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Del griego ἄνθρωπος “anthropos”, ser humano, y λόγος “logos”, conocimiento, estudio; es la ciencia
que estudia al ser humano.
Espiritual, Dios, por un acto especial, creó al hombre a su propia imagen; por lo mismo, el ser humano es
la corona de la creación.
Física, que trata de la creación biológica y la adaptación fisiológica de los seres humanos.
Social, que se ocupa de las formas en que las personas viven en sociedad; es decir, su lengua, cultura y
costumbres.
Según la ciencia humana hay dos maneras más comunes para explicar el origen del hombre:
LA EVOLUCIÓN ANTITEISTA. Esta teoría dice que no hay Dios y que la vida pudo y así emergió
naturalmente de la preexistencia de bloques de construcción inertes, bajo la influencia de leyes
naturales (como la gravedad, etc.).
Enseña que el hombre existe por la evolución de especies inferiores siendo en su forma actual un animal
superior.
De acuerdo a esta teoría, el hombre fue formado por un proceso de pequeños cambios llevados a cabo
por mutaciones, las cuales se creen que explican todas las especies.
Sin embargo, las mutaciones son más dañinas que beneficiosas, y nunca se han observado series de
mutaciones que sean beneficiosas o que hayan producido una nueva especie.
El registro bíblico declara que Dios creó los animales “según su especie” (Génesis 1:2, 24,25; 1ª Corintios
15:38-41).
LA EVOLUCIÓN TEISTA. Enseña que Dios usó la evolución como un método, dice que aunque existe un
Dios pero que Él no estuvo involucrado directamente en el origen de la vida.
Esta hipótesis y la anterior son una negación del verdadero significado literal de la narración de la
creación en la Biblia.
LA CREACIÓN.
El hombre fue creado a diferencia de los animales, por un acto especial de la voluntad y el poder del
Único Dios, tal como la Biblia lo enseña: “a la imagen y semejanza de Dios” (Génesis1:27; 2:21-22).
El relato bíblico de la creación del hombre lo presenta como el centro de la obra creadora de Dios, es
formado por sus manos y recibe la vida del propio aliento divino (Génesis 2:7).
El relato de la creación del hombre dado en Génesis, es confirmado en el Nuevo Testamento (Mateo
19:4; Marcos 10:6; 1ª Corintios11:8-9; 15: 45-49).
La evolución no es una ciencia, es solamente una hipótesis, (Hipótesis es una idea que no ha sido
comprobada).
Los evolucionistas hasta la fecha nada han podido probar, actualmente esta teoría es rechazada por
muchos científicos que han descubierto la realidad de la creación.
Desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza
Divina, se perciben claramente a través de lo que él creó (Romanos 1:20).
Mucho se ha discutido en relación a este tema, actualmente existen tres grandes opiniones:
LA MONOCOTOMÍA. Enseña que el ser del hombre está compuesto solamente de una parte llamada
“ser”.
LA DICOTOMÍA. Enseña que el ser del hombre está compuesto solamente de dos partes una material y
tangible, y una inmaterial e intangible.
LA TRICOTOMÍA. Dice que el hombre está compuesto de tres partes: espíritu, alma y cuerpo.
El hombre es un ser Tripartito, está compuesto de tres partes: espíritu, alma y cuerpo (1ª Tesalonicenses
5:23).
EL CUERPO. Es la estructura física y material del ser humano, es la parte exterior del hombre el cual es
tangible, material y visible; cuando Dios formó al hombre, él tomó polvo de la tierra para formar su
cuerpo físico.
En el Antiguo Testamento la idea está incluida en la palabra hebrea “ בָּ ַׂשרbasar”, que equivale más bien
a “CARNE”.
En el Nuevo Testamento también encontramos este mismo concepto del hombre, pero aparece la
palabra griega σῶμα “soma”, que significa cuerpo, y para carne se usa σάρξ “sarx”.
EL ESPÍRITU. Traducción de la palabra hebrea ֫“ חַׂ ּורruakh”; y la griega πνεῦμα “pneuma”, que significan
"aire en movimiento", "viento" o "aliento de vida".
El espíritu del hombre es inmaterial, intangible e invisible; Dios sopló Su aliento de vida en el cuerpo
humano, para que se relacionase con su Creador.
Las partes del espíritu del hombre son: la conciencia, la comunión y el conocimiento.
• La Conciencia. Es el sentimiento que discierne, que distingue lo bueno y lo malo. Sin embargo, no lo
hace por medio de la influencia del conocimiento almacenado en la mente, sino con un espontaneo
juicio directo (Hechos 24:;16; Romanos 8:16; 9:1; 1ª Corintios 5:3).
• La Comunión. Es la condición de relación con Dios. No podemos percibir a Dios con nuestros
pensamientos, sentimientos o intenciones, porque únicamente podemos conocerle directamente en
nuestro espíritu.
La adoración a Dios y la comunicación de Dios con nosotros se llevan a cabo directamente en el espíritu
y tiene lugar en el hombre “interior” (Lucas 1:47; Romanos 1:9).
• El Conocimiento. Es el elemento sensitivo del espíritu humano. Este conocimiento conlleva una
sensibilidad directa independiente de cualquier influencia exterior.
Entendemos por la objetividad de la palabra que las partes del espíritu humano tienen que estar
ejercitadas y entrar en función para poder adorar, según la voluntad de Dios.
Según lo que dice Jesús, Él toma en cuenta, no donde adoramos, sino como adoramos (Juan 4:22-24).
El orden de Dios para la Iglesia establece que la Adoración debe de ser en espíritu, por esta razón
cuando el creyente adora tienen que entrar en función, cada uno de los elementos que componen el
espíritu.
Las revelaciones de Dios y todos los movimientos del Espíritu Santo son perceptibles para el creyente a
través de este conocimiento (1ª Corintios 2:11; 16:18).
EL ALMA. En el Antiguo Testamento el sustantivo hebreo ֫“ ׁשפֶ ָָּנnefesh”, Aparece unas 755 veces con
significados muy variados.
En el Nuevo Testamento "alma" es la traducción del griego ψυχή “psuché” y aparece unas 100 veces.
El alma es inmaterial, intangible e invisible; cuando Dios formó el cuerpo del hombre y le dio el espíritu,
luego formó el alma, por ello se nos dice: “y el hombre llegó a ser (un alma) viviente”.
El alma es el (yo) que acciona en el hombre, es la parte del individuo como ser.
Con la mente:
La Biblia nos enseña a poseer la mente de Cristo, para poder estar en capacidad de pensar bien (1ª
Corintios 2:16; Filipenses 4:8).
Con la voluntad:
Jesús enseñó que un nacido de Dios está bajo su voluntad, y en la enseñanza general de la Biblia
comprobamos que para la voluntad funcionar bien tiene que estar sometida a Dios (Lucas 11:2; Efesios
6:6; Santiago 4:7; 1ª Pedro 5:6-7).
• Las Emociones. Son las manifestaciones exteriores tanto de la mente como de la voluntad.
Las emociones, fue la parte primordial que Satanás usó de Eva para lograr la caída del hombre (2ª
Corintios 11:3).
La Biblia enseña que Jesús a través de su obra redentora hizo posible que toda condición emotiva fuera
sanada, para que emotivamente fuéramos guiados en el sentir de Dios.
El propósito principal de Dios al crear al hombre era tener en la tierra un orden distinto de seres
inteligentes y libres que le adorasen y le sirvieran como los ángeles lo hacen en el cielo (Deuteronomio
10:21; Isaías 43:7, 21).
De manera que el hombre ha sido creado para la gloria de Dios y no para su propia gloria (Proverbios
3:5; Isaías 42:8).
EL LIBRE ALBEDRÍO.
Es la libertad que Dios dejó a la voluntad del hombre para elegir, aunque el hombre fue creado para la
gloria de Dios, no es una máquina manejada por Dios, es un ser libre para hacer lo que quiere.
Algunos echan la responsabilidad del pecado a Dios, a la "mala suerte" o al "destino", pero el único
culpable es el hombre mismo, pues cada individuo tiene la facultad de elegir (libre albedrío) entre el
bien y el mal.
Precisamente, por ese libre albedrío que Dios nos ha dado es que somos responsables de nuestros
hechos (Romanos 14:12); Dios, reconociendo esa libertad, no nos obliga a hacer Su voluntad sino que
nos invita y nos ruega (Isaías 1:19; Marcos 8:34).
Nos dice la Biblia que Dios, al terminar la obra de la creación hizo una especie de examen de lo creado y
su veredicto fue: "y, he aquí que (todo) es bueno en gran manera" (Génesis 1:31).
En el principio el hombre no tenía pecado, no era CULPABLE de ninguna falta, nunca había desobedecido
a Dios, su mente no estaba llena de malos pensamientos y no conocía el mal.
El hombre al principio, no solamente era bueno; era santo, recto, puro e inocente; no había en él
sombra de pecado, pues es inconcebible que Dios creara al hombre (quien es corona de su creación en
la tierra) contrario a Su carácter; así es que el estado original del hombre era de absoluta inocencia.
El hombre natural es el hombre caído, sin Cristo que por religioso y por instruido que sea en toda la
sabiduría humana, es ciego en cuanto al Evangelio.
Es el que no ha sido aún regenerado en sus profundas estructuras por la presencia y poder del Espíritu
Santo.
El hombre que no ha nacido de nuevo tiene por naturaleza una voluntad inclinada a toda clase de males
(Génesis 8:21; Romanos 5:12).
Los hombres naturales han formulado credos doctrinales, desarrollados de tal manera que el verdadero
significado de la salvación y la revelación del único Dios han sido pasados por alto.
Este es el hombre regenerado mediante el Nuevo Nacimiento, que está en plena comunión con Dios, le
conoce, le ama y le obedece; es lleno del Espíritu Santo (Efesios 5:18-20).
El Hombre espiritual tiene la madurez suficiente para examinarlo todo y retener lo bueno, porque posee
la mente de Cristo (1ª Corintios 2:16).
El Hombre Carnal (1ª Corintios 3:1-3).
El hombre carnal es σαρκικές άνθρωπος “sarkikós anthropos”, el término “sarx” proviene de la palabra
griega κρέας “sarx” que significa “carne”.
El hombre carnal es el creyente que anda según la naturaleza pecaminosa y permanece niño en Cristo,
es incapaz de comprender las verdades sencillas y aun que conoce a Dios, no le ama lo suficiente como
para someterse a él.
• Que hay que darles leche (los principios del Evangelio) (Hebreos 5:12-13).
• No se le puede dar comida sólida (enseñanza propia para los maduros en el Evangelio) (Hebreos 5:14).
• Que en la práctica, los carnales no manifiestan el carácter de Cristo, sino las obras de la carne (1ª
Corintios 3:3; Gálatas 5:19-21).
El Hombre Descarriado
Es la persona que se aparta de los caminos del Señor y vuelve a cometer pecado (Hebreos 10:29; 2ª
Pedro 2:20-22).
El Hombre Apóstata
Es aquel o aquella que, habiendo conocido la verdad del Evangelio del único Dios, aleja su corazón de él,
desviándose del camino verdadero y siguiendo otras doctrinas que no están de acuerdo con la Sana
Doctrina (Jeremías 2:13; 1ª Timoteo 4:1).
El hombre o mujer reprobados: son dados por malos, desaprobados por Dios, cuyo sentido moral está
pervertido y cuyas mentes están entenebrecidas (Romanos 1:28; 2ª Timoteo 3:8; Tito 1:16).