimismo, pretendo establecer una comparación acerca de cual de los dos regímenes
presenta el mejor rendimiento en cuanto al crecimiento económico y a la eliminación de
la pobreza. Para hacer esto es necesario primero, por supuesto, establecer cuales son los
elementos que diferencian el intervencionismo del libre mercado, para compararlos con
los resultados que produjeron cada uno de los modelos. Si bien es cierto que ambos
sistemas son modelos fallidos, creemos que es posible establecer una diferencia
sustancial en cuanto a los resultados que sí alcanzaron.
Creo que sería más que adecuado decir que tanto en el análisis como en la proposición
misma de salidas a la problemática, hay irreduciblemente un elemento ideológico que,
algunos sectores, pretenden suprimir totalmente. Creemos que hay que dejar claro que
el modelo intervencionista y el de libre mercado representan también ideologías
distintas (la social-demócrata y la liberal respectivamente) y que su manifestación
material concreta en la producción y reproducción de la vida es ideología en bruto.
Desde el materialismo histórico y dialéctico, en lugar de la abstracción parcial que
muchos pretenden hacer del término, la ideología es precisamente una ética/política que
se va construyendo histórica y dialécticamente, y por eso así como no es simplemente
un racionalismo, no es solamente un pragmatismo.
Lo más valioso es el aprendizaje que se puede obtener de la puesta en marcha de ambos
modelos, especialmente, a la hora de hacer una propuesta propia de transformación
económica y política. Como en el resto de proyectos de investigación del curso de
Seminario III, creo que es importante, además de establecer el estado de la cuestión de
cierta problemática, dibujar algunas posibilidades de solución sistemática y estructural
(o de largo plazo). Desde el materialismo histórico y dialéctico, como ciencia social en
general, aprender de lo peor y de lo mejor de cada modelo es lo más importante, y si ya
hay sectores en el país tomando acciones a este respecto, lo más importante es hacer
alguna contribución en ese sentido.
El modelo de intervención estatal parcial es aquel en el que el Estado tiene un poder de
planificación pública de la economía que es compartido con la planificación privada. El
Estado se encarga básicamente de incentivar una producción nacional diversificada en
todos sus niveles (podríamos decir que en dos sentidos, ya que apoya a diversos sectores
productivos, como la mediana y pequeña empresa, y se encarga de producir productos
alternativos al monocultivo), el fortalecimiento y unificación del mercado interno y
desarrollar políticas de bienestar social que potencien las dos anteriores.
A partir de estos elementos, la definición común establece que el inicio del modelo de
intervención estatal se da con las reformas político-económicas de los años 40 y termina
con la aplicación del primer Plan de Ajuste Estructural (PAE) en 1984. Asimismo, el
modelo de libre mercado se dice que inicia con esa aplicación del PAE en 1984 y se
mantendría hasta nuestros días. En términos globales, el período del modelo de
intervención estatal iría desde Bretton Woods hasta el Consenso de Washington (o más
específicamente, desde John Maynard Keynes hasta Milton Friedman), y desde el
Consenso de Washington (más específicamente, desde la aplicación de políticas que
llegarían a ser conocidas como del Consenso de Washington) comprendería el espacio
del libre mercado. Esos serían los dos ámbitos alrededor de los cuales definiríamos el
resto de objetivos que nos quedan por delante.
El siguiente objetivo tiene que ver con analizar el hecho de que el modelo de
intervención estatal parcial tuvo que haber fracasado para que el modelo de libre
mercado fuera propuesto e implantado (al respecto conviene mencionar que no encontré
datos disponibles anteriores a 1960). La gran mayoría (si no es que la totalidad) de los
analistas concuerdan en que las causas del fallo del modelo de intervención estatal
fueron 1) el déficit fiscal, en el que el Estado “gastaba” más de lo que “ganaba” y 2) el
déficit en la balanza de pagos, en donde el país importaba más de lo que exportaba y se
producía el mismo efecto.
Al respecto del déficit fiscal, el Estado se estaba encargando de las funciones detalladas
anteriormente como parte del modelo intervencionista, pero la sociedad no podía
retribuir el gasto, ya sea a través del sistema tributario (el cual se apoyaba durante la
época en índices no menores al 60% en impuestos indirectos, los cuales imponen
impuestos a toda la población independientemente de su nivel de ingresos1) como por la
productividad misma de las empresas estatales. Por otro lado, el déficit de la balanza de
pagos se debía a que había que importar materias primas e insumos productivos a la par
de que las exportaciones caían (esto a su vez incidía en el déficit fiscal porque era más
caro para el Estado realizar cada uno de los elementos que corresponden al modelo
intervencionista y porque retribuirle ganancias al Estado significa perder poder
adquisitivo).
Más importante aún, se dice que estos elementos críticos fueron en sí producidos por 1)
el aumento de los precios del petróleo que se empezó a dar a partir de 1973 y 2) por la
deuda externa costarricense. Podríamos decir que el primer factor es el más importante,
porque es el que determina el aumento de los precios de todos los procesos de
producción en el mundo y produce, por lo tanto, la totalidad de las consecuencias
restantes (incluidas aquellas consideradas a veces de manera separada, aislada o
nacional). En cierta manera, muchas de estas causas son a su vez consecuencias. Por
ejemplo, la deuda externa costarricense se puede ver como una consecuencia también
del encarecimiento del petróleo: la necesidad de pagar la plusvalía que exige la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) encarece la totalidad de los
procesos de producción del mundo y hacen que aumente la exigencia de plusvalía de
todos ellos. Evitar cualquier forma de déficit a lo interno de cualquier país se hace
imposible. Si se encarecen los procesos de producción, hay menos dinero para que el
resto del mundo importe lo que exportamos, nuestras importaciones son también más
1
Vargas, L. P. Período 1950-1980. Modelo desarrollista y de industrialización sustitutiva. Escuela de
Historia de la Universidad de Costa Rica.
caras, y los procesos de producción se vuelven entonces igualmente caros en nuestro
país, eliminando la capacidad de producción y consumo.
Ahora, lo más llamativo de establecer ese tipo de relaciones entre las variables es que,
tanto la deuda externa como el aumento de los precios del petróleo, si bien son
considerados fallos para lo que es el régimen intervencionista costarricense (e incluso
para el intervencionismo estatal en los Estados Unidos), parecen representar elementos
diametralmente opuestos al modelo de intervención del Estado y mucho más cercanos al
modelo de libre mercado.
Por lo tanto, habría que decir en este mismo sentido que los elementos político-
económicos que desencadenaron la crisis del modelo intervencionista son, por sus
cualidades, políticas económicas que rompen con el programa intervencionista y se
convierten en una forma de instauración del modelo de libre mercado. Asimismo, ese
libre mercado o mercantilismo se da dentro del modelo de intervención estatal mismo,
ya que ese modelo es, ante todo, un modelo de intervención estatal parcial. Como
modelo de intervención estatal parcial, sí permitió (y debe permitir, parcialmente)
formas de privatización de la economía (de la economía en general, de la economía de
toda la sociedad) que van diametralmente opuestas a la política-económica de la
planificación pública.
Esto nos llevaría a implicar dos cosas que superficialmente podrían parecer caminos
opuestos pero que no son necesariamente excluyentes. Una es 1) que el alza en los
precios del petróleo y la privatización de la deuda externa a finales de los 70 es el inicio
del período de libre mercado en nuestro país y no el PAE de 1984. La otra es 2) que el
fallo del modelo intervencionista en Costa Rica no implica la necesidad de su
liberalización, sino que por el contrario, las políticas consideradas como fallos del
modelo de intervención estatal, son políticas propias de un modelo de libre mercado. Es
decir, que 1) el modelo de intervención estatal parcial, al establecer la coexistencia con
el libre mercado, llega a adoptar como suyas, políticas no-intervencionistas y
abiertamente pro-libre mercado y que 2) si esas políticas fueron efectivamente las que
causaron la debacle del modelo, representa un fallo debido a la política del libre
mercado y no del intervencionismo.
Ahora, alguien podría argumentar que esto confirma que el modelo de libre comercio,
podría estar fallando por la misma razón que aquel, que sería permitir parcialmente
políticas de intervención estatal. Pero esto sería obviar que si bien el modelo de
intervención estatal parcial implica una mayoría de actividades intervencionistas, la
intervención estatal mayoritaria no está exenta de constituir una medida mercantilista
por sí misma. Es decir, que efectivamente, elementos como el déficit fiscal son en sí
mismos una forma mercantil de medir el funcionamiento estatal gracias a que el Estado
funciona de manera mercantil en la sociedad. El Estado vende de manera mercantil de la
misma manera que compra de manera mercantil, y es esto lo que no le permite nunca
tener una mayor solvencia, tal y como lo explicamos en toda la descripción de la crisis.
Esto es así precisamente porque el intervencionismo estatal no es ortodoxo, sino que por
el contrario, es una contracorriente al respecto de lo que constituye estructuralmente el
mercantilismo capitalista (base del libre mercado). Otro ejemplo es el que discutíamos
acerca del impuesto indirecto, una política intervencionista que, aunque consideraba a la
sociedad en un nivel de igualdad, terminaba beneficiando la producción mercantilista de
mayor envergadura en detrimento de la pequeña y mediana producción, y ni que decir
de la clase trabajadora. Ese detrimento era efectivamente sentido desde finales de los
60, pero el crecimiento económico y los demás indicadores sociales permitían que la
situación general pudiera considerarse beneficiosa por comparación. Era un avance
intervencionista, pero en nada afectaba el carácter mercantil de la sociedad, sino que en
cambio alimentaba el carácter mercantil del Estado.
Eso implicaba que el modelo intervencionista estaba siendo impuesto sobre una
estructura mercantil que 1) es opuesto a sí mismo como modelo intervencionista, y que
2) esta estructura mercantil lo antecede y lo contiene como modelo. Ni el modelo de
intervención estatal parcial ni el modelo de libre mercado responde bien a los embates
de la política mercantilista que sirve de paradigma para el capitalismo y es por eso que
dicha estructura contiene estructuralmente a ambos modelos fallidos. Esto significa que
la intervención estatal parcial es una forma de resistencia a lo interno de un sistema
mercantil que efectivamente logra contener de alguna manera el mercantilismo, pero
que tanto en el intervencionismo como (obviamente) en el libre mercado, es el
mercantilismo el que permanece en ambos modelos de manera mayoritaria. Además,
que ambos modelos (después de la caracterización que hacemos del alza de los precios
del petróleo y del manejo de la deuda externa dentro de la parcialidad del modelo de
intervención estatal) sucumben ambos por la mayoría abrumadora del mercantilismo.
Esto quiere decir que, hipotéticamente, si la intervención estatal parcial fuera inclusive
global, estaría igual jugando un rol mercantilista en la sociedad precisamente por no
cambiar el mercantilismo que lo contiene y lo precede.
La denominación de régimen intervencionista, aún en su acepción parcial, es entonces
errónea si se cree que esta implica su hegemonía. El Estado interviene en una gran
mayoría de operaciones, pero su intervención misma es de una cualidad mercantilista
que, por esto mismo, no es contradictoria para con el libre mercado. Esto implicaría que
la sola transformación de la propiedad y la gestión pública de ella no conlleva a un
modelo necesariamente contrario al mercantilismo, y esto lo prueba de hecho la misma
crítica que hace la CEPAL acerca del stalinismo soviético, y para lo cual es ejemplar el
hecho de que la privatización de la deuda externa haya sido aprobada desde el sector
público.
Periodos PIB
1960-1970 6,9
1970-1980 5,4
1980-1990 2,2
1960-1990 4,8
1963-1973 7,6
1973-1980 5,8
1980-1990 3,4
1990-2000 4,8
1963-1990 5,6
Asimismo, debemos complementar esos números con los datos que corresponden al
resto de la época de aplicación del modelo de libre mercado:
Periodo PIB
2000-2006 4,8
4
Fondo Monetario Internacional.
5
Rodríguez-Clare, A., Sáenz, M. y Trejos, A. Análisis del crecimiento económico en Costa Rica. Serie de
Estudios Económicos y Sectoriales. Banco Interamericano de Desarrollo. 2003.
6
Mesalles, L. Desarrollo Económico en Costa Rica. Academia de Centroamérica. 2008.
Asimismo, nuevamente debemos poner en duda el hecho de contemplar los datos
referidos a la segunda mitad de los 70 como ejemplos del fallo de políticas
intervencionistas. Como lo discutimos, sí representaría un fallo del modelo de
intervención estatal parcial pero por permitir la aplicación de políticas económicas de
libre mercado. Estos datos muestran que ambos modelos no tienen los mismos
resultados, y que el modelo de intervención estatal parcial sí permite contener de alguna
manera las políticas de libre mercado, llega el punto donde son precisamente esas
políticas parciales las que destruyen sus resultados y lo llevan al punto crítico que
requiere su transformación. Esto solo nos indica que es la intervención estatal la que
debe profundizarse en la economía, no solo con respecto a la situación económica que
propicia el modelo de libre mercado, sino que, como insinuábamos antes, debe
profundizarse también con respecto a sí mismo como intervención parcial.
Por otro lado, sería importante añadir que durante la época del modelo de libre mercado
se dieron políticas con el objetivo de alejar a Costa Rica del camino de la
desestabilización social que se generalizaba en Centroamérica. Existe una hipótesis
dentro de algunos sectores críticos al modelo de libre mercado, de que la economía
costarricense bajo ese modelo se logró mantener (a un nivel inferior con respecto al
modelo de intervención estatal parcial) gracias al programa de la Agencia de los Estados
7
Ídem.
8
Quesada, J. R., Masis, D., Meza, T., Cuevas, R., Rhenan, J., Barahona, M. Costa Rica contemporánea:
raíces del estado de la nación. Editorial Costa Rica. 1999.
9
Instituto Nacional de Estadística y Censo. Encuesta de hogares 2008.
Unidos para el Desarrollo Internacional (AID en inglés). La AID es un proyecto que
dice ser independiente pero que recibe directrices del Departamento de Estado de los
Estados Unidos. A través de esta iniciativa Costa Rica en 1983 recibió ¢821,800,000
(ochocientos veintiún millones ochocientos mil colones)10 y en 1989 recibió
¢ 2,000,000,000 (dos mil millones de colones)11 por un período de 8 años (hasta 1997), lo
que no se puede obviar como parte del crecimiento que tuvo el modelo de libre
mercado. Implica en los dos períodos un aproximado de 8,000 y 9,000 dólares diarios
respectivamente, lo cual ajustado al tipo de cambio actual equivaldría a más de
¢ 4,000,000 (cuatro millones de colones) y ¢4,500,000 (cuatro millones quinientos mil
colones) diarios.
10
Banco Central de Costa Rica. Reglamento para la Utilización de US$20.000.000 de los Recursos del
Convenio de Asistencia AID Nº 515-0186. 1983.
11
Banco Central de Costa Rica. Reglamento para la Utilización de los Recursos de Asistencia AID-515-
0236 Línea de Crédito Nº2A. 1989.