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TEMA 5: LA OBRA POÉTICA DE ANTONIO MACHADO Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Cuando se habla de poesía española de principios de siglo, inevitablemente


debemos situarnos en el contexto histórico de la crisis de fin del XIX y del Modernismo.
Con la crisis del 98 una ola de desencanto se había extendido en todos los
modos de vida burguesa, por lo que el nuevo arte y la nueva cultura trataban de
alzarse sobre las corrientes irracionalistas y sentimentales que fueron propias del
Romanticismo. De esta y otras fuentes nace el Modernismo como movimiento literario y
Rubén Darío como poeta modernista por excelencia de la lengua española.
Machado supone en cierto modo la continuidad del Romanticismo, contagiado al
tiempo por el Modernismo, aunque evitando sus excesos de superficialidad.

ANTONIO MACHADO (1875-1939). (ver páginas 274-277 del libro de texto)

1.- BIOGRAFÍA
Nació en Sevilla y se traslada con ocho años a Madrid, donde se educa en la
Institución Libre de Enseñanza. En 1907 obtiene la cátedra de francés en Soria, aquí se
casa con Leonor y permanece hasta la muerte de esta en 1912. Posteriormente se
traslada a Baeza, Segovia y Madrid. Se enamora de Pilar Valderrama, la Guiomar de
sus versos. Perteneció a la Real Academia Española. De ideología republicana y
progresista, en 1939 se exilia en Francia, concretamente en Colliure y allí muere ese
mismo año.
Vivió una juventud bastante ociosa, en la que frecuentaba las tertulias, cafés,
teatros y ambientes bohemios típicos de la época y donde tuvo ocasión de contactar
con las figuras más destacadas del momento: J.R. Jiménez, Rubén Darío... En 1899, al
año siguiente del fatídico “desastre”, marcha con su hermano Manuel a París donde
trabaja en la editorial Garnier; allí conoce a O. Wilde. Un año después vuelve a
España, y a finales de 1902 publica su primer libro de poesía, Soledades. A partir de
entonces proliferan sus colaboraciones en revistas o prensa.
Se identificó con el austero espíritu castellano por su carácter humilde, austero,
ensimismado, de sobria y honda sensibilidad.
Antonio Machado consideraba que la poesía era “la palabra esencial en el
tiempo”. Comienza su obra poética con el Modernismo, influenciado por el Simbolismo
y por la poesía romántica e intimista de Bécquer y Rosalía, pero pronto se propuso una
depuración estilística que le lleva a la sobriedad formal y a la densidad conceptual,
alejada ya del Modernismo, con una perspectiva crítica ante el problema de España.
Escribió Machado una recopilación de artículos ensayísticos, Juan de Mairena, sin
embargo, destacó por su brillante obra poética:

2.- PRODUCCIÓN LITERARIA


En su obra trata de captar la esencia de las cosas a la vez que su fluir temporal.
“La poesía es diálogo del hombre con su tiempo”. Además aborda el tema del sueño
como forma de conocimiento y el amor donde la mujer es criatura etérea. Depura
constantemente el lenguaje poético hasta lograr la sobriedad.
Métricamente se inclina por el uso de la silva-romance y pasará de la asonancia en la
primera obra a la rima consonante.
Machado superó la tradición poética mediante los procedimientos simbolistas y
creó una poesía de intensa emoción y gran introspección. Su obra se suele clasificar
en tres etapas:
1- La primera va de 1899 a 1907, de claro intimismo, en la que se conforma su
personalidad literaria, y que produce como obra principal Soledades, galerías y
otros poemas.
2- La segunda, de 1907 a 1917, caracterizada por el castellanismo, cuando
produce Campos de Castilla.
3- La tercera va de 1917 a 1926, en la que predomina la poesía de corte filosófico
y también folclórico y popular, representada por Nuevas canciones y De un
cancionero apócrifo (escrito principalmente en prosa, pero que se puede
considerar una continuación de la lírica)
Estas etapas están marcadas por una evolución desde el individualismo hacia la
solidaridad. Parte del subjetivismo intimista y busca, por caminos distintos, establecer
un diálogo con la realidad y con el prójimo.

Soledades, galerías y otros poemas (1907)


En 1903 se publica Soledades que amplía su título en 1907, pero de la que se
han eliminado varias composiciones de acento parnasiano. Obra de un modernismo
intimista, cercano al romanticismo sentimental. Domina el tono melancólico y doliente,
la anécdota argumental es prácticamente inexistente y los temas que aparecen son:
el amor, el paso del tiempo, la soledad, la infancia perdida, los sueños. Como
resultado aparece la soledad, la angustia y la melancolía.
Aparecen motivos temáticos como la tarde, el agua, la noria, las galerías, los
caminos, el jardín, el crepúsculo, la tarde…que constituyen símbolos de realidades
profundas, de obsesiones íntimas. (Ej: el agua que brota es vida, si corre indica
fugacidad y si permanece quieta es la muerte). Toda esta cosmovisión machadiana
de la primera época se refleja en una serie de símbolos que constituyen un sistema
estructurado en el que se relacionan entre sí hasta configurar un mensaje global:

TARDE: es el espacio temporal preferido. Símbolo de declive, del decaimiento.


HUERTO: simboliza la ilusión, vista en el gozo y en el recuerdo infantil, lo que se sueña
y por lo que se vive.
GALERÍA: Camino introspectivo. Búsqueda por los caminos interiores del alma,
donde el poeta puede encontrarse consigo mismo.
CAMINO: relación entre el espacio y el tiempo. Expresa el curso de la vida.
AGUA: el simbolismo acuático se asocia sobre todo con el paso del tiempo. Es un
símbolo complejo que expresa la antítesis alegría/dolor. Se va transformando
progresivamente: fuente, manantial, lluvia, río, mar.
FUENTE: tiempo pasado que se va cargando de melancolía.
MANANTIAL: tiempo presente. Agua nueva que va llenando el alma de paz y
serenidad.
LLUVIA: connota el paso de las horas como monotonía del tiempo que fluye con
lentitud.
RÍO: Vida en el sentido de Heráclito.
MAR: comienza por ser una vivencia intimista, subjetiva: un mar triste con olas grises
que parecen envolver el alma. Pronto abandona este significado para enlazar con
el caminar.
NORIA: se contrapone a la fuente con una connotación de realidad presente
desolada que además enturbia el ensueño del agua del manantial.

El fluir del tiempo y la premonición de la muerte provoca angustia. El


sentimiento del paisaje es muy acusado: la realidad exterior queda impregnada del
estado emocional del poeta. Este dialoga y no obtiene respuesta.

Campos de Castilla (1912-1917)


Se publica poco antes de la muerte de Leonor. Aunque hay meditaciones
sobre lo eterno humano y sobre los enigmas del hombre y del mundo, dominan los
cuadros de paisajes y de gentes o las meditaciones sobre la realidad española.
Se atenúa el subjetivismo y la introspección y la realidad ocupa un primer plano. Hay
poemas muy diversos:
.El paisaje recogido con gran objetividad “Orillas del Duero”, “A un olmo seco” y
“Campos de Soria”, aunque proyecta sus propios sentimientos sobre aquellas tierras
pues selecciona lo más adusto, lo que sugiere soledad, fugacidad o muerte.
La preocupación patriótica le lleva a contrastar el pasado glorioso, su andrajoso
presente y su incierto futuro. Su actitud es crítica. “Por tierras de España”, “Del pasado
efímero”, “La tierra de Alvargonzález” (romance sobre la envidia y la codicia).
.La muerte de Leonor en “Palacio, buen amigo”.

Nuevas Canciones (1924)


Lejos de Soria, escribe estos poemillas breves de tema variado. Se acercan a lo
paradójico y al cantarcillo popular. El paisaje andaluz inspira estos poemas. Se vale de
unos poetas apócrifos: Abel Martín y Juan de Mairena para exponer sus ideas. Cada
uno tiene su propia personalidad y son distintas voces del propio Machado.
Entre los últimos poemas destacamos las “Canciones de Guiomar” y las
”Poesías de la guerra” ,entre las que destaca la elegía que dedica a Lorca (pág. 277)
Algo típico de esta etapa es el centenar de “proverbios y cantares”, que según
el autor responden a un esfuerzo por buscar la esencialidad, la reducción a “unas
pocas palabras verdaderas”. Con frecuencia lo lírico cede el puesto a lo conceptual,
son más “proverbios” que “cantares” o, como dijo Salinas, son “cantares de
pensador”.

Los temas de que tratan responden a las preocupaciones de Machado en ese


momento, por otra parte no del todo nuevas: el tiempo y su concepto de duración
permanente; su concepto de la poesía como comunicación, como fruto de la vida.
Encontramos además una parte de poesía amorosa, en la que expresa la concepción
de un amor incapaz de traspasar las barreras que le pone el otro. “Se canta lo que se
pierde”, escribe por estas fechas a Guiomar, pero parece que en este momento lo
que había perdido es la confianza en el propio poder del amor para vencer la
soledad. A este apartado pertenecen “Canciones a Guiomar”, testimonio de su nuevo
y tardío amor.
Hacia los años veinte el panorama de la lírica española se ha transformado,
han hecho aparición los movimientos de vanguardia, se aboga por un arte
deshumanizado, surge la Generación del 27..., y, aunque su figura sigue siendo
respetada, Machado mostrará su desacuerdo con la nueva estética a la que tacha
de “intelectualizada, fría, artificial y hermética”.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958)

1.- Biografía
Nació en Moguer (Huelva) y su entrega a la poesía fue temprana y total:
renunció a seguir estudios universitarios y marchó a Madrid para dedicarse a “luchar
por el Modernismo”. La muerte de su padre le produjo una intensa crisis, que le llevó a
ser internado en un sanatorio mental en Burdeos. Sigue su convalecencia en Madrid,
pero no supera su depresión, y en 1905 vuelve de nuevo a Moguer. Allí permanece
retirado durante seis meses y escribe Platero y yo. A instancias de numerosos amigos
vuelve a Madrid y se aloja en la Residencia de Estudiantes.
En 1916 se casa con Zenobia Camprubí y vive en Madrid, hasta que al
comenzar la guerra civil abandona España para residir en varios países americanos. En
1951 se instala definitivamente en Puerto Rico, gracias a la generosa acogida de la
Universidad. En 1956 le conceden el Premio Nobel. La noticia coincide con la muerte
de su esposa, la compañera y colaboradora insustituible del poeta. A los dos años
muere Juan Ramón. Sus restos descansan hoy en Moguer.
2.-Obra poética:
La creación de J.R. Jiménez ha recorrido un amplísimo trayecto que ha tenido
una influencia trascendental para la poesía española contemporánea. Su evolución
poética ha sido tan coherente que se puede hablar de una única voz que fue
transformando paulatinamente su registro a lo largo de los años. Encerrado en su
escritorio con su pasión, la poesía, descubría un motivo o una técnica que le parecía
afortunada y se dedicaba a crear sobre ello múltiples variaciones, siempre buscando
perfección y belleza.
El propio poeta expuso su trayectoria en el poema Eternidades (1918), de
donde se puede extraer la siguiente clasificación, entre otras posibles:

a)Época sensitiva (1898-1915): primeras poesías influidas por las tendencias literarias de
fin de siglo (esteticismo, decadentismo, simbolismo y modernismo). Preocupación por
la perfección formal y expresión de sentimientos melancólicos, propios de su carácter
solitario y ensoñador. Destacan sus obras Arias tristes y Jardines lejanos (donde se
manifiesta el conflicto erótico, el poeta asocia con el mal el atractivo vital que
representa el amor sexual, al que opone el valor absoluto de la virginidad; pero ésta al
alejarse de la vida, se convierte en esterilidad y muerte)

b) Época intelectual (1936-1948): poesía desnuda, plenitud creadora. El cambio viene


determinado por su matrimonio con Zenobia y su regreso a Madrid. El poeta necesita
ahora el “nombre exacto de las cosas”, la realidad no tiene exitencia autónoma, sino
que surge de la experiencia del yo con las cosas, es creación artística del yo
(Eternidades, Piedra y cielo).
La obra paradigmática de esta época es Diario de un poeta recién casado,
que se centra en una actitud contemplativa, que medita sobre el tiempo y la
eternidad, lo que le lleva a una poesía desnuda, desprovista de adornos y que
pretende captar la pureza de cada instante vivido. El marco del viaje real a Nueva
York para casarse con Zenobia le servirá para realizar un recorrido por su propia
conciencia. El mar es el eje vertebrador de la obra, que debe parte de su dinamismo
al uso del verso libre.
En ese momento es reconocido como maestro por los poetas más jóvenes,
especialmente por la Genenración del 27.
c) Últimos años: poesía esencial (1949-1958): poesía de la memoria y los recuerdos
nostálgicos. Homenaje a Zenobia. Juan Ramón busca en la conciencia el camino
hacia lo absoluto y celebra el hallazgo de su búsqueda. Su poesía se hace cada vez
más difícil de comprender y culmina con su libro Animal de fondo (1949). Es un
momento en que su actitud vital se acerca más al misticismo, a lo religioso y se siente
cada vez más fundido con la belleza natural, llevado de un cierto panteísmo, que le
proporciona la plenitud.
Además, cabe destacar que es autor de un inolvidable libro de prosa poética, Platero y yo.
Aunque esta obra ha sido considerada siempre para un público infantil, últimamente se entiende como una
crítica a la idea de progreso basada exclusivamente en lo material. El libro sugiere la necesidad de cultivar
la sensibilidad del pueblo, pero sin menoscabo de su espontaneidad. En cuanto su estilo, destacan sus
descripciones por lo sensibles y sugestivas. (pág. 263)

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