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Independencias en El Caribe: el caso de Haití

El Caribe es la zona de América que comprende lo


que hoy conocemos como las islas de Cuba, Puerto
Rico, Jamaica, Haití, Santo Domingo y República
Dominicana. Es considerada como estratégica
geográficamente desde el siglo XV cuando los
conquistadores utilizaron a las distintas provincias
tanto como bases navales para la llegada de los
galeones del viejo continente, como zonas de defensa
o presidios militares en contra de los países que
buscaban entrar a las posesiones coloniales, ya sea
como piratas o como invasores. Aún en el siglo XIX,
nos encontramos que los ingleses, franceses y
después los norteamericanos, buscaron la forma de
mantener un enclave de dominación que les permitiera
su injerencia en América Latina.

Principales islas del Caribe (territorio actual)

Esta es quizás una de las razones por la cual el proceso de independencia de la región fue difícil, lento y con algunos
obstáculos, mientras que en la zona continental algunas de las naciones ya habían consolidado su independencia, en el
Caribe se formaron los llamados protectorados para mantener una dominación disfrazada.

Encontramos también la formación de enclaves comerciales como el Canal de Panamá, donde los estadounidenses
buscaron mantener una entrada a la zona sur del continente que no sólo será utilizada como paso comercial, sino
también como base naval-militar y zona para la intervención en caso de revueltas sociales.

Jean Jacques Dessalines, 1758-1806,


Primer Emperador de Haití

En este subtema nos centraremos en el caso de Haití (antes Santo Domingo), por ser la
primera región que buscará la independencia en América. Los primeros movimientos se
iniciaron en 1791, cuando en la isla se prepara la rebelión esclavista; aunque fue
controlada rápidamente y los principales dirigentes enviados a la pena de muerte, estos
movimientos constituyen el inicio del proceso que acompañó a todo el siglo XIX. Los
negros exigían la libertad, por lo que la abolición de la esclavitud se dio en 1794,
situación que complicó las ambiciones de ingleses, españoles y norteamericanos,
quienes veían en la isla una fuente de posesión y explotación. En 1804 Jean Jacques
Dessalines declaró independiente la porción francesa de la isla dándole el nombre de
Haití, que es un nombre indígena, con esto, Haití se convierte en la primera nación
latinoamericana.

Dentro de las consecuencias que se dieron a raíz de este proceso, encontramos las
ruinas de los ingenios de azúcar y cafetaleros, el éxodo de los blancos (españoles,
ingleses y franceses) y con ellos, sus capitales, la destrucción de algunas haciendas y
talleres artesanales, el abandono de los campos agrícolas, el descuido de algunas
industrias, y la muerte de muchos nativos de esta región.

Sin embargo, es importante concluir que la zona del Caribe, conformada por Islas mantuvo su calidad
de protectorado por el carácter de zona estratégica que le dieron los distintos países que ejercieron una dominación
capitalista, en donde finalmente los norteamericanos establecieron su dominación hasta nuestros días.
Independencias de Centroamérica

Capitanía General de Guatemala

La independencia de la Capitanía General de Guatemala,


actualmente conocida como Centroamérica, comprende los
países de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa
Rica y Panamá, estuvo muy relacionada con la Historia de
México –y por lo tanto, de su independencia-; tanto por la
cercanía como por la relación comercial y cultural que
establecieron, ya que esta Capitanía dependía nominalmente de
la Nueva España.

En Centroamérica no hubo levantamientos en masa como los


ocurridos en México con los ejércitos de Hidalgo o Morelos; sin
embargo, sí hubo algunas insurrecciones que empezaron en 1811 y
que seguían los ecos de lo que pasaba en México, por ejemplo, la
tercera insurrección de esta zona se da en San Salvador en 1814,
inspirada en el levantamiento de Morelos. Todas estas esporádicas
insurrecciones fueron aplastadas.

Bandera de la República Federal de Centro América

En 1820 se promulga la Constitución de Cádiz en España, que garantizaba la independencia, y con ello México
presenta el Plan de Iguala firmado por Agustín de Iturbide el 24 de febrero de 1821, que declara que México se
convertiría en una monarquía católica independiente. Algunas de las provincias centroamericanas se anexaron al imperio
de Iturbide, quien deseaba conformar un gran imperio con Centroamérica, por lo que Chiapas pasó a formar parte de él.
Guatemala dejó que sus provincias decidieran anexarse, seguir en la lucha por convertirse en repúblicas; o buscar su
unión a otras provincias más fuertes como fue el caso de Costa Rica, que buscaba su anexión a Colombia. Fue hasta
1823 cuando todas esas provincias quedaron unidas con el acta de independencia absoluta de las Provincias Unidas del
Centro de América y estaba conformada por los actuales países de Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Honduras y El
Salvador. Esta República, que tuvo primero como capital a la ciudad de Guatemala y después a la de San Salvador, tuvo
una vida de tan sólo 15 años, ya que se disolvió en 1839.
Independencia de América del Sur española: Proyecto de la
Gran Colombia

La zona geográfica conocida como América del Sur cuenta con la mayor diversidad de recursos naturales y
minerales de toda América Latina. Para los países europeos y posteriormente los norteamericanos, constituyó
un motivo de disputa para el desarrollo capitalista de sus respectivos países, que desencadenó muchos
conflictos a lo largo de la historia. La génesis de esto se constituye desde el proceso de independencia, en la
que estos países tuvieron que pelear contra diversas metrópolis: primero contra los españoles, después
contra la intromisión de los ingleses y los franceses para finalmente luchar contra la intervención disfrazada de
los Estados Unidos.

“Toda la zona comparte un proceso muy particular en donde el problema de la limitación de las
fronteras se mantuvo hasta fines del siglo XIX. Actualmente comprende los países de Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
Denominamos a este subtema “América del Sur española”
porque sólo abarcaremos las independencias de los Virreinatos
y Capitanías que pertenecían a España"

Los procesos revolucionarios de dicha zona tienen mucho en común


debido a que sus caudillos Sebastián Francisco de Miranda
Rodríguez (Francisco Miranda), Simón Bolívar (El Libertador) y José
de San Martín, desplazaron sus tropas en dichas provincias,
compartieron las expediciones militares, e incluso las declaraciones
de independencia.

Colombia alcanzó su independencia en 1819 tras la batalla de


Boyacá; Venezuela lo logró en 1821 tras la de Carabobo y Ecuador
en 1822. En este último año, Bolívar, al que todos llamaban ya el
Libertador, se entrevistó con el argentino José de San Martín en
Guayaquil para discutir la liberación de Perú, donde aún resistían
los realistas. Bolívar llegó a Perú en 1823 y, con el título de Dictador
Supremo, libró en las pampas de Junín y Ayacucho (1824) las últimas Distribución actual del territorio de América
batallas; así culminó la liberación de esta zona del continente del Sur
con la toma de las tierras del Alto Perú, que, en honor del Libertador, se denominó República Bolívar (actual
Bolivia).
A lo largo de este proceso, Miranda y Bolívar acuñaron un sueño para conformar a la Gran Colombia, como
una propuesta de unión que permitiera a las provincias de Colombia, Venezuela y Ecuador unir sus destinos
en una nación y con ello iniciar su desarrollo industrial y conformarse en una potencia capitalista para América
Latina, proyecto que queda estabecido en 1821 con la Constitución de Cúcuta.

Constitución de Cúcuta de 1821 y bandera de la Gran Colombia,


República que existió de 1821 a 1831
Independencia del Brasil

La historia de la independencia de este país empieza con la invasión


napoleónica de 1807 a Portugal, por lo que el Rey Juan VI y la corte
portuguesa tuvieron que salir de Europa y refugiarse en su imperio
americano, en Rio de Janeiro, y desde allí dirigir la guerra en contra de
Francia. En 1815 se declaró la unión de Portugal y Brasil en un sólo Reino
Unido, y resulta un hecho inédito en las colonias, que esta vez, el monarca
se estableciera en la colonia y no en la metrópoli.

En 1820 estalla la revolución liberal en Portugal y se proclama la


Constitución, por lo que se exige el regreso del Rey a ese país, dejando a
su hijo Pedro I de Brasil como Regente. En 1821, la provincia Cisplatina
(hoy Uruguay) se unió a Brasil.

El príncipe heredero se alió con los nacionalistas de Brasil, por lo que se


unió a la revuelta conocida el grito de Ypiranga para lograr la independencia el 7 de septiembre de 1822,
siendo proclamado emperador de Brasil a finales del mismo año. Esta situación fue un precedente importante
en las relaciones que se establecieron entre la metrópoli portuguesa y la colonia brasileña, a diferencia de lo
acontecido con las colonias españolas, inglesas y francesas establecidas en el continente; ya que
propiamente los reyes portugueses trasladaron su gobierno a una región americana.

Al contrario de las otras independencias, en las que hubo guerras prolongadas, la de Brasil se logró rápida y
pacíficamente. En parte porque Portugal no tenía dinero para enfrentar una guerra, en parte porque no fue
una revolución radical en la que se tocaran los intereses de las clases privilegiadas. En el movimiento
emancipador existieron grupos sociales distintos que reflejaban claramente sus intereses de clase. Así
tenemos a la aristocracia rural del sudeste, que formó el partido brasileño, con una tendencia conservadora
que defendía la unidad territorial, la esclavitud y los privilegios de clase.

Por otro lado estaban los sectores populares urbanos, quienes conformaron a los liberales radicales, cuyo
dirigente principal era Joaquín Gonçales Ledo, pero que permanecía aliado a la aristocracia rural; esta última
localizada en el norte y el noroeste de la región, quienes defendían un federalismo y pugnaban por el
separatismo, pero que también se enfrentaban la resistencia de los comerciantes y militares portugueses
ubicados principalmente en Pará, Maranhäo y Bahía.

Estos fueron algunos de los problemas a los cuales tuvo que enfrentarse el emperador Pedro I, en un país
conformado por provincias con diferentes ideologías que se reflejaron en la idea de gobierno que pretendían
para la recién independizada nación. Así nos encontramos con la región de Rio de Janeiro más liberal y el
resto más conservador y patriarcal, pero también nos encontramos con otras zonas que defendían la idea de
mantener un poder centralizado a fin de controlar algunas zonas en el norte, en donde el ideal republicano
estaba haciendo resonancia.

El objetivo principal del partido brasileño era la creación de una monarquía dual (con Brasil y Portugal) para
conservar la autonomía administrativa y la libertad de comercio, pero al conocer las intenciones de las cortes
portuguesas decidieron unirse a la guerra sin alterar el orden social y los privilegios. Este partido chocaba con
los ideales de los liberales radicales quienes buscaban algunos cambios más democráticos y, sin embargo, la
facción que ganó fue la del partido brasileño, por ello las estructuras sociales no sufrieron ninguna
modificación real, incluso la esclavitud permaneció, en suma, como refiere Bethell: “Se había efectuado una
revolución conservadora” (1991: 203)

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