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Trabajo Práctico

“La crisis de 1873 y las tendencias


industrialistas argentinas”
José Carlos Chiaramonte

Materia: Historia Económica y Social Argentina

Profesor: Jorge Ferronato/Celia Otero

Cátedra: Llairo María de Monserrat

Integrantes y N° de Registro:
Martín Álvarez - 889729
Nazareno Bonilla - 889617
Lucas Forti - 888695
Matías Rejas - 888771
Franco Taravini - 888775

Fecha de entrega: Lunes 10 de Abril del 2017


La crisis de 1873 y las tendencias industrialistas argentinas

Consignas:
1) Síntesis general.
2) Desarrollar cinco o más conceptos claves.
3) Plantear cinco o más preguntas al capítulo.
4) Breve conclusión.

1) A partir de 1873, la Argentina comienza una nueva etapa de profundas


transformaciones, al fortalecerse la tendencia proteccionista. Ésto se debe, principalmente, a
la crisis del mismo año, y al triunfo de esta política económica en las naciones europeas (con
excepción de Inglaterra y Países Bajos), a partir de comienzos de la década de 1870. En este
período, la competencia se agudiza, los mercados se restringen, y la oferta empieza a superar
a la demanda, lo que genera un descenso persistente de los precios y los beneficios.
En estos años, se desarrolla en Argentina el movimiento proteccionista e industrialista, que
gana terreno gracias al discurso pronunciado por el legislador Vicente F. López en la Cámara
de Diputados de la Nación, en el cual exige el desarrollo industrial del país como medio para
salir del estancamiento. López critica la política de libre comercio exterior, argumentando
que el librecambio sólo es conveniente en aquellos países manufactureros de gran desarrollo.
Según él, Argentina sufre constantemente la consecuencia de proveer a Europa de las
materias primas, sentenciándola a la servidumbre de los mercados europeos, a la ruina y a
una crisis permanente. Sólo un proteccionismo que favorezca el desarrollo de una industria
nacional que elabore nuestras materias primas le daría independencia y permitiría que queden
en el país los beneficios, logrando así la autosuficiencia y la construcción de una sociedad
rica y civilizada. Cabe aclarar, que no defiende el sistema prohibitivo, sino un proteccionismo
que resguarde sólo la industrialización de las materias primas producidas en el país.

En la Argentina, la crisis de 1873 tiene el mismo factor de desencadenamiento que la crisis de


1866: la caída de los precios de los productos argentinos en los mercados internacionales. Sin
embargo, tiene características distintas, por su mayor magnitud, dada la situación
internacional y el proceso de crecimiento que afectaba al país; por los sectores de la
economía argentina más perjudicados (comercio y finanzas estatales en la de 1873,

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producción lanera en la de 1866); y las circunstancias políticas que la acompañan, tales como
la rebelión del mitrismo.
A partir de 1875, Inglaterra comienza a sentir los efectos de la crisis, lo cual tiene una
repercusión importante en aquellos países que habían recurrido al capital inglés, incidiendo
en sus ya graves situaciones financieras. Tal es el caso de la Argentina, que había tenido una
abundante entrada de capital extranjero con motivo del empréstito de obras públicas de 1871.
Anteriormente, en 1872, la caída de precios en Europa había provocado escasez de oro en
Argentina, necesario para pagos al exterior, generando una disminución de las reservas de la
Oficina de Cambio del Banco de la Provincia (encargada de realizar la conversión del papel
moneda por oro), lo que en consecuencia, afecta la circulación monetaria.

Antes de la crisis se había desarrollado un breve periodo de auge caracterizado por: el vuelco
de capitales al mercado crediticio de Buenos Aires; el desenvolvimiento extraordinario que
adquiere la Oficina de Cambios, contribuyendo a la expansión del crédito; y el repunte de los
precios de los productos argentinos en los mercados europeos, principalmente lana y cueros,
con el consecuente crecimiento de las exportaciones. El crecimiento de la economía había
generado un déficit fiscal al incrementarse el gasto público en mayor medida que las rentas
de la nación.
Los gastos ocasionados por la guerra del Paraguay provocan un fuerte impulso al comercio y
a parte de la producción del país (cueros, granos, etc), lo que contribuye a reducir los efectos
de la depresión e influye en los comienzos de la reanimación. Se producen en esos años
importantes ingresos de oro brasileño para atender a los gastos de abastecimiento de las
tropas de ese país. El oro genera así una fiebre de especulaciones que terminaría en la crisis
de 1873.
La expansión del crédito (llevada a cabo por bancos estatales argentinos y bancos privados
extranjeros, como el de Londres) adquiere una gran magnitud en Buenos Aires, siendo
destinada la mayor parte a la especulación, en particular, en bienes raíces. La inversión
británica condiciona el auge previo a la crisis, y contribuye a que la expansión continúe hasta
que la depresión se ahonde en 1875.

La crisis estalla en 1873 cuando el Gobierno nacional comienza a retirar sus depósitos del
Banco de la Provincia y el oro empieza a exportarse, debido a la caída de precios de 1872. La
disminución de reservas bancarias causa una restricción del crédito por parte de algunos
bancos privados, aumentando las tasas de descuentos y también las exigencias para el
otorgamiento de préstamos. Las tierras y las propiedades urbanas se tornan invendibles por

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falta de compradores; las cédulas hipotecarias bajan y nadie está dispuesto a conceder
préstamos sobre ellas; y la industria y el comercio sufren la falta del medio circulante, que se
agrava con la quiebra del Banco Argentino en 1874. Previo a ésto, el Banco Nacional había
tenido que solicitar auxilio financiero del Gobierno.
La situación se caracteriza además por la competencia con particulares que inicia el Gobierno
en la demanda crediticia, debido a la escasez de reservas necesarias para sus compromisos
financieros.
A este panorama se suma la situación política, ya que el mitrismo, descontento con los
resultados de las elecciones presidenciales, conspira activamente. A pesar de que la rebelión
de 1874 fue dominada rápidamente, ésta afecta a la economía: se paralizan los capitales, y se
produce una gran oferta de propiedades, ya que muchos se ven forzados a vender para hacer
frente a sus obligaciones, provocando una estrepitosa baja de precios. Además, para atender
la guerra civil el Gobierno exige los depósitos del Banco Nacional.
Toda esta coyuntura desencadena el pánico y las operaciones de descuento se vuelven
inaccesibles para los pequeños comercios, produciéndose la quiebra de muchos de ellos.
Desde 1872 las reservas metálicas habían decrecido constantemente. Los préstamos e
inversiones extranjeras y las importaciones de años anteriores las habían devorado
rápidamente.
La Oficina de Cambios del Banco de la Provincia, se ve obligada a cerrar sus puertas en 1878
por la falta de reservas, iniciando un período de inconvertibilidad que duraría hasta 1881.
La crisis afecta tanto a las importaciones como a las exportaciones, ya que ambas se financian
con créditos de capital extranjero, que cesan con el inicio de la crisis; motivo por el cual se
limita la venta en cuenta corriente a plazos, exigiéndose el pago al contado; y ya no se
efectúan adelantos a saladeros, graserías, acopiadores y comisionistas.
Esta circunstancia obliga al capital nacional a reemplazar al extranjero en todo este
mecanismo.

En períodos de auge, cuando el país coloca sus productos a buenos precios en los mercados
internacionales, crecen las reservas metálicas; además, la buena situación de las plazas
financieras extranjeras favorece los empréstitos, volcando sobre Buenos Aires excedentes de
capital. En cambio, en períodos de crisis, la caída de precios de nuestros productos disminuye
las reservas, y los ingresos de capital extranjero se suspenden.
El país vive en un permanente déficit de su balanza de pagos, incluso durante los años de
auge, siendo éste cubierto con nuevos ingresos de capital extranjero.

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Al gobierno argentino le quedan sólo dos alternativas para afrontar la deuda externa: contraer
las importaciones para liberar el metal necesario, o suspender los pagos.
En 1876, la deuda externa llega a un punto crítico, por lo que el presidente Avellaneda envía
al congreso el proyecto de Ley de Aduana para 1877, optando por la suspensión de los pagos
de la deuda (en lugar de establecer nuevos impuestos que pudieran entorpecer el progreso del
país).
Sin embargo, un nuevo triunfo del sector proteccionista cambia el criterio del Presidente, y
finalmente, se logra el pago gracias al apoyo financiero de la provincia de Buenos Aires.
Para afrontar la crisis el Gobierno reduce el gasto público y aumenta las rentas. El déficit
generado se absorbe en parte por el crédito interno y el resto pasa a integrar la deuda flotante.
El descenso de importaciones reduce las rentas aduaneras dejando al gobierno sin recursos
para afrontar los gastos de la administración y la amortización de la deuda.

Existen distintas posturas en la opinión pública acerca de la crisis, su origen y su posible


solución. Los que creen que se trata de una crisis monetaria por la exportación del oro,
proponen reforzar la circulación; aquellos que piensan que se trata de una crisis de crédito
debido a su abuso, pretenden que ésta se normalice; los que dicen que es una crisis mercantil
y de cambios, provocada por la caída de los precios internacionales de nuestros productos,
defienden la restricción a las importaciones, para lograr una balanza comercial favorable;
aquellos que afirman que se padece una crisis de cédulas hipotecarias por el exceso de
emisiones, reclaman la finalización de las mismas; y por último, los que la conciben como
una crisis producida por la especulación de tierras, piensan que la venta de los productos de
exportación generaría ingresos en oro y aliviaría la situación.
Para el ministro de Hacienda, Rufino Varela, la causa de la crisis no es el crédito, sino su mal
uso y la restricción del mismo, la disminución del medio circulante y la liquidación forzada
de los deudores. El ministro defiende los intereses de pequeños y medianos capitales, en
especial, el industrial, para el que sugiere una política crediticia especial, a lo que el
Directorio del Banco de la Provincia se opone.
2) Empréstito: Préstamo que un particular concede al Estado, a un organismo oficial o a
una empresa, y que se materializa en bonos, cédulas, pagarés, obligaciones, etc. Son títulos de
renta fija, porque quienes los poseen reciben unos intereses fijados de antemano.

Inconvertibilidad: La moneda que se puede convertir en otro tipo de moneda es dinero


convertible. La que no, es inconvertible. El dinero inconvertible no es líquido, ya que no se
puede comprar, vender o intercambiar debido a las sanciones políticas, restricciones

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gubernamentales, regulaciones de cambio o la alta volatilidad. Cuando una autoridad
reguladora del gobierno o un banco central de un país califica a una moneda como
inconvertible, lo hace como un medio para proteger a los inversores de comprar, vender o
intercambiar monedas estables en lo que los reguladores gubernamentales consideran
monedas inestables.

Especulación: Operación comercial que consiste en la compra de bienes cuyo precio se


espera que suba a corto plazo, con el único fin de venderlo en el momento oportuno y obtener
un beneficio.

Deuda Flotante: La deuda flotante es una deuda a corto plazo que se renueva constantemente
para financiar las necesidades del capital de una empresa o institución.

Restricción del crédito: La contracción del crédito, restricción crediticia o crisis de crédito
(credit crunch), es un fenómeno financiero consistente en la reducción del dinero disponible
para prestar (préstamos o créditos) o un repentino incremento del coste de obtener préstamos
bancarios.

3) ¿Cuáles fueron las características del período de auge anterior a la crisis?


¿Cuáles fueron las características de la crisis de 1873?
¿Qué sectores de la economía fueron los más afectados?
¿Cuáles fueron las causas y las soluciones de la crisis de 1873?
¿Cómo se diferencia esta crisis de la anterior?
¿Cuál era la causa por la que escaseaban las reservas de oro en el país?
¿Cuáles fueron los gobiernos durante la crisis?
¿A quién debió recurrir el gobierno nacional para superar los pagos del 1876?

4) Como conclusión, podemos decir que la crisis de 1873 fue distinta a la de 1866 por el
proceso de crecimiento que afectaba al país, por los sectores de la economía argentina más
perjudicados, las circunstancias políticas que la acompañaron y su mayor magnitud
internacional; aunque tuvieron el mismo origen: la caída de precios.
Antes del ‘73 hubo un breve periodo de auge gracias a la llegada de capitales extranjeros, a la
expansión crediticia y al repunte de los precios.
El país vivía en un permanente déficit de su balanza de pagos, aún en los años de auge.

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La elevada tasa de descuento, las restricciones de créditos, la escasez de reservas para
compromisos financieros y la competencia en la demanda de préstamos, fueron los factores
que caracterizaron la situación de crisis.
Para hacer frente a la misma, el Gobierno reduce el gasto público y aumenta las rentas. El
déficit generado se absorbe en parte por el crédito interno y el resto pasa a integrar la deuda
flotante.
Producto de la depresión, comienza un ciclo de profundos cambios y la política económica
adquiere tintes proteccionistas, al igual que en muchos países europeos, ya que el librecambio
sólo era conveniente en aquellos países manufactureros de gran desarrollo.

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Bibliografía

- La crisis de 1873 y las tendencias industrialistas Argentinas - José Carlos


Chiaramonte
- Google Search
- https://es.wikipedia.org/wiki/Empr%C3%A9stito
- https://es.wikipedia.org/wiki/Contracci%C3%B3n_del_cr%C3%A9dito
- http://conceptodefinicion.de/deuda-flotante/
- http://www.ehowenespanol.com/significado-del-dinero-convertible-dinero-
inconvertible-dinero-representativo-info_250485/

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