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La infancia de Luna

Una obra de

ADRIÁN ALMEIDA Y VALERIA LOERA

Contacto: Adrián Almeida


Cel y whatsapp: 6141373364
Mail: almeida_teatro@hotmail.com
www.facebook.com/adrianalmeidateatro/

Obra registrada ante INDAUTOR

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La infancia de Luna

Un camerino entre segunda y tercera llamada. Luna alistándose. Descubre al público.

LUNA: Tremendo susto que me han metido. Yo comprendo y hasta cierto punto imagino que estén
ansiosos por venir a verme, pero ese no es motivo para que se metan así a mi camerino. Y es
que estaba yo maquillándome, ya que a pesar de seguir siendo muy joven, tengo yo (tose)
cincuenta años, el maquillaje obra maravillas y me hace parecer de unos 17 ( se ríe de su chiste y
observa la reacción del público, respondiendo según la que sea. Observa a la gente y se dirige al
primero que se ría) Dime, ¿qué te parece tan gracioso? Lo que pasa es que ustedes ya no tienen
respeto por una. ¿Y cómo van a tenerlo? De seguro ni siquiera sabes quién soy yo. Pues bien, se
los voy a explicar, yo soy nada más y nada menos que una actriz. Disculpen mi modestia, yo soy
la actriz. No se molesten en aplaudir (reacciona según lo que haga el público). Ahora me voy a
presentar. Mi nombre es Luna. Claro que este es mi nombre artístico, podría decirles mi nombre
verdadero pero no. ¿En qué estaba? Cierto, mi nombre, pues verán, mi padre comenzó a
llamarme luna por este lunar que tengo aquí, y como a él le encantaba para todo me decía Luna,
Luna esto, Luna lo otro, y Luna se quedó. (nostálgica) Mi padre, el fue muy importante para que
yo me decidiera a ser actriz. Yo recuerdo cuando tenía unos cuatro años, era una pequeña
preciosa. Tenía unos ojos enormes, cabello rubio y ondulado además de una sonrisa
deslumbrante.

Aparece el recuerdo de Luna, es completamente contraria a como ella se había descrito.

LUNA: De acuerdo, tal vez no era tan preciosa pero si era pequeña, y muy vivaz.

Luna de 4 años juega con torpeza hasta que tropieza.

LUNA: De acuerdo, tal vez no era ni preciosa ni vivaz, pero si era una niña.

En el recreo. Luna de 4 años abre su lonchera, todos los alimentos son enormes.

LUNA DE 4 AÑOS: ¡Galletas! (las come muy rápidamente) Se acabaron. ¡Pollito! (lo devora, si es un pollo
vivo, mejor, los niños son muy crueles) Y el juguito (lo bebe de un sorbo) ¡Pastel!

Se dispone a tragar por completo el pastel.

LUNA: Pero no todo era felicidad. Había un monstruoso niño que siempre se robaba el raquítico
desayuno que me ponía mi papá.

El niño se acerca a Luna de 4 años.

LUNA: Claro que no, ese no era el niño. (el niño se transformará en lo que Luna describe) El que yo
recuerdo que era enorme, tenía tres metros de altura, cinco metros de ancho y contaba con una
quijada enorme, de la cual la salían dientes de acero.

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La infancia de Luna
NIÑO: ¡Luna!

LUNA DE 4 AÑOS: Hola Chiquilín.

CHIQUILÍN: Dame tu lonche.

LUNA DE 4 AÑOS: Está bien, pero no me pegues.

Chiquilín la golpea como si fuera un insecto y luna sale volando. Se come el pastel.

LUNA : Pero claro que yo no iba a permitir que ese chiquillo monstruoso me hiciera eso. Así que ideé un
plan.

El recreo. Luna de 4 años se esconde y discretamente comienza a comer su comida. Chiquilín la


encuentra.

LUNA DE 4 AÑOS: Lo bueno es que tengo un plan “inenfalible”. ¡A correr!

Luna de 4 años corre rápidamente, Chiquilín la persigue a la velocidad propia de un monstruo de sus
proporciones.

LUNA DE 4 AÑOS (al público): Yo no sé porqué, siempre por más lento que el monstruo vaya, de todas
maneras te atrapa. (Chiquilín la atrapa) Ven lo que les digo.

Luna le da su lonche, chiquilín la avienta muy lejos y se come la lonchera completa.

LUNA: Debo admitir que mi plan no salió como lo planeé. Pero aún así, después del fracaso obtenido,
regresé a mi casa con toda dignidad.

Luna regresa a casa llorando, pataleando, gritando. Se esconde debajo de su cama y sigue haciendo
escándalo.

LUNA: Una vez escondida estratégicamente bajo la cama, mi padre, de un modo que aún no comprendo,
me encontró. Entonces mi padre me tomó entre sus brazos y me contó una historia.

El padre, a quien nunca veremos el rostro ni oiremos, le cuenta la historia.

LUNA DE 4 AÑOS: ¿Entonces el niño no pudo defenderse?... ¡Lo venció con su traje mágico! Pero yo no
tengo un traje mágico que me haga ser más fuerte o tener poderes.

LUNA: Entonces mi padre decidió hacerme un traje mágico con unos trapos viejos que encontró por ahí.
Un par de trapeadores simulaban los brazos y unos rastrillos jardineros eran las quijadas. El
traje, según mi padre, me daría la fuerza y el temor que inspiraba Chiquilín. Por supuesto que yo
no creí ninguna de sus palabras.

LUNA DE 4 AÑOS: ¡Un traje mágico! ¡Y con él voy a vencer a Chiquilín! ¡Y me va a dar poderes!

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La infancia de Luna
LUNA: Me propuso un plan que no me parecía tan brillante como el mío, pero aún así lo ejecuté. Me dijo
que en el recreo buscara donde esconderme, me pusiera el traje, y en cuanto chiquilín pasara
cerca saliera y le pusiera un tremendo susto. Así el dejaría de molestarme.

Luna de 4 años se esconde y se pone el traje, espera pacientemente a Chiquilín hasta que este llega.

CHIQUILÍN: ¡LUNA!

LUNA DE 4 AÑOS: Llegó la hora.

Luna de 4 años sale de su escondite. Chiquilín se percata. Luna de 4 años se asusta y grita. Chiquilín, al
ver a esa “cosa” gritando se asusta también y huye.

LUNA: Entonces Chiquilín salió huyendo y gritando como niña una y otra vez. (Misteriosa) De hecho
cuentan que si escuchas detenidamente todas las noches podrás oír sus lamentos. (pausa, luego
ríe) Por supuesto que no, eso último yo me lo inventé. (sigue riendo, se percata del público)
¿Siguen aquí? Yo pensé que habían entendido que vencí a Chiquilín, la historia se acabó. Público
exigente. Está bien, ahora los entretendré con una de mis antiguas pasarelas de modelaje.
Ustedes saben, la diversificación artística de una. (Dependiendo de la respuesta del público
improvisará una respuesta). ¿Saben? Esto me hace recordar que también fue mi padre quien me
enseñó a perderle el miedo a las multitudes. Ustedes saben, el público, ustedes, toda loa bola de
gente ahí echadota sin nada mejor que hacer que verme… a mi. Y no los culpo. (Ríe, se detiene
abruptamente) Acabo de recordar un pequeño detalle que olvidé mencionarles. Música por
favor (aparece música triste, Luna muy melodramática)He de comentarles que desde que nací,
mi madre, mi querida madre murió, ¡dejándome sola con sufrimiento, dolor, enfermedad,
pánico y… (cambio drástico, la música sigue) Se lo creyeron. Ya pueden quitar la música. ¡Qué ya
la quiten! (sale música) Eso me gano por trabajar con ineptos. ¿En qué estaba? Ah, si. Pues
verán, no todo lo que les dije era mentira. Mi madre si murió y como yo era muy pequeña no
tengo ningún recuerdo de ella. Excepto uno que me dio mi padre. En ese entonces yo era
pequeña. Ya no tan pequeña, ustedes saben, la gente crece. En ese entonces yo tenía ocho
años.

Llega Luna de 8 años al salón de clases.

MAESTRA: Otra vez tarde, señorita Luna.

LUNA DE 8 AÑOS: Pues si.

MAESTRA: Muy graciosa. Tome asiento.

LUNA DE 8 AÑOS (al público): Esa maestra era terrible. Sus ojos eran como dos llamas ardientes que
cuando te miraban soltaban miles y miles de chispas, y cada que hablaba su boca se fruncía de
un modo horrible, como si fuera un dragón esperando para comerte.

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La infancia de Luna
MAESTRA: Luna, ¿con quién está hablando?

LUNA DE 8 AÑOS (al público): ¿Lo ven? (a la maestra) Con nadie maestra.

MAESTRA: Volviendo al tema de ayer (dictando y todos la siguen)… Todas las palabras con terminación
en on se acentúan sin excepción, porque así lo
hadicholarealacademiadelalenguadesdetiemposinmemorialesdebido a que nuestros ancestros
inventaronelacentoparadarleentonaciónatodaslaspalarasqueterminenenpasadoparafacilitarnos
máslaexistenciaapesardequealgunosceenqueasíesmásdificilescribirporquenosabenlasreglasdela
acentuacióndebenaceptarqueeslomejorparatodosysinoesporquelodigalarealacademiadelalengu
aoalgúnlibroesporque así lo digo yo. ¿Entendieron?

Todos dan una negativa.

MAESTRA: Pues bien. Nada más por eso reprobados todos. A menos que Luna nos lo explique pasando
al frente.

LUNA DE 8 AÑOS (al público): Creo que es un mal momento para decirlo, pero me da mucho miedo
pasar al frente.

MAESTRA: ¡Luna, deje de estar hablando sola y pase al frente!

LUNA DE 8 AÑOS: Si maestra.

Luna pasa al frente temerosa, apenas va a soltar una palabra cuando sale del salón llorando.

LUNA: Así es, esa maestra era horrible. Afortunadamente yo tuve toda la entereza para volver al salón
de clases. (va por Luna de 8 años y la regresa cargándola al salón de clases)

LUNA DE 8 AÑOS: ¡No quiero ir, no quiero ir!

Luna la sienta en el pupitre.

MAESTRA: Pues bien niños, como saben se acerca el festival de primavera. Y como cada año yo me
encargaré de elegir al alumno que pase al frente solo, con todos esos ojos mirándolo, y he
decidido que el alumno que declamará este año será (mira hacia otro lado, Luna de 8 años se
siente aliviada. La maestra voltea intempestivamente) ¡Luna!

Luna de 8 años hace una rabieta exagerada.

MAESTRA: Luna, ya déjese de payasadas.

LUNA DE 8 AÑOS: Si maestra.

LUNA: Mi padre, al enterarse que me habían dado ese papel se sintió muy contento. Pero por alguna
extraña razón su felicidad no se comparaba con la de mi tía.

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La infancia de Luna
En casa de Luna

TÍA: Pequeña primor. ¿A quién escogieron para pasar en la primaria? Qué linda, ¿de quién son esos
cachetotes? (se los jala bruscamente) Ay preciosa, te voy a arreglar desde ahorita mismo.
Primero… ya se, vamos a maquillarte. Deja ir por mi bolso. Lo bueno es que traigo de todo. (saca
varias cosas, cada una más rara que la anterior, hasta que encuentra un peine) Ahora si cariñito,
vamos a peinarte. (la peina sin ningún cuidado) Cariño, ¿qué no usas acondicionador en el
cabello? No importa, lo arreglamos después. Ahora… ¡Ya se! Vamos a ponerte el vestidito. Lo
bueno es que guardé unos de tu prima del año pasado. (Busca un vestido, escoge uno
exageradamente grande) Aquí está, te va a quedar precioso cariño (se lo pone) Te queda igualito
a tu prima. Ahora vamos a maquillarte. (busca en su bolso y saca montones de cosméticos de
todas formas y colores) Tengo muy poco maquillaje, pero creo que nos podemos arreglar con
eso. (de aquí en delante le pondrá el maquillaje de una forma tosca y exagerada) Primero un
poco de base blanca, para que te veas como los conejitos de la primavera. Ahora un poco de
polvo para fijar. Un poco de labial para denotar esa hermosa sonrisita. Y por último un poco de
rubor en tus cachetitos. ¡Quedaste hermosa! Vete en el espejo, cariño.

LUNA: He de decir que terminé pareciendo el Guasón de Batman. Y mi tía era el malvado Pingüino.
Afortunadamente ocurrieron dos cosas. La primera que mi padre llegó para impedir la
monstruosidad que planeaba hacer mi tía. Y la segunda que todavía faltaba mucho, pero mucho
tiempo para el dichoso festival. Yo no entiendo porqué las tías se empeñan en arreglarte con
tantos meses de anticipación. Al igual que en la escuela ya habíamos comenzado con los
ensayos, los cuales eran… ¿cómo decirlo?... ¡Horribles! La maestra tenía una concepción
artística espantosa. Acomodó a los niños de un modo tan desastroso, formando una espantosa
media luna. Yo no entiendo porqué todos los maestros piensan que la simetría es arte. Los
ensayos eran asquerosos.

MAESTRA: Haber niños, otra vez desde el inicio.

NIÑOS (con desgano, sin gracia): Cultivo una rosa blanca, en junio como en enero, para el amigo
sincero…

MAESTRA: ¡No, no no! Es con gracia, con pasión. Haber usted mocoso, díga el poema.

NIÑO: Cu-cu-cu-culti-vo-vo-vo u-u-u-una r-r-ro-ro-ro-rosa…

MAESTRA: ¡Horrible, horrible, horrible! Haber niños, todos juntos una vez más por favor.

NIÑOS (con más desgano que antes): Cultivo una rosa blanca…

MAESTRA: ¡No, no, no! Está espantoso. Son unos mediocres sin futuro. Hablando de mediocres pasemos
a ver a nuestra querida Luna.

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La infancia de Luna
LUNA: He de comentar que tanto mis compañeros como la maestra tenían una concepción del arte,
digámosle equivocada. Nada que ver conmigo, porque yo estab muy profesionalmente
arreglándome en mi camerino.

MAESTRA: Luna, te toca

Luna de 8 años no contesta. La maestra va y la saca, está petrificada.

MAESTRA: ¡Luna, despierta! (Luna de 8 años reacciona) Ahora el turno de la solista Luna.

Luna de 8 años intenta decir el poema, pero se queda petrificada.

LUNA: Ahora es cuando entiendo porqué nos ponían a ensayar desde octubre, siendo que el festival era
en marzo. Aún así, con el tiempo tanto mis compañeros como yo tuvimos una notable mejoría.

MAESTRA: Haber mocosos, otra vez.

NIÑOS (con ganas y gracia): Cultivo una rosa blanca, en junio como en enero, para el amigo sincero que
me da su mano franca.

MAESTRA: Muy bien niños, excelente. Que bueno que ustedes si progresan. Ahora toca el turno de
Luna.

Luna de 8 años lo hace exactamente igual que la vez anterior.

LUNA: He de admitir que yo no avancé al mismo ritmo que mis compañeros. Ese fue uno de los motivos
por el cual la maestra tuvo que hablar muy seriamente conmigo.

MAESTRA: ¡Luna, eres una inútil, no haces nada bien, nos vas a dejar en vergüenza delante de toda la
escuela! ¿Pero sabes qué? No me importa, porque quiero verte humillada, que sufras como yo
he sufrido contigo.

LUNA: Afortunadamente yo contaba con el apoyo de todos mis compañeros.

Luna de 8 años sale de la escuela, en el camino se encuentra a sus compañeros. Ellos le reclaman. Llega a
su casa llorando y corre a los brazos de su padre.

LUNA: Fue entonces que mi padre me contó otra historia. Me dijo que mi madre tenía un lunar
exactamente igual al mío. Y que cada vez que sintiera temor de cualquier cosa frotara mi lunar y
de inmediato sentiría a mi madre que vendría a apoyarme, actuando a través de mi. Así pues se
llegó el día del festival.

MAESTRA: Listos niños, cómo lo ensayamos.

CORO DE NIÑOS: Cultivo una rosa blanca,

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La infancia de Luna
en junio como en enero,

para el amigo sincero

que me da su mano franca.

MAESTRA: Bravo niños, excelente. Ahora querido público, es el turno de la solista Luna.

Luna se encuentra aterrada, petrificada, en ese instante recuerda las palabras de su padre, frota su lunar
y su madre aparece atrás de ella y la abraza.

LUNA DE 8 AÑOS: Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo

cargo conmigo el cultivo,

Cultivo una rosa blanca.

Si el público aplaude qué mejor, si no Luna los obligará.

LUNA: Era increíble. De inmediato se empezaron a oír muchísimos aplausos. El público lo tomo de un
modo muy positivo, mis compañeros me felicitaron. Pero me temo que la maestra no lo tomó
de la misma manera.

MAESTRA: ¡¿Porqué Luna?! ¡¿Porqué lo hiciste bien?! ¡Yo quería que sufrieras, que te humillaras! ¡Me
derrito!

LUNA: Y fue así como una vez más Luna acabó con el mal. Nadie puede con Luna.

Espera y no pasa nada. Ve al técnico, al traspunte, a alguna persona que esté ahí.

LUNA: ¿Todavía nos queda tiempo, verdad?

El interlocutor afirma.

LUNA: ¿Qué más recuerdo para contarles? ¡Ya se! Porqué no mejor me dicen ustedes de que quieren
que hable. Escucha a varias personas del público sus sugerencias. Pues no, les voy a hablar de lo
que yo quiera. En ese entonces yo supe que mi camino era estar en los escenarios, pero para
lograrlo debía esforzarme mucho. Una vez alguien dijo que las mejores cosas de la vida eran
gratis. Pues déjenme decirles que les mintió. Las mejores cosas de la vida cuestan, y cuestan
mucho. Como en ese entonces yo era muy pequeña, no había muchos empleos en los que me
pudiera desempeñar. Uno de entre los cuales si pude efectuar fue el de cerillito.

LUNA CERILLO (empacando): Va, va, va…creo que rompí algo.

CLIENTE: Deme mis bolsas niña

Se va mientras Luna Cerillo le extiende la mano. Luna Cerillo se decepciona y sigue empacando.

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La infancia de Luna
LUNA: Como podrán deducir, en ese empleo no me fue muy bien. Así que decidí autoemplearme
vendiendo sodas en los cruceros.

Luna Vendedora ofrece sodas en los automóviles. La Ignoran. Cambia el semáforo y ella corre para
ponerse a salvo mientras esquiva los autos.

LUNA: Como habrán observado, esa ocupación era un poco peligrosa. Así que decidí dedicarme a otra
cosa. Cantar en los camiones.

Luna cantante se sube a un camión.

LUNA CANTANTE: Buenas tardes. Primero que nada muchas gracias señor chofer por permitirme subir a
su camión sin pagar. Buenas tardes señor, buenas tardes señora, buenas tardes muchacha
gorda, señora de las bolsas, señor que va dormido, muchacho que lee un libro, niño que viene
con la señora que se encuentra embarazada, señores de allá atrás que… no, ellos no. Buenas
tardes a todos. Vengo a cantarles una bonita canción, ya que no soy ninguna delincuente y por
eso me subo aquí para ganarme la vida honestamente. Ustedes pudieran pensar que me gasto
el dinero en cosas malas como las drogas, pero no, porque si hiciera eso sería una mala persona
que no trabaja y no estaría en este camión, porque los que se drogan en vez de trabajar está
drogándose allá abajo, hechando humo, y el humo de la marihuana es muy peligroso porque se
ha comprobado que afecta a la capa de ozono, contribuyendo así al calentamiento global,
creando así los desastres naturales que nos tienen asustados a todos, además de muchas otras
consecuencias…

Luna le da un zape. Luna cantante reacciona.

LUNA CANTANTE: Y es por esa y muchas otras razones que les vengo a cantar esta bonita canción,
espero que les guste.

Luna Cantante canta. Lo hace horrible.

LUNA: He de decir que con ese último empleo no obtuve ni una sola moneda. Y aún no me explico
porqué. Sin embargo, entre esas y otras actividades, logré juntar una suma considerable de
dinero a lo largo de los años. De inmediato me puse a pensar en las múltiples cosas que podría
comprar, como vestidos, accesorios, alhajas. Pero yo no contaba con que mi padre enfermaría
de gravedad.

Luna de 12 años se acerca discretamente a la habitación de su padre. Lo ve acostado, pero despierto.

LUNA DE 12 AÑOS: Papá. Solamente quería decirte que te quiero mucho. Y que siempre estaré contigo.
(Lo abraza y llora)

LUNA: Esos eran momentos muy tristes, pero nada me hacía sentir peor que la presión que mi familia
ejercía sobre mí.

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La infancia de Luna
TÍA: Luna, cuantas veces te he dicho que no molestes a tu padre. Él necesita descansar. Tu debes
dedicare a cuidarlo porque eres lo único que tiene, es tu responsabilidad.

LUNA: Eso me hacía sentir tan triste. En mi depresión yo vagaba por ahí sin rumbo alguno. Algunas veces
me gustaba llegar al parque y sentarme, sólo para mirar a la gente pasar. A cierta hora veía que
muchos niños de mi edad se dirigían a un lugar específico. Decidí seguirlos y fue así que llegué a
un centro comunitario.

Luna de 12 años entra al Centro comunitario. Lee los talleres que se imparten.

LUNA DE 12 AÑOS: Clases de Ballet, pintura, teatro… ¿Teatro? ¡Wácala!... y música. Y tan sólo cuesta...
¡es mucho dinero!

LUNA: Claro que no era mucho dinero, pero para una niña como yo significaba gastar todos mis ahorros
por unos meses de clase. Pero cuando me adentré en ese lugar de inmediato me sentí
maravillada al ver a las chicas de ballet moviéndose con tanta gracia. A los chicos de pintura
dibujando su arte abstracto, o al menos eso me parecía que era ya que no le encontraba
ninguna forma, y por allá.

LUNA DE 12 AÑOS: Clases de teatro. ¡Qué gente tan rara! Veamos por acá, en música.

LUNA: En cuanto entré al salón de música supe que yo quería…No no no, que yo debía estar ahí. De
inmediato salí corriendo a mi casa para pedir permiso a mi padre de usar mis ahorros en esas
clases.

Luna de 12 años corre hasta su casa. Apenas va a entrar a la recamara de su padre cuando la intercepta
su tía.

TÍA: ¡A dónde crees que vas! Te he dicho que no molestes a tu padre. Dime qué pasa.

LUNA DE 12 AÑOS: Lo que pasa es que fui al centro comunitario de por aquí cerca y le iba preguntar si
me dejaba usar mi dinero para entrar a las clases de música.

TÍA: ¿Música? No entiendo que le ha dado a esta juventud. Seguramente crees que puedes vivir del arte.
Gasta ese dinero en aprender algo más útil, como computación o cosas así.

LUNA: Mi padre, al escuchar el escándalo que tenía mi tía la llamó. Discutieron por alrededor de unos
quince minutos, la verdad yo ignoro qué fue lo que le dijo, pero ella salió muy molesta.

TÍA: Luna, te saliste con la tuya, pero quiero que sepas que de haber sido por mí no ibas.

Luna de 12 años se acerca a la recamara del papá.

LUNA DE 12 AÑOS: Gracias papá.

LUNA: De inmediato corrí para hacer mi audición en la clase de música.

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La infancia de Luna
Luna de 12 años canta frente al profesor de música, lo hace con la misma canción del camión y de la
misma manera. El profesor no aguanta.

LUNA: Yo pienso que intimidé al profesor de música con todo mi talento, porque me dijo que mejor lo
intentara en otra clase, como ballet. Y yo me pregunté ¿porqué no? Aún recuerdo cuando llegué
al salón de danza. Lo primero que vi fue muchísimos espejos por todas partes. Era algo
maravilloso, yo en todos lados, por aquí, por allá, por acá, hacia donde miraras.

Luna de 12 años entra y ve los espejos asustada, se mira en todos ellos.

LUNA DE 12 AÑOS: ¡Estoy gorda!

LUNA: Una vez que asimilé que tenía problemas con mi cuerpo me percaté de que a mi alrededor había
otras personas. Insignificantes, pero a fin de cuentas personas. Pr acá estaba una chica que,
¡Dios mío!, era obesísima, parecía un cerdo.

La niña obesa batalla para hacer el ejercicio propio del ballet, mientras come una torta.

LUNA: Por acá teníamos al típico afeminado de la clase.

Un niño con claros movimientos afeminados trabaja con mucho entusiasmo.

LUNA: Y por acá me topé con un viejo conocido.

NIÑO: Pl-pl-pl-pl-pl-plié.

LUNA: Yo la verdad no entiendo que nadie le había dicho que no era apto para el ballet. Ni para la
poesía. En realidad no era apto para nada. Pero cómo decírselo, era algo muy cruel. Aún
recuerso cuando llegó la instructora.

INSTRUCTORA: Hola chicos, buenas tardes a todos. Primero que nada una disculpa por haber llegado
tarde, lo que sucede es que tuve un problema con mi coche. Y hablando de este asunto quisiera
establecer la primera regla, prohibido llegar tarde. (entra una alumna) Pasa querida, aún estás a
tiempo. Verán, lo que sucede es que llegar tarde es una falta de profesionalismo. (llega otra
alumna) ¡Cariño!, pásale, mua, siéntate, ya sabes que contigo no hay problema. Entonces queda
claro, no llegar tarde. (llega una tercera alumna) Ay cariño, claro, pasa, siéntate. Bueno, ya
saben, no llegar tarde. Segunda regla, nada de alimentos ni bebidas en la clase. (toma del café
que trae consigo) Excepto tu, creo que todos sabemos que tienes un problema.

NIÑA OBESA: Gracias maestra (continúa comiendo su torta)

INSTRUCTORA: Creo que ya todos habían tomado clase conmigo. ¡Pero qué tenemos por aquí! Una
alumna nueva. Dinos tu nombre querida.

LUNA DE 12 AÑOS: Me prestó atención, soy importante. Yo me llamo…

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La infancia de Luna
INSTRUCTORA: Disculpa querida, no te estaba escuchando, es que acaba de llegar la magnífica, la
sublima, mi mano derecha, Britany.

Entra Brítany, una típica niña que ha estudiado danza desde muy pequeña. Sólo ríe, es insoportable.

LUNA (para si): Britany. Después de tantos años escuchar ese nombre aún me produce… (reacciona que
está frente al público) Britany era otra de mis compañeras. Insignificante. Muy, muy, muy
insignificante. Y además era horrenda.

INSTRUCTORA: Bien niños, además les tengo otra noticia. Lo que sucede es que estoy lastimada de mi
espalda, por lo que deducirán no puedo hacer ballet. Así que la clase de hoy será impartida por
Britany.

Britany sólo da las instrucciones riendo y con señas. Se detiene.

LUNA DE 12 AÑOS: Si ríe una vez más juro que la voy a…

Britany ríe más fuerte. Luna hace un berrinche y se dispone a atacarla, la detienen.

INSTRUCTORA: Tranquilos queridos. Permitan que Britany les guíe el calentamiento.

Britany los guía. Hace gala de su elasticidad y técnica. Luna de 12 años lo hace de manera torpe y sin
elasticidad.

LUNA: Era terrible, por un lado salía de las clases de ballet y llegaba a mi casa para toparme con mi tía, la
cual por alguna extraña razón siempre estaba molesta.

TÍA: Luna, eres una haragana, yo no entiendo porqué pierdes el tiempo s tu padre te necesita.

LUNA: Por el otro lado llegaba a las clases de ballet sólo para toparme con… ella.

Britany entrena y ríe.

LUNA: Así que lo único que me quedaba era mi padre.

LUNA DE 12 AÑOS: Papá, lo que pasa es que en las clases de ballet hay una niña que se llama Britany. Y
ella se siente superior y dice que yo no puedo hacer bien las cosas y… ¿De verdad?... ¿Tu crees
que si me esfuerzo la puedo igualar?... Entonces es una promesa. Prometo que me voy a
esforzar mucho. Tanto que la superaré y haré que la maestra se fije en mi para el recital de fin
de cursos y me haga la protagonista. Y cuando vayas a verme te sentirás muy orgulloso de mi.

Luna de 12 años entrena con esfuerzo, pese a las burlas de Britany. Después de un tiempo Ambas
ejecutarán un ejercicio y a Luna le sale mejor que a ella. Britany deja de reír y llora.

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La infancia de Luna
LUNA (a Britany): ¡Así es mocosa insípida, yo Luna te gané! Perdedora, perdedora (se da cuenta de que
el público sigue viéndola. Avergonzada). Cabe mencionar que mejoré mucho, tanto que la
instructora lo notó.

INSTRUCTORA: Querida Luna, noto que has mejorado bastante, tanto que podrías llegar a ser la
protagonista del recital.

LUNA DE 12 AÑOS: ¿En serio?

INTRUCTORA: No. Sigue siendo Britany, tú serás su suplente.

Luna se va decepcionada a su casa, en medio de la burla de Britany. Llega con su padre.

LUNA DE 12 AÑOS: Papá, no me dieron el protagónico…¡No es cierto, me mientes, siempre me has


engañado! ¡me dijiste que si me esforzaba lo iba a lograr y no fue verdad, me mentiste!... ¡No te
quiero escuchar, ya no quiero saber nada de ti!

LUNA: Una nunca piensa en el daño que pueden hacer unas simples palabras. Yo me sentía triste y
derrotada, pero aún así decidí seguir asistiendo a mis clases de ballet.

Entra Luna de 12 años a la clase, derrotada. Entra la instructora consternada.

INSTRUCTORA: Queridos, siéntense, tengo una pésima noticia. Britany, nuestra querida Britany, tuvo
grave accidente. De tanto reir, se le zafó la quijada (llora, luego se detiene de inmediato).
Afortunadamente te tenemos a ti Luna, prepárate.

LUNA DE 12 AÑOS: ¡Voy a ser la protagonista! (corre hacia su casa, entra al cuarto de su padre)¡Papá,
voy a ser la protagonista! Papá, despierta. ¿Papá? ¿Me oyes papá? (Papá no reacciona) Papá,
despierta. No es cierto, no puede ser. ¡Tía!

TÍA: ¿Porqué tanto escándalo Luna? Te he dicho que… Sal, sal rápido.

LUNA: Mi tía tardó un momento en salir, tan solo para confirmar lo que ya sabíamos.

TÍA: Tía, tu padre, ya no…estará con nosotras.

LUNA DE 12 AÑOS: Pero en la mañana él todavía estaba bien. No le hablaba porque estaba molesta. Le
grité que era un mentiroso, que lo odiaba. Pero sólo quería que fuera a mi recital. (rompe a
llorar)

LUNA: Creo que ningún niño debería de quedarse sin sus padres. Caí en una profunda depresión, sin
embargo mi tía insistió en que siguiera yendo al ballet, y no me dejó Faltar. Seguí yendo a los
ensayos, aunque sinceramente me sentía terrible. La maestra tuvo miedo de que siguiera en el
papel, pero aún así me dejó en él. Así es que llegó el día de la presentación.

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La infancia de Luna
TÍA: Luna, tu padre quería darte esta carta este día, por eso es que esperé hasta hoy para entregártela
Te dejo sola para que la leas.

LUNA DE 12 AÑOS (lee la carta): Querida Luna, se que estás decepcionada por no haber obtenido el
protagónico. Pero quiero que sepas que no siempre lograrás lo que te propones a la primera,
para lograrlo debes esforzarte mucho. Y si realmente amas lo que haces, no dudes que tarde o
temprano lo lograrás. No quiero que te sientas culpable por lo que me dijiste, todos cometemos
errores, pero no debes dejarte vender por ellos, sino salir adelante. Yo lo único que puedo hacer
por ti es dejarte esta frase, que probablemente sea mi ultimo regalo… “Sé lo que quieras ser,
pero sé la mejor”. No olvides que te amo Luna. Papá.

LUNA: Fue entonces que me dirigí a mi presentación.

LUNA DE 12 AÑOS: Me pongo mi traje mágico. Froto mi lunar. Y por último la frase que mi padre me
heredó…”Sé lo que quieras ser, pero sé la mejor”

Sale a escena, lo hace majestuosamente, hay muchos aplausos.

LUNA: Fue maravilloso. El público no dejó de aplaudir hasta que se cansó. Cuando salí a los camerinos
pude ver pasar a los chicos de teatro. Yo me acerqué un poco tras los telones para ver lo que
hacían. Era grandioso, sus vestuarios eran tan mágicos como el mío, hablaban con una soltura y
emoción que me hicieron llorar. Se veían tan plenos actuando. Fue entonces que lo decidí, supe
lo que quería hacer. Y a base de esfuerzo y dedicación, con todo y problemas económicos y de
presión social, yo no me dejé vencer, y cada día fui siendo mejor y mejor, hasta que logré
convertirme en toda una actriz. Qué modesta. Hasta que logré convertirme en La Actriz. Así que
ya saben, si desean algo con todo el corazón no duden que lo conseguirán. Pero deben de
esforzarse, no basta con desear y quedarse ahí echadotes sin hacer nada.

VOZ EN OFF: Tercera llamada.

LUNA: El tiempo vuela cuando uno se divierte. Esa es la llamada para mi siguiente obra, la cual les
adelanto es mi primer musical. Pero antes de irme quisiera dejarles a todos ustedes el regalo
que me dio mi padre. “Sean lo que quieran ser, pero sean los mejores” Adios

Se va a escena.

FIN

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