CUESTION
DE
LIMITES
ENTRE
LA REPUBLICA ARGENTINA Y EL PARAGUAY
OJEADA RETROSPEGTIVA
POR UNOS AMIGOS DE LA JUSTICIA
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BUENOS AIRES
IMPRENTA DE PABLO E. CONI, ESPECIAL PARA OBRA>
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1880OBJETO DE ESTE ESCRITO
Se esta formando una atmésfera malsana en derredor
de la sentencia que el Presidente de Estados Unidos pro-
nuncid, definiendo nuestra prolongada cuestion de limites
con la Repiblica del Paraguay.
Propdlase sordamente que el juez arbiiro procedié de
lijero, sin estudiar 4 fondo los tttulos y documentos pre-
sentados por la Repiiblica Argentina; y tal vez rigiéndose
solamente por el tratado imperfeccionado de 15 de Julio
de 1852.
Si estas vociferaciones vagas é inconscientes, esparcidas
sin personalidad responsable, llegaran & tomar cuerpo,
hasta convertirse en preocupacion general, no hay duda
que habrian de infligir dafio considerable 4 intereses de
primera magnitud, que conviene resguardar con esmero.
Debilitariase la fé en el resorte bienhechor del arbitra-
mento, desde que se amenguara el prestigio y la autoridad
que corresponden al laudo que pronuncié el primer ma-
gistrado de la gran Reptiblica; y de rechazo, brotaria un
sentimiento de ninguna manera propicio para el cultivo
y sostenido fomento de nuestras buenas relaciones con el
Paraguay.
Bajo la influencia de estas previsiones, nos proponemos
demostrar que el fallo de Mr. Hayes, se funda en el exd-
men de titulos y documentos anteriores 4 1810, exhibidos
por las partes contendientes.—he
Como iésis complementaria de nuestro pensamiento,
manifestaremos tambien que el plenipolenciario argen-
tino Sr. D. Manuel R. Garcia, llend su delicada comision
de la manera mas cumplida y honorable, en un grado
superior al que generalmente imaginan los que no han
consagrado 4 la materia un estudio especial.
Pensamos que al poner en ejecucion este designio, he-
mos de prestar 4 la causa piblica un servicio modesto,
pero de incontestable utilidad.
Buenos Aires, Julio 15 de 1880.CUESTION DE LIMITES
Cuestiones de este género no pueden ser comprendidas con
exactitud, ni destacarse en lineamientos correctos, que revelen
Ja imagen severa de la verdad, si no se cuida ante todo de fijar
antecedentes indispensables, con claridad y parsimonia, pero
observando en la relacion de los hechos la mas escrupulosa
fidelidad.
Una cuestion de limites que se define en Sud-América, des-
pues de una prolongada contienda, es una solucion que por mas
simple que aparezca en la tiltima forma que ha recibido de la
accion diplomatica, entraia sin embargo como hecho histdrico,
una grande complejidad de elementos, cuyo estudio y compren-
sion cabal demandan trabajos especiales, concentracion intensa
del espiritu de examen, y un fondo de imparcialidad, de recti-
tud y de probidad, que se mantenga siempre en el mas alto
nivel.
Convencidos de la trascendental utilidad de este método, va-
mos 4 entrar desde luego en Ja esposicion suscinta de algunos
antecedentes.
Existe en el Paraguay desde muy antiguo, la conviccion pro-
fundamente arraigada de que para asegurar la integridad de su
territorio y garantir el sosegado curso de la vida normal de sus—6=—
habitantes, no le era bastante ejercer dominio en la ribera
oriental del rio Paraguay, sind que le era preciso estenderlo
tambien 4 la otra orilla. Este sentimiento tan ahincada como in-
yariablemente sostenido, se revela en todas las faces de su des-
envolvimiento, y 4 través de las peripecias y sacudimientos que
ha esperimentado, pudiendo decirse que constituye uno de los
rasgos caracieristicos mejor determinados de su existencia so-
cial.
La causa generadora de un hecho tan culminante, reside, 4
nuestro ver, en las condiciones especiales de posicion geogra-
fica, de topografia, y de vecindad, que han dado al estado social
del Paraguay un modo de ser que le es peculiar, y que por lo
mismo que emanan de la naturaleza de las cosas, han debido
esas condiciones de cardcter permanente, inspirar 4 sus gober-
nantes, 4 sus estadistas y hombres publicos, una politica ade-
euada, y 4 la masa del pueblo una facil propension a seguirla.
En efecto, el Paraguay soporté desde su orfgen una série in-
cesante de luchas y de fatigas, para protejerse contra las devas-
tadoras incursiones de los salvajes del Chaco, y contra las ab-
sorventes y aun mas temidas invasiones de los portugueses. Su
vida, puede decirse, fué un continuo batallar. Hasta los misio-
neros jesuitas se persuadieron desde muy temprano que para
protejer sus estensas reducciones, les era indispensable acudir
al empleo de la fuerza y al ejercicio de una vijilancia que nunca
se adormecia, y que indudablemente pecaba de recelosa y hu-
rafia para con los estraios que acertaban 4 penetrar por ahi.
Las milicias guaranies, bajo la severa y atinada direccion del
réjimen jesuitico, legaron 4 cobrar merecida fama, por valientes
y aguerridas. Y por lo que respecta 4 su sistema de adminis-
tracion esclusivista, nadie puede dudar de que tendian los jesui-
tas al dominio aislante, evitando con dnimo deliberado y siste-
mitico toda ingerencia de autoridad estrata, de donde quiera
que procediese.