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En su sentido más clásico, el concepto de política deriva del

adjetivo políticos, que se refiere a todo lo relacionado con ciudad, urbano,


civil, público, social. Y en tiempos modernos, el término apunta,
fundamentalmente, a la actividad o conjunto de actividades que de una u
otra forma, se impulsan desde el Estado o emanan de él.

El politólogo argentino José Emilio Galiana define las políticas públicas


como “proyectos y actividades que un Estado diseña y gestiona a través
de un gobierno y una administración pública a los fines de satisfacer
necesidades de una sociedad”.

Las políticas educativas (PE) son parte de la política pública de un


Estado y como la educación es un derecho universal, estas políticas
deberían tratar de poner en práctica medidas y herramientas que sean
capaces de asegurar la calidad de la educación. De ahí que la PE es el
nombre que se le da a una serie de medidas planificadas y puestas en
práctica por un gobierno.

La PE no nace de la nada, se inscribe en el marco más amplio de una


filosofía de la educación y es el resultado de múltiples influencias de los
sistemas sociales que actúan sobre el sistema educativo. Por tanto, la
PE es el elemento esencial en la configuración del sistema educativo de
un país, y el ministerio de Educación es el responsable de elaborarla
para orientar cómo se va a desarrollar la educación. Esto significa definir
el rumbo que deben tomar determinadas acciones para alcanzar un fin,
fijar el sentido que debe tener la educación en un momento y espacio
determinados.

En otras palabras, la PE es lo que se pretende hacer con el sistema


educativo, es decir, es la forma de organizar las instancias encargadas
de impartir la educación, según corrientes y teorías educativas,
psicológicas, sociológicas, administrativas… “La política educativa define
además, los comportamientos que son legítimos y valorados y los que no
lo son o han dejado de serlo”, dice Ana Vitar en su obra Políticas de
educación: razones de una pasión.

Los estudiosos sostienen que hacer política en el ámbito educativo, no se


reduce a regular la extensión y calidad de la enseñanza, ni a normar el
acceso de los grupos sociales al conocimiento; ni siquiera es elaborar
programas de calificación de la fuerza de trabajo para garantizar el
desarrollo económico. Más allá de esas tareas de desarrollo
organizacional, la PE es un ejercicio de filosofía. Por eso, su objeto es el
aprendizaje futuro, posible y deseable de la sociedad, porque sus
hombres y mujeres son capaces de aprender a ser mejores, de crear
posibilidades inéditas, de indagar sobre las maneras de cómo se aprende
y asimilan valores, entre muchos otros.
Para Fernando Reines las PE “hacen referencia al conjunto de
decisiones y acciones tomadas con el propósito deliberado de cambiar
los insumos, procesos y productos de un sistema educativo”. Asimismo,
la reforma de las PE “hace referencia al conjunto de acciones
deliberadas por cambiar el equilibrio de un sistema educativo, mediante
la configuración de insumos, procesos o productos”, lo cual si sería una
verdadera revolución educativa, no la que pregona el Minera en los
medios de comunicación. Mientras que para Tableaba, es el conjunto de
leyes, decretos, disposiciones, reglamentos y resoluciones que
conforman la doctrina pedagógica de un país y fijan, asimismo, los
objetivos de ésta y los procedimientos necesarios para alcanzarlos.
También se pueden definir como cursos de acción por medio de los
cuales se pretende impulsar determinados programas e iniciativas, con el
fin de resolver problemas específicos de la educación.

El marco jurídico de la política educativa del país, lo constituye la


Constitución de la República y la Ley de Educación 66’97. Sin embargo,
en términos específicos la política educativa es lo que piensan y hacen
los titulares del ministerio de Educación, independientemente de que “sus
iniciativas” sean prioritarias y convenientes para el mejoramiento de la
educación. Como muestra, sólo recordar la sorpresiva aparición en las
escuelas primarias de los “textos integrados”, que luego el Consejo
Nacional de Educación eliminó.

Se espera que nunca más PE como esa se le ocurra a ningún titular de la


cartera educativa, y se considere que las políticas y gestión de la
educación deben converger en el aprendizaje de todos los niños, fruto de
una educación equitativa y de calidad.

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