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Queridos fieles:
Este domingo estamos rezando la Solemnidad de Nuestra Señora de la Candelaria, la Presentación del Niño Dios en el Templo, cuya fiesta
fue el viernes con la bendición de los cirios o candelas. Con ella se acaba todo lo que de alguna manera hace referencia a la Navidad y a su
ciclo litúrgico. Terminamos también hoy las prédicas sobre “La Familia Católica”. Sirvan ellas, ojalá y como decimos siempre, en honor de la
Sagrada Familia: Jesús, María y José, como continuaciones de su fiesta, y para intentar hacer buenos hijos de Dios, buenos católicos.
Hoy tocaremos en primer lugar algo que es “colateral” a la Familia Católica, y luego un segundo punto que también en algún grado puede
relacionarse con ella. Ambos son de mucha actualidad, y en general no se conocen bien.
El primero es LA FECUNDACIÓN IN VITRO. El segundo, LA DONACIÓN Y TRASPLANTE DE ÓRGANOS.
Pues bien, demos EL JUICIO MORAL de este asunto, totalmente desconocido por nosotros los católicos: REALIZAR LA
FECUNDACIÓN IN VITRO CONSTITUYE UN PECADO MORTAL, ESO NO SE PUEDE REALIZAR JAMÁS.
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Otro asunto: En estos temas, por el riesgo de matar o descartar o destruir seres humanos, i.e. el descarte de embriones, se debe dar el principio “pro vita”, es decir: una protección “en más” y no “en
menos”. ¿A qué nos referimos? “Ah, como eso tal vez no sea un ser humano, lo podemos descartar”. Respuesta: “No m’hijo, el razonamiento es al revés: Como eso sí puede ser un ser humano, es inmoral
que usted lo descarte o lo congele, la protección es en más (desde la concepción) y no en menos, por las consecuencias que puede traer dicha acción: descarte de embriones, descarte de seres humanos.
El segundo de los temas que queríamos enseñar es LA DONACIÓN Y EL TRASPLANTE DE ÓRGANOS.
Vamos a desarrollar el llamado trasplante DE “MUERTO” A VIVO; ponemos entre comillas la palabra “muerto” porque allí hay una mentira
y una falacia de los médicos, y muchas veces también de las leyes modernas. No tocaremos hoy el tema del trasplante DE VIVO A VIVO.
-En el tema del trasplante de “muerto” a vivo (otra vez entre comillas “muerto”), los órganos más apetecidos son: CORAZÓN, RIÑÓN Y PULMÓN.
-Ante Dios, y por lo tanto ante la Moral, no se puede dar (ser donante) ni recibir o ser receptor de dichos órganos, provenientes de lo que los
médicos llaman supuestamente un “muerto”.
-El problema o la inmoralidad es que todo indica que “NO ESTÁ MUERTO”, que la persona a la cual le quitan los órganos no está muerta aún, más bien
lo matan antes de tiempo para sacarle los órganos.
-Dios es el Señor de la Vida y de la Muerte, y solamente a Dios le compete decidir cuándo muere una persona por causa de su salud deteriorada o
de un accidente, etc. A los médicos no les compete ser “señores de la vida o de la muerte”.
-En esto que estamos hablando, para logar lo que los médicos llaman “rescate de órganos”, el problema se plantea. Pues ellos –para hacer el
mencionado “rescate”- necesitan que el corazón esté latiendo.
-Para los médicos modernos, y para la legislación moderna, es suficiente, para considerar médica y legalmente (pero falsamente) muerta a una
persona, que ella tenga “señal cero en el cerebro” (“ausencia de reflejos de tallo”). Esto es una falacia, y es consecuencia de un mundo alejado de
Dios, e inclusive alejado de los sanos principios de la filosofía. En este tema de los órganos: Se fluctúa entre la ignorancia y el pecado.
-El criterio médico y legal recién referido falla en su base por no saber ni considerar lo que es la muerte. La muerte es la separación del alma con
respecto al cuerpo: Cuando el alma se separa del cuerpo, todos fallecemos y morimos. ¿Cómo determinar ese momento de la separación del alma,
el cual es el verdadero momento de la muerte? Como el alma es espíritu, o es espiritual, y no material, no existe “máquina” o mecanismo alguno de
registro: Lo espiritual no puede ser medido con aparato alguno. Los registros se dan sobre la materia o cosas materiales, y el alma no es materia.
“No, padre, yo vi un documental donde medían cuando la persona se estaba por morir, y registraban que cuando salía el alma se daba un pérdida
instantánea, muy pequeña, de peso en la persona que moría”. Respondemos con un poco de enojo: Realmente somos muy brutos, y la ignorancia
campea. No sólo en este tema, sino en muchos más, todo el mundo anda viendo cuanta bobada se publica o publicita en internet; y como no hay
formación teológica ni filosófica (y a veces ni sentido común), la gente anda creyendo cualquier cosa por más absurda que sea. El alma es espíritu o
de naturaleza espiritual, por lo tanto no puede tener peso ni medida, ni ser registrada por una máquina. No podemos estar diciendo tonterías.
-Y siendo que el alma por ser espiritual no tiene registro, ni peso, ni medida, ¿Cómo saber cuándo se produce la muerte, cómo saber cuándo el
alma se separa del cuerpo, cómo saber cuándo se produce la muerte? Se tiene que apelar a UNA CERTEZA “MORAL” (que no es lo mismo que la
certeza física, ni la certeza metafísica), y esa certeza moral a la que se apela tiene que ser aceptable y correcta ante Dios.
Si hablamos de la vida: LA SEÑAL CORPORAL MÁS ANTIGUA, TAN ANTIGUA COMO LA HUMANIDAD, DE QUE TODAVÍA HAY VIDA, ES EL CORAZÓN, LOS LATIDOS
DEL CORAZÓN. Modernamente se agregaron los registros del pulmón y del cerebro.
-El médico moderno dice: “señal cero del cerebro, igual: muerte; pues yo necesito que el corazón esté latiendo para sacar los órganos”. Y la
respuesta correcta es: SI EL CORAZÓN TODAVÍA ESTÁ LATIENDO, ESO ES SEÑAL DE QUE TODAVÍA “HAY VIDA”, Y NO DE QUE “HAY MUERTE”.
En todo caso, para aprovechar los adelantos de la medicina moderna, se debería apelar a la TRIPLE SEÑAL CERO, para mayor seguridad o certeza
moral de que la muerte se ha producido: CEREBRO CERO, PULMÓN CERO, ¡Y CORAZÓN CERO! (y no solamente en el primero de ellos). Pero allí entra el
problema para los médicos modernos: Si el corazón ya no late, no les sirve ninguno de los tres órganos más apetecidos: Corazón, riñón y pulmón.
-De allí que, con la excusa de la donación y trasplante de órganos, A LA PERSONA SE LA MATA “ANTES DE TIEMPO”, ANTES DE SU MUERTE NATURAL . A LA
PERSONA SE LA MATA ANTES, Y ESO ES UN PECADO GRAVÍSIMO ANTE DIOS.
-Creo recordar, una vez hablando con un médico en Argentina, el cual estaba a favor de los trasplantes de órganos y trabajaba en ello, que él me
terminó dando la razón (lo matan “antes de tiempo”), pero me agregó como justificativo: “pero se va a morir igual”. Es decir que el razonamiento
de ese médico fue “como se va a morir, yo lo mato antes de tiempo, y le saco los órganos”: Esto no merece el menor análisis. El que decide el
momento de la muerte es Dios, y no el médico moderno (además ha habido casos en que el paciente reacciona a pesar de que no tenía reflejos de tallo).
SER DONANTE DE ÓRGANOS. Por todo lo dicho, uno no puede declararse donante de órganos para después de la “muerte”
(otra vez ponemos la palabra “muerte” entre comillas, por todo lo que hemos explicado). Y en Colombia el tema se agrava
mucho más por LA LEY 1805 , del 4 de agosto de 2016.
-Las legislaciones de ESTE MUNDO QUE SE VA CONFORMANDO CADA VEZ MÁS SEGÚN EL ANTICRISTO Y SEGÚN EL FALSO PROFETA tienden a declarar, en esto
de la donación y trasplante de órganos, que todos los habitantes de tal o cual país son donantes presuntos (se presume legalmente, para cada
habitante, la voluntad de donación de sus órganos para después de su “muerte” –siempre entre comillas-). O si quieren: Todos los habitantes son
donantes obligatorios, o dicho mejor: “obligados”.
-Aquí en Colombia esto ya es una realidad a través de la mencionada “Ley 1805”. Además, para evitar que a uno “lo maten antes de tiempo”, para
lograr que uno NO SEA DONANTE, con lo que dispone esa Ley, hay que hacer tantos trámites o vueltas, que nadie o casi nadie los hace: Hacer una
declaración por escrito en donde se manifiesta que uno no quiere ser donante de sus órganos para después de su muerte; luego se debe ir a un
escribano público para la certificación de la firma del declarante; y después llevar dicho documento al Instituto Nacional de Salud y radicarlo allí.
¡Nadie hace eso! Y por ello todos los colombianos (esperemos no nos agarren también a los extranjeros) serán tomados –casi forzosamente- como
donantes: ¡prepárense a la quita de sus órganos!
-Ya hemos encargado a una persona de la feligresía, que haga por favor un “memorándum”, para repartir a todos los fieles, para tener bien a mano
todos los trámites que hay que hacer para no ser donante. Aunque sean tediosos esos trámites, cada uno de nosotros debemos tratar de hacerlos,
y no debemos ser “donantes de órganos” para después de nuestra “muerte” (falsa “muerte”).
-Sobre la donación de órganos DE VIVO A VIVO, en otra oportunidad hablaremos de ella.
Terminamos así, sin más, nuestra prédica, deseando que todo esto sirva para iluminar, para enseñar y hacer el bien, ilustrando, tratando
de dar luz en este mundo cada vez más oscuro, cada vez más alejado de Dios Nuestro Señor Jesucristo, y de su Santa Religión Católica.
AVE MARÍA PURÍSIMA.