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Desde el trabajo de asana del yoga, se habla mucho de la alineación en las posturas,
(en algunos estilos como Iyengar, más que en otros) pero, ¿A que se refiere esto
exactamente?
En el plano más físico podemos decir que: “La alineación postural se define como la
correcta colocación óseo-ligamentosa (huesos y ligamentos) determinante de un
equilibrio dado por la caída del centro de gravedad, (que en el ser humano se encuentra
en la pelvis), dentro de la base de sustentación (el suelo).
Y esto se da por la línea de gravedad que representa una línea vertical imaginaria que
atraviesa el centro de gravedad. Por supuesto la línea de gravedad depende de la
posición del centro de gravedad. En términos generales, se admite que cuando la postura
en vertical es correcta, la línea pasa a través de las vértebras cervicales medias y
lumbares medias y por delante de las vértebras dorsales.
Pero intentando ser más claros, podemos decir que la correcta alineación postural, es
en la que el cuerpo se halla en una alineación que permite sostener la verticalidad del
esqueleto con el mínimo esfuerzo, libre de tensiones innecesarias dejando a los músculos
en libertad y disponibles para la ejecución del movimiento. En ella los huesos y las
articulaciones permite alcanzar un mejor equilibrio con un menor esfuerzo muscular: de
tal forma, que con menor energía, podemos alcanzar una mayor estabilidad.
Ya que si en la postura los músculos tienen que cumplir la tarea del esqueleto, no solo
gastan innecesariamente energía, sino además se ven impedidos de su misión principal,
que es la de modificar la posición del cuerpo, es decir, el movimiento.
Cuando la postura esta alineada, los músculos están haciendo su tarea correspondiente
y los huesos actúan de acuerdo a su rol principal que es ser el sostén del esqueleto.
Además una alineación correcta favorece la circulación, crea un mayor espacio interior
y aporta un equilibrado flujo de energías aumentando salud y bienestar.
Siempre debes respetar las cuatro curvas naturales de tu columna -cervicales y lumbares
hacia delante (lordosis) y dorsales y sacro hacia atrás (cifosis)-
En la postura aplicaremos Sthira Sukham asanam un concepto del yoga que nos
enseña Patanjali en uno de los sutras de los “Yoga Sutras de Patanjali”:
Con lo que una de las lecturas de esto, es que: la postura debe ser estable, constante y
firme, pero también suave, cómoda y relajada. Intentenado mantener en todo momento
la ecuanimidad, firmeza y estado de placer al hacer nuestra práctica de asanas
(posturas) del yoga.
En otra entrada de este blog profundizaremos con mayor detalle sobre este interesante
sutra.
Ahora bien, debemos tener en cuenta siempre que aún buscando esta correcta
alineación, todos tenemos estructuras corporales diferentes, por lo que no todas las
indicaciones pueden ser exactas para todos, se requiere conciencia de las
particularidades de cada cuerpo, en este sentido Metheny plantea: “...no existe una sola
postura para todos los individuos. Cada persona debe tomar el cuerpo que tiene y sacar
el mejor partido de él. Para cada individuo, la mejor posición es aquella en que los
segmentos del cuerpo están equilibrados en la posición de menor esfuerzo y máximo
sostén. Esta es una cuestión individual.”
Por ello todos debemos buscar la postura óptima para nuestro cuerpo, según nuestro
rango de movimiento, que nos lleve a ese punto en el que la energía fluye
ilimitadamente, y lo lograremos haciéndolo gradualmente, yendo hacia la postura óptima
que hemos descrito cada vez más, por ejemplo, una persona con una híper lordosis
(curva lumbar muy pronunciada), no podrá rápidamente encontrar la alineación de su
zona lumbar, sin afectar al resto del cuerpo que se ha adaptado a esa curva lumbar tan
pronunciada, por lo que tendrá que ir alineando su cuerpogradualmente hacia la
postura óptima, reeducándolo. Siempre respetando la propia forma de su cuerpo, por
ello es recomendable conocer nuestro cuerpo, crear conciencia corporal y buscar desde
ahí la alineación.
Pero hay algo muy importante sobre la alineación que aún no hemos tocado. La
alineación no solamente afecta a la parte física del cuerpo, hay otra parte muy
importante, que es la alineación con respecto al flujo de la energía en el cuerpo.
La energía toma la forma de los conductos por los que fluye, (como el agua). El flujo es
impedido donde hay bloqueos; por otra parte el flujo discurre con libertad por caminos
abiertos. Una alineación adecuada del cuerpo, permite por lo tanto, un flujo óptimo de
la energía en el mismo.
Esta conexión entre la alineación de nuestro cuerpo y nuestro nivel de energía se vuelve
mucho más perceptible con la práctica de pranayama o respiración yóguica. La
respiración es el vehículo a través del cual el yogui accede al prana, la fuerza vital. Por
ejemplo obsérvate atentamente, cuando pierdes la alineación al desplomarte, tanto de
pie como sentado/a, te verás que te sentirás fácilmente pesado y cansado. Tu respiración
se verá restringida y su energía bloqueada y/o disminuida. En cambio al colócate de pie
o sentado, con la columna alongada, con el pecho expendido y el diafragma relajado, tu
respiración fluirá con más libertad, y experimentarás una mayor vitalidad.
Existe aún otro nivel que nos explica más profundamente los lazos que hay entre la
alineación y la energía. Los Upanishads (libros sagrados hinduistas), nos dicen que
nuestros cuerpos son microcosmos del vasto e infinito macrocosmos. Así, nuestro cuerpo
contiene la esencia de la naturaleza –y la suprema esencia de la Divinidad-. Al dirigir
nuestra atención hacia nuestro interior, hacia los músculos y huesos, hacia los órganos
y la respiración, moviéndonos desde las fronteras externas hacia las fronteras internas,
podemos tomar conciencia del sutil flujo de la energía que nos envuelve y que se mueve
a través de nosotros. Estamos literalmente flotando en un amplio mar de energía, y
aprendiendo a alinearnos con el flujo de todas estas corrientes, podemos desarrollar la
habilidad de navegar en este mar con la misma seguridad que un hábil marinero aprende
a gobernar su barco en una marea difícil.