Los componentes de un sistema de control básico se componen por los objetivos de control que se pueden definir como las entradas, los componentes del sistema y los resultados que son las salidas del sistema. El propósito de un sistema de control es controlar las salidas del sistema en base a las entradas y esto se logra por medio de los elementos del sistema. Existen dos tipos de sistema de control. El primero es el control en lazo abierto el cual se distingue porque las salidas del sistema no influyen en las entradas del mismo, no existe una retroalimentación. Los sistemas de control en lazo abierto se componen de dos partes, un controlador y un proceso controlado. El controlador en casos simples puede ser un amplificador o una unión mecánica y en los casos más complejos puede ser una computadora o un microprocesador. Las principales ventajas de este tipo de control son su simplicidad y su economía. El segundo tipo es el sistema de control en lazo cerrado de control retroalimentado. Este se identifica porque posee una realimentación la cual le da más ventajas en algunos casos al sistema de lazo abierto. La señal que se obtiene a la salida se compara con la señal a la entrada y se obtiene un control con más exactitud. Ingeniería de control moderna – Katsuhiko Ogata. El control automático en la actualidad se considera vital para ámbitos como ingeniería y ciencia ya que se emplea en vehículos espaciales, robots, sistemas de control de temperatura, presión, humedad, etc. Para diseñar un sistema de control el primer paso es obtener el modelo matemático del sistema u objeto de control. La teoría del sistema de control robusto dice que se debe considerar la existencia de un error en el sistema, esto quiere decir que entre el sistema real y su modelo matemático existen incertidumbres que anteriormente no se contemplaban. Dicha incertidumbre se debe considerar dentro del diseño. Dicho error se representa como un elemento sin valor y este tomara valor una vez que el sistema esté en la práctica. Los sistemas de control se clasifican en dos: Sistemas de lazo abierto. En este tipo de sistemas la salida no tiene efecto alguno sobre la señal de control. Dicha salida no se mide ni se realimenta para compararse con la entrada. La precisión en este caso depende de la calibración, esta tiene que ser periódica, es por eso que generalmente tiene aplicaciones en sistemas que operan con base en el tiempo. Sistemas de lazo cerrado. También conocidos como sistemas de control realimentado. Mantienen una relación entre la salida y la entrada de referencia, estas son comparadas y la diferencia se emplea como medio de control. El objetivo de un lazo cerrado es reducir los errores del sistema mediante el uso de acciones de control realimentadas. El lazo cerrado tiene ventaja sobre el lazo abierto cuando se tiene un sistema donde se presentaran variaciones o perturbaciones.