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Error de cálculo

Siento que no puedo aplazar más esta necesidad. Hago esta confesión en video, sin
ediciones… sin retoques… para que la verdad quede registrada, antes de qu’empiecen los
ataques de pánico… que creo que ya se van sintiendo en distintos puntos de la ciudad.
Hace una semana… a menos que me haya vuelto loco… recibí una visita. Juro que
fue el peor susto de mi vida, porque el tipo apareció de la nada, delante de mí, cuando venía
por el callejón de arriba, por donde siempre me meto pa llegar a mi casa. Estaba vacío,
como siempre, lo juro por….
Bueno, no sé. Yo sólo sé que no estoy mintiendo… que no es… una broma, ni nada
de eso… y por eso como que… me cuesta decirlo. El callejón estaba vacío, siempre está
vacío a esa hora. Es más, cuando empecé a vivir por acá, cuando empecé a meterme por ese
callejón pa no tener que daaarle tooooda la vuelta’l barrio… yo siempre creí que m’iban a
atracar tarde o temprano, porque’s un camino muy solitario, y hay rincones muy oscuros
donde cualquiera se podría esconder. En cuatro años que llevo acá, nunca me había pasado
nada, nunca se me había aparecido nadie, y mucho menos así.
Es que ni yo lo puedo creer todavía, aun con todo lo que… La noticia de lo que pasó
ayer por Manrique Central fue lo que me dio como… como valor para hacer esto. Es otra
prueba de lo que está pasando… de lo que debe d’estar pasando en todo el mundo, me
parece. Dentro de poco se van a empezar a ver los cambios, sobre todo en las grandes
ciudades, y muchos, como yo, van a creer que les está «fallando el coco», y puede que sí
nos falle a todos, pero no es eso solamente lo qu’está pasando. Llevo toda la semana
preguntándome si lo soñé, pero cada vez que me lo pregunto y cada vez que lo recuerdo y
cada vez que leo estas hojas, se siente menos como un sueño. Yo sé que esto pasó de
verdad: ya toda la ciudad lo sabe, ya todo el país lo sabe, aunque no haya nadie que lo
pueda explicar… y tampoco creo que lo que voy a contar sirva para explicarlo.
En fin, lo que pasó fue esto: me faltaban… yo diría que unos treinta pasos para llegar
a mi puerta. Me acuerdo que la estaba viendo y ya me iba a meter la mano en el bolsillo pa
sacar las llaves, cuando ¡fum!, el tipo apareció de pronto, y yo, del susto, brinqué de p’atrás.
Hasta ganas de gritar me dieron, y creo que abrí la boca, pero no salió nada, como si me
hubiera congelado por dentro. Estuve de suerte que no me tropecé, porque habría caído
sentado en algún vidrio roto.
No sé si por el susto de ver algo que… pues, algo que no tenía por qué estar
pasando… el caso es que alrededor del tipo, desde la cabeza hasta los pies… vi que le
estallaban chispas, como luciérnagas, y sentí que el aire olía a cables quemados, como a un
cortocircuito. Pero al rato, el efecto pasó.
Y entonces, bueno, nos miramos. Cada día parece que me acuerdo de un detalle
nuevo. Era un viejo. No un anciano, pero sí muy mayor, y casi de mi estatura, un poquito
más bajo. En la cara se le destacaba la barba, larga hasta el pecho, y se notaba que era
calvo, pero la calvicie estaba oculta debajo de una pañoleta negra, a juego con el parche de
pirata que le cubría el ojo izquierdo. Se notaba también que la camisa y el pantalón eran un
uniforme, sin costuras… sin bolsillos… sin botones… pero en varios puntos se le veían
unas… como unas bandas oblicuas, metalizadas… como electrodos, no lo sé explicar
mejor. Y tenía un cinturón, y al lado derecho le colgaba, enfundada, una pistola rarísima.
Yo sé que abrí la boca para decirle o preguntarle quién sabe qué bobada, muerto del
susto, sin entender cómo seguía pasando eso delante de mí y yo no me despertaba. Pero
antes de poder decir nada… sentí… sentí una voz en mi cabeza. Una voz implantada que
decía: «Código 5-14». No se me va a olvidar mientras esté vivo. Ahí fue cuando él dijo:
«Tranquilo, que no le voy a hacer nada». Y yo empecé a… medio entender todo porque…
identifiqué mi propia voz. La misma voz rara que oigo cuando veo mis propios videos, pero
al fin y al cabo mi propia voz.
Me preguntó «Qué fecha es hoy», y yo, como si estuviera hablando delante del
espejo, se lo dije, y para más seguridad, desbloquié mi celular y le mostré la pantalla:
«Miércoles, 16 de septiembre de 2020». Él dijo algo así como que la fecha era correcta,
pero se le notaba por el gesto de la cara que algo lo preocupaba mucho.
Le pregunté, obviamente, que si venía del futuro. En vez de responderme, me dio la
espalda, dijo algo… estoy seguro que en otro idioma… y luego dio media vuelta otra vez y
me volvió a mirar. Me di cuenta de que no era un parche lo que le cubría el ojo, sino una
especie de monóculo digital… mucho, pero mucho más sofisticado… o más… más
avanzado, digamos, que los que apenas salieron al mercado hace unos meses. M’explicó lo
que estaba haciendo y me pidió que no me moviera.
Yo vi que sobre el lente, de color azul brillante, se prendían y apagaban números y
símbolos, y cuando el… este… el análisis que me hizo se terminó, sentí otra vez la voz
dentro de la cabeza: «Recibido, 5-14. Aguarde instrucciones». Y me dolió… me dolió
como si me hubieran arañado el cerebro. Me tuve que sobar la frente porque no me lo
aguantaba, y le pregunté que si sabía qué era eso. Como seguía sin decir nada, le insistí:
—Oiga, dígame qu’está pasando. —Lo miré y creo que le calculé, muy mal, treinta
años más que yo—. ¿Viene del 2050? ¿De más adelante?
Yo creo que me miró con lástima… y que también fue por lástima que trató de
explicármelo. Pues: como si supiera que yo no le iba a entender. Y la verdad fue que no
l’entendí mucho. Esto es lo que recuerdo que me dijo. Lo tengo aquí anotado en las hojas
de una libreta. Lo escribí esa noche, cuando el tipo, simplemente, desapareció luego de que
lo envolvieran esas… esas chispas anaranjadas. Cada día lo miro, lo releo… dudo de las
palabras que recuerdo… y llego siempre a la misma conclusión: si lo que vi y si lo que oí
no es real… entonces perdí la razón. Perdí la razón del todo.
Bueno, aquí va. Esto fue lo que me dijo, dos puntos, abro comillas: «Técnicamente…
se supone que vengo del pasado. Los viajes en el tiempo fueron descubiertos en Argentina,
en el año 2000, por científicos alemanes nacionalizados en ese país. Fue una tecnología que
se filtró muy rápido en los países del Cono Sur, y ellos fueron los que, al año siguiente,
impusieron las regulaciones de lo que ahora llamamos “saltos de tiempo”, que al principio
eran únicamente al pasado. Las regulaciones están basadas en las limitaciones de los saltos
y en sus consecuencias desde los puntos de vista de la física y la astronomía».
Hago acá una pausa porque me acuerdo que en ese momento le pregunté que cuáles
eran esas regulaciones, y me dijo, pues, que son muchísimas, es… un código completo,
como el Penal o el Civil. Como no se quería desviar del tema, me resumió que iban desde el
número de saltos que se le permitía… o se le permite… bueno, no sé ni cómo conjugar el
verbo. La cosa es: a cada país se le permite un número específico de saltos al año… pero
nunca son más de dos. Siempre se hace una consulta popular antes de llevar a cabo un salto,
y por lo general se escogen… cómo fue que dijo… «acontecimientos sociopolíticos» o
«eventos catastróficos de magnitud» que hubieran ocurrido, máximo, dos años antes de la
consulta.
Para que estas cosas se cumplan, existe, obviamente, un ente de control, denominado
«D-4» para hacer alusión a la «cuarta dimensión». S’encargan de analizar los efectos de
cada salto con base en valores… este… valores numéricos que se derivan de los postulados
centrales de la Teoría del Caos… y s’encargan, también, d’entrenar a los agentes asignados
para saltar.
Antes de seguir, m’explicó que ningún agente D-4 está autorizado para llevar a cabo
lo que ellos llaman un «cambio significativo permanente». L’entendí que esa era la regla
más importante y que, en términos sencillos, quiere decir lo siguiente: que no se puede
saltar al pasado para matar a nadie… pero tampoco se puede salvar a nadie de la muerte.
Según lo que dijo, cuando los gobiernos latinoamericanos empezaron a autorizar los saltos,
hubo montones de personas que, en las consultas populares, solicitaban evitar los asesinatos
de líderes comunitarios, detener crímenes contra celebridades de talla internacional que
hubieran quedado impunes… o incluso asesinar a… ciertos presidentes, gobernadores o
alcaldes… por la cantidad de muertes inocentes durante sus gobiernos. La intervención de
una línea temporal fija en la memoria colectiva se tenía… o se tiene que hacer con
muchísima precisión, pero, en especial, con mucha… sutileza.
Sigo leyendo, esto me lo dijo él: «Los agentes D-4 se especializan, por ejemplo, en
saltar para prevenir a una comunidad sobre un desastre natural y así reducir, en porcentajes
muy pequeños, el impacto sobre la geografía y sobre la infraestructura del lugar. En esos
casos, como se hizo con la misión para reducir el impacto del terremoto en Armenia en el
99, se ha demostrado que se logran evitar algunas muertes, nunca son muchas. Pero se ha
demostrado, también, que quienes se salvan de un desastre natural gracias a la acción de un
agente D-4, mueren al poco tiempo, por causas también naturales. Lo que se les logra
proporcionar es un tiempo breve para alcanzar algunas metas a corto plazo o simplemente
pasar más tiempo con los seres queridos de los que no pudieron despedirse la primera vez».
Hago otra pausa, porque… bueno; llevo toda esta semana tratando de procesar toda
esta información… pero también, por culpa de ella, teniendo muchas pesadillas,
prácticamente cada noche. Todo lo que me dijo me parecía incoherente, lunático… yo diría
que esquizofrénico… Pero yo acababa de verlo aparecer ¡de la nada! No tenía… no tengo
más remedio que creerle.
Pero creerle significa aceptar que ahora… no solamente que toda mi vida es una
especie de… equivocación… un error de cálculo en los planes de Dios… si es que existe…
sino también que… es muy posible que la humanidad… la humanidad entera, como dice el
himno… esté en peligro. Un peligro muy… muy… muy grave.
Leo otra parte que logré escribir… que logré recordar. Como pueden ver, es… la
parte donde hay más tachaduras… borrones… es la que menos entendí, pero parece ser la
parte más importante. Dice así, dos puntos, comillas: «Cuando esta tecnología llegó a
Colombia, no existía ninguna normatividad para viajar al futuro. En Uruguay se habían
hecho experimentos, entre 2004 y 2005, con sistemas operativos de primera generación o
“Inteligencias Artificiales Primarias”. Fueron ocho misiones, es decir, ocho I.A.P., pero
sólo regresaron dos, una de ellas casi destrozada, de la que se pudo recuperar muy poca
información. No se pudo establecer a qué año saltó, pero la hipótesis ya casi aceptada es
que encontró el punto de la Historia que tanto ha temido la raza humana: una guerra
termonuclear a escala global. Pero la información que se dio a conocer al público es
contradictoria y el resto es… clasificada.
»Con la I.A.P. que regresó intacta, se estableció un nuevo protocolo para los saltos:
monitorearlos en tiempo real. Hasta el año pasado, 2009, sólo las I.A.P. podían saltar al
futuro con la directriz específica de grabar lo que pudieran del lugar y la época adonde
llegaran, en un lapso variable entre treinta minutos y una hora. En la Sala de Mandos del D-
4 recibían primero la grabación, luego hacían que la I.A.P. regresara al presente y la
desconectaban para evitar que sus operaciones siguientes generaran un cambio significativo
en el futuro visitado».
Lo que sigue aquí es lo que… Bueno, no, mejor sigo, y luego trato de… A ver: «En
2006, después de hacerse reelegir, el presidente Arbeláez (“Mano de Hierro”, lo llaman sus
opositores) redactó un decreto para que se invirtiera más en ese tipo de investigaciones. El
gabinete de Arbeláez lo llamó “el Decreto Flash-forward”, pero entre el público, y en las
Instituciones de Formación, se le conoció como el «Decreto “Por un Futuro Mejor”».
»Después de seis misiones exitosas, el país fue el pionero en LatAm en saltos al
futuro con la finalidad de anticipar y proteger el desarrollo de tecnologías y de políticas
públicas enfocadas en garantizar la permanencia de la vida humana en el planeta. El
programa tuvo una acogida internacional inmensa porque aceleró las pruebas y la
aplicación de nanotecnología ambiental efectiva, capaz de reducir, por ejemplo, el
calentamiento global y de aprovechar, al mismo tiempo, la energía de las tormentas solares
para tratar de prescindir, a corto plazo, de las centrales nucleares. Otro logro del programa
fue evitar la extinción masiva de distintas especies de flora y fauna, y modificar el genoma
de las abejas para reforzar los procesos de polinización en Centro y Suramérica».
Yo creo que… bueno, desde esta parte, cuando me lo dijo, yo ya quería preguntarle
qué ganaba con… o para qué me lo contaba, si… Sigo, más bien: «Dos años antes de
acabarse el mandato de Arbeláez, se publicaron los resultados de una investigación del
Departamento de Inteligencia del D-4. Se demostró que el presidente había dado la orden
clandestina de entrenar a efectivos del DSN —su versión del DAS, me imagino— para
espiar a sus opositores a través de saltos al pasado o al futuro, y para cambiar resultados
electorales a favor de su partido. A principios de 2009 lo procesaron y hoy cumple una
condena de 20 años en la Cárcel 7 de la Estación Lunar Colombiana.
»Su sucesora, la presidente López, fundó el primer Comando de Seguridad del D-4.
Somos seis agentes entrenados para saltar al pasado o al futuro, para evitar que otros
agentes, al margen de la ley, lleven a cabo cambios no autorizados, que podrían derivar en
paradojas capaces de poner en riesgo la estabilidad del plano espaciotemporal».
Esta parte que sigue, se los juro… la he leído acá, yo solo, encerrado en este cuarto…
unas cien veces, sin exagerar. Yo supongo que habré puesto acá palabras que él no dijo… o
habrá términos trocados, cosas que entendí mal y por eso las explico mal, yo qué sé… Y es
la parte que me da escalofríos. Es más, siento que ya me tiembla el cuerpo y que… me va a
temblar la voz en algún momento cuando esté leyendo… Óiganme bien, no sé si ustedes
vayan a sentir lo mismo: «Antes de saltar al futuro, enviamos primero una I.A.P. para
establecer las coordenadas de llegada y calcular los avances tecnológicos, la evolución de
patrones lingüísticos, las condiciones atmosféricas, en fin… Y, con base en esos datos,
saltamos. Capturamos agentes infiltrados, si los hay, y corregimos las posibles alteraciones
temporales, si se produjeron.
»Hace cuatro meses, en 2010, una I.A.P. predijo que desde esta fecha en el futuro se
filtraría un mensaje que dejaría nuestros algoritmos, nuestros planos… toda nuestra
tecnología de saltos de tiempo al alcance de agencias secretas de Rusia y Estados Unidos.
Son países que llevan años tratando de construir máquinas del tiempo para modificar toda
la historia: evitar el asesinato de John F. Kennedy… retrasar la llegada del hombre a la
Luna… adelantar la caída del Muro de Berlín… salvar al pueblo de Chernóbil… prevenir la
tragedia del Challenger… impedir los atentados de los aviones contra el World Trade
Center… El caso es que enviamos una I.A.P. a esta fecha, y registró… registró rascacielos
que alcanzaban el límite de la troposfera… registró aeropistas para automóviles
voladores… registró señales de neurotelefonía… y aquí no hay nada de eso».
Esto de acá me lo dijo mirándome a los ojos: «Usted… se supone que debería ser mi
“otro yo” del futuro… mi enlace… pero se nota que toda esta información le resulta
confusa… que los dispositivos de navegación y de defensa que cargo conmigo le parecen
más avanzados cuando deberían ser ya obsoletos… de hecho, ese aparato que usó para
mostrarme la fecha es tecnología de hace cien años en mi época. Pero se nota, sobre todo,
que usted es más joven que yo, cuando debería ser al revés».
Como dije, no sé si ustedes sienten lo mismo que yo sentí en ese momento. Que
venga alguien y le diga a uno… no sólo le diga, sino que le demuestre… que la realidad
que uno ha vivido por más de veinticinco años… es sencillamente imposible en términos
matemáticos o de física cuántica o como se diga… Que todos los recuerdos que uno tiene…
de las visitas a los abuelos en Jericó cuando era niño… de mi papá enseñándome a montar
en bicicleta… de mi primer beso, que se lo di a la novia de un amigo, cuando tenía
catorce… de mis compañeros en la universidad… imaginen eso, que todos los recuerdos
que tengan… sean falsos.
Lo último que me dijo fue esto: «Tiene que ser que alguien saboteó esta misión.
Alguien sabía que un agente D-4 iba a venir… y lo modificaron todo, absolutamente todo».
Me pareció como que iba a decir algo más, pero entonces volví a sentir esa voz en mi
mente y me tuve que agarrar la cabeza con las manos porque el dolor fue impresionante:
«Atención, 5-14. Diagnóstico: desvío interdimensional. Objetivo primario identificado a
1,7 m de su ubicación actual. Ejecutar Orden T-2».
Dolía tanto que me arrodillé gritando y llorando y pidiéndole que parara, que me
ayudara. Cuando lo miré otra vez, vi que me estaba apuntando con su arma y yo creí… creí
que ahí se iba a acabar todo. Me dijo, mientras me apuntaba, que… era demasiada
información para mi cerebro. Que me podría causar tanto una embolia como un aneurisma,
o que simplemente me iba a volver loco. Que era mejor olvidar. Lo dijo así: «Olvidar es un
alivio».
Pero se arrepintió.
Murmuró algo en otro idioma, volvió a enfundar la pistola y empezaron a brillarle
alrededor esas chispas anaranjadas. Cuando lo cubrieron por completo… así como había
aparecido de pronto, desapareció. Y yo me quedé ahí, mirando mi puerta al final del
callejón vacío, con la cara… llena de lágrimas. Y después… antes de entrar, me di cuenta…
de que me había orinado en los pantalones. En menos de cinco minutos me cambié de ropa,
y me puse a escribir como loco, toda la noche, toda la madrugada y toda la mañana del día
siguiente… tachando, reescribiendo… tratando de recordar cada palabra lo más…
textualmente posible.
Yo sé que es muy difícil que crean en esta confesión. Deben haber… millones de
videos así, de gente muy desocupada o muy imaginativa o las dos cosas. Pero insisto en que
todo esto fue… es… ¡va a ser!… la realidad. Y ya hay pruebas, ya están ocurriendo hechos
que lo demuestran. Al final del video dejo el enlace de esta noticia del viernes 18 de
septiembre: «Autoridades sanitarias establecen cuarentena preventiva en la Comuna 16 de
Cali». El artículo explica que nadie puede entrar ni salir en ese sector de la ciudad por el
supuesto brote de un virus respiratorio no identificado. En Bogotá tacharon de loco a un
reportero independiente que insiste en que no hubo ningún brote, sino que en la madrugada
del jueves… estas son sus palabras… «un domo de luz cubrió el sector durante quince
segundos, y cuando se apagó ya no había nadie en unas diez manzanas a la redonda. O sea
que más de quinientas personas desaparecieron de un momento a otro. Estaríamos hablando
de más de quinientas personas que fueron teletransportadas a otra época… o a otra
dimensión… o, en el peor de los casos, vaporizadas por algún nuevo tipo de bomba de
destrucción masiva que, paradójicamente, deja intacta la infraestructura del sitio donde
explota, y que no emite sonido alguno».
El alcalde de la ciudad, en la única rueda de prensa que ha dado, se negó a responder
las preguntas de los familiares de las víctimas y prohibió el sobrevuelo de drones con
cámaras por el espacio aéreo de la zona. El domingo había una multitud impresionante
protestando alrededor de la barrera que rodea la Comuna, hasta que un contingente del
ESMAD, comandado por seis individuos con trajes Hazmat, los dispersó con gases
lacrimógenos y balas de goma. Hasta la fecha, y pese a la preocupación de la comunidad
internacional… ya ustedes lo saben: el presidente Vargas Lleras se ha negado a dirigirse al
país.
La otra noticia es la del martes 22 de septiembre sobre el avión de pasajeros que se
estrelló en el desierto de la Guajira. Hay un par de blogs… al final quedan los enlaces…
que llevan varios días difundiendo el rumor de que el manifiesto de pasajeros, que
presentaron en varias emisiones de noticias, es falso, así como el número del vuelo y el
número de registro del avión. Una de las hipótesis más comentadas dice que el avión había
desaparecido a mediados de la década pasada en el océano Índico. Es decir, saltaron al
futuro para morir después de un lustro de habérseles dado por muertos. La mayoría de los
lectores de esos blogs prefieren negar la posibilidad de que algo así pueda pasar… pero a
mí, después de esto, no me parece tan descabellado.
El último enlace que les dejo es el de la noticia de hoy al mediodía: «Enfrentamiento
entre bandas deja 5 muertos y 3 heridos en Manrique Central». Eso pasó ayer, y… ya son
muchos… pero muchos los testimonios que denuncian al autor de esa nota por querer
ocultar la verdad. El testimonio que más me conmovió fue uno de los que quedaron
registrados en video: el más extenso y el de mejor calidad. Ese video fue el que… Bueno,
ustedes lo van a ver al final, si quieren, pero… es que necesito explicar esto, pero no sé
cómo… Se publicó hoy, como a las cinco de la mañana… y a las seis ya se había vuelto
viral en todo el mundo. Ahí lo van a ver, es supremamente claro… y no hay modo de que
sea un montaje… aquí quién va a tener presupuesto pa un montaje de semejante calidad, es
imposible.
Lo grabó un niño desde el balcón de una casa a unos quinientos metros de donde pasó
todo. Lo que se ve ahí, frente a la iglesia del Señor de las Misericordias, es un robot: no una
persona disfrazada, no una CGI, no un montaje tomado de alguna película. No. Se ve que es
real y se ve a los feligreses, adultos y niños, saliendo de la iglesia, rodeando el… aparato
ese… asustados, curiosos… tratando de entender qué’s lo qu’están viendo, por qué está esa
cosa ahí…Se oye a la gente gritando cuando ven que al robot le brillan los ojos con una luz
roja espantosa, y que hace girar la cabeza, primero a la derecha y luego a la izquierda.
Y se ve también… se ve también… cuando mata de un disparo a la niña que se le
acerca para tocarle una pierna. Le sale como un cañón de uno de los antebrazos y se ve…
brotar el rayo que atraviesa a la niña, y ella queda ahí tirada y todo el mundo sale corriendo.
A los quince minutos se ve llegar un jeep, se ve bajar a cinco tipos con… yo diría que eso
eran mini-uzis… y con pasamontañas. Antes de que los dos primeros le apunten, el robot
vuelve a sacar el puto cañón del antebrazo y se barre a los tres que tiene más cerca con una
sola ráfaga de rayos. Los otros dos l’empiezan a disparar, también en ráfagas… es la parte
más impresionante… y se ve cómo las balas pegan en el cuerpo del robot y rebotan pa
todas partes o estallan. A lo último, se ve que el robot dispara un rayo al depósito de
gasolina del jeep, y cuando explota se acaba el video, porque parece que al niño que estaba
grabando se le cae el celular, del susto. Para cuando llegó el Ejército al barrio, dicen en
otras publicaciones, ya el robot había desparecido.
Esas son las señales, creo yo. Las… evidencias. Hago este video para que… para que
alguien que sepa cómo interpretar esta info trate de de hacer algo, si se puede. Pero sobre
todo porque… no aguanto más esta especie como de culpa, por saber… pero sin entender
qué es lo que sé. No aguanto más esa voz implantada en la cabeza… hablándome cuando
me levanto, susurrándome cosas de noche, dándome órdenes que no entiendo cuando voy
por la calle… la última vez que la oí fue hace dos días, y no sólo me hizo doler la frente,
sino que me sangró la nariz durante casi una hora. Yo creí que m’ib’a morir. Decía:
«Atención, 5-14: violación del protocolo 6. Abortar salto. 9 de abril de 1948. Abortar
salto». Cuando me miré en el espejo del baño, tuve una alucinación porque vi que mi
reflejo no era yo, sino… sino él. El pirata barbado de otra dimensión. Y me sonreía, el
hijueputa.
Pero lo que menos aguanto son las pesadillas. Las he tenido desde la primera noche y
también las he ido apuntando en un papelito aparte. Dos de esas pesadillas las tuve de día y
despierto. Soñé que impedía la muerte de Galán en el 89. Soñé que me llevaba de Armero a
la niña Omayra Sánchez antes de la erupción del Nevado del Ruiz en el 85. Soñé que
mataba a José Miguel Suárez y a sus acompañantes, antes de qu’envenenaran al perro de
Elvia Cortés y le pusieran a ella el collar bomba que traían en una maleta, en mayo del 99.
Soñé que le vaciaba el tambor de un revólver en la cabeza a Humberto Muñoz antes de que
él lograra hacerle lo mismo a Andrés Escobar en el 94. Y soñé que me bajaba a tiros desde
una moto al sicario que, desde una moto, intentó dispararle a Garzón, al final del siglo
pasado.
Y lo peor no es seguir teniendo esas pesadillas, sino sentirlas como si fueran… como
si fueran recuerdos. También he soñado con planos y con algunos símbolos que parecen
fórmulas matemáticas. No corresponde a ninguno de los algoritmos de programación que
conozco, y hay varios que parecen, más bien, jeroglíficos egipcios. Los dibujé todos,
también. Los adjunto al final, por si alguien sabe desencriptarlos.
Creo que eso es todo.
Creo que vienen tiempos cada vez más difíciles.
Manténganse a salvo.

ENVIAR – CANCELAR

Carlos Aguirre.
Enero de 2018.

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