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PUCP: UN REGLAMENTO ESCANDALOSO

Varlin

Recientemente se ha visto circulando por la universidad el nuevo Reglamento Disciplinario


de Alumnos de la PUCP. Aprobado por el Consejo Universitario (CU) el 4 de agosto y
promulgado el 18 del mismo mes, tiene una serie de artículos que pretenden coartar la
libertad de crítica y expresión de los estudiantes.

El numeral 10 del artículo 13 consigna como falta grave el "realizar actos que promuevan,
generen o conduzcan al desorden público dentro de las instalaciones de la Universidad".
Luego, el numeral 12 del mismo artículo prohíbe "insultar, difamar, agredir verbalmente o
efectuar cualquier acto de menosprecio público o privado dirigido de manera reiterada
contra otro alumno o alumna (...) o contra cualquier persona que se encuentre en alguna de
las instalaciones de la Universidad o contra alguna persona que tenga algún vínculo con
esta". Las sanciones planteadas van desde una amonestación (una llamada de atención)
escrita hasta la expulsión de la Universidad.

Más allá de la evidente ambigüedad de la mayoría de términos empleados en los artículos,


se ve una clara intencionalidad de sacralizar y volver "intocables" a las autoridades de la
PUCP y sus aliados. Además, se busca evitar cualquier forma de manifestación pública en
el Campus. ¿Es que acaso ahora no podremos criticar abierta y públicamente a nadie que se
"encuentre en alguna de las instalaciones de la Universidad"? Porque casi cualquier cosa
puede ser fácilmente interpretada por los decanos o el Tribunal de Honor (quienes figuran
como autoridades competentes para ejecutar las sanciones) como intentos de "difamación"
o incluso "agresión verbal". ¿Por qué tanto interés en callarnos?

Pero no es solamente eso. La reiterada expresión "o que tenga algún vínculo con (la
Universidad)" es lo suficientemente flexible como para también resguardar de las críticas al
"Gran Canciller" (o sea, Juan Luis Cipriani). Es decir, se nos quiere prohibir incluso el
expresar nuestro rechazo a los intentos del Opus Dei de pisotear nuestra autonomía.

Esta es una maniobra de las autoridades que a todas luces busca evitar que los estudiantes
nos pronunciemos categóricamente sobre las personas que hoy disputan ese "botín" que
para ellos es la PUCP. Así, ahora quieren silenciarnos para que la "disputa" por la
Universidad sea arreglada entre "los grandes".

Pero hay que decirlo: el rector y compañía actúan según sus intereses. Saben que si
llamaran a movilizar a los estudiantes en defensa de la autonomía, esta movilización
rebasaría fácil y rápidamente los límites por ellos planteados y pondría en cuestión asuntos
como las constantes alzas de boletas, la ausencia de tercio estudiantil efectivo en el CU, etc.

La libertad de crítica y la libertad de expresión son los más elementales derechos humanos
y parte fundamental de cualquier concepto de "democracia". Asimismo, son indispensables
para la discusión, el debate y la construcción del conocimiento. Es por eso que la tarea que
se nos plantea ahora es luchar por nuestros derechos democráticos.
La Federación de Estudiantes (FEPUC) y los Centros Federados deben impulsar ya
asambleas y reuniones de base para discutir el tema. No se puede quedar en las altas
esferas. Hemos de exigir, junto a los trabajadores y docentes, la eliminación del
antidemocrático reglamento, no solo para poder seguir luchando por nuestra Autonomía
dentro y fuera del Campus, sino también para poder participar activa y democráticamente
de la construcción de una Universidad que no funcione con criterios de empresa, que sea
plural y democrática y que esté al servicio de la construcción de una sociedad distinta.

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