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El pie diabético es una de las complicaciones de la diabetes de mayor frecuencia, que ocasiona una gran
morbimortalidad, y es la causa más frecuente de amputaciones no traumáticas de miembros inferiores.
La Federación Internacional de Diabetes y otras instituciones han planteado la necesidad de disminuir las
amputaciones, para ello han estipulado normas de manejo resumidas en estas guías:
Examinar los pies en todos los diabéticos, como parte del examen anual:
-Historia de úlceras o amputaciones, síntomas de enfermedad vascular periférica, dificultades física o
visuales para el autocuidado del pie.
-Deformaciones del pie (dedos en martillo o en garra, prominencias óseas, etc.).
-Evidencia visual de neuropatía (piel seca, callos, venas dilatadas) o isquemia incipiente, daños de las uñas
o deformaciones.
-Detección de la neuropatía con el monofilameno de 10 gramos, o el diapasón de 128 Hz. Un biothensiomiter
puede ser la opción para una medida cuantitativa (punto de corte para riesgo de úlcera, más de 25 voltios).
-Palpación de pulsos pedios y tibiales posteriores, tiempo de relleno capilar y venoso, presión con el doppler
en tobillo y brazo (<0.9 señala enfermedad vascular oclusiva).
Arreglar un plan de cuidado del pie, con cada diabético, de acuerdo a los hallazgos anuales.
Proveer la educación necesaria para el cuidado del pie, de acuerdo al riesgo de úlcera y amputación.
Nosotros consideramos que hay que revisar a todos los diabéticos en salud y ver su grado de riesgo.
El mismo sería de alto riesgo si hay alguno de estos elementos: vasculopatía, neuropatía, alteraciones del
apoyo, antecedentes de úlcera de pie ó de amputación.
En estos casos, indicar medidas protectoras y correctoras del pie, educar en el cuidado del pie y seguimiento
al principio mensual y luego cada tres meses.
Si hay una úlcera de pie el tratamiento debe ser integral, tratando el bosque (todo del paciente) además del
árbol (el pie).