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ANALISIS DE LAS DIFERENTES SENTENCIAS

EDUAR ESTEBAN PENAGOS MURILO


CODIGO: 1130617
Dirigido a:
Ingrid Parrado
Abogada de la Universidad Externado de Colombia
UNIVERSIDAD INCCA DE COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y DEL ESTADO
PROGRAMA DE DERECHO
SEDE FUSAGASUGA
FEBRERO/20/2018

SENTENCIA DE CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - SALA DE CASACIÓN PENAL


Nº 34466 DE 17 DE OCTUBRE DE 2012

1. CONTEXTO:
Ponente: Javier Zapata Ortiz
Fecha de Resolución: 17 de Octubre de 2012
Emisor: Sala de Casación Penal
Número de Proceso: 34466
Sentido del Fallo: NO CASA
Historial del Caso: Resuelve recurso contra sentencia de Tribunal Superior de Distrito Judicial de
Santa Rosa de Viterbo, Sala Única.
HECHOS
El 15 de marzo de 2005, G.G.T., conducía por el centro de la ciudad de Duitama (Boyacá), el
vehículo Renault 4 de placa JID 403 de propiedad de su patrón H.E.F., cuando en la calle 15 con
carrera 17, se cruzó el semáforo en rojo; por tal infracción, el policía de movilidad C.V.P. generó en
su contra orden de comparendo número 152380005865.

Esa misma tarde, G.G.T., se hizo presente en las instalaciones de la Inspección de Tránsito, donde
fue atendido por la secretaria M.I.M.R., que al ver el documento le expresó “que me lo habían
hundido hasta los ojos”; sin embargo, lo citó para el otro día, momento en el cual, le entregó la suma
de $200.000 de los $250.000 que le dijo debía llevar.

El 17 del mismo mes y año, en la mencionada oficina pública, a las 3:10 p.m., G.T., logró hablar con
M.I.M.R., quien le entregó la Resolución No. 152380005865, que lo eximía de responsabilidad
contravencional con base en sus descargos y en dos declaraciones de J.N.P. y O.P.S., las que
según su inquebrantable denuncia, jamás se practicaron.

La decisión de inocencia fue signada por el I.J.A.R.M., como el mismo acriminado lo aceptó y según
lo narró el denunciante G.G.T., al exponer que M.I.M.R., “me atendió me hizo firmar la resolución,
la firmó [ella] y el Inspector de Tránsito y luego me dijo que pasara a la ventanilla 3 con esa
resolución”, donde fue atendido por la Profesional Universitaria de la nombrada oficina, M.B. de
Rico, con el fin de reclamar el paz y salvo; funcionaria que se percató de lo siguiente:

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PREGUNTADO POR LA DEFENSA: Cuando usted recibió la resolución de manos del señor G.G.T.
(sic) por qué se quedó mirándola bastante. CONTESTO:- ‘Por qué (sic) ingresé el número de
comparendo al sistema y me aparecía que había pagado una cuota, pero como era una resolución
exoneratoria la miré detenidamente porque (sic) no me coincidía con nada con lo que él (sic) llevaba
y la leí varias veces a ver si había errado en el número de comparendo en la inspección y como el
número del recibo era reciente lo busqué y me dí (sic) cuenta que pertenecía a otro comparendo,
por eso le pregunté al señor usted ya pagó y el (sic) me dijo si y por eso fue que me di cuenta que
estaba mal y procedí a buscar el recibo y encontré que no correspondía al comparendo de la
resolución exhoneratoria (sic) sino a otro comparendo3.
Circunstancia por la cual, M.B. de Rico, le comunicó lo sucedido a la doctora H.C.G. por su condición
de Secretaria de Tránsito de Duitama y la entrevistó con G.G.T., para entre ellos, poner en
conocimiento de lo sucedido ante las autoridades judiciales y disciplinarias.
PROBLEMA JURIDICO
¿Se presentó alguna vulneración de entidad trascendente establecida por la ley o desarrollada por
la jurisprudencia? El problema jurídico preconcebido debió ser proyectado por la vía directa de
violación de la ley sustantiva en sentido de aplicación indebida del punible objeto de reproche y su
correlativa falta de aplicación de aquel que supone el libelista debió regir el debido proceso contra
su prohijado, esto es, la falsedad impropia, el cual, por estar contenido en el mismo título sustantivo,
hubiese articulado su propuesta sin violentar aquellos derechos de estructura y garantía
denunciados.
RESUELVE
Primero: No casar la demanda de casación presentada a nombre de J.A.R.M., por las razones
aducidas en la parte motiva del presente proveído.
Segundo: Contra la presente decisión no procede recurso alguno.
Tercero: comuníquese, cúmplase.
2. ARGUMENTO DE LA DECISIÓN:
RATIO DECIDENDI
En esencia, el delito de falsedad ideológica para el Tribunal, se soportó sobre un escrito que no
existió, lo cual es confuso, porque tal reato se consuma en punto de la premisa de su objetividad
real, justamente de tal documento; en esas condiciones, la defensa nunca se defendió de una
falsedad material, como debió ser, para lo cual, se hubieran esgrimido estrategias jurídicas diversas .

La falsedad ideológica en documentos es por definición un atentado al deber de veracidad. Se


incurre en ella cuando el servidor público, o el particular, en ejercicio de la facultad certificadora de
la verdad, hacen afirmaciones contrarias a ella, o la callan total o parcialmente, en un documento
que puede servir de prueba. Algunas de sus principales características son, por tanto, que es un
atentado al deber de decir la verdad, y que las afirmaciones mentirosas deben ser directamente
realizadas por el servidor público, o por el particular que extiende o suscribe el documento. En eso
consiste la falsedad.

La falsedad material, en cambio, es un atentado a la integridad material del documento, a su


genuinidad, que se presenta cuando el documento es creado totalmente, en cuyo caso se habla de
falsedad material impropia, o cuando se altera el contenido material de uno existente, hipótesis
conocida como falsedad material propia. Un ejemplo del primer caso sería el del sujeto que crea
una cédula de ciudadanía o un pasaporte falso, y del segundo el del sujeto que altera el nombre del
comprador en una escritura pública de compraventa de un bien inmueble, para hacer aparecer otro.
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El delito por el que se condenó al Inspector, tal y como lo adujo el Juez Colegiado, se halla previsto
en el artículo 286 de la Ley 599 de 2000.
En consecuencia, la conducta alternativa realizada por el sujeto activo cualificado, se concreta en
“consignar” una falsedad, la cual se identifica con declarar circunstancias, hechos o situaciones –
negativas o positivas- inexistentes; en la misma línea, “callar” una verdad, es equivalente a
abstenerse de plasmar aquello que en realidad sucedió, pasó u ocurrió: todo esto, como es
connatural al tipo, debe permearlo el quehacer del servidor público, que siempre tendrá –por la
excelsitud del cargo que desempeña- el compromiso legal, jurídico, social y ético, de extender con
exactitud, precisión y sinceridad cualquier acto suscrito en ejercicio de sus funciones.

Por otro lado, el 287 del Código Penal, consagra el punible de falsedad material en documento
público.
Aquí el documento ilegal debió ser forjado in integrum por el servidor público, en dado caso, se está
ante una falsedad material impropia, porque el sujeto activo que ejecuta la acción prohibida no tiene
la función jurídica instituida para tal efecto, por ende, la esencia del ataque tiene su fuente en la
creación total o parcial del documento, para determinar si el punible es ideológico o material, lo cual
no logró desentrañar el defensor, en tanto, piensa que si el manuscrito de entidad pública fue
elaborado –en lo que puede entenderse- sin testigos ni infractor, la falsedad fue integral.

SENTENCIA DE CORTE SUPREMA DE JUSTICIA - SALA DE CASACIÓN PENAL


Nº 35720 DE 16 DE MARZO DE 2011

2. CONTEXTO:
Ponente: Dr. SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
Fecha de Resolución: marzo 16 de 2011
Emisor: Sala de Casación Penal
Número de Proceso: 35720
Sentido del Fallo: SI CASA
Historial del Caso: Resuelve la Corte el recurso de apelación interpuesto por la Fiscalía 41
Delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá contra la sentencia del 16 de diciembre de 2010,
proferida en audiencia de lectura de fallo por una Sala de Decisión Penal de esa Corporación,
mediante la cual absolvió a ÁLVARO VÁSQUEZ MELO, Juez 29 Civil del Circuito de esta ciudad,
del cargo que como presunto autor del delito de falsedad ideológica en documento público se le
había formulado.
HECHOS
El miércoles 27 de enero de 2010, los doctores Juan Carlos Forero Ramírez y Alfredo Rodríguez,
apoderados de las empresas Almacén Éxito S.A. y Diditexto S.A., denunciaron ante la Fiscalía
General de la Nación que para las diez de la mañana (10 a.m.) del miércoles 16 de diciembre de
2009, se les había programado una diligencia de entrega en el Juzgado 29 Civil del Circuito de
Bogotá, dentro del proceso radicado con el N° 2007-541-00, la cual no pudo llevarse a cabo porque
su titular, el doctor ÁLVARO VÁSQUEZ MELO, no compareció al despacho por presentar
quebrantos de salud.

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De lo anterior dejó constancia escrita el Secretario de esa dependencia, Orlando Marín Sánchez,
quien certificó que desde temprano de ese día, el juez se comunicó telefónicamente con la oficina
para reportar padecimiento médico. Más tarde, a la hora de la referida diligencia, volvió a telefonear
para manifestar que “su inconveniente de salud continuaba lo que le hizo imposible su
comparecencia al despacho”, razón por la cual el acto no se verificó.

Lo grave del asunto es que a pesar de no haber comparecido a cumplir con sus labores ese 16 de
diciembre, el doctor VÁSQUEZ MELO, fungiendo como Juez 29 Civil del Circuito de Bogotá, dos
días mas tarde -el viernes 18 de diciembre- firmó el acta de audiencia de que trata el artículo 101
del Código den Procedimiento Civil, llevada a cabo en esa fecha, a las diez de la mañana (10 a.m.),
en el desarrollo del proceso ordinario radicado con el N° 2007-0452-00, promovido por Seguros
Comerciales Bolívar S.A. en contra de la empresa Kenvitur Ltda.

El viernes 12 de febrero de 2010, es decir, pocos días después de denunciado el hecho, el doctor
VÁSQUEZ MELO emitió auto en el que dejó sin vigencia lo actuado en aquél trámite “a partir del
folio 211” y fijó nueva fecha para adelantar la diligencia regulada en el referido artículo 101 de la
codificación procesal civil.
PROBLEMA JURIDICO
¿Por qué la Sala de conocimiento anunció la emisión de fallo absolutorio a su favor del procesado
VÁSQUEZ MELO?
La defensa, entonces, debió enfocar el problema jurídico a través de los errores de tipo o
prohibición, pero no aludió a ninguna de estas formas de exclusión de responsabilidad, ya que no
encontró sustento para argumentarlas.
RESUELVE
1. Revocar la sentencia del 16 de diciembre de 2010, proferida por la Sala Penal del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, por medio de la cual absolvió al doctor Álvaro Vásquez
Melo, Juez 29 Civil del Circuito de la ciudad, del cargo que le fue formulado por el delito de falsedad
ideológica en documento público.
2. Como consecuencia de la revocatoria anunciada, declarar que el doctor Vásquez Melo es
responsable de la conducta punible de falsedad ideológica en documento público, razón por la
cual:
2.1. Se le condena a cumplir las penas principales de 64 meses de prisión y 80 meses de
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas, y
2.2. Se le niegan los beneficios sustitutivos de la suspensión condicional de la ejecución de la pena
y prisión domiciliaria, disponiéndose, por tanto, su captura.
3. En firme este proveído, la actuación se enviará al Juzgado de Ejecución de Penas y Medidas de
Seguridad que corresponda, con el fin de que vigile el cumplimiento de las sanciones aquí
impuestas.
2. ARGUMENTO DE LA DECISIÓN:
RATIO DECIDENDI
La corte insiste, no cabe duda de que el bien jurídico en referencia fue atacado, en los términos que
se dejan sintetizados, con potencial incidencia en la consolidación de un perjuicio que trascendió
hasta los intereses de la administración de justicia, pues, en la función documentadora que le es
propia al servidor judicial, no sólo tiene el deber de ceñirse estrictamente a la verdad sobre la
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existencia histórica de un fenómeno o suceso, sino que al referirla en los documentos que expida,
deberá incluir las especiales modalidades o circunstancias en que haya tenido lugar, en cuanto sean
generadoras, como aquí ocurre, de efectos relevantes en el contexto de las relaciones jurídicas.

En estos eventos, de antaño ha dicho la Corte, se irrogan “perjuicios al interés colectivo por la
veracidad de los documentos públicos”.

Así las cosas, el hecho de que la escribiente del despacho haya sido quien elaboró el acta –
mecánicamente y utilizando formato, según señaló- no es excusa para excluir sus propias
responsabilidades, como tampoco lo es ampararse en la carga laboral, pues, ya la Corte ha
sostenido en otros eventos que “firmar sin revisar”, así la experiencia enseñe que sucede
algunas veces, “es una conducta irresponsable”.
Los argumentos del Tribunal, por consiguiente, no son de recibo, pues, evade confrontar la prueba
recaudada para dar por sentado, simple y llanamente, que el juez acusado faltó al deber objetivo de
cuidado, incurriendo en negligencia grave, la cual justificó en la congestión que presentaba su
despacho.
Por las anteriores razones la sentencia objeto de apelación será revocada, para en su lugar
condenar al doctor ÁLVARO VÁSQUEZ MELO, como responsable de la conducta punible de
falsedad ideológica en documento público por la cual lo acusó y pidió condena el Fiscal 41 delegado
ante el Tribunal Superior de Bogotá.

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