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FILOSOFÍA

ACTITUD FILOSÓFICA V CICLO


La actitud filosófica es la disposición humana superior de aceptación o valoración del conocimiento. Parte
de la propensión natural del hombre por conocer la realidad, con una particularidad analítica, crítica,
problematizadora, buscando el fundamento de los objetos, los hechos y las circunstancias que le rodean,
y asumiendo una posición totalizadora.

La Actitud Filosófica no se refiere a ciertas actitudes externas si no a la actitud disposición, a la actitud


espiritual, a la vivencia. No solo filosofar es decisión y compromiso, es también y ante todo búsqueda
amorosa y difícil del fundamento último de los entes.

Históricamente la filosofía si comenzó con Tales, pero en sentido personal la filosofía comienza en cada
filósofo el filosofar es tarea inalienable de cada persona, tiene su origen en cada filósofo nace desde mí
dice: Weltanschauung.

Filosofar nunca ha sido fácil. Todo lo contrario filosofar es casa grave. Ya Platón decía que hay que volverse
con toda el alma, a partir de lo que deviene, hacia la contemplación de lo que es, hasta lo que se pueda fijar
de mirada en lo que hay de más luminoso en el ser. Significa que filosofar requiere de una preparación, una
ascesis de los entes al ser, una actitud moral.

El surgimiento de la actitud filosófica o las causas del filosofar, históricamente, tiene múltiples
interpretaciones, entre ellas:

 “La pasión por la admiración es propio del filósofo” (Platón, Obra “Teeteto”)
 “El asombro empujó a los primeros pensadores a las especulaciones filosóficas” (Aristóteles, Obra
“La Metafísica).
 “La duda metódica es la condición de todo verdadero filosofar y la vía de la “certeza” ( Renato
Descartes, Obra “Discurso del Método”)
 “Las situaciones límite hace que se tome el más profundo pensar” ( Karl Jaspers, Obra “Introducción
a la Filosofía”)

CARACTERÍSTICAS DE LA ACTITUD FILOSÓFICA

 Es Totalizadora: El filósofo estudia la integridad de la realidad y sus planteamientos son generales.


 Es Analítica e Interpretativa: El filósofo identifica un problema y analiza su contenido, estudiando
sus elementos.
 Es Crítica: El filósofo utiliza el juicio. No admite alguna afirmación sin haber reconocido o evaluado
su valor o legitimidad.
 Es Innovadora e Inventiva: El filósofo busca nuevas ideas y busca lo diferente.
 Busca alternativas de solución a los problemas: El filósofo plantea solución a los problemas que se
presentan en la naturaleza y la sociedad

LA ACTITUD FILOSÓFICA TAMBIÉN ABARCA LOS SIGUIENTES TÉRMINOS

1. LA ACTITUD HUMANA

El hombre reacciona ante las cosas de modo diverso. Las quiere y las cuida; las odia y las destruye; las usa
o las consume; o, simplemente, las contempla o goza con ellas; es decir, asume distintas actitudes cuando
se dirige a ellas. La actitud humana apunta en muchas direcciones, desde la pragmática hasta la filosófica,
las más alejadas la una de la otra.

a) La actitud pragmática: Es la actitud práctica, la más común y de todos los días. Considera las cosas como
objetos de uso y de consumo; las cosas las distingue por su utilidad. Todas son para algo, para la
alimentación, vestido, vivienda, etc. Es la actitud visible en la señora que va al mercado por ejemplo o el
trabajador en la fábrica; pero, también en el filósofo o el científico, cuando se viste y cuando se alimenta.
b) La actitud estética: Es la actitud que goza con la presencia de las cosas. Es la actitud ante un bello rostro,
un bello cuerpo, una hermosa flor, una hermosa canción, un hermoso cuadro, una bella página bien
escrita, una catedral, un acantilado, un espectáculo o simplemente un insecto. Para esta actitud, las
cosas no son útiles; no son objetos de conocimiento, son objetos para gozar de su presencia.

c) La actitud religiosa: Es la actitud que ve las cosas como la obra de un ser supremo. Todas las cosas son
obra de Dios; en todas está la presencia divina; no hay una sola cosa que no obedezca a su poder y a su
bondad. La expresión de esta actitud es la devoción.

d) La actitud moral: Es la actitud frente a las acciones humanas, a la conducta humana. Para esta actitud
los actos humanos son buenos o malos. Sus manifestaciones son la aprobación y el aplauso o el reproche
y la censura. La abnegación y la benevolencia son aplaudidas; la hipocresía y la deslealtad son
censuradas.

e) La actitud filosófica espontánea: Es la actitud de la pregunta por el ser de las cosas. Es una actitud un
tanto extraña, que surge de repente entre las otras actitudes. Se presenta en circunstancias especiales
en cualquier persona. Es tan natural como las otras actitudes humanas. No requiere un entrenamiento
o aprendizaje académico. No es un privilegio del filósofo. La actitud filosófica, como disposición natural,
está lista a aparecer en todo hombre; en el filósofo esta actitud es cultivada y elevada a su máxima
potencia; se convierte en una práctica enriquecida por el entrenamiento y el aprendizaje. Pero en la raíz
de todo trabajo filosófico está esa natural disposición de todo ser humano por preguntarse sobre el
sentido de las cosas.

Le puede ocurrir, por ejemplo, a un presidiario en uno de los tantos días o noches en la cárcel,
preguntarse por el sentido que tiene su vida en prisión, qué vale su vida entre barrotes. Y aún más si
cumple sentencia injusta. Su mente puede haberse quedado vacía, de cosas, de personas, de sucesos, y
lo único que le queda es el martilleo constante de su soledad y entonces puede haberse preguntado
¿Qué soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué me espera?

Esta actitud ni es pragmática, porque con ella no quiere conseguir nada, ni es estética, porque con ella
no goza, ni es religiosa ni es moral, porque hasta Dios se ha borrado de su mente. Es una manifestación
de la actitud filosófica. Y para presentarse esta actitud no ha sido necesaria la preparación académica o
el aprendizaje metódico. Tampoco ha tenido que esperar saber ciencia o ser filósofo para preguntarse
por el sentido de su vida. Le ha bastado, como hombre, haber puesto en ejercicio su disposición natural
a preguntarse por lo que son las cosas, por saber cuál es su sentido o su destino. Tampoco su respuesta
necesita estar premunida de todas las garantías del saber filosófico.

La actitud filosófica en este sentido es una disposición natural corno lo es la actitud pragmática.
Espontáneamente, aparece en situaciones vitales de los seres humanos.

2. LA ACTITUD FILOSÓFICA ACADÉMICA

Esta actitud tiene como su fuente de origen la actitud filosófica espontánea y resulta de su cultivo y el
aprendizaje académico. A lo largo de la historia, ha perfilado sus características propias.

La filosofía ha sido siempre una actitud muy original, que ha estrenado métodos y ha estrenado conceptos
y términos, que ha pretendido ver la espalda de las cosas. Por abordar a las cosas mismas, en su absoluta
independencia, ha realizado sucesivos intentos por comenzar todo de nuevo, desde sus raíces, apartando
autoridades y prejuicios. Ha pretendido hacer a un lado tradicionales creencias solo con el poder de la
razón. Son señeros a este respecto, los ensayos de Descartes y Heidegger. Cada uno a su turno ha
pretendido poner a un lado todo el saber anterior. Descartes, con su duda metódica, dejó sin piso todo lo
aprendido y puso y orientó el pensar en una nueva dilección. Heidegger se propuso "destruir" dos mil años
de metafísica e instaurar una nueva. A la larga, estos intentos han sido muy fecundos. Aunque no han
logrado cumplir con toda su empresa; sin embargo, han podido poner al descubierto aspectos inéditos de
la realidad, de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
La actitud filosófica académica, por eso, está marcada por la búsqueda del fundamento, por la búsqueda
de la claridad, por querer llegar a las cosas mismas. El estilo de vida del filósofo es la búsqueda de
fundamentos, la búsqueda de claridad, el sometimiento a las cosas. Esa es la actitud que subyace a toda
filosofía, al margen de los resultados diversos, heterogéneos y hasta contradictorios. Esta actitud se traduce
en un estilo de trato con las cosas, en un estilo de conocer o saber, hasta en un estilo de vivir.

2.1. CARACTERISTICAS DE LA ACTITUD FILOSÓFICA ACADÉMICA

a) La actitud filosófica académica es universal: La filosofía, desde que apareció, ha pretendido ser el
conocimiento universal, el conocimiento de la totalidad de las cosas. Ha pretendido abarcado todo. Su
objeto pretendido ha sido el universo entero, desde Dios hasta un grano de arena.

Se advierte bien esta característica, cuando se contrasta la actividad filosófica con la actividad científica.
En las ciencias, hay la división del trabajo. La ciencia divide la realidad en sectores cada vez más
pequeños, más delimitados. La física, por ejemplo, no se ocupa más que de fenómenos físicos; la biología
nada más que de fenómenos vitales; la sociología, de los grupos sociales; la lingüística, del lenguaje; la
medicina, de las enfermedades, etc.

Para la filosofía no hay tal división. Las respuestas filosóficas alcanzan a todas las cosas. La mirada
filosóficas alcanzan a todas las cosas. La mirada filosófica las contempla como modos de ser de un todo.
Lo que toca a una cosa toca a otra y todas las demás, porque todas están comprendidas en ese todo
único que es el universo. En este sentido, la mirada filosófica es una mirada universal que lo abarca todo.

No se trata, sin embargo, de un estudio que se oriente en el mismo sentido que el de la ciencia. Un
estudio, en esta dirección, resultaría ocioso y, sobre todo, difícil. No es en esta dirección que la filosofía
trata de la totalidad del ser. Lo hace en un aspecto muy preciso. Busca lo constante, lo permanente, lo
que hace que todas las cosas sean.

La realidad muestra un aspecto muy variable, mudable y cambiante. Unas cosas nacen y otras mueren;
unas aparecen y otras desaparecen. Hay un proceso continuo de cambio, de transformación de unas
cosas en otras. A la filosofía le ha interesado descubrir lo permanente, lo que perdura y dura detrás de
los cambios o a pesar de los cambios.

La filosofía ha considerado que eso permanente y constante afecta a todas las cosas, las sostiene a todas,
se esparce por todas. Y aún algo más decisivo: sobre eso permanente se constituyen o construyen. La
totalidad del ser queda determinada desde esa raíz. Cuando se dice, entonces, que la filosofía es el
estudio universal, se está afirmando que es el estudio de toda cosa, pero en lo respecto de su ser, esencia
o existencia.

b) La actitud filosófica académica es racional: La filosofía es un estudio racional. La filosofía es un producto


de la razón. Esto quiere decir, por lo menos, dos cosas. En primer lugar, que la filosofía no es obra ni de
los sentidos, ni de la imaginación, ni del sentimiento. En segundo lugar, que la razón tiene atributos
especiales, que le confieren la competencia para producir filosofía, para plantear y formular problemas
filosóficos.

La razón es extraordinariamente penetrante en el planteamiento de los problemas. Es minuciosa y


exhaustiva. No deja nada por examinar. Siempre sus análisis son a fondo. En las demostraciones es
rigurosa, muy cuidadosa, sumamente precavida en todo, en la elección de los términos, en la elección
de las pruebas, en la selección de los argumentos, en la estipulación de los métodos. Nada deja sin
fundamento, sin justificación.

Por otra parte, la razón pretende la máxima coherencia y la máxima claridad. La primera condición de
todo conocimiento filosófico es la ausencia de contradicciones. Es inconcebible para la razón la
incoherencia y la contradicción. Pretende también la máxima prudencia.

La profundidad en los planteamientos, el rigor en las demostraciones, la claridad en la exposición, la


coherencia en sus enunciados son expresión del trabajo de la razón, de su poder de alcanzar la verdad.
La razón es la facultad que puede sortear la influencia de las pasiones, los prejuicios, los intereses, las
ideologías. El poder deformante del conocimiento por esta influencia es desenmascarado por la razón.
En este sentido, el conocimiento filosófico como conocimiento racional, es desapasionado,
desinteresado, desprejuiciado, desideologizado. Por eso, la razón sigue siendo la condición de una
filosofía que se atenga a las cosas, la ciencia pura que postularon Platón y Aristóteles.

Por otra parte, el estudio racional es un estudio mental. No utiliza ni aparatos ni experimentos. Sus
experimentos son mentales. El trabajo filosófico es rico en experimentos mentales. Sus distintos
métodos son diversos modos de proponer experimentos mentales. Un ejemplo ilustre de experimento
mental es el que se hace Descartes cuando reduce al hombre a un punto pensante, a una cosa que
piensa. Lo supone al hombre sin cuerpo, sin manos, sin cerebro, sin sangre, concentrado en su
pensamiento dubitativo. En este sentido el estudio filosófico como estudio racional es puramente
mental.

c) La actitud filosófica académica es radical: La filosofía busca el fundamento; pero no cualquier


fundamento. Persigue la raíz de todo fundamento; por eso, la pretensión de saber radical, que va a las
raíces. Esta característica se hará patente si la comparamos con el trabajo de la ciencia.

La ciencia, también, es saber de fundamentos, de demostraciones y pruebas experimentales. Pero no es


saber de fundamentos radicales. Deja sin examinar los puntos de partida, los principios. Las ciencias son
especialistas en regiones de objetos. Ejemplo: La zoología tiene sus animales; la física los fenómenos
físicos. Las ciencias no ponen en cuestión sus objetos; los admiten como se les aparecen. A ningún
zoólogo se le ocurre dudar de sus animales y a ningún físico le pasa por la mente que no esté frente a la
naturaleza.

Los científicos tienen un margen para creer sin discutir o para suponer sin cuestionar. Parten de ciertas
creencias firmes, que se llaman axiomas (verdades evidentes por sí mismas). Por ejemplo, el físico parte
de la creencia que el mundo existe, que es uniforme, es decir que en todas partes se da de la misma
manera. No haría el científico ciencia si pensara que aquí los fenómenos se producen de una manera y
allá a la distancia de unos kilómetros se repiten de otra. Tampoco lo haría si pensara que mañana las
cosas van a ser de otra manera. Los científicos tienen absoluta confianza en que las leyes son iguales en
todo el mundo.

La filosofía no se da ningún margen. No hay ningún supuesto. El filósofo se lanza siempre hasta el fondo,
hasta la raíz, hasta el primer fundamento, hasta el fundamento incondicional o incondicionado. Va
condición tras condición pretendiendo llegar hasta la última. No se asusta si para eso hay que poner en
duda todo como lo hizo Descartes al dudar de todo, y que para esto tenga que inventar métodos,
conceptos, términos. Ese es el oficio del filósofo. Descartes buscaba un fundamento absoluto e
inconmovible.

d) La actitud filosófica académica busca el conocimiento necesario y universal: La filosofía es un saber


apodíctico porque es un saber que exige pruebas, razones, demostraciones. Exige dar cuenta de la
cadena de fundamentos. No se detiene hasta llegar a las pruebas incondicionales, aquellas que
fundamentan los puntos de partida, los principios. Por eso, la filosofía fue la ciencia de los primeros
principios.

El saber apodíctico es necesario y universal. Un conocimiento necesario y universal es el que ha logrado


captar la cosa tal cual es y por eso podrá ser alcanzado por cualquier hombre y en cualquier lugar. Un
conocimiento que valga para unos y no para otros no es universal o que sea válido en un lugar y no en
otro no es necesario. Un conocimiento tal es individual y contingente. Ejemplo de conocimiento
necesario y universal es el conocimiento matemático. La raíz cuadrada de 25 será 5 en todos los lugares
y para todos los hombres. Ejemplo de conocimiento individual y contingente es el conocimiento
sensible. El sabor, por ejemplo, de una taza de té puede ser más o menos dulce, según el paladar de las
personas.
Desde Platón el conocimiento sensible ha sido el modelo de conocimiento contingente e individual y el
conocimiento matemático el modelo del conocimiento necesario y universal. A este conocimiento lo
denominó episteme o ciencia y al conocimiento sensible simplemente doxa u opinión. La filosofía fue
episteme, no doxa.

A la luz de su historia, la filosofía, sin embargo, parece ofrecer un conocimiento asaz contingente. Porque
no ha alcanzado nada que pueda ser aceptado. Por todos los hombres y en todos los lugares. Por
ejemplo, sobre cuál sea lo permanente o constante, hay tesis diametralmente opuestas. Mientras que
para unos es la materia; para otros es la idea, como algo cualitativamente distinto de la materia. Y hay
dos bandos irreconciliables de materialistas e idealistas. Sobre las fuentes fundamentales del
conocimiento las posiciones también son opuestas.

Mientras que unos sostienen que es la razón; los otros afirman que es la experiencia sensible. Y, por otra
parte, se advierte que entre estas oposiciones polares se ubican posiciones intermedias, que se
distinguen unas de otras por diferentes matices. Resultaría, entonces, que en filosofía no hay saber
necesario y universal, que no hay episteme, que todo es doxa. Esta objeción no anula, sin embargo, lo
que se sostiene en la característica tres. Porque el reparo tiene en cuenta principalmente los resultados
y el acento de esta característica está puesto en la intención. Por otra parte, esta pretensión no se ha
quedado en un simple deseo. El trabajo filosófico, plasmado en obras justamente famosas, muestra este
carácter, por la maestría en los análisis, por el rigor de las demostraciones y también por los
descubrimientos.

e) Aplicación de la actitud filosófica frente a los problemas personales: Los problemas personales de cada
quien son múltiples. Podrían ser sentimentales, sociales, económicos. Por ejemplo, un amor apasionado
o un amor no correspondido; la amistad de un amigo o de una amiga, o de un pariente, o de un vecino;
la falta de medios para sostenerse o el exceso de dinero que lo predispone al derroche.

¿Cómo nos sirve la actitud filosófica para enfrentado? Lo primero que nos debe enseñar la actitud
filosófica es a distinguir las diversas actitudes. Esto significa capacidad de discriminación y análisis. Antes
que nada, entonces, la identificación clara e inteligente del problema. Y esto significa un exhaustivo
análisis de los elementos del problema, hasta encontrar o tratar de encontrar sus raíces.

Por ejemplo, sea el problema del alejamiento de un amigo. Identificar que esto significa que una amistad
se está acabando, que la amistad de un amigo termina. Tendrá que analizarse a fondo el por qué. ¿Cómo
comenzó el distanciamiento? ¿Fue un suceso casual, un malentendido, una acusación injusta, un acto
desconocido, una deslealtad? La actitud filosófica debe entrenarlo a encontrar, luego de un sereno,
exhaustivo análisis, la causa o las causas fundamentales de tal alejamiento. Aquí se aplicará un principio
filosófico que nada es sin fundamento, nada hay sin un por qué.

Esto podría hacer pensar que la filosofía es un estudio de casos, que es una casuística. No. Más bien,
quiere decir, que la filosofía como que es universal, como que no se circunscribe a un tema o a un asunto
sino a todos, puede o tiene la competencia para enfrentar críticamente los diversos problemas de la
vida. Y aquí tomamos crítica en su sentido más genuino de distinguir lo más decisivo de lo decisivo de
un asunto.

ACTIVIDAD

Trabajo individual: reflexiona sobre las siguientes actividades.

 Con ejemplos prácticos, ¿cómo se puede manifestar la actitud


pragmática, moral , estética, espontánea y religiosa?
 ¿Qué situaciones demanda el empleo de la actitud filosófica académica?
 ¿Cómo se puede fomentar la actitud filosófica académica?

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