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SOCIOLOGÍA-INTRODUCCIÓN​:

Los cambios socioculturales, epistemológicos y psicológico-educativos, entre


otros, invitan a docentes e instituciones a revisar críticamente sus prácticas a favor
del diseño de estrategias y formas educativas que favorezcan el aprendizaje
continuo, que fomente la construcción social del conocimiento, alcanzando la utopía
para transformar las aulas en espacios dignos de debate y reflexión, lugares y
oportunidades donde podamos reunir, juntos docentes y estudiantes la información
con la emoción, componer con la ética y así transformar las caducas prácticas de
divulgación científica en experiencia académicas y ejercicios filosóficos que
promuevan una nueva cultura de la enseñanza y el aprendizaje escolar que
responda a la función social de la educación.
La teoría sociológica ha abordado desde sus inicios el tema de la educación
como un elemento estructural del sistema de organización y reproducción social,
poniendo énfasis en su importancia dentro del proceso de socialización humana y
las funciones primarias y secundarias de la educación en el crecimiento y desarrollo
de los grupos humanos.
La primera idea que debemos dejar en claro cuando nos adentramos a la
interpretación de las relaciones y fenómenos sociales, es que su objeto de estudio
está vivo y en constante transformación.
Tiene una visión de conjunto y un objetivo general: observar y analizar de
forma sistemática la complejidad del desarrollo social y el grado de organización que
los humanos hemos producido a lo largo de nuestra historia. Dichas relaciones
sociales se traducen en prácticas culturales, en acciones de los sujetos involucrados
y sus repercusiones.

1- FUNDAMENTOS TEÓRICOS QUE DEFINEN Y CONSTRUYEN EL PERFIL DEL


MAESTRO ANTE LOS DESAFÍOS DE LA SOCIEDAD HOY:
​La sociedad con la cual nos enfrentamos hoy, es una sociedad enmarcada por los
avances tecnológicos y la propagación rápida de la información. Nos encontramos
en la actualidad frente a una sociedad del conocimiento.
Castells (2000) emplea la expresión “sociedad del conocimiento” para referirse a un
estadio posterior al desarrollo de la sociedad industrial, en el que la tecnología se
convierte en el elemento central de la organización social y de la producción
económica, sobre todo a partir del avance de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación
Latorre (2003) establece que el maestro de hoy se enfrenta a grandes desafíos. La
sociedad es dinámica y se encuentra dentro de un mundo cambiante. Por tanto es
imperativo que los maestros se preparen desde una perspectiva de formación
constante. El docente debe entender que como educador del siglo XXI es
responsable de su auto-formación, auto-desarrollo y auto-aprendizaje. Los maestros
son seres humanos que trabajan para la formación de otros seres humanos.
A su vez los maestros son estudiante de por vida. Y tienen en sus manos la
responsabilidad de fortalecer su rol actualizando sus conocimientos, destrezas,
métodos, estrategias, teorías y prácticas pedagógicas. Es pertinente fomentar el uso
de las herramientas didácticas-tecnológicas modernas que permiten enfrentar los
desafios de nuestra sociedad.
La aceleración del cambio social en en la sociedad de hoy exige sucesivos
esfuerzos de cambio en el trabajo cotidiano de los docentes. No se trata solo de
aceptar el cambio de una determinada reforma educativa, sino de aceptar que el
cambio social nos obligará a modificar nuestro trabajo profesional varias veces a lo
largo de nuestra vida profesional; o, con más precisión, que los maestros
necesitamos aceptar el cambio social como un elemento básico para obtener éxito
en nuestra labor.
Esteve (2003) sostiene que formar a docentes en la capacidad de analizar el cambio
social, en la habilidad para volver a orientar estrategias y metodologías de
enseñanza y, sobre todo, en la capacidad de adaptación a un entorno cambiante
resultan hoy elementos esenciales para orientar la formación docente.
La docencia constituye una ocupación que tiene varias características que la
convierten en un objeto muy interesante de análisis sociológico. Es un oficio con
historia. Su identidad, su cultura, es heredera de tiempos pasados. En muchos
casos para entender a los maestros de hoy es preciso recurrir a la historia o a una
sociología histórica de esta ocupación. Pero también es importante tener en cuenta
que el molde histórico que presidió su constitución social hoy está fuertemente
desafiado por una serie de procesos de cambio tanto en la sociedad como en el
propio sistema educativo.
Es oportuno recordar que prácticamente todo lo que sucede en la sociedad
se siente en la escuela. Esto lo saben y lo viven cotidianamente todos los docentes.
Cada agente escolar llega con todo lo que es, con todas sus vivencias, con
sus angustias, necesidades, fantasías, capacidades, lenguajes, etc. La subjetividad
de los agentes escolares es cada vez más diversa y compleja y en gran parte se
forma fuera del ámbito de las instituciones escolares
Si esto es así, el docente debe ser un profesional capaz de entender el
mundo que vivimos para entender lo que sucede en el aula y actuar en
consecuencia. Porque la docencia es una profesión dinámica, ya que en ella
convergen los conocimientos y el avance científico, el avance tecnológico y el
contexto social, todos ellos en permanente cambio; entonces aparecen nuevos
recursos y nuevos roles en la profesión docente.
El rol principal de un docente es el de enseñar, eso es lo permanente; lo
dinámico es el cómo enseñar, lo que ha llevado a lenguajes diferentes y desde esta
perspectiva se ha dado en llamar instrucción, trasmisión, educación, respondiendo a
distintos fines convergentes con distintos conceptos de hombre, según las épocas.
Cuando hablamos de educación no solo hablamos de la relación
docente-alumno, sino que nos estamos refiriendo a la relación
docente-alumno-contexto. El contexto está integrado por todos los agentes
humanos y no humanos que forman parte del entorno del alumno, y todos deberán
ser tenidos en cuenta por el docente a la hora de planificar la enseñanza. Es utópico
pensar que es posible construir un sujeto desde lo ideal, divorciándose de la
realidad; también es cierto que no siempre el contexto vivencial del alumno es la
mejor referencia para construir la personalidad deseable; aquí es cuando se hace
necesario que el docente asuma un rol de mediador entre lo real y lo ideal.
Es mediador porque, el hombre es un ser social por naturaleza, su
crecimiento y desarrollo es con otros, por otros y para otros, y aun cuando crea que
el otro no es su mejor ejemplo, aprende a convivir con él y elabora o crea
estrategias para ello; como consecuencia, se enriquece socialmente. En definitiva, a
la mejor imagen de Delors, estaría aprendiendo a vivir juntos, siendo quizás este el
más difícil de los aprendizajes. También son parte del contexto, los diferentes
recursos que utiliza el hombre para desarrollar distintas actividades, y son los
tecnológicos los que más han incidido en la sociedad actual y, en especial, en la
escuela; entonces el docente adquiere un rol de adecuador de recursos para la
enseñanza.
. En los últimos años, la aparición de potentes fuentes de información
alternativas, básicamente Internet y los medios de comunicación de masas, están
forzando y aún forzaran más al profesor a modificar su papel de transmisor de
conocimientos. Cada día se hace más necesario integrar en clase la presencia de
estos medios de información aprovechando la enorme fuerza de penetración.
Aunque nos encontremos en una sociedad del conocimiento donde contamos
con medios tecnológicos que no fueron creados para enseñar, el docente deberá
transformarlos en medios al servicio de la enseñanza ya que son parte de la
realidad cotidiana del niño y, aunque no persigan la intención de enseñar, igual
permiten la posibilidad de enriquecer el aula y enseñar a traves de ellos.
Sin duda que la actual sociedad de la información requiere de nuevas
competencias y de un modelo nuevo de escuela y de docente. Exige un docente
que promueva el procesamiento interdisciplinario de la información y la actitud
investigadora dentro del aula, la escuela trasciende el espacio del aula y el docente
debe desenvolverse con nuevas metodologías para el desarrollo exitoso de su labor
de enseñante.
El docente adoptará un rol de orientador que permita promover en los
alumnos distintas formas de aprender, y aprender con distintos actores educativos,
no solo el maestro. Muchos han caído en pensar que el maestro pierde relevancia;
sin embargo, ahora es cuando tiene mayor relevancia su acción tanto dentro como
fuera del aula
Al presente el sistema educativo y la sociedad necesita maestros
comprometidos que posean una cultura general que los distinga como profesionales
idóneos, debidamente preparados a la vanguardia de los nuevos tiempos.
El maestro hoy día tiene que enfrentarse al desafío de enseñar a sus estudiantes
mediante una educación ajustada a los cambios que enfrentamos en el quehacer
educativo.
La sociedad del siglo XXI necesita y busca maestros comprometidos que sirvan de
modelo para el desarrollo integral de los estudiantes que son el futuro de nuestra
sociedad y nuestro mundo.

Latorre, A. (2003). ​La investigación​- acción: conocer y cambiar la práctica educativa.

2- VIGENCIA DE LA TEORÍA DEL CAPITAL HUMANO EN LA RELACIÓN


TEORÍA-PRÁCTICA:
Nos encontramos frente a una rama de la sociología denominada sociología de la
educación que posee un doble estatus epistémico, por un lado es una rama de la
sociología lo cual le da su cualidad de ciencia y por otro lado es una disciplina
dentro de las ciencias de la educación.
Esta disciplina tiene cualidades de la sociología pero también tiene cualidades de
las ciencias de la educación y esas dos cualidades se conjugan en que la sociología
de la educación tiene sus propios paradigmas o corrientes de la sociología de la
educación que se han manifestado a lo largo de la historia.
La teoria de Capital humano también es denominada como funcionalismo
tecno-economico y se ubica dentro de uno de los tres paradigmas de la sociología
de la educación, el funcionalismo.El cual no nace como un paradigma dentro de la
sociología de la educación y nace a partir de otro paradigma que es el
estructural-funcionalista el cual su fundador es Talcot Parsons (1902-1979)
sociólogo norteamericano creador de ese paradigma, que luego se manifiesta en la
sociología de la educación como funcionalismo y una de sus vertientes es el
funcionalismo tecno-económico o teoría del capital humano.
El estructural funcionalismo nace en la década del 40 del siglo XX mientras que el
funcionalismo tecno-económico o teoría del capital humano nace entre la década del
50 y el 60 del siglo XX
El funcionalismo que deriva del estructural funcionalismo concibe a la sociedad
como un sistema y como todo sistema implica partes que suponen una estructura y
funciones que dan movimiento a la estructura, por ejemplo dentro de los
componentes estructurales: las normas los valores los roles los subgrupos; y las
funciones la principal para Parsons es la integración social.
Pero cómo nace la teoría del Capital Humano, tenemos que pensar en un contexto
pos segunda guerra mundial donde los países requerían de alguna manera volver a
tener crecimiento económico y volver a tener algún tipo de desarrollo.
Donde la apuesta fundamentalmente en Europa y en Estados Unidos se hacía
básicamente en términos de lo que es el recurso humano, que se le denomina
capital humano, o sea los países comenzaban a preguntarse cómo después de la
devastación de la guerra podrían volver a prosperar y comenzaban a darse cuenta
que lo que servía era invertir en el capital humano. A su vez comienza a darse un
proceso donde comienza a manifestarse el desarrollo tecnológico vinculado a lo
económico.
Esta teoría de capital humano se llama funcionalismo tecno-economico porque se
instala en lo que se llama optimismo tecnológico, es decir tiene que ver con que a
traves de los recursos humanos se puede desarrollar mas la tecnología en una
colaboración entre la tecnología y el capital humano, el y optimismo económico.
Para ello el sujeto de la cadena productiva tiene que ser capacitado en materia de
educación, de calidad, cualificado lo cual permitirá que luego a través de la
producción nacional se logre crecimiento económico. Porque en ese contexto
histórico se concebía crecimiento económico como sinónimo de desarrollo.
Savier Bonal plantea que este optimismo tecnológico comienza a trasladarse al
sistema escolar y se instala en las aulas. A mediados del siglo XX se comienza a
utilizar la tecnología dentro del aula, pero no solo dentro sino que cuando se
comienzan a formar los planes de estudio se empieza a incorporar la materia
Informática. O sea que la tecnología empieza a cubrir y teñir todo el sistema
educativo desde el plan de estudio hasta lo pedagógico didáctico y no se puede
hacer caso omiso a eso. Esto sucede como lo explica Antonhy Giidens cuando las
teorías macro explicativas de la realidad, y como este caso apoyadas por los
organismos internacionales a través de diferentes documentos y difundida en todo
tipos de eventos internacionales, llegan al común de la gente y se lo apropian casi
en un proceso de naturalización sin darse cuenta, y eso ingresa al sistema escolar y
las personas lo incorporan.
A partir de la obra de Burton Clarck, obra que en 1962 se denomina “Educando para
la sociedad experta”, se rescata un concepto que hasta ese momento no existía
para la sociología de la educación y es el concepto de vocacionalismo que se
inauguró con el concepto de capital humano. Burton Clarck lo que nos dice es que
los sistemas de enseñanza tienen que empezar a adaptarse en función al
vocacionalismo, aquí se enmarca fuertemente el optimismo económico porque el
sujeto toma su decisión de invertir en educación en función de la posibilidad mayor o
menor de conseguir un empleo en el mercado laboral y en función del salario que se
le va a pagar. Es una teoría que predomina en el mundo social, cultural, político,
económico, tecnológico entre otras áreas.
La Teoria de Capital Humano formulada inicialmente por Theodore Schultz en 1960,
no solamente responde a estas necesidades, sino que legitima asimismo a la otra
premisa fundamental de la concepción funcionalista de la educación: igualdad de
oportunidades.
Esta teoría sentó las bases de importantes cambios en los principios que deben
regir la política educativa, en segundo lugar, la “popularización” de la teoría junto
con la coyuntura económica, fueron capaces de modificar las pautas de la demanda
social de educación.
Se puede establecer como definición tradicional de capital humano, “el conjunto de
habilidades, talentos y conocimientos de un individuo”. Los conocimientos se
adquieren por medio de la educación formal, las habilidades por el entrenamiento en
el trabajo y los talentos a través de la experiencia laboral (Capocasale, 2000).
Este planteo funcionalista tecno-económico logró anclarse en América Latina con
fuerza en sus dos niveles de acción: 1) macro -fundamentando que a mayor
inversión en educación por parte del Estado, mayor crecimiento económico y, por
ende, mayor desarrollo nacional-; 2) micro -fundamentando que a mayor inversión
en educación por parte de los individuos, mejor empleo y, por ende, mayor
retribución salarial.
Estos dos niveles lograron anclarse en la América Latina de la década del ochenta
del siglo XX, cuando esta intentó modernizarse políticamente y económicamente
alineado con los organismos internacionales en un momento de globalización, y
siguen presentes hasta nuestros días.
Tiramonti Guillermina la globalización genera circuitos mundiales de circulación de
bienes servicios y recursos humanos que rompen con las fronteras nacionales
generando nuevas exigencias para todos aquellos países empresas y personas que
pretenden participar del intercambio mundial
Latinoamérica para ponerse a tono con esta exigencia de globalización tenía que
hacer una intervención fuerte por consejo de los organismos internacionales para
ponerse a tono a nivel mundial en el sistema capitalista. Para ello contaba con
objetivos como: mejorar la calidad de la mano de obra, universalizar la
escolarización y lograr equidad social. Y así vinieron una suerte de reformas
educativas alineadas con esta teoría que apuntaban básicamente a desarrollar
determinadas competencias para que el sujeto no fuese un analfabeto funcional, o
sea que el sujeto en el mercado laboral tuviese una inserción rápida, segura y con
un empleo y salario adecuado.
La problemática mayor hoy es la desarticulación que se ha generado entre Estado y
sociedad. Por ello se presenta, según Garretón (2001), la imperiosa tarea de
reconstruir el espacio institucional de la polis en tanto espacio articulador entre los
actores sociales autónomos y fuertes, y un Estado que recobre su papel de agente
de desarrollo.
En este sentido, la educación cobra relevancia, puesto que es un espacio de
construcción y reconstrucción de la nueva ciudadanía ampliada de este nuevo siglo,
considerando tanto los actores sociales individuales como colectivos. La educación
institucionalizada es el único espacio territorialmente definido de forma clara para
comenzar a construir un nuevo poder ciudadano que se aleje de la base de una
teoría del capital humano, impuesta como único fundamento teórico-práctico válido
para el logro del desarrollo

Savier Bonal - sociologia de la educación


3​- ​EL ROL DE LA INSTITUCIÓN ESCOLAR EN LA SOCIEDAD DEL SIGLO XXI
Para la sociología las instituciones expresa un conjunto de normas y valores que
pautan el comportamiento social contribuyendo a regular el funcionamiento del
conjunto. Generan modos complejos de comportamientos y pensamientos que
caracterizan una sociedad determinada en un periodo histórico determinado.
La escuela es la institución educativa que ha configurado una cultura en la sociedad,
enraizada en nuestros orígenes como país independiente y moderno. Y es la que ha
sostenido en el devenir de los tiempos los cambios y permanencias de los
instituyente y lo instituido.
Durante el siglo XXI se han estado produciendo importantes cambios sociales que
se suceden cada vez con mayor velocidad y, sin embargo, parece que las escuelas
no se transforman al mismo ritmo que la sociedad, por lo que nos tenemos que
plantear cómo deberían ser los centros educativos para preparar a los jóvenes a
vivir en condiciones que cambian cada día más rápidamente. Por tanto, tenemos
que reflexionar sobre cómo debe ser la educación para el siglo XXI.
El concepto de sociedad sirve principalmente para mantener nuestra atención
a un campo grande de interacciones y fenómenos que deberán considerarse para
alcanzar una descripción de la realidad o hecho social, las variadas y multiformes
relaciones que forman parte de la vida de todo ser humano.
La escuela era concebida como una institución que transformaba los valores en
normas y las normas en personas. La educación debe asegurar simultáneamente la
integración de la sociedad y la promoción del individuo.
Esta interpretación que puede ser un ideal, no permite describir el funcionamiento
real de la escuela. No solo no alcanzó los objetivos igualitarios que pudo
proponerse, sino que además presenta problemas como institución de anclaje
educativo.
Se necesita cambiar la noción de rol por la de experiencia. Los sujetos se forman en
multiplicidad de experiencias de aprendizaje, y una de ellas es su paso por la
institución escolar. Los sujetos se socializan de esta manera, siendo actores de su
propia educación. Aprenden a crecer de esta manera, interactuando con otros.
La sociología clásica se adhiere a la acción civilizadora de la escuela
mientras que la crítica ve en la escuela a un aparato de control. Hoy se piensa que
hay que mirar no solo lo que propone la escuela sino que es necesario entender la
manera con que los alumnos construyen su experiencia social y escolar.
El escenario contemporáneo merece atender los cambios que se han
producido en la sociedad de la información con la entrada de las tecnologias y cómo
han repercutido en la educacion, como factor social. Los cambios deben mirarse
desde una perspectiva multicausal, a partir de la mirada critica que provoca nuevas
formas de mirar y ver la realidad social.
Desde una postura critica, la escolarizacion en el uso de la tecnologia, ha sido
cuestionada la escuela formal, deslegitimándola.
Surgen en esta nueva sociedad nuevos escenarios educativos, en los cuales
la escuela no es la unica que ofrece educacion de los ciudadanos. Al igual que la
familia aunque de forma distinta, la escuela transmite valores, normas y actitudes
que transforman a los individuos en personas más complejas, preparándose para
una sociedad ciertamente más compleja y diversificada. Sin embargo hay que
pensar que la institución familiar también ha cambiado. Lo que la escuela no puede
dar, a veces tampoco lo pueden dar algunas familias.
Ahora bien, los saberes hay que transmitirlos y hay que apropiárselos: he
aquí la función propia de la escuela. Un aspecto importante de la instrucción escolar
deviene del trabajo grupal que se lleva a cabo en la escuela. Al interior de esos
subgrupos de trabajo, el niño aprende diversos roles y habilidades sociales básicas,
como la coordinación de las tareas divididas según capacidades, el respeto al
trabajo y a la forma de pensar de los otros miembros, así como el manejo de
conflictos entre otros.
Es oportuno recordar que prácticamente todo lo que sucede en la sociedad
se siente en la escuela. Esto lo saben y lo viven cotidianamente todos los docentes.
Toda sociedad, toda cultura, tiene sus formas de educar y de comunicar
información. La educación impartida por las instituciones escolares es una actividad
que no puede ser ajena a ella o permanecer indiferente ante las trasformaciones
que tengan lugar en la sociedad.
Para pervivir como agentes difusores de conocimiento, las instituciones
educativas tendrían que entender a qué tipo de sociedad se enfrentan, ofrecer a los
ciudadanos posibilidades y capacidades para participar en ella.
Adaptar a la escuelas y las instituciones educativas ha requerido de
transformaciones en escenarios nuevos, con instrumentos y metodologías
innovadoras, así como consecuencia las formas de entender la realidad se
transforman y las formas de actuar cambian.
Según Violeta Nuñez (2002) el reto está en sostener una verdadera apuesta
de culturización para las nuevas generaciones: definir a la escuela como espacio tal
que posibilite dar a cada sujeto la posibilidad de un encuentro con el otro. La
escuela como espacio y como oportunidad de cultura, que coordina e impulsa la
participación, que se abre a lugares diversos y, a su vez, aloja lugares diversos.
La escuela tiene que desarrollar la criticidad en relación al conocimiento y la
información. En la era del conocimiento es fundamental transmutar la exigencia
utilitarista de la información util para competir en el mundo mercantilizado. Se
deberá construir un nuevo imaginario para acceder críticamente a la información en
el marco de una educación integral, y asegurar relaciones con el saber para
favorecer el crecimiento cultural de la población.
Cuando la cultura y la sociedad cambian de manera significativa, la
educación y sus instituciones necesitan cambiar. Si buscamos educar para la vida
buscamos educar para un mundo en el que nada nos es ajeno. La educación se ve
obligada a replantear así sus metas y a revisar sus contenidos.
La sociedad tiene cada vez mayores exigencias para con las instituciones
educativas, específicamente, para la escuela. Esas exigencias están referidas a la
enseñanza de conocimientos complejos, a la incorporación de avances tecnologicos
a la vida del aula, a la inclusión de todos, en el acceso a los conocimientos y a la
formación en valores universalmente aceptados
Lo que nos reta son transformaciones que se proyectan en todo y que están
moviéndose constantemente. Se trata, por lo tanto, de ir reconstruyendo nuestra
visión de la realidad, los discursos que venimos manteniendo para comprender el
papel de la educación y de las escuelas, sus fines en la nueva situación y los
procedimientos de enseñar y de aprender que son posibles. Es decir, hay que
elaborar una nueva narrativa, volver a escribir el discurso acerca de la educación,
en suma a la luz de nuevas condiciones en la sociedad que nos toca vivir.
La nueva sociedad, demanda que el sistema educativo produzca personas
educadas como un requerimiento universal de la sociedad de conocimientos. Si esto
es así, el docente debe ser un profesional capaz de entender el mundo que vivimos
para entender lo que sucede en el aula y actuar en consecuencia.
La escuela es una construcción compartida, organizada, donde la sociedad
deposita ciertas expectativas, necesidades, a traves de un contrato.
La incidencia de todos los actores es lo que la hace viva y cambiante; como
espacio de transformación, asumiendo la tarea diaria en forma diferente. La escuela
del siglo XXI ha de dar respuesta a la realidad de hoy y a la de mañana, compleja y
cambiante. Una realidad, un mundo que demandan un cierto dominio de las TIC,
conocimientos de idiomas, un fuerte desarrollo intelectual y, lo que es más
importante, una adaptación a los cambios y una puesta en común con los demás.
En palabras de Gimeno Sacristán precisamos Educar a los sujetos para que
entiendan y puedan participar en su cultura, en las actividades de la sociedad, en la
contemporaneidad de su mundo, de su país y de su tiempo, ... capacitarlos para
que, de forma consciente y crítica, elijan el mundo y las circunstancias que quieran
para ser vividos por ellos. Esta funcionalidad de la educación implica preparar de
manera concreta para participar activamente en la vida productiva, en la economía,
en el mundo social, en la vida política, en el intercambio de significados a través de
las relaciones sociales, para que sean personas que comprendan dónde viven y les
sea posible vivir con dignidad. No pretendemos que acepten el mundo tal como es,
sino que lo comprendan y después lo puedan transformar democráticamente.
(Gimeno, 2000)

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