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L4rminda Aberastury
' .
rElniñoy
sus Juegos
11111
418
11
•
Arminda Aberastury brinda ell El niño y sus juegos su aguda
comprensión y sus descubrimientos originales acerca de la vida psíquirn
del ni110. Lo hace evitando el vocabulario técnico, para que este libro
pueda beneji'ciar no sólo a los psicoanalistas, psicólogos y pediatras,
sino también a los maestros y a los padres en general.
Hl valor didáctico de esta obra está enriquecido por una galería de notas
_/(Jtográjtcas obtenidas por Anc{v Goldstein.
Por todo ello, éste es 1111 libro excepcional para la comprensión del h(io y
del al11 m 110. Padres y maestros obtienen re~puesta a preguntas como las
s(r.;uientes: ¿"es normal este juego de este niño?, ¿'Corre.\ponde estejuef.{o a la
edad crmwlóf.{ica de este niiio?, ¿'CJUéjuguete es el adecuado para rewilarle
a un 11i110 de esta edad?, ¿'por qué este niiio no quiere jugar con este
juguete? ''Al responder traté-dice la autora- de resumir veintiséis mzos
de e.\1Jerie11cia sobre un tema al que he dedicado la mayor pm1e de
111is horas de trabajo."
ISBN 950-12-2499-6
26012
9 789501 224993 1
11.Paidós Educador
PAIDÓS EDUCADOR
Últimos títulos publicados
~,,~
PAIDÓS
Buenos Aires
Barcelona
México
155.7 Aberastury, Arminda
ABE El niño y sus juegos.- 2' ed. 1ª relmp.- Buenos
Aires : Paidós, 2002.
96 p. ; 20x14 cm.- (Educador)
ISBN 950-12-2499-6
1ª edición, 1968
2ª edición, 1998
1" reimpresión, 2002
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento, comprendidos la reprograffa y el tratamiento informático, y la distribución de ejempla-
res de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
ISBN 950-12-2499-6
A mis hijos
Enrique, Joaquín y Marcelo
•
1
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................................................ 11
El niño trae al nacer .............................................................................. 19
A partir de la concepción ........................................................................ 20
Cuando el bebé nace ............................................................................... 21
Desde su nacimiento .............................................................................. 22
Es imprescindible ................................................................................... 23
Entre el tercero y cuarto mes ............................................................... 24
Alrededor de los cuatro meses ............................................................... 25
Jugar ....................................................................................................... 26
De su cuerpo salen sonidos .................................................................... 28
El niño experimenta ............................................................................... 30
Entre los cuatro y seis meses ................................................................ 31
La pérdida del vínculo ........................................................................... 32
El niño ha descubierto ........................................................................... 33
En la segunda mitad del primer año .................................................... 34
Luego ....................................................................................................... 36
Entre los ocho y doce meses .................................................................. 38
Las heces y orina .................................................................................... 40
El tambor ................................................................................................ 42
Al finalizar el primer año ...................................................................... 44
Además de las muñecas ......................................................................... 4 7
Tazas, platos ........................................................................................... 48
Desde muy pequeño ............................................................................... 50
Niñas y varones ...................................................................................... 51
Varones y niñas ...................................................................................... 52
El niño que juega investiga ................................................................... 56
Alrededor de los tres años ..................................................................... 57
Ya a esta edad ......................................................................................... 61
Su vida mental está poblada de imágenes ........................................... 62
Después de los tres años ........................................................................ 64
Los deseos genitales ............................................................................... 65
Después de los cinco años ...................................................................... 66
La entrada en el colegio ......................................................................... 70
El niño realiza ........................................................................................ 71
El ludo ..................................................................................................... 72
La lotería ................................................................................................. 73
Todos los niños juegan ........................................................................... 74
En el estanciero se inicia el juego con un azar ..................................... 76
En las damas y el ajedrez ...................................................................... 78
En esta edad ........................................................................................... 79
Hay juegos que revelan su significado genital ..................................... 80
Los adultos .............................................................................................. 84
A partir de los siete u ocho años ........................................................... 86
Si en el comienzo .................................................................................... 87
Desprenderse de los juguetes ................................................................ 88
El adolescente ......................................................................................... 89
El niño al nacer ...................................................................................... 90
INTRODUCCIÓN
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bíamos hablado, en la que resumió lo más importante de nues-
tro diálogo. El programa se realizó sobre esa base y él me sugi-
rió la necesidad de escribir un libro sobre el tema.
Los dos pensamos que debía ser corto, accesible y evitar todo
tecnicismo. Por eso traté de resumir en estas pocas páginas vein-
tiséis años de experiencia sobre un tema al que he dedicado la
mayor parte de mis horas de trabajo.
Me había preguntado muchas veces por qué aparece este jue-
go y no otro a una edad determinada, por qué hay niños en los cua-
les no aparece, y éstos siempre presentan trastornos. Por qué no
jugar en el momento adecuado al juego correspondiente al desa-
rrollo acarrea perturbaciones. Por qué puede ser un índice de mal
desarrollo el solo hecho de que no aparezca un determinado juego.
Recordé así, vertiginosamente, muchísimos casos. Padres que
me consultaban porque su bebé de ocho o nueve meses no dor-
mía, o había tenido una convulsión, o sufría de anginas de repe-
tición, y cómo los cambios en la rutina diaria, la organización de
su vida, pero sobre todo la orientación de la actividad de juego,
habían motivado no sólo la desaparición de los síntomas sino
una modificación profunda de la estructura del niño.
Por supuesto, esto sólo ocurría en niños en el primer año de
vida, pero también recordé muchos otros casos en los cuales el
único síntoma de neurosis grave era una inhibición de juego: ni-
ños normales en apariencia, niños modelo, que no jugaban ni lo
habían hecho nunca.
Mientras recordaba todo esto aparecían con frecuencia más
imágenes que palabras. Pensamos entonces que sería convenien-
te enriquecer el texto con fotografías, y Jaime Bernstein me pu-
so en contacto con Andy Goldstein. La sugerencia resultó un éxi-
to; creo que nadie podría haber interpretado mejor que él lo que
yo necesitaba. No fue necesario explicarnos; él me mostró algu-
nas fotos de niños y yo le di mi texto.
Trabajamos juntos durante muchos horas y nos apasionamos
por los mismos hallazgos. Lo vi esperar la aparición de un juego
y emocionarse cuando éste se cumplía con exactitud casi mate-
mática.
Hubiera sido muy sencillo poner en las manos de un bebé de
cinco meses la sabanita, luego descubrir el ojo y fotografiarlo. Pe-
ro no fue así; esperó muchas horas, el bebé hizo todo tipo de jue-
go menos ése, hasta que de pronto apareció la sábana y apareció
el ojo.
12
Y se los captó allí, en el momento mismo de la creación. Creo
que esto se advierte en las fotografías.
Hasta aquí la anécdota de cómo la idea de escribir este libro,
pero ahora quisiera interesarlos en el significado del juego, en la
teoría psicoanalítica del juego, en el por qué quiero transmitirla
en esta forma tan sencilla y hacia qué público me dirijo.
Los textos son deliberadamente cortos, casi los compararía
un poco con los sueños: al recordarlos su contenido manifiesto es
breve, a veces imágenes y algunas palabras. Pero para que se
produzca un sueño es necesario una larga historia previa; tam-
bién es preciso que un hecho del día -"resto diurno"- ponga en
movimiento toda esa historia del pasado y tenga así la fuerza su-
ficiente para llegar a la creación.
Así, en cierto modo, se hizo este libro. El resto diurno fue
nuestro diálogo; la historia, mis veintiséis años de trabajo con ni-
ños. Como en los sueños, trabajábamos con imágenes, pero era
necesario que éstas se expresasen con palabras para que pudie-
sen llegar a la conciencia.
No podría decir que aquí la imagen aclare el texto ni que el
texto se ilustre con la imagen: constituyen una unidad expresiva
cuyo mensaje debe llegar tanto al padre común como al investi-
gador del desarrollo del niño, que puede redescubrir hechos ob-
servados, muchos de los cuales no se han explicado aún.
Freud sostuvo que un niño juega no sólo para repetir situa-
ciones placenteras sino también para elaborar las que le resulta-
ron dolorosas o traumáticas. Que las situaciones traumáticas
aparecen en el juego del niño, lo comprobaba en mi labor diaria,
pero también me interesaba ver qué relaciones entre la madura-
ción y el desarrollo motivaban la aparición o desaparición de un
juego a una edad determinada.
También me apasionaba la evolución de un niño al que se le
impulsaba a jugar un juego específico, o, más bien, al que se le
creaban las condiciones necesarias para que pudiese jugar libre-
mente al juego que le era necesario a su edad.
Mis primeras experiencias fueron empíricas: indicaba una ac-
tividad lúdica y observaba los resultados. Luego trataba de pro-
fundizar en las relaciones de desarrollo y la maduración, y de es-
te modo se fueron aclarando muchos misterios, sobre todo en un
período temprano del desarrollo, la segunda mitad del primer año.
Para mí, el descubrimiento fundamental en este aspecto fue
comprobar que todo bebé pasaba, entre los siete y doce meses, por
13
un período en el que la genitalidad era muy importante y tenía sus
formas de descarga adecuadas. Entre ellas, una de las más signifi-
cativas era el juego, pero no un juego cualquiera, sino uno muy es-
pecífico: meter y sacar cosas, introducir en agujeros objetos pene-
trantes, llenar contenidos con pequeños objetos, explorar agujeros.
De acuerdo con los hallazgos de Freud, pensábamos que du-
rante todo el primer año de vida los intereses de un niño se cen-
traban en los alimentos y en los placeres y exigencias derivados
de la zona oral: chupar, morder, besar, lamer, explorar los obje-
tos con la boca. La experiencia me demostró que eso era así, in-
tensamente, hasta la aparición de los dientes, para dar paso lue-
go a nuevos intereses. Aparecía, por ejemplo, una necesidad im-
periosa de explorar el cuerpo, el propio y el de los demás, y esto
lo conducía a descubrir, en el suyo, los genitales. De esta zona ge-
nital surgían exigencias que buscaban ser satisfechas. Compro-
bé que el niño no sólo conocía la diferencia de sexos sino que tam-
bién tenía su modo de expresar formas de buscar satisfacerlo, lo
que significaba conocer sus funciones. Estas excitaciones y exi-
gencias necesitaban descarga, la cual, de acuerdo con la madu-
ración y el desarrollo, era específica para esa edad.
U na parte de las necesidades genitales se satisface en la mas-
turbación, y en mostrar su propio cuerpo y curiosear el de los
otros. Otras se satisfacen mediante la identificación proyectiva
con la pareja de los padres unidos y, por último, en la actividad
lúdica a través de la cual logra la unión simbólica de los sexos.
Al mismo tiempo, en ese momento, surgía el aprendizaje del
movimiento y la necesidad de desplazarse en el espacio, lo que
traía también una nueva serie de exigencias: moverse, ejercitar
la fuerza, manipular objetos, a veces con violencia.
Al aparecer estas nuevas necesidades era necesario atender-
las para que el desarrollo siguiese su curso normal, y si se las
descuidaba el niño comenzaba a manifestar trastornos.
La experiencia me mostró que el juego ofrecía al bebé una lar-
ga serie de experiencias que respondían a estas necesidades es-
pecíficas de la etapa del desarrollo a la que me he referido, y en
todas las posteriores.
El juguete posee muchas de las características de los objetos
reales, pero por su tamaño, por su condición de juguete, por el
hecho de que el niño ejerce dominio sobre él porque el adulto se
lo otorga como algo propio y permitido, se transforma en el ins-
trumento para el dominio de situaciones penosas, difíciles y
14
traumáticas que se le crean en la relación con los objetos reales.
Por otra parte, es reemplazable y le permite repetir a voluntad
situaciones que le resultaron placenteras o dolorosas pero que no
puede reproducir por sí solo en el mundo real.
Freud fue el primero en describir este mecanismo psicológico
del jugar cuando interpretó el juego de un niño de 18 meses. El
pequeño hacía aparecer y desaparecer un carretel, tratando así
de dominar su angustia frente a la aparición y desaparición de
su madre, simbolizada por el carretel, y al mismo tiempo echar-
la sin peligro de perderla, puesto que el carretel volvía cuando él
lo deseaba. Este juego le permitía descargar fantasías agresivas
y de amor frente a su madre sin riesgo alguno, ya que era dueño
absoluto de la situación. Además, elaboraba así sus angustias
ante cada despedida de su madre.
Al jugar, el niño desplaza al exterior sus miedos, angustias y
problemas internos, dominándolos mediante la acción. Repite en
el juego todas las situaciones excesivas para su yo débil y esto le
permite, por su dominio sobre objetos externos y a su alcance,
hacer activo lo que sufrió pasivamente, cambiar un final que le
fue penoso, tolerar papeles y situaciones que en la vida real le se-
rían prohibidos desde dentro y desde fuera, y también repetir a
voluntad situaciones placenteras.
La de Freud sigue siendo aún hoy un modelo de observación
de juego, pero yo descubrí que lo que él había descrito para los
dieciocho meses, el juego de las escondidas, surgía mucho más
temprano en el desarrollo. El juego de esconderse, aparecer y de-
saparecer, o el de hacer aparecer y desaparecer objetos, como el
de la sabanita, que se ilustra en el libro, aparece entre los 4 y 6
meses y responde a motivos psicológicos profundos. En ese mo-
mento del desarrollo el bebé atraviesa por una etapa que se de-
nomina "posición depresiva", en la cual trata de elaborar la ne-
cesidad de desprenderse de la relación única con la madre para
poder pasar luego hacia la relación con el padre; de este modo se
establece la tríada madre-padre-hijo, que es la base de las futu-
ras relaciones del individuo con el mundo.
Desprenderse de la relación única con la madre y orientarse
hacia el padre abre al niño el camino de múltiples intereses en el
mundo exterior y lo conecta con personas y objetos cada vez más
variados y numerosos. Estas nuevas relaciones y todas las situa-
ciones de cambio que mencionáramos le despiertan ansiedad, y el
juego le ofrece por varios caminos la posibilidad de elaborarlas.
15
Se ha producido una situación traumática. El la puede imagi-
nar, la puede pensar, puede quitarle el sueño, provocarle pavores,
aun es posible que desarrolle una fobia, pero no puede condicio-
nar esa nueva situación en el mundo externo. Puede, sí, repetir
muchas veces esa experiencia, puesto que el psiquismo dispone
de una capacidad denominada "compulsión de repetición" que im-
pulsa al sujeto a reiterar las situaciones no elaboradas y tiende a
que pueda llevarlas cada vez más a la conciencia. Por ejemplo, los
celos que se despiertan por el nacimiento de un hermano pueden
ser jugados con juguetes, porque estos personifican los objetos
reales y la acción sobre ellos puede realizarse sin la angustia y la
culpa que sobrevendría si la descarga de sentimientos agresivos
y celosos recayese sobre los objetos reales. No olvidemos que el ni-
ño no sólo rechaza a su hermano, a su madre y a su padre sino
que también los ama, los necesita y quiere conservarlos.
La derivación de afectos y conflictos en objetos que él domina y
que son reemplazables cumple la necesidad de descarga y de ela-
boración sin hacer peligrar la relación con sus objetos originarios.
En la medida en que va creciendo surgen nuevos intereses,
nuevas situaciones de cambio, y los juegos se modifican. Esto es
lo que he querido transmitir a través de este libro.
La sustitución del objeto originario, cuya pérdida se teme y
lamenta, por otros más numerosos y reemplazables, la distribu-
ción de sentimientos en múltiples objetos y la elaboración de sen-
timientos de pérdida a través de la experiencia de pérdida y re-
cuperación, tal como lo vio Freud al analizar el juego del carre-
tel, son las bases de la actividad lúdica y de la capacidad de
transferir afectos en el mundo externo.
Frente a los objetos, por el mecanismo de identificación pro-
yectiva, los niños hacen transferencias positivas y negativas, se-
gún Psi.os ohjt'l.m, cxcitPn o alivien sn ansiedad, y este mecanis-
mo <•:-;f.:i <·n l:1 has<' d<· l.od:1 s11 n•laci{m con los objetos originarios.
t•:11 la:-1 p<•1·:-1011if'icncirn11•:-1 <•11 l'I j111•g<1 H<' ob:-1erva c6mo puede cam-
biar d objnLo, con gran rapidez, d<1 btH\llo a malo, de aliado a ene-
migo; por eso los juegos del niüo, cuando es normal, progresan
constantemente hacia identificaciones cada vez más aproxima-
das a la realidad.
Pienso que al leer este libro, un padre, un observador común,
1111 profoRional, podrán ir descubriendo las relaciones entre los
pmc•p:-111,,; de• 11wd11ración y crecimiento y la aparición de nuevos
ob.i1•l11:1 d,· 111<•1:11, .v l:1111bi{•n qnc al observar el juego de un hijo o
16
de un niño cualquiera pueden orientarse sobre la marcha de su
desarrollo.
El primer paso en la aplicación de los conceptos que hemos
expuesto sobre el significado del juego fue la aplicación de la ac-
tividad lúdica a la terapia. Freud proporcionó las bases de la téc-
nica del juego, luego la desarrollaron Melanie Klein y, en nues-
tro medio, un grupo nuerosos de psicoanalistas de niños, que
aplicaron, siguiendo mis directivas, la técnica de Melanie Klein
con algunas modificaciones.
A través de la actividad lúdica el niño manifiesta sus conflic-
tos y de este modo podeos reconstruir su pasado, así como en el
adulto lo hacemos a través de las palabras. Esta es una prueba
convincente de cómo el juego es una de las formas de expresar
los conflictos pasados y presentes.
Un paso muy importante fue el utilizar la observación de ho-
ras de juego para el diagnóstico de las enfermedades, y así llega-
mos a la conclusión de que en la primera hora de juego un niño
nos muestra no sólo la fantasía inconsciente de cuál es su enfer-
medad sino, en muchos de los casos, cuál es la fantasía incons-
ciente de curación; ésta es otra evidencia de las relaciones entre
el desarrollo emocional, la normalidad del desarrollo y la activi-
dad lúdica.
Pero en este libro he querido, voluntariamente, referirme só-
lo al juego del niño normal. Hasta ahora, todo lo que se ha escri-
to desde el punto de vista psicoanalítico acerca del juego se rela-
ciona con niños que padecen conflictos o tienen serias enferme-
dades. He tratado de mostrar a qué juega un niño en la medida
en que se desarrolla.
Si he hecho hincapié sobre todo en la iniciación del juego, en
esos dos juegos básicos del primer año de vida, es porque creo
que en ese primer año y en esos dos juegos fundamentales que
aparecen en la primera y segunda mitad de ese año están los
fundamentos de todos los desarrollos posteriores de la actividad
lúdica y de toda actividad sublimatoria.
Dice Huizinga en su libro sobre el juego que éste se halla en
la base de la cultura. Yo agregaría que el juego del primer año de
vida da las bases del juego y las sublimaciones de la infancia, y
no sólo eso, sino que conduce al juego de amor tal como lo esbo-
zo en las últimas páginas de mi libro.
17
El niño
trae al nacer
19
A partir de
la concepción
20
Cuando el bebé nace
21
Desde su nacimiento
'}')
Es imprescindible
23
Entre el tercero
y cuarto mes
24
Alrededor de los cuatro meses
25
Jugar
26
i 1
1 _\.:......=
a las escondidas es su primera actividad
lúdica y en ella elabora
la angustia del desprendimiento,
el duelo por un objeto
que debe perder. A los cuatro meses
el niño juega con su cuerpo
y con los objetos; desaparece tras
la sábana y vuelve a aparecer;
de este modo el mundo
se oculta momentáneamente y vuelve
a recuperarlo cuando sus ojos
se liberan del objeto tras del cual estaba
escondido. También juega
con sus ojos: al cerrarlos y abrirlos
tiene el mundo o lo pierde.
27
De su cuerpo
salen sonidos,
28
El niño experimenta
JO
Entre los cuatro y seis meses
31
La pérdida del vínculo
32
El niño ha descubierto
33
En la segunda surge un nuevo
interés en sus juegos:
mitad del ha descubierto que
primer año algo hueco puede contener
objetos, que algo
penetrante puede entrar en
un hueco. Juega
incesantemente a eso.
Este gran descubrimiento
es el anuncio
de la forma adulta de expresar
34
amor: entrar en alguien,
recibir a alguien
dentro de sí, unirse
y separarse. Pasa así
a explorar cuanto
sea penetrable
y a usar todo lo que puede
servir para penetrar;
los ojos, los oídos,
las bocas de las personas
que están cerca,
le permiten hacer sus primeras
experiencias
de exploración. Sus objetos
preferidos son pequeños:
son herederos
de sus dedos exploradores.
35
Luego de realizar estos juegos
con su cuerpo
y con los de las personas
que lo rodean,
pasa a jugar con cosas
inanimadas: el agujero de
36
la bañera, caños, de sus juegos.
desagües, la tacita Un palo, un lápiz, anteojos,
de juguete, sus dedos, todo sirve
una rotura en la pared, para poner y sacar,
l'l agujero de una unir y separar.
<"erradura, todo es objeto
37
Entre los ocho y doce meses
38
Entre los ocho y doce meses
el niño se desplaza en el espacio
circundante gateando. Su campo de acción
se amplía y comienza una
concienzuda y paciente exploración de los objetos.
Ya al final del primer año,
ponerse de pie y caminar le permitirán alejarse
voluntariamente de los objetos y reencontrarlos.
En el aprendizaje de la marcha
no han andador que reemplace a los brazos
de la madre.
39
los sólidos, susceptibles
de originar formas,
Las heces se transforman en el símbolo
y orina de su capacidad
creadora. El niño ama
y teme las sustancias
que salen de su
que elabora su cuerpo cuerpo, pero ya que éstas
le van dando modelos están condenadas
fantaseados de lo que a desaparecer
es la concepción. Entran debido a las prohibiciones
alimentos por su boca, del adulto, el niño
pasan a través busca en el agua,
la tierra y la arena los
del cuerpo y salen
transformados;
40
sustitutos permitidos sustancia, la plastilina, con
de las heces y la orina. la que podrá
De este modo, modelar objetos.
el agua, la tierra y la arena Su vientre fecundo y el de
pasarán del estado la madre irán tomando el
puro de sustancias para primer plano.
adquirir aspecto La fecundidad, consecuencia
de objetos. Serán niños, de la unión,
castillos, animales comienza a interesarle.
salvajes, mangueras para Aparecen los tambores,
apagar incendios, los globos y las pelotas
líquidos con poderes mágicos. como juguetes predilectos,
Más tarde, el adulto que simbolizan el vientre
le ofrecerá una fecundo.
El tambor
43
Al finalizar
el primer año,
el globo y luego
la pelota constituirán
el centro de su interés.
Las fantasías de unión
van dando paso
al fuerte deseo de tener un
hijo. El cuerpo de su madre
y también el suyo propio
se simbolizan
en las formas esféricas.
La niña y el varón
se identifican con la madre,
quieren un hijo dentro
de su cuerpo, lo fantasean
y juegan con ese deseo.
Ese hijo es el que después
se hará palabra,
ya que la palabra
es para el niño un objeto
concreto capaz
de reemplazar mágicamente
al objeto real externo.
Cuando dice "mamá"
posee a su madre;
cuando dice "nene" es
como si tuviera un hijo.
El globo y la pelota
son el vientre fecundo
de su madre,
y también el propio;
persistirán como juguete a
través de los años.
44
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Además de
las muñecas,
47
r
48
A los dos años espera y necesita
aproximadamente, comienzan la enseñanza del control
a interesarle de esfínteres, es decir,
los recipientes, que utiliza adquirir la capacidad
para trasvasar sustancias de entregar a voluntad
de un lugar a otro. los contenidos del cuerpo.
Esta actividad lúdica
puede tomarse
como un indicio de que
49
L
Desde muy pequeño,
50
Niñas y varones
51
Varones y niñas
52
El niño que juega investiga
56
Alrededor de
los tres años,
la pasión de un varón
son los autos y las locomotoras,
pasión que comparten las niñas.
La organización genital
se ha ido desarrollando; la nena
y el varón se sienten
empujados a experiencias genitales
y las subliman
a través del juego. Jugando
representan sus fantasías
de la vida amorosa de sus padres
y de ellos mismos,
el nacimiento del hijo,
las actividades de masturbación.
El pequeño garaje de juguetes
se usa para juegos
de penetración,
íntimamente ligados con la
alimentación y la reparación;
lo mismo ocurre con los puentes
que utilizan con los trenes.
El juego con muñecas
y animales satisface sus necesidades
de paternidad y maternidad.
57
Ya a esta edad,
61
Su vida mental
está poblada de imágenes
t
63
Después de los tres años,
64
Los deseos genitales
65
Después de los
cinco años
el varón se deleita
con juegos de conquista,
de misterio, de acción.
Pistolas, revólveres, escopetas,
ropa de cowboys,
Batman, disfraces de pistoleros
pueblan sus juegos.
La niña, en cambio,
prefiere un juego más tranquilo;
se entretiene con sus muñecas,
prepara comida, sirve el té,
finge relaciones sociales,
entra en un aprendizaje
de los rasgos femeninos
con los que busca identificarse
con sus madre.
Suele pedir a ésta ropa,
y disfrazarse.
66
La entrada en el colegio
70
El niño realiza
71
El ludo
le permite al niño
simbolizar un encierro inicial en el que la apertura
hacia el mundo surge del azar: el dado.
Una vez que ha salido de su casilla,
recorre un camino salvando obstáculos o recibiendo ventajas.
Este camino es el símbolo del que recorrerá
en la vida real hasta llegar al éxito o al fracaso.
Sólo podrá decidir si sacará sus cuatro
fichas desde el principio o economizará alguna
para una posible estrategia final.
De este modo simboliza el manejo de sus fuerzas
en esta lucha de adaptación y conquista del mundo.
72
La lotería
73
Todos los y han jugado al tatetí.
Cada jugador dispone
niños juegan de tres fichas,
y gana aquel que evita
que su competidor
las ordene en la misma línea
y en cambio consigue
esto para sí. La disposición
74
de las líneas no interesa, hasta llegar a establecer
sólo es importante una buena situación edípica.
interponerse entre Los competidores
dos que quieren ser tres, son los hermanos, y se lucha
o llegar a ser tres. por conseguir
Este juego es el símbolo la relación ideal con
de las vicisitudes los padres, a igual distancia
que la vida impone del uno que del otro.
75
En el estanciero,
se inicia el juego con un azar,
76
í '.,<,,,§
-'';,.)~~
77
En las damas
y el ajedrez
el motor inconsciente
del juego es la necesidad de enfrentar a los padres,
entrar en su mundo de adultos y competir con ellos.
Ya no se parte del azar, sino
que el éxito depende de la habilidad
para lograrlo mediante el conocimiento de las reglas
y el manejo
adecuado de sus capacidades.
78
En esta edad
79
Hay juegos
que revelan su significado genital
80
1
. 1
81
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"'
-
Los adultos
84
A partir de los
siete u ocho años,
86
Si en el comienzo
87
Desprenderse de
los juguetes
1.
,
,r
.
88
El adolescente
89
El niño al nacer
90