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2.- Otro proceso paralelo al éxodo rural fue una gran urbanización debido
a la marcha de la población del campo a la ciudad. Aparece ahora la “gran
ciudad”, interconectada con las demás ciudades gracias al auge del
transporte público. También aparecen estas grandes ciudades en el tercer
mundo, como Shanghai y El Cairo, que eran auténticas aglomeraciones
urbanas donde había un mal transporte público y una pésima
estructuración de la ciudad. Importante fue también la explosión de
estudios universitarios en países como Italia, Francia,... Las familias que se
lo podían permitir, no dudaban en dar ese tipo de educación a sus hijos
para que tuvieran un futuro más prometedor. Además, la expansión
económica permitió que familias no acomodadas pudieran ofrecer a sus
hijos también una educación. También aparecieron los campus
universitarios, que no sólo eran centros de estudio, sino también de
movilización política en una época de expresión nacional frente a las
injusticias sociales. De ahí las revoluciones de 1968 que demostraron un
descontento en una juventud universitaria de izquierda radical. Era una
juventud que empezaba a entender las cosas y hace manifestaciones,
pintadas, asambleas,... Sin embargo, este radicalismo político era una
minoría. Respecto a la situación del mundo obrero, no mostró cambios
hasta la década de los ochenta cuando empezó a descender.
4.- Y otro hecho importante de la revolución social fue el gran papel que
jugó la mujer en el sector terciario. Pero lo relevante de este proceso fue
la aparición de los movimientos feministas en las tres décadas posteriores
a los años cincuenta, que dieron lugar a que se convirtiera en una gran
fuerza política. En el tercer mundo, ella mantuvo un papel subordinado al
del varón; y en el mundo socialista, formó parte de la población asalariada
pero no creó movimientos feministas. Pero el mundo capitalista sí
desarrolló movimientos feministas que reivindicaban la igualdad de
género en todos los ámbitos. Además, a partir de 1945, la presencia de la
mujer en el trabajo es cada vez mayor, como una declaración de su
independencia frente al hombre, pero que se convierte en el tiempo en
una forma de llegar a fin de mes. Pero además de una revolución social,
también la hubo en el plano cultural. La típica familia occidental y
tradicional estaba en transformación, por lo menos en las zonas más
desarrolladas. Y es que acontecían cambios de fuerte repercusión en la
conducta social. Era una época distinta a las anteriores en la que surge
una nueva fuerza que indica un profundo cambio: era la nueva sociedad
joven. Era una juventud que presentaba notables diferencias con
anteriores generaciones y que, además, se presentaba como un grupo
social independiente. Llevaron a cabo una labor política radical a través de
manifestaciones estudiantiles. Pero también una labor cultural, pues
simbolizaron la música rock como una forma de expresar sus indecisiones
y pretensiones. En definitiva, el joven era un nuevo agente social que
tomaba conciencia propia de sí mismo.
En los años noventa, quedó clara una crisis del sistema capitalista. Una
crisis que no podía solucionar el Estado por que había perdido su
prerrogativa sobre la economía. La única alternativa era un mercado libre
de restricciones. Con esto, se enfrentaban los keynesianos de la edad de
oro que mantenían la intervención estatal, el pleno empleo y el estado de
bienestar; y la nueva tendencia: los neoliberales, que negaban la
intervención estatal y reclamaban una mejor distribución de la riqueza. La
vieja economía de la edad dorada llegaba a su fin debido al gran mercado
mundial; y con esto, a finales de los ochenta, los neoliberales se hicieron
con gran parte de las economías capitalistas. Pero el neoliberalismo
tampoco era la alternativa que, a principios de los noventa, salvaría al
mundo occidental. La economía mundial estaba en crisis, y la causa
fundamental era la revolución tecnológica que se globalizó increíblemente
y tuvo malas consecuencias. Así, hubo una gran reducción del empleo,
pues las máquinas hacían el trabajo del hombre más rápido y de forma
más eficaz. Y es que, además, la economía de mercado era incapaz de
generar puestos de trabajo para los que estaban en el paro. Este era el
verdadero problema, pues la gente ya no confiaba en ese pleno empleo y
veía amenazada su supervivencia. Era una inseguridad general que se hizo
eco en la política, con el surgimiento de nuevas tendencias y movimientos.
Estos nuevos partidos mezclaban populismo, liderazgo, racismo, y lo más
importante, un rechazo total a la vieja política de las elites. Pero los veinte
años posteriores a la crisis del 1973 también afectaron al mundo
socialista. El sistema económico y político del mundo soviético estaba en
una verdadera crisis, de igual forma que lo estaba el mundo occidental
fruto de la economía globalizada. El objetivo del comunismo era su
supervivencia, pero no lo consiguió. En cambio, el capitalismo era mucho
más flexible, y se mantuvo en el mundo.