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En sí el texto habla de toda la historia del feminismo y de la lucha de las mujeres (junto
con algunos hombres), que, también debo de admitir, no tenía conocimiento alguno.
Tantas voces femeninas que se levantaron para reclamar sus derechos, tanto ruido les
causó a los hombres que cada vez las oprimían más, pero las mujeres nunca se dieron por
vencidas hasta que, poco a poco, la sociedad fue aceptando sus derechos, a pesar de que
muchos grupos que las ayudaron les dieron la espalda cuando más lo necesitaban. Toda
esta lucha hizo que se definiera el concepto de “perspectiva de género”: en lo personal, qué
triste que para reconocer la igualdad de la mujer se haya tenido que crear un concepto, si
desde un principio la misoginia hubiera sido nula entre la sociedad en general.
Lo bueno fue que, a pesar de que muchas mujeres fueron asesinadas, ejecutadas o
exiliadas, y a pesar de que no alcanzaran a ver el fruto de su trabajo, sus acciones y
rebeliones fueron suficientes como para mover a otras mujeres y crear controversia en la
sociedad de aquella época como para que reconocieran sus derechos.
En sí, la corriente ideológica del feminismo surgió en Europa occidental, en el siglo XVII, al
mismo tiempo que nace de la filosofía racionalista (posteriormente llamada Ilustración). En
aquel entonces, la igualdad natural (base filosófica de la Ilustración) luchaba contra la
estructura social estamental. Se intenta demostrar que el racionalismo es un privilegio
universal y no sólo de unos cuántos. Sin embargo, los filósofos ilustracionistas sólo tenían
en mente hacer llegar el concepto de “universalidad” a cierta clase de individuos, dejando
fuera a las mujeres, ya que daban por sentado que ellas no querían ser libres y autónomas.
Pero claro que hubo, tanto hombres como mujeres, quienes se oponían a esta manera radical
de pensar, como Marie de Gournay y François Poulaine de la Barre. Podemos notar que el
feminismo movió masas, ya que se fue insertando en la corriente filosófica de la Ilustración,
que empezaron a formarse dos bandos: los que estaban a favor (individuos de ambos sexos,
más o menos brillantes) y los que estaban en contra (atacaban sin mostrar ningún interlocutor,
haciendo como que no existía el feminismo, ignorándolo, pero creando argumentos
misóginos).
Las mujeres no podían aspirar a una educación formal, es más, les estaban prohibidas
cualquier tipo de escuela o universidad. Y las poquísimas mujeres que lograron destacarse,
se les considera como una hazaña debido a los prejuicios y restricciones tanto jurídicas como
políticas que se les imponía a las mujeres en esa época. Sin embargo, el feminismo, una vez
que tomó fuerza y se esparcía más y más por toda Europa, más eran las mujeres (y hombres)
que se unían a su causa mediante ediciones de boletines, periódicos, formaban clubes y
salones, además de participar en la redacción de la famosa Enciclopedia, de donde podemos
decir que D’Alembert fue feminista y se opuso a los argumentos de Rosseau. El otro fue
Condorcet, quien escribió sobre la reivindicación de la igualdad de derechos para las mujeres.
Por todas las barbaries cometidas hacia las mujeres para hacerlas callar y minimizar sus
derechos y opiniones, vale la pena preguntarse: ¿qué había hecho enojar tanto a aquellos
hombres como para idear semejantes prohibiciones? Paralelamente a esta pregunta, la lucha
entre Rosseau y Mary Wollstonecraft se hizo más que evidente, al argumentar este que al
niño había que educarlo en la igualdad, libertad, ausencia de simulación, la vuelta al “Estado
de naturaleza”, mientras que a la niña habría que educarla en el artficio, la esclavitud y la
simulación, que ella va a estar subordinada a un amo toda su vida y que más le valía que
aprendiera a que ello le resultara grato. Mientras que Wollstonecraft intentó demostrar que
el carácter que se le ha dado a las mujeres no es por su naturaleza, sino por la misma sociedad,
y que una educación distinta les ayudaría a ver florecer a la “verdadera mujer”. Nos
encontramos en una lucha donde la misoginia moderna ve en las demandas femeninas,
dirigidas por mujeres de clase media o burguesas, un peligro para la igualdad de los hombres.
En EUA, el feminismo se amplió debido a las radicales restricciones que las mujeres tenían
en aquella época: las primeras demandas feministas se produjeron en favor de la igualdad
económica, el derecho a la educación y al trabajo. En aquel entonces, las mujeres de clase
media no estaban en posibilidades de ejercer una profesión, ni podían acceder a una
educación universitaria, e incluso la educación secundaria era restringida y discriminatoria,
y aquí se les enseñaba “labores para mujeres” como el bordado, tocar determinados
instrumentos musicales de manera muy limitada, la pintura decorativa y la recitación, entre
otros. Además, la cantidad de mujeres solteras aumentaba en la medida que a los hombres
sólo se les permitía casarse en cuanto acumularan una gran fortuna, y en donde el único
medio de vida para las mujeres era el mismo matrimonio; en el caso de permanecer solteras,
debían “rebajarse” a trabajar como institutrices o empleadas domésticas.
2. Lo que a estos peculiares filósofos libertarios no se les ocurría pensar era que las mujeres
también pudieran ser, o querer ser, individuos autónomos. Es decir, había que universalizar
el concepto de individuo, pero no tanto.
3. En el siglo XVII las mujeres no tenían derecho a la educación formal. Las pocas que podían
aspirar a recibir una formación muy general eran las hijas de las clases superiores, a quienes
se les pagaba un tutor para enseñarles a leer, escribir y nada más.
4. Mary Astell cuestiona las inconsecuencias del planteamiento igualitarista, cuando se trata
de aplicar a las mujeres: Si la soberanía absoluta no es necesaria para el Estado, ¿por qué ha
de serlo para la familia? Si todos los hombres nacen libres, ¿cómo es que todas las mujeres
nacen esclavas?