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PAD-AO-97

Cinco razones para ser realista

Artículo de Opinión
Autor: Juan José Marthans León
Área: Análisis Económico
Fecha de Publicación: Diario El Comercio, 7 de agosto de 2014
Cinco razones para ser realista

Estos últimos meses el ruido proveniente tanto del frente político como en parte
del mediático ha generado escasas condiciones como para seguir tomando
conciencia de que no estamos en el infierno económico y que, menos aún, no
requerimos de un falso mesías que venga a rescatamos el 2016. Lamentablemente,
debemos aceptarlo, el mismo sector público participó y alimentó el desconcierto
creado. Hoy ninguno de sus voceros dispone la credibilidad suficiente como para
restaurar la confianza empresarial. No obstante esta carencia, permítanme
esbozarles, desde el mismo frente privado, cinco elementos por los que se justifica
que se retome el sendero del realismo en nuestro país:

Primero, independientemente del guarismo que alcancemos en el muy corto plazo,


este año creceremos por encima del mundo, Estados Unidos, Europa, América
Latina y la Alianza del Pacífico. ¿A qué desaforado le parece poco ello? Claro está,
alguien dirá “pudimos estar mejor”. La verdad, con esa lógica, desde 1821 pudimos
estar mejor. Además del frente internacional poco apropiado, errores gruesos en
materia de manejo de expectativas, errada comunicación, lentitud en la ejecución
de medidas contracíclicas abonan en la desaceleración. A pesar de la mediocridad
del Estado y del injustificado pesimismo inyectado en nuestro empresariado,
creceremos entre 4%y5%. Nada mal.

Segundo, en el mediano plazo, es decir hasta el 2016, podremos crecer -en un


escenario moderado- a una tasa promedio anual entre 5%y6%. No dejaremos de
ser un hito de éxito en la región. El cobre esta vez nos ayudará, así como la
mantención de una excelente tasa de inversión por encima del 27% del PBI y la
escasa posibilidad -cada vez más aceptada-de que los próximos dos años los
términos de intercambio se continúen deteriorando.

Tercero, en el largo plazo hay plena certidumbre. Sí, certidumbre. La crisis de


sobreendeudamiento de los países desarrollados tendrá que sincerarse en algún
momento generando un nuevo reto para nuestra economía. Si no hacemos nada, la
certidumbre de no contar con una real reingeniería del estado, de no concretar
consensuadamente reformas estructurales, de carecer de institucionalidad, de no
saber crear infraestructura, nos llevará a continuar con la trágica historia de ser la
economía de las oportunidades perdidas.

Cuarto, debe entenderse -de una vez- que todos los problemas que hoy se reseñan
comúnmente en materia económica, financiera, social y política pasan por la
deficiente calidad de Estado que tenemos. Estado bueno para desenvolverse en la
demagogia, en la farsa y en la mediocridad. Malo para vencerla escasa
competitividad, la incompetencia del Poder Judicial, los deficientes estándares de
educación, salud, nutrición de nuestros niños, la inseguridad, lo castrado de
nuestro Poder Legislativo. No tenemos políticas de Estado, solo gobiernos miopes.

Quinto, el 2016 será un año especial. Debemos encontrar consensos en lo social,


político, empresarial y laboral para emprender una reforma integral de nuestro
Estado. Nuestra nueva generación empresarial debe promover esto activamente. El
ejemplo reciente de México debe ser un parámetro a seguir. El 2016 será el año de
la gran esperanza o de la gran frustración. Veremos.

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