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Una simple definición etimológica de raíz griega, nos indica que un parásito es un
"individuo que se alimenta junto a otro" (para = al lado; sito = alimentarse). Para evitar
confusiones semánticas entre las denominaciones de los dos organismos que se
alimentan juntos, optamos por denominar parásito al organismo que obtiene el
beneficio, mientras que denominaremos hospedador o patrón, al que proporciona el
alimento. Ésta definición etimológica es simplista, ya que las relaciones interespecíficas
que se establecen entre organismos, tienen muchas gradaciones. Más adelante se
expondrán las opiniones de diferentes parasitólogos sobre el concepto del complejo
fenómeno del parasitismo. Algunos parásitos, tienen importancia económica, ya que
causan enfermedades a los hombres y animales domésticos o de interés, por eso su
estudio es muy importante.
Desde tiempos remotos, los parásitos han intrigado a médicos y naturalistas, que
observaban cómo animales vivos estaban en el interior del intestino o en la superficie
del cuerpo de los animales domésticos y del hombre. Ya Aristóteles clasificó a los
gusanos intestinales en anchos, aplanados, cilíndricos y filiformes. Otros naturalistas
como Plinio el Viejo, Galeno, Vitruvio y Columela, se ocuparon de ellos y hablan de
diversos parásitos, sobre todo de gusanos intestinales del hombre y de los animales de
mayor importancia económica. En la Edad Media la Parasitología, al igual que el resto
de las ciencias, tuvo muy pobre desarrollo, pudiéndose citar tan solo el descubrimiento
de la Duela del hígado, realizado por Jehan de Brie en 1379, fecha en la que por primera
vez que se describe un Trematodo. Durante el Renacimiento, los parásitos despertaron
poco interés, aunque hubo casos como T. Dunus que realizó, en 1592, la descripción del
botricéfalo (un tipo de tenia). Las ideas de la época (generación espontánea) inducían a
creer que los gusanos intestinales se originaban a partir de materias descompuestas,
superfluas o dañinas, con lo que la formación de los mismos contribuía a la purificación
del organismo. Francísco Redi (1626-1697), se opuso a la teoría de la generación
espontánea, demostrando que las cresas de las moscas nacían de los huevos, y que
incluso en los gusanos como los Ascaris había machos y hembras y éstas últimas, ponían
huevos. También emprendió la búsqueda sistemática de parásitos intestinales en los
animales domésticos y salvajes, por lo que se le ha llamado el padre o el abuelo de la
Parasitología. Con el desarrollo de la biología moderna y el invento del microscopio en
el siglo XVII, se puede decir que comienza la historia de la verdadera Parasitología.
Estas ideas se mantuvieron durante el siglo XVIII en el cual solo se llegaron a conocer
unos pocos parásitos tales como pulgas, piojos y algunas clases de parásitos internos,
como ascaris, tenias o gusanos de Guinea, peor eran considerados como productos
naturales del cuerpo humano y comparables a las verrugas o forúnculos. Hasta el propio
Charles Linneo no dudaba que los piojos evitaban enfermedades en los niños. Goezte,
que en 1782 inició la taxonomía de los gusanos y creía que éstos eran útiles por consumir
el exceso de alimento del intestino, con lo que se evitaban grandes males. Rudolphi
(1771), sueco como Linneo, clasificó todos los parásitos conocidos, haciendo para la
Parasitología lo que este último para la Zoología. En esta época, en la que ya la
morfología de los animales era bien conocida, aún no se tenían todavía los conceptos de
la adaptación y evolución, dominando la idea de que los parásitos eran seres
degenerados, por lo que fueron pocos e insuficientemente estudiados. En el siglo XIX se
produce la verdadera revolución biológica, desarrollándose el concepto de evolución
(Lamarck, 1801; Darwin, 1859), proponiéndose la teoría celular (Schleiden y Schwann,
1839) y formulándose las leyes de la herencia (Mendel, 1856), así como el concepto de la
alternancia de generaciones (Steenstrup, 1843). Laveran en 1880 descubrió el
Hemosporidio (Plasmodium) productor del paludismo y Ronald Ross, en 1897, halló que
ciertos mosquitos (Anopheles) actuaban de vectores del Plasmodium, causante de la
enfermedad del paludismo, lo que incrementó el interés por la entomología médica
como una rama de la Medicina Humana y Veterinaria.
La Parasitología es una Ciencia cuyo campo de estudio versa sobre materias con
enfoques multidisciplinares. Se relaciona o superpone a otras ciencias, ya que un
parasitólogo tiene que meter su nariz en más variados campos de conocimiento que
ningún otro biólogo. Son disciplinas que intervienen, conforman y complementan la
parasitología: La epidemiología, Inmunología, Patología, Citología, Bioquímica,
Fisiología, Etología, Genética, Ecología, Medicina, Veterinaria.... y por supuesto la
Zoología.
El enfoque del estudio del fenómeno biológico del parasitismo en el que una especie
animal vive a expensas de otra, podría caer de lleno en el campo de la Ecología, siendo
ésta estudiada como una rama básica de la Biología, como disciplina más amplia que
contempla de forma razonada estas relaciones y sus bases biológicas.
O su definición más simple, como parte de la biología que estudia los organismos
parásitos.
Por las consecuencias que tanto para los animales domésticos, como para el hombre
tiene el parasitismo, se preocuparon del estudio de los parásitos ciencias como la
Veterinaria y la Medicina, experimentando un gran desarrollo. Durante la primera mitad
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del siglo XIX (debido a las guerras, y establecimiento de colonias Inglesas en Indochina),
se empleó gran cantidad de dinero en el estudio de los parásitos tropicales, naciendo la
Parasitología como una ciencia aplicada de la Medicina, Veterinaria, Agricultura y Salud
Pública.
Entre la multitud de seres que existen sobre la superficie de la tierra, la mayoría llevan
vida libre y para alimentarse, primera necesidad de todo ser vivo, se valen de su propio
esfuerzo, individualmente o agrupándose con otros de su misma especie, como hacen los
lobos o leonas. Pero otros, para mejorar su eficacia, para poder alimentarse y por
consiguiente subsistir, se asocian de forma continua o intermitente con miembros de
otras especies formando vínculos estrechos, constituyendo diversos grados de asociación
entre animales. Estas asociaciones interespecíficas se denominan simbiosis.
Las relaciones interespecíficas entre animales que pasan juntos una parte o la totalidad
de su ciclo vital, íntimamente asociados entran de lleno en el campo de la ecología y se
denomina simbiosis. Muchas de estas asociaciones simbióticas, que pueden ser
consideradas como sinecias restringidas, son debidas a encuentros fortuitos en un mismo
biotopo, que pueden representar ciertas ventajas para uno o ambos de los asociados.
Estas asociaciones fueron definidas por el botánico Heindrich Anton De Bary en 1879 con
el término simbiosis (1966-67) para definir la asociación existente entre un alga y un
hongo para formar un liquen. El término simbiosis debe de entenderse como una
"asociación permanente (o de cierta duración) de organismos, específicamente
diferentes, que se complementan en distinto grado. Si examinamos la relación existente
entre especies que constituyen asociaciones, vemos que la misma es muy variable en
cuanto al grado de intimidad, duración, necesidad y resultados de la misma.
Atendiendo al grado de beneficio obtenido por los simbiontes, podemos realizar una
clasificación y señalar una serie de estadios, cuyos límites son difusos y no están
perfectamente establecidos, distinguiendo comensalismo, foresis, parasitismo y
mutualismo.
3.1.4 PARASITISMO: Relación que existe entre dos individuos de especies diferentes,
en la cual, uno de ellos roba las sustancias vitales que el otro ha elaborado y requiere
para la subsistencia (sangre, vitaminas, carbohidratos, proteínas, minerales, tejidos,
etc.). La definición de parasitismo, obliga a revisar dos términos frecuentemente
utilizados.
Parasitiasis. Asociación parasitaria de dos organismos en la cual uno afecta al otro y sin
embargo, no existen signos de enfermedad; lo anterior ocurre por el hecho de existir un
balance entre los dos organismos y el perjuicio es soportado por las defensas del
organismo parasitado. El parasitismo que no demuestra signos de enfermedad
correspondiente permite la utilización de la expresión “parasitismo subclínico”.
4. TIPOS DE PARASITISMO.
Los huéspedes u hospedadores son organismos animales que albergan los parásitos a
nivel externo e interno, ya sea en su forma larval o en su estado adulto.
Para que el ciclo vital de un parásito, que tiene varios hospedadores, pueda cerrarse, los
hospedadores definitivo e intermediario deben de formar parte del mismo ecosistema,
siendo generalmente las relaciones de alimentación, las existentes entre ambos. (El
hospedador definitivo se alimenta del intermediario)
Para un parásito instalado resulta dramático que su hospedador se muera, por lo que han
desarrollado evolutivamente, diversas estrategias que les facilite la entrada en un nuevo
hospedador. Una de ellas es la existencia de varios hospedadores intermediarios, que
aumenta las posibilidades de dispersión del parásito.
Es un caso especial de hospedador paraténico, que favorece que el ciclo del parásito
pueda completarse. Ejemplo: El nematodo Spirocerca lupi, parásito intestinal del lobo y
otros cánidos expulsa sus huevos con las heces del cánido, que son comidas por un
escarabajo coprófago (hospedador intermediario) en el que se desarrollan las larvas y
adquieren la capacidad infestante. Es poco probable que el escarabajo sea comido por
un lobo (en donde pasaría a adulto intestinal), y más fácil que el escarabajo sea comido
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por un lagarto o un ave, en cuyo caso el nematodo no pasa a adulto, si no que emigra a
una víscera y se encapsula. De esta manera el lagarto puede acumular varios
encapsulados que acumula y cuando son comidos por un cánido se desarrollan.
5.6 VECTORES.
5.7 RESERVORIO.
5.8 HIPERPARASITISMO.
A veces el parásito puede ser parasitado por otro animal, este segundo parásito recibe el
nombre de hiperparásito. Ejemplo: Es el caso del Cestodo Dipylidium caninum cuya fase
larvaria infesta la pulga Ctenocephalides canis y al Mallófago Trichodectes canis, ambos
ectoparásitos del perro. Si el perro al rascarse muerde e ingiere pulgas o piojos
contaminados con las larvas de la tenia, ésta se desarrolla en su intestino.
Este ambiente biótico del parásito varía dependiendo de la situación del mismo sobre el
hospedador o en su interior, por lo que los parásitos tendrán que adaptarse a cada tipo
de medio, pudiendo ser:
Aún no se ha encontrado explicación clara al hecho de que las enzimas digestivas de los
hospedadores no afecten a los parásitos. Se dice que los parásitos segregan una cubierta
mucosa protectora y /o que producen ciertas sustancias que las inactivan, (Brand, 1966).
Ejemplo: Se ha aislado de Ascaris un polipéptido que es inhibidor de la tripsina del
páncreas de buey (Collier, 1941); y Green, 1957, encontró en la pared del cuerpo de
Ascaris dos antienzimas inhibidoras de la tripsina y de la quimiotripsina.
En muchos casos, las enzimas del hospedador son utilizadas en su beneficio por los
parásitos, así como su material alimenticio. En el caso de Diphylobothrium latum, esta
tenia absorbe tal cantidad de Vitamina B12, que provoca una deficiencia en el hombre
que le conduce a la anemia.
Los parásitos cuyas fases larvarias cambian de medios, pueden comportarse como
oxiconformista en un estado y como oxiregulador en otro, como sucede con algunos
Trematodos, cuya redias viven en baja tensión de O2 en el interior del caracol, que es
hospedador intermediario y allí son oxirreguladoras, mientras que las cercarias que salen
del caracol y llevan vida libre son oxiconformodoras.
La importancia de la bilis para los parásitos del intestino delgado es crucial. Su función
digestiva es disminuir la tensión superficial y gracias a las sales biliares (glicocolatos y
taurocolatos) incrementar la emulsión de las grasas. Sobre los parásitos influye de tres
formas:
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1ª: Tampona la acidez producida por el clorhídrico debido a la presencia de bicarbonato
sódico, por lo que la bilis es alcalina, y facilita la instalación de los parásitos
3ª: Parásitos como la Fasciola hepatica viven en el conducto biliar, donde los propios
metabolitos de la duela podrían llegar a perjudicarle, si no fuera por la fuerte
alcalinidad de la bilis que neutraliza la acidez de esos metabolitos.
6.2.1 ZOOPARASITOS. Son los parásitos de origen animal. Ej. Ascaris lumbricoides.
6.2.2 PHYTOPARASITOS. Son los parásitos de origen vegetal. Ej. Bacterias, Hongos.
Es el organismo parásito que requiere para poder sobrevivir frecuentar o depender del
huésped. Se puede dividir en.
9 Parásito obligado permanente: los que requieren del huésped durante toda su
vida; estos parásitos desarrollan sobre sus huéspedes todos sus estados evolutivos
Es el organismo parásito que solo afecta a una especie en un determinado lugar. Ej. La
Taenia solium solo parasita a humanos a nivel de intestino delgado.
Organismos que pueden parasitar a un grupo de huéspedes muy reducido. Los huéspedes
pueden pertenecer a un determinado género o familia animal. Ej. Los Strongylus
parasitan solo al grupo o familia de los equidos.
Parásito que afecta a un huésped de una especie determinada y por cualquier causa se
localiza en una especie animal diferente. Ejemplo: la Fasciola hepatica parasita por
excelencia a bovinos y ovinos a nivel hepático, sin embargo se le puede encontrar en la
misma localización en humanos.
La ontogenia del parásito comprende una serie sucesiva de estados: huevo, larva y
adulto. Cuando el parásito puede desarrollar su ciclo completo dentro del mismo
hospedador, se dice que son parásitos monoxenos (de un solo hospedador). Pero en
ocasiones el ciclo de vida de los parásitos es más complejo, al tener que añadirse, para
el desarrollo de alguno de sus estados, un nuevo hospedador. Es decir, el adulto
parasita un hospedador diferente del de las larvas. Los que tienen este ciclo de vida se
llaman parásitos heteroxenos (diferentes hospedadores). A su vez pueden coincidir otra
serie de circunstancias que dan variabilidad al ciclo. Denominaciones que reciben los
parásitos atendiendo al número de huéspedes que requieren para su evolución o según la
alternación de generaciones que sufren los parásitos en su evolución corresponde a:
Parásito que para su evolución requiere de uno o más intermediarios para conseguir
cerrar su ciclo. Alcanza la madurez sexual en un hospedador (definitivo), y desarrolla
fases inmaduras o con reproducción no anfigónica (asexual o partenogenética) en otro u
otros hospedadores. Ejemplo: la Taenia solium requiere como huésped definitivo al
hombre y como huésped intermediario al cerdo. Otros parásitos requieren más de un
Los parásitos para poder sobrevivir o evolucionar, requieren de una alimentación que les
permite diferenciarlos de la siguiente manera:
Si bien la vida dentro del hospedador ofrece todo tipo de ventajas al parásito que la
consigue, el camino para llegar a instalarse en un nuevo hospedador está lleno de
obstáculos y dificultades que el parásito debe de vencer antes de poder establecerse en
su nuevo hospedador. De la superación de todas estas etapas depende el éxito del
asentamiento. Podemos diferenciar tres FASES o ETAPAS en los procesos de adaptación
a la vida parasitaria: 1ª- Contacto hospedador- simbionte; 2ª- Asentamiento del
simbionte; 3ª- Salida del simbionte.
b) En otros casos el encuentro es activo, buscado por el parásito y puede estar influido
por diversos tactismos (químicos, físicos), existiendo un determinado grado de
especificidad. Ejemplo: Existen varios estudios (Faust y Hoffman, 1934; Davenport,
1962, con miracidios de Schistosoma mansoni y Fasciolopsis buski, que indican su
respuesta positiva hacia sustancias químicas producidas por los caracoles hospedadores
intermediarios adecuados (Biomphalaria glabrata). Parece ser que este quimiotactismo
solo es operativo a cortas distancias.
Aunque exista contacto entre simbiontes no hay seguridad de éxito de asentamiento del
parásito si no concurren ciertos factores como son:
Esta etapa es decisiva y tan importante como las anteriores. El abandono del hospedador
para la búsqueda de otro nuevo, puede ser de forma activa o pasiva, o como una
combinación de ambas.
En algunos casos los progenitores procuran una cierta seguridad a su descendencia para
facilitar el contacto con el futuro hospedador.
8. REPRODUCCIÓN DE PARÁSITOS.
El hermafroditismo, que puede ser primario, es decir que las formas libres de las que
proceden los parásitos son también hermafroditas, como sucede en los Platelmintos, en
los que Trematodos y Cestodos son hermafroditas.
Los problemas que se presentan son variados, y son resueltos por los parásitos
satisfactoriamente. Existen dos modalidades completamente aceptadas
8.1.1 DIVISION SENCILLA. Conocida con los términos de división binaria, escisiparidad o
fisiparidad. Es la forma más común mediante el cual, una célula madre divide su núcleo
y luego su citoplasma para dar origen a células semejantes. Los individuos resultantes
son gemelos.
8.2.2 COPULACIÓN. Ocurre por la unión de dos organismos de sexo diferentes que
aportan sus células sexuales, dando origen al huevo o cigoto. Esta forma es común para
organismos metazoarios (artrópodos y helmintos nematodos) aunque también, puede
observarse en organismos protozoarios como toxoplasma, coccidias.
Las duelas de la sangre del género Schistosoma, son trematodos filiformes, en las que el
macho presenta un canal ginecoforo que aloja permanentemente a la hembra, viviendo
en perpetua cópula.
Debido a todas estas adaptaciones fisiológicas que experimentan los parásitos, y a que
por su existencia parasitaria, en muchos casos prescinden del desarrollo de otros tipos
de órganos y sistemas (por ejemplo el digestivo en las tenias), el potencial biótico que
muestran los parásitos es muy elevado. A esto hay que añadir también la elevada
capacidad de reproducción que por la vía asexual pueden alcanzar. Esta enorme
fecundidad les permite sobrevivir a pesar de los acontecimientos que puedan ocurrir en
su contra a lo largo del ciclo vital.
En general los animales adaptados a la vida parasitaria producen más descendencia que
especies próximamente emparentadas de vida libre, lo que les permite mayor
posibilidad de llegar adultos a pesar de los graves riesgos que en los cambios de
hospedador sufre la descendencia.
Existen pocos trabajos sobre tasa de reproducción, realizados sobre Protozoos, pero hay
algunos datos de Entamoeba coli, en el que su quiste que produce ocho trofozoitos,
mientras que las amebas libres no suelen enquistarse y se dividen por fisión binaria.
Los Nematodos entre los que están, Enterobius vermicularis sus hembras ponen
una media de 11.105 huevos en su vida, y una hembra de Ascaris lumbricoides
llega a poner 200.000 huevos diarios.
Entre los Cestodos, las tenias Taenia solium que producen a lo largo de su vida (
10-15 años) de 200-300 millones de huevos.
La evolución de los organismos parásitos muestra una serie de fases o pasos de desarrollo
de los organismos hasta llegar a su estado adulto o de madurez. Según la complejidad
de las fases de desarrollo, la evolución de los parásitos puede originar diferentes
procesos.
10.2 HEMIMETÁBOLA.
Para que los parásitos puedan combatirse de una manera inteligente, es necesario que el
veterinario conozca el desarrollo de cada uno de ellos, donde vive etapa por etapa,
desde que es un huevo hasta la etapa adulta.
Cuando se conoce el ciclo biológico se puede formular planes para romper este ciclo en
el punto en que se interrumpe el crecimiento y la diferenciación del parásito.
Propia de parásitos que requieren para alcanzar su estado de madurez un solo huésped.
Ejemplo: Ascaris lumbricoides elimina huevos que salen al exterior a través de las
materias fecales, luego de convertirse en infectantes llegan al huésped vía oral para
localizarse a nivel de intestino delgado y alcanzar su desarrollo completo.
Propia de los parásitos que requieren, para alcanzar su estado adulto de un huésped
intermediario. Ejemplo: la Taenia solium requiere como huésped definitivo al hombre y
como huésped intermediario al cerdo. Otros parásitos requieren más de un huésped
intermediario, el Dicrocoelium dendriticum requiere como huésped definitivo a bovinos
y como intermediarios a caracoles y hormigas.
Propia de organismos que pueden presentar las modalidades anteriores y bajo cualquiera
de ellas pueden alcanzar su evolución o desarrollo. Ej. El Stephanurus dentatus
(parásito del riñón del cerdo) elimina las formas infestantes (huevos) a través de la
orina; los huevos eclosionan y las larvas infestantes pueden penetrar directamente al
huésped. Otra modalidad esta relacionada al hecho de que los huevos o larvas en el
medio ambiente pueden ser ingeridas por los intermediarios (lombrices de tierra)
enquistándose en su interior y continuando su evolución, solo cuando las lombrices son
ingeridas por el cerdo.
La acción de los parásitos sobre sus hospedadores, es a veces tan mínima que resulta
difícil precisar si se trata de una relación de comensalismo o parasitismo. En otras
ocasiones los parásitos alteran la vida del hospedador de tal forma que, en determinadas
ocasiones, pueden conducirle hasta la muerte.
En general el trabajo que hace el parásito dentro del huésped para sobrevivir y
reproducirse, se resume, desde el punto de vista médico, en la competencia que se
establece por la comida entre el huésped y el hospedador, la disminución del
aprovechamiento de los alimentos por el huésped (subutilización, disminución de la
síntesis y anorexia), y los daños en los tejidos y líquidos biológicos del huésped, que
conducen a la baja absorción intestinal, alteración en el equilibrio hídrico (cloro y
sodio), ya sea por migración de las larvas o por daños causados por los mecanismos de
fijación (ventosas, coronas, ganchos), por obstrucción en las vías linfáticas, hemáticas o
digestivas, produciendo edemas, necrosis y perforaciones, permitiendo o facilitando que
otros microorganismos puedan afectar los tejidos causando inflamación o infección, lo
que termina generalmente en la reparación del tejido mediante el proceso de fibrosis.
A este factor se asocian las siguientes formas: la habilidad del parásito para
multiplicarse y el grado de infección o número de organismos responsables. Ej. El
Ascaris lumbricoides, tiene la capacidad de reproducirse en gran proporción y las
hembras de poner miles de huevos/día.
Por virulencia parasitaria se entiende la capacidad o poder patógeno que tienen los
organismos. Algunos parásitos causan más daños que otros.
Factores de virulencia: Los estudios realizados en los últimos años demuestran que los
parásitos liberan moléculas que pueden considerarse factores de virulencia que pueden:
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Ocasionar daños directos a los tejidos del hospedador, con la formación de poros en sus
membranas celulares que facilitan la penetración de iones y entrada de agua,
produciendo la muerte celular. Ejemplo: Entamoeba histolytica.
Moléculas implicadas en evitar los mecanismos de defensa, pues presentan una similitud
antigénica con las proteínas del hospedador: Ejemplo: Trypanosoma cruzi, que elige la
expresión de un gen para la glucoproteina superficial VSG entre más de 200 genes
distintos para la misma molécula.
Competición por los nutrientes del hospedador: Es el primer perjuicio, que aunque en el
pasado se le había restado importancia, se ha demostrado su influencia negativa en el
hospedador, sobre todo cuando el parásito utiliza determinadas sustancias de baja
concentración en el hospedador y es propia de parásitos que roban sustancias que el
huésped ha elaborado para su propio beneficio. El robo de bilis por parte de la Fasciola
hepatica; el parásito Diphyllobothrium latum absorbe la vitamina B12 con una
intensidad de 10 a 50 veces superior a otras tenias, por lo que ocasiona al hombre una
anemia semejante a la perniciosa (por la importancia de este factor en la síntesis de la
hemoglobina).
Utilización de sustancias no nutritivas del hospedador: Muchas veces los parásitos tienen
unas necesidades alimenticias que además de azúcares sencillos precisan ciertos
aminoácidos y otros nutrientes esenciales que obtienen de la dieta del hospedador o de
su propia sangre, como en el caso del Ancylostoma duodenale, que según Lapage (1952)
calculó que 500 Anquilostomas consumían 250 ml de sangre diaria, aunque otros autores
cifraron el consumo en 50 ml.
Caracterizada por las lesiones de piel y de otros tejidos que causan los parásitos adultos
en su localización. La acción irritante puede ser debida a la acción de tóxicos o
sustancias irritantes.
Fasciola hepatica, obstruye los conductos biliares en la vaca. Y los quistes hidatídicos de
Echinococcus granulosus, llenos de líquido y situados en órganos vitales pueden resultar
fatales. (En Australia se extrajo uno a un hombre que contenía 47 litros de líquido).
La filaria Wucheria brancofti, cuyo cuerpo y la respuesta tisular al mismo, obstruye los
conductos linfáticos bloqueando el flujo, provocando edemas y originando la
enfermedad llamada elefantiasis.
Las obstrucciones pueden conllevar a la rotura de los tejidos. Las grandes masas de
ascaris a nivel de intestino causan presión sobre las paredes del conducto y pueden
llegar a perforarlo.
Ejemplo: Las lesiones causadas por las larvas infectivas de Necator y Ancylostoma, o los
desplazamientos de larva migrans. Las cercarias de los esquistosómidos (Schistosoma
spp) causan lesiones irritativas en la piel ocasionando la llamada "dermatitis del
nadador". Las perforaciones que hacen la mayoría de los ectoparásitos sobre la piel de
los animales.
Los tóxicos son metabolitos producidos por los parásitos, principalmente por nematodos
ya sea por las consecuencias de sus excreciones ordinarias o por la descomposición de
parásitos después de su muerte o tratamiento. Los tóxicos actúan nocivamente sobre el
organismo, especialmente si son absorbidos a nivel intestinal. Ejemplo. Los ascaris
eliminan toxinas que tienen acción neurotrópica y producen lesiones nerviosas que se
reflejan en signos de convulsiones, tetanias y epilepsia.
Verdaderos venenos son inoculados por algunos parásitos, entre ellos garrapatas del
género Dermacentor capaces de producir toxinas paralizantes que pueden causar la
muerte de los animales.
Muy conocida es la respuesta a las picaduras de los mosquitos o garrapatas, cuya saliva
resulta ser el agente desencadenante.
La acción inoculadora es de gran interés, no solo por las entidades parasitarias que se
introducen, sino también por los agentes de otro tipo como bacterias, hongos y virus que
se inoculan.
Ejemplo: Como sucede con Entamoeba histolytica cuyas grandes úlceras en el intestino
son más graves por ser responsables de la producción de abscesos bacterianos. Fasciola
hepatica facilita la infección de clostridios en ovejas u vacas. Metastrongylus spp, el
virus de la influenza porcina.
En otros casos a la acción mecánica se le añade la lítica por la que los parásitos
destruyen mecánicamente las células y tejidos de las vísceras sobre las que se asientan y
de los que ingiere fracciones de tejido y células. Las alteraciones pueden ser de varios
tipos:
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Degeneración del tejido tanto de tipo parenquimatosa como grasa, así como el
necrosamiento del mismo. También se produce necrosis en las proximidades de la
formación de los quistes. Ejemplo: En Trichinella spiralis, alrededor de las
calcificaciones de los quiste hay necrosis.
"Ningún organismo es una entidad por si mismo". Todos los animales viven relacionados,
de alguna forma, con su ambiente y los organismos que le rodean. El estudio de las
asociaciones entre parásito y su hospedador pueden considerarse relaciones de tipo
ecológico, el ambiente externo del parásito lo constituye su hospedador.
Las investigaciones sobre las relaciones ecológicas parasitarias, muestran que no existen
grandes diferencias entre los organismos de vida libre y los parásitos, existiendo un
gradiente entre ambos extremos. Estudios cuantitativos de la actividad enzimática y
análisis del origen de los compuestos de los parásitos podrían cuantificar la dependencia
de la vida parasitaria en cada caso.
Ejemplo: En Platelmintos, los Turbelarios (Planarias) de vida libre sintetizan sus propias
enzimas digestivas, y obtienen sus alimentos del medio; Los Monogenea, también
sintetizan sus enzimas digestivas y el alimento lo obtienen de la sangre de su
hospedador, aunque el oxígeno y otros elementos proceden del medio acuático; Los
Trematodos endoparásitos, tienen sus propios enzimas digestivos, pero sus nutrientes,
tanto orgánicos como inorgánicos, proceden del hospedador; Por último los Cestodos
carecen de muchas enzimas digestivas, por lo que necesitan absorber alimento
predigerido de su hospedador.
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13.2 REACCIONES DEL HOSPEDADOR FRENTE A LOS PARÁSITOS:
Exige un contacto directo con las células responsables de la detención o destrucción del
parásito. Forman la primera línea defensiva y están presentes en la superficie corporal
de los animales y en muchos invertebrados constituyen la única barrera defensiva.
En muchos casos se producen reacciones locales, como respuesta de las células o tejidos
de la zona de implantación del parásito. Son de éstos tipo:
Formación de una cápsula: Cuando un parásito es demasiado grande para ser fagocitado,
tras una leucocitosis, se suele producir la encapsulación.
Una vez que el parásito ha superado los mecanismos de resistencia innata, se ponen en
marcha otros sistemas específicos de resistencias inmunitarias que posee un componente
celular y otro humoral.
Los linfocitos T sensibilizados deprimen las actividades de los helmintos mediante dos
mecanismos. En primer lugar desarrollan una respuesta inflamatoria del tipo de la
hipersensibilidad retardada que atrae células mononucleares al lugar de la invasión de
las larvas, haciendo inadecuado el ambiente local para el crecimiento o para la
migración. En segundo lugar los linfocitos citotóxicos pueden destruir las larvas.
En los mamíferos el sistema inmunitario no ha tenido un éxito notable para producir una
resistencia absoluta hacia los helmintos, ya que estos se han adaptado a una existencia
parasitaria obligatoria y es probable que esta adaptación haya implicado el enfrentarse
al sistema inmunitario para superarlo o para evadirse de él.
Por esto solo cuando los parásitos invaden a un huésped al cual no están completamente
adaptados, o cuando lo hacen en número excepcionalmente grande, se produce la
enfermedad.
A pesar de las defensas del hospedador, los parásitos son capaces de evadir la respuesta
inmune del mismo, pues los parásitos poseen poderosos mecanismos de defensa e
instalarse en él produciendo infecciones agudas o crónicas. Para ello aprovechan
situaciones de menoscabo en el hospedador y desarrollan respuestas a las defensas del
mismo.
En las terneras las infecciones por O. ostertagi y Trichostrongylus axei causan una
depresión de la respuesta blastogénica linfocitaria. El Oesophagostomun radiatum
secreta factores solubles que inhiben la síntesis de los linfocitos a los antigenos y
mitógenos. En la filariosis se ha demostrado que se producen células supresoras
específicas. En la fasciolosis se producen factores supresores solubles.
Los parásitos además de presentar las barreras de defensa ante el sistema inmune
pueden desarrollar otro poderoso y efectivo medio de protección que es la resistencia a
los antihelmínticos. Esta resistencia de los nematodos de los rumiantes, a los
antihelmínticos, se atribuye más que a fallas de los productos, al manejo de dosis
inferiores a las recomendadas, al manejo cada vez más intensivo de hatos y rebaños, y a
la fuerte y poco controlada contaminación de los pastos.
Los factores que favorecen la presentación de los parásitos son elementos que se deben
tener en cuenta al analizar los problemas parasitarios.
Ejemplo: Los ratones desarrollan resistencia a la tenia Hymenolepis nana, pero cuando
son tratados con 0.05 mg de cortisona, su resistencia disminuye haciéndose sensibles a la
infección. Interrumpido el tratamiento en 4 –5 días, se recupera la resistencia. Lo
mismo sucede con respecto a la infección de la mosca Melophagus ovinus, cuando las
ovejas son tratadas con hormona corticotrófica (ACTH), acetíl salicílico o cortisona.
El estrés producido por las bajas temperaturas facilita la infección bacteriana en los
animales.
Ejemplo: Los pollos, en condiciones normales, son resistentes al ántrax, pero son
susceptibles de contraerlo en ambientes fríos.
Los parásitos como cualquier organismo vivo, buscan las condiciones propicias
medioambientales para formar sus nichos ecológicos y poder multiplicarse. El calor y la
humedad son factores indispensables. Se observa que los parásitos son más abundantes
en invierno que en verano; existen más en regiones calientes que en fríos.
Los parásitos cuyo ciclo vital requiera una fase libre, para que sus larvas adquieran la
forma infectiva (como los Ascaris), pueden verse afectados por circunstancias
ambientales tales como Tª, Humedad, o características del terreno etc. Siendo el clima
general (macroclima) de menor importancia que el microclima donde habita el parásito.
La subsistencia del parásito está relacionada con los factores externos que controlan la
existencia de todos sus hospedadores.
Ejemplo: Schistosoma mansoni está ausente en los ríos presentan en sus márgenes
eucaliptos ya que el mismo causa toxicidad para los caracoles Biomphalaria,
hospedadores intermediarios del Schistosoma.
La fauna: Dado que uno de los medios más habituales de acceso al hospedador es por
vía digestiva, es de vital importancia para la transmisión de los parásitos a las cadenas
alimenticias. La presencia de presas es fundamental para los carnívoros, y la densidad
de población de presas, favorece la transmisión de los parásitos.
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Ejemplo: Taenia psiformis, se encuentra en estado larvario en las vísceras de conejos, y
no prosiguen su desarrollo hasta que no son ingeridas por carnívoros. (Gatos). Así se
comprende que la abundancia tanto de conejos como de gatos es importante para las
tenias.
Muchos estados larvarios e infectivos de parásitos son libres y nadadores, por lo que la
ausencia del medio impiden su ciclo. (Miracidios y formas infectivas de Nematodos)
Factores físicos como Tª, concentración de Oxígeno, pH, salinidad, pueden también
influir en la densidad de los parásitos.
Por evolución, (mutaciones casuales), los animales muestran una progresiva tolerancia a
factores ambientales nuevos, ligeramente diferentes, que tiende a ampliar su
distribución.
En este aspecto, los parásitos ven limitadas sus posibilidades con respecto a los animales
libres, pues los ambientes internos de los diferentes hospedadores no suelen mostrar
"ligeras diferencias", si no "grandes diferencias", por lo que para los parásitos la
adaptación es total o no lo es.
Como ya hemos visto, las afinidades de los parásitos por sus hospedadores
(especificidad), es muy variable.
Puesto que el ambiente de los parásitos es menos mutable que el de sus hospedadores,
los animales con éste tipo de vida pueden cambiar relativamente poco, en ellos la
evolución se produce más lentamente.
Para muchos parasitólogos esta diferencia en los hospedadores indica que no se trata de
la misma especie de parásito, si no de especies diferentes, o como poco, variedades o
razas de una misma especie. Una situación semejante se produce con la existencia de
subespecies o razas geográficas de animales de vida libre.
Otros autores son de opinión contraria y rechazan la separación de especies por tener
hospedadores diferentes. Estas razones y la no existencia de referencias suficientes
hacen que la distribución geográfica de los parásitos sea todavía dudosa, no existiendo
un mapa de localización de las especies.
Cabe aquí hacer una breve diferenciación entre dos términos ampliamente utilizados en
la bibliografía, estos son Carga parasitaria (o simplemente carga) y Carga parasitaria
ambiental (o carga ambiental). El primero se refiere al número de parásitos existentes
en o sobre el animal hospedador en un período de tiempo determinado. Mientras que el
segundo hace referencia a cuantos parásitos se hallan en el medio ambiente que rodea o
está por rodear a los animales susceptibles, o sea hospedadores o próximos
hospedadores.
Sobre estos dos términos, el médico veterinario debe pensar para poder comenzar con
un plan sanitario, de nada sirve tratar a los animales si no se tiene en cuenta el rol que
cumple el ambiente. Hay que conocer los ciclos parasitarios y sus formas de resistencia
y vida libre para poder comprender los límites que esta idea requiere
13.5 ALIMENTACIÓN.
Otro ejemplo que ilustra este aspecto son la cantidad de formas infectantes transmitidas
a través de la alimentación. Muchas se adquieren al consumir pastos, aguas u otro tipo
de alimento. Un ejemplo muy significativo es el consumo de carne de cerdo por parte
del hombre, algunas veces infectada con Cisticercus cellulosae, forma larval de la
Taenia solium.
Las condiciones hormonales los pueden hacer susceptibles, como el caso de las hembras
gestantes próximas al parto, al parecer por una disminución de la eficiencia del aparato
inmunológico; otros autores consideran el papel de la prolactina en el aumento de las
infecciones por helmintos.
Las bases biológicas de la especificidad no son completamente conocidas pero parece ser
que tienen una base genética y fisiológica y están influenciados por la ecología del
hospedador. Se ha sugerido que diferentes componentes químicos o físicos como la
Temperatura, el pH, la concentración de sales etc., propios del hospedador gobiernan la
especificidad, como sucede con la bilis o las sales que la componen, que intervienen en
la apertura de los quistes o huevos de Cestodos.
Ejemplo: Determinada tenia solo parasita a los avestruces en África y a los ñandúes en
América y a ningún otro tipo de ave, lo que indica la relación filogenética existente
entre el avestruz y el ñandú.
Muchos parásitos llegan al huésped por sus propios medios, perforando directamente la
piel, especialmente en regiones delgadas. Ej. Larvas de ancylostomas.
Pocos parásitos toman esta vía. Las larvas de Oestrus ovis son depositadas en las fosas
nasales, tienen la propiedad de migrar y desarrollarse a nivel de senos nasales,
paranasales y frontales.
Esta vía es utilizada por varios nematodos y protozoarios que atraviesan la barrera
placentaria y van a localizarse en el feto. Ejemplo: Toxoplasma gondii, Ancylostoma
caninum.
Esta forma podría considerarse como otro caso especial. Ejemplo: existen moscas que
lamen las heridas y dejan salir las larvas de nematodos que se profundizan en la lesión.
Moscas chupadoras como Stomoxys calcitrans, vehiculizan larvas de nematodos del
género Habronema muscae.
Los nombres de los taxones los proponen los científicos aceptando viejas
denominaciones (Plasmodium malariae, del ital. mala aria, mal aire), aludiendo a
alguna característica morfológica (Taenia, cinta), procedencia geográfica (Eimeria
alabamensis), hospedador (Strongylus equinus), o persona (género Eimeria, en honor a
Eimer; Trypanosoma cruzi, por Oswaldo Cruz), o acudiendo a nombres mitológicos o
poéticos en no pocos casos (p. ej., Aglaophenia, un género de pólipos, derivado de
Aglaofene, una sirena, «la de la voz brillante»).
El CINZ regula los sufijos que designan familias (-idae; -idos, en español) y subfamilia (-
inae; -inos, en español). Así, por ejemplo, familia Ascaridae y subfamilia Ascaridinae.
Las numerosas propuestas encaminadas a aceptar un sistema de sufijos que permitan
identificar el rango de los taxones superiores no han tenido aceptación general.
Relacionado al huésped.
REINO: ANIMAL
SUBREINO: METAZOARIO
RAMA: HELMINTHES
SUBRAMA: PLATYHELMINTHES
CLASE: TREMATODA
FAMILIA: FASCIOLIDAE
GENERO: FASCIOLA
ESPECIE: HEPATICA
Estas enfermedades son por lo general objeto de un informe anual, aunque en algunos
casos, de acuerdo con lo dispuesto en los Artículos 1.1.3.2. y 1.1.3.3. del Código
Zoosanitario Internacional, pueden ser objeto de informes más frecuentes.
Equinococosis/hidatidosis
Miasis por Chrysomya bezziana
Miasis por Cochliomyia hominivorax
Triquinelosis
Anaplasmosis bovina
Babesiosis bovina
Cisticercosis bovina
Theileriosis
Trichomoniosis
Tripanosomiosis (transmitida por tsetse)
Durina
Piroplasmosis equina
Sarna equina
Surra (Trypanosoma evansi)
Cisticercosis porcina
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Acariosis de las abejas
Leishmaniosis
En el siglo XXI, las enfermedades infecciosas persisten como una de las principales
causas de morbimortalidad en muchas áreas del planeta. A pesar de los espectaculares
progresos tecnológicos logrados por el hombre, estas patologías han aumentado tanto en
los países industrializados como en los en vía de desarrollo, pero con menos intensidad
en los últimos.
En las últimas décadas han aparecido nuevas enfermedades infecciosas, hoy calificadas
en términos generales como “emergentes”. La Organización Panamericana de la Salud
define “enfermedad emergente” como aquella cuya incidencia en humanos ha
aumentado en las últimas dos décadas y “reemergencia” como la reaparición de una
enfermedad conocida, después de una disminución significativa de su incidencia.
Las Enfermedades Parasitarias Transmitidas por Alimentos (EPTA) son las que se
originan debido a la ingestión de alimentos y/o agua que contengan agentes parasitarios
en cantidades tales como para afectar la salud del consumidor, tanto a nivel individual
como grupal.
La importancia de las EPTA va aumentando día a día en los países de América Latina,
contribuyendo a entorpecer el desarrollo económico de la región. Diversos mecanismos
pueden ser generadores de EPTA. El agente etiológico puede hallarse como
contaminante de los alimentos como en los casos de FECALISMO: directo (con materias
fecales o de persona a persona) o indirecto (por agua o alimentos contaminados y
eventualmente vectorizado por insectos: moscas o cucarachas) y de GEOFAGIA: frutas o
verduras mal lavadas que contengan tierra contaminada. O bien el parásito puede
hallarse presente en el alimento como parte de su ciclo biológico: se trata de
infecciones que se adquieren por CARNIVORISMO: de vacuno (T. saginata, pero también
Toxoplasma) o de cerdo (T. solium, pero también Toxoplasma y Triquina).