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noción en el artículo 1896 del Capítulo Cuarto, De la gestión de negocios; del Título
Primero, Fuentes de las obligaciones; de la Primera Parte, De las obligaciones en
general; del Libro Cuarto, De las obligaciones; del Código Civil para el Distrito Federal,
mismo que a la letra dispone:
“…Artículo 1896. El que sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga de un asunto
de otro, debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio…”.
Manuel Bejarano Sánchez define esta figura como “…la intromisión intencional de una
persona que carece de mandato y de obligación legal, en los asuntos de otra, con el
propósito altruista de evitarle daños o de producirle beneficios…”
Manuel Borja Soriano, citando a Rossel, comenta que “…La gestión de negocios
consiste en el hecho de que una persona (el gestor) administre voluntariamente el
negocio de otra persona (el dueño) sin mandato de parte de este último…”.
DERECHO ROMANO.
Los juristas franceses entre los cuales se encuentran exponentes tan destacados como
Bonnecase, Pothier y Capitant; desarrollaron una teoría del hecho jurídico, aceptada por
muchas legislaciones, incluida la nuestra, considerada el día de hoy como clásica y que,
sin embargo, poco a poco ha sido superada por la doctrina alemana, misma que se
aborda en el punto siguiente del presente análisis.
Toda vez que la teoría del hecho jurídico no es materia del presente estudio, me limitaré
a señalar esquemáticamente la división que la citada doctrina daba al hecho jurídico, lo
anterior para poder dar al lector un entendimiento completo sobre el punto de vista en
que la teoría francesa estudia a la Gestión de Negocios.
a) Acto Jurídico.
1. Unilateral.
i. Testamento.
2. Bilateral.
i. Convenios.
ii. Contratos.
b) Hecho Jurídico.
1. Del hombre.
i. Voluntario.
- Lícito.
- Ilícito.
ii. Involuntario.
- Lícito.
- Ilícito.
De la naturaleza.
La división toma como punto de partida el hecho jurídico en sentido amplio, al respecto
Rafael Rojina Villegas comenta que “…En sentido general la doctrina francesa habla de
hechos jurídicos, comprendiendo todos aquellos acontecimientos naturales o del
hombre que originan consecuencias de derechos…”; a partir de este punto la doctrina
divide al Hecho Jurídico latu sensu, en Acto Jurídico y Hecho Jurídico strictu sensu,
siendo este último el
que nos interesa, y que por definición es “…todo aquel acontecimiento natural o del
hombre generador de consecuencias de derecho, no obstante que cuando proviene de
un ser humano, no existe la intención de crear esas consecuencias…”
En efecto, la doctrina francesa considera que en el Hecho Jurídico en sentido estricto,
la voluntad de la persona existe, pero no se exterioriza en el sentido de crear
determinadas consecuencias de derecho, pudiendo incluso, la persona desconocer la
existencia de las mismas en su totalidad.
Ahora, la figura definida en el párrafo que antecede puede tener dos tipos de
manifestaciones, el Hecho Jurídico en sentido estricto del hombre y el de la naturaleza;
sobra decir que esta clasificación depende totalmente de la fuente que la genera.
DOCTRINA ALEMANA.
A) DEL GESTOR:
ii) Debe realizar su gestión como haría en el caso de que el negocio fuera propio, en
términos del derecho romano, como un buen Pater Familias.
iii) Debe avisar al dueño de la gestión tan pronto como sea posible, esperando su
decisión, a menos que cualquier tipo de demora implique un riesgo inminente para el
dueño.
iv) Si no fuere posible dar aviso al dueño, debe continuar con la gestión hasta la
conclusión del asunto.
B) DEL DUEÑO:
i) Cuando el asunto fue gestionado útilmente, debe cumplir con las obligaciones que el
gestor hubiere contraído a su nombre.
ii) Debe pagar los gastos que el gestor hubiere erogado con motivo de la gestión; sin
embargo para tal efecto se deben seguir ciertas reglas marcadas por la propia Ley.
a) Si la gestión fue útil, o bien, tuvo por objeto liberar al dueño de un deber impuesto
por interés público, deben pagarse todos los gastos necesarios que hayan sido
erogados por el gestor, con su correspondiente interés legal; y hasta la concurrencia de
los beneficios
No obstante lo expuesto en el punto que antecede, la gestión surte efectos aún contra
la voluntad del dueño, por lo que el mismo está obligado a pagar los gastos que se
hubieren generado, cuando la misma se realiza con objeto:
C) De pagar los gastos funerarios, y en este caso, la obligación de satisfacer los gastos
es a cargo de aquellos que hubieren tenido la obligación de proporcionar alimentos a la
persona de cuyo funeral se trata.
DIFERENCIAS CON EL MANDATO.
CONTENIDO DE LA GESTIÓN.
El artículo 1896 del Código Civil para el Distrito Federal, al dar una noción de la Gestión
de Negocios, utiliza la expresión “…se encarga de un asunto de otro…”; por su parte el
artículo 2546 del mismo ordenamiento, al definir el Contrato de Mandato, menciona que
“…ejecutar por cuenta del mandante los actos jurídicos…”.
En efecto, los alcances de lo que puedo hacer el gestor y el mandatario, son totalmente
incompatibles.
El Gestor tiene un panorama bastante amplio respecto a las acciones que puede llevar
a cabo para encargarse del o los asuntos ajenos, abarcando indistintamente hechos,
actos jurídicos e, incluso, negocios jurídicos.
Por su parte el Mandatario sólo puede ejecutar actos jurídicos. Además, y de la misma
lectura de los artículos citados, se desprende que el Gestor puede hacer cualquier cosa,
ya sea que esto implique la realización de un hecho, acto, sea éste jurídico o material,
o negocio jurídico, para proteger el asunto ajeno, siempre obrando conforme a los
intereses del dueño, históricamente, actuando como un buen pater familias. Lo anterior
implica que muy probablemente, a menos que la gestión se ratifique, el dueño jamás
pidió la consecución de las acciones llevadas a cabo por el Gestor, tal vez, jamás se
enteró de ella mientras se llevaba a cabo. Y en el contrato de Mandado, al ser éste un
acuerdo de voluntades, el mandatario sólo puede ejecutar los actos jurídicos que el
mandante le encargue sujetándose a las instrucciones recibidas.