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LOS SABIOS MALDITOS

SACERDOCIO
Y
HERMANDADES ESOTÉRICAS

RESEÑA

Por:
Pedro Gómez Arango
Arquitecto
Profesor contratista, Escuela de Arquitectura
Universidad del Valle, Cali
pedro.gomezar@gmail.com

Oannes o Uanna, representado aquí con su gorro en forma fálica o de hongo, era un ser mitológico,
probablemente un Apkallu o un Annedoti; espíritus creados por Enki. Supuestamente un “semidiós”,
mitad pez mitad humano, de las culturas sumeria, caldea y babilonia. Cuentan que apareció en el golfo
Pérsico; hablaba con los hombres y les enseñó buenos modales, letras, matemáticas, arquitectura,
agricultura, jurisprudencia, geometría. En resumen, todo lo que significa la “civilización”. Se muestran
como grandes benefactores, pero en realidad, en historias como esta, comunes entre los pueblos que han
sido “esclavizados”, encontramos el origen de los Sabios Malditos. Cualquier semejanza con los
“misioneros” de hoy puede parecer coincidencia. En la mitología muisca el “maestro” fue Bochica; entre
los mayas, Quetzalcóatl; los incas lo llamaron Viracocha; para los antiguos egipcios, Horus.

Imagen - eastiseverywhere.tumblr.com

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LOS SABIOS MALDITOS, SACERDOCIO Y HERMANDADES ESOTÉRICAS,

es un ensayo crítico y resumido sobre la historia de la civilización y la corrupción del

poder desde sus orígenes hasta el día de hoy, presentando argumentos que desafían las

versiones oficiales de la historia.

PREHISTORIA

Paleolítico………….2.8 Ma a 12.000 a E.C.

....................................

CIVILIZACIÓN

Mesolítico……..............12.000 a 7.000 a E.C.


Neolítico………..……….7.000 a 4.000 a E.C.
Edad de los Metales…....4.000 a 2.000 a E.C.
……………………………….……….hasta hoy

El recorrido propuesto se inicia en una época de grandes cambios climáticos en el

planeta, que es considerada como el final del periodo Paleolítico, aunque aún hoy

continúan existiendo tribus en los cinco continentes, que tienen tradición oral y siguen

teniendo la misma forma de vida nómada de recolectores cazadores y pescadores de

entonces, manteniendo una relación con la naturaleza, no de dominio y explotación,

sino de respeto y armonía; pero además, con un conocimiento de ella, especialmente sus

chamanes, que hace palidecer de envidia a los doctores de la ciencia.

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Hace aproximadamente 12.000 años, a comienzos del periodo Mesolítico, empieza a

generarse además, un cambio dramático y progresivo: la mayoría de las sociedades

humanas que eran predominantemente matrilineales de cooperación, fueron convertidas

mediante el engaño y la fuerza, en sociedades patrilineales de dominación, y con ello se

inicia el proceso de lo que conocemos como “civilización”.

A partir del año 7000 a. E.C. aparecen los primeros vestigios de cultivos planificados en la Media Luna
Fértil; en el subcontinente indio, en lo que hoy es Pakistán; en China; en Nueva Guinea y en Indoamérica.

Imagen - antikforever.com

Los tan cacareados “logros” de esta revolución: la creación de las ciudades y el

concepto de Estado, las religiones, la comunicación escrita y la agricultura entre otros,

no surgieron como una necesidad intrínseca del ser humano, ni son la consecuencia

inevitable de la “evolución”, ni obedecen a una motivación filantrópica y altruista, como

se han querido mostrar, sino por el contrario, son el resultado de una degeneración de un

sector del chamanismo, convertidos en “elites” sacerdotales y hermandades esotéricas,

revestidas de solemnidad y sacralidad para hacerse intocables, y cuya principal

característica ha sido: la erudición, el egoísmo, el secretismo y la codicia.

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Brujos psicópatas y depredadores espirituales, escudados en sociedades secretas y

comunidades religiosas, que han usado su poder sin escrúpulo para someter y esclavizar

al ser humano. Basados en un asombroso conocimiento, pero usado de una manera

perversa, han creado graves desequilibrios sociales, energéticos y ambientales,

generando estructuras y sistemas voraces insostenibles; verdaderos monstruos.

Restos del Zigurat de Ur, Sumeria (Irak), siglo XXI a. E.C.


Desde el inicio de la “civilización”, la arquitectura como la religión, han sido un instrumento del poder,
un medio para la manipulación y opresión de las masas.

Imagen - sites.google.com

Quedan así plantados los cimientos deformes de una sociedad que ha logrado un

extraordinario desarrollo económico, tecnológico e industrial y al mismo tiempo el más

miserable estado de subdesarrollo ético y espiritual; por eso, todas las grandes

civilizaciones del pasado han colapsado estrepitosamente, desapareciendo en forma

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misteriosa y dejando a su paso los escombros, a menudo, obras impresionantes e

inexplicables desde nuestra estrecha visión racionalista y materialista.

La imagen que ilustra el pasaje bíblico de la tradición judío-cristiana, en la que Adán y Eva fueron
expulsados del Paraíso por haber comido “El Fruto Prohibido del Árbol del Conocimiento”, representa
entre otras cosas, las tres medidas que fueron tomadas por “élites” sacerdotales y sociedades secretas
iniciáticas masculinas, para degradar y someter a la humanidad. Fue el inicio de la “civilización”, de la
esclavitud, que en un principio se basó en la separación del ser humano de la naturaleza para
desorientarlo; la supresión del conocimiento para tenerlo en la ignorancia, y la represión de la energía
sexual que fue canalizada hacia el trabajo, la agresividad, la guerra. El símbolo del dólar “$” es un
mensaje subliminal que recuerda esta perversa historia. El impulso natural por superar la frustración y
recuperar lo negado, prohibido y reprimido, es lo que nos hace tan “productivos”. He aquí también el
origen de la ansiedad y la neurosis que caracteriza a todos los pueblos “civilizados” de la Tierra.

Imagen - www.webislam.com

Después de ser expulsados del paraíso y cortada la unión con nuestro origen natural,

nos han cambiado un escenario de responsabilidad, de autocontrol, de respeto y

entendimiento, por otro de terrorismo, de prohibiciones, de vandalismo y de

embrutecimiento colectivo. Nos han cambiado un modelo de cooperación y libertad, por

un modelo de dominación y esclavitud; nos han cambiado la vida en armonía con la

naturaleza, por la violación y el saqueo a la naturaleza; nos han cambiado la poesía, por

el sofisma de la ciencia; en pocas palabras, nos han cambiado nuestro derecho

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inalienable a ser copartícipes en el drama y a mantener la memoria viva del mundo, por

los pedazos rotos y manipulados de la “historia”; por las guerras y la neurosis, y si no

reaccionamos a tiempo, por la destrucción del planeta.

Empezando por el Génesis Bíblico, la cultura occidental se ha fundado, además del

egoísmo, la hipocresía, la ignorancia y la seducción, en promover el sufrimiento y el

temor; de allí que el símbolo de la cristiandad sea una máquina de tortura. Un hombre

clavado en una cruz.

No es por casualidad que la primera letra del alfabeto hebreo sea “Alep”, que

representa una cabeza de buey con un yugo, y la última letra sea “Taw”, una cruz;

signos fáciles de reconocer en el alfabeto antiguo, usado hasta la época del rey David,

porque después del exilio en Babilonia comenzó a escribirse en forma más cuadrada y

los pictogramas ya no son tan reconocibles. Aunque tengan distinta apariencia, las

mismas letras y el mismo significado están también en muchos otros alfabetos, entre

ellos el griego y el latino.

El abyad o alef bet (alfabeto hebreo) antiguo,


muy semejante al fenicio y al arameo arcaico.

Imagen - www.ancientscripts.com

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Hubo un tiempo, al inicio de la “civilización”, en el que todos los valores fueron

completamente invertidos: el buey, que antiguamente era considerado un animal

sagrado, fue convertido en esclavo y mercancía, y la cruz, que originalmente era un

símbolo sexual que recordaba el placer y el amor a la vida, pasó a representar el dolor y

el temor a la muerte. Desde entonces el trabajo y el sufrimiento han sido considerados

una virtud.

Una de las formas más eficaces de dominio y desorientación lo constituye la

adopción del Calendario Gregoriano para regir el mundo; un calendario artificial y

arbitrario, creado e impuesto en 1582 por el papa Gregorio XIII, y que se caracteriza por

no tener nada que ver con los ciclos naturales de la vida ni con nada en el Universo.

El sacerdote jesuita y astrónomo alemán Christopher Clavius, junto con el médico

italiano Luis Lulio, fueron las figuras más destacadas de la Comisión del Calendario.

Las elites esclavistas que nos gobiernan, esas mafias con carnet que en un pasado

lejano dieron origen a las grandes religiones, son las mismas que deciden hoy cuánto

vale nuestro trabajo y todo lo que producimos; las que dicen que debemos desear o

rechazar y que lo aprovechan con sutileza y maestría pero a veces también con violencia

y terrorismo, todas sus estructuras de poder: la religión, el sistema financiero, los

sistemas de salud, las empresas aseguradoras, el sistema educativo, la industria

alimenticia, los medios de comunicación masiva, la publicidad, la industria del

entretenimiento, la industria armamentista, los servicios de inteligencia y los gobiernos.

Además, han descontextualizado y prostituido el uso de plantas sagradas, común a todos

los pueblos desde la memoria de los tiempos, para convertirlas en vulgares drogas y de

paso las han prohibido para quedarse con las utilidades del más perverso y monumental

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negocio jamás creado por el hombre; por eso, no es de extrañar que entre más se

persigue, más crece y más rentable resulta el negocio.

El Calendario Gregoriano (1582), con la imagen del


papa Gregorio XIII.

Grigori, del griego egr goroi, significa observadores o vigilantes, también conocidos como hijos de
Elohim; un grupo de ángeles caídos de la mitología judeocristiana mencionados en algunos textos
apócrifos Bíblicos y en el Génesis.

El papa Gregorio XIII, patrono de los jesuitas y promotor de este calendario solar masculino,
irónicamente lleva en su nombre el número “13”, tan mal reputado; quizá para recordarnos los meses del
calendario lunar femenino que ha sido relegado al olvido en el mundo occidental.

Imagen - bibliostoria.wordpress.com

La corrupción, no es la consecuencia del sistema social y económico del mundo

“civilizado”, sino su esencia y su estructura fundamental, que en última instancia y

apoyada en la religión, lo que busca es envilecer al ser humano por una parte, y por la

otra, maximizar las utilidades sin importar el costo social y ambiental. El alma de

nuestra sociedad es el dinero y la complejidad del sistema económico y financiero es,

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desde la época de los Sacerdotes Banqueros, solo una máscara para ocultar una de las

estructuras sociales más alienantes y depravadas que la humanidad haya conocido

jamás.

A pesar de ser otro de los productos tóxicos que nos ha legado la “civilización”, y de

ser un modelo corrupto y alienante, muchos fervorosos votantes creen que la

democracia es un buen sistema de organización social, sin tener la menor idea de lo que

significa, asumiendo de entrada que el ser humano no puede gobernarse a sí mismo y

debe delegar su poder y responsabilidad en otros; sin embargo, conviene dar una mirada

a la etimología de la palabreja, para descubrir entre líneas los rastros de quienes la

inventaron, y ver como una traducción intencionalmente errónea, ha mantenido

confundida y frustrada a la plebe durante siglos.

El término “democracia” proviene del antiguo griego (δημοκρατία) y fue acuñado en

Atenas en el siglo V a. E.C. a partir de los vocablos δῆμος «demos», la misma raíz de

demonios, cuyo origen, según algunos estudiosos, podría ser un neologismo derivado de

la fusión de las palabras demiurgos y geomoros, que eran junto con los eupátridas o

nobles, las tres clases sociales en las que Teseo dividió la población libre de Ática; los

otros eran los metecos o extranjeros, los esclavos o ilotas y las mujeres; y la palabra

κράτος «krátos», que puede traducirse como «fuerza», «poder», «dominio».

Democracia significa textualmente «dominio de los demiurgos». Nos dicen también que

estos eran una minoría, conocida como “artesanos libres”, los únicos que podían votar,

y representaban el 10% de la sociedad ateniense. Después el traductor, con un toque de

ironía, igualó a los “artesanos libres” con el “pueblo”; nada más lejano de la verdad; y

desde entonces los profanos se han tragado el cuento de que la democracia es el

“gobierno del pueblo”.

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Los “artesanos libres”, son los mismos que hoy conocemos como “freemasones”,

término que proviene de la unión de las palabras: “free” que en ingles significa “libre” y

“masón” que viene del francés “maçon” y significa “albañil”; también un artesano. Las

mismas hermandades esotéricas con diferentes nombres que han estado detrás del poder

desde el inicio de la “civilización” hasta nuestros días.

Entre los temas tratados en este trabajo podemos citar: la religiones y los libros

sagrados; el alejamiento del ser humano de la naturaleza; la prohibición y

estigmatización de plantas y setas consideradas sagradas y fuente de conocimiento y

espiritualidad por todos los pueblos antiguos, para ser convertidas en vulgares drogas y

mercancía; la represión de la energía sexual que ha sido canalizada hacia el trabajo y la

agresividad; el culto al egoísmo; la implantación del dinero, el sistema bancario y las

crisis financieras; la contaminación ambiental; la manipulación de las masas; los

servicios de inteligencia; y otros.

El hilo que une todos estos hechos “históricos”, es la presencia oculta, de

hermandades esotéricas laicas o religiosas, verdaderas mafias, disfrazadas de

organizaciones filantrópicas o de instituciones de caridad, que siempre han posado

como grandes benefactoras de la humanidad.

No existe ningún modelo o sistema de organización social que sea perfecto, como no

existe nada que sea perfecto en el Universo; sin embargo, a lo largo de la existencia del

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ser humano, se pueden contar 2.8 millones de años de vida en libertad y armonía con la

Naturaleza y los últimos 12 mil años de corrupción, de explotación, de desequilibrio, de

esclavitud, y de barbarie. No es por casualidad, que en la memoria colectiva del mundo

“envilecido” exista el recuerdo de haber vivido en un Jardín Idílico.

La información recogida y presentada en el libro, es solo una mínima parte;

podríamos decir que es como la punta de un tempano de hielo, pero suficiente para

llamar la atención e invitar a profundizar y reflexionar en asuntos, sobre los cuales gira

toda nuestra existencia y la de la mayoría de los habitantes del planeta. El mundo

“civilizado”.

Este trabajo es el resultado de una larga investigación y reflexión sobre diversos

temas y reconocidos autores, hombres y mujeres. El formato adoptado, presenta textos

cortos, máximo de una página y también imágenes, con el objeto de permitir una lectura

ágil y fácil de entender para un público amplio. Cada página contiene una información,

ya sea texto o imagen, que es completa en sí misma y que va ligada a las otras en un

orden que procura ser cronológico. Al final hay una extensa bibliografía, para quienes

deseen profundizar en su conocimiento.

Pedro Gómez Arango

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