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Ética y Sociedad
Autor: Miguel Ángel Martínez 1
Introducción
El presente curso busca trazar una ruta que va desde la compresión de las
nociones de ética, moral, sociedad, política y sujeto político, en un contexto
altamente mediado tecnológicamente, hasta la identificación de las prácticas de
los sujetos sociales que, enmarcadas en los distintos tipos de decisiones y dilemas
que se afrontan en la cotidianidad, entrañan en sí mismas una serie de
convicciones y posturas éticas; esto con el fin de generar reflexiones que
desborden las discusiones que puedan presentarse en los foros virtuales y
respondan a situaciones propias del campo profesional e, incluso, a inquietudes
personales de cada uno de los/las estudiantes.
Para este fin, cada una de las actividades propuestas para el desarrollo del curso
contará con tres componentes metodológicos para su desarrollo, a saber: un
componente teórico y conceptual, que permita que los/las estudiantes adquieran
cierto dominio sobre los conceptos básicos y que se desarrollará a través de la
lectura de los contenidos y algunos textos complementarios; un componente
reflexivo, que invita a los/las estudiantes a indagar sobre las propias prácticas y la
incidencia de éstas en el contexto en el que se vive; y un componente propositivo,
que exhorta a los/las estudiantes a proponer soluciones y estrategias de cambio
para distintas problemáticas de tipo ético desde sus contextos más inmediatos.
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Para ampliar información sobre el autor, diríjase a la última página de este documento.
Problematización
Con esto en mente, este curso de Ética y Sociedad propone un abordaje analítico
y crítico de las nuevas configuraciones del ámbito ético, político y social, de tal
forma que les posibilite a los futuros profesionales pensarse como ciudadanos con
responsabilidades frente al mundo en el que habitan.
La ética puede definirse como la disciplina o campo del saber que tiene como
objeto de estudio el comportamiento y las costumbres humanas. Sin embargo,
disciplinas como la Psicología, la Filosofía y la Antropología coinciden también en
hacer del hombre, sus hábitos, conductas y ritos objeto de su análisis y
observaciones.
Esto de saber vivir, sin embargo, resulta mucho más complejo de lo que podría
parecer inicialmente pues, históricamente, siempre ha habido criterios opuestos
acerca de lo deseable y lo incorrecto, que cambian en función del paso del tiempo,
las hibridaciones culturales, las formas de organización de cada sociedad. Estos
criterios y formas de valoración es a lo que se denomina lo “moral”. Empieza a
entreverse así la relación que existe entre lo “ético” y lo “moral”.
Ética Moral
Surge como resultado de las propias Tiene una base social, normas fijadas al
reflexiones y elecciones de un interior de cada sociedad.
individuo
Sin embargo, esta aproximación busca que a partir de ahora cada vez que
usemos la palabra “ética” tengamos claro que detrás debe haber una profunda
reflexión sobre nuestros comportamientos y las motivaciones que nos llevan a
actuar como actuamos. Dicho de otro modo, cada vez que hagamos la afirmación
A través del video ¿Qué es la Ética? puede repasar y afianzar los conceptos de
Ética y Moral. Por otro lado, el cortometraje animado "El vendedor de humo" brinda
un escenario interesante para pensar en ¿qué implica comportarnos éticamente? y,
1.2noDebates
de hacerlo, en torno
¿qué a la
tipo de noción de Sociedad:
consecuencias Diferencias
podrían acarrear entre
nuestras Sociedad,
acciones?
Comunidad y Cultura
Al igual que ocurre con los conceptos de Ética y Moral, los de Sociedad,
Comunidad y Cultura, si bien históricamente se han referido a instancias distintas,
actualmente son tomados como sinónimos en el lenguaje cotidiano. ¿En qué
radica la diferencia entre estos tres términos?, eso, justamente, es lo que se
intentará desarrollar en el presente apartado.
El origen de la palabra viene del latín “societas” que significa “unión o asociación
con otros”, no obstante, la sociedad es mucho más que una colección de
individuos que viven juntos en un espacio determinado, es también la existencia
de una organización social, las instituciones y las leyes que rigen la vida de las
personas y las relaciones que los unen.
Por último, el filósofo Karl Marx sugiere que al hablar de sociedad se está
haciendo referencia a un gran número de seres humanos que obran
conjuntamente para satisfacer sus necesidades sociales y que comparten una
cultura común
Sin embargo, han sido muchos los teóricos que han buscado romper esta
dicotomía entre sociedad y comunidad y han hecho fuertes críticas a esta
idealización del espíritu comunitario planteado por Tönnies.
Por ejemplo, el sociólogo Zygmunt Bauman sugiere que las relaciones sociales en
el presente siglo están mediadas por el miedo, la inseguridad y la desconfianza;
frente a esto, hemos intentado refugiarnos en la figura utópica de la “comunidad”
para “reconstruir” nuestros deteriorados lazos sociales. Sin embargo, es posible
que la humanidad nunca, realmente, haya convivido en ese escenario de
comunión que desea recobrar.
1.2.2. ¿Y la cultura?
Sin embargo, hay una serie de características que pueden ayudar a construir una
definición de cultura y, a la vez, entender dónde están las relaciones entre cultura
y sociedad:
Habiendo hecho el recorrido a través de los conceptos centrales del curso “Ética y
Sociedad”, es preciso ahora ver cuál es el escenario para la ética en el siglo XXI y,
Estas preguntas resultan muy interesante pues permiten pensar el tema de la ética
desde una perspectiva socio-histórica y, de este modo, ir más allá del discurso
trillado y vacío (y obvio) acerca de la importancia de la ética, la moral y los valores.
Dicho de otro modo, al intentar reflexionar sobre las contradicciones del mundo en
que vivimos, podemos empezar a entrever espacios de cambio y resistencia frente
Esta cómoda forma de vivir dentro de preceptos éticos sin sacrificar recursos o
deseos, refleja claramente la crisis de valores por la que estamos atravesando y la
poca cohesión social que caracteriza, particularmente, la vida en las ciudades.
Crisis de valores en la medida en que muchas conductas deseables y
consideradas “buenas”, resultan más mediadas por la conveniencia que por un
afán sincero de hacer el bien o vivir en una sociedad más justa e igualitaria.
Sin embargo, es muy difícil saber si esta crisis de valores sociales y de egoísmo
desmedido es una consecuencia o un síntoma de las transformaciones
económicas, sociales y políticas que, vertiginosamente, fueron apareciendo desde
finales del siglo XIX. Factores como los cambios en los modos de producción, la
pobreza creciente en las ciudades, las dos guerras mundiales, la economía de
libre mercado, entre tantos otros, han ido generando un clima de desencanto
social que bien puede traducirse en los rasgos de desapego e indiferencia en el
carácter del hombre actual.
En el documental La doctrina del shock, la escritora Naoimi Klein presenta cómo los
cambios económicos del siglo XX han tenido una profunda repercusión en la forma
en la cual construimos nuestras escalas de valores y, en últimas, en los modos de
organizar nuestras vidas y nuestro compromiso con otros.
Tema 2. Ética, individuos y sociedades
2.1. Los derechos humanos: Historia, evolución, retos
Todos creemos saber qué son los derechos humanos, sin embargo, ¿realmente
tenemos claro qué son, a quién cobijan, qué garantizan?. El propósito de este
apartado es hacer un recorrido por el origen e historia de los derechos humanos,
con miras a comprender cómo surgieron y qué cambios se han dado, gracias a
ellos, en los modos de relacionarnos.
A pesar del lugar crucial que tienen los derechos humanos en la lucha por la
igualdad y el respeto mutuo, hay también algunas posiciones críticas que
cuestionan la universalidad de estos derechos y los ven como una forma de
dominación occidental, que desconoce y pretende subordinar manifestaciones
culturales profundamente arraigadas en pueblos que, de alguna forma, se ubican
en la periferia de los centros de congregación del poder mundial.
Dicho de otro modo, para muchos críticos los derechos humanos son una forma
de imposición y homogenización del pensamiento, que impide que realmente
pueda vivirse en un mundo donde la diferencia pueda ser aceptada y respetada.
Por otro lado, al afirmar la “universalidad” de los derechos humanos se está dando
por sentado su carácter verdadero e irrefutable. Siguiendo a Benoist (2002), “Si los
derechos están «allí» desde siempre, presentes en la naturaleza misma del
hombre, podemos asombrarnos de que solamente una pequeña porción de la
humanidad los haya notado, y que haya sido necesario tanto tiempo para
advertirlos. ¿Cómo comprender que el carácter universal de los derechos sólo
haya parecido «evidente» a una sociedad en particular? ¿Y cómo imaginar que
esta sociedad pueda proclamar su carácter universal sin reivindicar, al mismo
tiempo, su monopolio histórico, o sea, sin pretender su superioridad ante quienes
no lo reconocieron?”
Sobre este punto hay también una fuerte crítica, pues en la mayoría de culturas no
occidentales (y, de hecho, en los orígenes de la cultura occidental) no existe una
noción de individuo separado de lo que lo une, no sólo a sus semejantes sino a la
comunidad de los seres vivos y al universo entero; de este modo, las nociones de
orden, justicia y armonía no eran elaboradas a partir del lugar único que sería el
del hombre en el mundo, sino a partir del grupo, de la tradición, de los lazos
sociales.
En palabras de Benoist: “Si los hombres deben ser dejados en libertad para hacer
lo que quieran mientras el uso de su libertad no se entrometa con la de los demás
¿por qué los pueblos, cuyas costumbres nos parecen ofensivas o condenables, no
podrían ser dejados en libertad para practicarlas mientras no busquen imponerlas
a otros?” (Benoist, 2002, pp. 3)
Finalmente, existe un acuerdo, tal vez éste sí, universal, acerca del deseo humano
de bienestar, justicia, respeto y equidad para todos. Partiendo de esta premisa, se
hace necesario repensar en qué consiste “la humanidad”, qué es aquello que nos
define como humanos y, partiendo de esto, comprender que no es necesario
pensar en términos de derechos o deberes, sino de la dimensión inabarcable de la
experiencia humana.
Con la era de las independencias y las revoluciones (siglo XVIII y XIX) se hace
prioritario retomar la noción de ciudadano y reformar el modo en que estuvieron
organizadas las sociedades durante las prolongadas monarquías en Europa y
América. Como se mencionó en el apartado sobre los derechos humanos, la
declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, promulgada tras la
Desde esta época se vienen dando apasionadas luchas por la obtención y defensa
de derechos civiles, sociales y políticos a las minorías, invisibilizadas durante
muchos siglos y, aún hoy, dejadas de lado por los gobiernos de turno. Pero, ¿a
qué se refieren estas tres categorías de derechos?, ¿en qué se diferencian?, ¿por
qué son importantes?
Los derechos sociales hacen parte de los derechos de tercera generación y están
relacionados con el derecho al bienestar, al trabajo digno, a la vivienda, la
educación, entre otros tantos que al garantizarse proporcionan una mejor calidad
de vida a los ciudadanos.
En el año de 1957 se realizaron las primeras elecciones en las que la mujer tuvo el
derecho al voto y, a partir de entonces ha habido enormes avances en términos de
participación política. La constitución de 1991 fue el resultado de un proceso en el
que convergieron muchos sectores de la población civil, las minorías étnicas, las
mujeres, los jóvenes, y nos legaron un documentos que si bien tiene aún muchos
aspectos discutibles, abrió una nueva era frente a la noción de ciudadanía en
Colombia.
Una de las luchas más importantes del último siglo ha sido la del reconocimiento
de la diferencia, de la variedad, la lucha por la afirmación de aquello que nos
distingue y hace a la humanidad una especie heterogénea, variopinta, diversa.
Colombia, de manera privilegiada, posee una riqueza multicultural que nos
permite, o nos permitiría, convivir con mayor apertura y respeto hacia lo diferente.
Sin embargo, aún vivimos en un escenario de intolerancia y desprecio hacia lo que
consideramos distinto y “extraño”.
Se define como pluralismo la posición que sostiene que no hay una única y
consistente verdad sobre el mundo sino, de hecho, muchas verdades, muchas
formas de entender y vivir el mismo fenómeno. Para definir el pluralismo en
términos más precisos, se trata del sistema por el cual se reconoce la pluralidad
de doctrinas o métodos en materia política, económica o social.
No obstante, esta idea de pluralismo es muy reciente, pues hasta antes del siglo
XIX se consideraba que la lucha por el poder debilitaba al estado, argumento que
prevaleció durante muchos siglos y que aún es usado en muchas naciones para
que los partidos gobernantes se perpetúen en el poder.
Los movimientos por los derechos LGBTI, por la preservación de las raíces
indígenas y afro, además de su reconocimiento como colombianos activos con
igualdad de derechos, han ido generando una atmosfera de que, algún día, en
Colombia pueda existir espacio para la diversidad y realmente se reconozca y
valore la riqueza de lo diferente.
Por otro lado, la unión entre avance tecnológico, diseños atractivos, y bajos costos
de producción permitió que productos como automóviles o electrodomésticos
llegaran a cada vez más familias, produciendo una activación en la economía y
llevando comodidad a muchas casas norteamericanas.
Han quedado atrás algunas teorías donde el consumo se relacionaba con el deseo
de distinguirse de los demás, de mostrar cierta condición de clase, de ser “mejor”
que el otro. En la actualidad, aunque es innegable que ciertos objetos de consumo
funcionan como modos de clasificación social, también resulta obvio que ya no se
consume en función de la opinión que la sociedad pueda construirse sobre el
consumidor. El consumo ahora es más un acto de individualismo y hedonismo, se
consume para sí mismo.
Por otro lado, un fenómeno asociado a las actuales tendencias de consumo está
reflejado en la “juvenilización” de la sociedad. Vivimos en un mundo donde todo
fluye a velocidades cada vez más rápidas y lo más importante es mantenerse a la
vanguardia, no quedarse atrás. Es por esto que los jóvenes y, más exactamente,
lo joven (como categoría) aparecen ahora como la condición ideal de salud,
bienestar y belleza.
Es decir, en ese deseo de juventud perpetua hemos aceptado correr una carrera,
condenada a la derrota, en la que buscamos no envejecer, evitar el paso del
tiempo, derrotar a la enfermedad y la muerte. Esto nos deja en una situación de
inevitable frustración, que se convierte en un círculo vicioso cuando buscamos en
el consumo una válvula de escape a aquello que el mercado se ha encargado de
vendernos como ideal de vida.
No obstante, hay formas de intentar frenar el embate del consumo y buscar formas
más sostenibles de mantener nuestra calidad de vida. Prácticas que van desde
En otras palabras, el trabajo era una actividad doméstica, casi familiar, que era
controlada de manera plena por el artesano, quien conocía su producto desde la
materia prima hasta ver el artefacto terminado. Estas características fueron
desapareciendo a medida que se fueron tecnificando los procesos de producción,
cuyo esplendor aparece en el siglo XIX durante la segunda revolución industrial.
Por otro lado, durante el siglo XX aparece otra forma de trabajo que, de hecho,
parece predominar en la actualidad: el trabajo inmaterial. La investigación
tecnológica y científica, además de campos como la publicidad y el diseño, han
abierto nuevas posibilidades laborales que ya no implican el trabajo dentro de la
fábrica, con horarios rígidos y sometidos al ritmo de las máquinas, sino que
Por otro lado, las condiciones salariales que se ofrecen en la mayoría de estos
trabajos suelen estar supeditadas al producto entregado y en muchos casos no
cobijan pago de seguridad social, lo que provoca una sensación de inestabilidad y
miedo ante la posibilidad de perder el empleo, es decir, una desazón constante
frente al futuro.
La vocación tiene una profunda raíz religiosa, pues este es el nombre que se le
daba (y aún se le da) al llamado que siente una persona para entregar su vida al
servicio de sus creencias religiosas. Sin embargo, con el paso del tiempo empezó
a usarse también al deseo de dedicarse a otras profesiones y terminó haciendo
referencia especialmente a ese momento en el que se toma la decisión de
formarse en un campo de saber particular.
Resumen de la Unidad
Esta unidad buscó trazar un recorrido teórico y analítico que partió de las nociones
básicas sobre qué se entiende por ética, moral, sociedad y cultura, hasta llegar a
debates contemporáneos sobre el lugar de la reflexión ética en la formación de
futuros profesionales, en distintos campos del saber.
Glosario
Lecturas complementarias
González, N. (2007) Bauman, identidad y comunidad. Espiral, vol. XIV, núm. 40,
Universidad de Guadalajara, México. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/138/13804007.pdf
Bibliografía de la unidad