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Pontificia Universidad Javeriana

Antropología y Teología
Andrés Javier Castro Cifuentes

Ensayo de la lectura Crítica a la violencia religiosa de Jan Assmann


Hoy en día, la religión se usa para crear enemigos y movilizar a masas creyentes.
Existen gran cantidad de religiones, así mismo existen gran cantidad de culturas,
aunque, según la tesis de Oswald Spengler hay una imposibilidad de traducción
entre esas culturas, por ende, esas culturas son totalmente separadas una de la
otra. Entonces, como plantea el autor, “las culturas hacen a los hombres más
diferentes de lo que son por naturaleza” (Assmann, 2014). Erick Erikson habla de
la Pseudoespeciación como una división cultural en los hombres, esta es la que
crea los grupos en los hombres ya sea porque hablan diferente, cuentan con
diferentes costumbres, pero, esto puede superarse con comunicación,
necesitándose una traducción o puede derivar en un conflicto. El llegar al conflicto
sugiere el dominio de los instintos naturales, significa asesinar a un individuo de tu
misma especie. Esto hace que sea necesario hacer del enemigo un extraño, esto
es totalmente cultural y Spengler y Huntington creen que este proceso de
Pseudoespeciación es lo que regirá al hombre, el vivir en sociedades
heterogéneas.

Ahora, la traducción hacía parte de la Pseudoespeciación y la religión es una de


las más antiguas maneras de traducibilidad, porque las religiones eran
consideradas la forma para llegar al otro, aunque las religiones eran totalmente
diferentes a como las conocemos, se basaban en el hombre y en el cosmos. Para
estas religiones, el que creyera en un dios, era una persona confiable estas se
basaban en que todos eran verdad a su modo. Con la llegada del monoteísmo, se
acabó la traducción mutua porque una de las bases de estas religiones era que los
creyentes de otras religiones eran enemigos de dios. Surge entonces la violencia
religiosa, donde Walter Benjamin habla de la violencia mítica y la violencia divina,
donde la mítica es la creadora del derecho y de los Estados y la divina es capaz
de suspender el derecho y disolver los Estados. Assmann, sugiere que hay varios
tipos de violencia: La violencia pura, que surge de tres pasiones, ira, celos y
miedo. La violencia en legítima defensa que se usa jurídicamente para justificar
acciones. Otra es la violencia afectiva, que se basa en el enfrentamiento. En la
violencia cultural, la que va contra la violencia pura, se señalan cinco formas, la
violencia social, se encuentra en las relaciones sociales y se basa en
representaciones como el honor, la educación y la disciplina. La violencia jurídica,
es la que controla la violencia pura. La violencia Estado, que va dirigida hacia el
exterior y quiere generar un amor al Estado. La Pseudoespeciación es importante
ahí para señalar al adversario como una especie diferente. La violencia ritual
existe en dos contextos, sacrificio e iniciación, el sacrificio intenta “afirmar el curso
del mundo y prevenirse contra toda forma de desorden” (Assmann, 2014) y la
iniciación tiene como fin “marcar la vida de manera determinante” (Assmann,
2014). Y por último la violencia religiosa que es en nombre de dios.

Relación otras lecturas

Se ha hablado que las religiones se presentan como la dinamita del pueblo,


mostrando todas las violencias surgidas desde la religión hasta por las pasiones
que hemos generado, aunque, también es cierto que la fuente principal de la
violencia humana es el deseo mimético, y ese deseo en los seres humanos se
origina con lo que el prójimo desea. Los hombres somos animales que tienen las
mismas necesidades que otro animal, lo que nos diferencia de este es que
nosotros deseamos, estos deseos surgen cuando hay libertad. Los deseos
muchas veces pueden llegar a una violencia, por eso se ve la necesidad de
generar unas prohibiciones que frenen, pero no son suficientes, tratan de frenarlo,
pero juegan papel ambiguo y, en muchas ocasiones, acrecientan el deseo.

La biblia habla de los deseos, prohibiendo, por ejemplo, desear la mujer del
prójimo, pero el no desear es inconcebible en la medida de que, como lo dije
antes, el hombre desea por naturaleza, esto genera un conflicto interno al reprimir
nuestros deseos. Lo del prójimo es lo que genera nuestros deseos, eso se llama
deseo mimético, no siempre es conflictivo, porque, al yo quererlo y el otro al no
dejarlo ir sin dar lucha, derivará en una lucha. Más allá de la violencia generada de
los conflictos, también existe la violencia generada por los ritos. Se habla que en
los pueblos arcaicos, la actividad que había posterior a los sacrificios rituales era
la cacería. Ya en el rito sacrificial, estas la utilizaban para mantener la unidad con
la comunidad y descargar las mentalidades agresivas, además, para tener un
contacto con lo sagrado. El sacrificio hizo parte de muchas religiones, la religión
cristiana quitó esta forma de conexión con lo sagrado.

Las sociedades arcaicas al asesinar un animal, hacían una especie de ritual


sacrificial en un intento de restitución, por el miedo a su posible extinción y que
generara una resurrección en el animal. Los sacrificios, algunas veces, hacían
parte de los ritos, siendo esto lo más importante en una comunidad, ya que no se
conoce una comunidad que no haya tenido un ritual. El ritual era un medio de
lenguaje y el mito es la parte hablada del ritual, así mismo, el mito es un relato
violento que recoge las transfiguraciones victimales y son confusos. Los mitos
muchas veces hablaban del asesinato de las víctimas y estas se divinizaban. El
mecanismo victimal, que era un dispositivo social que tenía como función contener
la violencia, se basaba en la deshumanización y la divinización precisamente para
contener la violencia. Existen gran cantidad de interpretaciones a lo largo de los
años y además las transfiguraciones de los sacrificios, pero algo que si es claro es
que la violencia ha sido un foco importante en el hombre

Bibliografía

 Assmann, Jan (2014). Violencia y monoteísmo. “crítica a la violencia


religiosa, p. 21- 35.

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