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Integrantes y N° de Registro:
Martín Álvarez - 889729
Nazareno Bonilla - 889617
Lucas Forti - 888695
Matías Rejas - 888771
Franco Taravini - 888775
Consignas:
1) Síntesis general.
2) Desarrollar cinco o más conceptos claves.
3) Plantear cinco o más preguntas al capítulo.
4) Breve conclusión.
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producción lanera en la de 1866); y las circunstancias políticas que la acompañan, tales como
la rebelión del mitrismo.
A partir de 1875, Inglaterra comienza a sentir los efectos de la crisis, lo cual tiene una
repercusión importante en aquellos países que habían recurrido al capital inglés, incidiendo
en sus ya graves situaciones financieras. Tal es el caso de la Argentina, que había tenido una
abundante entrada de capital extranjero con motivo del empréstito de obras públicas de 1871.
Anteriormente, en 1872, la caída de precios en Europa había provocado escasez de oro en
Argentina, necesario para pagos al exterior, generando una disminución de las reservas de la
Oficina de Cambio del Banco de la Provincia (encargada de realizar la conversión del papel
moneda por oro), lo que en consecuencia, afecta la circulación monetaria.
Antes de la crisis se había desarrollado un breve periodo de auge caracterizado por: el vuelco
de capitales al mercado crediticio de Buenos Aires; el desenvolvimiento extraordinario que
adquiere la Oficina de Cambios, contribuyendo a la expansión del crédito; y el repunte de los
precios de los productos argentinos en los mercados europeos, principalmente lana y cueros,
con el consecuente crecimiento de las exportaciones. El crecimiento de la economía había
generado un déficit fiscal al incrementarse el gasto público en mayor medida que las rentas
de la nación.
Los gastos ocasionados por la guerra del Paraguay provocan un fuerte impulso al comercio y
a parte de la producción del país (cueros, granos, etc), lo que contribuye a reducir los efectos
de la depresión e influye en los comienzos de la reanimación. Se producen en esos años
importantes ingresos de oro brasileño para atender a los gastos de abastecimiento de las
tropas de ese país. El oro genera así una fiebre de especulaciones que terminaría en la crisis
de 1873.
La expansión del crédito (llevada a cabo por bancos estatales argentinos y bancos privados
extranjeros, como el de Londres) adquiere una gran magnitud en Buenos Aires, siendo
destinada la mayor parte a la especulación, en particular, en bienes raíces. La inversión
británica condiciona el auge previo a la crisis, y contribuye a que la expansión continúe hasta
que la depresión se ahonde en 1875.
La crisis estalla en 1873 cuando el Gobierno nacional comienza a retirar sus depósitos del
Banco de la Provincia y el oro empieza a exportarse, debido a la caída de precios de 1872. La
disminución de reservas bancarias causa una restricción del crédito por parte de algunos
bancos privados, aumentando las tasas de descuentos y también las exigencias para el
otorgamiento de préstamos. Las tierras y las propiedades urbanas se tornan invendibles por
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falta de compradores; las cédulas hipotecarias bajan y nadie está dispuesto a conceder
préstamos sobre ellas; y la industria y el comercio sufren la falta del medio circulante, que se
agrava con la quiebra del Banco Argentino en 1874. Previo a ésto, el Banco Nacional había
tenido que solicitar auxilio financiero del Gobierno.
La situación se caracteriza además por la competencia con particulares que inicia el Gobierno
en la demanda crediticia, debido a la escasez de reservas necesarias para sus compromisos
financieros.
A este panorama se suma la situación política, ya que el mitrismo, descontento con los
resultados de las elecciones presidenciales, conspira activamente. A pesar de que la rebelión
de 1874 fue dominada rápidamente, ésta afecta a la economía: se paralizan los capitales, y se
produce una gran oferta de propiedades, ya que muchos se ven forzados a vender para hacer
frente a sus obligaciones, provocando una estrepitosa baja de precios. Además, para atender
la guerra civil el Gobierno exige los depósitos del Banco Nacional.
Toda esta coyuntura desencadena el pánico y las operaciones de descuento se vuelven
inaccesibles para los pequeños comercios, produciéndose la quiebra de muchos de ellos.
Desde 1872 las reservas metálicas habían decrecido constantemente. Los préstamos e
inversiones extranjeras y las importaciones de años anteriores las habían devorado
rápidamente.
La Oficina de Cambios del Banco de la Provincia, se ve obligada a cerrar sus puertas en 1878
por la falta de reservas, iniciando un período de inconvertibilidad que duraría hasta 1881.
La crisis afecta tanto a las importaciones como a las exportaciones, ya que ambas se financian
con créditos de capital extranjero, que cesan con el inicio de la crisis; motivo por el cual se
limita la venta en cuenta corriente a plazos, exigiéndose el pago al contado; y ya no se
efectúan adelantos a saladeros, graserías, acopiadores y comisionistas.
Esta circunstancia obliga al capital nacional a reemplazar al extranjero en todo este
mecanismo.
En períodos de auge, cuando el país coloca sus productos a buenos precios en los mercados
internacionales, crecen las reservas metálicas; además, la buena situación de las plazas
financieras extranjeras favorece los empréstitos, volcando sobre Buenos Aires excedentes de
capital. En cambio, en períodos de crisis, la caída de precios de nuestros productos disminuye
las reservas, y los ingresos de capital extranjero se suspenden.
El país vive en un permanente déficit de su balanza de pagos, incluso durante los años de
auge, siendo éste cubierto con nuevos ingresos de capital extranjero.
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Al gobierno argentino le quedan sólo dos alternativas para afrontar la deuda externa: contraer
las importaciones para liberar el metal necesario, o suspender los pagos.
En 1876, la deuda externa llega a un punto crítico, por lo que el presidente Avellaneda envía
al congreso el proyecto de Ley de Aduana para 1877, optando por la suspensión de los pagos
de la deuda (en lugar de establecer nuevos impuestos que pudieran entorpecer el progreso del
país).
Sin embargo, un nuevo triunfo del sector proteccionista cambia el criterio del Presidente, y
finalmente, se logra el pago gracias al apoyo financiero de la provincia de Buenos Aires.
Para afrontar la crisis el Gobierno reduce el gasto público y aumenta las rentas. El déficit
generado se absorbe en parte por el crédito interno y el resto pasa a integrar la deuda flotante.
El descenso de importaciones reduce las rentas aduaneras dejando al gobierno sin recursos
para afrontar los gastos de la administración y la amortización de la deuda.
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gubernamentales, regulaciones de cambio o la alta volatilidad. Cuando una autoridad
reguladora del gobierno o un banco central de un país califica a una moneda como
inconvertible, lo hace como un medio para proteger a los inversores de comprar, vender o
intercambiar monedas estables en lo que los reguladores gubernamentales consideran
monedas inestables.
Deuda Flotante: La deuda flotante es una deuda a corto plazo que se renueva constantemente
para financiar las necesidades del capital de una empresa o institución.
Restricción del crédito: La contracción del crédito, restricción crediticia o crisis de crédito
(credit crunch), es un fenómeno financiero consistente en la reducción del dinero disponible
para prestar (préstamos o créditos) o un repentino incremento del coste de obtener préstamos
bancarios.
4) Como conclusión, podemos decir que la crisis de 1873 fue distinta a la de 1866 por el
proceso de crecimiento que afectaba al país, por los sectores de la economía argentina más
perjudicados, las circunstancias políticas que la acompañaron y su mayor magnitud
internacional; aunque tuvieron el mismo origen: la caída de precios.
Antes del ‘73 hubo un breve periodo de auge gracias a la llegada de capitales extranjeros, a la
expansión crediticia y al repunte de los precios.
El país vivía en un permanente déficit de su balanza de pagos, aún en los años de auge.
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La elevada tasa de descuento, las restricciones de créditos, la escasez de reservas para
compromisos financieros y la competencia en la demanda de préstamos, fueron los factores
que caracterizaron la situación de crisis.
Para hacer frente a la misma, el Gobierno reduce el gasto público y aumenta las rentas. El
déficit generado se absorbe en parte por el crédito interno y el resto pasa a integrar la deuda
flotante.
Producto de la depresión, comienza un ciclo de profundos cambios y la política económica
adquiere tintes proteccionistas, al igual que en muchos países europeos, ya que el librecambio
sólo era conveniente en aquellos países manufactureros de gran desarrollo.
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Bibliografía