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fective ejercicio de los derechos sociales ecologicos y culturales Entre-
tanto, la politica social del Estado ha asumido una importante funcién
legitimadora. Esto afecta no solamente al mticleo del Estado social, es
decir. a la politica social redistributiva que tanta importandia tiene para
Ja vida de los ciudadanos.La «politica social en sentido amplio abarca
desde la politicas relativas al mercado de trabajo o a la juventud, hasta
1as politicasrelativas a la proteccién de la naturaleza y la planificacién
de las ciudades, pasando por las politicassanitaria familiar y educative,
En la realizaci6n de esta epolitica social se encuentra implicado un
amplio espectro de organizaciones y servicios que procuran bienes
colectivos y garantizan unas condiciones de vida sociales naturales y
cculturales que hacen posible la urbanidad y, en general, prservan dela
decaclencia el espacio piblico de una sociedad civilizada Muchas infra-
cestructuras de la vida tanto piiblica como privada estarian amenazadas
ppor la decadenca, la destruccién 0 el abandono si estuvieran reguladas
‘mediante crterios de mercado. Cuando a continuacin hable del ¢Esta-
dosociab, lo que voy a tener presente no son tanto las funciones regula-
doras del Estado, como sus funciones distributivas.
Resulta evidente el modo como la globalizacién econémica, a tra-
vvésde la reduccién de los ingresos fiscales,afecta a la politica social del
Estado, Aunque en la Repiblica Federal de Alemania tocavia no se ha
hablado seriamente, como es el caso de Inglaterra o de Estados Unidos,
de un «desmontaje del Estado social, si se puede constatar desde
‘mediadlos de los aiossetenta en las sociedades de la OCDE un retroceso
de los presupuestos dedicadosa las politicas sociales, asi como un endts-
recimiento de las condiciones de acceso a los sistemas de seguridad
social. Tan importante como la crisis de la parte del presupuesto del
Estado dedicado a las politicas sociales eel fin dea politica econémica
keynesiana. Bajo la presién de los mercados globales, los gobiernos
nacionales pierden de manera cada vez més wcusada lacapacidad de
influir politicamente en el ciclo econémico® Cémo se reduce el espa-
cio de accién legitima en la politica interior puecle mostrarse, por una
parte, analizando las relaciones entre la politica social y la politica eco-
38, RW. Cox, eGloalResretuing: Making Sese of the Changing Ineratioal
‘eonomys,enR.Subbs, 6. Under (comps),Paitcal Ecoromy and the Chan
ing 00a Orde, Noe Yor, 1994, nas. 45-89.
némica, y por otra la politica econémica y el desarrollo del mercado
de trabajo.
Para la época de la posguerra, el sistema de Bretton Woods, con su.
cambio de moneda fjoeinstituciones como el Banco Mundial y el Fondo
‘Monetario Internacional, representé un régimen econémico internacio-
nal que permitié un equilibrio entre las politcas econémicas nacionales
y las eglas de un comercio mundial iberalizado. Después de que este sis-
‘tema fuera abandonado a principios de los afi setenta,surgié un iibe-
ralismo transnacional» completamente diferente. Mientras tanto, la
[Mberalizacin de los mercados ha seguido progresando, la movilidad de
Jos capitales se ha acelerado y el sisterna de produccién industrial se ha
adecuado a las necesidades de una sfiexiilidad posfordistas A medida
‘que los mercados globales crecen, se rompe el equilibrio en detrimento
dea autonomia y del espacio de accién de los actores estatales en mate-
tia de politica econémica A la ver, los Estados nacién encuentran en
Jas corporaciones multinacionales anos poderosos competidores Pero
este desplazamiento de poder se puede entender mejor en términos de
la teoria de los medios que en términos de la teoria del poder:el dinero
sustituye al poder. El poder como mecanismo regulador de decisiones
colectivas vinculantes opera con una légica distinta ala que emplea el
‘mercado. Por ejemplo, sso el poder es susceptible de ser democratizado,
‘noel dinero Por o tanto, la posbilidades de un autocontrol democrat
co desaparecen pe se cuando el mecanismo regulador de un determina-
do émbito socal se traslada de un medio de control otro.
Bajo las condiciones de una cada vez més aguda competencia entre
las economias nacionales por asegurar su posicin dentro de la econo
‘mia mundial, los empresarios se ven obligados més que nunca a aumen-
tar la productividad del trabajo y a racionalizarel proceso de trabajo en
‘conjunto, de tal forma que se acelera todavia mésla tendencia a largo
‘plazo a susttuir fuerza de trabajo por temologia La posbilidad de despi-
‘dos en masa acentta el crecente potencial de amenaza de unas empre-
sas no atadas a ninggin lugar, frente ala posicién de unos sindicatos,en
general cada vez més débiles cuya actuacién se circunscribea un territo-
39, Agnew y Corrie (vase ante 12), gs. 164-220.
40, €” Helene «From Breton Woods to Global Fnance, en Stubbs y Under
(vase nota 38), pgs 163-275
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viavugone2a v1 3 oxnins 9 -TyNOIOYNSOS NOIOVT3ISNOD106
LACONSTELACION POSHACIONAL
rio concreto, En una situacién asi, donde el ciclo infernal de un paro
reciente sobrecanga los sistemas de seguridad social y agota la dismi-
nuda capacidad financiera de Bstado las medidas que puedan estimu-
lar el crecimiento se hacen tan necesarias como imposiblees aplicarias.
‘Mientras tanto, las bolsas internacionales han asumido la tarea de «valo-
rap las politicas econ6micas nacionales Por lo tanto, las politica deesti-
:mulacin de la demanda produucen regularmente efectos externos que
influyen negativamente en el ciclo econ6mico nacional. Hl ckeynesia-
nismo en un solo pais ya no es posible por mas tiempo
El desplazamiento de la politica por parte de los mercados se pone
de manifiesto en la pérdida progresiva de la capacidad del Estado-
naci6n para recaudar impuestos 0 estimular el crecimiento sin que
de momento aparezcan equivalentes funcionales. Mediante estas
facultades, el Estado se aseguraba los fundamentos esenciales de su
legitimidad, pero la pérdida de ambas no resulta compensada a nivel
supranacional. Como muy bien muestran las exitosas roncas del GATT,
es certo que los gobiernos pueden llegar a acuerdos que desmonten los
obstéculos al comercio y creen nuevos mercados. Sin embargo, a este
‘tipo deintegracién negativa slo le corresponden los intentoslevadosa
‘cabo en otra dineccién, con mayores o menores perspectivas de éxito, de
‘ensayar un tipo de integracién positiva levados a cabo en los émbitos
de la politica ecoldgica Pero en el camino hacia una integracin positi-
va, ni siquiera se ha logrado un acuerdo sobre la denominada Tobin Tax,
porno hablar de acuerdos que tendrfan un mayor efecto corrector dela
‘mera logica del mercado, como serian los acuerdos tendentes a coordi-
rar poiticas comunes en los terrenos fiscal, socal y econémico. En vez
de llevar a cabo una coordinacién de politicas comunes para evitar la
amenaza de una fuga de capitales los gobiernos nacionales se ven cada
vvez més implicados en una carrera de desregulaciones con el fin de
rebajar los costes; carrera quc conduce a obscenas ganancias y dristicas
diferencias de ingresos.a un aumento del paro ala margizacién social
dena poblacién pobre cada vez mas amplia®
AL, J Neyer, Sot oie Grenzn, Marburg, 2996,
42, aceea das protlenac que plane Ia compriecia ete as coi aciontes
cerelmarcodeunaeconomiaslebalzady, vas FW. chao, «Denoiai nd tans
tational Poise en Back comp.) (ee nta#, pas, 226 259, 283 ys
En la medida en que se destruyen los presupuestos para una
amplia participacién politica, las decisiones democraticas, aunque
sean formalmente correctas pierden credibilidad: sPara seguir siendo
competitivos en los cada vez mas amplios mercados mundiales, los,
Estados de 1a OCDE deben dar pasos en una direccion que intlige
daiios irreparables a la cohesién social de sus sociedades civiles..La
‘més ungente tarea del primer mundo en la préxima década seré, por
Jo tanto, cuadrar un circulo con los siguientes elementos: bienestar
econémico, cohesién social y libertad potiticay
Este diagnéstico, no precisamente alentador, conduce, por parte de
Jos politicos, al bandono de los programas y, por parte de los electo-
res,a la apatia oa la protesta. Los foros piblicos del mundo occidental
estén dominados por una profuunda renuncia a conformar las relacio-
nes sociales de acuerdo con criterios politicos, asi como por un aban-
‘dono de los puntos de vista normativos en favor della adaptacién a los
supuestamente inevitables imperativos sistémicos del mercado mun-
ial. Clinton o Blair se venden a sf mismos como habiles managers que,
de alguna forma, reorganizarén una empresa a punto de derrumbar-
se, y se abandonan a formulas vacias como Its Time for a Change. Al
vaciamiento programatico de una politica que se reduce al mero
scambio politicor le corresponde entre los electores la tendencia a
‘pagar con una informada abstencién,o la disposicién a ser sensibles al
«magnetismo personals, Esto es asi sin necesidad de recurrir a figuras
tan equivocas y oscuras como Ross Perot 0 Berlusconi, que vienen de
lanada y sugieren el éxito empresarial. ¥ cuando la desesperacién es
suficientemente grande, 6lo hace falta un poco de dinero para esloga-
nes de extrema derecha y un ingeniero de Bitterfeld dirigido desde
lejos, al que nadie conoce y que no dispone de nada mas que de un
teléfono celular para movilizarel voto de protesta y egar hasta al 13%
del electorado.
43, R. Darendort, «Die uadatur des Kress, an Transit 2, vem de 1996,
igs 5-28, aaa pg. 9.
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LA cONSTELACION POSHACIONAL,
sit
El ema de cimpotencia ante el proceso de globalizacién» no es, si
nuestro andlisis es correcto, una mera fantasia, aunque requiere mas
precisiones. Los fundamentos fiscales de una politica secial son cada
‘vez més escasos mientras, simulténeamente, decrece a capacidad
para dirigirglobalmente la economia. Ademis, la capacidad de inte-
sgracién de las formas tradicionales de vida disminuye y, en conse-
‘cuencia, la relativamente homogénea base de la solidaridad civil
resulta afectada, Para un Estado-nacién que ve limitada su capacidad
de accién y cada vez se siente menos seguro de su propia identidad
colectiva es muy dificil satisfacer sus necesidades de legitimacién.
Cémo se debe reaccionar ante esta situacién?
La imagen de sefior territorial al que se le escapa de las manos el
control de sus fronteras ha hecho entrar en liza estrategias retéricas
contrapuestas. Ambas se nutren de conceptos tomados de la doctsi-
na clisica del Estado, La retérica defensiva -por ejemplo, la del
ministro de Interior- parte de la funci6n de proteccién que resulta
del monopolio de la fuerza que tiene el Estado para poder mantener
laley y el orden en su térritorio y garantizara los ciudadanos seguri-
dad en su mundo de la vida particular, Frente al «oleaje sin control
que irrumpe violentamente desde fuera, esta postura afirma la
voluntad politica de cierre de las esclusas. La pasién protecionista se
dirige tanto contra el tréfico de armas y drogas que amenazan la
seguridad interior, como contra el exceso de informacién, el capital
extranjero, los emigrantes y las oleadas de refugiados que, supuesta-
mente, destruyen la cultura y el nivel de vida local. Esta agresiva
ret6rica apuesta por los rasgos mas represivos de la fuerza soberana
del Estado, de forma que los ciudadanos se encuentran sometidos a
la presi6n uniformadora de una administracin aquejada de furia
reguladora, y encerrados en la prisién de una forma de vida homo-
sgénea. La pasion libertaria, por el contrario, saluda la qpertura de las
fronteras, tanto las territoriales como las sociales, come una emanci-
pacién en ambas direcciones, es decir, como una liberacién de los
sometidos a la autoridad normalizadora de las regulaciones estata-
les, y como una liberacién de los individuos de la coercién para que
se asimilen al patrn de comportamiento de un determinado colec-
tivo nacional. Este tipo de posturas que, o bien aceptan acritica-
mente en su totalidad los procesos de globalizacién, o bien los con-
vierten en la causa de todos los males, son, evidentemente, muy
cortos de miras. Bajo las cambiantes condiciones de la constelacién
posnacional, el Estado-nacién no puede reconquistar su antigua
fuerza mediante una «politica de atrincheramiento». El nuevo pro-
teccionismo nacional no puede explicar cémo una sociedad mun-
dial podiria dividirse de nuevo en sus partes, aunque sea mediante
‘una politica mundial que, con razén o sin ella, tiene por una quime-
ra. Tampoco resulta convincente una politica de autoliquidacién del
Estado en la que éste se desvanece en redes posnacionales. El neoli-
beralismo posmoderno no puede explicar cémo los déficit en la
capacidad de direccién y de legitimacién que aparecen a nivel
nacional sélo pueden ser compensados en un plano supranacional
‘mediante nuevas reglamentaciones, por cierto de cardcter politico.
Como el uso del poder legitimo se mide de acuerdo con criterios de
éxito que no son econdmicos, el poder politico no puede sustituirse,
sin més, por el dinero. Fl andlisis presente sugiere més bien una
estrategia que haga frente a una adaptacién carente de toda perspec-
tivaa los imperativos de la competencia entre las economias nacio-
nales por conseguir para si mismas ventajas locales en el marco de
una economia global, mediante el proyecto de una politica transna-
ional que amare y limite las redes globales.° Este proyecto debe
hhacer justicia ala sutil dindmica que se da entre los procesos de aper-
tura y Clausura de mundos de la vida socialmente integrados. Un
proyecto asf, dirigido a unos actores como son los Estados-nacién,
suscita la paradéjica expectativa de tener que perseguir desde hoy,
dentro de los limites de sus actuales posibilidades de accién, un pro-
sgrama que sélo pueden realizar més allé de sus fronteras.
44, M,Alorow, Abschied vor Nationale Frarctort del Mere, 1998.
45, Piere Bourdieu persue a misma esata con su tess eae: «Se puede pole
‘mizar cane sta tainly sn enbarge defence” us areas "were, treas
{ue pan sr deseroehacs tn bie, sna ro fru Estado supranacterl Sino
Se ql quel Bundesbank deter con su allca de terse la gen dl oresi-
puesto de aes Estas in se dene luca orlacreacion den Esa soprano
{us sa de spun forma Indpariete de In frees eantieaserralnalesy
In eras plas raionales au, adem Sea capa de esarol apt oil
de as nsttucianes euroeae?» Bourdieu, «Der Mythos “Gloaliring” une oer
‘curpasce Szialstaat, en Bourse, Gegenfever, Constanes, 1938, pis. 9 Ss.
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‘ows0n30,71 30 04min 3-9 4 THOLgeNOM NOIOWTAISHOD VEuo
LUcconsTe‘AciOn posmactoNat
Asociaciones familiares, comunidades religiosas, municipios,
mperios o Estados pueden abrirse o cerrarse frente a su medio. Esta
dinémice transforma el horizonte del mundo de la vida, las redes de
la integracién social. los espacios para formas de vida diferenciadas y
para proyectos individuales. Que estas tronteras sean sOudas o thudas,
no dice todavia demasiado del cierre ola apertura hacia el exterior de
‘una comunidad, A este respecto es menos interesante la consistencia
deesas fronteras que la interferencia de dos formas de coordinacion de
la acci6n social las eredess y los emundos de la vidas Las relaciones
horizontales que surgen del intercambio y el comercic entre actores,
«que toman sus decisiones descentralizadamente a través de mercados,
infraestructuras de transporte y redes ce comunicacién, etc, se estabi-
lizan a menudo a través de las consecuencias dea acciéa que resultan
cficaces y positivamente valoradas. Esta forma de cintegracién funcio-
nab de las relaciones sociales mediante redes compite con otra forma
completamente distinta de integracién, con la integracién socials del
mundo de la vida de colectivos que han desarrollado una misma
‘dentidad a través del entendimiento, las normas intersubjetivamente
‘compartidas y los valores comunes.
‘Observamos en la Kistoria europea desde la alta Edad Media un
proceso especifico de coincidencia entre estas dos formas de integra
cin, con una sucesién caracteristica de aperturas y clausures. La
cextensién de plexos de redes como los que forman el trfico de mer-
cancias, de dinero, de personas y de noticias exige una movilidad, de
Ja que parte una fuerza expansiva, mientras que el horizonte espacio
‘temporal del mundo de la vida, sea lo extenso que se quiera,forma un
todo permanente ¢ intuitivamente actualizado, del queuno no puede
salirse o rechazar y del que, por lo menos desde la perspectiva de los
participantes, ninguna interaccién puede escapar. Los mercados que
se expanden y seadencan 0 Tas redes de comunicacién desencadenan
una dindmica modernizadora de apertura y nueva Clausura. La multi-
plicacién de relaciones anénimas con los rotros, las experiencias diso-
nantes con xextrafios, tienen una fuerza subversiva. El creciente
46, Sobre ns forme de inngracién scaly a diferencias etre pecs rede y
eidades corporates comparese 8, Peters, Die Iteration medernerGesschat
ten Franctort cl Mena, 93, raps 963 Sas. 265 ys.
pluralismo relaja los vinculos adscritos como son la familia, el espacio
vital, el origen social y la tradicién y pone en marcha un cambio en la
Jorma de la integraci6n social. En cada nueva hornada modernizadora,
Jos mundos de la vida intersubjetivamente compartidos se abren para
reorganizarse y volver a alcanzar una nueva forma de integracién,
Alrededor de este cambio en las formas de integracién gira la sociolo-
sia clisica, aunque siempre emplee para ello nuevos conceptos como,
por ejemplo: de estatus a contrato, de grupos primarios a grupos
secundarios, de solidaridad mecénica a solidaridad orgénica, ete. El
mpulso de apertura parte de los nuevos mercados, de los medios de
comunicacién, de las vias comerciales de las relaciones culturales,
donde la apertura por si misma tiene el significado ambiguo de una
experiencia de creciente contingencia: la desintegracién de depen-