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Revista BCV
R E V I S T A
Encuentro Nacional de Economía La coyuntura económica 1998-1999 BANCO CENTRAL DE VENEZUELA
2 1998
foros
R E V I S T A
ISSN: 0005-4720
Suscripciones
Para Venezuela y el exterior:
Bs. 9.000 / US$ 20
Unidad de Distribución y Ventas,
Departamento de Publicaciones
Banco Central de Venezuela
Esquina de Las Carmelitas, Avenida Urdaneta
Teléfonos: 801 8380 / 5235 Fax: 861 1646
Asdrúbal Baptista
Lista de participantes
Índice
8
Índice
Inauguración
Palabras de bienvenida
Luis Ugalde 11
Domingo F. Maza Zavala 14
Asdrúbal Baptista 16
Conferencia inaugural 19
“La economía venezolana”
Freddy Rojas Parra
Segundo tema 62
La política económica y la gestión fiscal
1998-1999
Ponente: Gustavo García
Comentaristas: Pedro Carmona
Estanga y Raúl Huizzi
Moderador: Manuel López Calo
Tercer tema 85
¿Es necesaria una reforma monetaria?
Implicaciones fiscales y de política
económica
Ponente: Janet Kelly
Comentaristas: Domingo Fontiveros
y Juan Carlos Guevara
Moderadora: Macky Arenas
Los encargados de diseñar la política económica tienen que enfrentar otros facto-
res que dificultan sus tareas. Me refiero a las resistencias que impone la realidad.
No importa que estas últimas sean teóricamente conocidas y previsibles. Lo cierto
es que existen medidas que, en la práctica, deben aplicarse de manera gradual o
combinarse con otros factores. Es decir, entre la política económica y la práctica
de la política, se sitúan las posibilidades reales de llevar adelante una idea. De esta
manera se evitan las circunstancias de que la población no se compenetre con
una idea, o que no lo dé su apoyo.
En ocasiones se tiene la impresión de que los que tienen que diseñar las políticas
pueden sentirse poco asistidos por parte de los académicos, que los acompaña
una cierta orfandad. De allí que sea muy importante el esfuerzo de los académi-
cos en torno a los problemas de la coyuntura. Asimismo, los que toman decisio-
nes, además de sentir el apoyo o el respaldo académico del análisis deben tener
la flexibilidad para aceptar críticas o puntos de vista que sean fundamentales.
Quizás en el caso de la medicina esto se entiende más fácilmente. A la población
lo que le interesa son los médicos, no le interesa la medicina. Análogamente, a la
población le interesa la política económica, aunque no la economía. Ello conduce
a un problema: ¿cómo esa ciencia que es universal, al igual que la medicina, se
convierte en medicina venezolana? ¿Cómo se enfrentan los grandes retos de la
realidad venezolana? Tal es el caso de epidemias que no existían en Suecia pero
que sí las teníamos en Venezuela, o políticas sanitarias tropicales, etc. En tal
sentido, se puede visualizar la importancia de la relación entre la ciencia de la
medicina y el médico concreto, quien tiene que ejercer la medicina con venezo-
lanos en circunstancias muy concretas.
De allí que este encuentro sea de una transcendencia enorme. Y lo igualmente
satisfactorio es que habrá de ser una actividad para llevarla a cabo cada año. Ya ha
habido en nuestra universidad y en otras universidades y centros de estudios
como el IESA, intentos y trabajos similares. Sin embargo, este esfuerzo representa
una gran iniciativa. Estoy seguro de que estas reflexiones nos ayudarán también a
descubrir lagunas concretas que tenemos en Venezuela, pues a veces creemos
que tenemos claridad sobre un tema en particular y cuando se van a aplicar las
medidas, nos damos cuenta de que no conocíamos bien el tema. Un ejemplo de
ello, es el tema relativo a las prestaciones sociales, el cual se había estado discu-
tiendo durante tres años y para entonces no se conocían los pasivos que, por tal
concepto, mantenía el sector público.
En tal sentido, existen lagunas conceptuales y no hay, por así hablar, la carpintería
necesaria, entre otras cosas porque se considera de segundo nivel. Hay muchas
áreas en las cuales se puede fracasar si no se dispone de dicha carpintería, por
Luis Ugalde / Palabras de bienvenida / Revista BCV / Foros 2 / 1998 13
ejemplo, el sistema impositivo. Son aspectos que nos presenta la coyuntura y que
no enfrenta el estudio académico, porque en este último se puede decir que un
factor va a operar en determinado sentido y, sin embargo, en la práctica opera de
otra forma, debido a factores concretos sobre nuestra propia realidad económica,
sobre la conducta del empresario y del político venezolano y, sobre la conducta
del venezolano en general. Todos estos factores tienen que ser muy tomados en
cuenta por quienes diseñan las políticas.
Sólo me resta desearles el mayor de los éxitos en sus deliberaciones, y arrancar de
ustedes la promesa de que mantendrán esta iniciativa en el curso de los años
futuros.
Palabras de bienvenida
zados que otros, pero todos aprobados en Consejos de Ministros y con algunas
señales específicas de realización. Iniciamos una reforma de la seguridad social
que ya hoy todos manejan de alguna manera en las prestaciones sociales, y unas
nuevas leyes que de aquí a diciembre estarán aprobadas por el Congreso. Abri-
mos el área de los hidrocarburos a la inversión privada con éxito; venimos tam-
bién de una ratificación y avance en la apertura de la economía, bienes, capitales
y servicios; la desregulación de la economía es un hecho y prácticamente todos
los bienes, con excepción del área de medicamentos, están liberados.
Hemos favorecido un clima de abierta competencia y de mayor oferta. Desde
hace tiempo no se habla en Venezuela de desabastecimiento; tenemos de todo lo
que requiere el consumidor en sus distintas opciones nacionales o de importa-
ción. Hemos avanzado en el proceso de integración económica como una de las
nuevas realidades, para crear un gran espacio de más de trescientos millones de
habitantes en América del Sur integrada en una gran zona de libre comercio.
Creamos condiciones para que el año pasado se redujera el desempleo en 1 por
ciento. Todos los sectores de la economía se reactivaron en 1997: comercio, in-
dustria, servicio, agricultura, transporte, telecomunicaciones.
Las exportaciones no petroleras, indicador por cierto al cual no se le presta mucha
atención, crecieron a pesar de la crítica que se hace acerca de la sobrevaluación.
El orden de su crecimiento fue del 14 por ciento, y a la fecha con todo y la
situación de la economía venezolana, llevan un crecimiento registrado de 16 por
ciento. Es significativo este nuevo rumbo que está tomando el destino de la
producción nacional hacia mercados internacionales: esos mercados naturales
que le abrimos a la producción nacional a través del proceso de integración y los
acuerdos de creación de zonas de libre comercio. También mejoró el año pasado
el poder de compra de la población.
¿Qué ocurrió con ese cuadro favorable al cierre de 1997, cuando todos los
indicadores eran alentadores, eran positivos en su gran parte, demostraban un
potencial de crecimiento de la economía en términos rápidos y sobre todo de-
mostraban que podíamos ratificar nuestra orientación favorable para la economía
venezolana en 1998 y siguientes, tal y como estaba previsto? Bueno, ocurrió lo
que imagino que Ramón Espinasa en su intervención debió señalar. Por lo tanto,
no me voy a detener aquí por mucho tiempo.
Durante el curso de los primeros 100 días, como lo he dicho muchas veces, se ha
generado una caída de cuatro dólares aproximadamente en nuestro precio del
barril petrolero. En todo caso, el presupuesto se calculó casi en un dólar por
debajo de la cifra con la cual habíamos terminado el ejercicio de 1997. Esta es una
primera demostración de lo conservador del ejercicio del presupuesto. Habíamos
Freddy Rojas Parra / La economía venezolana / Revista BCV / Foros 2 / 1998 22
cerrado en 16.36 y lo calculamos a 15.50 dólares. Ese primer gesto, muy bien
respaldado a nivel del equipo económico, creo que nadie lo ha señalado con la
significación del caso.
Después de esto, ante la negativa circunstancia y ante la velocidad de tal cambio,
ante lo abrupto y ante su intensidad, hemos tenido que actuar sobre la marcha,
resistiendo inclusive las críticas de que no fuimos suficientemente previsivos. Sea
oportuno decir que las circunstancias también hacen ver como imprevisivas tanto
a la economía y al gobierno japonés como a sus vecinos de Corea.
Nosotros que estamos muy distantes, hemos sufrido las consecuencias de una
crisis en el mercado consumidor de nuestro principal producto de exportación;
estamos sufriendo una crisis no previsible acentuada por circunstancias que se
nos escapan como es el invierno benigno, así como también por las consecuen-
cias de un mercado con mayor oferta de petróleo.
En un año electoral lo común es que se proceda a seguir gastando y no se reduzca
el gasto. Por razones electorales se busca la manera de cubrir con otros arbitrios el
diferencial en los ingresos que se originó a raíz de una situación desfavorable.
Nosotros no hicimos esto. En el mes de diciembre procedimos a un ajuste a la baja
del presupuesto; en efecto, el 30 de diciembre apareció en Gaceta Oficial la primera
rebaja, que es la segunda medida insisto, después del reconocimiento de un precio
del petróleo inferior. El 6 de febrero en Gaceta Oficial aplicamos una segunda
rebaja en el gasto, acompañada por una rebaja de 500.000 millones de bolívares
que hizo PDVSA; coordinado con el gobierno en esta dirección lo hicimos también
con las empresas públicas no financieras con una rebaja del orden de 170.000
millones de bolívares. A todo esto hay que añadir la siguiente rebaja del 22 de abril,
colocando el precio del petróleo a 13 dólares en lugar de los 15.50 utilizados como
referencia presupuestaria. Esto suma una reducción en el orden de 3.500 millones
de dólares y ésa es nuestra respuesta en los 100 días de 1998.
Además hemos tratado de agenciarnos recursos adicionales con una serie de
medidas que hemos ido implementando, y otras que están en proceso de aproba-
ción en el Congreso que deben producirnos una aproximación al equilibrio en el
área fiscal, y sobre todo deben producir una reorientación en el comportamiento
de los entes de la Administración Pública.
Del aprendizaje de estos años y viendo que el presupuesto en Venezuela ha sido
una especie de gran árbol protector generador de sombra para todos los sectores
de la sociedad venezolana, pienso que nuestra aspiración de corregir el déficit
fiscal y la tendencia persistente hacia la inflación, no tendrá realmente en el
tiempo una expresión de modificación sustancial, de fondo, si no ocurre una
verdadera reforma y transformación del Estado, pero ya no como una frase que se
Freddy Rojas Parra / La economía venezolana / Revista BCV / Foros 2 / 1998 23
cado así: que el Estado ya no puede ocuparse de las actividades que ha venido
atendiendo durante muchos años. Nos hemos ido desprendiendo de varias, toda-
vía quedan unas cuantas, pero si el Estado persiste en el próximo gobierno en
desprenderse de actividades productivas, de servicios, de transporte, de hotelería,
y de muchas otras que ustedes conocen, y concentra bajo su nueva misión activi-
dades y recursos en aquellas áreas tan críticas y tan demandadas que a diario en
los noticieros de televisión el ciudadano reclama que deben mejorar, educación,
salud, seguridad, por supuesto defensa, servicios en algunas áreas críticas, en esa
orientación que trataremos de que incorpore el presupuesto del año 1999 hasta
donde sea posible, creo que estaremos dando un gran paso hacia la reforma
estructural de la economía venezolana y hacia una economía más sana.
El tercer elemento que quiero destacar aquí es mi aspiración, como ciudadano, a
una sinceración de la economía. Recibimos una economía en el 96 cargada de
artificialidades en términos de precios de bienes y servicios. Desregulamos la
economía desde la canasta básica hasta todos los parámetros que existían como
referencia, tal como el precio máximo y entramos a considerar la sinceración de
tarifas de precios de bienes y servicios, electricidad, teléfonos, transporte, gas,
hasta el gasoil, una cantidad de productos derivados del petróleo y encontramos
allí una reacción de entendimiento en la mayoría de los sectores.
Pero luego vino alguna reacción de rechazo a las nuevas tarifas que nos han ido
llevando a la mejora del servicio en esas nuevas áreas. La excepción es la electricidad
que requiere 5.000 millones de dólares en inversiones para todo el servicio eléctrico
interconectado en Venezuela. Sin embargo, en otros hay mejoría reconocida.
Esos tres elementos que he señalado crean una plataforma de un nuevo enfoque,
no solamente desde el punto de vista fiscal sino también desde el punto de vista
económico y desde el punto de vista conceptual del manejo de la economía en
Venezuela. Creo que hay un gran protagonista que tiene mucho que hacer, y es el
Congreso Nacional.
Un Fondo de Estabilización Macroeconómica es el mandato en todos los artículos
de opinión y en todas las charlas. Tenemos pendiente la aprobación por el Con-
greso, para que estos vaivenes y oscilaciones de la economía venezolana de
abundancia y de escasez recurrentes, puedan tener alguna referencia más allá de
lo que ya se aprobó como el Fondo de Rescate de Deuda que existe desde el mes
de diciembre y que tiene unos fondos disponibles, todavía de muy baja escala,
pero que están disponibles para cancelación de deuda administrado por los orga-
nismos que indica la Ley.
Aspiramos que esto pueda producirse antes del mes de agosto. Igualmente, la
aprobación de un mecanismo de mayor recaudación interna como alternativa es
Freddy Rojas Parra / La economía venezolana / Revista BCV / Foros 2 / 1998 25
Ese camino que debiéramos transitar, en los próximos años, requiere en primer
lugar de una posición firme del gobierno que creo que la estamos demostrando.
Hemos señalado un rumbo, y con algunas desviaciones, con algunas paradas en
el camino, con algunas oscilaciones, hemos marchado en esa misma orientación,
venciendo críticas o soportando críticas, soportando cuestionamientos y enten-
diendo que no todo resultado se da como se pronostica. Entendemos y sabemos
que la aspiración y la pretensión de cambiar una economía en apenas dos años,
no es fácil. De hecho, no conozco, por lo menos en el área latinoamericana,
ningún país que haya producido cambios aspirados de esta magnitud y de este
alcance en un período de gobierno. Los casos que se nos señalan en América
Latina como ejemplo, se han llevado hasta tres períodos de gobierno.
Lo importante en este auditorio, y ojalá salga como una de las conclusiones, es
que para que estos programas de reformas produzcan resultado el récipe mínimo
es: persistencia y disciplina, persistencia del gobierno en el rumbo, voluntad po-
lítica para ejecutar los cambios por parte del gobierno, del Congreso, de los
empresarios, de la dirigencia laboral, de la dirigencia política y sobre todo discipli-
na para mantenerse en lo que se acuerde realizar. Esto requiere también com-
prensión de la gente. El mejor aporte que puede hacer el sector académico es el
de ayudar a orientar en esta dirección.
Me preocupan en este momento anuncios o asomos, por ejemplo, de quienes
aspiran gobernar, en el sentido de que hay que reducir los impuestos. Estos son
mensajes lanzados al voleo, sin pensar las consecuencias que tienen en materia
del equilibrio necesario en el área fiscal. Lo digo en forma muy abierta a riesgo de
caer en algún tipo de debate externo o posterior, pero creo que es indispensable
señalarlo porque Venezuela, como la visualizamos con las cifras disponibles, no
puede seguir contando con un precio del petróleo en alza o alto para resolver sus
problemas. Lo primero que debemos entender si eso es así, y lo establecemos
como premisa, es que tenemos que buscar alternativas distintas de generación de
ingresos, de generación de divisas por la vía de las exportaciones no tradicionales
como logró hacerlo México transformando su dependencia del petróleo del 70
por ciento a un 30 por ciento. Hoy, de 110.000 millones de dólares exportados el
año pasado por México, casi 90.000 millones de dólares fueron bienes manufac-
turados; el resto es petróleo. Como logró hacerlo Chile con el cobre, y algunos
países que no son del área que también lograron esa transformación productiva.
Me parece que el mandato y el reto que tenemos hoy definitivamente y sin
dilación es el de tratar de producir la transformación productiva de la economía
venezolana. Para coadyuvar al cambio que debe originarse hacia un proceso de
menor dependencia del petróleo; para depender de fuentes de ingresos ordina-
rios por la vía de una tributación que funcione mejor; que se cumpla con mayor
Freddy Rojas Parra / La economía venezolana / Revista BCV / Foros 2 / 1998 27
del Encuentro
La incidencia fiscal del sector
petrolero durante 1998 y 1999
Para empezar no puedo hacer otra cosa sino celebrar de la forma más entusiasta
esta iniciativa de la Revista del Banco Central de abrir un espacio, que espero se
haga rutinario, para la discusión de los temas de mayor interés en la coyuntura y
para el proceso de desarrollo estructural de la economía venezolana. Debo tam-
bién expresar públicamente las gracias al profesor Asdrúbal Baptista por invitar-
me a participar de este foro y por permitirme regresar a la universidad donde me
gradué ya hace 24 años.
Para hablar de la incidencia fiscal petrolera en Venezuela la primera pregunta que
nos debemos plantear es la siguiente: ¿Cómo se vincula el Estado a la actividad
petrolera en Venezuela hoy en día? El vínculo del Estado con la actividad petrole-
ra tiene lugar a través de dos vías. Por un lado, el Estado se reserva el derecho de
la propiedad de los yacimientos, esto lo heredamos de la legislación española y
está consagrado en los primeros decretos del país como República y en la Cons-
titución Nacional, en el ordinal 10 del artículo 136, el cual reserva al Poder Nacio-
nal, encabezado por el Gobierno Central, el régimen y administración de las
minas e hidrocarburos.
La segunda forma de vinculación del Estado con la actividad petrolera en Vene-
zuela, se produce en la medida en que éste se reserva el monopolio de la activi-
dad productiva en el país, mediante la Ley Orgánica que reserva al Estado la
Industria y el Comercio de los Hidrocarburos de agosto de 1975, conocida como
la Ley de Nacionalización.
Esta doble forma de vinculación del Estado a la actividad petrolera condiciona
también la manera en la cual el Estado participa del ingreso petrolero en el país.
Como propietario del recurso natural, cobra una regalía por barril de petróleo
producido; como soberano en la administración de impuestos cobra un impuesto
sobre la renta gravable a la industria petrolera y como propietario de la industria
participa en las ganancias, cobrando dividendos sobre las ganancias netas de
PDVSA.
Entonces, definimos el ingreso fiscal petrolero como la suma de las tres vías en las
que el Estado participa del ingreso petrolero: regalía, impuesto sobre la renta y
dividendos. A continuación, analizaremos cada una de ellas secuencialmente.
Gráfico 1
Precio de Realización
de precios que hemos tenido desde 1986. Este año representa un punto de in-
flexión en el devenir de la política petrolera venezolana, ya que en 1986 se
abandonó la estrategia de reducir volúmenes para defender los niveles de precios
alcanzados a partir de 1974.
Gráfico 2
Precio de Realización
Para poder hacer una comparación intertemporal, deflactamos los precios inter-
nacionales del petróleo usando el índice de precios al mayor de los Estados
Unidos. En el Gráfico 2 se muestra lo que en dólares de hoy en día ha comprado
históricamente un barril de petróleo promedio producido en Venezuela. Allí ob-
servamos la caída de los precios reales a partir de 1986 y cómo el precio real
tiende a los niveles de precios que prevalecieron en el país por casi 30 años,
desde finales de los cuarenta hasta mediados de los setenta.
Es importante destacar la importante oscilación de los precios promedios de ex-
portación, tanto en términos nominales como reales, que hemos tenido en los
últimos 13 años. Hablamos de una caída en los precios reales desde 1986 a esta
parte de más del 20 por ciento, presentando en este período oscilaciones que en
términos nominales alcanzan hasta el 27 por ciento entre un año y otro.
En el Gráfico 3 se observa el volumen de producción de petróleo en Venezuela en
contexto histórico. Como dijimos anteriormente, 1986 representa un punto de
inflexión en la evolución del volumen de producción, ya que en este año se pone
fin al recorte de la producción que tuvo lugar para defender los precios que se
alcanzan a partir de 1974 y hasta 1985. El abandono de esta política por parte del
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 33
Gráfico 3
Producción
Una vez que tenemos los precios y los volúmenes de producción, podemos
proceder al cálculo de la regalía; cuya evolución histórica con los picos de los
setenta, su tendencia creciente a partir de 1986 y las muy importantes oscilaciones
inducidas por las variaciones de los precios, se observan en el Gráfico 4. Para
1998, la regalía se encontrará en aproximadamente 2.500 MM$.
Gráfico 4
Regalía
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 34
Este punto es importante para el análisis que sigue, porque la evolución del tipo
de cambio real no va a afectar tan sólo la estructura de costos de PDVSA en
dólares, sino también, como veremos más adelante, la capacidad de compra
doméstica del ingreso fiscal petrolero que se origina en dólares.
En el Gráfico 5 se muestra un índice del tipo de cambio real desde 1990 a esta
parte. Allí se observa una apreciación del tipo de cambio real de alrededor del 90
por ciento en el período, lo que implica que los costos en bolívares han evolucio-
nado más rápidamente que la devaluación del tipo de cambio nominal, con lo
cual se ha producido un encarecimiento real de los insumos nacionales medidos
en dólares.
La apreciación del tipo de cambio real se traduce entonces en el encarecimiento
de los bienes nacionales que se emplean en la producción de petróleo o que
serán objeto de la compra por parte del Estado a partir del ingreso fiscal petrolero.
Esto se debe ver reflejado en la evolución de los salarios nacionales medidos en
dólares. Para mostrar este punto, tomamos como única referencia la evolución del
salario mínimo en dólares, el cual es un precio transparente en la economía, y
observamos que se ha incrementado en términos reales alrededor de 80 por
ciento con respecto al año 1990. El salario mínimo es un precio que se ajusta en
forma discreta y por eso se producen los saltos en forma de sierra que se mues-
tran en el Gráfico 5.
Gráfico 5
Salario Real y Tipo de Cambio Real
Ahora podemos continuar con el análisis de la incidencia fiscal del sector petrole-
ro y específicamente con el cálculo del impuesto sobre la renta. En el Gráfico 6 se
muestran los ingresos totales del sector petrolero medidos en dólares, el grueso
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 36
de éstos son ingresos por exportación y el resto son ingresos por ventas al merca-
do interno que han sido expresados en dólares cada año y deflactados por el
índice de precios al mayor norteamericano. En 1996 y 1997 a la sumatoria de los
ingresos por exportaciones y de las ventas al mercado interno, se le debe agregar
los ingresos por licitaciones, como lo establece el marco legal que dio posibilidad
a la apertura y que se inserta dentro de lo que se contempla en el artículo 5º de la
Ley que reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos. De esta
forma, PDVSA es el receptor de esos ingresos por licitaciones y paga al Fisco el
impuesto correspondiente sobre los mismos.
Gráfico 6
Distribución del Ingreso Petrolero 1950-1999
En 1997 las primas por las licitaciones de la tercera ronda de campos marginales
alcanzaron el orden de 2.000 MM$ y las correspondientes a 1996 fueron los bonos
que se pagaron para tomar una decisión en caso de empate para la asignación de
los ocho campos que se otorgaron bajo el esquema de exploración a riesgo.
Así, en 1997 los ingresos del sector petrolero medidos en dólares se ubicaron en
alrededor de 24.000 MM$ de los cuales aproximadamente unos 2.000 MM$ son
los ingresos extraordinarios por licitación. En 1998 los ingresos caerán en alrede-
dor de 8.000 MM$, la sumatoria del ingreso por exportaciones y las ventas al
mercado interno alcanzará unos 16.000 millones de dólares.
Para efecto del cálculo del impuesto sobre la renta, de los ingresos totales debe-
mos deducir los costos totales de PDVSA, incluyendo la regalía, para obtener el
ingreso gravable. Aquí debemos destacar el muy importante crecimiento de los
costos de 1990 a esta parte, el cual trataremos en detalle más adelante. Una vez
obtenido el ingreso gravable, se le aplica la tasa de impuesto sobre la renta
legalmente estipulada de 67.7 por ciento. La evolución del ISLR puede ser obser-
vada en el Gráfico 6.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 37
Gráfico 7
Distribución del Ingreso Petrolero 1950-1999
Los Dividendos. Finalmente, queda por analizar el tercer componente del ingre-
so fiscal petrolero, los dividendos. A partir de 1996, en la medida que el accionista
lo ha considerado conveniente, la industria petrolera ha repartido dividendos de
sus ganancias netas. Entonces,
D = d(y-ISLR-(r+w/e))
en donde los dividendos medidos en dólares, (D), serán igual a una fracción, (d),
de las ganancias netas en dólares, (y-ISLR-(r+w/e)), que corresponden a los ingre-
sos totales en dólares menos el impuesto sobre la renta y menos los costos totales,
incluyendo la regalía. En el Gráfico 7 incluimos el pago de dividendos desde
1996, de esta forma podemos observar la evolución de cada uno de los compo-
nentes del ingreso fiscal petrolero y las ganancias de PDVSA desde 1950.
Gráfico 8
Distribución del Ingreso Petrolero 1986-1999
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Gráfico 9
Costos de Producción 1986-1999
En el Gráfico 9 se muestran los costos totales y un primer punto que nos interesa
destacar es que el grueso de estos costos son costos operacionales, los cuales se
han más que triplicado entre 1990 y 1997, pasando de alrededor de 2.000 MM$98
a algo más de 6.000 MM$98. Nos interesa destacar los costos operacionales por-
que son aquellos relacionados con la actividad petrolera misma. La diferencia
entre costos operacionales y totales son costos tales como intereses, depreciación,
etc., que no están relacionados directamente con la actividad productiva.
Los costos operativos se muestran en detalle en el Gráfico 10. En este sentido no
podemos olvidar que de 1986 a esta parte la producción de petróleo se ha dupli-
cado, por lo que debemos destacar la evolución de los costos por barril. Es así
como si dividimos los costos totales entre la producción año a año, los costos ya
no se triplican sino que esencialmente se duplican en el período pasando de
alrededor de 3$98/b a 5$98/b entre 1990 y 1997.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 39
Gráfico 10
Costos Operativos
Debido a que los costos se encuentran medidos en dólares por barril y que en este
período hemos tenido una muy importante apreciación del tipo de cambio real,
nuestro siguiente paso fue separar el componente de los costos que se origina en
dólares del componente de los costos que se origina en bolívares, el cual representa
algo más del 60 por ciento de los costos totales, para luego ajustarlo por el tipo de
cambio real, con el fin de descontar la incidencia del aumento en dólares de los
costos de origen nacional sobre la evolución de los costos totales. Esto es, calcula-
mos los costos por barril manteniendo el tipo de cambio real de 1986 constante a lo
largo del período. Este análisis se puede realizar partiendo de otro año base, con lo
cual simplemente se obtendría una línea paralela a la que mostramos en el Gráfico
10. Allí se observa que los costos reales por barril manteniendo el tipo de cambio
real fijo han permanecido esencialmente constantes a partir de 1986, a pesar de que
este ha sido un período en el cual las actividades de la industria petrolera nacional
se han hecho particularmente onerosas.
Por un lado, las actividades de refinación han aumentado sus costos desde el
momento en que la dieta de crudos venezolanos es cada vez más pesada y ácida,
por lo cual ha sido imprescindible realizar importantes inversiones, que han aumen-
tado los costos de refinación tanto en Amuay como en Cardón, los dos grandes
proyectos de conversión profunda para convertir estos crudos de peor calidad en
productos finales que deben cumplir con restrictivas normas ambientales. Además,
las actividades de mercado interno se hacen cada vez más extensas y complejas, lo
cual redunda forzosamente en un aumento de los costos por esta actividad.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 40
Gráfico 11
Ingreso Fiscal Petrolero Causado 1986-1999
Volvamos entonces a la discusión del tema que nos interesa, cual es la evolución del
ingreso fiscal petrolero con sus tres componentes: regalía, impuesto sobre la renta y
dividendos. En el Gráfico 11 se muestra el ingreso fiscal petrolero causado año a
año desde 1986 a esta parte en dólares de 1998. Sin embargo, para nuestro análisis
y para la dinámica presupuestaria no interesa el impuesto causado sino el impuesto
base caja, porque no todo el impuesto que se paga en el año es causado en el
mismo período. El ingreso fiscal petrolero base caja se observa en el Gráfico 12.
Nos interesa destacar del Gráfico 12 varios puntos: el primero, es la presencia de
muy altas oscilaciones en el ingreso fiscal petrolero en este período, el cual ha
presentado una desviación típica de más 2.000 MM$98 y un coeficiente de varia-
ción de 26 por ciento alrededor de un promedio de 7.600 MM$98, con oscilacio-
nes muy pronunciadas que llegan a alcanzar 40 por ciento de un año a otro, como
es el caso de 1998 con respecto a 1997.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 41
Gráfico 12
Ingreso Fiscal Petrolero Caja 1986-1999
Regalías
El ingreso fiscal petrolero de 1998 estará en alrededor de 7.000 MM$, lo que repre-
senta una caída de 4.700 MM$98 respecto a 1997, año en el cual el ingreso fiscal
petrolero fue 11.700 MM$98, lo que representa una disminución del 40 por ciento.
Respecto a 1996 la caída del mismo en comparación con 1998 es de 10 por ciento.
Un punto que quisimos investigar y que consideramos importante discutir en este
foro se refiere a las causas de las muy importantes oscilaciones en el ingreso fiscal
petrolero originado en dólares y que resultan tan perversas para la sana praxis
presupuestaria y para el desempeño macroeconómico del país. En este sentido,
nos hicimos la siguiente pregunta: ¿por qué varía el ingreso fiscal petrolero en
dólares año a año? Para responder esta interrogante procedimos a identificar un
conjunto de variables, que dividimos en cuatro grupos:
1. Variables que afectan el ingreso, entre las cuales analizamos la evolución del
precio internacional del petróleo, del precio doméstico, del volumen de produc-
ción y de los ingresos extraordinarios por licitaciones.
2. Variables que afectan los costos, entre ellas destacamos la evolución de los
costos propiamente operacionales y su variación año a año; del tipo de cambio
real por la incidencia que él tiene sobre la estructura de costos de PDVSA medida
en dólares; de la depreciación y ajustes por inflación, ambas partidas contempla-
das en la Ley de Impuesto sobre la Renta y de las pérdidas y ganancias cambiarias.
3. Variables que afectan el impuesto sobre la renta, donde se destacan dos: la
primera, es la eliminación del valor fiscal de exportación, que es la sobrecarga
impositiva del 20 por ciento que se eliminó por Ley a partir de 1993 en forma
gradual y progresiva hasta 1996 y la segunda, que también afecta a la regalía, es
cómo se pasa del impuesto causado a la recaudación base caja.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 42
4. La política de dividendos.
Para analizar la variación del ingreso fiscal petrolero causado de un año para otro, lo
que hicimos fue mantener constantes las variables que lo determinaban el año ante-
rior, e introducir progresivamente el nuevo valor de cada una de las variables, hasta
que los valores de todas la variables correspondieran a las del año en cuestión, para
así identificar la contribución de cada una de ellas a la variación del ingreso fiscal año
a año. Los resultados de este ejercicio se observan en el Gráfico 13.
Gráfico 13
Variación Anual del Ingreso Fiscal Petrolero Causado
Primero, analizamos las variables que afectan el ingreso petrolero. Dentro de este
grupo, la primera variable que introdujimos fue el precio de exportación del
crudo venezolano. Aquí se destaca fácilmente lo siguiente: la caída del precio en
1998 desde 16.40$/b en 1997 a 13$/b, siendo este último el precio para 1998 que
empleamos para estos cálculos, provoca una caída en el ingreso fiscal petrolero
causado de 2.500 MM$98, mientras que la caída del precio entre 1996 y 1997
provocó una merma de más de 1.000 MM$98 en el ingreso fiscal. De la misma
manera, por este concepto en 1996 (cuando el precio alcanza un máximo histó-
rico relativo de 18.50$/b) se origina para el fisco 2.000 MM$98 más de ingreso
fiscal petrolero con respecto a 1995.
Nos interesa destacar que las oscilaciones que observamos en los precios de
exportación promedio, tanto en términos nominales como reales, se traducen en
una fuente muy importante de volatilidad del ingreso fiscal petrolero, quizás en la
más importante de ellas, llegando a producir variaciones positivas o negativas de
hasta 3.000 MM$98 de un año para otro.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 43
Luego, analizamos las variaciones producidas por cambios en el precio del mer-
cado interno de un año respecto al año que lo precede. Aquí observamos cómo
el ajuste del precio de la gasolina de 6 Bs./l a 70 Bs./l en 1996 originó para PDVSA
y en última instancia a partir de PDVSA para el Fisco una mayor recaudación en
1996 respecto a 1995. En la medida que el precio del mercado interno se ajusta
con rezago a la inflación y a la variación del tipo de cambio real, se produce una
merma en el ingreso fiscal petrolero medido en dólares.
Una vez que introdujimos las variaciones en el precio de exportación y en el
precio interno, procedimos a analizar el efecto de cambios en el volumen de
producción sobre el ingreso fiscal petrolero, el cual es siempre positivo con la
excepción de una muy pequeña reducción de la producción que hubo en 1992.
En 1998 el volumen de producción se mantendrá esencialmente constante con
respecto al año pasado. En el Gráfico 13 podemos observar cuánto de la variación
en el ingreso fiscal petrolero se deriva de aumentos en volúmenes año tras año
respecto al año precedente.
Con respecto a la incidencia de las variaciones del tipo de cambio real sobre el
ingreso fiscal petrolero, debemos señalar de nuevo el efecto del tipo de cambio
real sobre la estructura de costos de PDVSA. Cuando se produce una deprecia-
ción (apreciación) real los costos en dólares de PDVSA se reducen (aumentan), lo
que se traduce en un efecto positivo o negativo sobre la participación fiscal petro-
lera según sea el caso. Esto se observa claramente en 1989 y 1996 cuando la muy
importante depreciación del tipo de cambio real produjo una mayor participación
fiscal, en la medida en que se abarataron los costos en dólares de PDVSA. Mien-
tras que en 1997 y 1998 podemos observar la incidencia negativa que tiene la
apreciación real sobre el ingreso fiscal petrolero.
Por otro lado, la eliminación paulatina a partir de 1993 del valor fiscal de exporta-
ción, significó una merma sobre la recaudación fiscal petrolera. Más adelante,
argumentaremos que esto hizo posible la expansión del volumen de producción,
así como una mayor recaudación fiscal por esta vía. Pero efectivamente, la dismi-
nución del valor fiscal de exportación respecto a cada año precedente hasta su
completa eliminación en 1996, representó, “ceteris paribus”, una merma en el
ingreso fiscal petrolero.
A su vez, el aumento por unidad producida de los costos reales de producción
provoca una caída en la recaudación fiscal, mientras que un incremento en la
eficiencia se traduce en un aumento en los ingresos del Fisco. En el Gráfico 13
también se muestra cuál es el efecto de las variaciones de los ajustes por deprecia-
ción e inflación, las pérdidas y ganancias cambiarias y los intereses sobre la parti-
cipación fiscal petrolera.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 44
Gráfico 14
Variación Anual del Ingreso Fiscal Petrolero Caja
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 45
Gráfico 15
Variación Acumulada del Ingreso Petrolero Caja
Por otro lado, el efecto acumulado del aumento del volumen de producción
respecto a 1986 permite una recaudación adicional de alrededor de 5.500 MM$98.
También podemos observar cómo las variaciones con respecto a 1986 del precio
del mercado interno, del valor fiscal de exportación, de los costos de producción
unitarios, del ajuste por inflación y depreciación, de los intereses y de la recauda-
ción diferida tienen un efecto negativo sobre la recaudación fiscal petrolera de
1998 cuando la comparamos con ese año; mientras que la presencia de los divi-
dendos y de las primas por licitaciones a partir de 1996 producen un aumento de
la recaudación. La variación acumulada neta de la recaudación fiscal petrolera,
tomando en cuenta cada una de las variables que afectan su cálculo, representa
una caída de más de 1.000 MM$98.
Esto nos dice que por un lado hemos tenido factores que han aumentado la
recaudación significativamente respecto a 1986, como lo son la expansión
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 46
volumétrica, los dividendos y las prima por licitaciones, mientras que por otro
lado hay factores que actúan en contra: dos muy importantes son la merma en los
precios y la eliminación del valor fiscal de exportación.
A continuación haré una muy breve digresión para justificar la política de eliminar la
sobretasa que significaba el valor fiscal de exportación. En el Gráfico 16 se muestra
el perfil de inversiones de PDVSA año a año medido en dólares. Hasta 1989 fue
posible expandir la actividad de producción con niveles de inversión relativamente
moderados, porque a lo largo de la política de reducción de volúmenes, hasta 1985,
se mantuvo el potencial de producción en alrededor de 2.5 MMBD, mientras que la
producción se redujo hasta 1.5 MMBD. La existencia de esta capacidad ociosa hizo
posible aumentar la producción otra vez hasta 2.5 MMBD con inversiones, que en
el sector petrolero se podrían considerar moderadas, de alrededor de 2.000 MM$98
por año para mantener el nivel de potencial de producción existente.
Sin embargo, a partir de 1990, año que marca un segundo hito en la orientación
de la política petrolera, se decide aumentar la capacidad de producción y con ello
los volúmenes de producción, para lo cual fue necesario incrementar en forma
gradual y sostenida la inversión de PDVSA hasta los niveles actuales.
Para financiar la inversión necesaria para expandir el potencial de producción fue
clave reducir la carga tributaria sobre el sector a partir de la eliminación gradual y
progresiva del valor fiscal de exportación entre 1993 y 1996. Esto permitió aumen-
tar las ganancias del sector para financiar el aumento de las inversiones; disminuir
la deuda del sector y, a partir de 1996, pagar dividendos al accionista.
Gráfico 16
Fuentes de Financiamiento de la Inversión Petrolera
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 47
Los dividendos que se han declarado a partir de 1996 ascienden en 1997 a 2.000
MM$98. Entonces, el aumento en las ganancias, que se debe en última instancia al
aumento de los volúmenes de exportación, en un principio permitió financiar
inversiones y hoy se está revertiendo al fisco en la forma de dividendos. Los flujos
de fondos para financiar las inversiones del sector se muestran en el Gráfico 16.
Otro punto que quisimos investigar se refiere al impacto de las oscilaciones en los
precios y del tipo de cambio real sobre la evolución del ingreso fiscal petrolero
medido en dólares. Con este propósito corregimos el ingreso fiscal petrolero por
las variaciones en los precios de exportación y en el tipo de cambio real, mante-
niendo constante el valor de ambas variables a partir de 1986. De esta manera,
tratamos de simular los efectos de la existencia de algún mecanismo de amorti-
guación de las oscilaciones en los precios y del impacto de las variaciones del tipo
de cambio real sobre la estructura de costos de PDVSA. Los resultados que obtu-
vimos señalan que efectivamente las oscilaciones se hubieran amortiguado y el
ingreso fiscal petrolero de hoy en día se ubicaría en alrededor de un 40 por ciento
más alto de lo que efectivamente es, a precios de 1986 y corrigiendo por tipo de
cambio real, como puede ser observado en el Gráfico 17.
Gráfico 17
Normalización del Ingreso Fiscal Petrolero
Gráfico 18
Ingreso Fiscal Petrolero Caja 1986-1999
Gráfico 19
Ingreso Fiscal Petrolero Caja 1986-1999
Gráfico 20
Variación Anual del Ingreso Fiscal Petrolero Caja
MMMMBs98
Nos interesa destacar que el tipo de cambio real por lo que es la propia dinámica
fiscal venezolana y en términos de política económica, tiende a ajustarse con
rezago a la caída en el ingreso fiscal petrolero medido en dólares y sus fluctuacio-
nes tienden a ser procíclicas. Para ilustrar lo que quiero decir, podemos observar
que a la caída del ingreso del Fisco en 1988 le siguió una depreciación importante
del tipo de cambio real en 1989. El gobierno buscaba incrementar la capacidad de
compra de trabajo doméstico del ingreso fiscal petrolero y esta devaluación coin-
cidió con el aumento del precio del petróleo en 1989, exacerbando de esta mane-
ra el aumento en el ingreso fiscal petrolero en ese año.
De igual forma, se mantiene una inercia que induce a la apreciación de tipo de
cambio real cuando caen los precios del petróleo. Esto sucede en 1991 cuando el
tipo de cambio real comienza a apreciarse; y es particularmente conspicuo hoy en
día, porque luego de 1996 cuando se produce una depreciación significativa del
tipo de cambio real, que coincide con los aumentos de precio, en 1997 y 1998
cuando los precios han estado cayendo y con ellos el ingreso fiscal petrolero, se
está produciendo una apreciación de tipo de cambio real, lo que exacerba el
efecto de la caída de los precios y explica la mayor oscilación del ingreso fiscal
petrolero medido en bolívares que en dólares.
Ramón Espinasa / La incidencia fiscal… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 52
Gráfico 21
Normalización del Ingreso Fiscal Petrolero en bolívares
Gráfico 22
Ingreso Fiscal Petrolero 1986-1999: Base Caja
total, la participación fiscal petrolera crecerá (disminuirá) como fracción del PIB.
En el Gráfico 22 se muestran el ingreso fiscal petrolero medido en bolívares reales
de 1998 como fracción del PIB. Ambas líneas se deberían mantener paralelas si el
ingreso fiscal petrolero y el PIB crecieran a la misma velocidad, y se puede obser-
var que esto es lo que esencialmente ha sucedido. Sin embargo, hay puntos de
convergencia, lo cual sucede cuando las velocidades relativas de crecimiento
varían y el PIB petrolero crece más rápido que el producto total o viceversa. El
ingreso fiscal petrolero de este año medido como fracción del PIB se va a ubicar
en alrededor de 7.3 por ciento del PIB.
Para finalizar expondremos unas conclusiones de carácter general que recogen la
totalidad de la presentación.
• El ingreso fiscal petrolero presenta oscilaciones que en promedio representan
35 por ciento del ingreso fiscal petrolero promedio en los últimos 12 años, medi-
do en términos reales o como fracción del PIB.
• La principal fuente de estas oscilaciones son las fluctuaciones en el precio interna-
cional del petróleo, amplificadas por las variaciones en el tipo de cambio real.
• Dada la importancia relativa del sector petrolero como fuente de ingresos fisca-
les, estas oscilaciones son muy perversas para la sana praxis presupuestaria y para
la buena marcha macroeconómica en general, creando así mucha incertidumbre
en la economía.
• Es necesario implantar mecanismos que regulen las oscilaciones del ingreso
fiscal petrolero que se derivan de las fluctuaciones en el precio del petróleo, las
cuales a su vez inducen fluctuaciones en el tipo de cambio real que redundan en
mayor inestabilidad.
• El ingreso fiscal petrolero en 1998 se ubicará en alrededor de 7.000 millones de
dólares, lo que representa una caída de 40 por ciento respecto a 1997, debido a la
caída en los precios del petróleo y la no recurrencia tanto en la prima por licitaciones
como el impuesto diferido el año anterior.
• En bolívares, el ingreso fiscal petrolero de 1998 se ubicará en alrededor de 3.8
billones de bolívares, una caída de 48 por ciento en términos reales respecto a
1997. La mayor caída del ingreso fiscal petrolero en bolívares que en dólares se
debe a la apreciación del tipo de cambio real.
• En 1999 el ingreso fiscal petrolero caerá marginalmente en términos reales, esto
ocurrirá a pesar del aumento contemplado en volúmenes por la no recurrencia
del impuesto diferido, la caída en el precio de exportación real, y la apreciación
implícita en las premisas presupuestarias del tipo de cambio real.
Comentarios
* Profesora de la UCV.
María Antonia Moreno / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 56
En primer lugar, deseo destacar que si bien una solución permanente a las dificul-
tades estructurales de las finanzas públicas tiene altos costos políticos por la di-
mensión de las transformaciones institucionales que involucra, ello no justifica la
omisión y demora de gobierno y parlamento para adelantar las acciones necesa-
rias para implementarla. El no enfrentar esos cambios es lo que ha impedido la
flexibilidad necesaria del presupuesto fiscal ante la volatilidad de los ingresos
petroleros, así como la inestabilidad macroeconómica asociada al financiamiento
externo del déficit doméstico. Esto ya es historia conocida, pero ahora el contexto
es más complicado, pues a las limitaciones anteriores se añaden las impuestas por
los planes de expansión de PDVSA. Si antes de la nacionalización y en los años
del boom todo el esfuerzo político se inclinaba a maximizar la recaudación, con la
internacionalización y apertura de la industria el gobierno tiene una camisa de
fuerza que le impide hacerlo. Y no es que se cuestione esta estrategia de expan-
sión per se. Probablemente los expertos petroleros tienen razón en señalar que
esa es la estrategia adecuada dada la configuración del mercado petrolero interna-
cional. Pero, deben aceptarse objetivamente sus consecuencias en el corto y me-
diano plazo sobre las finanzas públicas, aun cuando las promesas del largo plazo
sean muy buenas. Hemos visto por allí algunos cálculos que ofrecen la solución
de la crisis fiscal, obviamente en un contexto en el que se suponía estabilidad de
precios petroleros y crecimiento de la demanda mundial del crudo a determina-
das tasas. ¿Podemos estar seguros de esos cálculos? La crisis reciente evidencia
que ni la experticia de PDVSA escapa a los imponderables del mercado interna-
cional del petróleo. Lo peor de esta historia es que una menor proporción del
ingreso fiscal petrolero en el total en Venezuela no indica menor dependencia de
éste. Para lograr esto último, deberíamos esperar una participación mínima de la
recaudación no petrolera en el orden del 15 por ciento al 17 por ciento del PIB con
la actual estructura de gasto del gobierno central, cual es precisamente el monto de
la brecha fiscal interna. El máximo histórico que esta cifra ha alcanzado es 12 por
ciento durante los años 86-87, pero en un contexto de aguda caída de los precios
petroleros y con tasas de crecimiento del PIB no petrolero extraordinarias. De
manera que no podemos esperar que con la actual estructura tributaria y de gasto,
se logre cubrir la brecha interna en los niveles anteriormente planteados, sobre todo
porque las expectativas de crecimiento no son muy alentadoras. En las condiciones
estructurales actuales de las finanzas públicas es impensable aumentar la recauda-
ción sin reducir su base (ISLR e IVA), porque más allá de la evasión fiscal, deben
registrarse los efectos de la elusión fiscal y de la regresividad de ambos impuestos.
En segundo lugar, sin dejar de pensar en la importancia que la renta petrolera
tiene para la economía y las finanzas públicas del país, creo que debemos erradi-
car y superar la visión de una hacienda pública que, como la venezolana, ha
María Antonia Moreno / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 57
En esos días “de bonanza” el Tía Juana se vendía a 35 dólares por barril y hoy en
día apenas logramos 10 dólares por barril; ajustado por la inflación la cifra real es
mucho menor. El producto territorial bruto venezolano en esos tiempos en com-
paración con el de los tigres asiáticos estaba más o menos al mismo nivel. Las
economías de los países conocidos como los “tigres asiáticos” han crecido al
punto que su producto territorial está por encima de los 15.000 dólares por habi-
tante y nosotros seguimos todavía en 3.000 dólares por habitante. Básicamente,
esta es la esencia del problema que confrontamos como país: la “torta” no crece
pero la población sí. Nos tenemos que repartir lo mismo entre muchos más.
Primordialmente el sector político se ha concentrado en cómo repartir el ingreso
pero, obviamente, mientras el producto territorial bruto por habitante se manten-
ga estancado, lo que estamos haciendo es tratar de repartir lo mismo entre una
población que está incrementándose sin tener verdaderamente un repunte impor-
tante de productividad. El resultado se nota hoy día: un estándar de vida cada vez
más pobre.
Este crecimiento que hemos visto en la producción petrolera, la política llamada
“de apertura”, nos ha llevado de una producción de 1.6 millones de barriles por
día a mediados de los 80 a 3 millones y medio hoy día. Espero que sigamos
justamente con esa política de expansión para llevar nuestra producción a 6
MMBD para el 2007. Esta mayor productividad dentro del sector petrolero no ha
sido reflejada en otros sectores del país.
Si consideramos el aumento de nuestra producción petrolera, podemos deducir
que hemos logrado amortiguar la crisis del 98 –comparada a la del 86– debido a
este aumento de la producción. Con los precios que tenemos hoy en día multipli-
cados por la producción que teníamos en el año 86, nuestros ingresos estarían
mucho peor de lo que nos ha mostrado el doctor Espinasa.
Viendo un poco también la parte positiva y proyectando a futuro, la situación
petrolera en el ámbito mundial muestra tendencia a mejorar y esto a pesar de que
en este momento pareciera todo lo contrario: el precio del barril se encuentra en
caída libre.
En un artículo reciente de la revista Scientific American del mes de abril, titulado
“El fin del petróleo barato”, entre otros datos que en verdad son contundentes
señala que el 80 por ciento de la producción mundial proviene de yacimientos
que se descubrieron antes del año 75.
Figúrense un poco esto, 80 por ciento de la producción mundial viene de yacimien-
tos descubiertos antes del año 75, o sea, que en realidad la producción adicional
proveniente de yacimientos nuevos no llega al 20 por ciento de la producción
actual.
Alan Viergutz / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 60
Hay muchos otros indicadores que apuntan hacia una mejora en la industria de
los hidrocarburos. Por ejemplo, las mejoras tecnológicas que permitieron bajar los
costos y aumentar la producción están llegando a su punto de saturación. Desde
el colapso de los precios en el 86 hasta la fecha, muchas innovaciones se
implementaron para recortar costos y mejorar la producción. Hoy día si proyecta-
mos a futuro qué otros procedimientos o tecnologías pudieran descubrirse para
mejorar aún más los costos o aumentar la producción, nos percataríamos que no
hay mucho más que inventar.
Igual pasa con las medidas de conservación. Con los altos precios que se dispara-
ron y llegaron a su pico en el 80-81, también se implantaron medidas para raciona-
lizar el uso de la energía. Esta tendencia conservadora en el ámbito mundial en la
actualidad se está revirtiendo. Además de esto muchas de las medidas que se
implementaron, entiéndase por esto la mayor eficiencia en los automóviles, inicia-
tivas para conservar la energía en las casas, etc., han sido desarrolladas a plenitud.
Y aquí no tomamos en cuenta el movimiento mundial de conservación del ambien-
te que también está afectando las facilidades de producción futura.
Cuando consideramos estos factores hoy día, en mitad de una crisis grave en el
mercado de los hidrocarburos, podemos ser más optimistas. El aumento de los
precios del petróleo se nos acerca inexorable. A principios del próximo milenio la
demanda y la oferta se estabilizarán y la demanda sobrepasará a la oferta.
En el ámbito mundial la demanda crece, como saben ustedes, entre 2 y 3 por ciento
cada doce meses. O sea, que son entre 1.5 y 2 millones de barriles que se agregan
todos los años a la demanda de hidrocarburos. Aun tomando en cuenta un estanca-
miento en el 98/99, dentro de los 7 próximos años ya se sumarían 10 millones de
barriles más a los 75 millones que en este momento se están consumiendo.
Consideremos la declinación natural en los campos de producción a nivel mun-
dial. En Venezuela PDVSA ha recalcado que su producción declina a una rata de
2 por ciento anual. Esto significa que de la producción de 3.5 millones, si todos
los años no se apoya esta producción con más exploración, perforación de pozos,
etc., terminaremos con una producción que va declinándose a 25 por ciento por
año. En nuestro caso una cifra conservadora sería la de 500 mil barriles anuales,
de ahí la analogía de correr para quedarse en el mismo lugar.
A nivel mundial si estimamos un nivel de declinación de 10 por ciento, podemos
concluir que sólo mantener la producción de 75 millones de barriles diarios re-
quiere esfuerzos e inversiones importantes. El reto es doble. Mantener la produc-
ción existente y aumentar la futura para satisfacer la demanda que aumenta cons-
tantemente.
Alan Viergutz / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 61
del Encuentro
La política económica
y la gestión fiscal 1998-1999
Quiero comenzar por darle las gracias a la Revista del Banco Central de Venezue-
la, así como a la Universidad Católica Andrés Bello, por invitarme a participar en
este importante seminario.
Definir en estos momentos la política fiscal para 1999 resulta bastante complica-
do. Muchos de sus parámetros fundamentales, en efecto, no han sido definidos; la
Oficina Central de Presupuesto todavía se encuentra haciendo los cálculos para
presentar a finales de mes el proyecto de presupuesto en el Congreso. Debo
agregar que fue sólo ayer, cuando escuché la intervención de Ramón Espinasa,
que pude saber cuáles son los estimados que PDVSA tiene como aporte fiscal
para 1999. Ustedes entenderán, por lo demás, cuán importante es este parámetro
fundamental.
Hay algo más, y es que dejando por un momento de lado las estimaciones de
PDVSA, la inestabilidad que estamos observando en el mercado petrolero hace
que cualquier conjetura que se haga a estas alturas –incluyendo la que tiene que
hacer el gobierno central– resulta ciertamente muy aventurada. Si algo conoce-
mos muy poco en Venezuela es precisamente el comportamiento del mercado
petrolero. De allí la manera reiterada del Ministerio de Energía y Minas y PDVSA
de equivocarse sobre el comportamiento del mercado petrolero en los últimos
meses.
Estoy seguro que la gran mayoría de ustedes han visto en varias oportunidades las
presentaciones sobre los rendimientos del Plan de Inversión de PDVSA. Se habla-
ba incluso de que la tendencia –y de esto hemos venido hablando desde hace
aproximadamente cuatro o cinco años– del aporte fiscal de la industria petrolera
se iba a duplicar; que a comienzos de la próxima década prácticamente íbamos a
* Profesor del IESA. Jefe de la Oficina de Asesoría Económica del Congreso de la República.
Gustavo García / La política económica… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 64
poder extinguir toda la deuda pública, incluyendo los pasivos laborales; que la
demanda mundial de petróleo tenía un crecimiento significativo y que, además,
algunos productores OPEP y no OPEP iban a salir del mercado, por cuya causa el
escenario era de precios prácticamente crecientes. Se hablaba también, en calidad
de supuestos, de unos precios reales constantes, y un tipo de cambio real constante.
Valga la siguiente apuesta. Desde la década de los 50, si ustedes consiguen dos
variables que sean más inestables que el tipo de cambio real y el precio del
petróleo, yo pago lo que ustedes quieran. Y justamente sobre estas variables y sus
supuestos se basaba el Plan de Inversión de PDVSA. Después se dijo que eran
precios nominales constantes, y que en términos reales iban a caer paulatinamen-
te. Sin embargo, uno observa el mercado petrolero prácticamente desde la década
del 40, y es un mercado cuya característica fundamental ha sido de grandes
shocks. Esta vez el mercado petrolero nos vuelve a sorprender con un gran shock.
A finales del año pasado, cuando empezaron a bajar los precios petroleros, desde
más o menos octubre-noviembre del año pasado, se decía que Venezuela en
ningún caso iba a negociar su producción petrolera, y fuimos a la Conferencia de
OPEP en noviembre diciendo que el establecimiento de cuotas de volúmenes de
producción era ya un tema secundario; que ya eso no era tema de discusión, y
que íbamos a llegar tarde a la Conferencia porque el primer día dicho tema, nada
relevante para nosotros, se iba a plantear.
En enero se produce la caída dramática de los precios del petróleo, y PDVSA y el
Ministerio de Energía y Minas todavía seguían diciendo que no íbamos a reducir
la producción, y que ni un barril de petróleo se iba a negociar. En febrero y marzo
el problema se complica. Venezuela tiene que negociar una reducción en la pro-
ducción petrolera con los principales productores de petróleo de la OPEP y con
los que no son de la organización, como México. Ahora estamos en el caso de
que ya ni siquiera vamos a la OPEP a decir que hay que reducir la producción,
sino que además tenemos que lograr acuerdos parciales con algunos países. Del
discurso de noviembre, es decir, apenas hace siete meses, ahora pasamos al
discurso en el que exhortamos a los países OPEP y no OPEP a que bajen su
producción para estabilizar los precios. Esto indica cuán poco conocemos el
mercado petrolero, además de que nos coloca en una seria situación de aprieto
para la política fiscal, no solamente en este año, sino también en 1999.
Me voy a referir fundamentalmente a tendencias de la situación fiscal en cierta
medida estructurales y rígidas, que hacen del problema fiscal algo muy complica-
do para su manejo, y sobre todo para su solución en el corto plazo. Aquí cual-
quiera que venga con un discurso que envuelva cajas de conversión o cualquier
otra varita mágica, está cometiendo una seria irresponsabilidad. El problema, en
breve, es de disciplina fiscal.
Gustavo García / La política económica… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 65
En primer lugar, tenemos un nivel de gasto público primario, es decir, gasto público
del gobierno central sin incluir el pago de intereses, que se ubica entre un 16 y 17
por ciento del producto interno bruto. Quiero decir que ese gasto primario ha
venido cayendo a tasas muy aceleradas, es decir, aquí se ha venido haciendo un
esfuerzo –si puede llamarse de esa manera– de reducción del gasto primario, que
en niveles reales per cápita se ubica en proporciones realmente dramáticas.
En términos reales per cápita, ese gasto primario se ubica por debajo inclusive de
los niveles que teníamos a comienzos de la década de los 70. Ese gasto primario,
por supuesto, en algunos años como en 1997, llegó a 17 por ciento, mientras que
en 1996, con una inflación de más de cien por ciento, una fuerte contracción
económica y un aumento sustancial de la tasa de desempleo, el gasto primario
bajó a 14 puntos del producto interno bruto.
Por otra parte, tenemos una recaudación no petrolera que todavía está rozando el
10 por ciento, aun con la tasa del impuesto a las ventas al mayor ubicada en 16.5.
Es decir, que el déficit primario no petrolero se ubica, en los últimos tres o cuatro
años, y esto va a ser cierto para el año que viene, aproximadamente entre 6 y 8
por ciento del producto interno bruto. Si a estas magnitudes le añadimos el gasto
de intereses de la deuda pública, que se mueve alrededor del 5 por ciento del
producto interno bruto, esto nos remite entonces a que tenemos un nivel de
déficit fiscal significativo, cuyo tamaño va a depender de cuál es el aporte fiscal de
la industria petrolera en el corto plazo.
Si tenemos, supongamos, un déficit primario no petrolero de 7 por ciento, pero
hay que pagar cinco puntos de intereses, ello indica que tenemos un déficit
global, sin incluir el aporte petrolero, de 12 puntos. Más todavía, si tenemos un
aporte de la industria petrolera de 7 puntos del producto, como está previsto este
año y de acuerdo con las cifras dadas ayer por Ramón Espinasa, resultaría en un
nivel de déficit del sector público consolidado rondando los 5 puntos del produc-
to para este año. En breve, una magnitud de déficit fiscal muy grave. De aquí la
pregunta de siempre, y ¿cómo se van a financiar esos déficit?
Gustavo García / La política económica… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 66
¿Cuáles son los problemas que tenemos entonces si se quieren modificar esos
parámetros de la política fiscal?
Primero, el problema del gasto público. Todos lo saben. Ha habido una drástica
caída del gasto primario real en términos per cápita. Hoy se ubica por debajo,
ligeramente por debajo, de los niveles que teníamos a comienzos de la década de
los 70. Venezuela tiene hoy gastos en educación, en salud, en seguridad pública,
en seguridad social, en niveles que están por debajo de todos los países de
América Latina de tamaño o de desarrollo más o menos comparable. La situación
compara a Venezuela con la de los países más pobres de la región, no con los
niveles de Brasil, Argentina, México, Colombia, y a veces ni siquiera Perú.
Sin lugar a dudas, ese gasto tiene una fuerte rigidez en su estructura y composi-
ción, entre otras cosas por las asignaciones legales, a saber, las transferencias a los
gobiernos regionales y municipales; el peso de la nómina y de los intereses. Es
decir, ese gasto público tiene una tremenda rigidez en el corto plazo, que hace
muy difícil su reducción. Por supuesto, el hecho de que tenga una alta concentra-
ción en gastos de nómina e intereses lo hace también muy ineficiente.
Aquí quiero decir dos cosas. El drama del gasto público, sobre todo el primario, es
que es muy bajo en términos reales per cápita; además, en las áreas mencionadas,
aunque llega a sus niveles más bajos, es donde en verdad resulta extraordinaria-
mente ineficiente. Sea el caso del gasto del Ministerio de Sanidad y del Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales. Más del 60 por ciento de ese gasto es para
pago de nómina, y de esa nómina más de dos tercios es para personal obrero y
administrativo que no está vinculado directamente con la prestación del servicio.
Esto lo hace, por consiguiente, muy ineficiente. Más todavía, dada la deuda labo-
ral del sector público con sus trabajadores, no puede despedir grandes masas de
trabajadores, porque entonces tendría que cancelar esa deuda, con lo cual en el
corto plazo se agrava el problema fiscal. Esto nos coloca en una situación de
manejo del gasto público muy difícil.
La otra cosa es que, como bien ustedes lo saben, tenemos una situación del
mercado laboral tremendamente deteriorada. Menos del 40 por ciento de la fuer-
za de trabajo está en el sector formal, incluyendo allí al sector público. Si tenemos
más o menos niveles de informalidad de 40 por ciento, una tasa de desempleo
que este año con toda seguridad va a cerrar alrededor de 13 por ciento, hace que
la posibilidad de producir grandes despidos de trabajadores en el sector público
se convierta en un problema social sumamente grave. Además, despedirlos sin
pagarles las prestaciones constituye un problema mucho más grave.
El otro problema es el incremento significativo que se ha producido en las trans-
Gustavo García / La política económica… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 68
próximos años, si a algo tiende manteniendo los parámetros que hemos mencio-
nado, es a deteriorarse significativamente.
Valga ahora brindar una cierta información empírica que puede resultar de interés
para ustedes. El gasto real per cápita del gobierno central hasta 1996 se ubicaba
por debajo del que teníamos a comienzos de la década de los 70. Pues bien,
como efectos del desequilibrio fiscal y de los recortes del gasto en 1998 y lo que
va a pasar en 1999, ese gasto primario va a bajar aún mucho más. De nuevo, hay
una enorme dificultad para reducir el nivel del gasto público.
Por otra parte, desde 1990-91, el déficit primario no petrolero se ha venido redu-
ciendo significativamente, en aproximadamente algo más de 10 puntos del PIB.
Se ha hecho un esfuerzo, primero, por la reducción del gasto primario, y en
segundo lugar, por el aumento en la tributación interna. Esta contaba en aproxi-
madamente cinco puntos del producto hasta 1993, y con la aprobación del im-
puesto a las ventas al mayor, que tiene una recaudación de aproximadamente 4.5
puntos del producto, ese déficit primario se ha reducido significativamente. Es
decir, ha habido sin duda un esfuerzo fiscal; podríamos discutir si va en la direc-
ción correcta o no, por ejemplo, sacrificando gasto público en inversión, en edu-
cación y en salud, o en un esquema tributario tremendamente distorsionante.
Pero las cifras muestran que el déficit primario no petrolero en Venezuela sí se ha
reducido significativamente.
Ahora bien, lo que no ha permitido que eso vaya acompañado de una reducción
del déficit global obedece a dos razones: primero, al peso de los intereses de la
deuda pública, y segundo, al plan de inversiones de la industria petrolera, que
representa un aumento del gasto público y una reducción de su aporte fiscal.
Los niveles de déficit primario no petrolero se ubicaban a finales de la década de
los 80 en alrededor de 14 puntos del producto; el déficit primario no petrolero,
hacia los últimos años, se ubica en alrededor de unos 7 puntos. Incluso, en el año
1997, ese déficit primario no petrolero se redujo significativamente. Por supuesto,
dada la situación fiscal actual que se expresa en presiones de aumento del gasto,
posiblemente ese déficit primario no petrolero se deteriore en los próximos años.
En relación con el componente de intereses de la deuda pública, incluyendo los
intereses de los títulos de estabilización monetaria, valga lo siguiente tomando
como referencia a 1996. Cuando sumamos los intereses de la deuda interna, de la
deuda externa, más los intereses de los títulos de estabilización monetaria, tene-
mos que el Estado venezolano gastó, sin incluir los intereses de PDVSA, 5.3
puntos del producto en estos rubros. Por otra parte, si ustedes suman el gasto en
el sector salud y seguridad social, eso incluye Ministerio de Sanidad, IPASME,
Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, etc., los programa sociales del Minis-
Gustavo García / La política económica… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 70
plazo. Eso quiere decir que se va a tener déficit fiscales por varios años, y ese 44
por ciento del patrimonio neto negativo o se corrige con inflación vía la devalua-
ción, o se financia aumentando la deuda. En este último caso, la deuda tendría un
crecimiento explosivo y eso no es sostenible. En suma, a la luz de lo dicho, en
Venezuela la política fiscal no va a ser sostenible.
Puede que en el año 98 no se registre una inflación del 40 por ciento, toda vez
que puede reprimirse el ajuste del tipo de cambio. Pero cuando se tenga que
soltar a lo mejor tenemos una inflación superior al 50 por ciento. Lo importante es
que en el largo plazo, si no se genera un superávit primario de unos 3 puntos el
producto, no se puede disminuir el peso de la deuda pública y se registrarán
mayores déficit. Pero como la presión es a que aumente el gasto de intereses por
la seguridad social y los pasivos laborales, posiblemente hoy en día necesitamos
un superávit primario mayor o un aporte de la industria petrolera mayor. Por lo
tanto, si no se modifican los parámetros fundamentales de la política fiscal en
Venezuela, no es posible con varitas mágicas reducir las presiones inflacionarias o
evitar un aumento casi explosivo de la deuda pública.
¿Qué habrá de pasar con la política fiscal más allá de 1998? ¿Cuáles son las salidas
si se quiere evitar una aceleración de la inflación y un aumento de las tensiones
sociales? Aquí traigo a colación un concepto de Vito Tanzi, a saber, el concepto de
tensión fiscal. Se trata de aquellas políticas destinadas a controlar los déficit fisca-
les mediante la contención de gastos, que generan más bien dificultades para el
crecimiento económico, o problemas políticos y sociales que hacen insostenibles
dichas políticas en el medio político. Cuando se recortan gastos en educación e
infraestructura, en el largo plazo se atenta contra el crecimiento. Eso deteriora las
cuentas fiscales. Cuando se comprime el gasto primario en ciertas áreas, lo que se
está generando es tensión social, la que luego obligará a aumentarlo más adelan-
te. Esas políticas no conducen a resultados sostenibles en el largo plazo, y lo que
hemos hecho en Venezuela es mucho de tensión fiscal, además de contar con la
ineficiencia del gasto público.
Los riesgos y limitaciones de ese enfoque tradicional son el de la voracidad tributaria
y el de la tensión fiscal. Aumentar tasas de impuestos con muchas distorsiones,
con enormes exenciones y con un gran nivel de evasión y por supuesto, el efecto
de la tensión fiscal que resulta en esa gran conflictividad social que día a día
vivimos en Venezuela. Prácticamente ya no son noticia porque es la rutina de
todos los días: la huelga de los maestros, de los médicos, los trabajadores
tribunalicios, el aumento de las tasas del impuesto, y sin embargo, la situación
deficitaria del sector público no se modifica.
Y luego los riesgos y limitaciones de licuar o lavar la deuda pública a través del
Gustavo García / La política económica… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 73
Durante los dos últimos años se han producido avances hacia la desregulacion y
la apertura económica. La política comercial definida a partir de 1989 se ha man-
tenido en esencia intocada. No obstante, dos elementos principales motivan nues-
tra preocupación: los limitados resultados en la lucha antiinflacionaria y en la
modernización del sistema fiscal venezolano.
A comienzos del presente quinquenio, se implantó una reforma tributaria y se
creó el SENIAT, hechos que resultaban justificados, pero no se han registrado
avances significativos en el control del gasto público, en el mejoramiento de su
eficiencia, en el redimensionamiento del aparato del Estado y en la adopción de
nuevas técnicas de elaboración presupuestaria. La aplicación del ICSVM y el im-
puesto a los activos empresariales significó un importante aumento de la recauda-
ción, hasta el punto de que el primero de los impuestos mencionados paso a
constituirse en la principal fuente de recaudación. Vale la pena indicar que los
aportes fiscales de la economía no petrolera igualan ya a los del sector petrolero,
en un porcentaje aproximado de 10 por ciento cada uno, en tanto que los gastos
presupuestarios llegan a un 25 por ciento del PIB, incluyendo 12.5 por ciento en
transferencias, vale decir una brecha del 5 por ciento del PIB que crece hasta el 10
por ciento al incluir las nuevas deudas y sin incluir el impacto de la caída de los
precios petroleros. En términos absolutos, las transferencias determinadas por el
situado constitucional, asignaciones especiales y subsidios representan unos US$
12 millardos que representan cerca del 50 por ciento del presupuesto nacional y
han crecido exponencialmente en los últimos años.
Por el lado inflacionario, son ya casi tres lustros en los cuales el índice de precios
al consumidor no desciende del 30 por ciento, lo cual es indicativo de que no será
posible un progreso efectivo en la lucha contra la inflación, si no se acometen
profundos cambios estructurales en la política fiscal. La evasión sigue siendo alta
en todos los tributos (superior al 50 por ciento), especialmente en el ISLR y el
ICSVM, pero lo es también en el caso de la renta aduanera, en la cual la prolifera-
ción de los ilícitos está suponiendo un triple efecto pernicioso sobre el fisco, la
competencia desleal hacia la actividad productiva nacional y el desarrollo de una
extensa red de corrupción y descomposición en torno al sistema aduanero, que
preocupa.
En lo atinente a la reforma de la administración pública es poco lo que se ha
avanzado. Hasta el momento, sólo existen propósitos, y uno que otro plan volun-
tario de reducción de personal en algunos ministerios. Pero no existe un plan
concreto, que ha debido formularse como un programa a por lo menos tres años,
que se hubiese iniciado durante la actual administración y proseguido durante el
próximo gobierno. En consecuencia, con las implicaciones fiscales que de ello se
derivan, al nivel del gobierno central se culminará el quinquenio con más o
menos el mismo número de empleados públicos y sin un plan en marcha. En lo
que se refiere a la administración regional, es sabido que se ha producido un
incremento en la nómina de funcionarios estadales y municipales sin una estrate-
gia definida y que ello ha supuesto también una voracidad fiscal municipal que
preocupa en términos de competitividad y desarrollo. Por su parte, se han produ-
cido avances en la privatizacion de empresas como la CANTV, Sidor, bancos,
hoteles y otros activos del Estado, pero se encuentra pendiente la transferencia a
manos privadas de la industria del aluminio y del importante sector eléctrico
público, ambos con serios problemas de viabilidad financiera y gerencial que las
afecta sensiblemente.
Por su parte, la calidad de gestión del Estado se encuentra colapsada. El pesado
aparato público no tiene capacidad técnica y de propuesta y se encuentra afecta-
do por vicios e ineficiencias de significación. Todo ello pone en cuestionamiento
la viabilidad financiera del Estado en el mediano plazo, si no se introducen cam-
bios importantes, más aún si se considera la fuerte presión que se siente por
incrementos salariales y negociaciones de contratos colectivos en el sector públi-
co que agravan la carga del Estado. Un aspecto importante a ese respecto lo
constituyen los compromisos asumidos en el marco de la nueva Ley Orgánica del
Trabajo y de las leyes especiales relacionadas con la reforma a la seguridad social
en Venezuela próximas a aprobarse. El Ejecutivo no ha hecho reservas para el
pago de los pasivos laborales, los cuales ascienden a montos billonarios. Por su
parte, el sistema de pensiones del Seguro Social esta descapitalizado, correspon-
Pedro Carmona / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 77
diendo al gobierno reponer los recursos necesarios para hacer frente a los com-
promisos existentes. La transición hacia el nuevo sistema de pensiones, que hace
énfasis en el sistema de capitalización individual, implica cifras importantes para
el sector público que es necesario prever. A título de ejemplo, la acumulación de
pasivos laborales por prestaciones sociales y bonos de transferencia bordea los
US$ 8 millardos (8 por ciento del PIB), a lo cual se añaden las deudas al sistema
de pensiones del IVSS por US$ 7.6 millardos, más los bonos de reconocimiento de
los trabajadores de dicho instituto, de un monto de entre US$ 3 y 4 millardos, vale
decir, un total de hasta US$ 19 millardos, equivalentes a un 19 por ciento del PIB.
En lo que respecta a las presiones salariales, si bien hay que reconocer que el
ingreso real de los venezolanos ha disminuido en los últimos veinte años, recien-
temente ha surgido el riesgo de exacerbar un perfil de país dual, condicionado
por la generosa contratación colectiva negociada por el sector petrolero, la cual
comienza a servir de referencia para las aspiraciones de otros sectores, entre ellos
el sector petroquímico, el de la construcción, Cadafe o el de las empresas básicas
de Guayana, los cuales no admiten tales cargas. Es imposible que se pretenda que
los difíciles equilibrios logrados en las reformas acordadas en el seno de la Comi-
sión Tripartita, puedan derivar en gravosas exigencias que tomen como referencia
un sector de alta rentabilidad como el petrolero, en el cual se concedieron bene-
ficios con clara ligereza.
Por su parte, es necesario activar el aparato productivo, afectado por la recesión y
por importantes perforaciones a la capacidad de compra nacional, en especial la
del sector público. El sector petrolero no está provocando la esperada dinamización
o efecto locomotora sobre el sector no petrolero de la economía. La sobrevaluación
y el estímulo a la importación derivado de los aranceles únicos está llevando a
que buena parte de la demanda de dicho sector esté atendiéndose con importa-
ciones, habiéndose reducido el componente nacional. Por otra parte, se están
presentando importantes distorsiones, tales como los ilícitos aduaneros y los efec-
tos de exenciones o exoneraciones al ICSVM que discriminan en contra de la
producción nacional, entre ellos la maquinaria agrícola, el papel, ciertos alimen-
tos y productos primarios y el Puerto Libre de Margarita, los cuales no ayudan a
estimular la producción nacional. En el sector público, las importantes compras
que realizan las Fuerzas Armadas gozan de un régimen especial que no estimulan
a utilizar plenamente la oferta nacional.
La inversión privada ha sido insuficiente para dinamizar la actividad económica
en el país. Ha sido demasiado prolongado el período durante el cual el país
registra bajísimos porcentajes de formación bruta de capital fijo y casi nula inver-
sión pública, salvo la realizada en el sector petrolero. De allí la necesidad de
acometer de manera más sistemática la adopción de una política de estímulos a la
Pedro Carmona / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 78
Sobre el particular, creo que no está claro todavía si realmente la caída de los
precios petroleros obedece a factores coyunturales que se resuelven mediante un
acuerdo de esa naturaleza, o si se trata del resultado de un problema de naturale-
za estructural, lo que nos conduciría a pensar en una contracción de los precios
por debajo de los 13$ el barril. Actualmente el promedio de la cesta petrolera
venezolana está por debajo de los 11$ el barril; desde luego, de mantenerse esta
situación, indudablemente estaríamos pensando en un ajuste fiscal de mayores
proporciones para 1998, así como la extensión de la incertidumbre para la política
presupuestaria durante el venidero año 1999.
Estimo que se trata de un elemento de vital importancia. Otro aspecto de interés
en la exposición del profesor García es el que hace referencia al componente de
la deuda tanto interna como externa en la estructura del presupuesto y las conse-
cuentes restricciones para aumentar el gasto primario, que en los últimos años
han sufrido una dramática disminución, afectando de manera significativa la aten-
ción a importantes sectores de la población venezolana.
Ciertamente, la carga de la deuda en la estructura presupuestaria, medida como
porcentaje de PIB sigue ejerciendo un gran peso en la misma, la cual supera
incluso al porcentaje del producto dedicado al gasto social, incluyendo salud,
justicia y educación. Mientras esto no se revierta será imposible para el Estado
atender las demandas de carácter social que se han venido postergando en los
últimos años y que constituirían siempre un pasivo cuyo incumplimiento condu-
cirá a la profundización de tensiones sociales acumuladas desde el pasado.
Aquí yace, a mi entender, uno de los factores esenciales de la política fiscal.
Venezuela debe buscar caminos que en un plazo perentorio le permita contar con
estrategias que conlleven a la liquidación de la deuda, incluyendo por supuesto
los compromisos que se derivan de la modificación de la futura reforma laboral y
de seguridad social. Cabe destacar que por concepto de intereses de deuda públi-
ca, incluyendo el costo de la política monetaria, se consume una gran parte del
gasto del gobierno central el cual asciende aproximadamente al 50 por ciento de
los ingresos que no provienen de la actividad petrolera. Por la vía de la privatización,
de lograr mejoras en la recaudación de tributación interna, y a través de la exigen-
cia de una mayor participación fiscal de PDVSA, se lograría el camino para mini-
mizar el pesado fardo de la deuda en la estructura presupuestaria.
Finalmente y tratando de respetar el tiempo cedido por los organizadores del
evento, quisiera dejar como elemento de reflexión el problema que gira en torno
al déficit fiscal proyectado para 1998-1999, así como la calidad de un ajuste que
permita hacer sostenible la política fiscal.
Raúl Huizzi / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 84
del Encuentro
¿Es necesaria una reforma monetaria?
Implicaciones fiscales y de política económica
La primera pregunta que se plantea en este foro es: ¿es necesaria una reforma
monetaria? Es muy fácil contestar afirmativamente. No hay duda de que algo anda
mal en esta República en cuanto a la política monetaria, que se ha asociado a una
tasa de inflación por encima del treinta por ciento durante muchos años. Pero si
fuera tan fácil arreglarla, se hubiera hecho antes. La política monetaria no puede
verse de forma aislada ni como algo sencillo, a pesar de que algunos expertos
sugieren que todo se puede arreglar con una varita mágica. No hay magia que no
sea dolorosa para algunos miembros de la sociedad, y quien dice lo contrario,
probablemente está equivocado o engañado.
El saber qué hacer no es lo mismo que saber cómo hacerlo. Si una reforma
monetaria apunta a restringir el crecimiento de la liquidez, por ejemplo, siempre
habrá intereses afectados durante la transición hacia la estabilidad. La historia está
llena de protestas en contra de políticas monetarias restrictivas, tanto en Venezue-
la como en otros países. El problema es que, en la política, los perjudicados
tienden a reaccionar con los recursos del poder. No hay reformas puramente
técnicas, sino que las reformas que hay que hacer en el país van a requerir
consensos políticos muy fuertes y personas dispuestas a defenderlas. Los econo-
mistas nunca pueden lograr una autonomía completa que les permita ejecutar sus
políticas detrás de una muralla china.
La política monetaria se vincula con la política fiscal, por los efectos monetarios
de la acción del gobierno. En Venezuela, la reforma fiscal que sería necesaria para
asegurar la estabilidad y la equidad tendría que ser profunda. ¿Por qué profunda?
Existen desequilibrios serios, desequilibrios que se parecen a los factores que
caracterizaron la economía en el año 93 y 94, cuando la fuga de capitales y las
altas tasas de interés se combinaron para debilitar el sector financiero y para
frenar la economía. Persiste, además, la presión política para que el gobierno dé
recursos adicionales a diversas actividades, desde el sistema de salud hasta las
universidades, así como resistencia al cobro de los impuestos.
Todavía existen síntomas de la crisis financiera. La emisión de Títulos de Estabili-
zación Monetaria para absorber una liquidez excesiva tiene sus orígenes en la
crisis bancaria, que desató un ciclo de creación monetaria del que no hemos
salido todavía. Tenemos un déficit fiscal estructural, profundo y arraigado en
nuestra manera de hacer las cosas; no hemos confrontado la brecha entre el país
que queremos y el país o los beneficios que estamos dispuestos a pagar. Un buen
ejemplo es la discusión nacional sobre las leyes de reforma de la seguridad social.
Todo el mundo desea un sistema de salud que cubra sus necesidades, pero lo
más probable es que se apruebe una ley que no genera suficientes recursos para
que esto sea factible. Cuando algún economista señala que se requieren más
recursos y que éstos tendrían que salir de los bolsillos de los contribuyentes, no se
escucha. La gente prefiere atribuir cualquier falla a la ineficiencia y la corrupción.
Bajo estas condiciones, no es suficiente hacer los cálculos; hay que convencerle a
la gente en cuanto a sus responsabilidades o advertirle en cuanto a las consecuen-
cias de no pagar los servicios deseados.
Janet Kelly / ¿Es necesaria una reforma…? / Revista BCV / Foros 2 / 1998 88
Más allá de las variables económicas del presente, es necesario tomar en cuenta
las cadenas dinámicas de la acción humana en el futuro. Un problema especial de
la política económica de Venezuela es la falta de continuidad que lo ha caracteri-
zado en los últimos años, que ha generado un ambiente de desconfianza en los
planes enunciados. Existen expectativas negativas en cuanto a la inflación y el
crecimiento, expectativas evidentemente empeoradas por la situación política,
que hacen posible en cualquier momento una fuga de capitales que puede acabar
con las reservas de manera rápida. En este ambiente, es más difícil aún empren-
der un programa de reformas.
En el sistema bancario, se evidencia claramente el dilema. Sin duda, los bancos
han mejorado sus balances, la supervisión es más efectiva y los clientes han
aprendido lecciones importantes como resultado del descalabro de 1994. Pero
varios factores podrían debilitar el sistema. Hubo una expansión de crédito en
1997 alimentada por tasas de interés negativas. Quienes pidieron préstamos en
esa época, podrían transformarse en deudores morosos si suben las tasas de
interés, lo que ya está ocurriendo. Ramón Espinasa dijo en este encuentro que los
ingresos fiscales basados en el petróleo distan mucho de lo presupuestado, gene-
rando un golpe negativo de grandes proporciones. Los expertos dentro y fuera
del gobierno están conscientes de las consecuencias, pero en el país existen
presiones para estimular el crecimiento. En un año electoral, los candidatos tratan
de evadir la realidad de las restricciones a que inevitablemente estarán sometidos,
insinuando que ellos sí tienen la magia que el gobierno de turno no ha sabido
producir. Hasta los economistas caen en el error de sugerirles a los candidatos
que poseen el secreto de la abundancia.
Lecciones de la experiencia
Venezuela, sin embargo, las condiciones monetarias no han permitido retirar los
TEMs; al contrario, ha sido necesario aumentar continuamente la cantidad de
TEMs en circulación, creándose una espada de Damocles que amenaza la solven-
cia del Banco Central mismo. En efecto, el BCV tiene un esquema “Ponzi”, una
especie de pirámide, que requiere emisiones cada vez más grandes para absorber
los títulos que maduran, además de los intereses considerables que los hacen
atractivos. Por otra parte, los bancos se vuelven dependientes de estos activos,
que resultan más seguros y más rentables que su negocio principal de prestar
dinero. ¿Cómo salir de este círculo vicioso? Obviamente, es necesario un largo
período para revertir el proceso gradualmente, en un entorno de crecimiento
económico y demanda de crédito que permita absorber el aumento de la liquidez
que representaría una reducción de los TEMs en circulación.
sin que el pasivo sea tomado en cuenta. Esto es lo que pasa con sistemas de
pensiones que revientan y con políticas que crean contingencias de diversos
tipos. La acumulación de prestaciones sociales no contabilizadas en el pasivo del
gobierno venezolano es un buen ejemplo del fenómeno.
En conclusión, Venezuela enfrenta un conjunto de retos para lograr su estabilidad,
vencer la inflación y lograr un crecimiento adecuado para la economía. Los últi-
mos veinte años han sido un fracaso y un aprendizaje. Entre los economistas ha
habido una tendencia a construir consensos en cuanto a las políticas necesarias
para combinar el anclaje del bolívar con la estabilización de los precios. En el
mundo político, sin embargo, persiste la preferencia por la flexibilidad, a pesar de
la experiencia del país que da evidencia de que dicha flexibilidad frecuentemente
termina en tentaciones e irresponsabilidad fiscal. En algunos países, episodios de
hiperinflación han sido suficientes para crear una nueva cultura e instituciones
fuertes para vencer de una vez las tendencias del pasado. Ojalá que Venezuela
pueda lograr lo mismo sin llegar primero a una crisis de grandes proporciones.
Comentarios
Introducción
establecer un piso diferente de cero radica en que precisamente es una clara señal
de que la autoridad monetaria presta atención no solamente a la evolución de los
precios sino también al crecimiento económico.
• El indicador de inflación que se emplea busca excluir los shocks que impliquen
cambios en el nivel de precios más no en la tasa de inflación. En particular, se
busca excluir los efectos iniciales de los shocks petroleros, variaciones en los
impuestos y tasas de interés sobre los niveles de precios. De esta manera, la
autoridad monetaria se reserva cierto margen de discrecionalidad cuando deba
hacer frente a imprevistos económicos que puedan alterar las posibilidades de
alcanzar el objetivo inflacionario deseado.
• La tasa de convergencia escogida para que el objetivo inflacionario de mediano
plazo alcance al de largo plazo es bastante gradual, lo cual es un elemento que
refuerza la credibilidad en la factibilidad asignada por la autoridad monetaria en la
consecución del objetivo.
• La institución encargada de registrar la evolución de los precios es distinta a la
autoridad monetaria.
La mayor desventaja de este nuevo esquema de política monetaria es lo reciente
de su ejecución, lo cual queda de alguna manera compensado por lo exitoso que
ha resultado para los países que lo han implementado. En efecto, desde su
implementación, los tres países arriba mencionados han logrado tasas continuas
de crecimiento económico manteniéndose dentro de la banda objetivo de infla-
ción, contrario a lo argumentado por “la curva de Phillips”.
Conclusiones
plazo, un año por ejemplo, puede implicar movimientos mayores a los deseados
en las tasas de interés y tipo de cambio. El permitir bandas de inflación más
flexibles que se ajusten a los cambios estructurales de la economía y fijarse obje-
tivos a ser alcanzados en el mediano y largo plazo, disminuirá la volatilidad de las
demás variables económicas.
Referencias Bibliográficas
McCallum, Bennett (1995). “Two Fallacies Concerning Central Bank Independence”. American
Economic Review 85, N° 2 (May); 207-11.
Mishkin, Frederic and Adan Posen (1998). “Inflation Targeting: Lessons from Four Countries”.
NBER Working Paper N° 6126.
Comentarios
Hay que responder afirmativamente a la pregunta que asigna tema a este foro.
Pero debe definirse lo que es una reforma monetaria (RM), porque arbitrariamen-
te ésta se viene identificando excluyentemente con el esquema de Caja Conver-
sión (CC), el cual es sólo una de la varias alternativas.
El esquema monetario de un país viene determinado en sentido amplio por las
reglas y costumbres que fijan el marco dentro del cual se emite dinero. Una RM
tiene que ver inmediatamente con estas reglas y luego con estas costumbres. Ello
involucra instituciones básicas como lo ha sido el Banco Central desde hace más
de 50 años entre nosotros; pero también otras, como el sistema bancario, junto
con las instituciones que vigilan su funcionamiento y cuidan la confianza del
público, y como el Tesoro Nacional. Pero no se limita en cuanto a la materia sólo
a lo que directamente atañe al bolívar como medio circulante, sino a las reglas
sobre el cambio de éste por monedas de otros países; es decir, al mercado cambiario.
Como se ve, el tema de la RM es suficientemente amplio y existen diversas com-
binaciones posibles de reglas para el conjunto de instituciones y materias
involucradas.
Ahora bien, ¿por qué es necesaria una refoma monetaria? La razón principal reside
en mi opinión en una cuestión crucial para la economía política y para el desarro-
llo futuro del país. El Estado ha adquirido a lo largo de los últimos 25 años, quizás
más, un poder excesivo respecto a sus facultades para la emisión de dinero y se
ha abusado y se abusa casi que sistemáticamente de este poder. Me explico.
El Estado es dueño absoluto y excluyente, como a veces parece muy normal
aunque no lo sea, del Banco Central (BCV). Y el BCV tiene el monopolio de la
* Consultor económico.
Domingo Fontiveros / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 100
Cabe acotar que estos depósitos no devengan intereses para sus titulares pero
más grave aún es que obliga a PDVSA y especialmente a la Tesorería a cumplir
funciones directas de política monetaria que no les son propias según el régimen
legal y que en la práctica terminan condicionando una situación que probable-
mente sea única en el mundo: el ente emisor, el ministro de Hacienda y la empre-
sa petrolera en ocasiones que no son anormales se sientan a la misma mesa para
discutir y acordar política monetaria. Esta es otra área que debe explorarse para
introducir cambios.
Estas breves menciones sobre algunas reglas y costumbres vigentes en el proceso
de creación de dinero del país serían altamente cuestionables desde el punto de
vista de los derechos constitucionales de los ciudadanos y las garantías de no ser
víctimas de prácticas abusivas que puedan poner en peligro el valor real de sus
activos o elevar arbitrariamente el monto de impuestos (encubiertos por vía
inflacionaria) que tengan que pagar como consecuencia de eventuales y a veces
no tan eventuales manipulaciones monetarias de las autoridades. Pero más
críticamente aún, los resultados empíricos de la actuación del Estado dentro de
reglas que como éstas le otorgan un poder excesivo en materia monetaria, pueden
observarse en la continuación de un proceso inflacionario y devaluacionista en los
últimos 15 años, el cual luce difícil contener bajo el actual régimen monetario.
Si, como implica Janet Kelly, los incentivos presentes para el sistema político en
materia económica parecen favorecer la indisciplina fiscal y monetaria (el poder
excesivo propicia el abuso), y podría mencionar numerosos casos que estoy
seguro muchos de lo que escuchan no requieren que se los recuerde, lo lógico es
concluir que la reforma monetaria necesaria tiene que estar orientada en el senti-
do de una disminución, que en mi opinión tiene que ser sustancial, del poder
monetario discrecional del Estado. No se trata de debatir sólo entre esquemas
como caja de conversión, crawling peg, tipo fijo o variable. Hay que nutrir la
discusión también con elementos que respondan a la especificidad de países
como Venezuela. También coincido con la profesora Kelly en que el tema de la
RM no puede divorciarse de otros macroeconómicos de especial relevancia para
viabilizar una reducción de la inflación a tasas mundiales, como es el caso de la
Reforma Fiscal y la reestructuración del Estado. Pero no creo que el desafío que a
este respecto se le plantea a los economistas que tratan estas materias se limite
sólo a una discusión cerrada entre ellos, ni tampoco a la tarea de convencer a los
políticos de las bondades de uno u otro esquema. Pienso que la responsabilidad
llega más allá e implica comunicarse con el gran público, tanto para contribuir a
elevar el grado de cultura económica general como para mostrar caminos de
solución a los graves problemas económicos y financieros que aquejan a la nación.
Los temas
Cuarto tema
del Encuentro
Fondo de estabilización macroeconómica:
naturaleza, gestión e implicaciones de política económica
Un joven que está formándose en algún instituto educativo y que enfrenta una
interrupción en sus estudios por cualquier causa relacionada con la baja del ingre-
so petrolero, puede no regresar a aquél, cuando el efecto de la volatilidad del
ingreso haya desaparecido. Esa persona, y la sociedad en conjunto, pierden con
tal hecho porque deja de generarse una externalidad positiva del capital humano
más preparado.
Pero, además de eso, la volatilidad frecuentemente conduce a devaluaciones
fiscalistas con consecuencias sobre la inflación y sobre la actividad económica, es
decir, sobre el desempleo. Por ejemplo, el hecho de que en Venezuela se haya
vivido en 1998 un ataque tan fuerte sobre las reservas internacionales, lo que está
reflejando es la expectativa que se crea después de que el auge le sigue la rece-
sión. Como consecuencia de la caída del ingreso fiscal, todo el mundo espera que
haya una devaluación para compensar la caída del ingreso y si esa devaluación se
produce, viene seguida de más inflación.
Es costosa la volatilidad, además, porque la inestabilidad del ingreso genera incer-
tidumbre sobre lo que va a ser el nivel de los precios relativos en el futuro. Sobre
todo afecta al tipo de cambio real que es una variable muy importante para
Venezuela, posiblemente el precio más importante de toda la economía. Cuando
se vive un proceso de auge como lo tuvimos en los años 96 y 97, el gasto
aumenta, y si la tasa de cambio permanece más o menos invariable tiende a
producirse una apreciación real del tipo de cambio y eso conduce a procesos
desindustrializadores del tipo de enfermedad holandesa. Lo hemos vivido en
Venezuela y es una de las consecuencias de la volatilidad.
Al crearse desconfianza en la viabilidad del ajuste, se restringe la accesibilidad a
los fondos prestables y se hace procíclica la actividad de los prestamistas, es decir,
el crédito se consigue cuando la situación de la economía es buena, pero se retira
cuando se entra en el proceso de recesión. En estas circunstancias, la disciplina
que supuestamente tiene que imponer el mercado no se da y tiende a ser más
profunda la recesión y más entusiasta la época de auge.
Además, la actividad misma de las instituciones financieras domésticas se ve afec-
tada por los vaivenes del ingreso, y con ello, se puede poner en peligro hasta su
solvencia. El hecho es que, durante los períodos de auge, los banqueros reciben
la información ofrecida por el crecimiento de la actividad económica general: las
empresas venden bien, ven la oportunidad de aumentar la producción y las ga-
nancias y, por ello, acuden a los intermediarios financieros en busca de fondos. El
panorama luce positivo para quienes manejan las instituciones intermediadoras
del crédito y, partiendo de una masa de ahorros mayor, generada por el mismo
crecimiento de la economía, están dispuestos a ofrecerlo a quienes lo demandan.
Luis E. Rivero / Fondo de estabilización… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 106
Cuando viene el freno a la economía, las empresas ven caer sus ventas y su ingreso,
y aparecen las dificultades para honrar sus compromisos con los bancos. En esa
etapa se muestra la verdadera situación de los deudores, con lo que el problema se
traslada a las instituciones financieras, y se originan las crisis bancarias.
Finalmente, y en resumen, al gastar en la bonanza y recortar en la contracción, la
ganancia del bienestar del auge no compensa la pérdida de bienestar que sobre-
viene a la contracción, al deterioro y, por lo tanto, al nuevo proceso de ajuste que
generalmente ocurre después de la contracción. La conclusión es que verdadera-
mente la volatilidad es muy costosa.
Hay varias razones para eso. En primer lugar, el mercado no elimina la volatilidad,
especialmente cuando se trata de economías pequeñas, monoproductoras y muy
abiertas, como en el caso de Venezuela. Entonces, con la volatilidad se crean
externalidades negativas, es decir, el Fisco Nacional puede hacer sus planes y sin
embargo, se ve afectado en determinado momento y, prácticamente, de manera
abrupta, por circunstancias del mercado internacional sobre las cuales no tiene
control. En otras palabras, la oferta de petróleo que hace el país al resto del
mundo es sólo parte del mercado mundial de ese producto; el resto de la oferta y
la demanda total son variables exógenas al país. Y, sin embargo, sin posibilidad
de afectar perceptiblemente ese mercado, lo que suceda en él termina incidiendo
sobre las cuentas fiscales y estas cuentas terminan afectando al resto de la pobla-
ción. De tal manera que uno se encuentra con un proceso sobre el cual no tiene
control, que uno no ha producido pero que lo afecta adversamente. Obviamente,
este es un caso de externalidad negativa para los países. Por su supuesto, si el
gobierno del país no tiene posibilidad de defenderse con facilidad de tal hecho,
mucho menos lo pueden hacer los privados.
Además, el crédito es procíclico, se hace disponible en los períodos de auge y se
recorta en los períodos de contracción y, por lo tanto, ayuda a que la volatilidad
sea aún mayor.
El síndrome que he llamado “el agua de mi edificio” también tiende a añadirle al
costo de la volatilidad. Me puse a examinar hace un tiempo los rubros que com-
ponen las cuentas del condominio del edificio donde vivo y aunque hay unas
partidas que pesan bastante, por ejemplo la partida de electricidad, porque en
algunas áreas las luces están prendidas las 24 horas del día, los 365 días del año,
y aunque hay otros rubros importantes como el de seguridad, la partida más
importante es la del agua y lo es porque no hay control sobre el uso que cada uno
Luis E. Rivero / Fondo de estabilización… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 107
de los residentes del edificio que es común. Tal hecho nos induce a que nos
comportemos de la misma manera, es decir, si tenemos un tubo que está dejando
desperdiciar el agua, el incentivo es a no mandarlo a arreglar inmediatamente por-
que si lo hacemos, el costo lo vamos a tener que enfrentar personalmente, va a
tener que salir del bolsillo de quien tiene ese problema; en cambio, si dejamos que
ese problema continúe por un tiempo, el resto de los residentes del edificio van a
ayudar a pagar ese desperdicio de agua. Si se actuara de manera distinta, si se fuera
un ciudadano muy consciente y, se prefiriera enfrentar el costo de lo que significa
mantener en buen estado el servicio del agua, se ahorraría, pero hasta los residentes
más conscientes sabrían que el resto de los residentes del edificio no tendrían la
motivación a ahorrar. Entonces el incentivo general, tanto del residente consciente
como del que no lo es, es a gastar el agua. Por esa razón es que ese es el rubro más
caro que hay dentro del condominio. Y en el edificio mío no hay piscina. En
términos más abstractos, el problema descrito recibe el nombre de “problema de los
bienes comunes”: se refiere al hecho de que algo que le pertenece a todos, nadie lo
cuida. De allí que los bienes comunes tiendan a ser malgastados.
Por esa razón es que en las economías, cuando a nivel agregado se estudia el
comportamiento de los agentes económicos, se llega a conclusiones similares. Es
decir, cuando, por ejemplo, hay un incremento en el ingreso porque se da un
auge de la economía del país, cada agente económico tiende a gastar lo que le
corresponde de ese auge, es decir, los profesores universitarios hacen presión
para que les suban los sueldos, los médicos hacen presión para que también se
les incremente su ingreso, porque si los profesores universitarios no hacen sufi-
ciente presión, saben que la parte que le correspondería a ellos se la van a llevar
los médicos.
Luego, el incentivo es a que cada quien presione sobre el gobierno para que éste
distribuya el ingreso adicional que ha creado ese auge, y si todos nos comporta-
mos de esa manera, se tiende a gastar lo que es el producto de ese incremento
temporal en el ingreso. Posteriormente, cuando viene el descenso en el nivel de
ingreso, no hay fondos ahorrados para enfrentarlo. Por lo tanto, la forma como
nos comportamos privadamente, no nos prepara como agentes económicos indi-
viduales, para enfrentar una situación de disminución global del ingreso. Siendo
esto una externalidad, tiene que enfrentarla el sector público. Y aquí no caben
reglas del tipo Ronald Coase, porque los documentos de propiedad, etc., no están
muy claros en relación a la defensa del país como un todo frente a factores
externos provenientes del funcionamiento de un mercado como el petrolero.
El comportamiento del empresario político, siendo distinto al del empresario eco-
nómico, tampoco ayuda a que desde el sector privado se pueda encarar el pro-
Luis E. Rivero / Fondo de estabilización… / Revista BCV / Foros 2 / 1998 108
ha endeudado con base en los recursos que está ahorrando el Fondo de Estabili-
zación; al final, el país no está ahorrando en términos netos. Hay que tener
cuidado con esto. No se puede resolver ese problema a través de la ley que se
está proponiendo al Congreso; lo que se puede lograr es llamar la atención sobre
este hecho, que hay que enfrentar con medidas que afectan otras leyes, por
ejemplo, las Leyes de Crédito Público en general.
Comentarios
VeraLeonardo Vera*
Voy a hacer unos comentarios muy breves sobre la muy buena exposición que
hizo el profesor Rivero. Habré de ceñirme estrictamente al Proyecto de Ley de
Fondo de Estabilización Macroeconómica que existe en Venezuela. Señalaré algu-
nas de las virtudes que tiene este proyecto; en general les puedo adelantar que la
visión que yo tengo es bastante positiva. Soy del parecer que se ha avanzado
bastante bien y en la dirección correcta en el diseño de este proyecto. Sin embar-
go, también tiene algunas limitaciones.
Como bien dijo el profesor Rivero, o como bien se desprende de su exposición,
un Fondo de Estabilización Macroeconómica es un mecanismo institucional muy
sencillo. El mismo consiste básicamente en tres aspectos: primero, identificar una
variable que queramos estabilizar, es decir, hay que identificar qué es lo que
queremos estabilizar. En el caso de este proyecto de Fondo de Estabilización
Macroeconómica en Venezuela, la variable que se quiere estabilizar son los ingre-
sos de origen tributario petrolero que entran a la Tesorería. ¿Por qué? Porque ellos
son muy importantes en el comportamiento del resto de los agregados
macroeconómicos del país.
Identificada esa variable quedan otros dos elementos esenciales de un Fondo de
Estabilización Macroeconómica. A saber, la regla de acumulación, esto es, cómo
es que va a acumular el Fondo y a través de qué mecanismo se van a acumular
recursos. Luego, la regla de gasto, es decir, una regla de desembolso. Este proyec-
to de ley, de apenas 15 artículos, contempla entonces todos estos tres elementos,
identifica la variable por estabilizar, y da las reglas de acumulación y de gasto.
* Profesor de la UCV.
Leonardo Vera / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 115
Pues bien, cuando uno ve por el lado de la regla de acumulación del Fondo, es
decir, el mecanismo a través del cual el Fondo va a acumular recursos, una de las
cosas que Luis Rivero señaló, y que es muy importante, es la enorme ventaja que
va a traer esta regla de acumulación para el apoyo de la política monetaria. La
política monetaria en Venezuela está prácticamente estrangulada; no hay meca-
nismos para controlar; o el Banco Central se ve forzado a emplear mecanismos
muy costosos para controlar la liquidez monetaria. Al final, pues, prácticamente se
ha quedado con dos vías: una, que es esterilizar a través del tipo de cambio; la
otra, a través de los títulos de estabilización monetaria. En todo caso, cualquiera
de ellas es muy costosa.
La regla de acumulación del Fondo es una magnífica herramienta de apoyo a la
política monetaria del Banco Central. Por consiguiente, me parece además muy
buena idea haber incluido dentro de su directorio a una persona del Banco Cen-
tral, toda vez que si es un instrumento y mecanismo de política monetaria a través
de su regla de acumulación, pues obviamente el Banco Central tiene que estar
presente ahí en la toma de las correspondientes decisiones.
Lo otro que es importante es que la regla de gasto obviamente ayuda a suavizar la
trayectoria del gasto público, valga decir, rompe o ayuda a romper con esa ten-
dencia procíclica que tiene el gasto público en nuestra economía. La estabilidad
conseguida, como bien lo señaló el Prof. Rivero, constituye una externalidad
positiva para la economía. Esto es, la estabilidad es una especie de bien público
que no puede proveer ningún agente privado pero que sí lo puede proveer el
sector público. Aquí está, entonces, un mecanismo excelente para conseguirla.
Voy a señalar ahora rápidamente otros puntos que yo creo que existen en este
proyecto de Fondo de Estabilización Macroeconómica. Antes quiero decirles lo
siguiente: yo he visto ya varias versiones de este proyecto, estoy viendo versiones
de este proyecto, de modo que al final no sé cuál de ellas habrá de ser puesta en
práctica. En todo caso, es una gran curiosidad que este mecanismo no se haya
institucionalizado y aprobado antes. Yo creo poder contar una historia plausible
sobre esto, pero quizás este punto puede surgir con ocasión de las preguntas.
Una cosa importante por señalar es que él no va a ser de aprobación inmediata;
el Fondo no lo veremos probablemente este año y no sabemos si lo vamos a ver
el año que viene porque obviamente requiere de una capitalización, y el sector
público no está en capacidad en este momento de capitalizarlo. O sea que se nos
fue lamentablemente la gran oportunidad que tuvimos en el año 1996. ¿Por qué la
perdimos? Esa es una pregunta interesante, que tiene que ver con un problema de
economía política muy complejo de la economía venezolana.
En suma, se crea un Fondo como un servicio autónomo adscrito al Fondo de
Leonardo Vera / Comentarios / Revista BCV / Foros 2 / 1998 116
En otro respecto, los recursos del Fondo pueden ser administrados por el Fondo
de Inversiones de Venezuela de acuerdo con los mejores criterios de inversión. Es
decir, el directorio del Fondo le da un mandato al Fondo de Inversiones, esto es,
le dice: deben colocarse esos recursos en cualquiera de los instrumentos del
portafolio que usted utiliza para colocar sus recursos en dólares, y de esa manera
los recursos del Fondo no están ociosos sino que están rindiendo. Se da por
descontado que hay que tener mucha precisión en el manejo financiero de estos
recursos.
Por último, déjenme señalar algunas limitaciones que yo veo con respecto al
Fondo de Estabilización Macroeconómica. Primero, como ya se dijo, el Fondo no
desembolsa ante cualquier contingencia en los ingresos fiscales, es decir, sólo
desembolsa ante contingencias en los ingresos fiscales petroleros. En segundo
lugar, el Fondo no acumula ante todo tipo de volatilidad como pudiéramos creer,
el Fondo sólo acumula ante volatilidades en la cuenta corriente. Pero nosotros
sabemos que la economía venezolana no sólo presenta fluctuaciones fuertes en la
cuenta corriente sino también en la cuenta capital, en cuyo caso el Fondo no
tendría aquí injerencia. El Fondo no acumula ante la inestabilidad en la cuenta
capital, es decir, no esteriliza las entradas de capital y menos tiene la posibilidad
de frenar las salidas de capital. Esto creo que es importante. Las personas que
están promoviendo el proyecto deben tener en cuenta estos aspectos.
Comentarios
Sin mayores preámbulos debo decir lo siguiente. Yo soy escéptico frente al fun-
cionamiento del Fondo de Estabilización Macroeconómica, y por las siguientes
razones: en nuestro medio siempre hemos hecho buenos modelos; hemos elabo-
rado políticas que desde el punto de vista macroeconómico lucen impecables,
bien construidas, bien formuladas. Pero a veces nos olvidamos de que hay un
contexto dentro del cual esos mecanismos y políticas deben funcionar. No quiero
decir con esto que esté en desacuerdo; antes bien, siempre me inclino por favo-
recer cualquier estabilizador automático frente a los que tradicionalmente han
existido en Venezuela y que son de carácter discrecional. Valga decir esto en el
comienzo.
Me refiero en concreto al simple hecho de que un Fondo de Estabilización
Macroeconómica, en ausencia de consideraciones de tipo microeconómico, en
ausencia de un enfoque que también considere, no la cantidad del gasto público
sino su calidad, y que obvie la perspectiva económica del marco legal de cual-
quier instrumento de esta naturaleza, pues me hace ser algo escéptico. ¿Por qué?
Porque tengo el sentimiento de que estaríamos creando un mecanismo muy bue-
no, pero con muchos incentivos para que bajo la fuerza de los diferentes intereses
de los agentes económicos se viole de alguna u otra forma.
Me refiero entonces a la fundamentación microeconómica, por un lado, y a la
calidad del gasto, por el otro. El ministro ayer nos habló de que había hecho un
recorte; que se había disminuido la cantidad de personas que trabajan en los
ministerios. El asunto es la calidad del gasto. Para nosotros establecer una empre-
sa en el estado Carabobo, que es a nuestro juicio uno de los que más ha avanzado
en el campo de la gestión pública, se tarda en promedio de dos a tres años. Un
depósito fiscal, como extensión de aduana, no sólo enfrenta esa dificultad sino
que si usted quiere adelantar y reducir el tiempo para que esto funcione, se debe
pagar un mes de la facturación equivalente y así por el estilo. Este tipo de cosas,
a mi juicio, no se resuelve despidiendo a la gente que trabaja en las aduanas; esto
se resuelve analizando desde el punto de vista económico el marco regulatorio.
Si no existe un cuadro de incentivos favorables, entonces el Fondo no funcionará.
Si seguimos pensando en términos de la magnitud del gasto público, no vamos a
hacer nada. Para volver al problema de aduanas, si uno reduce el personal sin
cambiar las normas, lo que hacemos es empeorar las cosas.
No quisiera ahondar más sobre el tema, y más bien conformarme con esta gene-
ralidad expuesta. En todo caso, me parece necesario que en cada oportunidad
que hagamos un análisis de política macroeconómica le dediquemos algo de
tiempo a la fundamentación microeconómica. Que dejemos de pensar sólo en
agregados macroeconómicos y en equilibrios, y volquemos mejor la atención a
pensar en la calidad del gasto y en el marco regulatorio, así como en la estructura
de incentivos que se le crea al agente económico para hacer las cosas bien o mal;
para hacerlas por el camino de la ineficiencia.
Mesa redonda
Quinto tema
Intervención
Los gobernadores normalmente han pedido más recursos y el poder central se los
ha transferido. Ello ha contribuido a la rigidez presupuestaria, al amarrar cada vez
más recursos a los niveles intermedios y locales determinados fondos para finan-
ciar actividades, sin estar vinculados al proceso de transferencia de poderes y
competencias. Así lo comenta el ex gobernador Rondón Nucete en su documento
“Convertir el Fondo del FIDES en un Situado más”.
La política de descentralización sustentada en fondos nacionales para financiar
actividades, se refiere a una municipalización, y no se trata de una descentraliza-
ción política, sino de una pura y simple descentralización administrativa. Un ejemplo
de ello lo representa el esquema chileno.
Por supuesto, siendo una política nacional exige, entre otros aspectos, pensar en
el tema tributario. Ello en razón de que se trata de un proceso que vamos a seguir
realizando a través de la transferencia de recursos y éstos son limitados, aunque la
petición de las regiones sea ilimitada. En tal sentido, debe eliminarse el paternalismo
de financiar todo desde el poder central, y es conveniente transferir, a los niveles
intermedios, la responsabilidad de establecer y recaudar los tributos, así como la
de financiar las actividades que, como competencia, se van a transferir a los
estados. Por ello, el tema de la transferencia del poder tributario, es un tema que
hay que afrontar.
Parte de la política de la reforma fiscal que mencionaba Maxim Ross, está relacio-
nada con la tarea que tienen los economistas de influir para superar las rigideces
del presupuesto nacional. Sin embargo, es importante evaluar la forma en que se
realizará la transferencia del poder tributario hacia los estados, de manera que
superemos el paternalismo de los fondos nacionales. No debemos quedarnos en
el tema de la rigidez presupuestaria.
En estos tiempos resulta contradictorio, además, que el programa de gobierno del
señor Chávez, plantée la vuelta atrás a la descentralización y el militarismo, que es
esencialmente centralista. Mi conclusión es que no se entiende lo que está pasan-
do en relación con el tema de la democracia y de la descentralización, al conside-
rarse recentralizar como alternativa.
Esta es la reflexión general que quería hacer. Es general, porque quienes realmen-
te pueden manejar este tema con mejor precisión son los gobernadores que han
tenido la experiencia de llevar adelante este proceso. Asimismo, cabe mencionar
al doctor De La Cruz, destacado economista y experto en estos temas, quien
trabajó años atrás en la Copre.
Intervención
40 por ciento de nuestros pagos anuales para cubrir compromisos con nuestros
acreedores debido a los plazos de vencimiento y a los altos intereses.
Para hacer viable fiscalmente al Estado venezolano y aliviar realmente la rigidez
de las finanzas públicas, se debe disminuir drásticamente el servicio de deuda
pagando el capital adeudado interno. Adicionalmente, si se produjera una reduc-
ción de unos US$ 5.000 millones de la deuda externa el servicio total podría
aliviarse en un orden de 70 por ciento. Lo que significa que podríamos tener
pagos por deuda inferiores al 10 por ciento del presupuesto nacional, generando
así el excedente que se requiere para financiar servicios públicos de calidad.
¿Cómo hacerlo? La sola privatización del sector eléctrico puede generar unos US$
10.000 millones, de acuerdo a especialistas de esta industria. Esta privatización
permitiría adicionalmente que los compradores financiaran cerca de US$ 5.000
millones de inversiones que se requieren en los próximos cinco años para ofrecer
un servicio de energía eléctrica adecuado, evitando que se propaguen los apagones
que cada día son más frecuentes en toda Venezuela.
Por otro lado, se debe señalar que para superar el déficit fiscal hay que mejorar la
recaudación de los impuestos reduciendo la evasión que llega hoy al 60 por
ciento del potencial tributario. Llevarla a un 40 por ciento significaría aumentar en
5 por ciento del PIB el ingreso fiscal.
Para lograr este objetivo se debe profesionalizar al Seniat y darle a los contribu-
yentes estímulos para pagar proporcionándoles buenos resultados y presentando
cuentas transparentes de la gestión del gobierno.
Cuando los contribuyentes veamos nuestros impuestos bien usados en servicios
de mejor calidad, estaremos también más dispuestos a pagarlos. Hay que enfati-
zar que la solución no es reducir el gasto público, sino reorientarlo. Se debe
transferir responsabilidades de servicios como salud, educación, programas socia-
les y vivienda a los estados y municipios, al mismo tiempo que el gobierno central
debe entregarles la competencia para cobrar impuestos hasta hoy nacionales.
Numerosos estudios han demostrado que los gobiernos regionales y municipales
mejoran considerablemente la calidad y cantidad de los servicios públicos.
Con este tipo de medidas, y la creación del Fondo de Estabilización
Macroeconómica, se equilibrarían las cuentas fiscales y se mejoraría los ingresos
del Estado por un orden de US$ 7.000 a 8.000 millones, eliminando los problemas
de “rigidez” del presupuesto público.
Rafael de la Cruz / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 127
1
Ver Rafael de la Cruz, 1998. “La revolución federal de las finanzas públicas” en R. de la Cruz
(coord.) Descentralización en perspectiva. Caracas: IESA.
Rafael de la Cruz / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 128
transferencia del gobierno central a los estados sigue intacta, que no hay ningún
cambio en esta situación.
Esencialmente vamos a encontrarnos con unos gobiernos subnacionales que van
a encargarse de algo así como el 45 por ciento del gasto público, pero van a
encontrar que el respaldo de las transferencias gubernamentales solamente alcan-
zarán a cubrir las dos terceras partes de sus compromisos, es decir, que los gobier-
nos subnacionales van a recibir aproximadamente el 30 por ciento de los ingresos
del Estado por vía de las transferencias actuales. Esto es inviabilidad fiscal2.
¿Cuáles son las consecuencias fiscales que tiene esta situación? El gobierno central
se va a descargar de una porción importante de gastos, pero no se va a descargar
en la misma magnitud de los ingresos que concentra, y que como ya se planteó
llegan a cerca del 96 por ciento del total de ingresos del sector público. Por otro
lado, los municipios y los estados van a ir incrementando sus gastos sin el respal-
do adecuado. En el caso de los municipios hay que decir que no explotan toda la
presión fiscal que ellos podrían ejercer a pesar de que poseen una estructura
impositiva amplia. Pero en el caso de los estados no tienen una estructura de
ingresos propios sólida.
La proyección que tenemos, es que con este escenario nos íbamos a encontrar en el
año 2003 con un superávit de unos 3 puntos del PIB aproximadamente del gobierno
central, y un déficit fiscal en los estados y municipios, también de unos 3 por ciento a
3.2 por ciento del PIB aproximadamente. En definitiva, estaríamos en presencia de
una transferencia del déficit central a los gobiernos regionales y locales.
Este escenario, calculado a fines de 1997, aceptaba como adecuadas las proyec-
ciones de los precios del petróleo de PDVSA para entonces. Si no se produjera ese
ingreso, como efectivamente no parece que sucederá, al menos no en 1998 y tal
vez no el año que viene, pues por supuesto lo que vamos a encontrarnos es un
déficit fiscal en los estados y en los municipios y déficit fiscal en el gobierno
central, aunque mucho menor por supuesto en el gobierno nacional en la medida
en que con el proceso de descentralización se desentendería de una importante
cantidad de gasto público.
¿Cómo enfrentar esta situación? No hay régimen fiscal federal en el mundo civili-
zado que no incluya un conjunto de ingresos tributarios de los gobiernos
subnacionales.
2
Estas cifras corresponden al estudio realizado por el IESA que se menciona anteriormente.
Para su elaboración, se realizó una encuesta en los 22 estados existentes entonces, el D.F. y
68 de los 330 municipios.
Rafael de la Cruz / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 129
Hemos desarrollado una propuesta que está ponderada con muchos factores,
tanto desde el punto de vista legal como desde el punto de vista fiscal, que es
básicamente la proposición de transferir a los estados la autoridad tributaria sobre
el impuesto al consumo de la gasolina, el impuesto al consumo local y una
sobretasa al impuesto sobre la renta de las personas naturales. Este último tributo
supone que disminuirían las tasas del impuesto sobre la renta nacional para dejar
un espacio para los estados. Con los supuestos que usamos en nuestro modelo,
eso daría aproximadamente unos tres puntos del producto, que son justamente
los que le están faltando a los estados para lograr equilibrar sus cuentas fiscales y
enfrentar sus responsabilidades de gastos razonablemente.
En nuestra previsión de finales del año pasado, eso generaba entonces inmedia-
tamente un equilibrio también de las cuentas fiscales del gobierno central, que
presentaba un superávit de tres puntos como ya lo indicamos. Con los precios del
petróleo de 1998, nuestro modelo daría un déficit en el gobierno central y un
equilibrio en los gobiernos subnacionales.
Ahora bien, hay que recordar que el gobierno central tiene una evasión que está
calculada en cerca del 60 por ciento, en particular en el impuesto sobre la renta de
las empresas, en el impuesto a las ventas al mayor y en aduanas.
Ese 60 por ciento de evasión es algo que se puede bajar a límites que estén en el
orden del 30 al 40 por ciento, que son los promedios latinoamericanos y eso
generaría justamente lo que está faltando para equilibrar las cuentas también del
gobierno nacional como se plantea anteriormente.
De modo tal que si por un lado se hace un esfuerzo sostenido, serio de mejora-
miento de la recaudación fiscal del gobierno nacional y por otro lado se estructuran
las finanzas subnacionales de manera adecuada, civilizada, vamos a tener una
estructura fiscal mucho más ordenada, tanto por el lado del gasto como por el
lado del ingreso.
Quisiera retomar un poco lo que dijeron tanto mi amigo y maestro Allan Brewer
Carías como el gobernador Rondón Nucete: muchos gobernadores en este mo-
mento tienen dudas de seguir aceptando transferencias de servicios. Con toda la
razón del mundo, y es que, entre otras cosas, esta perspectiva que acabamos de
esbozar es percibida perfectamente por ese círculo político por la vía de los
hechos, porque se dan cuenta sencilla y llanamente, que están asumiendo res-
ponsabilidades y que no tienen de ninguna manera cómo responder
financieramente a estas responsabilidades.
De modo tal que si queremos ser un país serio, si queremos entrar al siglo XXI con
responsabilidad desde el punto de vista de nuestro ordenamiento político y fiscal,
Rafael de la Cruz / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 130
Cuadro 1
Concepto Monto Bs. % del presupuesto % P/B
Situado Constitucional 1479402.1 16.46 3.6
Asignaciones Especiales 24783.8 0.28 0.1
FIDES 260000.0 2.89 0.6
TOTAL 1764185.9 19.63 4.3
Fuente: Ministerio de Hacienda
Han aumentado también los ingresos municipales. En 1997 los municipios recibieron
Bs. 224 mil millones por ingresos propios y 227 mil millones como situado municipal.
Les correspondieron también Bs. 104 mil millones como aporte del FIDES.
Pero, a pesar del incremento, los recursos siguen siendo insuficientes. Y son muy
inferiores a los que disponen los gobiernos regionales y municipales de otros
países. Así lo muestra el siguiente cuadro:
Cuadro2
Gastos del sector público (en %)
Gobierno Gobiernos
Central Regionales Municipios 2+3
Países indutrializados I 62.4 16.5 21.0 37.6
Países indutrializados II 56.9 26.4 16.7 43.1
América Latina 70.3 19.4 10.3 29.7
Venezuela (1995) 79.1 14.9 5.9 20.9
Fuente: IESA
Jesús Rondón Nucete / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 134
La potestad tributaria
Cuadro 3
Participación de las entidades en el ICSVM (%)
AÑO TOTAL ESTADOS MUNICIPIOS
1996 99011.0 77228.6 21782.4
1997 262366.4 157419.8 104946.6
1998 413159.8 247895.9 165263.9
En el caso concreto del estado Merida, los recursos recibidos del FIDES son los
siguientes:
Cuadro 4
Distribución en el estado Mérida de los recursos del FIDES (millones de bolívares)
AÑO TOTAL ESTADOS MUNICIPIOS
1996 2470.9 1542.2 928.7
1997 11619.5 5693.4 5926.1
1998 18285.5 8958.3 9327.2
Es de hacer notar que el monto de los recursos transferidos a los estados y muni-
cipios por el FIDES en 1998 representa una cifra cercana a la que se obtendría con
un impuesto al consumo final a una tasa del 4.5 por ciento recaudado por esas
entidades (según proyecciones de David Paravisini Maggi).
Inicialmente se requería la inversión de los recursos en sectores donde se hubiese
producido transferencia efectiva de competencias y servicios del poder central a
los estados y municipios. Igualmente, se establecía la participación, con aportes
significativos, de las entidades en el financiamiento de los programas y proyectos.
Jesús Rondón Nucete / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 138
rio por los tributos que se originen conforme a las leyes de la materia. Esa partida
debe ser distribuida entre los estados. Y es distinta al ingreso proveniente del
situado constitucional.
Según el Fuero Viejo de Castilla las minas pertenecían al Rey. Sólo podían ser
explotadas mediante licencia real y las riquezas que producían pertenecían a la
Corona, la que –graciosamente– concedía una parte a quien las descubría o traba-
jaba. Aquellas antiguas normas pasaron a los territorios conquistados por Castilla
en América y formaron parte de las Leyes de Indias que tuvieron vigencia durante
los siglos de la dominación española. Por Decreto de El Libertador, dictado en
Quito en 1829, la República se convirtió en heredera de esos derechos de la
Corona. Sin embargo, la Constitución de 1864 atribuyó la propiedad de las minas
a los estados. La situación se mantuvo así hasta 1925 cuando las entidades federa-
les delegaron en el gobierno central la regulación y administración de las minas.
A cambio, se estableció el “Situado constitucional” como medida compensatoria a
los ingresos que perdían. La Constitución de 1961 –sin reconocer explícitamente
la propiedad estadal de las minas– estableció la posibilidad de crear asignaciones
económicas en beneficio de los estados en cuyo territorio se encuentran las minas
o yacimientos. Ahora, iniciado el proceso de descentralización, y cuando se pre-
tende dotar a los estados de finanzas sólidas y suficientes, se ha desarrollado la
norma constitucional que tuvo antes sólo carácter programático.
Para determinar el monto de las asignaciones se suman todos los ingresos fiscales
que obtiene la República durante el ejercicio presupuestario correspondiente por
concepto de tributos previstos en la Ley de Minas y en la Ley de Hidrocarburos. A
esa cifra se deduce el porcentaje de los ingresos fiscales que se reparten a los
estados conforme al situado constitucional. De la cantidad resultante, hecha la
deducción, se destinará un monto equivalente al 20 por ciento para 1998, 25 por
ciento para 1999 y 30 por ciento para el año 2000 y siguientes.
El fondo tiene dos fuentes distintas: los ingresos por tributos causados por activi-
dades mineras y los causados por actividades relacionadas con la explotación de
hidrocarburos. Y se distribuye tomando en cuenta esa circunstancia:
1. El 70 por ciento de los ingresos causados por la explotación de hidrocarburos
se distribuirá entre las entidades en cuyo territorio se encuentren hidrocarburos; y
el 30 por ciento restante será distribuido entre los otros estados.
La distribución del 70 por ciento entre las entidades productoras de hidrocarburos
se hace tomando en cuenta: población, extensión territorial y tipo de actividad
que se realice en el territorio. Cuando se trata de estados en los que se realizan
procesos de refinación y petroquímicos se aparta una asignación adicional.
Jesús Rondón Nucete / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 140
Cuadro 5
Participación de los estados en los ingresos de minas e hidrocarburos
Asignaciones económicas
Población especiales (Bs.) Bs. por habitante
Zulia 3051637 104852.4 34359
Miranda 2485745 14285.6 5747
Distrito F. 2282797 13390.2 5866
Carabobo 1992024 13286.3 667
Lara, 1522042 8929.0 5866
Aragua 1427526 8270.4 5794
Bolívar 1240466 9305.0 7501
Anzoátegui 1098691 25003.6 22758
Táchira 998498 5856.7 5866
Sucre 80848 4798.6 5935
Portuguesa 786232 4621.5 5878
Falcón 729194 17482.9 23976
Mérida 719795 4248.5 5902
Guárico 616989 5894.4 9553
Monagas 582807 55653.5 95492
Trujillo 578502 5379.8 9299
Barinas 557896 5753.2 10312
Yaracuy 498016 2923.2 587
Apure 431922 10944.1 25454
Nueva Esparta 358633 2056.9 5735
Cojedes 248258 1553.1 6256
Delta Amacuro 128201 2556.4 19941
Amazonas 98125 2213.7 2256
23242478 329258.9 14166
Esa situación puede hacerse muy chocante si se observa que algunos de los
estados que reciben menos, son también los más pobres.
Jesús Rondón Nucete / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 142
El aumento en los recursos de los estados ha sido notable. En 1997 las nuevas
asignaciones representaban ya el 15.66 por ciento de los recursos que recibían del
poder central. En 1998 representan el 27.99 por ciento. Pero ese aumento es
variable, según el monto que corresponda a cada uno de acuerdo a la Ley de
Asignaciones Económicas Especiales.
Año Situado % Asignaciones % Total
1997 1479402 84,39 284783 15,66 1764185
1998 1924348 72,01 74450 27,99 2668843
En el caso del estado Mérida los nuevos recursos representan en 1998 el 20.58 por
ciento del total de ingresos.
La experiencia de los primeros períodos del proceso de descentralización ha
demostrado que los gobiernos regionales y locales tienden a aumentar los gastos
corrientes y, especialmente, los gastos burocráticos, y a disminuir los gastos des-
tinados a las inversiones públicas o al mantenimiento de los servicios. Y, ante las
exigencias de la opinión pública, tienden, igualmente, a destinar a inversiones y
servicios los recursos que pueden obtener por otras vías: las transferencias espe-
ciales (que se cumplen a través del FIDES o por mandato de la Ley de Asignacio-
nes Especiales) o los recursos de los organismos internacionales. Ha aparecido,
incluso, una tendencia inaceptable y que debe corregirse de inmediato: destinar
estos últimos a cumplir obligaciones mínimas o a aumentar gastos innecesarios.
Las tendencias señaladas imponen una consideración seria del asunto que debe ser
estudiado por todos los sectores interesados y que debe llevar a la aprobación de
normas estrictas sobre la materia por el Congreso de la República. En tal sentido:
1. Parece conveniente transferir a los estados la administración, si no la creación,
de algunos ramos tributarios de importancia que, en algunos casos, le pertenecie-
ron antes del proceso de centralización ocurrido a partir de comienzos de siglo.
Tal puede ser, por ejemplo, como ya se dijo, el caso de las rentas de cigarrillos y
licores, los impuestos derivados de las actividades turísticas, una parte del im-
puesto al consumo de gasolina y una sobretasa del impuesto sobre la renta de las
personas;
2. Es necesario garantizar que los nuevos recursos que se asignan a los estados
sean utilizados en inversiones reales. Con ese objeto debe establecerse un efecti-
vo control de los gastos, que impida la desviación de los recursos. Igualmente,
puede obligarse a los estados a prestar determinados servicios o a participar en la
ejecución de programas de especial interés para las regiones. Esos servicios y
programas podrían ser financiados con los nuevos recursos;
Jesús Rondón Nucete / Intervención / Revista BCV / Foros 2 / 1998 146
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