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Al reducir el estudio a las otras dos etapas, es preferible, al menos para el caso
centroamericano, hacer otra división. El primer hito lo establecieron los súbitos y
graves acontecimientos peninsulares que se iniciaron en 1808 y que
desembocaron en el proceso constitucionalista de Cádiz, el cual se interrumpió
abruptamente con la derogatoria de la Constitución en 1814 y la vuelta al régimen
absolutista.
El sistema político español había sido siempre altamente centralizado. Todos los
hilos del poder regional se concentraban en el Presidente, Gobernador y Capitán
General, y, a su lado, en la Audiencia. Estos funcionarios fueron mayoritariamente
peninsulares, lo mismo que las más altas autoridades de la Real Hacienda. Sin
embargo, las decisiones fundamentales debían consultarse a España, o bien
venían desde allá nuevas directrices. En la Península también existía
centralización, originalmente en el monarca y su Real y Supremo Consejo de
Indias, y posteriormente en las Secretarías de Estado.
De ahí que todas las decisiones importantes tenían que consultarse a España,
donde culminaba la centralización gubernamental, que requería (y estimulaba) la
comunicación directa con el Rey. Los procedimientos resultaban a la vez lentos y
engorrosos, ambiguos y conflictivos. En el siglo XVIII y principios del XIX, tales
procedimientos no sólo no se habían vuelto más fluidos sino que incluso, más que
nunca, todo se debía decidir en la Península, aun cuestiones como el gusto
artístico a través de la imposición del nuevo estilo neoclásico.
Pero también sucedía que los precedentes fueran opuestos. Era usual encontrar
situaciones que habían sido resueltas en formas diferentes, sin que pudiera
predecirse qué sucedería en el nuevo caso. La legislación era casuística, copiosa
y contradictoria. El hecho es que el sistema, además de prolongado y costoso,
generó frustraciones en las élites locales, que cada vez con mayor convicción
creían que estaban en mejor capacidad de decidir lo más conveniente.
Del latín regnum, reino es aquel territorio cuyos habitantes están sujetos a un
rey. Se trata de un Estado regido por una monarquía, la forma de gobierno en la
que el cargo supremo es unipersonal, vitalicio y,
por lo general, hereditario.
Reino Monera
Reino Protista
Reino Vegetal
conductores.conductores.conductores.conductores.
Las Briófitas son plantas muy pequeñas que no
tienen semillas ni flores, se reproducen por esporas.
Viven enlugares húmedos y crecen pegadas al
suelo o a las rocas, formando untapiz verdoso, como por ejemplo, los musgos y
las plantas hepáticas.Las Traqueófitas poseen un eficiente sistema de transporte
interno que lleva el agua y los nutrientes de una parte a otra de la planta, lo queles
permite alcanzar enormes dimensiones. Aquí se encuentran loshelechos,
coníferas, como pinos, cipreses y araucarias y plantas conflores.
Las floresLas flores son los órganos reproductores de algunas plantas. Existen
flores de muy distintas formas, tamaños y colores. Algunas son muy vistosas y
tienenun perfume delicioso.Las flores constan de cuatro partes: cáliz, corola, pistilo
y estambre.El polen es producido por el estambre yes transportado por el viento,
el agua o los animales hasta el pistilode otra flor, en un proceso llamado
polinización
Por todos es sabido que, hace muchos años, la tribu de indios Sioux habitaba las grandes
praderas de Norteamérica. Según cuenta una vieja historia, en una ocasión dos jóvenes
de esa tribu se enamoraron perdidamente. Él era un valiente guerrero llamado Toro
Bravo, y su amada, una linda muchacha de nombre Nube Azul.
Los dos jóvenes se querían tanto que su mayor temor era que un día su amor se
disolviera en el aire y se lo llevara el viento. Juntos eran muy felices y se preguntaban qué
debían hacer para que esto nunca sucediera.
– Gran Jefe, hay algo que nos preocupa y necesitamos su ayuda. Nube Azul y yo nos
amamos muchísimo y queremos que nuestro amor jamás se termine. Deseamos
fervientemente que usted pida a los dioses que nos mantengan unidos para siempre.
El sabio jefe levantó la mirada y contempló con agrado a la feliz pareja. Después, con su
característica voz grave, les dijo lo que pensaba.
– No invocaré a los dioses, pero tengo que deciros que sí hay algo que podéis hacer.
Nube Azul sonrió a su enamorado y apremió al jefe para que les diera las instrucciones.
– Tú, Nube Azul, tendrás que subir la altísima montaña donde anidan los halcones y
buscar el más fuerte y hermoso de todos. Cuando lo encuentres, atrápalo con la ayuda de
una red y con muchísimo cuidado para no hacerle daño. Después esperarás en la cima
hasta que salga la luna llena, y tres días más tarde, bajarás al poblado y me lo traerás
sano y salvo.
La joven asintió.
– Tú, Toro Bravo, escalarás la escarpada y peligrosa montaña donde anidan las águilas
para encontrar la más robusta y valiente de todas. Como Nube Azul, sólo llevarás una red
y también esperarás en la cumbre hasta que la luna llena asome en el firmamento. Tres
días después, regresarás aquí con el águila sana y salva.
Cuando se presentaron ante el anciano estaban nerviosos y muy intrigados. Toro Bravo,
de nuevo, fue el primero en hablar.
– Aquí estamos, señor. Díganos qué tenemos que hacer con estas aves ¿Quiere que nos
las comamos? ¿Debemos soltarlas o quizá regalárselas a alguien?
– No, no, nada de eso. Lo único que tenéis que hacer es atarlas una a la otra por las
patas y observar.
La pareja no entendía nada pero obedeció la orden. Nube Azul cogió un trozo de cuerda
y, con ayuda de Toro Bravo, ató la pata derecha del halcón a la pata izquierda del águila
asegurándose de que el nudo fuera resistente. Después, se cogieron de la mano y se
quedaron mirando cómo las dos aves trataban de volar y no podían. Por mucho que
batían y batían las alas les resultaba imposible levantarse un palmo por encima del suelo
y mucho menos desplazarse por el aire.
El anciano miró las caras asustadas de Toro Bravo y Nube Azul y les dijo:
– Como veis es imposible volar cuando uno está amarrado a otro. En el amor sucede lo
mismo. Si queréis amaros eternamente, volad juntos, acompañaos siempre, pero nunca
os sintáis atados. Tenéis que ser personas independientes para sentiros libres y poder
dar lo mejor de vosotros mismos. Éste es, por tanto, mi consejo: compartid vuestra vida
pero jamás os sintáis prisioneros el uno del otro. Sólo así lo lograréis.
Sin decir nada más, el gran jefe se agachó, cortó la cuerda, y dejó en libertad al águila y al
halcón.
HISTORIA DE MATILDA
Había una vez una niña llamada Matilda, a ella la gustaba mucho salir a la calle para jugar a saltar
la cuerda, reírse con sus amigos, ir a la playa, etc.
Un día la dijeron que estaban dando unos dulces y chocolates en la casa abandonada, que fuera
para que la dieran para tener muchas chucherías. Así que ella fue, y de pronto se encontró con
una señora llamada Perla. Ésta señora la encerró en un cuarto, era una bruja que se encontraba
siempre sola y quería que alguien viviera con ella.
La mamá y el papá de Matilda estaban muy preocupados y la buscaban sin parar, sin saber donde
podría estar.
Matilda se encontraba bien, porque la señora nunca la haría ningún daño, solo quería que viviese
con ella para hacerla compañía. La niña estaba triste y se arrepentía de no haber dicho nada a sus
padres.
La mamá buscó ayuda a los policías y ellos fueron quienes encontraron a la niña. Perla pidió
disculpas y expuso las razones de haberla tenido en su casa y dijo que nunca más volvería a pasar.
La niña se dio cuenta que no tenía que haberse alejado de su casa sin avisar a sus padres,
aprendieron una buena lección.
En el pueblo había una señora que vivía sola, no tenía familia, y al enterarse que Perla también
estaba sola, se hicieron amigas y vivieron juntas.
FIN