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RECURSO DE CASACIÓN
-I-
(Omissis)
(Omissis)
(…) este incendio (…) constituye, un “caso fortuito”, que como causa
extraña no imputable, es una circunstancia que elimina la relación de
causalidad y exonera la responsabilidad a la demandada de autos (…).
‘(…) consiste en que el patrono de una empresa está obligado a pagar una
indemnización, a cualquier obrero víctima de un accidente de trabajo o a
sus representantes, sin que haya que investigar, en principio, si este
accidente proviene, ya de culpa del patrono, ya de caso fortuito, ya
inclusive de un hecho culpable del obrero. El accidente de trabajo es un
riesgo de la profesión: amenaza a todos los que trabajan. No hay hombre
prudente, por atento que sea, que pueda jactarse de escapar a él. No hay
que buscar la causa que lo produce porque, en virtud de la costumbre
profesional, los actos de negligencia de un patrono, y, sobre todo, los de
un obrero, son inevitables y hasta excusables. Se considera, por lo tanto,
el accidente como algo aleatorio unido al oficio. Este algo aleatorio pesará
sobre la empresa misma; es ella la que produce el riesgo y es ella la que
debe repararlo. El que hace trabajar por su cuenta, mediante salario debe
sufrir las consecuencias de los riesgos inherentes a dicho trabajo, porque
es él quien los origina, y, además, porque es él quien obtiene el principal
beneficio del trabajo’. (Colin y Capitant; Curso Elemental de Derecho
Civil, Tomo 3º, Editorial Reus, Madrid, 1960, pp. 873 y 838).
(Omissis)
Es por ello que la teoría del riesgo profesional, aplicable al patrón por los
accidentes o enfermedades profesionales que sufran sus empleados, lo
hace responder objetivamente, es decir, independientemente de la culpa,
tanto por el daño material como por el daño moral, siempre que ‘el hecho
generador (accidente o enfermedad profesional) de daños materiales
pueda ocasionar, además, repercusiones psíquicas o de índole afectiva al
ente moral de la víctima’ (S.C.C. 23-03-92). Así se declara.
Señalan que las causas reales del referido accidente de trabajo se debió a
la negligencia e imprudencia del patrono de las disposiciones legales y
reglamentarias en materia de seguridad y salud laboral, quien estaba obligado
como originador del riesgo que corría el trabajador a indemnizar a los herederos
del trabajador por los daños sufridos y daño material y moral, por falta grave del
patrono de una planificación adecuada de la ruta de trabajo, adicionalmente la
empresa le obligaba a trabajar diez (10) horas diarias, lo que significa que excedía
el límite máximo establecido en la Ley Orgánica del Trabajo, y muy especialmente
lo señalado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
asumiendo el patrono una conducta de total explotación.
Fue un hecho admitido por las partes la ocurrencia del accidente y las
causas y consecuencias del mismo, en los términos que quedaron explanados supra.
Lo que se discute como hecho controvertido radica en la responsabilidad del
empleador en torno a dicho accidente, y la procedencia de las indemnizaciones
reclamadas. Al respecto, si bien es cierto que la parte demandante promovió copia
simple del informe de investigación del accidente emanado del Instituto Nacional
de Prevención, Salud y Seguridad Social, Dirección Estadal de Salud de los
Trabajadores de los estados Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas, ésta fue
impugnada por la demandada, por lo que fue debidamente ratificado su contenido
según prueba de informe solicitada por la parte demandante, la cual fue evacuada
y consta a los folios 257 al 351 de la primera pieza del expediente.
Ahora bien, lo que no puede ser desconocido y así fue admitido por la
demandada es que el infortunio fue y debe ser calificado como un accidente laboral,
pues ocurrió mientras que el trabajador fallecido cumplía con su jornada habitual
de trabajo y en pleno ejercicio de las funciones encomendadas por la empresa. Al
respecto, debe recordarse que el artículo 560 de la Ley Orgánica del Trabajo,
establece lo siguiente:
Debe advertir esta Sala que la fuerza mayor extraña al trabajo implica
todo acontecimiento físico o humano, sobrevenido e imprevisible, no imputable a
las partes y que no guarde relación con el ejercicio de la labor realizada ni
constituya, adicionalmente, un riesgo especial, esto es, una fuerza que agrave los
riesgos inherentes a dicha labor ejecutada o convenida y se requiere la ausencia
del mismo en la causa del infortunio para que pueda prosperar en derecho esta
excepción de responsabilidad.
Por otra parte, respecto al riesgo especial, esta Sala en un caso análogo al
de autos, estableció mediante decisión Nº 832, de fecha 28 de julio de 2005, lo
siguiente:
Vistos los parámetros señalados supra, esta Sala estima el daño moral en
la presente causa en la cantidad de cien mil Bolívares Fuertes (Bs. F. 100.000,00).
La cual deberá ser dividida en partes iguales entre los beneficiarios demandantes,
de conformidad con lo establecido en el artículo 568 de la Ley Orgánica del
Trabajo, con la salvedad de que las cantidades que correspondan a niños, niñas y/o
adolescentes deberán ser depositadas en una cuenta bancaria a nombre de éstos,
cuya administración se regirá conforme a las normas de administración de bienes
de los hijos previstas en el Código Civil.
El Presidente,
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OMAR ALFREDO MORA DÍAZ
Magistrado, Magistrada,
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ALFONSO VALBUENA CORDERO CARMEN ELVIGIA PORRAS DE ROA
El Secretario,
_____________________________
MARCOS ENRIQUE PAREDES
R. C. Nº AA60-S-2011-001171
Nota: Publicada en su fecha a
El Secretario,