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https://pradaraul.wordpress.com/2016/11/07/circulo-vicioso-del-poder/
Índice:
Prólogo
Periferias
Devaluación de la movilización
y diseminación de la política
Centros
Democracia institucional y decadencia política
Corporeidades
Síntomas y significaciones del feminicidio
Prólogo
Círculo vicioso del poder toca planos de intensidad y espesores de intensidad de tres
topologías políticas; dos geográficas, que pretende mapear la geopolítica del sistema-
mundo capitalista. Estas están tratadas en Periferias y Centros; dos partes del libro que
se presenta. La tercera topología política es corporal; es tratada en Corporeidades; la
tercera parte de Círculo vicioso del poder. En el escrito que se presenta, se busca seguir
la sintomatología y la genealogía del poder en las tres topologías políticas mencionadas; en
los contextos singulares de la historia reciente del sistema-mundo capitalista.
Se denomina círculo vicioso del poder, definición que aclaramos en anteriores ensayos, al
acontecimiento del poder, que se presenta recurrentemente y reiteradamente como el
eterno retorno de las dominaciones. Ahora bien, este eterno retorno del poder acontece,
de la única manera que puede acontecer; como composición de complejidades singulares,
en tanto formaciones sociales concretas. No es que en las periferias del sistema-mundo
capitalista se da de una manera y en los centros de este sistema-mundo de otra manera;
mas bien, en la contemporaneidad tienden a parecerse cada vez más, debido a la
globalización de las estructuras, formas, contenidos, prácticas y expresiones del sistema-
mundo político. Sino por la singularidad que adquieren las composiciones y combinación de
composiciones de la complejidad dinámica de las formaciones sociales concretas; que
hacen presente de una manera específica, las estructuras de larga duración de los ciclos
políticos, así como las estructuras de mediana duración de estos ciclos.
En Círculo vicioso del poder, se parte de perfiles y rasgos que aparecen en las periferias y
en los centros de la geopolítica del sistema-mundo capitalista, para analizar no solamente
sus analogías y diferencias, sino para comprender sus dinámicas moleculares y molares,
que en el acontecimiento se dan como complejidades integrales. Se presenta en
Corporeidades las consecuencias destructivas y perversas del círculo vicioso del poder en
los cuerpos; en este caso, en los cuerpos de las mujeres. Estas consecuencias
destructivas e inhumanas iluminan sobre el alcance, la intensidad e extensidad de la
decadencia de la modernidad tardía. Sintomatología y semiología de la violencia
descarnada y cruel, que descarga sobre los cuerpos de las mujeres todas las
frustraciones abrumadoras del macho desesperado, desgarrado como consciencia
desdichada.
Estas tres topologías políticas presentadas, en sus recortes y como ilustraciones, del
acontecimiento del poder, en su etapa de mayor decadencia, son concomitantes. Unos
sucesos, dados en uno de los tópicos, se encuentran imbricados con otros eventos, dados
en los otros tópicos. No son, de ninguna manera, independientes; al contrario se
encuentran entrelazados, reforzando decursos desbocados de formas de poder. Formas
de poder que han perdido todo sentido y legitimidad; en este vacío abismal buscan
desesperadamente llenar estos inmensos huecos existenciales; solo lo hacen de la única
manera que sabe hacerlo; dar muerte y encontrar la muerte.
Periferias
Si comparamos esa etapa de movilizaciones con las que se dan después del 2009, año de la
promulgación de la Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, veremos un contraste
marcado. La mayoría de las movilizaciones cambian de sujeto social, cambian sus objetivos
y trastocan sus contenidos. Un ejemplo particular es el movimiento de los que venden ropa
usada, que llega de contrabando. El sujeto social es casi, por así decirlo, gremial; se trata
de comerciantes al por menor, atados a comerciantes al por mayor, que encuentran una
estrategia de sobrevivencia en la venta de ropa usada. Si se quiere, por lo menos gran
parte de los “ropavejeros” son más pobres, más vulnerables y dependientes; sin embargo,
sus objetivos son extremadamente limitados, circunscritos a una demanda de carácter,
más bien provisoria; además, inscrita en la demanda del derecho a comerciar, en
condiciones no normadas, ni aceptadas por la estructura institucional de la economía.
1. Toda sociedad o, mejor dicho, formación social, sobre todo, estructurada sobre la
base de la diferenciación social, económica, cultural y política, supone una
pluralidad de demandas distribuidas en el tejido social. Estas demandas se hacen
visibles cuando se manifiestan, en los pliegos petitorios, en las movilizaciones, en
los reclamos e interpelaciones; incluso, realizándose, en las conquistas de los
derechos a las demandas; mejor, aún, materializándose en los hechos. Sin embargo,
esta evidencia de las demandas, no quiere decir que no haya demandas latentes o no
dichas, no dadas a conocer; también, demandas que no han adquirido una dimensión
mayor al tamaño del fragmento local, siendo débil en su enunciación o, incluso
ocultada.
Ahora bien, lo que vimos, en el caso particular, el de los “ropavejeros” que usamos como
ejemplo, se trata de uno de los movimientos sociales no-anti-sistémicos, que se
evidenciaron, después del 2009, incluso antes, el 2006, cuando estalló el conflicto entre
cooperativistas mineros y obreros mineros de la empresa estatal. No nos vamos a referir,
ahora, al cuadro de estos movimientos sociales; lo hicimos al respecto del movimiento
social del cooperativismo minero en otros escritos [3]; queremos, más bien, contrastar
este movimiento social no-anti-sistémico, de carácter provisorio y discontinuo, con otro
movimiento social no-anti-sistémico, de otras características. Hablamos de movimientos
corporativos o sindicalizados, que, a diferencia, del ejemplo anterior, no son pobres, ni se
encuentran en el más allá de la pobreza; sino que son relativamente privilegiados al contar
con la propiedad del instrumento de trabajo, tener ingreso constante, aunque variado.
Estos movimientos sociales no-anti-sistémicos manifiestan demandas del sector, que
buscan mejorar las condiciones de trabajo, las condiciones de acceso a los medios de
trabajo, a las condiciones tributarias que los favorezcan. Tendremos como ejemplo, al
sindicato de los transportistas, sus demandas y sus movilizaciones.
Diseminación de la política
Dijimos que la política desaparece justo cuando se nombra como tal en la modernidad; la
política, cuyo sentido deriva de polis, que connota el cuidado de la ciudad, el cuidado del
cuerpo, el cuidado de la sociedad, que, por lo tanto, articula ética y política, desaparece
en la modernidad, cuando precisamente se separa ética de política; reduciéndola a un
método de astucia chabacana, el que enuncia el fin justifica los medios, que no es otra
cosa que el enunciado de la dominación descarada [4]. Este es el contexto de la
diseminación de la política. Esta diseminación adquiere formas peculiares en los
desenvolvimientos singulares de esta diseminación, dependiendo de las formaciones
sociales singulares. En Bolivia esta diseminación de la política ha asumido las
características de una simulación barroca. El enunciado el fin justifica los medios ha
llevado a los gobernantes y partidarios populistas a los más descarnados procedimiento de
“astucia” política, que deberíamos llamar descarnada manipulación. La ética no solo habría
sido separada de la política, sino que se hace gala de haberla excluido completamente. En
estas condiciones de la historia reciente de la política nacional, la diseminación de la
política adquiere ribetes de decadencia desenvuelta y cruda.
Ahora bien, el mito no es algo que está en nuestras cabezas, tampoco es una estructura
abstracta; el mito es producido y reproducido en la dinámica de las relaciones lingüísticas,
discursivas, imaginarias, afectivas, pasionales de la gente. Se figura, configura y refigura
en la dinámica de estas relaciones. Son los sujetos sociales los que crean y recrean el
mito, así también son los que terminan atrapados en sus redes. Creen que nacen en el
mito, que se mueven en el interior de su esfera, y que lo que les ocurre se explica por la
trama del mito. Entonces el mito tiene que ser entendido como una estructura imaginaria,
construida y reconstruida en las dinámicas relacionales de los sujetos sociales. Hay pues
como una “economía política” del mito, si nos excusan de hablar así; donde el mito
pretende diferenciarse, separarse, autonomizarse, respecto a sus productores, a sus
imaginadores, sobre quienes terminan actuando como una “ideología”[12]. De lo que se
trata es de efectuar una crítica de la “economía política” del mito, como de toda economía
política, en el contexto de su generalización. Empero, esto no significa decir que el mito
es un fantasma; al contrario, es una estructura y un ámbito de relaciones dinámicas, que
actúan en el cuerpo, induciendo comportamientos y conductas. De lo que se trata es de
comprender estas dinámicas relacionales que sintonizan subjetividades, la del caudillo y la
del pueblo.
El mito del caudillo
El mito es una trama y un entramado; una trama pues es un tejido, una narrativa, una
textura de hilos sensibles e imaginarios, hilos que se encuentran en los filamentos más
recónditos del cuerpo; un entramado pues en el mito también se entrelazan tramas.
Quizás por eso, el mito se remonta al origen, explica el cosmos por este origen, pero
también nuestra tragedia en el acontecer del mundo. El mito avizora entonces,
descifrando en las convulsiones de esa matriz, el anuncio de nuestra emancipación. El mito
es poderoso pues es la captura de la totalidad por medio del inmediato e intenso
procedimiento de la intuición. Sólo la estética y el arte podrían acercarse a una
experiencia parecida. El mito remueve nuestras fibras, conmueve nuestro cuerpo, lo
empuja al abismo de la nada, otorgándole la plenitud del sentido en su propia caída, en la
experiencia de la caída, vivida como una resurrección.
El mito es memoria, pero, se trata de una memoria simbólica, de una memoria alegórica,
cuya narrativa figurativa concibe el tiempo, el transcurrir del tiempo, como una
actualidad pura, un acontecimiento fabuloso que repite el eterno retorno del origen. Hay
toda clase de mitos experimentados por los pueblos; mitos cósmicos, pero también mitos
históricos; mitos del origen del fuego, de la caza, de la agricultura, de la civilización, pero
también mitos mesiánicos. El padre y la madre, después de muertos, se convierten en
mitos; los padres y madres vivos son vistos como mitos vivientes. Los guerreros se
convierten en héroes, los héroes condensan la historia en su epopeya. Los conductores de
la guerra anticolonial son nombrados como libertadores; sus nombres y sus perfiles se
convierten en la razón de ser las naciones liberadas. Los libertadores se institucionalizan,
sus fantasmas acompañan los actos cívicos y adornan las paredes de las oficinas públicas.
De alguna manera sus fantasmas han sido domesticados. Sin embargo, pueden reaparecer
cuando son convocados nuevamente en la actualización de antiguas luchas.
El mito que revive Hugo Chávez Frías es el del libertador Simón Bolívar. La tarea del
libertador ha quedado inconclusa, no hay integración, la constitución de la Patria Grande
no se ha realizado. Los pueblos liberados enfrentan ahora otra guerra anti-colonial o, si
se quiere, la continuidad de la guerra de la independencia; se trata de la guerra contra la
dominación imperialista y el control hegemónico del capital. El golpe del oficial Hugo
Chávez es contra la oligarquía entreguista de los recursos naturales, la partidocracias y la
corrupción de la clase política. Este gesto es un acto heroico, que convoca a la guerra a
las clases populares, gesto que reclama su despertar ante la crisis y decadencia de la
república. Años después, la victoria electoral de Hugo Chávez se explica tanto por la
convocatoria del mito, así como por la crisis política de Venezuela. Las clases populares
respondieron al gesto, a la irradiación del gesto, al golpe de cabeza, efectuada por
oficiales intrépidos y grupos de izquierda radicales. La figura del libertador se convirtió
en un proyecto: La República Bolivariana de Venezuela. Este proyecto se plasma en la
Constitución, que da nacimiento a la quinta república, que ya no ansia una institucionalidad
liberal, como en el caso del libertador, sino que busca una transformación socialista. La
Constitución es integradora, es participativa, profundiza la democracia, la soberanía
adquiere connotaciones omnipresente, recupera los recursos naturales para los
venezolanos, se plantea la redistribución del ingreso y la inversión social, enfrentando de
cara la estructura de las desigualdades, además de proponerse la integración
Latinoamericana y del Caribe. Después de promulgada la Constitución, el gobierno, el
partido, los intelectuales comprometidos, las organizaciones sociales, se dan la tarea de
definir el nuevo proyecto socialista, nombrado como socialismo del siglo XXI. Las tareas
de construcción socialista, las definiciones de este socialismo del siglo XXI aparecen en
los planes de desarrollo. En la segunda victoria electoral de Chávez se define el carácter
socialista de la revolución bolivariana.
Víctor Álvarez, que fue ministro de Industria del primer gobierno de Hugo Chávez,
escribe:
Al tanto de que las salas constitucional y electoral del TSJ fueron colonizadas por el
oficialismo, y que ante cualquier consulta para dirimir las controversias entre el Ejecutivo
y el Legislativo el TSJ siempre se pronunciaría a favor del Gobierno, aun así la dirigencia
de la MUD ha pisado ingenuamente todas las conchas de mango que con más audacia y
malicia le ha tirado el oficialismo[14].
En ¿Por qué no estalla Venezuela? Víctor Álvarez analiza la coyuntura de esta manera:
El único caso en que se justifica posponer las elecciones es cuando ocurre una catástrofe
natural. En tales circunstancias se requiere la declaratoria de un Estado de Excepción por
Alarma que sea avalado por la Asamblea Nacional (AN) y validado por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Requisito muy fácil de tramitar
para un Gobierno que ya decretó un Estado de Excepción y Emergencia Económica y
cuenta con el respaldo incondicional del TSJ para evadir la aprobación de la AN, la cual en
la práctica fue disuelta al ser declarada en desacato por el máximo tribunal del país.
A solo unos días para la recolección del 20% de las firmas se mantiene el temor sobre una
maniobra de última hora para abortar la consulta popular. Han circulado rumores sobre
una supuesta medida cautelar que prepara la Sala Constitucional del TSJ para anular la
recolección de firmas prevista para los días 26, 27 y 28 de octubre. Si el país no ha
explotado aún ante la severa escasez de alimentos y medicinas, ante la voraz inflación que
pulveriza el poder adquisitivo del ingreso familiar, ante la impune criminalidad que aterra
a la ciudadanía, conculcar entre gallos y medianoche el derecho ciudadano de decidir si
revoca o no el mandato presidencial, podría ser el detonante del estallido social que no
termina de ocurrir.
Las excusas del oficialismo lucen cada vez más agotadas y ya no movilizan ni a sus
seguidores quienes no creen en la amenaza de una intervención imperialista, ni en la
guerra económica, ni en el coco del capitalismo y el espanto de la derecha. Están claros
que esta crisis comenzó cuando todavía estaban altos los precios del petróleo debido a la
incompetencia e ineptitud del actual Gobierno, único responsable de esta catástrofe sin
precedentes.[16]
Solo a Alfredo Serrano, asesor económico del gobierno, se le puede ocurrir decir “hay
más fortalezas en la economía que debilidades”[18]. Para decirlo, en principio, de una
manera general y descriptiva, a grandes rasgos, solamente aludiendo a datos
macroeconómicos globales, con todo el simplismo que pueden implicar, no se puede hablar
seriamente de “fortalezas” cuando la inflación se aproxima, según estimaciones todavía
optimistas, al 200%; además de la caída del PIB, que es del orden del 10%. Los ingresos
petroleros generan el 96% de los recursos monetarios del Estado; debido a la caída
de los precios del petróleo, que se han desinflado en más de 50%. Se entiende pues
la situación, por lo menos, difícil sino es calamitosa de una economía, que no ha salido del
rentismo petrolero; es decir, de la economía extractivista colonial del capitalismo
dependiente. Ciertos analistas económicos dicen que la situación económica también se
debe al infortunado régimen cambiario, el cual ha ocasionado mayores restricciones al
aparato productivo, desatando la ola especulativa de alcances gigantescos.
No nos vamos a extender en una descripción más pormenorizada, sobre todo desde la
perspectiva de la crítica de la economía política generalizada ; nos remitimos a otros
escritos, al respecto[19]. Lo que interesa señalar es que, como dice, Víctor Álvarez, el
gobierno es el principal responsable de la catástrofe económica.
Una conclusión que podemos sacar es algo que ya dijimos antes sobre los gobiernos
progresistas; están más cerca de la “oposición” y más lejos de la Constitución. Lo que los
acerca políticamente, sobre todo respecto a la estructura de poder y su concepción de
poder, es más de lo que los distancia, que más bien es de retórica ideológica, dicho de una
manera un poco exagerada, para ilustrar. Al respecto Víctor Álvarez dice:
Lejos de generar fondos para el ahorro e inversión se aplicó el gasto sin ahorro de nada.
La revelación de las conversaciones secretas entre Gobierno y factores de la MUD ha
sembrado serias dudas en la ciudadanía sobre el verdadero compromiso de la Oposición
con el Referendo Revocatorio para 2016. Estas dudas se acrecientan al conocer que
fueron excluidos de estas conversaciones importantes partidos políticos de la MUD,
cuyos líderes están en prisión o inhabilitados políticamente.
La MUD ordeña mediáticamente las ineficiencias del gobierno, sin delinear una alternativa
que sea percibida como algo nuevo, diferente y superior. Es el mismo modelo rentista de
este y los anteriores gobiernos: critica al modelo chavista populista y clientelar, pero es
incapaz de concretar una propuesta viable y creíble que trascienda el perverso “quítate
tú para ponerme yo”.
Pero para la cultura rentista y clientelar siempre será preferible un gobierno que siga
repartiendo la renta a cambio de lealtades políticas, a otro que – a nombre de superar la
cultura rentista – proponga aumentar los impuestos y reducir los subsidios que se han
financiado con el ingreso fiscal de origen petrolero.
La ciudadanía consciente está asqueada del falso conflicto entre la MUD y el PSUV.
Empieza a darse cuenta que tras esa diatriba e intemperancia subyace una puesta en
escena en la que Gobierno y Oposición simulan querer exterminarse, pero a escondidas
pactan la conflictividad simulada y se reparten las mieles del poder, como siempre ha
ocurrido en todo régimen bipartidista. Y la comparsa mediática contribuye a este
espectáculo que entretiene y adormece a la mayoría políticamente oprimida,
económicamente explotada y socialmente excluida.
El llamado a utilizar la renta en función del desarrollo económico y social no tuvo éxito
porque el propio Chávez exacerbó al extremo las patologías y perversiones del modelo
extractivista-rentista. Sus logros sociales terminaron mediatizados y pulverizados por
una práctica política que sometió los avances en la lucha contra el desempleo, la pobreza y
la exclusión social al comportamiento errático de la renta petrolera. Lejos de blindar al
país a través de fondos para el ahorro e inversión del excedente petrolero, impuso la
creación de fondos para gastar toda la renta, sin ahorrar nada para encarar los duros
tiempos de escasez que le siguen al colapso de los precios del petróleo.
En medio de esta tensión, crece una ciudadanía cada vez más consciente, que no ve las
cosas en blanco y negro, y no cae en esa manipulación. Se trata de un creciente sector
que no se considera chavista, pero tampoco de oposición. Es una marcha silenciosa que
critica la violencia de las guarimbas como instrumento político, pero también se opone a la
violencia que pretende criminalizar y silenciar, no solo a los opositores, sino también al
pensamiento crítico que cuestionó las creencias limitantes que desgastaron su Revolución.
Todo esto ha dado origen a la conformación de un nuevo sujeto sociopolítico que crece a
expensas del chavismo y la oposición descontentos. No son tan ingenuos como para creer
que el simple cambio de gobierno que se derive del RR automáticamente va a erradicar los
problemas de escasez, acaparamiento y especulación que azotan a la población. Saben que
es mucho lo que hay que reconstruir y que no será tarea fácil ni rápida. La reconstrucción
nacional requerirá mucho esfuerzo, diálogo y capacidad para lograr grandes acuerdos,
más allá de las cúpulas del gobierno y la oposición. En todo caso, el cansancio de la
ciudadanía con las cúpulas políticas que pactan a sus espaldas se comienza a expresar en
la emergencia de un nuevo actor político que levanta nuevas banderas de lucha:
Reforma Constitucional para acortar el período presidencial a 4 años con una sola
reelección.
Otra conclusión que podemos sugerir es que la experiencia, en la historia reciente, de los
gobiernos progresistas, nos enseña que no salieron del círculo vicioso del poder, que se
caracteriza, más que por los cambios que efectúa, por reducir el cambio a la sustitución
de élites; se sustituye a la oligarquía por nuevos ricos. Para salir del círculo vicioso del
poder es menester destruir el poder, la maquinaria fabulosa de las dominaciones, y
construir otra alternativa de gubernamentalidad; esta vez, la de la democracia, en pleno
sentido de la palabra, la de la democracia radical y participativa, el autogobierno del
pueblo.
Las analogías, respecto al gesto político, pueden estar mostrando, mas bien, más
aproximaciones, en lo que respecta al fenómeno político, que distancias, más equivalencias
que diferencias. ¿Entonces, respecto a qué referente hay que evaluar las situaciones
políticas? ¿Respecto al discurso político, a la ideología, incluso a las mismas políticas
aplicadas o, más bien, respecto a la relación con el poder? Se ha atendido mucho a lo
primero, al discurso, y se ha relativizado lo segundo, lo que incumbe al ejercicio del poder.
Este enfoque parece ser un error del análisis político. Le impide explicar las analogías.
Entonces, tendríamos otra clasificación política, desde la perspectiva del ejercicio del
poder. Solo considerando, por el momento, de una manera muy sencilla y hasta
esquemática, la democracia institucional, la democracia formal, es decir, la democracia
restringida[22]; tendríamos un punto de partida, línea de base, modelo ideal, como el
demandado por el concepto de Estado de derecho. Apegado a la ley y a la
institucionalidad, es decir, a las reglas del juego. Después un intervalo en el cual se
presentan las formas del incumplimiento de las leyes, de la institucionalidad, de las reglas
del juego; considerando desde las formas más suaves de incumplimientos hasta las formas
más descarnadas y duras. Ciertamente, este primer boceto de clasificación es muy simple;
empero, tiene la virtud de mostrarnos una especie de continuidad del comportamiento
político, del gesto político, que tanto el discurso liberal como el análisis político se
encargan de señalarnos como “anómalos”. Como si fueran extraños al sistema institucional
político practicado. Al parecer, mas bien, lo que muestran estos comportamientos
políticos, calificados de “anómalos”, que rompen con las reglas del juego, es algo que se
encuentra en el sistema político, en sus prácticas habituales, en sus maneras de funcionar.
Esto pasa en todas las llamadas “democracias”, tanto en las que se presentan como
ejemplo de la democracia institucional, las democracias liberales, así como en las
democracias barrocas, es decir, con dificultades institucionales, para decirlo de algún
modo, las democracias reformistas o democracias populistas.
La pregunta es: ¿Por qué la política funciona no como lo que pretende, no como lo que dice
que hace, según las reglas del juego asumidas, la Constitución, incluso, ampliando, según
sus propias ideologías, sino, más bien, de una manera pragmática, contradictoria, sinuosa y
hasta abigarrada? Daremos una respuesta práctica, por de pronto; porque el mundo
efectivo no funciona como el modelo ideal concibe, incluso como la ideología cree que
funciona, sino el mundo efectivo funciona en el despliegue y desenvolvimiento integral de
las dinámicas de la complejidad, inherente al mundo en devenir.
Ante la complejidad del mundo efectivo, los aparatos políticos, los aparatos ideológicos,
los Estado-nación, el orden mundial, optan por reducciones de la complejidad, dadas de
manera esquemática y operativa[24]. Cuyo alcance eficaz y de efectividad es de corto
alcance, tanto temporalmente, así como espacialmente. Pasando un tiempo o ampliando su
cobertura, la eficacia lograda, en un principio, se pierde; pues la complejidad, sinónimo de
realidad, desborda sus máquinas políticas de incidencia e intervención. Para explicar estos
desajustes, estas incompatibilidades, estas ineficacias políticas, se recurre a la ideología;
se crean hipótesis ad hoc, se proponen teorías de la conspiración, se hallan culpables.
Ahora bien, el ejemplo que dimos como boceto de clasificación política, desde la
perspectiva del ejercicio del poder, es, como dijimos, simplista; lo hicimos para
ejemplificar e ilustrar; sobre todo, para remarcar una característica intrínseca al
ejercicio de la política, al funcionamiento del sistema político. Claro que la problemática
estatal, que nosotros llamamos genealogía del Estado, es, mas bien, compleja, que simple
figura esquemática, como la que presentamos. Las genealogías del poder, es decir, los
diagramas del poder involucrados, las cartografías políticas, dan mejor cuenta de lo que
acontece con ejercicio del poder, el funcionamiento del Estado-nación, la generalización
de sus formas y sus mecanismos. Incluso, podemos aceptar, con cierta reticencia,
considerando nuestras observaciones críticas, que la teoría relacional del Estado, la que
considera la autonomía relativa del Estado, da mejor cuenta que el boceto que
presentamos[25]. Por otra parte, al respecto, ya incursionamos en el pensamiento
complejo, abordando desde la perspectiva de la complejidad, estas problemáticas del
poder, de las dominaciones, del Estado[26]. Sin embargo, nuestra intención, en este
escrito, no es interpretar la composición y las combinaciones compuestas del Estado, sus
estructuras inherentes; tampoco, desde la perspectiva crítica genealógica, con la que
abordamos la problemática, durante toda una etapa, la que corresponde a Comuna; sino
resaltar que, mas bien, lo que señala el análisis político como “anormal” es “normal” en el
funcionamiento del sistema político.
Entonces estamos ante una doble tragedia o una tragedia duplicada. El desenlace ya está
escrito como una fatalidad; esta trama fundida con su desenlace; mejor dicho, esa trama
preparando el desenlace. Esta es la primera tragedia; es tragedia como fatalidad, como
condena; si se quiere, como destino. La segunda tragedia o la segunda característica de la
tragedia, donde redunda, se da en los dramáticos esfuerzos, inútiles, por cambiar el
desenlace, cuando se sabe que esto es imposible, dadas las circunstancias, las condiciones
repetidas, sobre todo los habitus acostumbrados.
Sabemos que el acontecimiento político no transcurre como trama, sino como constelación
de multiplicidades singulares, articuladas en sus asociaciones, composiciones,
combinaciones de composiciones, que se dan de manera azarosa, afirmando la
necesidad[27]. Sin embargo, la anterior figuración de la dramática política puede
ayudarnos a constatar las conductas y comportamientos políticos. ¿Cuál es la analogía que
permite esta metáfora? De alguna manera, por aprendizaje de las experiencias políticas
de la modernidad, se visualizan ciertas regularidades, develadas en la recurrencia de
evidencias, que materializan, por así decirlo, a fenómenos políticos, que parecen contener
el impulso de trayectorias inherentes.
Las historias políticas de la modernidad han enseñado que las revoluciones cambian el
mundo; pero, se hunden en sus contradicciones. Que los ciclos institucionales viven su
auge y su decadencia; las revoluciones emergen en las crisis de esos ciclos institucionales.
Es como si acompañaran al ciclo institucional, en su etapa decadente; como contraste
opuesto a la decadencia, buscando un nuevo apogeo. Lo logran cuando se pasa a otro ciclo
institucional; empero, entonces, la revolución o, mas bien, lo que queda de ella, no aparece
como interpelación crítica al régimen, sino más bien como apología del régimen que se
conformó.
En el nuevo ciclo iniciado con la revolución, que, a su vez, clausuró el anterior ciclo, los
revolucionarios en el anterior ciclo no son los revolucionarios en el nuevo ciclo; tampoco
son los conservadores del anterior ciclo. No es una inversión en la misma cancha, donde un
equipo jugaba defendiendo un arco y el otro equipo el otro arco, sino se trata, por así
decirlo, de otra cancha, incluso con otro formato y de otro juego, aunque se parezca al
anterior. Los revolucionarios del anterior ciclo se convierten en los nuevos conservadores
en el nuevo ciclo; los conservadores refuerzan, mas bien, sus ateridos conservadurismos
en el nuevo ciclo. Para seguir empleando el mismo término, este de revolucionario, que ya
lo pusimos en suspenso, en otros escritos, pero, lo usamos por razones de ilustración y
pedagógicas, los “revolucionarios” en el nuevo ciclo son otros y otras sujetos y
subjetividades sociales, colectivas, culturales[28]. Estos y estas revolucionarias no se
invisten con los trajes de los anteriores revolucionarios ni se disfrazan con el ropaje, los
gestos y los discursos de los antiguos héroes. Como lo dijo Karl Marx en el 18 de Brumario
de Luis Bonaparte, los revolucionarios, en el nuevo ciclo, deben despojarse de todo
disfraz, de toda mimesis, de toda investidura anterior; obviamente, también de todo
discurso e ideología anterior. Para decirlo fácilmente, lo nuevo, el ciclo nuevo, tiene que
ser atendido con creatividad e inventiva social, con imaginación transformadora,
contestataria, transgresora y dando lugar a aperturas de horizontes civilizatorios.
A esta situación política, donde los enemigos irreconciliables siguen siendo enemigos,
aunque sus colocaciones se hayan invertido, hemos denominado anacronismo político[29].
Ambos resultan atrapados en las estructuras de un juego político fosilizado, ambos
resultan jugando un juego anacrónico; por lo tanto, ambos son conservadores
recalcitrantes[30], a pesar de sus diferencias discursivas e ideológicas.
No significa, en principio, otra cosa, que los “revolucionarios” son poder, están en el
poder; ahora, al serlo, al ejercen el poder, como se lo hace desde hace siglos, es mas,
considerando las diferencias estructurales y civilizatorias históricas-culturales, como se
lo hace desde hace milenios. Ejercer el poder es manifestar contundentemente,
indiscutiblemente, la fuerza demoledora del poder, de sus máquinas de gobierno, de sus
máquinas jurídicas, de sus máquinas de guerra, de sus máquinas burocráticas, de sus
máquinas acusadoras, que ahora se coaligan con los medios de comunicación, que banalizan
los hechos.
En segundo lugar, el hábito persecutorio delata el miedo a perder el trono; temor que se
vuelve una pesadilla y convierte a los gobernantes en reyes paranoicos. Se persigue a
quien se teme.
En sexto lugar, el hábito de persecución forma parte del circulo vicioso del poder, en este
caso, concretamente, del circulo vicioso de la persecución; ayer me perseguiste, ahora me
toca a mí.
En lo que respecta a las evaluaciones críticas de los impactos ecológicos del extractivismo
y del desarrollismo, debemos salir de las circunscripciones nacionales, pues este recorte
no es adecuado para comprender la complejidad del desequilibrio ecológico. Así como es
en el sistema-mundo capitalista donde se encuentran los Estado-nación, también los
efectos del impacto ecológico no se circunscriben a la geografía política nacional, que
abarca a los territorios contenidos; el planeta, en lo que respecta a las dinámicas
ecológicas, es el continente de todos los ecosistemas. En consecuencia, el análisis tiene
que ser abordado desde esta perspectiva integral.
¿Se han evaluado los costos ecológicos de toda esta historia económica extractivista,
combinada, a partir de un determinado momento, con la historia económica del
desarrollismo? Esto es lo que no hace la contabilidad capitalista; no entra en sus cálculos
el costo ecológico, para decirlo de ese modo, técnico y operativo. Transfieren estos
costos a la naturaleza y a las futuras generaciones; en el presente o los presentes donde
acaece esto, transfieren los costos también a la sociedad y a las poblaciones orgánicas.
Ese cálculo económico es una ficción, precisamente al prescindir de estos costos
ignorados. Sin embargo, todo el mundo se hace de la vista gorda.
Primera paradoja
Segunda paradoja
Tercera paradoja
El “gobierno progresista”, que se considera soberano, formar parte de un Estado-nación
soberano, se compromete en un proyecto hidroeléctrico que hace dependiente a la
economía nacional de la economía de la potencia emergente de Brasil. Esto no quiere decir,
que descartamos la necesaria integración económica del continente; empero, esto solo es
posible por la articulación complementaria de las economías; no en el marco de las
dinámicas de la economía-mundo capitalista, en la geopolítica del sistema-mundo
capitalista, que genera dependencias perversas.
Cuarta paradoja
Quinta paradoja
La simetría, palabra y concepto derivada del término griego que combina σύν, que significa
con, y μέτρον, que significa medida. La simetría es una característica intrínseca de las
estructuras geométricas; también de sistemas, así como de ecuaciones. Se puede incluir a
objetos y materias, que manifiestan esta característica de simetría; lo mismo podemos
decir de ciertas formas abstractas. Se habla de simetría cuando se reconoce la
conservación de la estructura, de la forma y de las propiedades intrínsecas, que se han
mantenido a pesar de las transformaciones acaecidas, movimientos sucedidos. En
términos teóricos, se puede decir que se considera que un objeto es simétrico si, después
de una operación efectuada, el objeto es idéntico del original. Se dice que dos objetos son
simétricos cuando ambos tienen correspondencias operativas[33].
En lo que respecta a las formas de la política, por ejemplo, a los dualismos
institucionalizados, podemos suponer, hipotéticamente, a modo de instrumento de análisis,
la simetría de los opuestos. ¿Cómo definir las propiedades y características de esta
simetría política de los opuestos? Vamos a sugerir algunas hipótesis instrumentales para
el análisis de estas simetrías políticas, que hemos denominado la paradoja de los
enemigos.
9. Ocurre como si el eje crucial del poder, alrededor del cual giran las formas
políticas opuestas, como si el campo gravitatorio del poder, indujera a funcionar
dualmente como opuestos, contrarios y hasta antagónicos.
10. Entonces, volvemos a una pregunta que parece no respondida, una vez que se acaba
de responderla, considerando las investigaciones y teorías logradas. La pregunta es:
¿Qué es el poder, considerando su campo gravitatorio, que genera dualismos
opuestos y complementarios?
2. Ahora bien, esta dualidad de opuestos, que hacen a la simetría política, parece
funcionar como dialéctica; se afirma la dualidad negándose los opuestos. En este
sentido, podríamos decir que la filosofía que mejor expresa el deseo y la
enunciación del poder es la dialéctica. Pero, vayamos despacio, Esto parece ocurrir;
sin embargo, en realidad, la simetría es la que antelada y materialmente, si se
quiere, mejor dicho, física y geométricamente, ya integra como composición
combinada a las denominadas formas políticas opuestas. Es decir, es en la simetría
política donde se encuentra el secreto, por así decirlo, de la dinámica política del
ejercicio del poder. La simetría no es dialéctica, sino, en todo caso, geométrica.
7. ¿Qué relación hay entre estas simetrías sociales, construidas socialmente, y las
simetrías vitales, las simetrías inherentes a la vida? Bueno, es un trascendental
tema de investigación. Lo que se puede decir, por el momento, es que las simetrías
constructos sociales no pueden sino recurrir a lo que hay materialmente y
vitalmente como simetrías físicas y biológicas para elaborar, construir y edificar
sus simetrías institucionales. La hipótesis que se puede sugerir, siguiendo las
interpretaciones que ya expusimos en relación al biopoder[34], es que la simetría
constructo social institucionalizada es ya una restricción de las simetrías vitales.
Los revolucionarios están demás porque no se necesita deconstruir nada, ni demoler nada,
ni destruir el Estado. Se necesita de funcionarios leales, de una burocracia rutinaria y
confiable; en lo que respecta a la defensa de la “revolución” en el poder, no se necesitan
revolucionarios sino policías, que obedezcan ordenes, que repriman y vigilen a toda
organización, colectivo, movimiento e individuos sospechosos. Esta es una de las razones
por las que los revolucionarios desaparecen del Estado “revolucionario”; este almatroste
se llena de antiguos funcionarios civiles y policiales, también militares. Al haber
pertenecido a la maquinaria del Estado, saben hacerlo funcionar; al haber participado en
la vigilancia y la mantención del orden, el haber incursionado en acciones punitivas contra
movimientos sociales, les da el curriculum vitae para cumplir funciones en el nuevo Estado.
En lo que respecta a los movimientos sociales, a la sociedad insurgente, son, poco a poco
retirados, pues tampoco se requiere de ellos; ahora es su gobierno el que gobierna, ahora
es su Estado el régimen político. Poco a poco la composición del sujeto social cambia; los
insurrectos son aislados; en vez de ellos se incorporan gente que siempre, en todo
gobierno, sea del color que sea, apoya al poder. Son los fieles creyentes del poder. No es
extraño, que perfiles sociales que apoyaron a las dictaduras militares, después a los
gobiernos neoliberales, aparezcan, de nuevo, apoyando al “gobierno revolucionario” y al
nuevo Estado. De estos escenarios políticos conquistados han desaparecido los
revolucionarios y la sociedad insurrecta.
Dadas estas circunstancias, que pueden ser calificadas como las del eterno retorno del
Estado y de las órbitas del círculo vicioso del poder, no debería sorprender que los
voceros del “gobierno progresista” se desgañiten culpando a la “conspiración” de la
“derecha” y del “imperialismo” de los fracasos sociales, económicos y políticos del
“gobierno revolucionario”. Tampoco debería sorprendernos que los gobernantes, que se
consideran “revolucionarios”, por lo menos lo dicen a voz en cuello, empleen los mismos
procedimientos políticos y policiales que los gobiernos que señalan como enemigos del
pueblo y de la nación. De la misma manera, no debería sorprender que los voceros
gubernamentales sean declarados defensores del progreso, del desarrollo y de la
modernidad, como lo eran antes los gobiernos neoliberales; antes, los gobiernos
nacionalistas y anteriormente los gobiernos liberales. Es esto lo que comparten todos
estos gobiernos; comenzando por el “gobierno progresista”, siguiendo con los gobiernos
neoliberales, continuando con los gobiernos nacionalistas y los gobiernos liberales.
Comparten el mismo paradigma histórico, linealista y evolucionista, aunque se distingan
sus menudas interpretaciones y en sus discursos.
3. Aparecen primero formas aisladas de economía política, que solo muestran también
su proyección Por ejemplo, la economía política religiosa, que separa espíritu del
cuerpo, valorizando el espíritu y descalificando el cuerpo; mostrando su proyección
salvadora de los espíritus, presos por cuerpos pecadores. Poco a poco va armándose
la economía política patriarcal, que otorga el símbolo de la unidad familiar, comunal
y social, al patriarca; separando este símbolo paternal de las concretas y efectivas
dinámicas familiares, comunales y sociales; separando el símbolo patriarcal de la
pluralidad familiar, comunal y social. La unidad abstracta se opone a la dispersión
concreta. El símbolo, que corresponde a la simbolización del concepto filosófico de
unidad, se convierte en símbolo sagrado, pues repite en la finitud mortal la unidad
cósmica o de la creación, que es Dios, el concepto supremo teológico. Sin embargo,
la economía política patriarcal va a tardar en conformarse; se requiere resolver
otros problemas concomitantes. Es con la emergencia del capitalismo que la
economía política patriarcal termina de conformarse y de consolidarse.
Solo citando estas cuatro economías políticas, que se dieron como acontecimientos
históricos, se observa que no solo se benefician mutuamente, sino que se articulan y se
integran, constituyéndose en el substrato histórico-social-cultural-económico-político de
lo que va a ser el sistema-mundo capitalista.
5. La economía política colonial tiene una relación estrecha con la economía política de
género y la economía política patriarcal. Al coaligarse estas economías políticas no
solamente se descalifica al hombre de color sino también se lo feminiza, haciendo
del hombre blanco el ideal masculino. El colonizador se presenta como el padre
civilizador, el padre educador, que, en la figura concreta de la colonización
española, es, primero, el encomendero.
6. Se puede hablar de la economía política del Estado, que separa Estado de sociedad;
valorizando el Estado como sociedad política, síntesis de la sociedad, a la que se la
presenta como pluralidad Otra vez, lo abstracto es valorizado, desvalorizándose lo
concreto, la sociedad, la que efectivamente construye el Estado, lo edifica y lo
reproduce todos los días. El fetichismo estatal es parte de los fetichismos
institucionales, que separan institución de las relaciones, prácticas, circulaciones,
concretas y múltiples, que realizan los individuos, los grupos, los colectivos, dando
vida a este vampiro, que, en verdad, no existe, el Estado, salvo en la ideología.
8. Antes dijimos que el Estado es la otra cara del Capital. Seguimos compartiendo
esta tesis; sin embargo, es más complejo que eso. El Estado es la otra cara de
todas las formas de dominación, que adquieren, como el Capital, un nombre propio.
En este sentido es iluso, como dijimos, pretender liberarse de la explotación del
capital recurriendo a su otra cara, el Estado. De la misma manera, es iluso
pretender emanciparse y liberarse de las otras formas de dominación recurriendo
al Estado. La otra cara de todas las dominaciones no puede abolir las mismas, pues
si lo hiciera, desaparecería el Estado.
9. Las revoluciones socialistas fueron, por parte de las multitudes, del proletariado,
los campesinos y lo nacional-popular, durante el siglo XX, las apuestas heroicas por
transformar el mundo de las dominaciones polimorfas. Mundo concebido, en ese
entonces, desde la restrictiva figura estructural del modo de producción
capitalista. Empero, también fueron las apuestas políticas ilusorias de las llamadas
vanguardias; que confiaron y creyeron con que al hacerse cargo del Estado, esta
ocupación, incluso su destrucción parcial, acompañada por la reconstrucción de otro
Estado, coadyuvaría a la transición al socialismo. Las revoluciones socialistas
nacieron con su derrota casada, al recurrir al Estado; el querer o buscar adecuarlo
como dictadura del proletariado, no arregla la situación. La dictadura del
proletariado es un concepto teórico político, construido en el marco del
esquematismo dualista; a la dictadura de la burguesía se le opone la dictadura del
proletariado. Estos son ejercicios teóricos; que no tienen incidencia en la realidad,
sinónimo de complejidad, pues el Estado no responde a la lógica sino al juego
complejo de los múltiples planos y espesores de intensidad de la realidad
integrados.
10. Los “gobiernos progresistas” del siglo XXI son reformistas; están lejos de las
pretensiones transformadoras de las revoluciones socialistas del siglo XX. Se
reconoce en ellos no solamente el apoyo popular, que entrega sus expectativas a
estos gobiernos, sino el haber emergido de movilizaciones populares. Este es el
contenido histórico-político de partida; empero, la partida no define los procesos
de cambio. El proceso político se encuentra dinamizado por distintos campos de
fuerza, en los distintos planos de intensidad que abarca; las distintas correlaciones
de fuerzas, en estos campos de fuerzas, dan direccionalidad al proceso, de acuerdo
a las resultantes de las fuerzas concurrentes encontradas. Los gobiernos
reformistas se encuentran más expuestos a las contingencias políticas, en los
escenarios definidos por el Estado-nación heredado; ni siquiera transformado,
como en el caso de las revoluciones socialistas. En estas circunstancias y
condicionamientos de la arquitectura estatal, no debería sorprender la llegada, más
temprano o más tarde, de la crisis múltiple del Estado-nación; mostrando los
límites infranqueables, en el intervalo del margen de maniobra aceptable. Los
populistas están condenados a administrar la crisis múltiple del Estado, así como
también los neoliberales; solo que lo hacen de distinta manera, con distintos
discurso, distintas ideologías y distintos procedimientos. Empero, ambos, como
dice Víctor Álvarez, administran la economía extractivista y el Estado rentista a su
modo, en los Estado-nación subalternos donde se dieron lugar los “gobiernos
progresistas”.
11. Otra condición de imposibilidad histórica, que expone más a los “gobiernos
progresistas” y los hace más vulnerables, es lo que denominamos el
conservadurismo acumulado de los “gobiernos progresistas”. A diferencia de los
gobiernos de los Estado socialistas, que, por lo menos, en el primer periodo,
despejaron conservadurismo ideológicos y culturales, ateridos en los imaginarios
sociales, mas bien, reúnen todos los conservadurismos ideológicos heredados ; los
mezclan, y pretenden convertir este coctel saturado en dispositivo barroco del
cambio. Lo que a todas luces es una pretensión estrambótica. El simbolismo
patriarcal es retomado en la figura crepuscular del caudillo; la proclama y
convocatoria revolucionaria es convertida en una convocatoria mesiánica; el
vanguardismo es reducido a la autoridad de un estamento de oficiales políticos, que
tienen el mando de soldados, no de revolucionarios, que entre sus atributos se
encuentra la crítica; la política económica soberana hacia la independencia es
reducida a la expansión calamitosa del modelo extractivista colonial del capitalismo
dependiente; lo que podía haber sido, por lo menos, una figura modesta de Estado
en transición es circunscrita a una versión compulsiva del Estado rentista.
Centros
La primera república moderna, la república que fundan las trece provincias de la Unión,
después de haber ganado la guerra anticolonial contra el Imperio británico – que es el
antecedente de revolución política de la revolución francesa; que es revolución política y
revolución social –, inicia su historia liberal expandiéndose hacia el Oeste. Atravesando y
conquistando los territorios de las naciones y pueblos indígenas, para después hacerlo con
los territorios de México. ¿Por qué, de entrada, la flamante primera república moderna, la
primera democracia institucional moderna, que cuenta con una Constitución
harringtoniana, que después va a ser disminuida a la interpretación más conservadora
jeffersoniana, desencadena la guerra contra las naciones y pueblos indígenas? No se trata
de buscar en respuestas conocidas; tanto economicistas como evolucionistas, tampoco
políticas e ideológicas; se trata de comprender, para decirlo de una vez, la compulsión por
la expansión y la conquista; que es como el impulso de poder de los imperios, recordando a
los imperios antiguos, sin hablar todavía de imperialismo.
Tal parece que no, si no se sale del circulo vicioso del poder y de sus distintas órbitas
históricas. Lo que no quiere decir que la democracia institucionalizada, la democracia
liberal, no sea, si se quiere, para decirlo fácilmente, un avance notorio y trascendente; en
comparación con las formas del ejercicio de poder antiguas; sobre todo, las que
corresponden a las genealogías de los imperios. Lo que importa es comprender, cómo eso
que llamamos pasado, sin todavía entrar en la perspectiva de la simultaneidad dinámica,
ejerce no solo su influencia en el presente, en los presentes que corresponden a la
historia, sino que se comporta como ineludible condicionamiento de posibilidades . Ocurre
como se diera un eterno retorno al poder como dominación.
Colonos y británicos entraron en conflicto durante dos décadas sucesivas, que se dan
entre 1760 y 1770; el conflicto desató la Guerra de la independencia; guerra que abarcó
los años que se dan entre 1775 y 1781. El 14 de junio de 1775, el Congreso Continental,
reunido en Filadelfia, estableció un Ejército Continental bajo el comando de George
Washington. En el acto se proclamó que todos los hombres nacen iguales y dotados de
derechos inalienables. El Congreso aprobó la Declaración de Independencia, cuyo
antecedente filosófico es inspirado en The Commonwealth of Oceana de James
Harrington[40]; redactada, en gran parte, por Thomas Jefferson, y presentada el 4 de
julio de 1776. En 1777, los artículos de la Confederación configuraron un gobierno
confederado todavía frágil; forma de gobierno que se mantuvo hasta 1789. Una vez
derrotado el ejército británico por el Ejército Continental, asistido por el apoyo militar
francés y español, la corona de Gran Bretaña reconoció la independencia y soberanía de la
República, cuya soberanía radicaba sobre el territorio al este del río Misisipi. Después de
la independencia, se conformó una Convención Constitucional en 1787; con la Convención se
buscaba edificar un Estado-nación sólido. La Constitución de los Estados Unidos fue
ratificada en 1788; en este contexto jurídico-político, un año más tarde, George
Washington se ungió como el primer presidente de la flamante República.
La Carta de Derechos fue asumida en 1791, donde se prohibía la restricción federal de los
derechos humanos, además de garantizar su cumplimiento. Respecto a los problemas
jurídicos, políticos, económicos y sociales heredados, la República se vio urgida a
responder y buscar solucionarlos. Por ejemplo, el comportamiento liberal respecto a la
esclavitud fue variante; en principio, inconsecuente con la ideología liberal. Una cláusula
en la Constitución protegió el comercio de esclavos hasta 1808. Geográficamente también
se manifestaron las diferencias en las conductas políticas; los estados del Norte
abolieron la esclavitud; lo hicieron dilatando el efecto jurídico entre 1780 y 1804; en
cambio, los estados del Sur, esclavistas, fueron defensores de la “institución peculiar” del
esclavismo; paradójicamente, en el seno de la misma República. Durante el llamado
“Segundo Gran Despertar”, que se dio lugar al comienzo del siglo XIX, las iglesias
evangélicas se convirtieron en promotoras de los movimientos reformistas de la época,
incluyendo el abolicionismo.
Se puede decir que este nacimiento del nuevo capitalismo, cuyas condiciones de
posibilidad históricas y económicas son distintas a las de Europa, pues se trata, si nos
dejan repetir lo que ya dijimos[41], de otro capitalismo, dio lugar no solamente a una
expansión geográfica, que termina conectando económicamente los dos océanos, el
Atlántico y el Pacifico, sino también a la apertura de la caja de pandora. Se multiplicaron
los conflictos; entre ellos, también los que se puede considerar de orden interno a la
República. Las contradicciones entre estados pro–esclavistas y los estados abolicionistas,
sumándose a las discrepancias en lo que respecta a las relaciones entre los estados y el
gobierno federal, avivaron contiendas suscitadas por la propagación de la esclavitud. En
este contexto histórico dramático, aunque también vertiginoso e inaugural, Abraham
Lincoln, candidato del partido republicano, conocido como declarado abolicionista, se
convirtió en el presidente electo en 1860. Sin embargo, antes de asumir formalmente la
presidencia, los siete estados esclavistas se declararon en secesión de la Unión;
estableciendo los Estados Confederados de América. El gobierno federal determinó que
la secesión es ilegal. La respuesta de los Estados Confederados fue la guerra; se dio lugar
el ataque a Fort Sumter, por parte de los secesionistas, desbocándose la guerra civil. La
guerra la ganó el Norte contra el Sur, los estados abolicionistas contra los estados
esclavistas, la Unión contra la Confederación. Contando con la victoria bélica, la Unión, en
1865, agregó tres enmiendas a la Constitución; con el objeto de garantizar la libertad de
cuatro millones de afroamericanos, convirtiéndolos en ciudadanos de la República,
otorgándoles el derecho de voto.
Si bien la Unión ganó la guerra civil, no pudo administrar, como corresponde, todos los
territorios que abarca su soberanía; en la práctica, los estados del Sur impusieron una
política segregacionista. Las llamadas leyes de Jim Crow comienzan a aplicarse desde
1876; se trata de una política de apartheid; política que se mantuvo hasta 1965[42].
Se puede decir, interpretando, que hasta la primera guerra mundial, esta incumbencia
mundial de la República se encontraba oculta a la vista de una mirada, si se quiere,
eurocéntrica. Son la primera y segunda guerra mundial las que catapultan, por así decirlo,
a Estados Unidos de Norte América a la condición, ya visible, no solo de potencia mundial
sino de hiper-potencia mundial; al finalizar la segunda guerra mundial, compartiendo esta
condición con la Unión Soviética. Como dijimos en otros escritos, lo que hay que investigar
no es la generalización, sino, mas bien, la excepcionalidad[43]. En el caso de Estados
Unidos de Norte América, es una excepción, en lo que respecta a lo que pasa como
generalidad con el resto de las colonias europeas. No solamente sobresale en relación a la
potencias europeas, sino que las sobrepasa, transformando las estructuras mismas del
sistema-mundo, aunque también experimentando estas mismas transformaciones, no
necesariamente, si se quiere, consciente de lo que pasa.
Se da una bonanza económica en la década de los veinte; empero, que encuentra su otra
cara en la crisis de fines de la década, llamada gran depresión. Lo que muestra que los
ciclos del capitalismo tienen etapas de ascenso y etapas de descenso, como lo
esquematiza Nikolái Kondrátiev, sino también y sobre todo, crisis de sobreproducción,
que vienen acompañadas por crisis depresivas.
Con la victoria de los aliados sobre la Alemania nazi, en 1945, se convocó a una
conferencia internacional, oficiada en San Francisco, donde se acordó la redacción de la
Carta de las Naciones Unidas. Un poco más tarde, el 2 de septiembre, Japón se rindió,
culminando con esto la segunda guerra mundial. Lo que apresuró la rendición de Japón fue
la utilización de la bomba nuclear en dos ciudades, Hiroshima y Nagasaki, en agosto de ese
mismo año.
Lo que viene después es como la fase del espectáculo, como asentada en las arenas
movedizas de lo que ya viene a ser una crisis económica continua. En la década de los
setenta no solamente se vuelve hacer evidente la crisis de sobreproducción, crisis que
desata el modo de producción capitalista y también lo que podríamos llamar el modo de
competencia; la guerra de todos contra todos, entre los competidores. Sino que estos
modos de producción y de competencia llevan, de manera inherente, al capitalismo, el
desborde de la producción desordenada, caracterizada por la incoordinación de los
productores empresariales; el desborde de la compulsión tecnológica, absurdamente
utilizada en la competencia desenfrenada. Lo que ocasiona la crisis de sobreproducción, es
decir, dicho en términos ilustrativos, la acumulación de stocks que no se pueden vender.
Por ejemplo, en este contexto económico mundial, la administración de Jimmy Carter
estuvo afectada por la estanflación. También se puede hablar, como en paralelo, de una
crisis política intermitente.
Se puede hablar, entonces, del ciclo largo de la crisis de sobreproducción, que data de la
década de los setenta, y se alarga hasta el presente. De todas maneras, en este ciclo
largo de la crisis de sobreproducción, diferida administrativamente, mediante
manipulaciones financieras, las mismas que se convierten en crisis financieras
intermitentes, se da lo que se puede llamar ciclos cortos de relativa prosperidad. Por
ejemplo, podemos señalar a la larga expansión económica, dada desde marzo de 1991
hasta marzo de 2001.
En el nuevo lapso de recesión económica, que se manifiesta después de 2001, aunque cada
recesión tenga su peculiaridad, también su duración, vuelven a aparecer las figuras
contrastadas, pero, también imbricadas, de fases ascendentes y fases descendentes de
los ciclos medios del capitalismo; así como, en el trasfondo y en el substrato de estos
procesos, la crisis persistente de sobreproducción. Si recurriéramos a una tesis racional,
diríamos que la única manera de salir de la crisis de sobreproducción, la madre de todas
las crisis del capitalismo, por lo menos, en el ciclo del capitalismo de la hegemonía
norteamericana, es la coordinación de las burguesías nacionales e internacionales; de tal
manera, que puedan acordar cuotas de producción. Pero, esto, esta actitud racional o esta
solución racional, parece que no la van adoptar nuca las burguesías, que parecen atrapadas
en la compulsión de la competencia desbocada y tanática.
Parece que es, en este contexto problemático, desde donde podemos analizar, con alguna
coherencia, las dinámicas inherentes a las elecciones de 2016 de lo que una vez fue la
República. Que después fue señalada por los pueblos como imperialismo, así como por los
proyectos socialistas; que fue redefinida por lucidos teóricos críticos, como Negri y
Hardt, como gendarme del imperio; pero, que ahora, en esta coyuntura incierta no sabe lo
que es.
Una anticipación a las conclusiones
Preguntas:
2. ¿Es vano atender a la diatriba entre candidatos, que pretenden ser, o se esfuerzan
por serlo, diametralmente opuestos, cuando lo que importa es lo que se juega, no en
el discurso de los candidatos, sino el espesor histórico de lo no-resuelto?
4. ¿No es conveniente, mas bien, resolver todos los problemas pendientes, despojarse
de las cargas del pasado, que no es lo mismo que decir despojarse del pasado? Para
habilitarse libre y espontáneamente a participar en mundos alternativos, sugeridos
por la potencia de la vida.
El embrollo de las elecciones
Ciertamente, no solo la concepción del mundo de Donald Trump es elemental, sino también
su concepción política e ideológica; en comparación con lo que sucede con Hilary Clinton.
Sin embargo, no hay que olvidar que sería ingenuo, sobre todo, ahora, en la historia
política reciente, que los presidentes no gobiernan, no deciden, en pleno sentido de la
palabra; aunque puedan darle un estilo propio a las expresiones políticas. En sistemas
democráticos formales, de larga data, consolidados institucionalmente, más aún,
correspondiendo a la hiper-potencia mundial, la gubernamentalidad concurre, mas bien,
como inercia; recurrencia repetitiva de los engranajes de maquinarias de poder
consolidadas. Es difícil que se pueda esperar cambios trascendentes en cualquiera de los
gobiernos, que conformen ya sea los demócratas o los republicanos.
A la vuelta de la esquina de las elecciones, los dos candidatos se hallan, según las
encuestas, “técnicamente empatados”; llevando una ventaja aritmética Hilary Clinton no
solamente de menos del 2%, según alguna encuesta, un poco más del 2%, según otra
encuesta, sino la que le otorga el prorrateo electoral, el contar con más votos en el
Colegio Electoral.
Se puede decir, que las campañas electorales encontradas, se orientan por un cuadro ya
establecido por los comportamientos electorales pasados. Como referencia constatada,
se encuentran los estados tradicionalmente demócratas, como Massachusetts o
California; así como, en contraste, los estados tradicionalmente republicanos, como
Nebraska y Alaska. Como referencia de incertidumbre electoral, están diez estados,
cuyos comportamientos electorales han sido, mas bien, variables; estos estados son
denominados como swing states, que connota la figura de bisagra. En esta situación
electoral de los inmediatos comicios, las estrategias y tácticas electorales se concentran
en éstos estados bisagra; sobre todo, en aquéllos que contienen más población, es decir,
más votos para el Colegio Electoral.
Según los datos de las encuestas procesadas por Real Clear Politics, Nevada, Colorado,
Arizona, Iowa, Ohio, Carolina del Norte y Florida, son los estados donde todavía hay
incertidumbre respecto a la inclinación del voto. Sin embargo, en lo que respecta al peso
del voto en el Colegio Electoral, no son equivalentes. Revisando la localización de las
campañas electorales, demócratas y republicanos se han como localizado en algunos
estratégicos estados bisagra; uno de ellos es la Florida, que corresponde a un swing
states, que cuenta con 29 electores en el Colegio electoral. Recordando comicios pasados,
las elecciones del 2000, en Florida se hicieron evidentes los problemas inherentes del
sistema representativo y delegativo de este singular procedimiento de prorrateo del voto
popular. Problemas relativos al recuento de votos, que otorgaron la victoria a George W.
Bush, que contaba con más electores en el Colegio Electoral, en lugar de a su oponente
demócrata, Al Gore, que contaba con más votos acumulados.
Otro estado bisagra disputado es Ohio, que cuenta con 18 electores, así como Carolina del
Norte, que cuenta con 15 electores. Al respecto, en Ohio, los resultados de las encuestas
han venido variando. Se dice que la abigarrada composición demográfica del estado, como
que resume, de alguna manera, la estructura electoral, segura y contingente, de las
inclinaciones del voto de los ciudadanos estadounidenses. Por ejemplo, en Carolina del
Norte la votación ciudadana esta, prácticamente, empatada; un 47% del electorado se
inclina por Hilary Clinton y un 47% lo hace por Donald Trump. Los esfuerzos de los
candidatos se encaminan a convencer al 6% de los indecisos[45].
En resumen, en todos los estados, excepto Maine y Nebraska, el ganador del voto popular
en el estado gana todos los votos electorales del estado. Los estados mencionados utilizan
el “método de distrito del Congreso”, en el que el ganador del estado recibe dos votos
electorales y los candidatos reciben votos electorales adicionales para cada distrito del
que ganan. En las recientes campañas electorales, los partidos en competencia han
centrado sus esfuerzos en un número relativamente pequeño de estados competitivos. En
el cuadro electoral, se puede decir que estados claves son Nevada, Colorado, Iowa,
Wisconsin, Michigan, Ohio, Pennsylvania, Nuevo Hampschire, Virginia, Carolina del Norte,
Minnesota, y la Florida. De acuerdo a las opciones o probabilidades, demócratas y
republicanos, orientan sus esfuerzos de campaña en otros grupos de estados. Los
demócratas, incluyen el segundo distrito del Congreso de Nebraska, Missouri, Indiana,
Montana, Arizona y Georgia. Mientras tanto, los republicanos orientan sus esfuerzos al
segundo distrito de Maine, Oregón y Nuevo México[46].
Consideraciones sobre la crisis de la democracia institucional
5. La crisis estructural e institucional de la democracia liberal tiene que ver con una
contradicción, por así decirlo, de principio o de nacimiento. Nace como política
restringida y como democracia usurpada, pues, como dijimos, la política moderna ya
no es política, al separar ética de política; la democracia formal no es democracia
sino simulación, al usurpar el autogobierno del pueblo y transferirlo al gobierno de
los representantes y delegados.
6. Esta crisis estructural, congénita, ha sido congelada, durante la historia política de
la modernidad, con el funcionamiento sistémico y sistemático del Estado-nación, en
su forma republicana. Lo que quiere decir que se han podido, resolver los problemas
políticos en los límites del paradigma político, mientras estos problemas eran
manejables institucionalmente e ideológicamente. Sin embargo, cuando la
intensidad, extensidad y cualidad de los problemas desbordan el alcance
instrumental e ideológico de la democracia liberal, se hace manifiesta la inutilidad
del sistema representativo y delegativo de la democracia formal.
7. La primera república moderna, los Estados Unidos de Norte América, que ha sido el
referente de los movimientos independentistas, así como la revolución francesa,
que ha logrado consolidar el Estado-nación federal, con todas sus máquinas de
poder; en un país extenso, que se extiende desde sus orillas en el Atlántico hasta
sus orillas en el Pacífico, que ha sorteado los desafíos de la guerra de secesión, de
las guerras mundiales, de la interpelación socialista, ha llegado a sus límites
históricos-jurídicos-políticos.
10. Ante esta escasez ideológica y política del liberalismo norteamericano, los
decursos políticos parecen encaminarse por el abandono a escenarios de
espectáculos, cada vez más banales y pobres. Una revisión de los debates de los
candidatos corroboran esta interpretación.
11. Las salidas no se encuentran en el sistema representativo y delegativo, en el
paradigma liberal, tampoco en el sistema-nacional político, así como tampoco en el
sistema-mundo político, en el orden mundial. Estas máquinas políticas han quedado
obsoletas ante la complejidad desbordada del mundo efectivo.
12. Ante esta obsolescencia política, son los pueblos del mundo los encomendados a
liberar la potencia social, su capacidad creativa e inventiva. Son los pueblos los que
pueden inventar otras formas institucionales, los que pueden consensuar sobre sus
usos; heurísticas políticas que sean capaces de resolver las problemáticas, desde la
perspectiva de la complejidad. Sobre todo, ante el requerimiento impostergable de
la gobernanza mundial de los pueblos, así como ante la necesaria y urgente tarea de
armonizar a las sociedades humanas con la multiplicidad de sociedades orgánicas de
la biodiversidad.
14. Son los pueblos del mundo los que tienen la potestad de crear mundos alternativos,
recurriendo a su capacidad alterativa, creativa e inventiva de la potencia social.
Corporeidades
Síntomas y significaciones del feminicidio
Hay que atender a las estadísticas de los feminicidios, que, como se los presenta, han
remontado cantidades asombrosas e inadmisibles. La pregunta es ¿a qué se debe? Una de
las respuestas comunes y difundidas es la que asocia el feminicidio con el machismo
desbordado, enloquecido, que busca su realización en la dominación depravada, que se
manifiesta en el homicidio de mujeres. Compartimos, en parte, esta interpretación;
empero, no logra explicar las cantidades expansivas de los feminicidios. ¿Es el depravado
o el psicótico la explicación de las regularidades estadísticas de los escalonados
feminicidios? Se puede hacer esta atribución parcial, que quizás corresponda a una parte,
que no es precisamente la proporción mayor, sino, más bien una de las menores. La
proporción mayor o las proporciones mayores tienen que ver no con estas inclinaciones
individualizadas, sino con circuitos y tráficos articulados a mercados clandestinos.
Así como hay un lado oscuro del poder[48], que se complementa con el lado luminoso del
poder – un lado que tiene que ver con las formas paralelas del poder no institucionales ,
que se complementa con el lado que tiene que ver con las formas institucionales del poder
–, también se puede decir que hay un lado oscuro del mercado, que se engrana con el lado
luminoso y visible del mercado. Estamos hablando no solo del tráfico de armas, del
narcotráfico, sino del tráfico de cuerpos; empero, de este tráfico llevado a extremos
crueles y sanguinarios. Resulta que ya asistimos al rapto de niñas y de adolescentes, para
satisfacer no solamente las ansias sexuales de millonarios, sino sus deseos más
exuberantes, donde se busca la satisfacción delirante en el descuartizamiento y la
muerte, después de la violación. Se ha montado toda una logística y organización para el
efecto del desenvolvimiento de este mercado oculto en las sombras de los recovecos de la
sociedad; aunque, de alguna manera, conocido o sospechado por la misma policía.
Como dijimos, el lado oscuro del poder no solamente ya atraviesa el lado luminoso del
poder. Las redes de las formas de poder no institucionales, clandestinas, no solamente
atraviesan a las mallas institucionales, sino que el lado oscuro controla al lado luminoso; se
lo ha tragado. Las formas paralelas del poder, no institucionales, controlan a las formas
institucionales del poder. De la misma manera, algo parecido ocurre en la relación
imbricada entre el lado oscuro del mercado y el lado luminoso del mercado. No podemos
decir, como en el caso del poder, de las relaciones imbricadas entre las formas de poder,
que el lado oscuro del mercado controla el lado luminoso del mercado, aunque podemos
conjeturar que lo atraviesa.
https://pradaraul.wordpress.com/2015/06/23/acontecimento-politico-i/.
https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/10/ideologia-juridico-politica-ii/.
[2] Ver Crítica de la Ideología. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/18/critica-de-
la-ideologia-i/. https://pradaraul.wordpress.com/?s=Cr%C3%ADtica+de+la+ideolog
%C3%ADa+II.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/humanidades-vulnerables-y-oikos-
despojado/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/el-lado-oscuro-del-poder/.
[7] Guido Gómez de Silva: Breve diccionario etimológico de la lengua española . Fondo de
Cultura Económica, El Colegio de México; México.
[8] Ver de Emile Durkheim: Las reglas del método sociológico. Fondo de Cultura
Económica 2001; México.
[9] George Sorel: Reflexiones sobre la violencia. Alianza Editorial 1976; Madrid.
[10] Claude Levi-Strauss: Mitológicas, cuatro tomos. Siglo XXI; 1976; México.
[12] Ver de Raúl Prada Alcoreza La colonialidad como malla del sistema-mundo capitalista.
Horizontes nómadas, Bolpress, 2012; La Paz.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/encrucijadas-historico-politicas/.
http://www.notiminuto.com/noticia/lo-que-en-venezuela-puede-pasar-escenarios-ante-la-
crisis/.
[15] Ibídem.
[18] Ver “Hay más fortalezas en la economía que debilidades”: la visión sobre Venezuela
del español Alfredo Serrano, el “Jesucristo de la Economía” según Nicolás Maduro.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37547579.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-de-la-economia-politica-
generalizada/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/clausura-del-horizonte-moderno/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/diseminaciones/.
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http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/subalternidad-y-maquinas-del-sistema-
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La decadencia. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-decadencia/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/el-mundo-como-espectaculo/.
[33] Bibliografía: Robert M. Wald: General relativity, Chicago University Press. Sánchez
Bautista F., Sánchez Hernández S. Laura Texto y Prácticas de diseño, 2011. Ver
Wikipedia, Enciclopedia Libre: https://es.wikipedia.org/w/index.php?
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http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/diagrama-de-poder-de-la-corrupcion1/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/consideraciones-sobre-el-diagrama-de-
poder-de-la-corrupcion/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/critica-de-la-economia-politica-
generalizada/.
[38] Revisar de Antonio Negri El Poder Constituyente. Ensayo sobre las alternativas de la
modernidad. Madrid 1994, Prodhufi. En el libro se analiza la diferencia entre la revolución
política, de la independencia norteamericana, y la revolución social, relativa a la revolución
francesa.
[39] Ver Crisis de la república. Taurus; 1998. También ¿Qué es la política? El libro
armado sale a luz en 1993 bajo el título en alemán Was ist Politik? Revisar de Hannah
Arebdt Qu’est-ce que la politique? Seuil; París 1995.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/clausura-del-horizonte-moderno/.
[42] Bibliografía: Biddle, Julian (2001). What Was Hot!: Five Decades of Pop Culture in
America (en inglés). Nueva York: Citadel. Blackburn, Robin (1998). The Making of New
World Slavery: From the Baroque to the Modern, 1492–1800 (en inglés). Londres:
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En Daniel Lederman y William Maloney. Natural Resources: Neither Curse Nor
Destiny (en inglés). World Bank Press. Ver Enciclopedia Libre: Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Unidos.
[43] Ver Clausura del horizonte moderno. También La isla que contiene al continente.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/clausura-del-horizonte-moderno/.
https://pradaraul.wordpress.com/2016/01/01/la-isla-que-contiene-al-continente/.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/mas-alla-del-amigo-y-enemigo/.
[45] Ver Elecciones Estados Unidos: estos son los estados que decidirán el próximo
presidente. La Vanguardia.
http://www.lavanguardia.com/internacional/20161103/411518222051/elecciones-estados-
unidos-estados-clave-bisagra-swing-states.html.
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/el-lado-oscuro-del-poder/.