Sie sind auf Seite 1von 20

LA CULTURA DE LA SANGRE

EN EL SIGLO DE ORO
Entre Literatura e Historia

David Garda Hernán


Miguel E Gómez Vozmediano (eds.)
© David Garda H ernán y Miguel F. Gómez Vozmediano (eds.), 2016

De la cubierta: Ramiro Domfnguez Hernanz, 2016


Imagen de la cubierta: El mtño del caballuo o Desmgaño del Mundo, de Amonio de Pereda

© Sllex11 ediciones S.L., 2016


C/ Alcalá, n.0 202. ro C. 28028 Madrid
C oNTENIDO
silex@silexediciones.com
www.silexediciones.com

ISBN: 978-84-7737-652-1
Depósito Legal: M-42277-2016
INTRODUCCIÓN . .• . .. ... ...•.... •• .. .. .. .. ...... .. . ..• ·. .. . ... .. II

Colección: Sflex Universidad


LA CULTURA DE LA SANGRE Y EL TEATRO DE SIGLO DE ORO

Impreso en España por: Nemac Comunicación, S. L. David Garda Hernán, Universidad Carlos III de Mad rid .... ... . . ... 19
(Printed in Spain)
CULTURA LITERARIA DE LA NOBLEZA

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta EN LA ESPAÑA DE CARLOS V: SUS BIBLIOTECAS

obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por José Marfa O fez Borque, Universidad Complutense Madrid .. . 45
la ley. Dirljase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o
esca.near algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 /93 372 04 97) LOS FUNDAMENTOS DE LA NOBLEZA Y LAS O FENSAS,
INFAMlAS E INJURIAS CONTRA EL LINAJ E EN LOS SIGLOS XVI Y XVII
Jesús M . Usunáriz, GIUSO. Universidad de Navarra .................. 65

H IDALGOS DE EJECUTORlA: DEL PERGAMINO A LA LITERATURA


Miguel F. Gómez Vozmediano,
Universidad Carlos III de Madrid-Archivo Histórico de la Nobleza . .. 95

"PUES ASÍ QUI SO DIOS EL MUNDO", PRIVILEGIO, SANGRE Y NOBLEZA


A TRAVÉS DE LA LITERAT URA H OMILÉTICA
Fernando Negredo d el Cerro, Universidad Carlos III de Madrid .. . 123

DE PATRIA COMÚN A LABERINTO CORTESANO . CORTE Y PRIVILEGIO EN


EL SIGLO DE O RO
Enrique Villalba, Universidad C arlos IIl de M adrid . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
QUEVEDO Y LA CULTURA DE LA NOBLEZA CARDENALES Y "NOBLEZA ECLESIÁSTICA" EN ITALIA,
Y LA SANGRE EN EL S IGLO DE ÜRO ENTRE FICCIÓN Y BIOGRAFÍA (SIGLOS XVI-XVII)
Ignacio Arellano, GRISO (Universidad de Navarra) ................ .... . 183 Fabrizio D 'Avenia, Universira degl i St ud i di Palermo ....... .... . 38
7

LOS MANDOS Y CABOS MILITARES EN LA OBRA DE LOPE DE VEGA. MESA REDONDA. LITERATURA E HISTORIA:
LA PERVIVENCIA C ULT URAL DEL LINAJE FRENTE AL MÉRITO FÓRMULAS DE APROVECHAM IENTO MUTUO .. .... .. . ... .. . .. . 421
Francisco Arroyo Martfn, Universidad Carlos III de Madrid .. .. .. .. . 201

ANTONIO ENRÍQUEZ GÓMEZ:ENTRE LA HERENCIA DE LA SANGRE


Y LA TRADICIÓN LITERARIA
Felipe B. Pedra2a Jiménez, Universidad de Castilla-La Mancha . . . . . . 245

"SALIÓ EL PRÍNCIPE CON MUCHAS JOYAS Y GALAS POR MOSTRAR


SU GRANDEZA" : EL CONCEPTO D E NOBLEZA EN LOS COMENTARIOS
DEL DESENGAÑADO DE SI MISMO, DE DIEGO DUQUE DE ESTRADA
Oana Andreia Sambrian, Academia Rumana,
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (Craiova)...... .. .. . . .. . 269

DEBER DE SANGRE, RIGOR ESTOICO Y CRÍTICA POLÍTICA EN


TI-/E REVENGE OF BUSSY DAMBOJS, (I6IO), DE GEORGE CHAPMAN
Adolfo Carrasco Martfnez, Universidad de Valladolid.................. 291

LINAJE Y TEATRO: 'ARAUCO DOMADO' DE LOPE DE VEGA


COMO COMEDIA D E PROPAGANDA NOBILIARIA
Carlos Mata Induráin, GRISO-Universidad de Navarra . .. .. ..... ... ... ··325

SANGRE Y ESTIRPE AL OTRO LADO DEL ATLÁNTICO: LA HISTORIA


DE LOS AMORES DE CARILAB Y ROCAMILA, UN RELATO CONTENIDO
EN LA CRÓN ICA RESTAURACION DE LA IMPERIAL Y CONVERSION
DE LAS ALMAS INFIELES, DE J UAN DE BARRENECHEA Y ALBIS
Miguel Donoso Rodrfguez, Universidad de los Andes
(Santiago de Chile)..................... ... ... ...................... .. ...... 349

LA CULTURA DE LA SANGRE EN LA VIDA Y EN LA


OBRA D EL INCA GARCILASO DE LA VEGA
Rudy C hauler, Universiré de Franche-Comré (ISTA-EA4ou) .. .369
DEBER DE SANGRE, RIGOR ESTOICO Y CRITICA POLlTICA
EN THE REVENGE OF BUSSY D'AMBOIS (1610),
DE GEORGE CHAPMAN*

Adolfo Carrasco Martínez


Universidad de Valladolid

La crítica literaria y la historia de la literatura han sostenido una irregular


relación con George Chapman (1559?-I634). Poeta oscuro y difícil', pres-
tigioso traductor de Homero, como dramaturgo ha tenido que cargar
con la etiqueta de autor "filosófico", poco preocupado por la acción y
por la caracterización psicológica de sus personajes. O lvidado en el si-
glo XVIII, solo se produjo en el XIX una recuperación parcial que lo re-
legó a la segunda fila del panteón literario por lo fatigoso que resultaba,
simplemente, entenderle. Con todo, se han olvidado demasiado tiempo
dos circunstancias que, cuanto menos, cuestionan el juicio mayoritario:
por un lado, el hecho de que sus tragedias gozaron de un notable éxito
de público en su tiempo y, además, sus colegas del mundo teatral y de las
letras en general le respetaron y admi raron.

· Este trabajo es uno de los resultados del Proyecto de Investigación M!NECO


HAR2o12·3756o-Col·Ol.
1
" ••• an author so obscure and difficult as Chapman ... ", Carta de Algernon Charles Swin-

burne al editor Richard Shepherd, en julio de 1874, cit. por Gerald Snare, Tbe Mystification
oJGeorge Cbapman, Durham (Carolina del Norte), Duke University Press, 1989, p. 10. Es
significativo que Chapman no aparaca en la reconocida recopilación Tbe Norto11 Antbology
ofEnglisb Literature. Debe recordarse que el velo de oscuridad que ha cubierto a Chapman
arranca de su supuesta vinculación a la misteriosa Scbool of Nigbt, cuya existencia nunca ha
podido ser demostrada fehacientemente. Dentro de este circulo donde esrarfan \X/alter Ra-
leigh y Christopher Marlowe, se cultivarla desde el atefsmo al ocultismo. Un buen resumen
sobre las opiniones académicas y literarias vertidas sobre la Scbool ofNigbt, en Lindsay Ann
Reid, "The specrre of the School of Night: former scholarly fi crions and the stuff of Aca-
demic fi ctions", en Cbristopber Marlowe: identities, tl'flditiom, afterlives, monográfico de Ear/y
Modem Litermy Studies, 23 (2014), https://exrra.shu.ac.uk/emls/journal/index.php/emls/arti-
cle/view/¡82 [consultado el 21.02.2016].

29 1
Otro hecho que ha condicionado la opinión sobre Chapman es el se reivindicaba su capacidad teatral, se reconocía que ésta no había ren-
cúmulo de contradicciones que cubre su vida. Lo poco que conocemos dido los frutos que podría haber dado precisamente por la interferencia
de él se limita a las vicisitudes de sus estrenos, sus publicaciones y, sobre de su fuerte compromiso filosófico. Se ha llegado a escribir que el im-
todo, los problemas económicos que nunca le abandonaron, derivados de pulso teatral de Chapman, vigoroso en los primeros afios de su carrera!,
su poca suerte para conseguir protectores y, cuando los logró, por lo poco declinó al compás de su supuesta intención por adaptar los preceptos
que le duraron. Perteneció al círculo del segundo conde de Essex (ejecuta- de la ética estoica al lenguaje dramático; es decir, su propósito de reali-
do por alta traición en 16or) y luego entró en la corte literaria del príncipe zar una rigurosa proyección de las esencias de la vieja Stoa chocaba con
Enrique Federico, como sucedió con buena parte de los que antes habían los mismos principios de la tragedia6• En consecuencia, muchos de los
estado en torno a Robert Devereux. Pero es que posteriormente, cuando análisis de sus tragedias han girado en torno a la evaluación del grado de
mu rió en 1612 el príncipe, se acercó, y mucho, a Robert Carr, conde de estoicismo que podía encontrarse en ellas, esto es, problematizando la in-
Somerset, efímero favorito de Jacobo I y, en contra de todo sentido prác- tención moral con la construcción dramática7 • Quizá por el agotamiento
tico, se mantuvo a su lado una vez que éste cayó en desgracia. A falta de de este esquema interpretativo, el último decenio ha visto cómo se abría
una documentación suficiente y vistas sus peripecias personales, aun de el campo hacia posibles lecturas de sus tragedias en clave política•. En
forma superficial, hemos de suponer que Chapman entendía la relación todo caso, George Chapman ha seguido siendo considerado, por encima
entre patrono y autor de una forma muy particular, como quizá se pueda de cualquier otra cosa, un moralista antes que un dramaturgo puro (o un
colegir de los reflejos de estas vicisitudes biográficas en su propia produc- dramaturgo que no desarrolló todas sus potencialidades por empefiarse
ción literaria2• Para afiadir neblina a su figura, casi nada sabemos de él en divulgar sus ideas morales)' .
desde mediados de los afios veinte hasta su muerte en 1634.
1
Con todos los condicionamientos mencionados, y seguramente por el Frederick S. Boas, A11 i11troduction to Stuttrt dmmtt, Oxford, Oxford University Press, 1969
(!946), pp. 13 -28.
reto que suponía la atribución de oscuridad y densidad filosófica, fueron 6
John W illiam W ieler, George Cbnpmttll. Tbe effict ofstoicimz upon bis tmgedies, N ueva York,
A. C. SwinburneJ y luego T. S. Elio~ quienes llamaron la atención sobre Octagon Books, 1969 [1949], p. 17. Al indicar que el problema de Chapman reside en la
confro.ntación de las ideas estoicas con la técnica dramática, W ieler estaba reflejando una
Chapman. A partir de ellos y a lo largo del siglo xx, terminó la margina- polém1ca que se planteó en corno a 16oo acerca de la doble condición de Séneca como autor
de tragedias y co~o .filósofo estoico. Los humanis~as de entonces, filó logos de profesión y
ción y el dramaturgo empezó a interesar, eso sí, bajo el estrecho prisma filósofos por conviCCIÓn, fueron plenamente conscientes de la distancia que mediaba entre
de la potente presencia de las doctrinas estoicas en su obra. El acuerdo una la truculenta dramaturgia sene.q~i.ana y las ideas de sus diálogos o sus cartas a Lucilio y,
de hecho, llegó a plantearse la pos1b1hdad de que se tratara de dos autores distintos. Fue el
en torno a un George Chapman estoico que habría puesto su inventiva jesuita flamenco de. origen castellano,. Marrfn Antonio del Río, quien asumió la fij ación del
corpus de las rraged1as realmente escnras por Séneca, en Mttrtini Antonii Delrii, ex Societttte
dramatúrgica al servicio de la divulgación de una concreta visión ética se lem~ Sy~lftt~mtt.trttgoedine (ntintte in h·~s partes 1i~tinctum quid i11 iisdem continentur, sequens
convirtió en un lugar común de la crítica, hasta el punto de que, si bien pttgmtt md1cttbzt, Anmerp1ae, ex officma Plannmana, apud Viduam et Ioannem Moretum,
1593, 2 vols.
7
Frente a esta corriente mayorit~ria que h~ dado. por s~nrado que el estoicismo de Chapman
2 Acerca de la presencia en las obras de Chapman de su propia vida y su personalidad, véase es el gran asunto de esta tr.agedl~.' ha hab1do qu1en ha Impugnado la totalidad del postulado.
Robert K. Presson, "W'resding with chis world: a view of George Chapman", Proceedings of Es el caso de Suzanne F. K1stler, «Suange and far-removed shores••: A reconsideration of Tbe
Modmz Lmzguttge Amcintion, 8/r (1969), pp. 44-50. . Revenge ?fBussy D'Ambois", .Studies_in Pbilology, nh (1980}, pp. 128-144· Una interpretación
J Algernon Charles Swinburne, George Cbttpmttn. A criticttl essny, Londres, C hatto and W mdus, q ue mama la lectura canómca estOJzante de la obra, entendiéndola como un intento realista
de presentar allfmice la dificultad de afi rmar la fortaleza moral frente a las propias debilida-
1875·
•Véase Steven Manhews, "T. S. Eliot's Chapman: «metaphysicah• poetry and beyond",Joumttl des,.es la de Alexander Leggatt, "T he traged)' of C lermont D'Ambois", Tbe Modem Lmzgunge
ofModem Litemtrm, 29/4 (2oo6) , pp. 22-43. Una conferencia inédita de Eliot sobre Chap- Revmu, 77/3 (1982), pp. 524-536.
8
man, pronunciada en la Universidad de Cambridge el 8 de noviembre de 1924, apareció en Shona Mclntosh, Court/y mirrors: tbe politics ofCbttpmttn's drama, tesis doctoral inédita leída
Tbe Nezu York Reviezu ofBooks, número del7 de noviembre de 2013 como adelanto de la nueva en la Universidad de G lasgow en noviembre de 2008 (hnp://theses.gla.ac.uk/726/, consul-
edición de los trabajos en prosa de Eliot debida a Anthony Cuda and Ronald Schuchard y tada el27.01.2016)
9
que ha sido publicada en 2015 por la Johns Hopkins University Press (http://www.nybooks. Shona Mclntosh, "Recent Studies in George C hapman (1975-2009) ", Englisb Litemture Re-
com/anicles/2013111lo7/neglecced-aspecc-chapman/). llttissttnce, 41/r (2ou), pp. 219-244.

292 293
í
1

1 teniendo en cuenta la totalidad de la producción chapmaniana. The Re-


Este ensayo tiene en cuenta todas las aportaciones de la crítica sobre
las tragedias de C hapman. A partir de ahí, la propuesta consiste en rein- 1 venge propone un conflicto confluente en el personaje de Clermont, en
terpretarlas como productos complejos que despliegan diversos problemas el que entran en juego tres fuerzas que tensan la cultura inglesa coetánea.
1 Me refiero a: r) la vigencia del código del honor caballeresco, incluido el
entrelazados, sin limitar su sentido a uno solo y cuyo valor para la historia
de la cultura consiste en que, a la vez, toman del contexto político y cultural l derecho a la violencia privada para restituirlo, cuando aún estaba fresca
determinadas cuestiones conflictivas y las colocan delante del espectador. la imagen del conde de Essex en el cadalso"; 2) la elección del estoicismo
1
Las tragedias de C hapman (y lo mismo valdría decir sobre el teatro en ge- como norma de conducta de la verdadera nobleza y su proyección en la
neral desde la óptica historiográfica) no son solo reflejo de una coyuntura o
1 esfera política, una vez que se había asentado en la Isla esa Stoa reverdeci-
consecuencia de la misma, sino que plantean consciente e implícitamente 1
da a través de las obras del flamenco Justo Lipsio y el francés Guillaume
esos asuntos que preocupan y se integran en el debate y el conflicto del du Vair"; y 3) el asentamiento de la autoridad del nuevo rey escocés y su
1
momento. Por eso son legibles por los contemporáneos y atraen la atención confrontación con otras fuerzas de la política inglesa (nobleza, puritanis-
del público. Tal manera de entender la obra teatral no debe olvidar, sin 1 mo) por diferencias en torno a las fi nanzas públicas, la religión , la polí-
embargo, su misma naturaleza como creación de autor concreto que persi- tica internacional y, sobre todo, la naturaleza de las leyes y de la misma
1
gue con el estreno intereses propios, sean económicos, de prestigio, simple- soberanía14 • No se trata simplemente de detectar los indicios de estos tres
1
mente literarios u otros igualmente personales. Dicho de otra forma, no es asuntos de naturaleza política y cultu ral en la obra de Chapman, sino, en
acertado acercarse al teatro en busca de evidencias sobre el funcionamiento sentido inverso, colocar la obra en medio de ellos. Conviene no partir del
1
de la política, sobre la teoría del poder, el papel social de la nobleza u otros apriorismo de que Chapman escribiera The Revenge como una respuesta
1
aspectos históricos, porque los espectáculos escénicos no persiguen en sí Routledge, 1910, p. 571.
Mervy~ James, 'Ata crossroa.ds ?f the political culture: che Essex revolt, 1601", en fdem, Soci-
11
estas cuestiones (o al menos no hemos de presuponer que todas las obras 1
ety. polrtrcs, and culture. Studres m Early Modem England, Cambridge, Cambridge University
lo pretenden). Afloran elementos de ese tipo, como otros dramáticos, en la 1 Press, 1986, pp. 416-465 .
' En 1610, 7uando Chapman es~r!be Tbe Revenge, ya llevaban tiempo traducidas al inglés las
1
medida en que el autor trabaja con ellos, los critica o los defiende, porque o~ra~ semmal~s _del nuevo est?1c1smo, como Tiuo books of. comtancie, written in latín by fustus
le son cercanos, del mismo modo que sucede con su potencial audiencia. Ltpsms: contammg, pr~nctpallre, a comforMble conference 111 common calamities, and ruill serve
for a_ungular comolaflon to all tbat are prívate/y distressed or a./flicted, eitber in body or mind.
Lo que se dilucida en las tablas es la percepción del poder, de los conflictos Eng!ts?ed by Ioim Stra11ing, g_entleman, ~ondres.' Richard Iohnes,1594; y la obra de Guillaume
du Va1r, The moralplnlosof!bte of~be Stotcks. wmten in Frencb and Englisbed [by Tbomas james]
sociales, de los valores10 • Teniendo en cuenta esto, que el autor se pone en for tbe benefits oftbem wlncb are tg~wrant oftbattongue, Londres, Felix Kingston para T homas
contacto con sus espectadores o lectores sobre el eje de las percepciones Man, 1598. Adem.ás, se sabe que c1rculaban mucho en Inglaterra las obras originales, en lat!n
y fra ncés, respectivamente. En cuanto a las fuentes estoicas, junto con las ediciones latinas
del mundo, es cómo el historiador puede salvar la brecha entre la creación habla traducciones de al~unas obras, entre o_cras: Tbe woorke oftbe excellelltpbilosopber Luciu;
Annaeus Seneca, concemmg benejjtmg, tbat ts too say tbe doing, receiving and requyring ofgood
literaria y la vida en un determinado momento del pasado. Esta es la sutura tt~rnes,tramlated out of. Latín by Artlmr Go(ding, John Day, 1578; Tbe manuell of Epictehts,
que puede restañar la herida abierta por el paso del tiempo. tnwslated out ofGreek mto French, and noru 111to Englisb, conferred with t1vo Latine tramlatiom
Here unto are mmexed amtoftltions and also the apotbegs oftbe same authOil by lames Sanford.
Para ello me centraré en The Revenge of Bussy D'Ambois, escrita y re- L~ndres, ~· _Bynne~an para Leonard Maylard, 1567. As!, aunque aún no habla aparecido la
pn.~e ra edJcJón en mglés de las obras completas de Séneca (la de Thom as Lodge, en Londres,
presentada a finales de r610 o comienzos de r6n y publicada en 1613", W1l~J ~m Stansby, 1614), b:-sada en la de L_ipsio de 1605, ~e certifica la amplia difusión del
esro•c~smo en G ran ~retana, como lo cemflca la producciÓn propia, com o el famoso libro
10 Esta refl exión fue planteada por Blair \'V'orden, "Favoritos en la escena inglesa", en J. H. de qu1en fu e denommado _por. sus contemporáneos el Englisb Seneca, el obispo Joseph Hall.
Ellion y L. Brockliss, El mtmdo de los validos, Madrid, Taurus, 1999 (1990). PP· ~29-2,0. En Characters of vertues and vtces 111 truo books, ~on~res, M: Ich!or Bradwo?d para Eleazar Edgar
la misma línea, aunque con un sentido más general como metodol?g!a ~e uat~.m1ent? de los Y Samuel. Marham, 1608. Véase \'V'. Lee UsCJck, C hangmg 1deals of anstocratic carácter and
textos de pensamiento o literarios, el importante art!culo de Quentm Skmner, Meanmg and u conduct 111 Seventeenth-Century Englad", Modem Pbilology, XXX (1932-33), pp. 147 •166.
Understand ing in the History of Ideas", Hilfory and T~uo1y, 811 (1969), pp. ,.53 .. U n bue~ resumen del choque de Jacobo 1 con los Comunes durante el primer parlamento
11 Se siguen aceptando estas fechas que fueron establecidas por Thomas Marc Parrott, No- d e su remado (1604·1610), en Barry Coward, Tbe Stuart Age. England, IÓ03- 1714, Londres y
Nueva York, 2012 (1980), pp. 110-120.
testo Tbe Revenge of Brmy D'Ambois" en su edición de Tbe tragedies ofCbapman, Londres,

294 295
concreta a uno u otro problema de su tiempo, ni lo espera su audiencia. audiencia. Sería mejor hablar de teatro social, en tanto su intención es la
Estamos, pues, ante una situación político-cultural compleja y, como no de poner en escena el conflicto múltiple que un noble (cualquiera de los
podía ser de otra manera, el teatro es propicio a expresar esa complejidad contemporáneos), irremediablemente, está abocado a experimentar entre
más allá de que sea posible fijarlo como causa o como consecuencia, por- la identidad heredada, su elección personal y el juego político.
que es ambas cosas al mismo tiempo. Así pues, la propuesta de interpre- En la primera edición impresa de la tragedia, aparecida en 1613, Cha-
tación consiste en que The Revenge no contiene un mensaje unívoco sino pman incorporó una dedicatoria a sir Thomas Howard (1587-1669),
que despliega conflictos, tensiones vividas por y a través de los personajes, perteneciente al poderoso clan familiar que esos momentos estaba des-
cuya resolución en escena es en sí polémica; eso es lo que lo que provoca plegando su poder en la corte y en el gobierno', , Este gesto evidencia
la atención del espectador. Ahí reside la viveza dramática y ahí se aloja cuánto ansiaba encontrar protección, pues se encomendaba a un Howard
también el interés de esta tragedia como fuente histórica. en 1613 alguien que no solo había dedicado obras anteriores a Essex, sino
que había estado en los últimos afios dentro del círculo del príncipe Enri-
que Federico, en torno a quien se había refugiado los antiguos sidneyanos
TRUTH Y NATURAL FICTIONS. CONSTRUCCIÓN TEATRAL Y POÉTICA y essexianos'6 y que era en esos momentos el reducto del descontento
DEL NOBLE EN CHAPMAN contra la política del rey y contra las familias impulsoras de la misma'7. El
hecho es que The Revenge fue escrita y estrenada en ese ambiente cerrado
A este efecto, es posible detectar en la tragedia de Chapman una serie de y afiorante del mundo caballeresco isabelino, compartido por nobles y
problemas relacionados con la condición nobiliaria a través de tramas y escritores alineados en la defensa del heroísmo nobiliario y la belicosidad
temas entrelazados: la defensa del honor familiar, la posibilidad de cons- anticatólica, recelosos del estilo de gobierno de Jacobo y sus colaborado-
truirse como individuo virtuoso según la doctrina estoica, la dinámica res. Sin embargo, a la hora de publicarla, recién fallecido inesperadamen-
cortesana y el juego del poder, el sometimiento a la ley civil y la amistad te el príncipe de Gales, Chapman la dirige a un vástago del linaje que
entre individuos. Todo ello se anuda en el personaje de C lermont, que representa el ideario contrario. Así las cosas, y más allá del cambio de
Chapman no dibuja como arquetipo nobiliario ni tampoco lo carga de facción por interés personal, este giro abona la idea de que C lermont, el
guiños con intención de que el público reconociese a determinados aris- protagonista de la tragedia, no fue ideado ni interpretado por la audiencia
tócratas, recurso por otra parte frecuente en los espectáculos ingleses del
momento. De una manera mucho más sutil y sinuosa, Clermont no es 15
Thomas Howard era hijo segu~do de Thomas, conde Suffolk, lord del Tesoro y uno de los
nobles más fieles a Jacobo l. El ¡oven Thomas se benefició de la posición de su familia en la
ningún noble concreto porque lo que C hapman vuelca en él son sus pro- corte Y ~ogró en 1~05 el empl~o de caballerizo mayor (master ofthe horse) del prfncipe de Ga-
pios juicios sobre la nobleza en función de sus experiencias y opiniones les, Ennque F~~enco, y también ocupó desde ese mismo año plaza en los Comunes. Os tema
esa buena posiCIÓn cuando Chapman le dedica la u agedia. La calda en desgracia de su padre
respecto a los aristócratas de su época. En este sentido, esta tragedia sí a~usado de corrupción fin anciera, no ~e arrastró, pues fu~ h~cho lord Howard de Charlton ;
VIzconde de Andover en r6zz. En el remado de Carlos I s1guiÓascendiendo, al recibir en r625
puede considerarse teatro de ideas, en cuanto a la exploración del contras- la Orden de la Jarretera y en r626 fu e creado conde de Berkshire. Ouranre la Guerra C ivil
te de valores con comportamientos, pero no lo es si como tal pensamos se mantu~o leal al rey y desem~eñó ~mpleos en la casa de Jacobo, prlncipe de Gales. Con la
RestauraciÓn enrró en el Conse¡o Pnvado, donde permaneció hasta su muerre.
La c?ntinuidad del ideario cu.hur~l y polftico del grupo de escritores y nobles que primero se
16
en una proyección literal de estos valores en las conductas, y menos aún
reumó en torno al poeta .Ph1hp Sidney y luego pasó a ser liderado por Essex ha sido explica-
si reducimos la obra a un vehículo para difundir una determinada idea de d o, enrre orros, por David Norbrook, Poeny nnd Politics in the English Reinnssnnce Oxford
Oxford Universiry Press, 2002. ' '
nobleza, estoica, y su fracaso en el mundo real del honor, de la política y 17
La imagen del circulo en torno al prfncipe Enrique Federico, como un ambienre militar de
de la corte. Chapman tenía claro que no era necesario subrayar todo eso ~uerres convicciones :aballerescas y defensoras de la fe reformada, q uedó fijada en la culrura
m~l~sa. Véas~, .por e!emplo, \'(/, H., The true picture nnd relntion of Prince Hemy, Leiden,
en la escena, sencillamente porque era obvio tanto para él como para la W1lham Chnst1an (pie de imprenra falso), r634, p. 31.

296 297
como el portador de unos determinados principios caballerescos o el sím- volúmenes separados, Seaven bookes of the Iliades y Achilles shiefdz•. Más
bolo de la contestación enaborlado por el sector nobiliario descontento. que precipitación o improvisación por sacar a la luz una traducción in-
Si la tragedia nacida en el seno de una facción tan marcada culturalmente completa, Chapman aprovechó ese momento concreto, cuando Essex,
puede reconvertirse en espejo donde mirarse un joven aristócrata alinea- recién designado earl marshall, estaba presto a salir hacia Irlanda para
do enfrente de éste, reafirma la interpretación de The Revenge como el reprimir la revuelta de Tyronne" . Chapman se dirige a un Devereux en
planteamiento de problemas concretos compartidos por toda la elite no- la cúspide de su prestigio, pero también en medio de feroces luchas cor-
biliaria en esa coyuntura, e igualmente es verosímil atribuir a C hapman la tesanas, y lo asimila al Aquiles homérico. En Seaven books, Essex es "now
intención de complejizar en lenguaje dramático las distintas dimensiones living instance of the Achilleian virtues", "president of true noblesse" ",
de esos conflictos. y en Achilles shield terminaba la dedicatoria señalando que las suyas eran
H abitualmente se ha considerado esta dedicatoria como una declara- ''Achilleian vertues"n; para Chapman, Homero había prefigurado profé-
ción sobre el sentido didáctico del texto'", por las palabras "as contayning ticamente al héroe inglés en su antecedente griego. Y eso con todas sus
matter no lesse deserving your reading and excitation to heroycalllife". consecuencias, porque Chapman era consciente de la ambigüedad de la
No obstante, la elección de la forma escénica ("scaenicall presentation") fama de Aquiles: por un lado el héroe militar admirable, pero también
como el vehículo de ese didactismo es lo que da la medida de unas in- desobediente, irreflexivo y proclive a la insurrección. En el aire dejaba el
tenciones más ambiciosas y más ambiguas de lo que en principio podría explosivo mensaje de que si los griegos habían necesitado a Aquiles, los
considerarse. Es precisamente el formato de tragedia lo que permite a ingleses necesitaban ahora a Essex, y de la misma manera, Essex quedaba
Chapman reproducir la verdad, definida en sus propias palabras como avisado de sus vulnerabilidades24 •
"the autenticall truth of eyther person or action". Lo teatral refleja la ver- Luego, en r6or, cuando Robert Devereux fue ejecutado tras el fraca-
dad de personas y acciones mediante lo que él denomina natural!fictions, so de la revuelta que lideró, la imagen del Aquiles redivivo adquirió su
esto es, los parlamentos largos, los diálogos y las acciones inventados por sentido más crudo, de la cual se aprovechó Shakespeare para su Troilo y
el autor. Es la verdad de la condición nobiliaria y de sus problemas de lo Crésida, escrita en los meses posteriores a la muerte de Essex o a princi-
que habla The Revenge, es el espectáculo trágico el vehículo eficaz para pios de 1602, que es un crítica demoledora a la visión épica de la nobleza
exponerla'9 •
No era la primera vez que Chapman había usado una dedicatoria para
expresar ideas propias y comprometidas acerca de ios nobles de su tiem- 20
~M ven bo~kes ofthe Ili11des ofHomere, prince ofpom, Londres, John Windet, 1598, que con-
tiene los hbros .1°,. 2°, y del 7° al 11°~ Achi//es sbield. Tmml~ted 11! the other seven bookes of
po. Las dos traducciones parciales de la !liada que había colocado años Homer, out oflm erghteemh booke oflfrildes, Londres, John Wmder, 1598, que es la traducción
atrás bajo la protección de Robert Devereux ya muestran que el escritor del libro 18o.
21
Paul E. J . Hammer, The polariSIItion ofElizt~bethmr politics: tlu politiml mreer of Robert De-
entendía la dedicatoria como una interpelación crítica con implicacio- vereux, second e~~rl of Essex, 1585-1593, Cambridge, Cambridge Universicy Press, 1999; Janet
D i ~ki nson , Court politics 1111d the e~~rl ofEssex, 1589-1601, Londres, Rourledge, 2012; Alexandra
nes profundas y, en cierto grado, polémicas. En 1598 decidió publicar Ga¡da, The earl of Essex and late Elizt~bethan politiml culture, Oxford, Oxford University
algunos libros no consecutivos de la !!lada, y dirigirlos a Essex en dos Press, 2012.
22
"The episde dedicaroire", Se~~ ven books, s. p.
H "The episde dedicatoire", Achi//es shield, s. p.
24
John Channing Briggs, "Chapman's SMven Bookes ofthe lli11des: mirror fo r Essex" Studies in
English Litemture, 1500-1900, 211! (1981), pp. 59-73; en este trabajo se sostiene que 'la elección
18
Alexander Leggatt, ob. cit., p. 524· de los libros de la llfild11 incluidos en los dos volúmenes fu e intencionada, del mismo modo
19 "To rhe righr, vinuous, and rruely noble knighr sirThomas Howard, ere.", en George Chap- que la versión de Ch~pm~n modifica el texto griego para enfatizar la idea de que hay una
man, The Revenge of Brmy D'Ambois A tmgedie. As it h11th beene often presented 11t the priv11te clave h omértca en la snuac1ón de la Inglaterra de Essex. Prueba de ello, explica Briggs, es que
pl11y-home in the \'Vhite-Frym, Londres, T(homas] S(nodham], 1613, s. p. El rexro de la rrage- Chapman retocó notablemente estas "audacias" de 1598 en la edición completa de la Ilf11da
dia que se ha utilizado en este estudio es el editado en 1910 por Thomas M are Parrott, ob. cit. que publicó en 1609, dedicada al prlncipe Enrique Federico.

298 299
inglesa25 • Y, más aún, es posible detectar el rastro de Essex en el también términos propagandísticos, y por ello el Consejo Privado se apresuró a
shakespeariano Coriolanus, escrito en torno a 160726 • Cayo Marcia Cario- ordenar su secuestro y encarceló al autor. El fallecido Essex, "honours
lana, el militar patricio que cuando estaba en la cúspide de la gloria por wonder, wisedoms mirror, 1 in his brave breast lived together", había ac-
haber salvado a Roma, traicionó a su patria y dirigió sus armas contra la cedido a una fama perpetua derivada de su íntegro honor ("But he is
República, ofrecía puntos de similitud con el conde de Essex, y a ello se dead, yet shall he live, 1 fame to his praise shall honor give")Jo. El poema
había referido, por ejemplo, William Barlow en un sermón predicado reivindicaba al conde como epítome del honor nobiliario, con implica-
inmediatamente después de la ejecución del conde, en el cual afi rmó que ciones políticas incómodas tanto para el nuevo rey como para Robert
tanto Essex como Coriolano se desviaron de la conducta política correcta Cecil, el archienemigo de Essex, que había conservado su poder tras la
por "the seducement of vanity"27 • muerte de la reina Isabel. El teatro, como es sabido, no quedó al margen
Cierto es que la deriva conspirativa de Essex y su final en el cadalso del entusiasmo mitificador del honor de Essex, como lo demuestran el
podían valorarse como el final de la cultura caballeresca de la que había Sejanus, his foil (1603) de Ben Jonson, o el Phi!otas de Samuel Daniel
sido emblema28 • Pero también es verdad que su muerte, inserta en un (1605) . Ambos tuvieron problemas con la censura, por no hablar de la
relato alternativo al oficial, ayudó a la pervivencia de un modelo de ho- decisión de Fulke Greville de destruir el manuscrito de su Anthony and
nor nobiliario que iba a tener mucho éxito en la época Estuardo. No es Cleopatra, para evitarse el apuro3'.
descabellado afirmar que Essex ejecutado resultó más eficaz que vivo a C hapman, por su parte, estaba convencido de que Homero había
efectos de reivindicar ante la opinión una determinada idea del honor29 • dado claves para comprender a la nobleza, y no porque la idealizase, sino
Pocos afias después de su ejecución, Robert Prickett expresó muy bien porque pintaba sus clarocuros32• En los afias siguientes amplió las ideas
ese sentimiento favorable a Oevereux en tanto que personificación de de nobleza extraídas del relato de la guerra troyana con las contenidas en
un honor nobiliario militante. Su Honors fome in triumph riding (1604) la Odisea. H acia 1616 (cinco afias después de escribir The Revenge ofBussy
era un poema encomiástico de mediocre calidad literaria pero valioso en D'Ambois) tradujo al inglés la historia de Ulises, dedicándola esta vez a
25
Ttvi/o y Crésida desmitifica el herofsmo de la guerra de Troya. Escrita inm ediat a~ente des- Roben Carr y marcando las diferencias que, a su juicio, había en el tipo
pués de la conjura y ejecución de Essex, la obra es, entre otras cosas, una feroz crfuca al mun- de héroe aristocrático en uno y otro poema. Así, lo característico de la
do caballeresco que en 1601 habla perdido bruscamente. ~ u sentido épico para revel?rse un
feroz juego de ambiciones espurias, nefasto para la estabthdad del pafs. En ella tambtén hay Ilíada era lo tumultuoso, que requería "outward fortitudine to all possible
mucho de mofa de Shakespeare hacia otros escritores rivales, en concreto el joven C hapman,
y su esfuerzo por erigir la épica homérica como la profecfa heroica de la Inglaterra contempo-
height of heroicall action", mientras que la Odisea estaba presidida por
ránea. Por todo ello, la figura de Roben Devereux y los valores que encarnaba planean sobre la sabiduría, que exigía "the minds inward, constant". La relación entre
la obra. Véase: James E. Savage, "Tt·oi/w and O·essida and Elizabethan court factions", Uni-
vmity ofMimisippi Studies in Eng/lih, 5 (1964), pp. 43-66; Eric S. Mallin, "Emulous factions Chapman y Carr, aun siendo posterior a la escritura y estreno de The
and the collapse of chivalry: Tt·oi/us mrd Cressida", Represenffltiom, 29 (1990),. pp. 145-179. Un
análisis de la profu nda incidencia de la revuelta de Essex en la cultura polfuca de la nobleza
Revenge, aporta luz complementaria sobre la manera en que el dramatur-
es el de Mervyn James, ob. cit., pp. 416-465. . . .. . go entendía éticamente la condición nobiliaria. Chapman había trabado
26
Adolfo Carrasco Marrfnez, "Virtuosos y trágicos. La figura de Conolano y la éuca nobtltana
en el siglo xvu", en Juan H ernández Franco, José A. G uillén Be~r~n~ero y Santiago Martfnez contacto con Roben Carr en 16u , cuando el primero se movía en la corte
Hernández (dirs.), Nobilitas. Estudios sobre la nobleZil y lo nobJ!tarJo en la Europa modema,
30
Madrid, Ediciones Doce Calles, 2014, pp. 9I-II2. Roben Prickett, Honors fome in triumph riding, or Tbe life and death of the /me honour-
ab/e ea~-/e of Essex, Londres, R(obert] B(lower] para Roger Jackson, 1604, ff. A4r )' c v,
27 \'V'illiam Barlow, A sermon prMched at Pautes Clvsre, on the first Srmday in Lmt, martii I, r6oo.

\Vith a short discorme ofthe late ear/e ofEssex, his corifm ion, and penitence befare mrd at the respecuvamente. 4
31
time ofhis deatb. \Vbemmto is amrexed a h·ue copie, in mbstflnce, oftbe bebaviour, sp~~che, and Richard C. McCoy, "Old English honour in an evil time: aristocratic principie in the 1620s",
pmyer oftbe said ea de at the time ofbis execution,_Londres, Mathe.'~ Law, 1 ~01, f. C lll r. . en R. N.falcom ~mu~s (ed.), The Stuart Court and Europe. Esmys in politics andpolitical mlture,
28 Richard McCoy, The rites ofknightbood. Tbt !ttemture and po!tttes of E!tZitbethan clnva/ry,
Cambndge Untverstty Press, 1996, p. 135.
29
Berkeley, University of C alifornia Press, 1989, p. 79·
Alzada Tipton, "The transformation of the Earl of Essex: post-execution ballads and Tbe
32
!"f·
He~ry \'V'e idner, "The dramatic uses of Homeric idealism: the significance of theme and
destgn m George Chapman's The Gentleman Uslm·", Eng/ish Litemture History, 28h (1961),
Pboenix and the Ttm/ed', Studies in Phi/o/ogy, 99ft (2002), pp. 57-80. pp. 121-136.

300 301

- __ ,-.: _,=--~ -=~ =c;;;la'_,, __ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ .,.=---


í
l
1

dentro del drculo del príncipe de Gales y el segundo era una figura as- 1
por Perseo como relato alegórico de la historia sentimental de la pareja.
cendente como favorito del rey Jacobo. Carr, miembro de la gentry más Al intervenir con su pluma en el espinoso asunto, Chapman mostró pú-
1
modesta y de origen medio escocés, había sido elevado de la nada por el blicamente un giro total respecto de sus antiguas lealtadesll. En todo caso,
1
capricho del monarca y era ya vizconde Rochester y miembro del Con- Y si es sorprendente esta pirueta de fidelidad, más llamativo resulta que,
sejo Privado. Entonces se inició una relación que parece haber ido más 1 cuando se produj o en 1615 el final de la corra primad a de Carr, eclipsado
allá de una vinculación de protección y financiera como las otras que sos- por su implicación en un oscuro asunto de asesinato'6 y por el irresistible
1
tuvo el dramaturgo, p ues Chapman se adjudicó más que nunca el papel ascenso de George de Villiers, Chapman no abandonó a Somerset. El
de consejero espiritual o ético derivado de su idea de verdadera nobleza 1
dramaturgo encontró en su caída en desgracia y su encarcelamiento la
ante el sorprendente caso del joven arribista. De ahí el tono del soneto oportunidad de reflexionar sobre los peligros de la corte y cómo las des-
dedicado al vizconde en la traducción de la Odisea, con su llamamiento a venturas daban la verdadera medida de la talla moral de los hombres',·
la "retired virtue", donde Chapman tenía que hacer un notable esfuerzo Desde 1622, cuando Carr sale de la Torre y se aleja definitivamente de la
por presentarlo como un hombre enaltecido solo por su admirable carac- vida pública, Chapman sigue dedicándole obras, afirmando que la noble-
terización ética, que odiaba lo mundano, al mismo tiempo que le avisaba za del conde estaba hecha de una virtud interior marcada por la constan-
de los peligros de ese ecosistema cortesano donde se había producido su cia y la fortaleza de ánimo que se hallaba en el interior de uno m ism o;
éxitoH. así, en el poema Pro Vére, autumni lachrymae, que comienza: "1 know
Cuando murió el príncipe Enrique Federico (1612), el compromiso (best Earle) may 1 boldly make retreat 1 to your retreat, from this worlds
de C hapman con Carr, hecho conde de Somerset, se acentuó con motivo 38
open 1 ill" • Aquí estaba proponiendo una idea de nobleza que fusionaba
del polémico enlace de éste con Frances Howard en diciembre de 1613. La los dos modelos ético-culturales que había explorado anteriormente, el
novia había sido la esposa nada menos que del tercer conde de Essex, hijo heroísmo homérico y el estoicismo, mixtura mucho más evidente en la
del ejecutado, y la anulación de esa boda dio pie a un escabroso escándalo dedicatoria, también a Somerset, de la p ublicación con la que culminaba
que mezclaba implicaciones políticas con delicadas cuestiones de honor34 • sus traducciones de Homero en 1624: "Since then your lordship, settles
Para celebrar la boda Carr-H oward, Chapman escribió Andromeda libera-
ta, or The nuptialy ofPerseus and Andromeda, en cuya dedicatoria se mos-
ll Chapman no fue el único autor q.ue saltó por encima de antiguas lealtades con motivo de la
traba moralmente severo con el enlace y la conducta de Somerset, pero boda. Ben Jonson, que habla escmo una máscara para el matrimonio de Frances con Essex
no tuvo problema en escri?ir otra para l.a nueva pareja. Hubo asimismo composiciones d~
no dejaba lugar a dudas al elegir el mito de la liberación de Andrómeda ,John Donne y S:unuel Dame!. Véase Dav1d Norbrook, Poeny a11dPolitics, ob. cit., pp. 1g . 1s .
3 4
Se trata del asesmato de T homas Overbury, Intimo amigo de Carr, que habría roto su Amis-
tad con éste a raí~. de su relac~ón con Frances Howard. Acerca del caso Overbury, véase
l "The epistle dedicatorie", Homer's Odysm, tramlattd to y~ Greeke, Tbe tubo/e tuorks off!omer,
3
C_hester Dunn mg, The fall ofSlCThomas Overbury and the embassy to Russia in 1613", Tbe
pri11ce of poetts, i11 bis 1/iads, a11d Odysses, tl"tlllslated acc01dmg to th~ Greeke, Londres, [Richard Stxttelltb Cemwy journal, 22/4 (1991), pp. 695-704.
Field y William Jaggard], [1616]. La versión de la !/lada es una ~e1 mpres1ó~ de 1~ que fue ~ u­ 37
A. R. Braun muller, "Roben Carr, earl of Somerset, as collector and patron", en Linda Levy
blicada en 1611, por Richard Field para Nathaniel Butler, y mantiene la ded1catona al prlnc1pe Peck (ed.}, Tbe memaltuorld oftbe jacobea11 Cow·t, Cambridge, Cambridge Universiry Press,
Enrique Federico. 1991, pp. 230-250.
4 38
l El enlace entre Frances Howard, hija del conde de Suffolk, y el tercer conde de Essex pre- George Chapman, "~o the most worthily honoured and iudicially-noble lover and fautor
tendía reconciliar li najes enfrentados en el anterior reinado. Sin embargo, la pa reja n un~a
o~ all goodnes~ an~ Vlrtue, Roben, earl of Somerset, etc.", dedicatoria de Pro ~re, autum-
convivió y en 1611 se cruzó Roben Carr, nueva estrella de la co.rte. Cuando en 1612 munó 11.' laciJIJI!tae, mscn~ed to tbe inmortttlmemorie of tbe most pious a11d i11compaMble souldier,
Roben Cecil, co nde de Salisbury, los H oward vieron la oportumdad de ocupar el h ueco del str Homtto ~no, kmgbt, besieged and diSfl·e~t i11 Mai11bem, .Lond res, B. Alsop para Theodore
poder asociándose con el favorito Carr, y apoyaron que. Frances s~ separase. de f:ssex para Walkl~y~ 1622, [ A2. El Pro ltére es un elogto del coronel str Horace Vere, barón Vere de Til-
burr•. Sltlado_en Ma~nh~im por tropas imperiales y españolas y que, sin posibilidad de recibir
casarse con el recién creado conde de Somerset. La anulac1ón del pnmer mawmomo se basó
en la ausencia de interés sexual de Roben Oevereux y en el proceso tomó parte activa el rey. aux11l~ exte~10r, se nnd1ó con todos los honores de sus enemigos en septiembre de 16 22. En
El tercer conde de Essex siempre se opuso a los Estuardo, y acabó d irigiendo las tropas del
Parlamento en 1642; véase: Verno n F. Snow, "Essex and the aristocratic opposition to the
la._de~lC~tona. a Somerset, Chapma? crea un sutil juego con las palabras "retirada" (retreat)
)' remo (rettre), )'entrelaza la alus1ones a la situación de Roben Carr y la de Horace Vere
Early Stuarts", Tbe joumal ofModem History, 32/3 (1960), pp. 224-233. como una alegoría moral-militar. '

302 303
in your shade 1 a life retir'd, in no retreat is made 1 but to sorne strenght de la trama bironiana en la Francia posterior al Edicto de Nantes, enla-
(for else, tis no retreate 1 but rudely running from your battailes heate) 1 zada con un complot internacional, la personalidad de Gontaut y sobre
1 give this, as your strenght, your strenght, my Lord, 1 in counsailes and todo su manera de entender su posición dentro del reino eran los rasgos
examples, that afford 1 more guard, then whole hosts of corporeal power, más parecidos a los de Essex y, como en el caso del inglés, escénicamente
1 and more deliverance, teach the fatall howre"n. aprovechables. En ambos, el complot contra el trono del aristócrata más
Cuando escribió su primera tragedia, Bussy D'Ambois, en 160440, C ha- popular y a la vez mejor amigo del soberano no podía dejar indiferen-
pman ya había adquirido crédito en el panorama teatral londinense por te, entre la censura de quienes le achacaban una ambición desmedida
sus comedias y tragicomedias. Autor de experiencia y consciente del do- y la traición consecuente y la admiración del atrevimiento del noble de
minio que otros escritores ejercían sobre el género considerado mayor, principios dispuesto a sacrificar su vida por ideales superiores42 • En la
optó por ambientar su primera incursión en la historia reciente de Fran- Conspiracy el Byron de C hapman es un formidable soldado, pero cegado
cia. Luego, en vista de la buena acogida cosechada por el Bussy, siguió por un orgullo desmedido alimentado por el deseo de emular a las figuras
recurriendo a la historia francesa en sus dos obras siguientes, esta vez legendarias de la Antigüedad que le hace vulnerable a. la manipulación
sobre el caso protagonizado por el duque de Biron contra Enrique IV, por parte de los verdaderos enemigos de Enrique IV. Éste, en atención
The Conspiracy and ñ·agedy ofCharles, duke ofByron (1608). Con ello, se a la amistad que le une al duque y a su valor, trata de reconducido y re-
aseguraba un sello propio frente a la competencia de otros dramaturgos habilitarlo, parece que con éxito. En la T1-agedy, Byron cae otra vez en la
y, además, le facilitaba abordar con más libertad asuntos políticos y otras conspiración, víctima de un ego dominado por la ambición de gloria y
cuestiones polémicas, situándolas en otro pafs41 • El paralelo entre Essex finalmente es detenido, juzgado y ejecutado. Sobre todo en la segunda,
y Charles de Gontaut, duque de Biron y mariscal de Francia (1562-1602) había alusiones evidentes al conde de Essex que fácilmente eran captadas
era obvio. También militar prestigioso y cercanísimo amigo de su sobe- por el público•} y, para que no h ubiese dudas, Chapman ponía en boca
rano Enrique IV, Biron se vio envuelto en una conspiración que fracasó del Biron escénico su parecido trágico con Essex: "The matchless Earl of
y terminó en el cadalso. Pero aparte de las razones y el alcance políticos Essex, whom sorne make 1 (In their most sure divinings of my death) 1A
parallel with me in life and fortune"44 •
19 George C hapman, "To my ever mosr worthie to be most honor'd lord, th.e earle ofSome.rser, En ese filón que ya le había mostrado su potencial, The Revenge of
ere.", dedicatoria de Tbe croume ofall Homm rvorks. Batmcbomyomacbltl, or tbe Batttllle of
fi'ogs and mise. His bymn's and epigmms, tmmlated according to tbe orig~na/1 b! George Cbap-
Bussy D'Ambois es la secuela de la exitosa Bussy D'Ambois. Chapman par-
mmr, Londres, Iohn Bill, his Maiesries printer, [1624?), f. h r. En la dedtcarona, Chapman se tió del final de esta última, el asesinato de Bussy, para dar vida a todas las
vela a si mismo vinculado a la imagen de un Somerser homérico-estoico, y asumla el papel de
heraldo con la mission de contarlo al mundo: "If nor, your Homer yer, pasr doubt shall make contradicciones de su hermano Clermont, de rígida contextura moral,
1 inmorrall, like himself, your bounties srake 1 put in my hands, to propagare your Fa me, 1
such virtue reigns in such united name. 1 Retire to him then, for advice, and skill/ ro know,
rhings call'd worst, besr; and best mosr ill." f. , 2 v.
40
George Chapman, Brmy D'Ambois. A tmgedia. As it batb been often presented at Part!es, Lon-
42
d res, para William Aspley, 1607. . Sobre los hechos históricos en torno al duque de Biron, véanse: Arlette Jouanna, Le devoir de
41 Además de estas tres tragedias mencionadas y de Tbe Revenge ofBrmy D'Ambors, C hapman
révo!te. ~11nobless~ fi'ttnfaise et la gesttttio1r de l'État ll~odeme, I559·I66I, Pads, Fayard, 1989, pp.
se inspiró en Francia para su quinta tragedia, Tbe 7i·agedyofCbabot, Admira[ ofFmnce. Sobre 20~-211 , J~sé LUis Cano de G~rdoqu1, Tensrones lmpanofi'ances!IS en el siglo XVII. La compi-
la historia francesa como material dramático, véanse: G illes Berrheau, "George C hapman's r~crón d~ f!rron (I6o2), Valladolid, t!n iversid~d de_Yalladolid, 1970; B. Barbiche," L'exploita-
French Tragedies, or Machiavelli beyond th~ mirror", en Jean-Chris~oph_e Mayer, Representing uon polmque ~un ~omplot: ~enn IV, le Samt-S1ege er la conspiration de Biron (!6o2)», en
France and tbe Frencb in Early Modem Englrsb Drama, Newark, Umvers1ty ofDelaware Press, Complots et COIIJIII'tlfrom dam l'Europe modeme. Acres du colloque Íllfemational Olganisé nRome
2008, pp. 110-124; Richard Hillman, "The rragic C hannel-crossing ofGeorge Chapman. Parr
4
,Jo septe~nb;,e-2 octobre_I993· ~oma, l1cole Frans;aise de R~.me, 1996, pp. 271-288. '
1: Brmy D'Ambois, The Compimcy 1111d Tragedy ofBiron", Cabiers éliZIIbétbains, 2004, pp. 25- C: Suk1c, La col~re lmpoSS!ble d~ Byron de _Chapman, !tudes Epistéme, 1 (2o02), pp. 6-
43; fdem, "The rragic Channel-crossing of George Chapman. Parr 11: The Revenge of JJ_u~sy 4
61, G. Benheau, O n Shakespeanan Echoes m Chapmans Byron Plays", Etudes Epistéme, 9
D'Ambois, The Trttgedy ofCbabot", CaiJiers éliZIIbétbains, 2005, pp. 23-31; fdem, Frencb orrgms (2006), pp. 375-387.
44
ofEnglish 7i·agedy, Manchester, Manchester University Press, 2010. George Chapman, The 7i'tlgedy ofChnrles, Duke ofByron, IV, 1, 133-35.

304 305
r
1

llamado a vengar el honor familiar en medio de intrigas político-cortesa- 1


en todos los actos de la obra, solo aparece en forma de fantasma en el
nas45. La obra fue representada en el teatro Whitefriars por los Children acto final47.
1
of the Queen's Revels, lo cual ya da una idea del tipo de público para el
que estaba dirigida46 • Era evidente la intención de aprovecharse del éxito
del Bussy; sin embargo, la nueva obra se distanciaba mucho de su prece- OUR BIRTHRIGHT's HONOUR. VENGANZA y HONOR NOBILIARIO
dente y, de hecho, el personaje de Bussy D'Ambois, aun cuando planea
La palabra revenge en el título apunta a que Chapman eligió el llamado
género de las tragedias de venganza a modo de estrategia comercial, aun
45El argumento de Tbe Revenge ofBrmy D'Amboís se centra en Cle rmont D'Ambois, un vir- cuando este formato se adaptase mal, en principio, al pretendido tono
tuoso noble que ha adoptado el más estricto código moral estoico como norma de vida, obli- filosófico-didáctico dominante4' . Quizá ese fuera el r·eto q ·
gado a prometer venganza por la muerte de su hermano Bussy, que habla sido asesinado por ue se Impu-
Momsurry por mantener un idilio con su mujer, Tamyra. Se lo exigen su hermana C harlotte so, plantear con los convencionalismos de un género de acción un ar-
y Tamyra, que aunque ha vuelto con Montsurry no esconde su deseo de que su esposo pague
por la muerte de su an1ado Bussy. C lermont duda de la licitud de pagar violencia con más gumento ~oralizante~ o dicho de otra forma, enganchar al público con
violencia pero, finalm ente, acepta el deber de lavar el honor de la familia y envla una carta la expectativa de la historia de una revancha familiar para sorprenderlo
de desafio. Sin embargo, el cobarde Montsurry, que se ha hecho fuerte en su casa, se niega
a aceptar el duelo. Al mismo tiempo, el astuto e hipócrita Baligny, esposo de Charlotte, que con un producto de mayor alcance que la mera peripecia vengadora. Fue
aparenta alinearse con la facción de los D'Ambois, en realidad se dedica a medrar a nte el rey
Enrique III y eliminar a posibles rivales del poder. Para lograrlo, Baligny realiza un doble F. Bowers, en 1940,. quien usó por vez primera la frase revenge tragedy
juego, consistente en animar al duque de G uisa, amigo de C lermont, a que se conjure contra para agrupar una sene de tragedias de violencia sangrienta, evolucionadas
el soberano, mientras que persuade a éste de que en efecto hay una conspiración nobiliaria
encabezada por Guisa con la participación de C lermont. G uisa admira la altura moral de des.de la tradición del teatro senequiano, muy del gusto de la época isa-
Clermont y al mismo tiempo ve la utilidad de vincularlo a su conjura para darle justificación
ética. Bal igny logra que Enrique IIII le autorice a actuar contra C lermont para debilitar a belma•9, que habría eliminado el intelectualismo del romano con objeto
Guisa, y le arresta en Cambrai, adonde le habla atraldo con engaños. Guisa responde usando de g~nerar pr~ductos llenos de crímenes, pasiones intensas y amores des-
toda su capacidad de presión sobre Enrique III y logra que Clermont sea liberado, pero esta
exhibición de influencia permite a Baligny convencer al rey del peligroso poder que ha alcan- gr~ciadosso. EJemplo típico del género sería la popularísima The Spanish
zado el bando de Guisa. Enrique III, siguiendo la lógica amoral del poder, ordena entonces
el asesinato de Guisa. Clermont, otra vez libre, vuelve a ser visitado por el fantasma de su Trage~y, de Thomas Kyd (ca. 1587), el primer gran éxito de esta moda.
hermano, que le reclama el cumplimiento de la venganza de su sangre. Clermont, final men-
te, asume su deber de resarcir el honor fam iliar y asalta la casa de Montsurry, ayudado por
Ta~bién Hamlet (ca. 16oo) puede considerarse dentro del canon de la tra-
Tamyra y por C harlotte. Al principio el taimado Montsurry se niega a empuñar la espada gedia de venganza, lo que da idea de sus amplias posibilidades dramáticas
para defenderse, pero al verse sin salida y admirado del sentido del honor de su contrincante,
acepta morir como un caballero en un duelo. Se consuma asi la venganza de los D'Ambois.
Ante el cuerpo sin vida de Monsurry, Clermont contempla la aparición de varios fantasmas y, 47
Además de Bussy transformado en [; TI. R
alarmado, descubre que entre ellos se halla el de su amigo Guisa. Consternado por la noticia Bussy D'Amboís: Monsieur, En rique rfrnt:t;~~~~ d/~ui:~enf: aparecen;tros personajes de
de su desaparición, Clermont se plantea vengarse del monarca culpable, pero desiste porque Con ello Chapman se asegu raba la con;inuidad de 1 h' ·. • onts~rry, amyra y Charloue.
ello seria ir contra una ley superior, la d ivina que orden a obedecer a los reyes. Finalmente, tras que el nuevo protagonista, C lermot mucho má~ ~t~na antenor .an_te el público, mien-
presa de la desesperación, opta por suicidarse. Bussy, le abrla amplias posibilidades dra:Uáticas. b•guo y conflictivo que su hermano
48
46
El Whitefriars era un prívate tbt~~tre, una sala pequeña y cubierta, por oposición a los publíc
tbeatm, con más aforo y al aire libre, como el famoso The G lobe. En los teatros privados de Pbílology 4 (r;;;)
Geoffrey Agg 1 "Th · f Ch
PP es-~~·1 o d aprun's Tbe Revenge of Bmsy D'Amboís", Pacific CotZSt
Londres actuaban compañlas de jóvenes o adolescentes, como los Children of the Queen's Chapma~ pone a1' se~icio de~~ i~ ~~:c~';:e~~:~:;:;~:ed~o~rradicción y se. concluye <¡.ue
1
*!. Js~1~;':;t~b~a:~';,~,~~;~~:n;;:~eti:~~~:~:s:;;I~~:n~~J~~:~d~~~. ~~~:~:;:;;óof
Revels, con repertorio que in dula comedias, tragicomedias y tragedias dirigidas a un público 11
más escogido, fundamentalmente nobles, cortesanos, letrados y en general gente instruida,
en contraste con el público más amplio y popular que acudla a los grandes recintos abiertos. 1~eéRevenge o es una .tragedia de venganza mal construida, o un intento f~l~~~sdee~~s~~ue
El hecho de que el Whitefriars estuviera bajo la jurisdicción de la Ciry y que los Queen's
Revels no fuesen mayores de edad, permitla cierta libertad a la hora de escen ificar obras que, ~d~va~~%~~Íd~~~~~ 1(1~~~~r;~.~~;-~·~~apman's tragedies", en jacobean tbeahe, Lo~d~::~
49
de otra manera, podlan encontrar problemas con la censura real, más atenta a los teatros más Sobre la influencia del teatro de Séneca en la escena in lesa del XVI d 1
grandes. No obstante, fueron frecuentes los encontronazos con las autoridades por las obras dalosa bibliografla que arranca del clásico de John WgCunliff. rl ·~nxvu, h~¡Suna cau-
representadas. C hapman fue asiduamente representado tanto en el \XIhitefriars como en los so ElíZitbetban tragedy, Hamden (Connecricur), Archon Books 19~; [r~;;?•llence o¡ eneca on
0~~:~~i:o;~:::: ~~z:t:~~J.Revenge Tragedy. I587-r6g Pri1;ceron (Nue~a ]ersey), Princeton
demás prívate tbeatm. Véase Lucy Munro, Cbíldren oftbe Queen's Reveis. A jacobean tbeatre
reperto1y, Cambridge, Cambridge University Press, 1005.

306 307
si el formato caía en manos de un dramaturgo con más aspiraciones. Ahí encaja la firma del tratado de Londres con Espafia (r6o4), rom-
A partir del eje argumental en torno a un individuo que se considera piendo con las dos décadas anteriores de beligerancia, decisión que,
gravemente herido en su honor y que vuelca toda su existencia en lograr evidentemente, no satisfizo a la nobleza caballeresca protestante del rei-
la reparación del dafio, se abre el mundo del deber de la sangre, de la nado isabelino. La nueva línea pacificadora se vio pronto desafiada por
solidaridad familiar y de las prácticas del duelo como formas de violencia la cuestión sucesoria de Julich-Cléveris, abierta en r6o9 por la muerte
privada más 0 menos reguladas5'. La tragedia de venganza recibió el be- sin descendencia del duque Juan G uillermo. La posibilidad de interve-
neplácito de la audiencia precisamente por esto, porque reflejaba valores, nir m ilitarmente otra vez en un conflicto europeo político-confesional
sentimientos y prácticas que le eran cercanas y polémicas, descritos con galvanizó a los caballeros que añoraban los viejos valores y la política
intensidad dramática. isabelinos y se había replegado en el entorno del príncipe heredero Enri-
Más allá de la moda de las tragedias de venganza, cuando Chapman que FedericoH. El momento álgido de esta crisis internacional se produjo
escribe la suya, la violencia nobiliaria en general, y el duelo como forma precisamente cuando Chapman estaba escribiendo su tragedia, con oca-
codificada y específica de reparar el honor maltrecho, estaban siendo ob- sión de las fiestas organizadas para celebrar la concesión a Enrique Fede-
jeto de discusión por sus implicaciones político-legales y socio-culturales. rico del título de príncipe de Gales. Torneos y máscaras reverdecieron el
Porque más allá de que tradicionalmente la nobleza reclamara su derecho ambiente caballeresco y militante de antafio, cuando Sidney, Leicester
a la violencia, los acontecimientos recientes habían evidenciado que de la y Essex brillaban ante Gloriana-Isabel, pero ahora el foco estaba en el
reclamación privada podía derivarse la insurrección contra la autoridad joven Enrique Federico y la presión venía de los embajadores de los prín-
monárquica. Essex, una vez más presente en el imaginario colectivo, ha- cipes protestantes alemanes, que reclamaban el compromiso militar de
bía traspasado esa delgada línea entre la defensa del honor y la revuelta, Jacobo 1 con la causa reformada54. En asuntos domésticos, la política de
y es imposible ignorar que la práctica del duelo nobiliario, mantenida apaciguamiento de Jacobo 1 se tradujo en la represión de las venganzas
52
bajo Jacobo I, tenía esa vertiente de resistencia a la ley real • Así, el duelo, nobiliarias, motivada, en primer lugar, por la pura voluntad de imponer
más 0 menos reglado, no es a principios del siglo XVII solo un residuo su autoridad, pues el rey era consciente de que entre sus responsabilida-
caballeresco anacrónico que trataría de sobrevivir frente al irresistible im- des se encontraba la de regular el honor nobiliario, y neutralizar de paso
pulso del absolutismo monárquico, sino u n signo de identidad de los eventuales conductas opositoras55 • Los sucesivos decretos de estos afioss6
nobles que mantenía viva, al menos potencialmente, la legitimidad de
G len_ Dav_id Mynott, "Man in bis n~tive nob/ess7"? G_bivaby and tbe politics oftbe nobility in
53

intervenir en los asuntos públicos usando la fuerza; sería, en suma, una tbe tmg_edm ofGeorge Cbapman, tesis doctoralméd1ta leida en la Universidad de \Varwick
en sepuembre de 1995 (hrrp://webcat.warwick.ac.uklrecord=bi400723~S1 [consultada et 2 de
manifestación pura del ser nobiliario y, por ello, susceptible de ser llevada febrero de 2016)), pp. 233-238.
54
a los teatros. Por todas estas razones Jacobo I trataría de regularlo desde el Roy Strong,_ Hmry. Pri!1ce of\'Vítles and England's loJt Rmaissance, Londres, Thames and Hud-
son, 1986; T1mothy Wtlks (ed.), Prince Hemy revived. lmage and exemplarity in Early Modem
comienzo de su reinado, pero es que además una parte de la imagen que E_ngland, Southa~pton, Solenr Universiry, 2007; Pauline Crofr , 'The Parliamenrary Installa-
55 tton ofHenry, Prm.~e of\Yales', Historien/ Researcb, 65/r57 (1992), pp. 177-93 .
conscientemente el nuevo soberano Estuardo quería transmitir a sus súb- Mar~u ~~!tonen,. Fr~ncts Bacon, the earl ofNonhampton, and the Jacobean anti-duelling
ditos residía en la idea del rey pacificador, un hacedor de paz en la política campatg~ ~ _Tbe H~stoncal ]oumal, 44/¡ (wor), pp. 1-28; fdem, Tbe duel in Early Modem En-
?.land CIVI!tty, polumess fll~~ bonom·, Cambridge, Cambridge University Press, 2oo3; fdem,
doméstica y en la Europa desgarrada por largas guerras. M~nar~hy an? the oppo~mon to duelling in Early Modern England", en Paolo Broggio y
Mana Pta ~ao!t (eds.), Smngere la pace. Teorie e pmtticbe del/a conziliazione nell'Europa 1110 _
derna (sec~!t XV-XVIII), Ro~a, Viel_la, 20r_r, pp. u9-127 .
56
st Ronald Broude, "Revenge and Revenge Tragedy in Renaissance England", Renaiuance QJifiY- By tbe ~"K.· . A froc/amatJo/1 agams~ pnvate cballmges m~d ~o~nbats, with m·ticles mmexed for
terly, 28/r (1975), pp. 38-58. the bet~el dl!l!ct/OIII to be used tberem, and for tbe more mdwa/1 proceeding against offinden.
s2 Caroline Hibbard, "The thearre of dynasry", en R. Malcom Smut~ (ed.)_, The Stuart court, \Yiestmm~te/: 4.2.I6I3, Londres, Ro?:n Barker, r613; By tbe King. A proclamation prohibiting
ob. cit., Cambridge Universiry Press, 1996, pp. 156-176.; en p. 163 Cita vanos duelos famosos tbe publuhmg offlllJ reports or umtmgs ofduels. Hinchinbrooke, IJ.IO.I6IJ, Londres Roben
Barker, 1613. '
del re inado de Jacobo l.

308 309
r

trataron de compatibilizar al rey que prohíbe y castiga la violencia privada (1, ii, 8). Ello le conducirá a enviar a Montsurry sus padrinos y el cartel
con el monarca que regula la noción del honor porque la comparte con del dsafío, pero más adelante se rebela contra la venganza inducida en tér-
sus mejores súbditos, sus nobles. Como resumen de esta política interior minos éticos: "Shall we revenge a villany with villany?" (111, ii, 95). Para
y exterior, T homas Middleton convertía Gran Bretafia en la Insula Pacis Charlotte no hay dudas, pues rehusar a lavar la sangre familiar sería un
bajo Jacobo 1, donde la nobleza, ahora que el país ya no tenía enemigos y acto de cobardía. A ello, Clermont solo puede replicar en la misma clave
vivía en paz, había transformado sus prácticas violentas, "but keepe their ética: "We m ust wreak our wrongs 1so as we take no more" (111, ii, 102_ ).
3
practise amongst themselves to pastime . .. to beco me the becomming Chapman se sirve de otro rasgo de las llamadas tragedias de venganza
branches of the great Olive Tree ofPeace"57. Solo al rey toca restituir tanto y lo lleva al terreno ético: la paradoja de que la pretensión del venga-
el honor como la paz; esa es la doctrina que trata de imponerse desde la dor de restaurar un equilibrio roto en verdad ahonda en el desequilibrio
corte cuando C hapman idea una tragedia que, al abordar una historia de o crea otro nuevo. La venganza exacerba la tragedia que quiere aliviar.
venganza, entra de lleno en una cuestión cultural y política de actualidad. C lermont, como su hermano Bussy en la tragedia anterior, inicia un tor-
Chapman está comprometido en este candente debate sobre la activi- bellino de incierto final del cual habrá de ser previsible víctima su pro-
dad armada de la nobleza y la autoridad de la corona y explora sus posibi- tagonista. Vacila, pierde el control de sus propios actos y, en definitiva,
lidades dramáticas en The Revenge. Lo que le interesa es la venganza como es llevado al límite personal. Sus decisiones provocan nuevos conflictos a
forma extrema de justicia, esa witd justice según la define Francis Bacon, su alrededor que no resuelven la causa inicial de la venganza y le abocan
que afecta a la estabilidad de la comunidad tanto como a la misma na- a la traición de sí mismo y, por fin, su autodestrucción. Al convertir a
turaleza de quien se vuelca en ejercerla58. Lo atractivo del planteamiento Cler~ont en la víctima de su propia acción de venganza, The Revenge
de C hapman consiste en que, a todos esos elementos contrapuestos suma cuesttona los convencionalismos del género6 ' . Todo lo que le define, al
uno más, de tipo ético59, Dentro de C lermont se condensa el conflicto mismo tiempo, lo convierte en peligroso para otros y para sí mismo, por-
en torno a la venganza, de modo que, ante el público, el vengador, en sí que si los demás cortesanos lo consideran un enemigo o cuanto menos un
mismo, representa la tensión en torno a la licitud de la venganza nobilia- rival, el propio C lermont, al aceptar la lógica de la defensa del honor de
ria. C lermont duda, porque si bien en principio asumirá el compromiso su sangre y decidirse a retar a duelo a Montsurry, empieza a ahondar en lo
de reparar la muerte de su hermano con un desafío, según el código de la contradictorio respecto de su enemigo familiar, de la ley del rey y respecto
sangre que le reclama su hermana C harlotte, posteriormente reculará por a sí mismo. C hapman subraya esta paradoja de manera muy evidente,
valorar que tal comportamiento colisionaría con su ética individual. Este haciendo que se decida a enviar el cartel de su desafío a Montsurry inme-
conflicto interior se cuece por la demánda de revancha sangrienta que diatamente después de una larga declaración en torno al mundo como
obsesiona a su apasionada hermana, de quien su marido Baligny afirma teatro de apariencias y vanidades como hábitat de una feble y falsa idea
60
que "[Charlotte's] heart stands with haste of the revenge (1, i, 108) • Y de nobleza, parafraseando a Epicteto, "the good Greek moralist" (I, i, 33 3-
Tamyra, esposa de Montsurry y antigua amante de Bussy, se dirige a la 74) . Esta evidente disonancia entre la afirmación estoica y el compromiso
venganza en estos términos: "Never lets any scape thy constant justice" del honor se va a intensificar a lo largo de la obra, como por ejemplo con
la defensa que hace de la participación de su amigo político Guisa en la
57Thomas M iddleton, The Pe~~ce-maker, Londres, Thomas Pu rfoot, r618, ff. A4 r Y.B3 r.. matanza de San Bartolomé, como veremos después.
ss Francis Bacon, "Of revenge", en The Esrayr or Cormsels Civil and Moml, ed. de Bnan V tckers,
Oxford, Oxford University Press, 1999, PP· 10-11. . . .
S9 Ronald B. Roude, "George Chapman's stoic-christian revenger", Studres m Phrlology, 70/r

(1973), PP· 51-61. . . 1 ~ . 1 61


60 Todas las citas textuales de la tragedia, que aparecen entre paréntesis, me uyen rererencta ~ Katherine Eisaman Maus, "! ntro d ucuon
· ", rour
r;o Revenge 1img~d.ies, Oxford University
acto, la escena y los versos; han sido tomadas de la ed. de 1910 de Thomas Marc Parrott, op. crt. Press, 1995, pp. IX-XI.

310 311
No obstante, Clermont trata de mantener una cierta coherencia entre prometer matar o morir en el intento: "My brother's blood shall stay for
sus principios y su comportamiento. Por eso, en sentido estricto, el duelo his revenge, 1 ifl can act it; if not, mine shall add" (V, v, 15-6).
que propone a Montsurry es "legal" dado que observa las formalidades Por fin, y persuadido de lo justo de su venganza, Clermont fuerza
del mismo, con el envío de sus padrinos y el cartel de desafío. De hecho, el acceso a Montsurry con la espada en la mano. Ahora está dispuesto a
ese mismo año de 1610 apareció un libro de John Selden donde se seña- matarlo aun cuando el otro se niegue a defenderse. Al cabo, Chapman
laban las normas prácticas que regulaban el duelo entre particulares por recurre a la ironía de que el cobarde Montsurry, acorralado, muestra en el
causa de honor, donde se detalla la necesidad de remitir "a chartel contay- momento supremo algo de dignidad, se decide a empuñar el arma y cae
ning the accusation" 6'. Pero una nueva decepción le espera, derivado del como un verdadero caballero (V, v, 109-19). Y de la ironía se desprende
carácter legal de su reto, porque el taimado Montsurry, al negarse a recibir otra paradoja, porque si la manera de morir ha restituido la calidad nobi-
en mano el cartel -la notificación formal del combate-, logra evitarlo, al liaria de Montsurry, la manera de matar de Clermont no solo lo aleja aún
menos temporalmente: "Challenge! 1'11 touch none" (I, ii, 133). Clermont más de los principios estoicos, sino que también ha incumplido la fór-
queda frustrado, y su enfado le lleva a negar verdadera nobleza a su opo- mula del duelo entre nobles, por haberse valido de artimañas para acabar
nente: "They are the breathing sepulch res of noblesse: 1 no trulier noble con su rival. Poseído por una aceleración desbocada que le lleva a dejar
men, than lions' pictures"; e inicia una invectiva contra la falsa nobleza, de dudar pero como contrapartida a desasirse de los códigos que daban
otra vez recurriendo a Epicteto (11, i, 154-171). sentido a su vida, Clermont emprende un camino sin retorno hacia su
Al final de la tragedia, la aparición del fantasma de su hermano Bussy completa alienación. Un momento después de haber acabado con Mont-
precipita la consumación de la venganza. Y, significativamente, la Umbra, surry recibe la terrible noticia de que su amigo G uisa ha sido asesinado
cuando requiere a Clermont para que cumpla con su deber, y su jura- por orden del monarca y, si la lógica deberla inducirle de nuevo a la ven-
mento, invoca el cumplimiento de la justicia: "To urge the justice whose ganza, política en este caso, para sorpresa de todos renuncia a ella porque
almighty word 1 measures the bloody acts of impious men 1 with equal supondría violar la figura sagrada del rey. La decisión es incomprensible
penance . . . 1 So men think penance of their ills is slow, though th'ill and desde cualquiera de los principios que teóricamente ha defendido a lo
penance still togheter go, 1 reform, ye ignorant men, your manless lives, largo de toda la obra, e incluso contradice el forzado duelo con Montsu-
1 whose laws ye think are nothing but your lusts, 1 when living but for rry, si detrás de todo ello estaba un improbable sentido de la razón y la
supposition' sake" (V, i, 5-17). Para la Sombra, esta ley prevalece por en- justicia: "There's no disputing with the acts ofkings, 1 revenge is impious
cima del poder de la razón ("And all her laws whose observation 1stands on their sacred persons" (V, v, 151-2).
upon faith, above the power of reason" (V, i, 22-3)) y es más digna que Así, la opción final de quitarse la vida significa que Clermont ha reco-
las leyes civiles corruptas emanadas de un monarca tiránico ("Away, then! nocido su fracaso. Es un suicido que proviene de la desesperación y pone
Use the means thou hast to right 1 the wrong 1 suffer'd. What corrupted en duda todas sus anteriores decisiones. Aparte de la dudosa naturaleza
law 1 leaves unperform'd in kings, do thou supply, 1 and be above them estoica de esta acción contra sí mismo, como veremos a continuación,
all in d ignity" (V, i, 96-9)). El discurso de la Sombra vence las últimas desde el punto de vista del honor nobiliario también queda en entre-
reticencias morales de Clermot y éste lo hace suyo, hasta el punto de dicho, sea porque renuncia a vengar a su amigo asesinado, sea porque,
como él mismo ha dicho en escenas previas, se está sometiendo a la arbi-
62 John Selden, Tbe duelo, or single combar, fi'om Antiquitie derived into !bis kin~gdome ofEn- traria ley de un rey tirano.
gland, witb severall kindes and ceremoniow forms tbereoffiwn good autbomy desmbed, Lond.res,
G[eorge) E[ld) para John Helme, x610, cap. 11: "The form~ of obraini~1g, cleere proc~edm\\,
and performing the combat, by the a ncienc law of armes m the English court of ch1valry ,
pp. 40 y ss.; la cita textual, en p. 40.

312 313
THIS SENECAL MAN. LA LEY ESTOICA CONTRA LA LEY DEL PODER ni en entrar en contacto con la facción opositora al rey de lá mano del
responsable de la matanza de San Bartolomé. Es evidente que Chapman
"Your virtues past the reaches of this age" (II, i, 258), es el dictamen de quiere sefialar estas contradicciones o anomalías estoicas ante el públi-
Baligny sobre Clermont. Con ello resume, al final del II acto, toda una co, pues cuando, más tarde, quiso construir un personaje estoico puro y
serie de apreciaciones en el mismo sentido que habían expresado otros coherente, lo hizo. En Caesar and Pompey, su última tragedia y la única
personajes. Clermont es tenido por un compendio de cualidades nobilia- ambientada en la historia romana, sí aparece un estoico compacto en
rias que evidencian los rasgos de su sangre ("D'Ambois' spirit"), su ética sus declaraciones y sus actos: es Catón el Joven, el gran héroe de la Stoa
constante ("his temper / ... that yo u cannot move him") y su compromiso romana, el único que se aproximó al ideal doctrinal de vida y que remató
político (1, i, 181-4). No es simplemente un virtuoso en la corte, sino un su existencia con un suicidio modélico6J .
ser singular cuyo talante virtuoso lo hace reconocible, como igualmente Entonces, volviendo a The Revenge ofBussy D'Ambois, ¿miente C ler-
lo identifica su apellido y su elección de bando cortesano; es un ser ético mont ante el espectador por la distancia que media entre sus palabras y
único en un panorama de nobles y cortesanos dominado por el engaño y sus actos? No parece que así sea, dado que el contraste que separa sus
la hipocresía, esos que él mismo denomina "breathing sepulchres of no- palabras y sus comportamientos problematiza conflictos interiores que
blesse" (II, i, 153). Ahora bien, la concepción que de sí tiene Clermont es el protagonista no llega a resolver. Ahí se aloja la raíz trágica de la obra,
la de un verdadero estoico y como tal pretende ser considerado. Es decir, en la fragilidad o la fractura interna de Clermonr&'. Cabe plantearse, por
aspira a que esa elección moral personal determine los demás rasgos de su tanto, que el estoicismo de C lermont sea, en realidad, la voluntad de ser-
carácter: "For my part, though of noble birth, my birthright 1 had little lo, la decisión personal de adscribirse a esa vieja doctrina. El protagonis-
left it, and 1 know 'tis better 1 to live with little, and to keep within 1 a ta trata de construirse estoicamente, pugna por serlo de verdad y, como
man's own strength still, and in man's true end, 1 than run a mix'd cour- Chapman deja claro para el público más entendido, no solo en términos
se. Good and bad hold never 1 anything common. You can never find 1 éticos, sino que hace suya la base ontológica de la Stoa cuando proclama
things' outward care, but you neglect your mind, 1 God hath the whole su intención de ser "aman to join himself with th' Universe" (IV, i, 139).
world perfect made and free" (III, iv, 51-8). Si esto es así, si Clermont expresa la voluntad de alcanzar la sabiduría
Esos planteamientos son evidentes en numerosas intervenciones su- estoica a partir conocer y expresar sus principios, los conflictos en los que
yas, con referencias explícitas a Epicteto, y algunas ideas inspiradas en se ve envuelto adquieren el sentido de pruebas a las que se somete. En
Séneca. De ahí que la insistencia en declararse estoico haya sido la base apariencia, las pruebas son saldadas de modo satisfactorio, o al menos así
sobre la que se ha fundado la interpretación de la tragedia en los estrechos lo entienden los demás personajes. Por ejemplo, Monsieur lo estima un
términos mencionados al principio de este estudio, pese a las llamativas hombre a quien "you cannot move him" (1, i, 183), lo cual sintoniza con
anomalías de la conducta de Clermont con respecto a las doctrinas del
Pórtico que jalonan los cinco actos, la última un suicidio que difícilmente 63
~l~n Berg~on, :·stoicism achievcd: Cato in Chapman's Tragedy ofCaesar and Pompey", Swd-
encaja en la Stoa. Es innegable que Clermont se proclama estoico cuando res m Engluh Ltterature, 1J00-1900, 17h (1977), pp. 295-302; James F. O'Callaghan "Chap-
~an's Caesar", Studies in Englis~ Literature, 1J00-1900, 16h (1976), pp. 319-331; Elias Schwanz,
habla de sí, cuando opina sobre los demás y cuando critica la vida polí- ..A ne.g~ected play by Chapman , Stud!ts in Philology, 58h (1961), pp. 140-159; Derek Crawlcy,
tica. Y, por cierto, lo hace en un tono sentencioso de filósofo profesional DecJsJon and character 111 Chapmans The 1i·agedy ofCtusar and Pompey", Studies in English
Ltterature, 1JOO-I900, 7h (1967), pp. 277-297.
So?~e la fragilidad de la contexturc moral de Clermont, véase Allen Bergson, "The wordly
64
ajeno al medio cortesano en que se desenvuelve, ante interlocutores poco
stoJcJsm of Ge~rge ~hap~an's The Revenge ofBmsy D/!mbois and The 1i·agedy ofChabot, Ad-
predispuestos a hacer suyas tales ideas. Sin embargo, nada estoico hay en nura/ ofFrance , PhtlologJca/ Quaterly, 55/¡ (1976), pp. 47-48. En cuanto a la escisión interna
de. Clermont, Roy \Y/. Battenhouse, "Chapman and the nature of man", Eng/ish Literature
emprender una venganza privada para reivindicar el honor de su sangre, HJStoty, rsoolr9oo, 12h (1945), pp. 106·107.

314 315
el propio Clermont, que llega a decir de sí mismo: "1 am fix'd" (111, iv, verosímil pensar que la vinculación de Clermont con Séneca tenga estas
163). Y algo similar piensa su amigo el duque de Guisa, cuando proclama resonancias, aun cuando Chapman no pretenda exactamente que su héroe
la superioridad de Clermont respecto de su hermano Bussy, porque tiene sea un trasunto del romano. Los problemas del individuo estoico que le
su misma fiereza pero además se ha formado a sí mismo como un ser interesan al dramaturgo inglés son otros, como se ha visto, relacionados
excelente: "because, besides his valour, 1 he hath the crown of man, and con el ámbito del honor familiar y el papel político de la nobleza.
all his parts, 1 which learning is; and that so true and virtuous /that it Cuando en 1610 Chapman estaba en el proceso de escritura de su
gives power to do as well as say 1 whatever fits a most accomplish'd man 1 tragedia, la vida política estaba dominada por el impacto que había pro-
. . . a true, learn'd gentleman" (11, i, 83-7). Nótese el detalle de que Guisa ducido el discurso que Jacobo 1 había pronunciado en marzo. El asunto
describe la fibra ética C lermont como algo aprendido, es decir, nacido de concreto de la alocución giró en torno al derecho de la corona a disponer
la reflexión personal y el estudio. de ingresos fiscales regulares sin necesidad de autorización de las cámaras
En esta tragedia, como en otras de sus obras, Chapman ensaya -el denominado Great Contract ideado por Robert Cecil-, pero el debate
las posibilidades de ser virtuoso en la vida activa, o más exactamente, parlamentario había derivado hacia la naturaleza de la autoridad del rey
la capacidad del individuo ético de permanecer incólume en la vida y sus atribuciones. El monarca había abordado la compatibilidad de la
política. Desde ese modo de conocer y enjuiciar, su personaje Clermont common law con la civillaw7 , que los parlamentarios traducían en las
critica el mundo y se zambulle en él, como un héroe que no se resigna pretensiones regias de violentar el tradicional derecho inglés, el régimen
a la inacción ni se desentiende de sus deberes socio-políticos, que son de libertades antiguo, y establecer el gobierno de Inglaterra sobre las bases
actitudes proactivas estoicas, en principio compatibles con la apatía y del absolutismo a la manera continental. No se olvide que en r6o7 se ha-
la ataraxia65 • Pero el transcurso de la tragedia, y no solo su desenlace, bía publicado el libro de John Cowell, The lnte1preter, donde se afirmaba
inclina a pensar al espectador la imposibilidad de salir airoso del reto que el poder absoluto del monarca se situaba por encima de cualquier ley,
ético-político66 • Que Clermont sea definido como un "Senecal man" (IV, escrita o consuetudinaria68 , y si bien el texto no había sido impulsado di-
iv, 42) no significa simplemente que se le reconozca estoico, puesto que rectamente por White Hall, muchos de quienes lo leyeron lo conectaron
la figura de Séneca reunía tanto el perfil del filósofo contemplativo como con los escritos anteriores de Jacobo, cuando era rey de Escocia, a favor
la proyección en la vida política, como preceptor y principal consejero de un Estado monárquico absoluto69 • El Parlamento reclamó la censura
del emperador Nerón durante los primeros afíos de su reinado. Si Séneca del libro y finalmente el rey lo prohibió en 1610, pero la sospecha de que
no había podido evitar que su joven pupilo se precipitase a un gobierno reflejaba lo que en verdad pensaba Jacobo no se disipó. En ese tenso am-
tiránico y desenfrenado, era posible interpretar que el estoico Clermont, biente, en su discurso de marzo, Jacobo 1 invocó los principios teológicos
metido en el laberinto del poder, estaba también condenado al fracaso. Es 67
A spench to the Lords nnd Commons ofthe Pnrlinment nt White-Hn/1, on Wednesdny the XXI of
Mnrch..Anno r6o9, en Kmg James VI and 1, Politicnl rvritings, ed. de Johann P. Sommerville
65 G illes Bertheau, "Passion et néosto'icisme daos The Revenge ofBwsy D'Ambois (1613) de Geor- Cambndge, Cambridge Universiry Press, 1994, p. 180. '
68
ge Chapman (1559 ?-1634) ", ENides Epistéme, 1 (2002), pp. 63-85, donde se plantea la contra- John Cowell,. The lnterpreteJ; or Booke contttining the significntion ofwords, wberein is setfortb
dicción entre la paciencia estoica y la necesidad de acción que conviven dentro de C lermont; the tlue mmnmg ofal/, or the mostpnrt ofsuch words nnd terms as are memioned in the /nw-rvrit-
Bertheau llega a la conclusión de que la controversia interior de C lermont se salva al final con 69 ers ... Lfllvs, sttttutes, or other nntiquities, ~ambridge, John Legate, 1607.
un suicidio "racional", opinión que no comparto. Jacobo 1, The f7·erv lfllv offi"ee Monnrchw, or The rectprock nnd mutual/ duetie betwi>:t a fi-ee
66 Pe ter Bement, "The stoicism of Chapman's Clermont D'Ambois", SNidies in English Litem-
k~ng.nnd his nntum/1 ~ub:;ects, E~imbur~o, Roben W~dcgrave para el r~y, 1598. Véan~e, tam-
ture, IJ00-1900, nh (1972.), p. 346. Bement sostiene que Clermont sería un compendio que btén. B~rnard Bourdm~ Le,rratté des ltbres monarchtes de Jacqucs 1 d Ecossc : la monarchie
aíma la tendencia contemplativa/pasiva, inspirada en De comtttntia de Lipsio, y la línea más a~ servtce de la !"épubltque , en Yves Charles Zarka (dir.), Monnrchie et république nu xvne
comprometida con la intervención en lo público, que atribuye a Guillaume d~ Vair; como uecle, París, PUF, 2.007, pp. 13-29; Roger A. M ason, "Rex Stoiws: George Buchanan James
se ha dicho más arriba, tanto los libros del flamenco como los del francés ya ctrculaban de VI and the S.cottish Poliry".· en John D wyer, Roger A. Mason y Alexander Murdoch' (eds.),
modo fluido en Inglaterra. Considero este esquema algo rlgido y simplificador de algo más Newt erspectwes on the polrtm nnd culture ofEnr/y Modem Scotland, Edimburgo, John Donald
complejo y plástico. Publtshers, 1982., pp. 9-33.

316 317
y paternalistas que trataban de presentar una autoridad ejercida de forma de intereses particulares aparece ya consumada y sin posibilidad de en-
benévola, pero dejó clara la legitimidad de toda norma positiva emanada mienda. Antes, la sociedad política funcionaba armónicamente: la virtud
de su real criterio, estableciendo un nexo causal entre lo divino-natural de los nobles evitaba los abusos y los reyes "were once most royal; kings
y la ley civil. Esta última era la expresión de esa soberanía regia derivada sought common good" (I, i, 20). Todo cambió "when pride enter'd them,
de la voluntad divina. La continuidad entre el mandato de Dios y lavo- and rule by power 1... 1 and all men studied self-love, fraud, and vice" (I,
luntad del rey sin restricciones constitucionales, argumentaba el escocés i, 23 y 26). El panorama político en el q ue ingresa Clermont es ese m undo
Jacobo, podía incluir eso que la costumbre inglesa denominaba common corrupto y arbitrario, caracterizado por una nobleza vanidosa que basa
law solo si se interpretaba como leyes regias no escritas, sin otorgarles su grandeza en la herencia recibida pero que carece de virtud personal,
ninguna otra legitimidad'"· El principio que trasladó Jacobo consistía y una cabeza, el rey, cuyo objetivo consiste solo en mantener su poder.
en que toda ley emanaba directamente del trono, y si bien el rey trató C hapman presenta a través de las palabras de Baligny la degradación que
de disuadir a los parlamentarios de que en ningún caso sus pretensiones supone depositar toda autoridad en la arbitrariedad del rey: "Your High-
incluían la derogación completa de la tradición inglesa ("Nay, 1 am so ness knows 1 I will be honest, and betray for you 1 brother and father;
farre from disallowing the Common Law, as 1 protest" 71
), el hecho de que for, 1 know, my lord 1 treachery fo r kings is truest loyalty; 1 nor is to bear
afirmara sin ambages q ue los monarcas eran "Gods Lieutenants upon the name of treachery, 1 but grave, deep policy. All acts that seem 1 ill in
Earth"" confirmó el recelo de quienes pensaban que el nuevo monarca particular respects are good 1as they respect your universal rule. 1 .. . 1All
buscaba ampliar la base jurídica de su poder y eliminar cualquier control law, all conscience, concl udes it wrong. 1 Nor is comparison a flatterer 1
externo •73
... 1 For th' universal right of your state" (II, v, 29-55).
El peligro de que la ley regia derivase en tiranía latía en el ambiente Ante esta situación, el estoicismo de C lermont encuentra su límite en
político, y constituía un m aterial de enormes posibilidades dramáticas el diagnóstico de la realidad. Es lúcido entender q ue la ley ha sido susti-
que Chapm an recoge en su tragedia. Por eso la palabra law aparece con tuida por los intereses y las ambiciones, pero no cabe intervenir desde los
frecuencia en los diálogos y traspasa los diversos conflictos que se desa- principios estoicos. Es una contradicción imposible de superar; de una
rrollan en The Revenge: como se ha dicho en páginas anteriores, ley de la lado, el plano de la realidad del juego del poder, para el cual Clermont no
sangre es la que invoca Charlotte D'Ambois para acuciar a Clermont a es un verdadero político, como sentencia el capitán Maillard: "You are no
vengar al hermano Bussy; igualmente, ley universal y natural del estoicis- politician" (IV, i, 48); y de otra parte su rigidez, que pese a su implicación
mo es la que C lermont asume como divisa personal; y, al cabo, ley es un en ese juego, lo considera una "false policy" (IV, i, 90). Pero ahí no se que-
instrumento de la voluntad del rey, es decir, de su soberanía absoluta. En da el planteamiento chapmiano, y las contradicciones en la actitud polí-
la tragedia, esa peligrosa degeneración en la civil law como instrumento tica de Clermont operan más allá de su voluntad de ser un estoico puro.
El ejemplo extremo de ello es la sorprendente defensa que hace Clermont
'" Este m ismo argumento, au nque expresado de modos dife rentes, fue posteriormente expuesto de la participación del duque de G uisa en la matanza de San Bartolomé
por Filmer y Hobbes.
71 A speecb to tbe Lords and Commom, op. cit., p. 185.
(1572), asunto que sistemáticamente se ha resistido a una interpretación
. .
72 A speecb to tbe Lords and Commons, op. cit., p. 181. Unas lfneas más aba¡o el Rey no de¡ a lu&ar satisfactoria74 • N o es necesario sefialar que un suceso de esas características
a dudas del sentido de su razonamiento: "Kings are iustly called Gods, for that they exewse
a manner or resemblance of Divine power u pon earth. For if yo u will consider the attributes era incompatible con la integridad moral de la que presume C lermont, de
to God, you shall see how they agree in the person of a King. " . " ahí la dificultad de entender sus razones. Según Clermont, G uisa habría
7l Acerca del debate politico entre Jacobo 1y el Parlamento, véanse: J. P. Sommerv1lle, James 1
and the divine righr ofkings: English politics and continental theory", y Paul C hristianson,
74
"Royal and Parliamentary voices on the Ancient ~o nstitution, c. I604-162I ",.ambos textos, Shona Mclntosh, "The Massacre of Sr Barrholomew on the English stage: Chapman, Mar-
en Linda Levy Peck (ed.), Tbe mentalworld, ob. Cit., pp. 55-70 y 71-95, respectivamente. lowe and the D uke of G uise", Renaissance Studies, 26/3 (2012), pp. 325-344.

318 319
cometido un error, ciertamente, pero causado por su fe y por obediencia a cuando tiene que tomar decisiones extremas y debe actuar. La venganza le
su soberano (II, i, 204-34). En último término, la argumentación de Cler- conquista cuando cumple el desafío de honor contra Montsurry, la pena
mont no resulta convincente, porque la exculpación de su amigo nace le arrebata cuando se entera de la muerte de Guisa y, por fin, el miedo
sencillamente deriva de la amistad que les une. Nada estoico, desde luego. reverencial a la autoridad del rey lo neutraliza políticamente. Atenazado
Seguramente sea el suicidio de Clermont, desenlace de la tragedia, el por todas estas pasiones, cree que solo le queda la puerta del suicidio,
hecho que muestra con más claridad la contradicción entre la voluntad luego su decisión no es el triunfo de la razón, sino de la desesperación.
de ser estoico del protagonista y su posibilidad real de serlo 75 • Con ironía
como otras veces, Chapman se sirve del acto supremo del estoicismo, la
decisión de quitarse la vida, para mostrar cuán lejos de la verdadera Stoa CONCLUSIÓN: EN BUSCA DEL ABSOLUTE MAN.
se halla Clermont. Porque su inmolación no proviene de una reflexión se-
rena en la cual el sujeto resuelve la imposibilidad de seguir viviendo según El ideal del absolute man, individuo perfecto, íntegro e invencible, es
sus principios, sino que es un arrebato de desesperación y una clamorosa mencionado en diversas obras de Chapman, desde sus primeras traduc-
renuncia a su ideario político. La desesperación le invade al conocer la ciones parciales de la 1/íada. Da la impresión de que trató de encontrarlo
noticia de que Guisa ha sido asesinado por el rey, y el cambio de criterio en los personajes homéricos, como Aquiles y Ulises, en los patronos a
proviene de que, ante al asesi nato político ordenado por Enrique III, los que dedica sus trabajos, como Essex, el príncipe Enrique Federico 0
renuncia a levantarse en armas contra el tirano76• Ambos desestimientos incluso Robert Carr, y también lo persigue en los protagonistas de sus
significan un estrepitoso desmoronamiento de Clermont, abatido por el tragedias7". En esta constante búsqueda del tipo humano completo, con
dolor y atemorizado por un reverencial sometimiento a la legitimidad del sucesivos intentos de encontrar figuras que pudieran aproximarse a éste,
poder del rey: "Shall 1 live, 1 and he dead, that alone gave means of life encaja el protagonista de The Revenge ofBussy D'Ambois7 9.
to me? 1There's no disputing with the acts of kings, 1 revenge is impious Si consideramos que en el personaje de Clermont chocan tres po-
on their sacred persons" (V, v, 149-52). El tratamiento irónico de este derosas directrices vitales .(la defensa del honor familiar, la adscripción
momento trágico culmina con las últimas palabras de Clermont, una personal a la doctrina estoica y el compromiso político), pueden supe-
invocación a la divinidad que recuerda a la que Tácito atribuye a Séneca rarse muchas de las objeciones planteadas por la crítica respecto de la
en el momento final: "1 come, my lord! Clermont, thy creature, comes" tragedia y, a la vez, es posible reubicarla como fuente que explica la con-
(V, v, 193) 77 • dición nobiliaria en la Inglaterra de principios del siglo XVII80 • Desde esta
En definitiva, en el acto V la voluntad de ser estoico que había sostenido
78
Clermont durante buena parte de la tragedia, se arruina completamente De forma expHcita, en las dedicatorias del Achilles' Sbield a Essex y al lector, dice: "absolute
an~ full soul,e": y "honest a~d asbsolute ~an's sufficien~ie".' respectivamente; igual en el pre-
facl~.a su ed1c1ón de la OdiSea. Vé~se G1lles Bertheau, Prmce Henry as Chapman's Absolute
man , en T 1mothy W1lks (ed.), Prmce Hemy revived, op. cit.
79
75 O incluso, puede decirse que se certifica con el suicidio la inviabilidad del estoicismo, como Patri~ia Oemers, "Chapm.an's The Revenge ob Bmsy D'Ambois; fi"ity and the absolute man",
afirma Fred M . Fetrow, "Chapman's stoic hero in The Revenge ofBmsy D'Ambois", Studies in Renamance and Reformatl.on 1 Renaissance et Réforme, 12/r (t976), pp. 12-20. Ese hombre
Englisb Litemture, IJOO-I900, 19h (1979), p. 237. . . ab.soluto al modo de A9u1les lo habrla pr?yectado Chapman en Bussy O'Ambois y Byron,
76 Contrasta la actitud de Clermont con la del duque de G u1sa, qu1en reafirma, en el de mo-
mie ntras qu: la alternativa en f? rma de U!Jses se habrla reflejado a su vez en Clermont, según
mento de verse morir, lo justo de su causa contra el rey Enrique III : "Against the pur.e form plantea Enms Rees, The tmgedw ofGeorge Cbpaman. Renaissance etbics inaction, Cambridge
and just power of law" (Y, iv, 55). Chapan ya antes habla hecho que Clermont mamfestase (Massachussets), H arvard Universiry Press, 1954. El tipo humano perfecto al modo de Hér-
que tenia interiorizado su acatamiento a la suprema autoridad del rey: "Acts that are done by cules, en Eugene \Vaith, Tbe Hercuelan bero in Mm1owe, Chapman and D1yden Londres
kings are not ask'd why" (III, ii, 205) . . . . . . Charro and Windus, 1962. ' '
77 Cornelio T ácito, Anales, lib. XV, 64, 4, ed. de José LUis Morale¡o, Madnd, Gredos, Biblio- 80
Una perspectiva similar, aplicada a Bussy D'Ambois es la de D eborah Montuori, "The confu-
teca C lásica, to mo 30. Aqul debe interpretarse que la invocación de Séneca a Zeus alude a la sion of self and role in Chapman's Brmy D'Ambois", Studies in English Litemture, IJOO-I900,
muerte como liberación. 28h (!988), pp. 287-299, donde se concluye que la obra no encaja en un único esquema

320 321
perspectiva pasan a segundo plano supuestos "defectos" del texto, como como reivindicación de la identidad nobiliaria, sino que también tenía
la falta de unidad dramática, el abandono de la acción escénica a favor entonces un evidente sentido de rebeldía contra la autoridad de la corona.
de la exposición de la doctrina estoica, o la débil caracterización de los Finalmente y conectado con esto, en este preciso momento se estaba
personajes. Cobra sentido el hecho de que elt'mico personaje que expresa iniciando un conflicto político de graves consecuencias futuras por las
dudas en su pensamiento y cambia de comportamiento sea Clermont, y pretensiones de los Estuardo de ampliar su poder frente a los controles
que asimismo los demás caracteres en confrontación carezcan de fisuras de otras instancias institucionales, un conflicto que iba a librar una de
en sus principios, sus objetivos y su conducta. Clermont es complejo y sus principales batallas en el campo de la ley y el derecho, y eso es lo que
los otros simples; y es así porque toda la carga dramática está depositada recoge Chapman en su tragedia.
en un protagonista que contiene todas las contradicciones, las propias Al final de la representación, al espectador le quedaría esa amarga
y las que le asaltan desde fuera. Por ello parece prejuicioso encuadrar la sensación que seguramente quería compartir con ellos un Chapman in-
tragedia dentro de un denominado teatro filosófico, donde habría poco satisfecho e hipercrítico tanto con el poder como con la capacidad del
teatro y demasiada declamación filosófica. individuo noble por superar las iniquidades del mundo. El noble Cler-
Cierto es que los discursos de Clermont entran dentro de los cánones mont no solo ha traicionado su estoicismo al vengar su sangre, sino que
de .un estoicismo riguroso. Pero son solo eso, declaraciones, las que nos la desesperación que le lleva al suicidio certifica su apostasía de sus princi-
lo revelan estoico, no sus actos. Su comportamiento, por un lado en pios éticos. La virtud ha sido derrotada y ni siquiera ese enorme sacrificio
pos de la venganza de su hermano y, por otro, iniciándose en el juego evita que el rey tirano y maquiavélico siga en el poder. Clermont tampoco
político-cortesano de la mano de su amigo el duque de Guisa, contrasta llegaba a ser el absolute man, como no lo habían sido Essex o Somerset.
con sus palabras y, más allá de esta evidencia, su conducta denuncia una Como se dijo al principio, la contextualización de The revenge ofBussy
inadecuada preparación ideológico-ética para alcanzar tales objetivos. D'Ambois, o dicho de otra manera, su restitución al momento en que fue
Más que un estoico trágicamente enfrentado ante la miserable condición ideada, escrita y representada, permite entenderla como la dramatización
de la realidad, Clermont acaba siendo un inadaptado, que no es a la postre (una de las posibles dramatizaciones) de algunos de los problemas que
ni el ser moral que pretender ser, ni el vengador justiciero, ni el atrevido estaban de actualidad, colocando a un noble en el centro de las tensiones
conspirador aliado con su amigo Guisa. Es verosímil que este conjunto de que se vivían contemporáneamente. La obra no ofrece soluciones concre-
impresiones calaran en el espectador de la tragedia, por cuanto, como se tas, sino que refleja la realidad críticamente. Tomar postura les correspon-
ha tratado de explicar en este trabajo, el contexto político y cultural en el de a los espectadores.
que la escribió Chapman y los londinenses que la vieron estaba dominado
por estas mismas tensiones. De una parte, el estoicismo renovado se había
abierto camino en la Inglaterra estuardiana, como ética aristocrática
alternativa al viejo modelo del caballero protestante isabelino••. Por otro
lado, el culto al honor, incluido el derecho de venganza, actuaba no solo

interpretativo de los sugeridos por la crCtica, ni deriva de la colisión de Bussy con la corrupta
sociedad cortesana, sino que la verdadera tragedia versa sobre la equivocada percepción de s(
mismo que tiene Bussy. Igualmente, véase mi interpretación del Coriola1111S de Shakespeare,
en Adolfo Carrasco MartCnez, ob. cit.
81 Reid Barbour, Englisb epicum ttnd stoics. Ancient legacies in Ettr/y Stuart culture, Amherst,

Universiry of Massachusem Press, 1998.

322 323

Das könnte Ihnen auch gefallen